A Javier Rebollo lo conocí en un BAFICI. Bah, en realidad, tuve la suerte de toparme con su “Lo que se de Lola” en ese festival (gran película, hecha con pocos recursos pero muy sólida e interesante) y esperé con ansias que volviera a filmar para ratificar sus condiciones. Hace ya dos años estrenó en España, “La mujer sin piano”, film ganador de San Sebastián en 2009, cinta que no hizo un gran recorrido internacional pero que llega a las salas este jueves a Buenos Aires. Rebollo sabe de cine. Eso es innegable. Es muy sólido desde lo técnico y en su ópera prima había demostrado que su manejo de cámaras y la construcción de intrigas son su fuerte. Apoyado en esa visión, suponemos que eligió profundizarla, y junto a su compañera de equipo, Lola Mayo (con quien escribiera “Lo que se…”) eligieron un tono gris, pausado, silencioso y enigmático para este segundo largo… “La mujer sin piano” es una película poco frecuente. No cuenta una historia que atraiga, deslumbre, impacte, movilice. Para nada. Es una historia extraña, poblada de ausencias (ideas fundamentalmente!), triste y fría. Muy fría. Pero que quede claro, me gusta Rebollo y respeto su laburo, aunque aquí, considero que este trabajo tiene poco para ofrecer al gran público. Rosa (Carmen Machi) es una mujer corriente. Su marido es taxista, ella es…depiladora? Creo que si. Una noche cualquiera algo extraño le pasa (le dicen aburrimiento, en referencia a la vida que lleva) y decide comenzar a probarse otro traje para explorar la noche madrilense. Ella tiene un problema de audición y mientras evalúa su rutina (creemos!), decide que tiene que salir y bucear un universo que no conoce. Justo esa noche la televisión anuncia la invasión a Irak (?) Es entonces cuando sale, usa peluca, se relaciona con sujetos marginales, visita lugares sórdidos…trata de viajar fuera de la ciudad. No puede. Bah, la pasa bien. O no. No se, no me queda claro. Son 24 horas en su vida, condensadas en …90 eternos minutos donde nada interesante pasa. Pero nada eh! La película transmite una intensa sensación de soledad. Argumental!!!! Está bien que los silencios sean artilugios narrativos, que los simbolismos que se despliegan señales inflexiones curiosas, que las actuaciones sean convincentes… Pero no hay una historia atractiva aquí. Algo pasó con el guión de Mayo, quien parece haberse confiado demasiado en la fuerza de las situaciones que el film no ofrece chances al espectador corriente: no tiene nada para transmitir que valga la pena ser visto. En “Lo que se de Lola”, Rebolledo logró con la misma libretista resultados sorprendentes, pero aquí, construyen un libro aburrido, apagado y decididamente menor. No creo que podamos definirlo como cine arte, tampoco. Es una película fallida. Nada más. Seguramente Rebollo podrá superarse y retomar una senda ascendente porque condiciones no le faltan. Estuvo filmando en Buenos Aires con José Sacristán hace unos meses y su película está en posproducción. Seguramente será mucho mejor que “La mujer sin piano”. Definitivamente es la película a evitar en esta semana...
Cuando uno ve las generaciones que no vivieron en carne propia el golpe militar de 1976 en nuestro país, siente siempre la necesidad de transmitirles lo que sucedió, de manera vívida y concreta, para funcionar como memoria activa de un hecho que no debemos dejar que se repita. Los pueblos, dicen todos, deben recordar quienes lastimaron su trama social y obrar en consecuencia para protegerse. Las palabras son útiles, los relatos orales también,... Pero a veces la contundencia de una narración fílmica se impone como medio para transmitir memoria, esa que no debemos perder y en la que hay que trabajar mucho. Dicho esto, no es fácil abordar la crítica de una película sobre la vida de Estela Carlotto, Presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Es una figura central en la historia argentina moderna. Reconocida mundialmente por su lucha, esta asociación se ha destacado por haberse enfrentado a lo más nefasto de su tiempo y haberse impuesto en su tenaz contienda. Para los más jóvenes, Carlotto junto a otras madres (y abuelas), hicieron caminatas enfrente mismo de la Casa de Gobierno donde los genocidas residían para clamar por justicia y conocer el destino de sus hijos desaparecidos. 30000 fueron y Carlotto perdió en esa triste etapa a una hija físicamente y a su nieto, a quien sigue buscando desde esos años. La película de Nicolás Gil Lavedra es simple, esquemática y no presenta mucha sorpresa. Evita el manejo de archivo y se centra en mostrar la transformación, lenta pero sostenida, de Estela (Susú Percoraro) de directora de escuela y madraza en líder de los derechos humanos en nuestro país. Cuando la película arranca, Estela y su familia viven los meses previos al Golpe de Estado en estado febril: una de sus hijas, Laura (Inés Efrón), milita activamente en el peronismo de izquierda y su activismo la hace señalada por los servicios. Su padre, el "tano" (Alejandro Awada), la cuida como puede, pero sabe que la situación va a complicarse aunque intenta extremar las medidas necesarias para su seguridad. Todo es en vano, como ya todos sabemos, su hija será una desaparecida más. Pero no solo eso, la hija de Carlotto estaba embarazada en el momento de su detención (clandestina), por lo que los militares esperaron que tuviera su hijo para arrebatárselo, y luego matarla, como tantos otros casos de robos de bebés enmarcados en ese sistemático y maquiavélico plan. El film, decíamos, empieza con esos años y continúa hasta nuestros días, aunque lo más jugoso (en términos cinematográficos e históricos, diría), se encuentra en la lucha de esa familia por sostenerse en pie y cuidarse en aquellos oscuros días de nuestra patria. Es tan fuerte lo que uno ve (sobre todo para quienes lo vivimos), que es difícil despegar esta cinta de lo que significa para el espectador. Es la historia de una madre buscando justicia, pero también es el relato de un pueblo que no quiere olvidar, no debe olvidar el tiempo en que le arrebataron sus sueños de progreso y le mataron una generación rica en ideas y convicciones. Eso moviliza. Desde la butaca, se siente la atmósfera espesa y se evoca mentalmente, cada segmento desde lo cronológico y factual con dureza: esto es un golpe al corazón, pero hay que verlo. El guión es quizás el punto más flaco de la película, siendo que hay aspectos centrales en la vida de Estela que quedan dejados de lado. Esta bien, siempre serán un recorte, pero en esta ocasión, se busca darle vuelo a la figura humana de la líder y no a sus actividades como defensora de los derechos humanos, visión que a veces se centra demasiado en lo doméstico (más de lo necesario) y pierde de vista la interaccion con sus compañeras de lucha, que aparece poco y con muchos saltos narrativos. Los secundarios se lucen en sus roles, (Laura Novoa entre las más desatacadas) pero como producto final, uno tiene que decir que el film muestra un lado flaco: es una tendencia a no terminar de construir el perfil público de Estela, cuestión que al público le interesa y mucho. Es decir, promediando la cinta ya tenemos claro que clase de persona ella es, (Susú Percoraro hace una enorme composición) pero su obra trascendente, el cómo nació Madres de Plaza de Mayo como institución pionera en este tipo de lucha contra los crimenes de Lesa Humanidad, está incompleta y nos parece necesaria, para dar un marco más rico al relato que se expone. Más allá de eso, "Verdades verdaderas" es de esas películas que deben ser vista por alumnos en todos los establecimientos educativos del país. Su labor, su mensaje, vas más allá del producto fílmico, sino que es memoria activa de una tramo vital para entender nuestra historia moderna. Desde ese punto de vista, es de visión obligada
Interesante ejercicio cinematográfico es "La doppia ora". Desparejo, pero intenso. Volví a ver cine italiano después de un par de semanas de descanso y me topé con esta opera prima de Giuseppe Capotondi (ex fotógrafo de Vanity Fair y director de videos musicales), que venía precedida de bastante prestigio desde su estreno en la península en 2010. Después de tanto costumbrismo de esta geografía en cartelera, un buen film noir podría ser una excelente opción para degustar, así que me predispuse a adentrarme en el universo de "La hora del crimen", atendiendo a su particular e intrincada historia. Sonia (Kseniya Rapopport) es mucama de un hotel caro. No nos queda claro muy bien porqué, pero ya en la primera secuencia, la vemos presenciar un suicidio de una inquilina del lugar, hecho que nos va situando en la intriga inicial: esta es una mujer que atrae lo oscuro. A poco de sobreponerse de la tragedia del día, decidirá ir a una de esos lugares de citas-múltiples donde hombres y mujeres tienen 5 minutos para conversar con extraños y así, en media hora, tuvieron la posibilidad de hablar con 6 potenciales candidatos del sexo opuesto. Sonia da con un ex-policía de nombre Guido (Filippo Timi) y se produce atracción mutua. Son dos personas que necesitan afecto y es tanta esa carencia que terminan a los tres fotogramas en una misma cama. Es cierto que los dos aportan un aura apagada, son claros perdedores, pero ese contacto que logran establecer, ilumina su existencia y los predispone a algo nuevo. Entusiasmado ante el crecimiento de la relación, Guido invitará a Sonia a una casa poblada de obras de arte que custodia, para que conozca su trabajo y pasen algún tiempo en el lugar, rodeados de un hermoso bosque. Una serie de delicuentes invade el lugar para desvalijarlo. Matan al custodio (lo matan?) e hieren a su novia de gravedad. De ahí en más, el film, que venía narrando con cierta secuencia lógica la progresión de la relación, vira hacia un thriller psicológico desdibujando lo que parecía real. Con el espíritu del film negro (noir) más clásico y la estrategia de mostrar información para luego desmentirla, esta "doble hora" (el título hace referencia a cuando la hora tiene la misma numeración que los minutos, por ejemplo, 12:12, en ese momento dice uno de los protagonistas, que se puede pedir un deseo y obtener una respuesta sobre el mismo) juega a desconcertarnos todo el tiempo. Nos adentraremos inevitablemente en tratar de descubrir qué sucedió esa tarde durante el asalto y cómo Sonia se repone frente al escenario que se presenta. Nada es lo que parece y "La doppia ora", se armará y desarmará a cada instante, desconcertando al espectador e invitándolo a descubrir las pistas que resuelven el crimen. Muestra sus cartas, y las esconde. Las mezcla, y las vuelve a repartir. El desconcierto invade la sala.. El fuerte de la película, sin dudas, son las actuaciones de la pareja protagónica, que se luce componiendo a seres cercanos, desvalidos y perdidos en sus contextos. Rapopport y Timi poseen buen química, necesaria para sostener un andamiaje como el propuesto por el guión, plagado de vueltas de tuerca, nos interesa saber sobre ellos y descubrir que sucede. La fotografía y la música apoyan el clima de misterio, potenciando una atmósfera de intriga que decididamente, se sostiene (aunque un poco forzada) hasta el final. El tema es que lo que parece ingenioso (las construcciones mentales de Sonia, por ejemplo), no lo son tanto, sino que se exceden en esconder y desmentir lo poco que parece claro. Y es tanta la energía puesta en embarrar la cancha, que la cuestión deja de ser misteriosa y se transforma en deslucida, descolocada ante cada nueva inflexión que cambia el sentido de la trama. "La doppia ora" está muy bien filmada y actuada, es sólida en los rubros técnicos pero... Es demasiada ambiciosa en su propuesta y pierde de vista que para contar una historia inteligente no hay que dar miles de vueltas. Basta que sea efectiva. En general, es un film que se deja ver, aunque no deja por cerrar con un cierto sabor amargo en el paladar. Quizás con menos trucos narrativos y un estilo más directo, "La hora del crimen" sería una película de fuste. No lo es, se queda a mitad de camino y sólo pretende ser ingeniosa...en exceso!
Hace tiempo que "Mía" está lista para ser estrenada. Javier Van de Couter la pensó originalmente como un documental acerca de "La aldea rosa", un asentamiento de travestis y homosexuales ubicado en Ciudad Universitaria en los 90 que ya no existe. El director escuchó hablar de la historia y quedó fascinado con la idea de abordar el tema, pero se encontró, a poco de iniciado su proceso de investigación, que muchos de sus habitantes ya no estaban (el lugar había sido desalojado) y la posibilidad de reconstruir ese espacio a través de las palabras de sus propios protagonistas sería difícil. Por esas cosas del destino, dio con el relato de un cura que las evangelizaba, quien le brindó material y orientación sobre el tema. Dentro de las anécdotas que aparecieron en esa charla con el religioso, de Couter se topó con una historia que lo conmovió: la de un travesti que de día, era cartonera. Esa punta fue el disparador de esta película. El cineasta abandonó la idea del documental y pensó en una ficción que se propone en este contexto real, aunque presenta un conflicto más clásico, pero con ideas que juegan en varias direcciones... Partiendo de esa premisa, construyó un guión original (a todas luces) que habla de identidad, paternidad (maternidad), protección, prejuicio y libertad, elementos amalgamados en partes iguales y con similar peso específico en su construcción. "Mía" es la historia de Ale (Camila Sosa Villada), una "chica" que vive en ese particular y precario lugar de día y de noche se dedica a recolectar cartones por la ciudad. Haciendo su recorrido, encontrará entre la basura de una casa, un diario íntimo. El mismo corresponde a una mujer de nombre "Mía". Es más, es su útlimo registro de impresiones, ya que su autora, se quitó la vida tiempo atrás. El caso, fuerte, afecta a Ale y es así como comienza a observar a los miembros de esa familia. El viudo, Manuel (Rodrigo de la Serna) y su hija, Julia (Maite Lanata) intentan sacar sus vidas adelante luego de la tragedia, pero su relación es compleja. Ale nota que la nena está muy triste y comienza a trabar relaciones con ella, a fin de mitigar su dolor. Esto molesta a Manuel, quien ve como la relación entre Maite y esta cartonera, comienza a afianzarse, él no está preparado para tolerar este tipo de vínculo y tampoco a bucear en las cuestiones que llevaron a que Mía se quitara la vida. "Mía" es una película interesante y pensada para el lucimiento personal de Camila Sosa Villada, una actriz cordobesa muy popular en el centro del país. Creo que la misma no se podría haber hecho si no se daba con una protagonista de tanta fuerza. Ella es el centro de las miradas a lo largo de la cinta, y la composición que realiza es una de las revelaciones del año. Sólo verla aquí, justifica el precio de la entrada. Sin embargo, no todas son rosas para "Mía". En su debut como director, Van de Couter elige un relato que tiene varias aristas filosas, y no todas están resueltas con precisión. Si bien su caracterización de la aldea rosa y los secundarios es pintoresca y muy emotiva (las amigas de Ale están muy bien), lo cierto es que el resto del relato va más para el lado de lo convencional y eso le resta vuelo al film. No sabemos aún porqué, pero hay muchos diálogos forzados, demasiada extensión en algunos tramos del relato para ideas ya escuchadas antes y un espíritu de telenovela demasiado visible. Eso provoca un contraste fuerte. Estamos de acuerdo con la lucha que Ale (o a quienes representa esta heroína) sostiene contra el sistema, pero ella no sostiene el andamiaje de la cinta en toda su extensión. Hay elementos importantes que no terminan de cerrar (demasiada bajada de línea, un rol como el de Manuel que no le sentó cómodo a De La Serna, etc) y que le hacen bajar puntos en su concepto final. Más allá de eso, es un film valiente y que se deja ver. Saludamos como sociedad el debate de los valores que sustenta este film, pero cinematográficamente creemos que el mismo necesitaba un mayor trabajo en el guión que equilibrara el fuerte discurso moral que se juega en cada fotograma.
Si vos ves el afiche, seguramente crees que “Reto de valientes” es una película de acción, o un thriller policial. No hay referencias a nada que te indique que, en realidad, “Corageous”, es más bien un film de difusión religiosa, producido por una Iglesia Bautista con base en Sherwood, Estados Unidos. Hace tiempo (2002 para ser exactos), un grupo de pastores comandados por Alex Kendrick acunaron la idea de hacer cine con temáticas que hablaran de la fe de su ministerio y para eso se dispusieron a recolectar fondos (donaciones) de particulares para tal fin. Con unos cuantos miles de dólares nació Sherwood Pictures, empresa cinematográfica pionera en su tipo. La misma tiene un catálogo de sólo 4 films (los 2 primeros filmados en digital) pero sus ventas de entradas y DVD es asombrosa. Bueno, no tanto si pensamos que la población de USA es de alrededor de 265 millones de personas y las comunidades evangélicas y cristianas tienen una gran cantidad de adeptos. Es cierto que cuando “Corageous” debutó en salas (a la industria le importan los números fríos, así que no tuvo reparos para su distribución), logró un respetable número de espectadores (fines de setiembre), en su mayoría público convocado por las entidades que promovían el film. Esta cinta costó 2 millones de dólares y según Box Office Mojo lleva recaudados más de 30 a la fecha. ¿Es un fenómeno cinematográfico? Desde los números, sí. También hay que reconocerle que explora un mercado poco tradicional (el religioso) en el cine y que utiliza a sus seguidores para ofrecerles su mensaje, en otro formato, que suma a los ya conocidos. Ahora bien, en términos estrictamente cinematográficos, ¿es buen cine?. No, para nada. No aún. Sus realizadores son muy jóvenes y sus guiones son demasiado lineales y guardan similitudes con las prédicas pastorales, les resta todavía un buen trecho para lograr un equilibrio entre esos dos mundos... Es cine (al menos hoy) de propaganda y debe ser tratado como tal, asi es que si no congenias con el espíritu de quienes pensaron y llevaron adelante “Reto de valientes”, sería bueno que evalúes si vale la pena pasar por la experiencia o no. La historia es la de cuatro padres, oficiales de la ley, que tienen diferentes problemas con sus familias. La exigencia del trabajo policíaco es mucha y los peligros de la incomunicación se ciernen sobre lo vincular peligrosamente. Estos amigos aman a sus familias, pero tienen relaciones en las que hay mucho ruido interno y desconocimiento. El relato se hace fuerte a partir de la historia de Adam (Alex Kendrick, guionista y director además del film), quien tiene dos hijos y pierde uno a manos de un automovilista alcoholizado. Sus compañeros de ruta, Nathan Hayes (Ken Bevel), Shane Fuller (Kevin Downes), y el novato David Thomson (Ben Davies) también tienen dificultades, se puede decir que cada uno carga con su cruz. Ante la adversidad que los cuatro viven, Adam, luego de estudiar cuidadosamente la Biblia, decide juntarlos y proponerles hacer un juramento para ser mejores padres y llevar adelante sus familias. A partir de allí, estos hombres irán tratando de reestablecer su confianza y relacionarse mejor con sus seres queridos, tarea no tan sencilla como parece. Completa el cuadro, una investigación sobre drogas y algunos enfrentamientos con criminales que dan marco al trabajo policíaco que ellos realizan. No puedo decirles mucho más, porque creo que no es una película para el gran público, en el sentido común de los estrenos que tenemos siempre en cartelera. Es un film religioso de punta a punta. Extraña sí (me lo repito todo el tiempo), su llegada a salas tradicionales. Tendrá repercusión? Se que hay muchos fieles de diversas iglesias que podrían llegar a verla pero… justifica un estreno comercial en nuestro contexto actual? Veremos que dice Ultracine cuando promedie la semana.
Paula Hernández es una de las grandes promesas del cine argentino. En esta época de auge de narradores minimalistas (la moda del NCA impregna), ella es reconocida por intentar un camino distinto. Su estilo directo y sensible a la hora de crear universos íntimos la hace una directora a la que hay que prestar atención. Hernández recrea su puesta en escena con pocos pero efectivos elementos (tanto aquí como en sus anteriores trabajos, "Herencia" y "Lluvia"), a saber: una trama cercana para el espectador (en tiempo y espacio), movilizante y con personajes que no dudan en mostrar su interioridad y jugarsela hasta el fin por lo que sienten. La premisa central sobre la que se construye "Un amor" es primero, apostar a la conexión emotiva con su público. Una vez que logró ese objetivo, el film busca crecer en intensidad a partir de una cuidadosa descripción del mundo interior de los protagonistas, hasta llegar a conformar el escenario esperado que resolverá (o no), la necesidad planteada en el comienzo. Esa curva ascendente es claramente visible en el film y se afirma en la solidez interpretativa de su elenco, maravillosamente conducido Quizás todos conozcamos una historia parecida. O hayamos vivido algo similar. En la quietud pueblerina de algún barrio de Victoria, cerca del río, dos amigos, Lalo y Bruno (inseparables ellos) reciben con extrañeza la llegada de una nueva chica al lugar. Elena, (hija de una pareja fugitiva del régimen militar en esos duros años), es de esas mujeres que marcan destinos. Transgresora nata que busca su lugar en el mundo, bella y desafiante, desde el primer encuentro cautivará con su encanto a los dos y los seducirá (inocentemente) hasta que se rindan a sus pies. Ese vínculo triangular establecido en ese tiempo, perdurará en la memoria de cada uno de ellos, marcada a fuego con la intensidad de lo vivido . En este segmento, los adolescentes Denise Groesman, Agustín Pardella y Alan Daicz se lucen y trasmiten la gama de emociones que se juegan con sobrada naturalidad. En el presente, Elena (Roger, una auténtica revelación) regresa. Al parecer, algo en ella hace ruido y necesita imperiosamente volver a ver a Bruno y a Lalo. Cae de sorpresa en la casa del primero (un Peretti a la altura de lo esperable), y lo invita a viajar a Victoria, a reencontrarse con el otro vértice de esta historia (Luis Ziembrowski, fantástico), de quien ambos no saben mucho en estos años. Bruno y Elena se muestran exitosos desde lo económico, pero no satisfechos. Algo se percibe en el aire que no cierra en ámbos. El duda de ir en busca de Lalo, ella no. Es allí cuando "Un amor" comienza a palpitar con fuerza, esas heridas del pasado anhelan sanación y el espectador lo sabe. Elena irá en busca de su pasado y aquellos chicos que se han transformado en hombres maduros, reaccionarán ante esa amenaza apelando a todos sus mecanismos de defensa para enfrentarla. Claro, se saben enamorados de una mujer a la que no vieron por casi treinta años... Sabemos que es el debut actoral de Roger, (quien no necesita presentación) y aún nos estamos reponiendo de la sorpresa que nos generó su trabajo. La cantante se anima a probarse otro traje, el de actriz, y lo hace de manera notable, componiendo una mujer en crisis querible, auténtica y decidida. Diego Peretti aporta la solvencia esperada y Ziembrowski se roba la película... y se la lleva a su casa, de una. Los tres congenian maravillosamente y destilan una química que se ve pocas veces en el cine nacional. El último tercio de la cinta es lo más logrado del film, un segmento que estremece al atravesarlo como audiencia. No se puede explicar con palabras. Hay que experimentarlo en el cuerpo. Paula Hernández nos ha regalado una gran obra. "Un amor" es de esas películas que se instalan en el corazón de quienes la vieron y desde ahí, se multiplica en cada evocación, hasta hacerse parte de nuestra vida misma.
La primera "Hoodwinked" me encantó (allá por 2005), principalmente por su originalidad. Si bien partía de una historia clásica del género, instalaba un formato decontracturado y juguetón (al estilo Shrek pero con mayor protagonismo grupal) para el abordaje de un cuento tradicional infantil. Aquella versión de Caperucita, estableció un marco interesante para desarrollar ideas a futuro porque instaló a esas míticas construcciones en nuestro mundo actual. Es más, fue un acierto proponer una historia donde cada personaje tenga luz propia (el lobo, el leñador, la abuelita, etc) y se repartieran el peso de los eventos, destilando un humor muy particular. Esto generó en su momento una recepción del público que sorprendió a propios y extraños. Fue un éxito, teniendo en cuenta que no estaba producida por los estudios que habitualmente se ocupan del tema. Distribuída por Weinstein Co y realizada por la novel Kanbar Entertainment & Animation, "Hoodwinked" fue un hit y abrió la puerta para pensar en continuar la historia, como siempre que sucede cuando los números acompañan. Contando con mayor presupuesto que el destinado originalmente para la primera parte, fue elegido Mike Disa para estar al frente del proyecto, hombre que sabe del tema aunque viene de hacer films que no tuvieron mucha repercusión global. Con algunos cambios en el team de voces (si la ven doblada, esto no creo que les afecte), "Hoodwinked too: Hood versus Evil" se lanzó en julio en Estados Unidos y no le fue muy bien. Razones puede haber varias. Es bueno saber, que los tres guionistas originales se mantuvieron y sólo se incorporó al equipo creativo, el mismo director. Sin embargo, la orientación que le dieron a esta segunda parte, lleva el film a otro registro, lejos de la historia ya conocida, e instala una especie de "liga de la justicia", elemento que parece no haber prendido en la gente y la crítica especializada. Había que tomar decisiones (no se podía pensar en una segunda parte en el mismo contexto), y las opciones que se tomaron, elevaron la edad ideal para disfrutar de "Hoodwinked 2" y la instalaron en otra franja, con lo cual, los más pequeños parecen haber quedado afuera del disfrute que esta representa... Hood (con la voz de Hayden Panetiere en reemplazo de Anne Hathaway) es una agente secreta. Está entrenando con un grupo especial llamado HEA (Happly Ever After, final habitual de los cuentos: "y fueron felices para siempre"), y es, una Trinity en potencia: sus habilidades para el combate son llamativas. Una heroína total. Su confinamiento busca mejorar su capacidad de respuesta y concentración, cuestiones que a Hood le cuesta manejar. Mientras cumple una etapa de rutina, recibe la noticia de que Verushka (Joan Cusack) ha raptado a la abuelita (Glenn Close) y también a Hansel y Gretel y piensa obligarlos a preparar una receta (con una trufa mágica) que le daría poderes increíbles a su poseedor. El mundo está en peligro y entonces, HEA intentará reestablecer el orden, ante tanto caos (!). En la primera, conocimos conocimos el valor del lobo (Patrick Warburton) y sus ácidos comentarios y la destreza para la conducción de Nicky Flippers (la rana, en la voz de David Ogden Stiers). Ellos serán la cabeza visible de quienes, entre muchos otros, acompañarán a Hood a rescatar a su abu y vencer a la malvada de turno... La historia, hay que reconocerlo, es bastante simple. Qué tiene para ofrecer a la platea menuda? Bueno, eso es el problema. La mutación del grupo (recordemos que en la primera "Hoodwinked", todo se producía en el bosque y la casa de la anciana) en un superequipo de agentes especiales, dinamita el referente anterior y obliga a modificar la dinámica de la narración. Esta Hood, como ya dijimos, es una espía de primera línea y el resto de su equipo, actúa en consonancia con sus nuevos roles. Ya no está presente la estructura "conocida" de la primera y la dirección que toma esta segunda parte es muy distinta, sólo se conserva el carisma de los personajes. Hay muchas escenas de acción (para aprovechar el 3D, bastante bien realizado) y una cantidad considerable de guiños a grandes clásicos del cine moderno. Debe tener más de veinte referencias claras a películas que el público adulto reconoce al instante y que provocan muchas más sonrisas en ellos (el conejo en la sala de máxima seguridad al estilo Hannibal es tremenda) que en los pequeños, quienes no entienden mucho la risa de sus mayores. A mi me gustó mucho. Me parece que son personajes encantadores y que la historia es divertida y está bien contada. Eso si, no los veo a los chicos disfrutando en la sala. Tal vez ese haya sido el problema, es un producto para los chicos, pensado demasiado desde la perspectiva adulta. Tanta energía puesta en conservar cierta "originalidad" derivó en plantear un film que equivoca su público destino. No está hecha para quienes se la vende. Tenerlo en cuenta a la hora de ir a verla. Puede ser que ustedes salgan con una sonrisa ancha, pero esto no creo que suceda con los niños de la familia...
Entré a ver "Johnny English Reborn" con mi hija de cinco años, (crítica invitada) sin demasiadas expectativas. Sabía lo que iba a ver y es exactamente lo que vimos. Por eso la llevé, está en una edad donde se deleita con el humor físico y Rowan Atkinson es un crack para eso. De hecho, por muy correcto y culto que parezca en sus entrevistas, y sus planteos filosóficas discutibles (algún día charlaremos de eso), sigue aprovechándose de su vieja fórmula acunada con el popular "Mr Bean" .Bah, en otros términos, rescatar el humor silencioso y gestual. Físico. Y no me parece mal, está bien reirse un rato (cada tanto) y despreocuparse por seguir cualquier tipo de nudo argumental... Todos necesitamos eso de vez en cuando (o no). El tema es ver si eso basta para justificar el precio de una entrada... El problema en "Johnny English Reborn" (que llega ocho años después de su predecedora) es que no hay mucho por apreciar. Es decir, hay poco que interese, en esencia. Su guión es pobre y está pensado exclusivamente al servicio del lucimiento de su estrella, no se preocupa de contar una historia sino de entrelazar algunas secuencias presuntamente divertidas entre sí con algún delgado (delgadísimo) hilo conductor. Bueno, seamos precisos, cuadros (más que escenas) que presentan, caídas, accidentes, golpes de diversa intensidad, destrucciones, etc. Pocas palabras, mucho de lo otro. Ya sabemos que Johnny Bean (perdón, English), está en los alpes tibetanos. Alli, un grupo de monjes lo rescata con el objetivo de volver a recuperarlo para la práctica activa del servicio. Johnny venía de fracasar estrepitosamente en Mozambique y ahora, luego de un cuidadoso entrenamiento físico y mental (bue, mental...), se lo prepara para regresar a su patria. En Inglaterra, lo esperan con los brazos abiertos (se ve que necesitan imperiosamente personal!!!) y lo asignan a una complicada misión. Para él, hasta ir a comprar el diario es peligroso. El tipo camina y desata problemas por donde vaya. Su misión, para este nuevo MI 7 (la inflación le sumó un dígito parece), será descubrir que se trama Vortex, una nueva organización criminal cuyos miembros parecen conocer bastante del servicio secreto y que planean matar a un importante líder global. La paz del planeta, se ve amenazada y a quién buscamos para protegerla? A Johnny English?? No había alguien más capacitado? No entendemos como un tipo como un director que pintaba bien como Oliver Parker, va perdiendo fuerza, merced a sus malas elecciones. El cineasta responsable de una interesante versión de "The importance of being Ernest" y "An ideal husband" va errando sus elecciones en la industria. Luego dos grandes películas viene equivocando su camino. Qué podía aportarle a "Johnny English Reborn"? No lo sabemos. Aún estamos pensandolo. Lo cierto es que los que esperan cine de aventuras encontrarán un exponente liviano, ideal para la platea menuda. No mucho más. Esta cruza de Mr Bean y James Bond podria ser original, si Rowan Atkinson decidiera que su personajes (el primero) tuviera algún tipo de evolución. Desconozco si es posible, pero si se que se agota a poco de comenzado el film. Sólo aquellos que conforman su legión de seguidores pueden seguirle el derrotero. Incluso aunque haya un par de buenos gags (sobre todo al principio, con los monjes), al rato la película vuelve a repetirse en su dinámica y nada cobra vuelo a lo largo de los 101 minutos de duración. Floja, sólo recomendable para los más chicos de la familia. Quizás, en un futuro cercano, justifique un alquiler en DVD algún domingo de lluvia, en familia (con varios pequeños), no mucho más.
“De Caravana” finalmente aterriza en Buenos Aires. Estrenada en el Festival de Mar del Plata hace ya un año, esta película cordobesa tiene la particularidad de ser la punta del ariete del llamado “Nuevo Cine Cordobés”, avanzada que merecidamente se expande por nuestro país. Durante este mes hablaremos de otros dos exponentes que llegan a salas porteñas (“El invierno de los raros” e “Hipólito”) y que, vienen también a confirmar, que Córdoba posee gente talentosa a la que hay que prestar atención. Había escuchado comentarios auspiciosos sobre ella, pero por esas cosas del destino, caí en una función en el Gaumont, donde se presentaban ante invitados especiales. Me llamó la atención la sencillez del elenco, su director y productores, gente cálida y accesible, como también el pedido que hicieron: tenían mucha curiosidad por la reacción de este público en particular (quizás la fantasía es que su “regionalismo” le pueda jugar en contra) y necesitaban difusión para esta presentación en Buenos Aires (no se sentían locales, obviamente). Cuando terminó la función, (y toda la producción festejaba en el lobby con el clásico trago mediterráneo, fernet con coca), me resonó mucho esto de analizar cuanto le costó a “De Caravana”, llegar hasta aquí. Si bien ha pasado por festivales prestigiosos, este centralismo que ostenta nuestra ciudad ha obturado la llegada de muchos buenos productos del interior del país y el temor es que esto pueda pasar con esta cinta. No podemos apostar por el comportamiento de los espectadores de este recorte, pero sí estamos en condiciones de decirles que “De caravana” es, hasta ahora, la mejor película argentina del año, junto a “El estudiante”, de Santiago Mitre. Cuenta Rosendo Ruiz, su director, que él buscaba rodar una historia universal (fácilmente reconocible en su conflicto central), pero con sello local, de manera que su película pudiera ser asequible por un espectro amplio delpúblico, cosa que logró a la luz de los resultados, sobradamente. Ese sabor único, producto de una tierra tan rica en particularidades como la cordobesa, le da al film una estatura singular. Sabemos que el espíritu de esa provincia está relacionado con el festejo permanente, la pasión, el humor y la noche... De eso habla “De caravana”: Juan Cruz (Francisco Colja), un chico de clase alta, consigue entrar a un recital de la Mona Jiménez a sacar fotos para preparar una muestra. De más está decir que lo impresiona todo lo que ve. Ir a ver a Jiménez significa un ritual poderoso para las barriadas populares cordobesas y eso, aquellos que pertenecen a otro estrato social, lo sienten en la piel. Entre cerveza y fernet (ya saben, Córdoba es el lugar del mundo donde más se bebe este producto), conocerá a la bella Sara (Yohana Pereyra). Esta chica está en un momento complicado de su vida, acaba de separarse de su novio de toda la vida, Maxtor (Rodrigo Sabina) terrible delicuente, y vive con un transformista/travesti, protegidos por un sujeto también peligroso, que se hace llamar el Laucha (Gustavo Almada). Este último, dealer de la noche cordobesa, ve la posibilidad de extorsionar a Juan Cruz y usar sus contactos para ampliar su red de distribución. Aprovechándose de la fascinación que Sara ejerce sobre él, logra que el concheto de Las Rosas (el barrio caro en el que vive), haga un trabajo fino a su servicio, noche a noche, llevando y trayendo paquetes en la noche cordobesa. “De caravana”, es, en esencia, una comedia. No de aquellas que estallan en carcajadas constantes, pero sí de las que propone el humor desde lo disparatado y absurdo de algunas situaciones. Los protagonistas lucen relajados y se entregan a la historia inmersos en el microcosmos creado por Ruiz, donde todo es energía, pasión, alcohol, violencia y música bien fuerte (así pega más). No tiene el título en vano, el recorrido por el corazón de la popular noche en la ciudad mediterránea es pintoresco y atractivo, marco ideal para la historia del amor entre dos personas de distintos mundos, eje principal del film. Desde lo técnico, es una película solvente a todas luces. Ruiz (responsable también en equipo del guión) alinea los astros de manera segura y no da respiro al espectador. Funde ironía, reflexión sobre lo social (la escena donde el Laucha y Sara comen un choripán y él le explica la alegoría del frasco y la pulga es antológica) y ritmo frenético. Pero quizás lo más rico, es esta visión que el director tiene de alterar la física de los campos enfrentados (estar “dentro” y “fuera” de un marco social determinado) es la carta ganadora del film. A todos nos llega, es fácilmente perceptible y tremendamente empática. Pocas veces disfruté tanto en una sala como viendo “De caravana”. No es quizás, cine “arte” de acuerdo a los cánones que dictan las frías convenciones, pero es una enorme película. Una de esas, que abren caminos, en todo sentido. Ideal para disfrutar con un enorme vaso de fernet en la mano (llévenlo escondido al cine, se van a sentir como en casa).
Hace unos años, la nueva versión del clásico "The omen" fue lanzada promocionalmente el 6/6/2006. Esa cinta, estrenada un martes, tuvo la mayor cantidad de espectadores en la historia de los Estados Unidos para una apertura en fecha no tradicional. Miles de personas acudieron al cine celebrando la conexión fecha-película, merced a una hábil campaña publicitaria que subrayaba lo oscuro y sugerente de ver terror un día tan particular, donde el almanaque mostraba 3 números 6 (la marca de la Besita) en su cifra. Es más, el film recaudó globalmente arriba de 119 millones de dólares, cuando costó originalmente unos 25. Negocio redondo. Haber utilizado con fines comerciales el misticismo que llevan los números 666 potenció la llegada del film y le dio a Fox muchos dividendos. Aquella película era muy flojita, pero fue tanta la manija que se le dio, que los fieles fans de género desbordaron las salas para dejarse atrapar por lo que anticipaban, un gran evento cinematográfico de connotaciones místicas. Supongo que esa fue la idea que inspiró esta producción. Encima el 11 es especial para el gran país del Norte, luego del atentado que terminó con las Torres Gemelas. Ya sabíamos entonces que la fecha lanzamiento era toda una tentación para producir algo que la utilizara y se apropiara de su simbolismo, sin importar mucho lo que fuera, con tal de que generara ese revuelo de ser presentada el 11 de noviembre de 2011. Esto, quizás, jugó muy en contra del film. Tanto, que me atrevo a decir que "11 11 11" da toda la impresión de haber sido pensada exclusivamente para lucrar. Escrita y dirigida por Darren Lynn Bousman, (director de la legendaria "Saw" en sus capítulos 2, 3 y 4) sorprende su liviandad viniendo de un cineasta con vasta experiencia en el tema. Veamos. Joseph (Timothy Gibbs) es un escritor famoso que ha perdido a su mujer y a su hijo en un accidente. Está sumido en la depresión y concurre a un grupo de autoayuda periódicamente para intentar entender lo que el destino le deparó y cómo seguir viviendo a pesar de ello. El hombre está muy mal, su dolor lo hace rebelarse contra Dios y lo único que puede hacer, es escribir maníacamente observaciones en su diario acerca de sus impresiones a cada momento. Intentará consolarlo, una bella viuda, Sadie (Wendy Glenn), quien sabe de su oficio y trata de acompañarlo en este momento difícil. Mientras tanto, algo comienza a pasarle a Joseph con el tema de los números, lentamente empieza a encontrar símbolos en hechos concretos (la hora de la muerte de su hijo, un choque que protagonizó, etc) que remiten al número 11-11 y si bien al principio, cree que es casualidad, pronto se da cuenta que muchos sucesos de su vida están atravesados por ese número. Con esta sensación de que algo no anda bien, recibirá una llamada de su hermano, Samuel (Michael Landes), diciéndole que su padre está muriendo. Ambos, viven en un caserón en las afueras de Barcelona (España), hace tiempo tuvieron diferencias y Joseph los dejó. Ahora, ante la terrible noticia, el volverá a reencontrarse con su familia, de la que no tiene muy buenos recuerdos. El tema que los separó, parece haber sido, la religiosidad. Samuel y su padre (quien agoniza pero se lo ve bastante bien de a ratos!) son sacerdotes y tienen una comunidad en la que predican diariamente. Nuestro protagonista descubrirá inmediatamente más signos que hacen referencia al 11-11-11 en escritos, imágenes y relatos de quienes los rodean (una fauna españolísima principalmente), hasta comenzar a desentrañar que poder sobrenatural se encuentra detrás de esos números. ¿Será la fecha en cuestión un portal hacia otro mundo? El film amaga plantear una dicotomía religión-ateísmo que se va en frases vacías y gestos ampulosos. Las discusiones carecen de profunidad (los argumentos se vierten sin convicción alguna y parecen sólo declarativos a pesar de lo grave que deberían ser en el contexto de la historia) y se potencian por las pobres actuaciones del elenco, claramente fuera de foco. Sólo dan la nota y salvan la ropa, algunos secundarios españoles como Celia, (jugada por la veterana Monserrat Alcoverro). El resto del cast hace agua por los cuatro costados. La secuencia de eventos que van dando cuenta de lo que sucede, evidencia severas dificultades para generar misterio o miedo (yo creo que casi la primera hora se va en intercambios verbales aburridos sin que se genere el necesario clima de suspenso) y sólo se estructura para llevar el relato hacia el extraño final (único rasgo visible relacionado a "Saw", ya verán el porqué), sorpendiendo a la audiencia que todo el tiempo espera que algo que valga la pena, se produzca. Cosa que no pasa. ¿Pero no es una película de uno de los directores de "El juego del miedo"? Sí lo es. Da toda la impresión que Lynn Bousman quiso despegarse de su veta "gore" (la que domina, por cierto), para elegir un registro más inclinado hacia el suspenso, pero conservando ese estilo de explicaciones de cierre que "resignifican" el relato, tan típico de "Saw". Y le salió mal. Sin dudas. "11 11 11" es una película fallida, anodina y blanda que no se explica excepto por su clara intención comercial de capitalizar el simbolismo de la fecha que se viene en unos días. No hay valores en ella que soporten ningún análisis crítico ni tampoco virtudes que justifiquen su visión. Más allá de la expectativa global por el lanzamiento, debemos decirles que nuestra sopresa fue mayúscula al evaluar un producto tan pobre. Gran decepción (sin dudas) para los seguidores del género.