Alejandro Hartmann siempre filma con pericia, y en esta oportunidad se vale, además, de su inteligencia para mostrar al emblemático edificio y los miembros en medio de un cambio de autoridades.
Inclasificable propuesta de Jordan Peele que, una vez más, bucea en los temores más profundos de la sociedad americana para construir un relato que arranca con sonidos lejanos de una sitcom, atraviesa el terror y termina jugando con la ciencia ficción, no sin antes multiplicar y multiplicar referencias a la cultura popular y, también, homenajear al cine.
La nueva propuesta de Juan Baldana nos sumerge en la vida de un particular personaje que, sin censuras, ni pensar en nada ni nadie, avanza para conquistar sus deseos. Primera parte de una trilogía que se apoya en el talento de Gerardo Otero como protagonista.
Un grupo de particulares personajes se pierden en las manos (y algo más) de un masajista recién llegado que, entre otras cosas, los libera de tensiones con métodos muy particulares. Soledad, tristeza y dolor en un relato que tiene mucho de El joven manos de tijera y una nostalgia, poderosa, que atraviesa, desde la mirada del protagonista, al espectador.
Basada en la novela homónima de Reynaldo Sietecase, Un crimen argentino, de Lucas Combina, es un potente ejercicio de suspenso que se nutre de la línea más clásica del policial para hablar de un momento preciso de transición entre la dictadura y la democracia a partir de la investigación de dos jóvenes secretarios de un juzgado de instrucción con ideales diferentes sobre el mundo. Apoyándose en potentes y sólidas actuaciones, la película avanza a paso firme desnudando las miserias que hacia 1980 atravesaban a la sociedad argentina, en donde dos jóvenes con diferentes aspiraciones, pero una gran amistad entre sí, se verán involucrados en una compleja intriga cuando intenten resolver la desaparición de un peso pesado de la zona más oscura del mundo comercial. Al avanzar el relato, y con la aparición de un misterioso sujeto, estos dos secretarios, secundados por el ala más siniestra de la policía y la fuerza militar, deberán lidiar con el profundo anhelo de cambio, sus expectativas ante la profesión y el deseo irrefrenable de dejar todo atrás para probar suerte en otro lugar. Un crimen argentino, gracias a la pericia de Combina y una cuidada y contundente reconstrucción de época, se permite transitar la historia de este hecho policial que acaparó las primeras planas de la prensa rosarina hacia 1980, con pasos lentos y certeros, desarrollando las características de cada uno de los personajes, sin temer detenerse en eso. A la dupla protagónica, encarnada por Matías Mayer (brillante), Nicolás Francella y Malena Sánchez, se suman excelentes secundarios de Alberto Ajaka, Rita Cortese, Luis Luque, Cesar Bordón, y una, cuando no, excelente interpretación de Darío Grandinetti. Valiéndose del humor, la sensibilidad y la notoria capacidad para visitar con inteligencia el género, Un crimen argentino es una de las mejores producciones nacionales “industriales” de los últimos años, indicando un rumbo por el cual deberían continuar aquellas películas en las que las plataformas foráneas desean invertir en el país.
Elida Baldomir es una sobreviviente, pero el paso de los años resintieron su alma y su cuerpo. La propuesta es justamente el registro de esa mujer solitaria, con heridas en carne viva, desde su intimidad. Sólo restaría conocer en tiempo real sus pensamientos para hacer aún más profunda la reflexión.
Acaso con un ritmo más acorde a una propuesta dramática que a una animación, por el tiempo con el que se detiene a desarrollar personajes y evocar hechos del pasado de sus protagonistas, esta película será ideal para los fanáticos, pero también para aquellos que no conocen la potente saga.
En las coincidencias, lamentables, que comparten los personajes, se reflexiona sobre la vida actual, en donde una trabajadora social puede convivir con un sospechoso de asesinato o un hombre que se desvive por un cuerpo joven en la virtualidad, pero Dominik Moll pierde una gran oportunidad, a pesar de contar con un gran elenco, de crear una propuesta diferente, en donde el flashback y las coincidencias agotan la narración.
Documental en clave de road movie en donde, hábilmente, se desnuda el hermoso vínculo entre dos artistas y se unen dos países a partir de anécdotas, melodías, presentaciones, y, principalmente, caminos.
Alex Garland lo hizo de nuevo. Una tragedia cambia para siempre la vida de Harper, tanto que en la oportunidad de tomarse unos días de descanso en una vieja casona alejada de todo comenzará una pesadilla sin posibilidad de despertarse, en donde los hombres serán sólo un índice de aquello que su mente y su cuerpo recuerdan. Perturbadora y distinta.