Mojarrita A comienzos del año se estreno Piraña 3D. La película sin ser una obra maestra tenia una libertad, vísceralidad y nivel de desenfado/disparate que transformaba a la típica de películas de monstro-mata-pendejos en un festín digno de los años 80. Alexandre Aja (también director Las Colinas tienen Ojos) acertó. Ah si, era en 3D. Entonces aparece ahora Shark Night 3D (Terror en lo Profundo) para demostrar cuan malo puede resultar esto del 3D. Porque la única razón de que este esperpento se estrene en cines es el éxito de las tres dimensiones. Creo que la suposición es "Tiburón + 3D" no puede fallar. Craso error, falla, y mucho. La película recorre cada lugar común pero sin gracia o sorpresa. La historia de universitarios que van a disfrutar unas vacaciones para encontrar el "terror" esta gastadísima. El deportista, la protagonista de buen corazón con un hecho oscuro en su pasado, el antihéroe/nerd que se enamora de ella, el amigo comic relief. Pero el tema no es cuantas veces se haya visto sino que se hace con ese camino ya recorrido. Y el director (Ellis) no hace nada. Si además sumamos las actuaciones y las "razones" de los personajes todo resulta en una de terror, pero de verdad, uno sufre por lo que esta viendo. Ellis había encontrado su cine con sencillos puntos de partida. Serpientes en un Avión era tan absurda como divertida. Celular, llena de vértigo, era enteramente disfrutable. Destino Final 2 tampoco estaba mal. Pero en este encuentro con el mundo acuático no logra acertar una. Solo hay que agradecerle su corta duración. Uno tampoco demandaba una obra maestra como Tiburón (una falta de respeto nombrarla junto a este mamarracho) pero al menos quería un poco de diversión, un poco de desfachatez, algo. Ah si, ojo, el tiburón salta un par de veces hacia la pantalla porque es 3D, un loco bárbaro.
Chicle americano Este tipo de películas corales no me atraen demasiado Y considerando que el director Garry Marshall (¿experto en coralidad?) había realizado con anterioridad Día de Los Enamorados (películas que no vi, y luego de Año Nuevo, no veré) no tenía demasiadas expectativas. Para ser sincero, no tenía ninguna. Debo reconocerle algo, cumplió con esas expectativas. Esta historia donde se amontonan Hilary Swank, Katherine Heigl, Jon Bon Jovi, Ashton Kutcher, Robert De Niro (porque seguís en este derrotero Roberto!!), Abigail Breslin, Sarah Jessica Parker, Michelle Pfeiffer, Zac Efron, Jessica Biel, Sofia Vergara, etc, etc, etc, etcétera! es un despropósito. Una especie de caja de fin de año en donde meten turrón y sidra con una lata de atún y otra de palmitos. Una ensalada que solo sirve para el mercado americano. Porque este producto esta masticado y programado para ellos. Así de claro como que la historia tiene como epicentro la inmensa bola de Times Squire en Nueva York durante la celebración de fin de año. ¿Hasta que punto puede interesar fin de año en Nueva York? Hasta el punto que pueda contarse una buena historia. Eso no sucede. El recorrido por todos los lugares comunes: descubrimientos personales (para que hacer algo durante 365 días si en 1 solo arreglamos todo), historias de amor, reencuentros familiares, el "perdón" y otras yerbas son sacudidos a puro edulcorante. Parece dulce, no lo es. Este producto lavado es un chicle que solo necesita de unos minutos para perder el sabor. De ahí en más tenemos que aguardar las resoluciones sabiendo que todo va a ser enseñanza, amor, felicidad. En clara intención de conmover tenemos tantas historias como clichés se deseen, el moribundo de fin de año, la frustrada que nunca cumplió sus sueños, el descreído de la celebración, el primer nacimiento del año, la mujer con el soldado en el frente, la madre con la hija rebelde. Un manual de autoayuda lleno de sueño americano en 118 minutos. Hasta los títulos del cierre donde muestran los "errores" de la filmación son insulsos. Una película que intenta conmover y no lo logra, que desea hacer reír y no lo hace, que utiliza la palabra "magia" para repetirse comercialmente es algo para dejar pasar. Aquel que este buscando este tipo de película no se sentirá defraudado. Porque debe haber público interesado en estas películas, eso deseo creer. Eso si, a mi no me cuenten. Y si les gusta el cine, El Padrino sigue en cartelera.
Tiempo compartido Justin Timberlake. Mientras miraba esta película trataba de entender porque esa fascinación por Justin. Es cierto, se esperaba menos de su salto al ámbito cinematográfico. Pero cumplió. Y no solo eso, sorprendió. Frente a El Precio del Mañana uno puede darse cuenta de que todavía le falta. Aunque el resultado final de este film no resulta su culpa, todavía no esta a la altura para evitar que desbarranque. La premisa (un tanto absurda) no es una limitación per se. El género de ciencia ficción y fantástico siempre se alimento de estas. Ahí esta Daybreakers de hace unos pocos años para marcar el paso. Pero esa premisa debe ser aprovechada en favor de desarrollar una historia y no solo abusar de ella para intentar cargar de tensión porque "se acaba el tiempo". Porque además esa tensión no existe. Son relojes. Cada ser humano resulta un reloj. Así, cada muerte posible (y las que suceden) no nos importan demasiado. El otro apartado que molesta bastante es el caso de las decisiones y resoluciones. Algunas resultan irrisorias. Lo más buscados atraviesan un cerco policial... ¡Y no ponen autos delante para detenerlos! Guardaespaldas y policías que exponen una inutilidad exquisita. Si a eso sumamos comportamientos sin razón (Cillian Murphy contándole por teléfono la historia de su padre) tenemos una historia que no resulta, solo se convierte en una serie de eventos afortunados (o des) porque el show debe continuar. La puesta en escena de ese futuro es perezosa. La construcción de lo que se considera villas miserias está repleta de pulcritud. La dureza de ese mundo se limita a un carilindo mafioso que se roba el tiempo a desprevenidos. Esos pandilleros futuristas (en una supuesta realidad tan dura en la que todo el tiempo se puede morir) no asustan a nadie. Tan sencillo como comprarse un revolver para espantarlos. Una pobreza demasiado ascética. Faltaron ganas de ensuciarse las manos. Las actuaciones quedan en deuda. No se puede decir que Justin Timbarlake este mal en su papel, tampoco Amanda Seyfried en su "muñeca rebelde de ojos grandes", pero ninguno de los dos consigue cargarse al hombro el relato. El que sale mejor parado es Cillian Murphy, personaje convencido de que su labor esta por encima de su propia persona, y para colmo, su destino nos deja un sabor amargo. Andrew Niccol, director de Gattaca (1997) y El Señor de la Guerra (2005) hace agua esta vez. No logra convencernos de esa realidad futurista, y sin carnadura, resulta en un mero artefacto que ni para pasar el rato se recomienda.
Poesía Que una película del gran Lee Chang-dong se estrene no es algo para tomar a la ligera. Seguramente el estreno (si sucede) será limitado y no habrá demasiadas oportunidades de verla. Hay que aprovecharlo. Poesía para el Alma es la quinta película de Chang-dong. Desde su comienzo en 1997 con Green Fish hasta la actualidad solo interrumpió su labor cinematográfica en los años 2003 y 2004 para ejercer como Ministro de Cultura de su país. Durante ese recorrido fílmico logró desarrollar duras historias con una maestría y naturalidad abrumadoras. Ver que en Poesía para el Alma no ha perdido el pulso es algo reconfortante. En esta oportunidad la historia es la de una anciana con principios de Alzhéimer que se anota en un curso para aprender a escribir poesía. Extremos de una persona que va perdiendo palabras por circunstancias por encima de su control pero que busca otras nuevas para revelar este mundo. La señora, además de lidiar en secreto con su enfermedad, debe cuidar a su nieto (adolescente cuya madre esta ausente por comodidad). Este joven que deambula con sus amigos no tiene interés por nada ni nadie. Esto la incluye a ella que aun así, se desvive por él. El suicido de una joven, compañera de escuela de su nieto, tendrá vital importancia en el relato. Pero lo tendrá aún más el descubrimiento de un cruel acto delictivo vinculado a ese hecho. Ese será el inicio del desgarramiento como ser humano de la anciana. (La imagen de la adolescente flotando por el río es todo un gesto de Chang-dong. Ya en Peppermint Candy y Secret Sunshine es el agua donde se desahoga la angustia y la muerte toma lugar) No voy a contar demasiado acerca de cómo se desarrolla la historia, creo que hay que acercarse sabiendo que estamos en presencia de un narrador formidable, uno de los directores contemporáneos más importantes. Uno que a pesar de la realidad descarnada que muestra, tiene esperanza depositada en el alma humana. Sus relatos no buscan el golpe bajo ni el sentimentalismo. El mundo de Chang-dong sucede. Su puesta en escena y la naturalidad de sus personajes nos sumergen en circunstancias que quizás no sean sencillas de afrontar, pero que no por eso dejan de existir. No hay intención de juzgar de su parte, nosotros deberemos pensar esa realidad, queda de nuestra parte decidir que hacer al respecto. Poesía para el Alma se estreno el año pasado en el Festival de Mar del Plata y este año repitió en el Bafici. Es una verdadera alegría que el cine de autor (por fuera de contados directores europeos) vuelva a las pantallas argentinas, esperemos sea el puntapié inicial, aún hay mucho cine por descubrir.
¡Santa Cachucha! Tuve la poca fortuna de ver en menos de dos semanas dos películas derivadas de Actividad Paranormal. Una fue una pésima remake japonesa, vendida como una "versión cero" como si de una precuela se tratara. Otra fue la que se estrena este jueves, Actividad Paranormal 3. Esta vez si se trata de una precuela. Comienza en la actualidad con la misma familia que sufrió los ataques nocturnos de la entidad. La llegada de una caja repleta de videos en VHS de parte de la abuela de las dos hermanas es el disparador del relato(?). De ahí en más, el repaso de esos VHS nos muestra el origen de toda esta saga de fantasmas. Hablar de actuaciones cuando los actores solo se pasean por cámara con supuesta naturalidad sería inutil. Hablar de un guión sería perder el tiempo considerando la total falta de ritmo narrativo. Perder el tiempo, sugestiva idea considerando lo que es el producto final del film. De lo que si tengo que hablar es del aburrimiento que causa. No pasa nada durante tanto tiempo que uno se desconecta por completo del relato.Y cuando por fin sucede algo medianamente interesante uno ya no puede regresar, queda estancado en la misma apatía que el film destila. Además del devenir nulo del film, los momentos que deberían dar temor o inquietarnos no resultan atractivos por falta de originalidad. Solo sorprenden algunas apariciones esporádicas a cámara, pero esas son casi en su totalidad en broma por algún ser vivo. Así no hay miedo que valga. Dennis, el novio de la madre, filma videos de fiestas, esa es la justificación que intenta explicar la obsesión con esta registración en video. Bastante endeble de por si. Al grupo familiar de hermanas y madre se suman situaciones con la niñera y el amigo/empleado de Dennis. Con este asistente de filmación y la hermana mayor es donde sucede quizás el mejor momento, pero que en el recorrido no resulta más que un mínimo oasis. Se puede decir que la traducción del archifamoso "fuck" por parte de sus personajes convertido en un "santa cachucha" es de lo más extraño y gracioso, esa escasa lógica de la traducción es aplicable al comportamiento errado con el que muchos de sus personajes se manejan, ¿es que acaso la razón no es aplicable en estos casos? Algunos comportamientos dan el mejor ejemplo que no. La negación por parte de la madre de las niñas es sorprendente, así también la actitud de Dennis ante la misma.. La resolución decantada por la narración hacía el oscurantismo es básica, y además, obvia. Quizás viéndola en la soledad del hogar pueda asustar un poco más, alcanzando por medio de la propia sugestión un efecto que en el cine no se logra transmitir. Con una película tan fallida, no hay promoción 2x1 que valga.
Imagino esta conversación (en japonés, y seguramente mucho más formal) entre el director y el productor: -Conseguí los derechos para hacer una secuela de Actividad paranormal, sale barato, dos actores en una casa. -Dale para adelante. Vamos a seguir sacando jugo de una franquicia barata. Ese puede ser el único objetivo de esta película. Razonaran que, como no se les cae una idea, mejor reciclar otra que dio réditos. Porque lo único claro de esta película es: esto ya lo vi. Una joven japonesa vuelve a Tokio de Estados Unidos con las piernas fracturadas luego de un accidente automovilístico. Padre y hermano la reciben y se organizan para cuidarla. Entonces el padre debe viajar y queda a cargo del hermano que, por alguna razón, filma todo. Como recibimiento, el hermano coloca un poco de sal para alejar a los malos espíritus, según él, porque lo vio en un programa de televisión. Pero anda a saber porque lo hace, ah, si, porque es una película de fantasmas. Y porque hay que empezar de a poco. Lo que asusto de la primera (de aquel film americano tan lucrativo) va a asustar en esta porque prácticamente es lo mismo. Suma el arquetipo de terror japonés como única variable: chica de pelo largo y negro, movimientos musculares resquebrajados. Pero sin gracia, sin terror. Repite lugares comunes y se expande en errores. Una es que no hay sorpresa. Que un vidrio roto, que un vaso que estalla, que alguien visita a los hermanos y dice, "me tengo que ir de esta casa". Otra es su supuesta rusticidad. Busca un ascetismo pero se le notan los hilos. La colocación de la cámara intentando ser causal es conveniente, como cuando la olvida en la pieza de la hermana con un crucifijo de madera en la mano. El comportamiento de los personajes es tan torpe que fastidia. No se sorprenden cuando filman una clara presencia fantasmal en la casa. Siguen durmiendo separados (loco, tu hermana la esta pasando muy mal!). Nunca abandonan la casa. Es tan poco creíble como la repetida situación de pánico (con la hermana gritando desesperada) en la que le hermano se limita a salir corriendo con la cámara a filmarlo. Entonces esa intención de hacernos creer que es un registro de la "realidad" es imposible de alcanzar. Y eso sin siquiera considerar el final que, además de obvio, tiene un primer plano (!). No hace falta extenderse más. De lógica, cero. Aburrimiento, sobra. A marzo.
Animalito de dios Que difícil hablar de esta película. Tantas preguntas surcan mi cabeza. La primera es sencilla: ¿Por qué vi esto? Y por extensión ¿Porque Kevin James? El film comienza con Griffin (Kevin James) paseando a caballo por la playa con su novia Stephanie (Leslie Bibb) para declararle su amor eterno. Claro, sale todo mal. Un salto temporal nos lleva cinco años en el futuro. Griffin continúa trabajando como cuidador en el zoológico (algo que en su momento le reprochó su ex novia en pleno rompimiento) y es un hombre feliz. Hasta que Stephanie regresa. No sé porque pero intentará reconquistarla. Y como es tan buen cuidador los animales decidirán ayudarlo y se descubrirá el gran secreto, ellos hablan. Este es un viaje a la humillación y Kevin James es el ser más estupido del mundo. Porque no solo quiere regresar con la mujer que lo despreció, lo olvidó y lo humilló, sino que además toma consejos de animales para intentar hacerlo. ¿Porque llegué a creer alguna vez que podías hacer las cosas bien Kevin? Cuán lejos quedó Hitch y King of Queens. ¿Porque crees querido Kevin que caerte y pasar papelones es algo divertido? ¿Es para chicos se podría decir? Pero entonces no me pongas una historia amorosa inútil ¿A los chicos les interesa eso? Pobres chicos, son la excusa perfecta para hacer una mala película. "Es para chicos" como si estuvieran lobotomizados. Un poco de respeto, hay productos infantiles de calidad, o al menos no son un papelón. Ok, esta Yogi. Pero también esta Lluvia de Hamburguesas, Como Entrenar a tu Dragón, Una Noche en el Museo (que en comparación con esta parece una obra maestra). Los animales no aportan absolutamente nada. Hay un momento en que el absurdo se libera, Griffin y el gorila salen de gira nocturna. Uno no puede más que reírse ante tal locura. Ese delirio es el único riesgo que toma el director Frank Coraci. Después todo resulta tan predecible y anodino como uno adivinó desde el primer minuto. Es claro, lo predecible no hace mala a una película, estás funcionan con: insulsa historia de amor + aprendizaje personal + no hay nada como el hogar + golpes + chistes expresados por frases animales. Pero si ese camino no es mismamente interesante, los chistes son de malos a pésimos, la historia de amor es idiota, que querés que te diga. Dejad a los chicos libres, y vos, no la veas.
Las chicas al poder La "comedia made in América en cines argentinos" es realmente toda una materia en sí. Las distribuidoras no han estrenado casi nada de la nueva comedia americana, y así se vienen perdiendo pequeñas joyas. Dentro de esa ola cómica, la factoría de Judd Apatow es la que mejor ha salido parada ya que no ha sufrido el total e incomprensible desprecio para su proyección en las salas (pero esa maravilla tragicómica llamada Funny People paso de largo). La última perla bajo el ala protectora de Apatow se llama Damas en Guerra (Bridesmaids en el original). Pero sería injusto decir que el mérito de esta película es solo de Mr. Apatow. La genialidad de este film cae sobre los hombros de Kristen Wiig (Annie). Aquí disfrutamos la consagración de una genial actriz que, siempre devolviendo el gesto justo, la venía descociendo desde hace mucho. Se puede recordar la recientemente estrenada Paul, como joven con el parche en el ojo; Adventureland, como dueña del parque de diversiones; o Whip It como una desquiciada patinadora. Esas entre tantas otras. Una grande de verdad. En esta película esta intratable y desde el comienzo Wiig y Jon Hamm la descosen a puro sexo y humor, de ahí en más, imposible que desaparezca la sonrisa de nuestros labios. Pero Damas en Guerra no es solo la confirmación de Wiig sino que también es el descubrimiento de otra gran comediante, de Melissa McCarthy (reciente ganadora del Emmy a mejor actriz cómica) que con sus apariciones brutales y sin filtro juega a ser el Galifianakis de ¿Que paso Ayer?. Si sumamos a una acertada Rose Byrne (Helen, a quien se le declara la guerra) y una troupe que no desentona podemos asegurar que estamos en presencia de una gran comedia. Y también de que ya era hora de dar lugar a esa gran cantidad de buenas comediantes al que solo le permitían robar momentos. Nombrar esa obra maestra que es ¿Qué paso Ayer? no es casual. Con esta película hay varios puntos en común: grupo de amiga/os, casamiento de por medio, un humor políticamente incorrecto, el amiga/o delirante. Pero son esencialmente diferentes (así lo declara el fallido viaje a las Vegas). En ¿Que paso Ayer? la amistad ya existía y aunque se suma Galifianakis, en realidad no lo hace (como vemos al comienzo de la segunda), nada cambia, por eso se puede repetir una segunda parte casi calcada, ellos son los mismos. Damas en Guerra es un viaje personal que se apoya en la amistad como principal argumento. En la pasada y en la futura. Hay crecimiento y cambio, es más esencial que una anécdota de Las Vegas (es cierto, es LA anécdota de Las Vegas) y por eso la batalla entablada entre Helen y Annie es puro corazón, no hay maldad en sus personajes, son seres imperfectos buscando a los tropezones, y como se sabe, cuando uno es amigo siempre hay regreso. Finalmente se puede señalar que posee algunas escenas innecesarias (así se explica el extenso metraje de 127 min), que la abundancia de personajes hace que en muchos casos se terminen diluyendo y que el ritmo decae en la última parte, tornándose más romántica que delirante, pero aún así, no cambia el hecho de que estamos ante una de las grandes comedias del año.
Monster Inc Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley) son una pareja de científicos especializados en la combinación de ADN y trabajan para una empresa farmacéutica, sitio donde parece que los límites están hechos para romperse (recordar la reciente El Planeta de los Simios). Ellos se dedican con mucho entusiasmo a crear híbridos de especies animales pero cuando su último experimento resulta fallido, y como internamente esperamos y deseamos, intentan ir más allá, decidiendo usar ADN humano. Esta nueva creación tendrá nombre: Dren (Delphine Chanéac). El vínculo entre Clive y Elsa es como el hielo, se observa en los besos desapasionados, y se reconoce en esa puesta en escena de tonos fríos. Ante la idea imposible de una familia esta fémina especie nueva cumplirá el rol de hija. Pero su evolución será peligrosa, y como toda adolescente, será difícil de detener. Imposible olvidar que esta joven tiene un plus mas-allá-de-lo-humano que uno sabe será imposible de controlar. El film de Vincenzo Natali (director que pasó a los primeros planos con El Cubo para luego desparecer lentamente) tiene una puesta en escena lúgubre, recorre temas como los limites de las investigaciones científicas, el ansia de jugar a ser dios, la ética. Cuestiones que cruzan el film inicialmente para luego decantar en una de suspenso, con momentos perturbadores como el aislamiento a la que será condenado este "experimento", la relación que se establecerá entre los tres protagonistas y la constante tensión en la espera de saber en qué evolucionara finalmente Dren. No decae el interés por lo impredecible del personaje que además de causarnos simpatía nos produce temor. Son para destacar (de hecho, en ellos se apoya el verosímil de este relato fantástico) las sólidas actuaciones por parte de Brody y Polley, ellos permiten la compenetración con la historia. Aunque estrenada con tanto retraso (el film es del 2009) resulta una más que interesante opción para ver en esta cartelera tan plagada de superhéroes y 3D.
Pasta de campeón Sin Límites (Limitless en el original) es la expresión última del sueño americano, y quizás por extensión, del sueño de todos. Porque esta película, de irregular narración, tiene a su favor una sinceridad pocas veces vista por estos tiempos. Film que juega a ser historia de amor, historia de ascenso y caída en desgracia y thriller del mercado de valores (como Dos por el Dinero con Al Pacino y Matthew McConaughey) para finalmente convertirse en documento de esta necesidad del éxito urgente, de la medida del ser vivo de hoy, del dinero. La historia comienza con un escritor que tiene en sus manos su primera novela. Este es Eddie Morra (Bradley Cooper), un hombre que por fin ha cumplido su sueño, puede trabajar de lo que le gusta. Pero cuando se encuentra frente al papel, no puede escribir ni una palabra. Pasa los meses entre televisión, pizzas frías, bares y ojeras, se va diluyendo su convicción, su inspiración no existe. Y como si fuera poco, su novia lo deja. En medio de ese vertiginoso descenso se cruza con un ex cuñado que le ofrece la felicidad en un pequeño comprimido. Una droga que potencia la inteligencia. Pero a no confundirse, no lo vuelve un poco más inteligente, lo convierte lisa y llanamente en una máquina de razonar y de agudeza, esta claridad lo colma confianza, se transforma en lo que desea ser, un triunfador. Termina su novela en días y esa lucidez lo trasforma hasta el punto de mejorarlo físicamente. Es en ese momento donde se funda la película. Porque Eddie Morra podría escribir todos los libros que hubiera soñado, pero luego de conocer a un agente de bolsa distingue lo que realmente quiere, dinero. No deseaba escribir un libro, ambicionaba el éxito. Y así la bolsa, el mercado del dinero, es el terreno donde se sentirá más cómodo. ¿Acaso no es allí donde creemos que el dinero está a un clic (o píldora) de distancia? La elección no es inocente, la bolsa de comercio es la expresión máxima de que el cielo y el infierno son un subibaja vertiginoso e incomprensible. Un día millonario, otro día vagabundo, ejemplo cinematográfico es aquel final de la gran comedia De Mendigo a Millonario (con Eddie Murphy). Pero todo pacto con el diablo se tiene que pagar. La adicción a la droga de a poco lo va destrozando, se suceden lagunas mentales, y la adrenalina de no tener límites lo convierte en un ser de puro desenfreno e inconciencia. En medio hay un interés amoroso, una vinculación con la mafia rusa, la posibilidad del salto a las grandes ligas (con Robert De Niro como inversor a gran escala) y gente que busca esa droga experimental de la que se apropió. Tantas variables abruman. El nivel de intensidad de thriller que busca es fallido, aun así, esa honestidad sobre el triunfo a cualquier costo y ese egocéntrico y pedante comportamiento de Eddie (que bien le sale a Cooper ser inescrupuloso) es algo que no se ve seguido. La decisión que presenta como escenario final (más allá de Wall Street) es una clara declaración de cual es hoy el negocio máximo, gracias Burger por este descaro, imperfecto, pero descaro al fin.