Chicas en aprietos En los últimos años Hollywood vio en el público latino estadounidense un jugoso mercado en pleno crecimiento que no estaba siendo bien aprovechado. Es de esa manera que de la mano del crecimiento de la población hispanoparlante en los Estados Unidos han crecido también las producciones dirigidas a ese potencial nuevo público. Dos locas en fuga es una muestra de lo que este nuevo ¨movimiento¨ confluye, dando lugar a una dupla que intenta representar a dos mundos opuestos enfrentándose, como lo son la cultura latina y la norteamericana, y como también logran apoyarse mutuamente para derrotar al malhechor de turno. La historia suena liviana y trillada, y ciertamente lo es, el film basa su comicidad en una suerte de malos gags denigrantes hacía el personaje llevado a cabo por la bellísima Sofía Vergara (Chef, Modern Family) dando a entender su poca capacidad cognitiva por ser linda y de origen latino, pero lo más contradictorio del film es como constantemente refuerza a base de errores, que no quedan debidamente demostrados si son a propósito, que el caso termina siendo totalmente el contrario, dando al personaje de la ¨legalmente rubia¨ Reese Witherspoon una constante vapuleada en el sinsentido que refiere su personalidad y caracterización. Llama la atención como en esta película se concentran dos fuerzas opuestas para intentar atraer al público latino y norteamericano por igual. Por un lado el innegable contexto del film y la intrusión de actores afines a la cultura; y por otro lado la continua degradación que demuestra hacía los mismos, convirtiendo a la película más en un mal chiste que una comedia que intenta atraer a dos públicos yuxtapuestos. Si bien ninguna actuación se destaca y Reese Witherspoon deja bastante que desear en su nuevo papel como policía despistada podemos decir que por lo menos Vergara consigue controlar la trama con cierta calidez y profesionalismo, haciendo uso también de su innegable belleza, reforzando su papel desde la mitad de la película en adelante haciendo que la dupla funcione a un nivel momentáneamente aceptable. Dos locas en fuga es la muestra de cómo no intentar incursionar en un nuevo segmento de público, demostrando que no solo basta con posicionar actores hispanoparlantes en sus elencos para tener una buena acogida, sino que también el respeto mutuo es invaluable para lograr un producto mínimamente aceptable, más cuando este repite una formula argumental tan trillada y vista anteriormente que la hace tan previsible como exasperante.
A la búsqueda del éxito Escribiendo de amor marca la vuelta de una de las duplas actor-director de comedias románticas que marcaron los últimos 20 años. Mientras que Hugh Grant tiene en su haber variadas producciones con distintos directores, Marc Lawrence es todo lo opuesto contando hasta el momento con solo cuatro largometrajes, incluyendo este nuevo film, y con la curiosa salvedad de que en todas y cada una de sus producciones el protagonista es el mismísimo Hugh Grant, como en la recordada Music and Lyrics junto a Drew Barrymore, convirtiéndose así en lo que parece ser una especie de musa inspiradora para el director. Esta conexión entre actor y director se ve perfectamente reflejada en este nuevo film, ya que Grant se muestra con soltura y regala una muy buena interpretación, aunque nada fuera de lo que nos tiene acostumbrados y con ciertos clichés característicos de sus interpretaciones. De todas maneras el personaje parece muy bien adaptado a su personalidad y da cuentas claras de lo influyente que es Grant para las producciones de Lawrence. La película no da grandes sorpresas con sus interpretaciones con el resto del elenco, aunque sí cabe destacar el papel de Allison Janney (American Beauty, Juno) que da una muestra de carácter y solidez más que interesante para el papel secundario que interpreta. Si bien Escribiendo de amor peca de ciertos facilismos en su guion, genera una agradable sensación de entretenimiento y más aún si el espectador ha experimentado en la escritura de guiones o novelas, ya que en ello se centra la trama de la película, y con esto nos termina otorgando sonrisas y carcajadas varias que son más que bienvenidas. Sin dudas una muy buena opción para los amantes de las comedias románticas o comedias ligeras, y sobre todo una opción muy aceptable para ver en pareja.
Si bien la carrera del director Rob Cohen no está plagada de éxitos, sí cuenta con varios films memorables, entre los cuales se cuentan la primer Fast & Furious y recordadas producciones como Daylight, con Silvester Stallone como protagonista, y el muy buen documental ficcional sobre la Vida de Bruce Lee, Dragon: The Bruce Lee Story. Sin dudar, se puede decir que Cohen ha tenido una carrera con producciones cuanto menos llamativas, y con gran repercusión en la memoria del público. Con Cercana Obsesión, Rob Cohen se sumerge en principio en una historia atípica a lo que nos tiene acostumbrados, y digo solo en principio porque si bien el film se centra en una relación amorosa prohibida entre una profesora y un alumno al final de cuentas la trama termina inclinándose a un formato más cercano a su estilo característico. Haciendo uso de la figura de una total seductora como lo es Jennifer Lopez (Maid in Manhattan) el film da riendas sueltas a una continua tensión sexual entre su personaje y el del joven Ryan Guzman (Step Up Revolution), la cual tendrá su clímax en una fuerte escena erótica que dará el puntapié inicial para que se desarrolle la verdadera trama detrás de la historia que los envuelve. La relación entre ambos personajes está bien desarrollada y se puede decir que la dupla cumple el efecto deseado, pero si hay que destacar a uno de los dos es a Guzman, quien con su poca experiencia en cine termina demostrando una destreza y talento digno de cualquier actor avezado y resulta ser la mayor sorpresa del film. El guion a cargo de la novata Barbara Curry, no hace más que reflejar su ínfima experiencia en el rubro, ya que este es su primer guion y en parte sorprende que haya sido tomado en cuenta considerando lo cliché y repetitivo de su argumento. No bastando con la pobreza de la historia central, el relato comete repetitivos errores conceptuales que terminan asemejando su argumento a una obra de cine independiente. Cabe destacar que aun contando con un libreto pobre, su director Bob Cohen logra mantener la tensión y hacer entretenida la trama, dotando a la película con algunas más que buenas escenas que no parecen salir de la misma película y las cuales posicionan de cierta forma una firma personal garantizada. Cercana obsesión se podría definir como un híbrido, una mezcla de buenas aptitudes (y actitudes) pero con un guion deficitario que parece haberse quedado en su etapa de borrador más que de una versión final. Aun así, habrá cierto público que seguramente encontrará interesante la película, ya que además de contar con Jennifer Lopez y por consiguiente atraer a todos y todas sus fans, cuenta con una muy buena dirección y un muy buen desempeño actoral del protagonista masculino, que seguro será del mismo agrado del que lo es Jennifer Lopez para sus fans.
Retratos y batallas Cuando en 1907 Gustav Klimt culminó luego de tres años de trabajo el primer retrato de Adele Bloch-Bauer, difícilmente imaginaria la odisea de la cual sería testigo ese óleo hecho por encargo de un marido orgulloso de la belleza de su esposa. Si bien la obra de Klimt es actualmente muy conocida y valorada, no fue hasta hace unos años atrás que empezó una real fiebre por su arte en la cultura popular y hoy sus obras se pueden ver representadas y copiadas por doquier. La dama de oro es un film que relata las peripecias legales afrontadas por María Altmann, sobrina de Adele y única heredera viva de la familia hasta ese momento. Como es de público conocimiento, hasta el día de hoy quedan muchas obras de arte robadas durante la Segunda Guerra Mundial que no han sido devueltas a sus verdaderos dueños y Retrato de Adele Bloch-Bauer I o La dama de oro, como se la conoció comúnmente durante su estadía en Austria, es una de las tantas que han atravesado una real suerte al haber regresado de manos ajenas a sus originales propietarios. Es justamente el incidente legal que involucró a la única heredera y al gobierno austriaco por mantener la tenencia sobre la obra en lo que se centra el film con ciertos altibajos en su historia, haciendo mucho hincapié en la relación entre Maria Altman y su abogado, representados por Helen Mirren (The Queen, RED) y Ryan Reynolds (Green Lantern, The Amityville Horror). Si bien la historia es relatada de forma entretenida y por momentos realmente atrapante, presenta altibajos constantes que convierten a la película en una verdadera montaña rusa narrativa que deja un agridulce sabor a que podría haber sido contada mucho mejor si se le hubiera prestado más atención a ciertos detalles de guion y actuación. Mientras Helen Mirren cumple con su rol de una forma más que adecuada y correcta convirtiéndose en uno de los pilares del fim, Reynolds concede grandes dudas en su actuación y deja al espectador con ganas de mucho más de parte del personaje que toma en forma. La dama de oro es una cinta que no se destaca en sus individualismos, si no en su forma completa, ya que lo que falta de un lado es solventado del otro, y logra sacar unas buenas carcajadas por momentos que son más que bien agradecidas para disfrutar la historia, aun sin estar enfrente a un film cómico. Y es este factor jocoso el que tal vez rescate al film de la vacía mediocridad en la que cae por momentos. Si bien el director Simon Curtis es un experimentado director de series y películas de televisión, aun demuestra falta de tacto ante este, su segundo film para la pantalla grande, después de la buena My Week with Marilyn (2011). Sin dudas La dama de oro es un film entretenido de ver, pero el cual sacrifica buena parte de su historia sin terminar de convencer del todo. Aun así es una buena opción entre los estrenos de la semana para quienes estén buscando una película entretenida, sin caer del todo en el drama ni en lo cómico, pero congeniando ambos para dar como resultado una buena película.
Recuerdos del pasado, miedos del ayer El otro lado del éxito (Clouds of Sils Maria) es la nueva película del parisino Olivier Assayas, quien se nos ha presentado anteriormente en las salas locales con films como Clean (2004) y Las horas del verano (2008), pero posiblemente sea más recordado por el cortometraje ¨ Quartier des Enfants Rouges¨, que formó parte del proyecto cinematográfico Paris, je t'aime (2006). Si bien Assays no se caracteriza por ser un director con grandes films, esta vez apuntó fuerte al internacionalismo de su nueva película para lograr más notoriedad. Un plan que funciona por sí solo con las muy buenas interpretaciones de las actrices principales Juliette Binoche (Bleu, The English Patient), Kristen Stewart (Saga Twilight, Snow White and the Huntsman) y con la introducción de la joven Chloë Grace Moretz (Let Me In, Kick-Ass). Pero el film guarda un problema desde el principio, que no es ni más ni menos que la misma dirección de Assays, la cual peca de desprolija y bastante problemática por momentos, haciendo de algunas escenas dignas de un estudiante de cine en sus primeros pasos. Es realmente llamativa esta falta de técnica y desorden ante algunas situaciones que parecen no haberse podido solucionar ni siquiera en la sala de montaje. Sumado a esto la estructura del film se torna por momentos un tanto caótica al verse segmentada constantemente por cortes abruptos e inesperados que no suman en lo absoluto a la narración. Aun así, con todos estos puntos en contra el film es disfrutable y se torna como una bella historia de perseverancia y perpetuación en el tiempo, allí cuando los fantasmas del miedo y la muerte acechan nuestras Vidas. La película es una buena opción para espectadores asiduos a films de narrativa calmada y acostumbrados a un tipo de cine más europeo.
Terror a la ligera Kevin Greutert (Saw 3D, Saw VI) no es un director con una extensa carrera, y entre sus pocas producciones es posible que Jessabelle sea la peor. Las desprolijidades e incongruencias que saltan a la vista en Jessabelle son parte de un todo incompleto, del cual su director y su guionista Robert Ben Garant (Let's Go to Prison, Balls of Fury) son los mayores culpables. Además de detalles técnicos como errores varios de continuidad e inclusive de fotografía, el guion es el primero en errar el camino en la película, con una historia que denota ligereza argumental que no llega a generar interés durante toda su duración y termina derrapando en el absurdo hacía el final. Tal vez lo más interesante del film sea el protagónico de Sarah Snook (Predestination, Not Suitable for Children) pero no por su nivel dramatúrgico, si no por su llamativo parecido con Melissa Joan Hart, la recordada bruja adolescente Sabrina. Lamentablemente su pobre trabajo en Jessabelle, si está a la altura del resto del film, y no logra convencer con su papel en ningún momento. Películas de terror buenas no sobran estos días, aun así de vez en cuando alguna cinta llega para sorprendernos, claro que este no es el caso de Jessabelle, la cual se suma ya a una extensa lista de pobres producciones que pasaron por nuestras pantallas sin pena ni gloria.
Distopías futuras Chappie es el tercer largometraje de Neill Blomkamp, director que supo traernos anteriormente películas como Elysium (2013) y District 9 (2009) y quien ya ha hecho de la ciencia ficción y las denuncias sociales su marca personal. Blomkamp nuevamente nos acerca a un mundo distópico y lejano, que nos confronta con todo el peso de las disyuntivas sociales entre clases y culturas, siempre sin dejar de lado su cuota de futurismo tecnológico, el cual parece ser un eje causal que conecta a todas sus producciones entre sí. En cada uno de sus films, Neil Blomkamp ha sabido reformar conflictos de clase actuales, adaptándolos a una visión de un futuro sombrío y poco esperanzador en donde no hay espacio para argumentos vanos y livianos. Pero en Chappie por primera vez marca la diferencia introduciéndonos en una historia con cierto grado humorístico que en pocas ocasiones muestra una visión arraigada a la crudeza a la cual nos tiene acostumbrados, y ahora utiliza este medio para introducirnos en un relato digno de cualquier libro de Isaac Asimov, aunque esta vez las criticas sociales y la denuncia han quedado más pérdidas que en veces anteriores. Uno de los factores más llamativos de Chappie es su estética, que logra concentrar la atención a base de un juego de colores aniñados, acompañado por figuras clásicas del arte callejero actual y pasado. Pero nada de esto resaltaría tanto sin la introducción de las dos mayores sorpresas del elenco, que en este caso no son más que Ninja y Yo-Landi Visser, integrantes de la banda Die Antwood, y a los cuales les han dejado conservar sus nombres artísticos para la película. Quien los conozca de antemano sabrá que fuera de cualquier aspecto musical, ambos son personajes que se jactan de poseer una estética muy llamativa en sus videoclips y presentaciones, con un uso superlativo de la paleta de colores. Todo esto fue muy bien aprovechado por Emilia Roux (District 9) y Bobby Cardoso (Outpost 37), quienes fueron las encargadas del área de arte de la película. Si bien Chappie no parece cumplir las expectativas totales que género en los últimos meses, termina sorprendiendo en algunos factores que resultan un poco ajenos a la típica dirección de Neill Blomkamp y consigue cumplir no solo con la cuota de entretenimiento que uno cabria de esperar, sino también con la de denuncia a la cual ya nos tiene acostumbrados. Sin dudas Chappie es una muy buena opción entre los estrenos de esta semana.
Retrato de la memoria Como pocos estrenos nacionales del año Pasaje de vida llegó para destacarse entre la multitud. Es que son pocas las producciones nacionales que cumplen con un todo tan solvente como este film. Con una estética que fusiona a la perfección dos mundos y tiempos distantes, Pasaje de vida nos lleva a un recorrido por la memoria y nos recuerda constantemente como el presente está plagado de asuntos del ayer. La dirección a cargo de Diego Corsini consigue compenetrar al espectador de una forma tan sutil como lo hace la historia en sí, marcando una diferencia notable con su anterior producción Solos en la ciudad. Es que se puede visualizar una evolución más que sorprendente en su tratamiento al momento de encarar este nuevo y ambicioso proyecto que encarna desde una visión muy cercana, debido a que en parte es un homenaje a sus propios padres, quienes militaron junto a Montoneros en los 70’s y sufrieron el exilio obligado para lograr sobrevivir. Comprender la historia como si fuera propia sería mucho más difícil sin las más que correctas actuaciones que nos otorga el elenco, en donde se destacan las muy buenas labores de Marco Antonio Caponi, quien ha hecho la mayoría de su carrera en televisión en series como Vecinos en guerra y Graduados, y al madrileño Javier Godino (Todos tenemos un plan, El secreto de sus ojos). Entre tanto la actuación del a esta altura más que conocido Chino Darín (Voley, Muerte en Buenos Aires) deja ver retazos de su temprana inmadurez como actor, pero demuestra una evolución constante y coincidente con el papel retratado. Uno de los puntos más fuertes del film es la fotografía a cargo de Germán Vilche (Choele) quien nos entrega una gloriosa fusión entre el presente y el pasado a través de una paleta de colores que nos da lo mejor de los dos mundos, pero siempre resaltando una clarísima visión contemporánea tan prolija como atrapante. Como dejé en claro anteriormente, Pasaje de Vida es el estreno fuerte de la semana, alejado de los tanques hollywoodenses y de visiones simples y efectistas. Es una apuesta fuerte del cine nacional que nos recuerda parte de nuestro pasado desde una perspectiva posiblemente nunca antes representada, y es un excelente puente de acercamiento a un nuevo cine, representado por figuras nuevas y frescas, con una visión tan potente como cercana. Sin duda alguna Pasaje de vida es la mejor opción entre los estrenos de esta semana.
Fantasmas de la guerra En el ambiente del cine hay cambios constantemente: directores que se vuelven productores, productores que se vuelven directores, directores que se vuelven actores y actores que se vuelven directores. Este último caso nos ha dado ciertas alegrías en los últimos años como con el destape de Ben Affleck como realizador y ahora le ha llegado la hora de probar suerte al neozelandés Russell Crowe. The Water Diviner (Camino a Estambul) nos posiciona en la búsqueda de un padre australiano por sus tres hijos presuntamente muertos en la batalla de Gallipoli sucedida en 1915, en la península turca que lleva el mismo nombre, durante la Primera Guerra Mundial. Lejos de tener alguna relación o similitud con la ochentosa ¨Gallipoli¨ protagonizada por Mel Gibson, Camino a Estambul nos ubica como espectadores cómplices de una búsqueda desesperada por parte del personaje que el mismo Russell Crowe interpreta al retratar a un padre que siente haberse quedado solo en el mundo. El factor dramático del film es bien combinado con crudas escenas, dignas de cualquier film bélico actual, y aunque las mismas lejos están de ser el eje de la historia, sintetizan de buena manera el factor histórico desencadenante detrás del argumento principal. Si algo hay que reprocharle a Crowe en esta, su primera incursión como director, son las varias libertades artísticas tomadas durante la creación de ciertos planos, que lejos de convencer y dejar una marca diferencial de estilo, generan cierto desconcierto y extrañeza al no ser las correctas para los tiempos y la historia relatada. Con esto hago referencia a algunos planos desvirtuados en postproducción y ralentizaciones innecesarias entre otras cosas. Aun con estas libertades, que pueden ser tomadas como errores conceptuales, la labor que Crowe demuestra en esta ópera prima decanta un correcto uso de la narrativa y del trabajo de cámaras, no sin caer en algunos errores de continuidad típicos de un primer trabajo, los cuales naturalmente son de lo más comprensibles. Por otra parte su labor como protagonista del film no defrauda y nos devuelve a un Crowe fresco y con un buen manejo dramático, que sin ser extraordinario cumple con las expectativas. Lo más llamativo de esta producción tal vez sean sus decorados naturales y por sobre todo la llamativa fotografía llevada a cabo por Andrew Lesnie (la trilogía Lord of the Ring, I Am Legend) quien falleció recientemente en el pasado mes de abril a los 59 años de edad y cual su último trabajo fue en esta película. En este caso Lesnie nos brinda un espectáculo desbordante de colores primarios saturados, combinados con una paleta de color repleta de ocres en referencia al paisaje desértico referente al film. Esta ha sido una arriesgada decisión que no parece de lo más acertada por su tan marcada saturación que nos recuerda a las viejas cintas en Technicolor, pero aun así consigue dejar su marca y logra acompañar al resto de la película. Camino a Estambul es una producción llamativa por tanto detalles técnicos como por ser la primera incursión de un lado y un último trabajo del otro, de dos reconocidos referentes de la industria. Con todos estos factores termina siendo una cinta agradable de ver, que puede no llegar a ser del gusto de todo el público debido a su tempo un tanto rezagado, pero que cumple con la cuota de entretenimiento y emotividad que cualquiera esperaría de ella.
El terremoto que no sentimos Hace tiempo que no llegaba a la pantalla grande un film que, sin hacer uso de superhéroes, destruyera toda ciudad y edificio que se le cruzara por el camino. Hace tiempo que no llegaba a nuestras salas un exponente del tan mal llamado ¨cine catástrofe¨. La verdad que se estaba tardando la aparición de uno de estos tanques que a fuerza de efectos especiales quisiera llevarse todo por delante, y ahora que ha llegado podemos dar por sentado que nadie la extrañará cuando se vaya. Terremoto no promete demasiado, es la típica producción que copia una y otra vez a sus predecesoras del género, agregando o sacando detalles a lo largo de su duración, pero siempre cayendo en el mismo argumento una y otra vez, casi hasta el punto que lo podríamos repetir de memoria sin siquiera haber leído la sinopsis. Sacando de lado la inevitable comparación con cualquier película moderna del género, el film concentra la atención del espectador en los efectos digitales a los cuales ya estamos tan acostumbrados, sorprendiendo por momentos con escenas impactantes de destrucción, y juega con el lado sensible del público con argumentos tan cliché como lo es de por si la historia central. Cabe destacar que entre tanta idea repetida y falta de argumento, Dwayne Johnson (The Scorpion Kin, Hercules) resulta salir airoso con una interpretación acorde al protagónico entregado y que puede llegar a sorprender a más de algún espectador. Si bien Terremoto no termina siendo la gran apuesta que algunos podrían esperar, no desilusiona para pasar un rato de entretenimiento a base de destrucción y efectos digitales bien llevados a cabo. Y si vale hacer una recomendación a quien vaya a verla, es que no se preocupen por buscar la versión 3D, ya que para esta ocasión no es más que un mero accesorio secundario.