En una eficaz secuencia inicial, A ciegas nos presenta a su protagonista con un interesante recurso: mientras en la TV se nos muestra material de archivo de esa joven que solía ser una famosa esquiadora hasta que un accidente la dejó con su visión comprometida, en simultáneo vemos cómo, en su duro presente, ella baja sigilosamente por las escaleras para no llamar la atención de su madre. Sophie (Skyler Davenport, actriz no vidente que se destaca en este film que le queda chico) huye de ese pasado de gloria para refugiarse en la única actividad que la sacude del letargo: cuidar casas y mascotas cuando sus dueños se van de vacaciones. En este caso, la joven, quien halla cierto morbo en robar pertenencias de esos lugares inmaculados para revenderlos, llega a una vivienda opulenta alejada del mundanal ruido. En un momento de burda previsibilidad, su madre la contacta para que se baje la aplicación See for Me (“Mira por mí”, el título original de la película), recomendación que Sophie descarta porque quiere manejarse por sus propios medios. Como estamos ante un thriller que su nutre de esa suerte de subgénero que es el de la invasión de hogares, sabremos que Sophie necesitará esa app tarde o temprano, y A ciegas no prolonga la llegada de ese instante de desesperación. Cuando tres hombres ingresan al hogar para robar una millonaria suma de dinero, la joven se apoya en la asistencia telefónica de Kelly, una exveterana del ejército (Jessica Parker Kennedy), quien no solo la ayuda cuando debe moverse en esa casa a oscuras y eludiendo a los intrusos sino también cuando llega la hora del contraataque. En este punto, A ciegas logra muy buenas secuencias con Sophie como una heroína imperfecta que forja un entrañable vínculo con Kelly en esa situación de emergencia. El problema clave del film de Randall Okita es que agota sus cartuchos en su primera media hora, bajando el nivel de tensión y descartando el factor sorpresa. De este modo, su largometraje se desinfla rápidamente, dejando a Davenport sola en una trama lineal que desaprovecha su talento.
A Ciegas se convierte en una película entretenida y bien ejecutada, con un guion que sobresale por sus permanentes giros que sobrepasan la premisa inicial.
A ciegas es una propuesta canadiense inspirada en el clásico Wait Until Dark (1967), con Audrey Hepburn, que en el último tiempo tuvo una influencia notable en varios filmes similares. El mismo concepto se trabajó con diversas variaciones en No respires, de Fede Álvarez y Hush, de Mike Flanagan (Doctor Sleep). En esta oportunidad le añadieron a la premisa argumental un complemento millennial, con la aplicación de un celular que ayuda a la protagonista ciega de la amenaza de unos criminales. Los productores claramente desarrollaron el film para un público pre-adolescente que podría considerar a La habitación del pánico, de David Fincher, un entretenimiento antiguo que disfrutaban sus padres cuando eran jóvenes. Me cuesta creer que existan espectadores de más de 18 años que consideren esta labor del director Randall Okita un thriller apasionante. En parte porque probablemente ya vieron la misma idea trabajada en otras películas superiores. A este film le juega en contra que la narración se quede muy corta en materia de intensidad y los villanos parezcan descendientes de Marv y Harry de Mi pobre angelito. Entre los aspectos positivos se puede mencionar que el reparto al menos es decente y la protagonista, Skyler Davenport, consigue sacar adelante a una heroína complicada que no despierta ninguna simpatía. Dentro del género A ciegas ofrece una película liviana y genérica que no hace nada interesante con la historia que propone, motivo por el cual su visionado se puede relegar a la televisión.
Hoy se estrena en los cines argentinos A Ciegas, un thriller canadiense dirigido por Randall Okita y protagonizada por Skyler Davenport, Jessica Parker Kennedy y Kim Coates. A Ciegas sigue la historia de Sophie, una ex esquiadora no vidente que se gana la vida cuidando casa y robando alguna que otra pertenencia. Su nuevo trabajo es cuidar a un gato en una mansión apartada y para ellos se comunica con Kelly, una asistente que a través de una aplicación de celular hace de ojos de Sophie. Todo va a complicarse cuando tres ladrones irrumpen en la casa. A Ciegas es una película bastante regular, primero porque este estilo de lo que se conoce como subgénero de “home invasion” ya se ha visto en películas no solo similares sino mejor que esta, por ejemplo, No Respires de Fede Álvarez o Hush de Mike Flanagan, esto juega en contra ya que no tenemos sorpresa y más o menos podemos imaginar de qué viene la cosa. Uno de los problemas principales del film es la protagonista, la actuación de Skyler Davenport no convence como persona no vidente, por suerte algunos secundarios mejoran en sus papeles, pero para quien recae el peso actoral deja mucho que desear. Otro inconveniente es que la película se ve muy oscura y no hay ningún aporte desde el lado de la dirección de Okita, no sólo no hay marcas de autor, sino que estamos ante un producto de bajo presupuesto el cual no supo sacar partido de sus propias capacidades de producción. A su vez, A Ciegas, es muy predecible y falla argumentalmente, las actitudes de Sophie son inverosímiles en varios momentos del metraje. En fin, A Ciegas se queda a mitad de camino de lo que uno espera en una película de suspenso y lamentablemente no podemos recomendarla. Tal vez le guste a quienes nunca vieron este tipo de subgénero, pero, así y todo, seguramente deje un sabor insulso, aunque su final deje un mensaje de superación.
Otro propuesta de terror y suspenso que llega de la mano de una protagonista que debe hacer frente a los peores infortunios siendo ciega. Se trata de una deportista de elite que decide aceptar el empleo de cuidar de un gato en una mansión enorme, cuando su dueña debe ausentarse. Como es esperable hace un reconocimiento de la casa con algunos tropiezos y a poco de andar el film muestra como tres ladrones ingresan para robar con el dato de la casa vacía y se encuentra con la rubia joven y privada casi totalmente de la visión. Con la ayuda de su teléfono se conectara con una mujer que guía sus pasos para hacer frente a los intrusos. El entretenimiento con esta propuesta no es nuevo pero logra mantener la tensión todo el tiempo y tiene una virtud muy interesante, acá no hablamos de buenos y malos sino que las zonas oscuras alcanzan hasta la protagonista y las de bondad a los saqueadores.
Sophie (Skyler Davenport) es una joven esquiadora cuya carrera se ve truncada cuando sufre un accidente que la deja ciega. El mismo no sólo afectó lo que más amaba, también la convirtió en una persona antipática y enojada, que no se deja ayudar ni siquiera por su madre, quien intenta convencerla de volver a esquiar. Sophie procura ser independiente y toma algunos trabajos breves para hacer dinero. Al comienzo vemos que su próximo paso es cuidar la casa y el gato de Debra (Laura Vandervoort), quien está por irse de viaje. La mansión resulta muy grande y poco práctica para alguien con sus impedimentos. Por un error, necesita la ayuda de "See For Me", una App manejada por voluntarios que guían a quien lo necesite. La atiende Kelly (Jessica Parker Kennedy), una ex-soldado que también la asiste cuando irrumpen Otis (George Tchortov), Dave (Joe Pingue) y Ernie (Pascal Langdale) con la intención de robar la caja fuerte. Allí comienza la acción y algunas vueltas de tuerca que entretienen. La idea de la joven ciega que necesita ser guiada y sólo cuenta con la App es buena, pero...por algunos errores en el desarrollo del guion de Adam Yorke y Tommy Gushue no llega a cumplir con la dosis de suspenso que promete. Otro error es como se presenta a la protagonista, muy irritable como para sentir empatía. De todos modos, si te gusta el género, va a captar tu atención.
Sophie (Skyler Davenport) es la heroína de esta historia. Una joven deportista que debió retirarse de su carrera de esquiadora luego de perder la visión y quedar totalmente ciega. Vive con su madre y se dedica a cuidar mascotas, cuando los dueños de grandes y lujosas casas deben salir de viaje. Una mañana, Sophie arma la valija y toma un taxi hacia una de estas opulentas moradas. La dueña de casa, a punto de divorciarse, emprende una excursión de placer dejando su hogar y su pequeño gato al cuidado de la solitaria protagonista.
Desde hace algún tiempo podemos ver varias películas sobre invasión doméstica, donde alguna persona tiene que enfrentarse a intrusos que quieren algo de su hogar. Sin embargo, no todo está agotado dentro de este subgénero, sino que todavía nos encontramos con algunos films interesantes para ver. Hoy se estrena en las salas «A Ciegas», una película canadiense que marca el debut actoral de Skyler Davenport. Un thriller bastante sencillo pero efectivo, que nos brinda algunos condimentos nuevos a este tipo de films. «A Ciegas» («See for me») se centra en Sophie, una ex esquiadora no vidente que se dedica a cuidar las casas y los animales de gente adinerada que se va de viaje. Una noche, mientras se hospeda en una recóndita mansión, unos ladrones entran para robar la caja fuerte pensando que nadie se encuentra en aquel lugar. Sin embargo, Sophie deberá enfrentarse a ellos, solo con la ayuda de Kelly, una joven que trabaja para la aplicación See for me, que ayuda mediante videollamadas a personas no videntes con inquietudes y problemas. La película logra atraparnos desde el primer momento y mantiene el suspenso y la tensión a lo largo de la hora y media de duración. Si bien la estructura no es tan original, sí tiene algunos elementos que aportan innovación, como los obstáculos físicos a los que debe enfrentarse la protagonista y el uso de la tecnología. Sin ser sumamente violenta o tener giros demasiado impactantes presenta una confusión (de la buena) en el espectador por las decisiones que va tomando Sophie, haciendo que la trama no se vuelva predecible y nos brinde algunas sorpresas. Además de proporcionarnos suspenso y entretenimiento, la película va un poco más allá para hablar sobre la superación y realizar una crítica de cómo la sociedad ve y trata a las personas con discapacidad, y cómo ellas quieren poder resolver sus propios problemas y valerse por sí mismas. Skyler Davenport, quien es no vidente en la vida real, hace un gran trabajo físico e interpretativo para llevar adelante el personaje de Sophie, el cual presenta cierta ambigüedad con su forma de ser y de comportarse. No todo es lo que parece y eso enriquece el relato. Además, la dinámica y el vínculo que va construyendo con Kelly (Jessica Parker Kennedy) es interesante. Su personaje no solo es útil para la protagonista sino que aunque no la veamos tanto se vuelve bastante atractiva por su fortaleza y conocimiento. A pesar de que no sea tan necesario para este tipo de films, se ahonda en la vida y el pasado de ambas, de forma superficial, pero con lo suficiente para darle un poco de tridimensionalidad a los personajes. En cuanto a los aspectos técnicos, la ambientación está bien realizada, situando la historia en una casa amplia con muchos recovecos en los cuales resguardarse, con decoración que sirve de obstáculo y grandes ventanales que dan al exterior para que podamos ver imágenes completas de las distintas situaciones desde afuera. También la fotografía ayuda a crear el clima deseado, con escenas oscuras, donde muchas veces la linterna es la única iluminación, algo que nos pone a la par con la protagonista. En síntesis, «A Ciegas» es un efectivo thriller que gracias a elementos innovadores, una buena interpretación de sus protagonistas y los obstáculos que propone logra entretenernos, mantenernos atrapados y dar un mensaje social bastante interesante.
Sophie es una joven ciega que se vio obligada a renunciar a su sueño de convertirse en esquiadora profesional. Sin embargo no acepta verse como vulnerable ni como víctima. Ahora pasa sus días haciendo trabajos de cuidado de casas y mascotas en otras casas mientras sus dueños no están. Es una mujer que ha aprendido a manejarse sola y no quiere que su discapacidad le quite más de lo que ya siente que le quitó. Se la percibe enojada, con un poco de bronca, y por eso apenas puede mantener sus vínculos, por eso o porque quizás siempre ofrecen ayudarla y ella no quiere ser la persona que siempre necesite ayuda y cuando así sea la pedirá. Durante un trabajo más de estos que consigue, en una casa enorme a la que la dueña, reciente divorciada, la deja con sus gatos durante un par de días, las cosas dan un vuelco imprevisto. Mientras duerme aquella primera noche la despiertan sonidos de unos hombres que entraron, sin tener ellos tampoco previsto esta otra presencia, e intentan abrir la caja fuerte. Con su celular acude a una app que le habían recomendado y probado un poco antes, See for me, en la cual se conecta con una persona que del otro lado la asiste teniendo acceso a todo lo que ve y escucha. A partir de esa premisa se desarrolla un thriller con algunos vuelcos y momentos interesantes. No obstante, un guion preciso que se encarga de sembrar cada semilla sin mucha sutileza, lo transforma en bastante previsible. Así, A ciegas se mueve un poco entre películas como Hush (una muy buena película de Mike Flanagan que suele quedar olvidada sobre una mujer sorda que vive sola y un día un enmascarado irrumpe en su casa al mejor estilo Los extraños pero a quien no la define su discapacidad) y No respires (el thriller de Fede Alvárez sobre un grupo de jóvenes que entran a robar a la casa de un hombre ciego al que subestimaron). Se la diferencia de aquellas con la presencia que tiene la tecnología en forma de esta mencionada aplicación pero sobre todo por la construcción que se hace del personaje principal (interpretada con solidez por Skyler Davenport, actriz no vidente en su primer rol en el cine): no tardamos en descubrir que no es del todo honesta, quizás con este enojo y frustración como razón. Así, un aspecto rico del film es que cuando las cosas se ponen feas no apunta a defenderse, sino a atacar directamente, algo de lo que no se duda sobre todo porque del otro lado de la pantalla, reunidas gracias a la aplicación, tiene la voz guiadora de una ex veterana, curioso personaje que nos deja con ganas de más. Allí donde muchas de estas home invasion movies suelen ser un poco tibias, al menos en un principio, acá no se duda. Entretenida, con pocos elementos y un ritmo que no decae, A ciegas quizás se queda a medio camino por lo poco original e imprevisible del guion, que tampoco termina de aprovechar dilemas morales que siembra con su personaje protagonista, una heroína con la cual cuesta conectar.
TENSIÓN, ACCIÓN Y RESOLUCIÓN Después de un accidente que la dejó ciega y alejada de un futuro promisorio como esquiadora, Sophie (Skyler Davenport) se dedica a cuidar mascotas mientras sus dueños no están. Cuando Debra (Laura Vandervoort), una mujer acaudalada, la contrata para hacerse cargo de su gato en una lujosa casa en el bosque, Sophie aprovecha para continuar con su negocio paralelo. Con la ayuda de un amigo, que oficia de guía por videollamada, roba una botella de vino para venderla por Internet. Como todavía necesita ayuda y su amigo se niega a seguir siendo cómplice, Sophie baja una aplicación llamada “See for me” (nombre original de la película), un servicio de operadores para personas no videntes. Así conoce a Kelly (Jessica Parker Kennedy), una veterana de guerra, adicta a los videojuegos, que la ayuda con un problema en la casa. Todo parece marchar bien, hasta que llega la noche y un grupo de ladrones irrumpe en el lugar. Con esa premisa, el director canadiense-japonés Randall Okita da forma a una película que funciona como un engranaje bien aceitado, con una economía narrativa que no se demora en contemplaciones. Después de una breve presentación de los personajes y los lugares donde ocurrirá la acción, el relato se mete de lleno en lo que quiere contar, que es la noche de supervivencia de Sophie (y Kelly del otro lado del celular) a merced del grupo de perpetradores. Hay algo que es cierto y que, para un análisis auténtico, es imposible de obviar: más allá de un esperable debate sobre la inclusión laboral, el punto de partida de A ciegas -una chica ciega contratada para cuidar una opulenta propiedad en el medio del bosque- es cuánto menos inverosímil. Sin embargo, si uno acepta esa suspensión de la credibilidad en beneficio de la narración, las cosas resultan mucho mejores. Un poco a la manera de lo que hacía Fede Alvarez en No respires (una película con la que A ciegas comparte algunas cuestiones, más allá de la obviedad de la ceguera, aunque a partir de eso ambas podrían catalogarse en una variante no vidente del home invasion), Okita le da entidad a los espacios y los objetos para utilizarlos después. Vemos un invernadero y sabemos que ahí va a ocurrir algo importante. La cámara se demora un instante en unos vasos sobre la mesada, y nos imaginamos que podrán tener incidencia en un posible enfrentamiento. Es un recurso de puesta en escena simple y efectivo, que entabla un diálogo con el espectador preocupado por el destino de Sophie. De la misma manera, el hecho de haber visto a Kelly jugando videojuegos de guerra contribuye al montaje paralelo, que muestra lo que Sophie hace y lo que Kelly ve a través de la cámara del celular: la acción en primera persona, con el arma que sostiene Sophie asomando por el borde inferior o por el costado del plano, como en un videojuego. Más allá de los aciertos formales, A ciegas funciona por su concisión y su falta de pretensiones. En 92 minutos, Okita construye un relato cuya principal preocupación es puramente cinematográfica. Tensión, acción, y resolución. Afuera quedan los discursos vacíos y esos comentarios sobre el mundo que a muchos directores actuales les gusta infiltrar en sus películas, con formas cada vez menos sutiles. Si hay una perspectiva de género (que la hay), el director la integra de forma coherente a la trama, evitando convertir a sus protagonistas en instrumentos de un propósito mayor. Si A ciegas no es una película mejor o, digamos, más importante, es porque asume su carácter de entretenimiento, algo que muchos considerarían un pecado. Y en ese desinterés por la trascendencia se cifra su mayor logro: hacer que el espectador la pase bien durante una hora y media, y a otra cosa.
La sintesis argumental reza que Sophie (Skyler Davenport) , es una joven que por una enfermedad degenerativa ha quedado ciega, se dedica a cuidar casas, cuando los propietarios se retiran por alguna razón. El filme abre presentándonos al personaje y a su entorno, la madre que aparece como controladora, aunque en realidad no sabe como lidiar con la desgracia de su hija. Hasta ese momento era la gran esperanza del ski deportivo. Lo interesante del personaje es que no nos la presentan como una pobrecita invalida, ella rechaza todo tipo de ayuda, al mismo tiempo nos muestran que es capaz de quedarse con lo que no le pertenece de las casas que cuida, ya sea como compensación o solo divertimento. Se hace presente en una mansión apartada, Deborah (Laura Vandervoot) le da la bienvenida, se debe ir de viaje, solo debe cuidar al gato. A partir de determinadas acciones de la protagonista es que impide la empatía del espectador. Primero solicita la ayuda de Cam (Keaton Kaplan) para cometer una de sus fechorias, el la guia por el interior utilizando la cámara del celular de Sophie, pero se niega a ser participe del robo, una botella de vino de 4500 dolares. Por un mero accidente ella queda fuera de la casa, que estando la alarma activada se cierran todas las entradas, es ahi que recurre a la aplicación “See For Me” en donde encontrará ayuda de Kelly (Jessica Parker Kennedy) para volver a entrar. Pero todo cambia a los 30 minutos de comenzado el filme. Nada hacia suponer el cambio que transforma al filme en un clásico de casa invadida. Hasta este momento todo el diseño sonoro, la banda de música casi que pasa desapercibida, solo esta de manera empática con las imágenes. Durante la noche ingresan ladrones con la intención de robar la caja fuerte escondida en una pared, creyendo que hay nadie en la residencia. Es en este instante que la banda de sonido pretende instalar el clima necesario para dar sensación de suspenso, situación que no logra. Lo que no se modifica es la dirección de arte especialmente el buen trabajo de iluminación y la fotografía. Sophie deberá enfrentarse a los ladrones, además de la llamada al 911, decide recurrir a Kelly para que la guie. El director utiliza adecuadamente los avances tecnológicos en pos del desarrollo de la narrativa, el problema es que no usa todos, ni siquiera aquellos que deberían ser prioritarios en la construcción del verosímil. Dicho de otra manera, no es posible que en esa “mansión” que tiene todos los lujos que el dinero pueda comprar, no exista ni una sola cámara de seguridad. Claro que si lo hubiera se convertiría en mínimo un mediometraje. Ergo, empieza a aflorar el sinsentido del argumento primero y del guion literario todo. Nuestra heroína se transformará, ayudada en principio por Kelly, en una especie de Dardevill femenina o si se quiere en también una versión femenina de Nick Parker el personaje ciego que interpreta Rutger Hauer, en “Furia Ciega” (1989). Lo que sostiene toda la cinta son las actuaciones, sobre todo de la debutante en un protagónico Skyler Davenport, quien en la vida real es no vidente. Mientras observaba el filme, recordé esa maravilla de “Espera en la Oscuridad” (1967) de Terence Young, protagonizada por Audrey Hepburn, Alan Arkin, Richard Crenna y Efrem Zimbalist Jr. La diferencia sustancial con la actual, es que todas las acciones ocurren en la vivienda de la protagonista ciega, además de Alan Arkin, claro. La sensación que queda es que se ha perdido la oportunidad, a partir de esos detalles en el personaje protagónico, de establecer nuevos parámetros de lectura sobre situaciones y personalidades complejas, trivializando el texto Calificación: Regular
Tiene varios puntos interesantes A ciegas (See for Me, Canadá, 2022) que la separan del promedio de estrenos. Sophie (Skyler Davenport) es una joven que trabaja cuidando casas. Supo ser una gran atleta pero sus días de esquiadora han quedado atrás. Sophie se ha quedado ciega y no quiere recordar sus años de deportista. Sophie llega a una casa lujosa a la que debe cuidar. Sabe perfectamente cómo hacer su tarea y se apoya en una aplicación llamada “See for me” para resolver las situaciones complicadas. En uno de esos problemas, Sophie es ayudada por Kelly (Jessica Parker Kennedy), una operadora inteligente que trabaja para la aplicación. Pero ese problema inicial no es nada con respecto a lo que vendrá después, cuando tres hombres entren a la casa a robar. La película promete ir en la línea de Espera la oscuridad (Wait Until Dark, 1967) el clásico con Audrey Hepburn, pero dos elementos la diferencian. En primer término la protagonista es realmente ciega, por lo cuál es peor actriz que Hepburn pero tiene detalles que son de una autenticidad imposible de equiparar. El otro punto, y esto es muy importante, Sophie no es una persona tan impoluta como parece. De hecho la vemos, al comienzo de la película, robándose una botella de vino muy caro de la casa para poder venderlo y ganar un dinero extra, dinero que ni la propia madre de Sophie entiende cómo ha ganado. Esta ambigüedad le hace ganar puntos a la trama en el inicio y permite que el vínculo con los ladrones no sea tan previsible como uno imagina. La relación telefónica entre Sophie y Kelly está muy bien usada también y soporta gran parte de una historia que muy fácilmente podría haber caído en un desastre. Tiene grandes momentos de suspenso, un poquito de inverosimilitud divertida y un número razonable de decisiones correctas. Saldo positivo para esta pequeña película.