El ritual del automatismo. Para todos aquellos que aún se rascan la cabeza y/ o se suelen indignar ante la llegada a la cartelera argentina de un nuevo y penoso eslabón de la franquicia Actividad Paranormal (Paranormal Activity), cuando muchas obras de género en verdad valiosas quedan flotando en el limbo del “jamás en una sala comercial”, vale recordar que el dinero todo lo puede y que aquella pequeña película de 2007 -que compró la Paramount Pictures para finalmente estrenar dos años después, reedición mediante- costó apenas 15.000 dólares y terminó recaudando la friolera de 193 millones. La séptima entrada intenta seguir exprimiendo una fórmula agotada por completo, que ni siquiera gozó de un mínimo respeto por la integridad de la historia troncal ni pudo crecer de la mano de la inclusión de alguna vuelta de tuerca. Mientras que El Juego del Miedo (Saw), la otra gran saga de terror de nuestros tiempos, sobrevivió a la andanada de secuelas combinando el melodrama criminal enrevesado y una colección de muertes artísticas símil Pesadilla en lo Profundo de la Noche (A Nightmare on Elm Street, 1984), lamentablemente cada corolario de Actividad Paranormal constituyó un paso más hacia la decadencia y el automatismo. El film original de Oren Peli, una suerte de cumbre del ascetismo cinematográfico, por un lado renovó el esquema del found footage y por el otro le extendió su vida útil, regalándonos -de manera colateral- muchas fotocopias cortesía del mainstream más facilista. Si nos concentramos en las réplicas “oficiales”, las continuaciones de 2010, 2011 y 2012 no hicieron más que empobrecer el engranaje formal. Ahora bien, las peores del lote hasta este momento estaban condensadas en el díptico de spin-offs, las horrendas Actividad Paranormal 0: El Origen (Paranormal Activity: Tokyo Night, 2010) y Actividad Paranormal: Los Marcados (Paranormal Activity: The Marked Ones, 2014), pero como Hollywood y sus socios siempre se superan, hoy Actividad Paranormal: La Dimensión Fantasma (Paranormal Activity: The Ghost Dimension, 2015) se ubica tranquilamente como la más anodina e impersonal, ya sin siquiera generar la exasperación de las anteriores y volcando la experiencia en su conjunto hacia la comarca del tedio. En esencia estamos ante una combinación maltrecha del eje argumental clásico y el manotazo de ahogado del triste detallito que pide a gritos ser considerado “novedoso”. En esta oportunidad la familia Fleege, el clan de turno que padece el hostigamiento de “Toby”, encuentra de improviso una cámara que puede registrar las correrías de la entidad, ahora sazonadas con unos viejos VHS centrados en el adoctrinamiento de Katie y Kristi a cargo de un aquelarre adepto a los rituales. Así como el presupuesto creció y la labor del elenco contratado fue progresando con cada episodio, resulta innegable que los directores de las secuelas no estuvieron a la altura del desafío y que la falta de sensatez de los estudios norteamericanos casi siempre termina anulando toda riqueza latente. Aquí pasa vergüenza Gregory Plotkin, un editor reconvertido en realizador, y mejor ni hablar del hoy productor Peli, quien demostró que ya no tiene nada para ofrecer con la paupérrima Area 51 (2015)…
Es la número 5 de la serie y a los fanáticos les va a gustar. Otra vez las cámaras registrando la maldad de fantasmas y materia del otro mundo. Pero en este caso se acumulan los horrores. Nada nuevo pero mucho.
Esta película ya la vi 6 veces Dicen que es la última de la saga, y por eso pusieron de todo: 3D, exorcismo, y efectos en primer plano. Con las películas de terror siempre hay que desconfiar. No sólo en la trama, sino cuando avisan que es la última de la saga. Porque si funciona en la taquilla, ¿por qué no habrían de seguir y seguir con la camarita que graba fenómenos paranormales en alguna casa? Lo que comenzó como algo más (menos) o menos (más) original ha perdido sorpresa, y con el correr de las películas las explicaciones ya no conforman a nadie que haya visto 30 segundos de un filme de terror en los últimos diez años. Ahora es una pareja, con su hijita Leila, la que consigue una casa a un precio conveniente, y Ryan, el papá, encuentra en una caja una cámara de video vieja. Cuando la enciende, días antes de Nochebuena, mientras graba ve algo extraño, que no llega a ser una figura, sino como burbujas. Pero de a poco, con la ayuda de su hermano y de una rubia pechugona que no se sabe qué parentesco tiene con la familia, ni tampoco interesa, irán presenciando un fenómeno paranormal y cambios en la personalidad de Leila, la niñita. Tal vez porque pregonan que es la última de la saga, aquí metieron de todo: a la cámara fija y la cámara en mano le agregaron, en la trama, un cura, exorcismo, nada de sexo y mucha aparición en primer plano, que para eso la filmaron en 3D. En síntesis: una más, no sólo de la saga de Actividad paranormal, sino de las decenas de sagas que comenzaron con El proyecto Blair Witch y que debido a las ganas del público, en su mayoría adolescente, de ir, pagar y asustarse, seguirá y seguirá en los cines hasta que una nueva moda termine por desterrarla. Si eso sucede, porque si no, continuará hasta que los chicos se cansen.
Sin espacios para el terror La tarea del crítico siempre es placentera, aun cuando semana a semana la calidad de los estrenos sube y baja en forma permanente. Pero además de buenos o malos títulos, el problema más grave aparece con un grupo de películas, especialmente relacionadas al terror, donde se repite una fórmula, un gesto, una manera de hacer cine que se agota en los primeros minutos, ya de por sí nada sorpresivos y repetitivos desde su forma y contenido. Actividad paranormal 3D es sólo eso: parecida a la primera, a las siguientes y a las que vendrán pero con la acotada novedad en donde las imágenes se justifican sólo por el uso y abuso de los anteojitos. El argumento destaca a un matrimonio (otro) y a su pequeña hija (otra más) mudándose a una casa en Palo Alto, California. Los Flegges, Ryan, Emily y la niña Leila, viven sus primeros instantes de alegría en el nuevo hogar pero al poco tiempo (como siempre) surgirán los ruidos extraños, los retornos de fantasmas, las viejas cintas descubiertas en un desván que recobran su vigencia y las corridas e intentos de súplicas del clan ante inexplicables sucesos que parecen provenientes del más allá. El centro de interés será la gurrumina Leila, en la centésima repetición temática con niña asustada de protagonista desde los tiempos de aquella Poltergeist de los '80. Pero las cosas cambiaron, para mal, como se observa en la mayoría de las películas genéricas. Desde hace tiempo, las actividades paranormales y los exorcismos filmados de manera tensa y nerviosa, la ausencia del fuera de campo y la explotación hasta el cansancio de esa camaritas que todo lo registran, invadieron sin culpas al terror y al suspenso contemporáneos. Entre sustos gratuitos, un presupuesto berreta disfrazado de alto presupuesto, interpretaciones de segunda y una nula construcción del espacio en el cine (esencial para dilucidar a los buenos y los malos films genéricos), transcurre esta nueva y triste mirada sobre el terror. Hace un par de meses se estrenó Te sigue, ejemplo de suspenso y horror retro adaptado al nuevo siglo que pasó casi desapercibido en la taquilla. Un plano, solo uno de ese film, también de bajo presupuesto, vale más que las cinco actividades paranormales. Y así estamos
Actividad paranormal 6, la dimension fantasma, no tiene nada nuevo bajo el sol y nada lejano a su estilo, por lo tanto si elegís en la cartelera de cine ver a esta nueva secuela de Actividad paranormal, es porque te gusta ver que te muestren la camarita filmando de noche, así que no te quejes si después terminás viendo lo mismo de siempre. Si sos seguidor de la saga y volvés....
Llega una mas de Actividad Paranormal esta ve dirigida por Gregory Plotkin. El found footage es un subgénero que teniendo en cuenta las últimas películas que lo han aprovechado, parece haberse agotado. Lo cierto es que Actividad Paranormal, la saga que comenzó en el 2007 y ya lleva cinco películas, supo convertirse en todo un éxito con sus películas de bajo presupuesto que han ganado cientos de millones. Pero mientras al comienzo había una excusa de found footage bastante más creíble (con cámaras fijas, un detalle no menor cuando el subgénero se caracteriza por cámaras nerviosas bastante insoportables), la productora Blumhouse intenta incorporar ideas nuevas. Esta vez, la novedad mayor parece ser el 3D, algo en sí cero novedoso. En esta entrega, una familia comienza a experimentar cosas extrañas cuando descubre una antigua cámara de filmar (enorme, además) cuyo lente parece ver algo más que nuestros ojos. Esa dimensión fantasma a la que hace alusión el título, claramente. Personajes acartonados, diálogos pobremente construidos y sustos fáciles son algunas de las cosas que tiene para ofrecer esta innecesaria entrega. La excusa del found footage carece de sentido, nunca es creíble que te interese filmarlo todo con una cámara enorme (con un celular hoy en día podría ser más creíble), y mucho menos que uno la lleve encima todo el tiempo incluso en momentos como los que los protagonistas viven en el último tercio, a las corridas. El 3D tampoco aporta nada, se podría ver en 2D y la película sería la misma. Actividad paranormal: La dimensión fantasma es una entrega innecesaria y aburrida de una saga que ya se agotó, quizás porque pertenece a un subgénero muy cerca también de agotarse. Pero mientras sigan haciendo dinero, las seguiremos teniendo, al menos Blum ya dijo que ésta sería la última entrega de esta saga.
Cuando llegó por primera vez a la pantalla fue toda una novedad y arrasó en taquilla. Ya en la cuarta entrega bajó su calidad y ahora en esta, que en realidad es la sexta entrega repite el modelo y no ofrece nada diferente. Se usa cámara fija y en mano, algo de exorcismo, sustos muy pocos, apenas cerca a los 10 minutos finales. Algo diferente es el 3D pero se puede ver también en 2D. No olvidemos la película “The Blair Witch Project” (1999) que puso de moda este tipo de terror hechas con grabaciones caseras y cámara en mano, a partir de ese momento aparecen una serie de películas con este esquema. Aquí la historia continúa se dice hasta la decima. Solo para fanáticos.
Actividad paranormal 5: la dimensión fantasma queda muy atrás respecto a las películas predecesoras. Según el propio productor Oren Peli, la franquicia de Actividad paranormal termina en esta quinta entrega. Es una despedida tan poco inspirada que merecería una nueva oportunidad. De hecho, se trata de una flagrante traición al espíritu de la saga, caracterizado por la economía de medios y el principio de mostrar el mal a través de sus efectos y no de sus apariciones. En vez de esa austeridad visual y narrativa, lo que propone Gregory Plotkin (que tiene un interesante currículum como montajista pero nula experiencia como director) es un tutti frutti en el que se mezclan los recursos de los últimos éxitos del género: los archivos de VHS encontrados, las puertas a otras dimensiones, los fantasmas oscuros y amorfos, las conexiones temporales. Todo esto sin contar el ya conocido arsenal de luces que parpadean, símbolos esotéricos, objetos que se mueven, juguetes que se prenden solos, etcétera. En síntesis, es una Scary movie a la que le amputaron la parodia. Lo cual no significa que el guion no se contorsione en busca de momentos graciosos. Pero lo que encuentra es un humor absolutamente incoloro, de la mano de un personaje –el tío de la nena protagonista–, cuya ausencia sería más efectiva. Debe constituir algún tipo de récord que en sus menos de 90 minutos, Actividad paranormal 5, la dimensión fantasma también tenga tiempo para abundar en situaciones inconducentes que giran en torno a una trama principal mínima: los esfuerzos de unos jóvenes padres para defender a su hijita del espíritu maligno que se la quiere llevar. Curiosamente, el único principio de austeridad que se respeta en esta última entrega es la renuncia a la música incidental. Si bien en las escenas más intensas hay un sonido grave de fondo que no consigue ser inquietante, la ausencia de los típicos crescendos termina percibiéndose como una falla. Esa falta expone de manera brutal la carencia de auténtica tensión en la película.
Ya fue suficiente de camaritas de vigilancia -bueno, no del todo- y este film, como fueron haciendo los demás de la serie, incorpora elementos nuevos que aprovechan el 3D con efectos divertidos y sustos bien calculados. Hay algo demasiado “Poltergeist” en todo esto y aquí casi se vuelve literal. Mejor -en el sentido de que no aburre- que otras entregas de esta extenuante serie de horrores.
El desprecio al lenguaje audiovisual, el abuso de la expectativa sin alcanzar compensación alguna, el plano fijo y las elipsis berretas hacen de Actividad Paranormal una de las peores sagas de terror de los últimos tiempos. Ahora que dejé clara mi postura voy a dar mi opinión respecto a algunos pros y contras de esta nueva entrega llamada Actividad Paranormal 5: La Dimensión Fantasma (Paranormal Activity 5). Tanto el póster y el tráiler anuncian con bombos y platillos que “por primera vez vas a ver la actividad”. Eso demuestra la precaria estructura de la saga. Este anuncio de venta aplica el verbo “ver” no porque las demás entregas hayan jugado con el fuera de campo precisamente sino más bien por el habitual recurso de mostrar en plano la consecuencia física de la otredad y no la otredad en sí. Este recurso se debe menos a la falta de presupuesto que a la falta de coraje. Actividad Paranormal 5: La Dimensión Fantasma tiene algunos aciertos respecto a las anteriores, sin embargo, la construcción del terror en la saga sigue siendo llamativamente precaria. En esta última entrega la actividad paranormal del título se ve, y eso hace que la película sea un poco más divertida, incluso más precisa en los sobresaltos. La posibilidad de que la expectativa sea compensada con la mostración le aporta algunos momentos de suspenso. Actividad Paranormal 5: La Dimensión Fantásma cuenta con algunos aciertos en comparación con las anteriores ediciones. Por otro lado, la justificación que buscaron para la inclusión del 3D hace que sea la que cuenta con el mayor de los problemas en términos de verosímil y universo diegético. La estructura estilo Memento que tiene la saga, en donde cada nueva entrega es precuela de la anterior (probablemente el aporte más significativo de estos films), toma mayor solidez en La Dimensión Fantasma. Si bien la historia general del personaje de Katie no resulta innovadora, es a partir de esta edición que se puede apreciar completa la cadena de hechos que impulsaron los eventos de la primera obra. El problema en las entregas de la saga sigue siendo la pobre construcción de los ambientes. Sólo ocurre un hecho por secuencia y luego de que ocurre pasamos a la próxima secuencia por medio de una elipsis. Esta forma de organizar el relato hace que no se alcance nunca un flujo en los climas. En las películas de Actividad Paranormal es imposible imaginar el mundo que rodea a lo que vemos en el encuadre y eso es, básicamente, el anti-terror.
El fantasma de una franquicia La técnica de filmación “Cámara en mano” popularizada por El Proyecto Blair Witch, es aquí amoldada a la fuerza (y bajo las tentaciones del influjo 3D), desechando todo lo que supo hacer efectivo al género y refritándolo en una intragable lista de supermercado que va chequeando uno por uno los clichés más básicos del cine de terror.actividad 2 Una niña de camisón blanco y cabello negro y largo parece poseída (¿La llamada?); otra niña, sonámbula, charla y juega con un misterioso “amigo imaginario” (¿Hide and seek?) que vive en una carpa dentro de su habitación (¿Sexto Sentido?). Esta habitación se encuentra en una casa construida sobre un cementerio, que mediante un portal fantasmagórico, conduce a otra oscura dimensión (¿Poltergeist?); Lógicamente, el embrujado carácter de la casa requiere la llegada de un sacerdote que exorcice las malignas presencias que atormentan a sus habitantes (¿Insidious?) ¿Pero de cuál película estamos hablando? Nadie jamás podría precisarlo, y ese es justamente el problema principal de Actividad Paranormal: La Dimensión Fantasma, un pobrísimo intento de revitalizar una franquicia ya hace dos o tres películas extinguida, actividad 4presentándole al espectador un desmembrado revuelto gramajo de lineas narrativas heterogéneas que funcionaron en distintos films a lo largo de las últimas décadas. El resultado es una suerte de Frankenstein de lugares comunes propios del género, sustos baratos mediante objetos que saltan frente a la cámara, y una técnica narrativa (la cámara en mano) fastidiosamente injustificada a la hora de presentarnos la historia y las precarias relaciones entre los personajes. La Familia Fleege se dispone a celebrar navidad en su nuevo hogar; Leila, la hija pequeña de Ryan y Emily Fleege, comienza entonces a comportarse de manera un tanto peculiar, interactuando con su nuevo amigo imaginario llamado Toby. Mike, hermano de Ryan e invitado a pasar las fiestas en familia, encuentra por casualidad una extraña cámara de video que (¿Convenientemente?) es capaz de captar y registrar la actividad paranormal presente en el lugar. Nuevos descubrimientos sobre el pasado de la casa y sus anteriores habitantes, junto con apariciones demoníacas que ponen en peligro la vida de los Fleege, configuran el universo ya bastante desgastado de “Casa embrujada” y “Poltergeist vengativo” que nos ofrece Actividad Paranormal: La dimensiónactividad 3 Fantasma. La que se supone es la cinta que clausura definitivamente la saga “Actividad Paranormal”, se reduce con vago desinterés a un cúmulo de sustos más bien risibles, diseminados entre una trama más bien conocida (y agotada), y enhebrados por uno o dos intentos fallidos de “punto de giro” que sólo generan una hartante sensación de deja vú. A la hora de abandonar la sala, la sensación que uno se lleva se traduce en: “Esto ya lo vi”, “Esto ya lo anticipé”, “Esto ya lo sabía”, y “La próxima espero a que salga en Netflix”.
Habría que hacer cuentas para saber cuánto ha recaudado en millones de dólares la saga de “Actividad paranormal” alrededor del mundo. Es mucha plata. Mucha. Ni hablar si se tiene en cuenta el costo. Pareciera ser que cada entrega recauda más que la anterior y ahí sí podemos establecer un patrón de comportamiento en el público porque cada entrega tiene un guión peor. Es decir, a peores ideas, más plata en las boleterías. ¿Habrá forma de analizar este fenómeno por los antecedentes? Ya de por sí lo primero paranormal de “!Actividad paranormal 5: la dimensión fantasma”, es que se hayan necesitado cuatro tipos para escribirla. ¿Qué hicieron antes de su vida artísitca? Adam Robitel y Gavin Heffernan vienen de escribir una bazofia llamada “La posesión de Debora Logan” (2014) y los otros dos, Jason Pagan y Andrew Deutschman escribieron “Proyecto Almanac” (2014), en todos los casos no hubo estreno en nuestro país más que en DVD. O sea, experiencia en los guionistas no hay y no se ve muy auspicioso que los primeros pasos sea un refrito que ya huele demasiado a rancio. Es irónico que al lado de esta entrega la primera ya parezca una idea genial, pero uno vuelve a ver el tráiler de aquella de 2007 y vuelve a cierto estado de raciocinio:. No tenía más novedad que la utilización de la realidad vista a través de los rigurosos registros estilo “vigilancia” y la mentira total a partir de traicionar su propio código con encuadres y tomas que se entrometían necesariamente por agotamiento total del recurso. Por su parte, Gregorý Plotkin dirige por primera vez un largometraje, pero fue el compaginador responsable de las tres anteriores. o sea que si de algo conoce es de incoherencia, inverosímil y de negación total de la propuesta estética. La redundancia narrativa y de propuesta se denota desde el afiche cuando leemos el título, pero además vuelve el registro actoral en tono realista, la cámara espástica que no para de moverse, la cámara fija que no cuenta absolutamente nada porque sólo sirve como puente para volver a traicionar el sentido común. Todo lo que funcionó hasta ahora y que claramente no cesará de repetirse hasta que la platea salga de su letargo. Esta vez un tipo que se dedica a diseñar video juegos se muda al lugar en donde todo está mal aunque parezca al principio que todo está bien. Cansa. Aburre. La saga de “Actividad Paranormal” ya debería formar parte de los personajes de la tercera entrega de “Hotel Transilvania·, esa de dibujos animados sobre monstruos que ya no asustan a nadie.