Familia (no) tipo ¿Diferente de quién? (Diverso da chi?, 2010) es la comedia “seria” más impolíticamente correcta que ha llegado a las carteleras cinematográficas en los últimos años. Temas como la homosexualidad, la política, la familia, la discriminación y la corrupción son tratados con una naturalidad como muy pocas veces el cine se animó a mostrar. Piero (Luca Argentero) es joven, atractivo, mantiene una relación gay estable desde hace catorce años con Remo (Filippo Nigro) y es una de las promesas políticas con más futuro de su generación. Pese a su homosexualidad asumida y a las reticencias de su partido Piero logra el segundo puesto en las elecciones primarias. Pero ante la súbita muerte del ganador será él quien ocupe la postulación para alcalde. Su compañera de fórmula, Adele, (Claudia Gerini) es bastante conservadora y opositora a que un gay sea el candidato a tan preciado puesto. Será ella la encargada de limar asperezas entre los sectores más tradicionalistas de la política y la sociedad. Entre copas, campañas electorales y cenas íntimas ambos terminarán en un idilio amoroso sin retorno. A partir de ese momento el caos reinará y lo que ya era una transgresión para la mesurada derecha italiana se transformará en una crisis que reformulará los más preciados valores éticos de la sociedad actual. Está claro que esta historia llega a la Argentina a destiempo. Su efecto, un año atrás, cuando el debate del matrimonio igualitario se encontraba en pleno auge hubiera sido otro y por ende su impacto también. Hoy, al menos para esta parte del mundo, cuando el matrimonio entre personas del mismo sexo pasó a ser habitual y hace semanas asumió el primer senador casado legalmente con otro hombre, el tema expuesto puede llegar a resultar añejo. Para la mayoría de los argentinos estas cuestiones ya no pertenecen a la agenda diaria. Más allá esta apreciación, ¿Diferente de quién? no sólo se mete con la homosexualidad y la política sino que va más allá para reformular el término de familia, creando un nuevo concepto en él que lo tradicional es reemplazado por una nueva estructura que ya no estará conformada por el modelo clásico madre-padre-hijo sino por uno nuevo integrado, en este caso, por padre-madre-padre-hijo. Es en este punto en donde la película sirve para debatir sobre un tema del que aún no se ha discutido con inteligencia y seriedad. Uno de los méritos de la ópera prima de Umberto Riccioni Carteni es tratar en tono de comedia temas que pueden ser ásperos e irritantes para ciertos sectores sociales y así evitar "molestar". El film se corre de toda solemnidad y se toma la libertad de abrir un abanico de lugares políticamente incorrectos sin herir susceptibilidades a quienes tengan un pensamiento contrario. Nadie va a salir indignado del cine por lo que acaba de ver si realiza una lectura superficial, aunque si se va más allá y se profundiza llegará a la conclusión de que todo es mucho más complejo y mordaz. Sin ser una gran película ¿Diferente de quién? logra el cometido de saber contar una historia en la que se pone en crisis una institución como la familia clásica sin por eso”faltarle el respeto” a aquellos que aún no están preparados para afrontar un cambio necesario en la sociedad actual. Una película para abrir cabezas.
Jugando con las diferencias ¿Qué pasa cuando un hombre abiertamente gay se decide postular como Intendente en una ciudad ultraconservadora del norte de Italia, y utiliza su homosexualidad como elemento dentro de la campaña electoral? Piero (Luca Argentero) siendo gay, milita activamente en el Consejo Municipal y luego de una situación completamente imprevisible, termina siendo el candidato a Intendente por un partido de centro-izquierda. La opera prima de Umberto Carteni se mete en el mundo de las comunas, de la política y de las minorías sexuales justamente describiendo a un pueblo completamente tradicional y cerrado que se contrapone con el pensamiento de Piero. Sin ir más lejos, su compañera de fórmula es Adele (Claudia Gerini), uno de los exponentes de mentalidad más rígida que tiene el partido: tradicionalista a ultranza, opuesta a todo lo que tenga que ver con valores diferentes que la sociedad trata de incorporar. Aquí es donde comienza a plantearse uno de los ejes principales de esta comedia: polos opuestos que se atraen, personalidades completamente contrapuestas que por una situación particular tienen que compartir un mismo espacio común. Todo se complica mucho más aún cuando Piero y Adele comiencen a sentirse mutuamente atraidos y evidentemente escape a cualquier encasillamiento en el terreno de lo sexual que ellos quieran darle. Y durante toda la comedia comenzará a flotar y tratar de develarse la pregunta "Es necesario ponerle alguna etiqueta a esto que (les) está pasando?". Piero ama a Remo (Filippo Nigro) su compañero desde hace muchísimos años, pero tambien se siente sexualmente atraido por Adele, con una pasión desconocida para él, que le resulta imposible de contener. Adele, que parecía estar tan firme y tan segura dentro de todas sus estructuras, empieza a ver cómo su universo de seguridades se desmorona cuando no pueda evitar responder a la atracción que Piero siente por ella. El juego de confusiones sexuales se completa con el condimento de tener que guardar una cierta "fachada", una cierta forma que responda a los intereses políticos del partido, a la imágen que hay que seguir dando para el electorado, lo cual hace el juego más interesante y divertido. El tono que plantea Carteni es, de por si, liviano y tradicional. Aprovecha a tomar con humor y con un tono de comedia típicamente tradicional, algunas aristas de un tema como el matrimonio igualitario, el derecho a la igualdad y la libertad de las minorías sexuales, que tiene tanto peso y vigencia en la actualidad. Si "Diferente de quien?" funciona y cumple con sus objetivos a través de su amable tono de comedia sin intenciones profundas, es ,en gran medida, gracias a la química que aparece desde las primeras escenas entre Luca Argentero y Claudia Gerini, una pareja que es tan creíble en sus dudas, en su incertidumbre y en la desorientación de una atracción física imposible de contener. Filippo Nigro también logra una muy buena actuación parándose como el tercero en discordia en esta nueva conformación de la pareja y juntos, los tres protagonistas funcionan acompasadamente con el ritmo que le imprime el director. El trio de protagonistas del film italiano El derecho a la adopción gay, la paternidad - la maternidad, el divorcio, las elecciones sexuales, los mandatos familiares y los valores tradicionales, son puestos en juego agregándose además una mirada dentro del mundo de la política, sin que en ningún momento la comedia tome un tono solemne ni discursivo para encarar ninguno de estos temas, sino que se van mezclando enriqueciéndola con una mirada actual y abierta. Si bien no hay ningun aporte extramadamente novedoso ni en los temas que aborda, ni en la forma en que son planteados -ya que responden al esquema más conocido de la comedia tradicional-, "Diferente de quien?" es un entretenimiento bien construido, siguiendo las reglas básicas en las que se apoya cualquier buena comedia (parejas desparejas, confusiones, ritmo de vodeville y juegos de apariencias) logrando interesar aún en sus momentos más previsibles.
La fórmula del futuro La opera prima del italiano Umberto Riccioni Carteni ¿Diferente de quién? (llamativamente bien traducida para la distribución local) parte del concepto del travestismo tanto de la política como en la vida de sus protagonistas: un candidato a intendente homosexual, Piero (Luca Argentero), y su compañera de fórmula Adele (Claudia Gerini), quien a pesar de su posición reaccionaria y ultraconservadora debe aceptar las diferencias políticas de su colega por el bien del partido de centro. Luego de este preámbulo, la historia cae en la obviedad de que esas irreconciliables diferencias en la política en realidad son mínimas y que ambos tienen buenas intenciones, se complementan de las mil maravillas y terminan enamorándose clandestinamente. La derecha, la izquierda o el centro son conceptos políticos absolutamente obsoletos para el mundo que nos toca padecer donde se privilegia mucho más el marketing político que las ideas y donde la manipulación de las ideologías forma parte de las reglas del juego, se trate del partido que se trate. Eso es a grandes rasgos lo que sucede en el trasfondo de esta comedia romántica, que solamente cuenta con la originalidad de invertir los roles para desatar un torbellino de pasiones e infidelidad, que por supuesto traerá sus consecuencias al entorno del candidato –comprometido hace años con Remo (Filippo Nigro)- y pondrá en riesgo su futuro político. Sin embargo, el film transita los tópicos habituales y convencionales acerca de la discriminación de la comunidad gay; la hipocresía de los conservadores representada en una candidata que defiende a rajatabla los valores tradicionales de familia pero que se termina enamorando de un homosexual -tras un fracasado matrimonio por no poder quedar embarazada- es otra muestra de la falta de ideas del guionista Fabio Bonifacci, quien no supo sacarle el jugo a una historia que daba para mucho más. No obstante, son rescatables las actuaciones de la pareja protagónica que demuestra buen timing a la hora de la comedia y mucha piel para los arrebatos amorosos.
Hora de elecciones Una comedia centrada en un candidato a alcalde gay. El cine italiano podría patentar un estilo: la comedia con cafeína. De El último beso a esta parte, y a juzgar por las muy pocas comedias populares de ese país que aterrizan por aquí, da la impresión de que el género allí se ha convertido en una competencia de velocidad: de planos, situaciones y, especialmente, diálogos. A los 7 minutos de esta película (contados “por reloj”) ya habían pasado más cosas de las que suceden en toda la trilogía de El Señor de los anillos ... Probablemente sea una exageración, pero lo cierto es que ¿Diferente de quién? es una película que corre a ninguna parte durante 90 minutos. Hora y media que, extrañamente, parece el doble, ya que las volteretas narrativas son muchísimas y, pese a la velocidad, la cosa no termina jamás. Una comedia centrada en el ámbito de la política, intenta contar lo que pasa cuando, por una casualidad propia del cine de Frank Capra, un precandidato gay a alcalde de Roma de un partido “de centro” termina ganando la candidatura por accidente. Pero el partido no lo quiere porque imagina que la gente no está preparada, mucho menos ellos, para un alcalde gay. Pero como él no se baja, lo “emparejan” con una vice completamente distinta: una mujer recatada, seria y profesional, que viste de traje y habla de valores familiares tradicionales. Cómo es que las dos personas pertenecen al mismo partido es algo difícil de entender, pero aquí tenemos muchas experiencias similares, así que un espectador local podrá tomarlo como lo más natural del mundo... De llevarse mal a llevarse bien habrá sólo un tramo. Pero cuando se enamoran y ponen en peligro la estabilidad sentimental de él (en pareja hace 14 años; ella es divorciada), la cuestión se hundirá en terrenos cada vez más pantanosos. Husmear, aunque sea de manera absurda, cómo los italianos ven sus manejos políticos, puede ser simpático por un rato, pero luego la película abandona el tema casi por completo para dedicarse a pintar un triángulo amoroso de confusión sexual que finalmente es mucho más pacato y poco “progresista” de lo que pretende ser.
Un político novato se postula para intendente El filme responde al género de las nuevas comedias italianas, livianas con un muy buen diseño de producción, entretenidas y con actuaciones, en este caso muy logradas por Luca Argentero, Claudia Gerini y Filippo Nigro. En un pueblo del norte de Italia, con una mayoría conservadora se viven los futuros comicios para elegir intendente. Piero hace tiempo que viene militando como representante de la mayoría gay. El mismo está en pareja hace varios años y decide candidatearse para alzar su voz en nombre de una minoría. En el lado opuesto, vale decir, en la oposición, parecen ser mayoría los candidatos más tradicionalistas, los que piensan en la familia, padre, madre, hijo. Y éstos están representandos por una joven rubia, linda y a la que le gusta discutir, lo que da como resultado que cuando los dos candidatos se reúnen parece que todo va a estallar. Pero lo sorprendente para esa comunidad de gente que elige a sus candidatos por sus logros inmediatos y no por su trayectoria, vendrá después. Lo curioso es que aconsejado por su pareja, el muchacho gay decide hacer una tregua e intentar comprender los por qué de los continuos enfrentamientos que se producen con esa mujer sola. El resultado es muy optimista, ambos unen sus fórmulas para conquistar a una misma comunidad. VOTOS A LA URNA El filme se apoya en la constante que lleva a cabo cualquier candidato en época de elecciones y con la intención de conseguir votos en las urnas. Se hacen obras apresuradas, se las promociona como si fuera un gran acontecimiento, o se las difunde una y otra vez, como si la comunidad sufriera de pérdida de memoria. En ese transcurrir de las estadísticas electorales, el chico gay decide hacerles una confesión muy íntima a las madres de un jardín de infantes, que le reclaman mejoras edilicias y subsidios y termina conquistando a todas con su sinceridad y algunas lágrimas. Eso le permite algunos puntos más según las consultoras de turno. "¿Diferente de quien? es una típica comedia de enredos, con equívocos entre uno y otro candidato que permite evolucione la historia y con algunas escenas de humor absurdo, que el equipo de jóvenes actores elegidos por el director, saben llevar a muy buen término en cada escena. "¿Diferente...?" responde al género de las nuevas comedias italianas, livianas con un muy buen diseño de producción, entretenidas y con actuaciones, en este caso muy logradas por Luca Argentero, Claudia Gerini y Filippo Nigro.
Simpáticos enredos en elecciones primarias «En política, amor y moda nunca digas nunca», recomienda galantemente el joven a la señorita con quien ha salido de compras. «Al fin un hombre que no se aburre en un paseo de compras», dice ella. A esa altura, ya sabemos que él tiene dos razones para no aburrirse. Una es obvia. La otra, es sólo de interés político. Integran un mismo partido y le han dicho que debe caerle simpático para que puedan trabajar juntos en la campaña electoral. El problema es que le caerá demasiado simpático. La acción transcurre en una ciudad del nordeste italiano (está filmada en Trieste, pero cualquier parecido con la realidad, ya se sabe, es deliberada casualidad). Allí, un partido de centro arma sus elecciones primarias con un candidato oficial y otro de relleno, que no moleste las perspectivas del primero. El seguro perdedor representa a la minoría homosexual, y pierde sin problemas. Pero, oh sorpresa, por una ironía del destino se convertirá en candidato a sindaco, lo que acá llamábamos intendente. Como vice irá la representante de la minoría femenina, una chica bonita, estirada, que propugna justo aquello que no pudo tener: un modelo de familia. Qué duda cabe, la amable sátira política se convierte en comedia de enredos, pasa a romántica, tiene una vuelta delicadamente sensible cuando el novio del protagonista descubre que el otro lo engaña, encima con una mujer, y otra vuelta utópica cuando la gente deja de lado las rivalidades y se esfuerza por el futuro bienestar de no diremos quién. El asunto es que el defensor de los diferentes y la defensora de la familia terminarán defendiendo a la familia diferente. «Me siento doblemente diferente», confiesa el aspirante a su electorado. «Discutir cómo suicidarse es propio de la centro izquierda», dice uno de los asesores, mientras otro igual de regocijante se pregunta «¿Un alcalde gay en el Norte de Italia? Eso solo puede ocurrir en el Sur, donde son abiertos, modernos». Esos dos asesores son una delicia cada vez que aparecen, igual que el personaje del alcalde, a cada rato inaugurando un muro de contención del delito. Antonio Catania, Giuseppe Cederna y Francesco Pannofino son sus intérpretes, Luca Argentero, Claudia Gerni y el señalable Filippo Nigro los principales, Fabio Bofacci el guionista, y Umberto Carteni el director, que acá debuta pero ya tiene larga experiencia en cine publicitario y asistencia de autores como Pupi Avati, Giuseppe Tornatore y otros buenos maestros. Película chiquita pero simpática, casualmente se estrena justo en vísperas de elecciones primarias.
¿Diferente de quién? parece haber tomado su inspiración de una polémica canción presentada en San Remo 2009, donde a grandes rasgos se contaba la historia de un gay "salvado" por el amor de una mujer y se sugería la peregrina hipótesis de que nadie nace gay y que la homosexualidad constituye apenas una fase pasajera en la vida de una persona, fruto de una desdichada combinación de circunstancias familiares e influencias del ambiente. Aunque emplea casi el mismo punto de partida, para prolongar la historia hasta derivar en un triángulo amoroso sui géneris, el film no busca tanto ironizar sobre los prejuicios en torno del tema, sino valerse de ellos con fines humorísticos. Como el ingenio no abunda tanto como los lugares comunes y al director Carteni parece no haberle alcanzado con aprender el oficio al lado de Daniele Luchetti, Pupi Avati o Giuseppe Tornatore, la comedia resulta bastante plana, se ve afectada por un ritmo cansino y rara vez acierta con el tono chispeante y burlón que pedía la anécdota. A Piero, ni su condición de gay ni su pública relación con el tolerante Remo (con quien lleva catorce años como feliz pareja) le han impedido hacer carrera como político en una cierta Unión Democrática en la que conviven corrientes de izquierda con otras centristas, ni contar con su propio padre en las filas de sus seguidores. Es un símbolo de la lucha por los derechos de sus pares, si bien todavía no cuenta con el respaldo suficiente para presentarse como candidato a alcalde de su ciudad (presuntamente, Trieste). Pero por esas cosas de la política y del azar, termina siéndolo y con una bella y formal aspirante a vicealcalde, su rival, cuyas posiciones más conservadoras el partido ha juzgado ideales para equilibrar la fórmula. Como puede suponerse, Piero y Adele se llevan como perro y gato. Por lo menos, hasta que establecen una tregua, cambian posiciones (ella defenderá a los gays; él se ocupará de familia, salud y educación) y empiezan a conocerse de verdad. Lo que viene es fácil de imaginar, aunque el amor -irreprimible como se presenta- trae en este caso novedosos enredos. Hay un galán que no quiere abandonar a su marido, un tercero en discordia, unos cuantos contratiempos en la campaña y alguna sorpresa que complica todavía más las cosas. El libro de Fabio Bonifacci no supo sacar provecho de una idea que daba para más. Y poco ayudó una dirección que titubea en busca del ritmo y el tono más apropiados. A veces, vienen en su ayuda los actores: la sugestiva Claudia Gerini, la que más se aproxima al estilo alocado y un poco farsesco que precisaba el film; Luca Argentero, ex chico lindo de Gran Hermano , que confirma sus condiciones para la comedia, y el siempre eficaz Filippo Nigro ( La ventana de enfrente ). Pero no alcanza.
Diferentes, pero a los postres, iguales Hace unas semanas atrás, recibíamos en cartelera una película italiana llamada “Mine Vaganti”, en la que el tema central era la aceptación por parte de una tradicional familia, de la homsexualidad de uno de sus miembros. El director de aquella cinta era Ferzak Ozepek, cineasta de ascendencia turca que milita desde su lugar por la igualdad y que hace de sus historias, relatos panfletarios que giran sobre constelaciones familiares. Extrañamente nos llega ahora otra película donde el protagonista también es gay, del mismo origen pero en franca clave de comedia romántica. Hacemos la llamada porque los títulos comparten algunas características y se integran a una percepción de lo que tiene éxito en la península, un cine colorido, campechano pero que reflexiona sobre sus costumbres y sus valores a la luz de los cambios en el mundo moderno. “Diferente da chi” es una película extraña. Tiene un inicio desopilante (donde todo transcurre a gran velocidad) en los cuales la presentación de la historia promete. Piero (Luca Argentero) milita en un partido de centro. Es algo así como concejal y su rol no es de peso para su agrupación…pero la casualidad lo pone de cara a un desafío importante, participar en las primarias como candidato alternativo de su partido. Si bien sus compañeros saben que es gay, piensan que eso favorece la estrategia política a la hora de votar: no tiene chances de ganar. Los viejos políticos en realidad necesitan un candidato para perder y resaltar así la figura del delfín oficial, un hombre de edad, que naturalmente, gana la elección por amplio margen. Pero algo sale mal y en la noche del festejo, fallece. Piero se queda así con la candidatura ante el asombro de un partido que no pensaba tenerlo como primera figura para pelear la jefatura de Roma. Planteadas así las cosas, se les ocurre adosarle una compañera de fuste para equilibrar la fórmula: Adele (Claudia Gerini), una vice tradicionalista, seria y formal que cada dos palabras dice “familia”. De más está decir que cuando se cruza con Piero para discutir la plataforma, los planetas estallan. No tienen nada ver y la verdad es que juntarlos sólo tendría sentido en la arena política (!). Hasta ahí la historia se presenta divertida y las observaciones sobre el armado partidario son ocurrentes e incisivas. Lo mismo con la caracterización de los personajes. Pero cuando Piero y Adele tienen la primera pelea con sus asesores algo empieza a hacer ruido. El libro abandona la línea que venía trabajando (la de una comedia que analiza las diferencias de género y la problemática de la inserción gay en la sociedad formal italiana) y la sustituye, de un volantazo, por una historia romántica. De golpe. Apenas podemos dar fe a lo que vemos. Piero (que está casado hace 14 años con otro hombre) comienza a relacionarse con Adele para integrar una fórmula con posibilidades de ganar y eso hace que tengan que conocerse. La tensión que ellos traen con su visiones del mundo se transforma en atracción y... bueno, mejor no anticipar como sigue la historia. Lo cierto es que la veta humorística y la aguda visión esbozada al inicio, se pierden. Nace otra película, una más simple de enredos y tríos, clásica y a la que ya estamos acostumbrados. Una verdadera pena. No importa la química que tenga el trío protagónico en pantalla, lo cierto es que todo lo que viene después, importa poco. Las decisiones que cada personaje tome a la hora de confrontar sus verdades individuales serán accesorias para el espectador, lo único que quedará es la sensación de que al film le sobra metraje. Es cierto que pasan muchas cosas en poco tiempo, pero el vértigo de la narración importa poco cuando la dirección es la previsible. Umberto Riccioni Canteni (el director) se presenta en sociedad con esta ópera prima. En la taquilla de su país no le fue tan mal aunque luego de esta producción (de 2009) no volvió a los largometrajes aún. Por algo será. Lo cierto es que las oscilaciones en este debut terminando redondeando una propuesta flojita y que se vende como transgresora, pero que en el fondo no lo es. No podemos decir que “Diferente de quién” sea una mala película. Está bien filmada y hasta puede que pasen un rato agradable, lo negativo es sentir al salir de la sala que esta podría haber sido una gran película. Una historia que aborde con cinismo y descarnado humor, el escenario político que podría darse en cualquier sociedad tradicional si el principal candidato a vencer fuera homosexual y su compañera de fórmula, una derechista de convicciones. Esa amarga sensación de no haber visto la película que esperábamos es la que depara el cierre.
Demoliendo muros mentales “¿Diferente de quién?” es la ópera prima de Umberto Riccioni Carteni, un joven realizador italiano que luego de desempeñarse como asistente de dirección de algunas grandes figuras del cine de su país, se lanzó al ruedo con un largometraje en tono de comedia romántica. El guión, de Fabio Bonifacci, pone el acento en las cuestiones amorosas de los protagonistas, una pareja de hombres gays que lleva catorce años de convivencia, y una mujer solitaria, que viene de un divorcio traumático. El ámbito donde se conocen es en las filas de un partido político de centro, en una ciudad del norte de Italia, supuestamente Trieste. En plena campaña para las próximas elecciones locales, el comité electoral decide buscar un competidor interno para el candidato oficialista, con el fin de garantizarle a éste un triunfo que lo consolide ante la oposición, que viene tallando fuerte en las encuestas. Una clásica “rosca” política, que implica también posicionar a la candidata femenina, que por ser mujer, debe postergar sus aspiraciones o en todo caso, camuflarlas detrás de un candidato perdedor y para colmo gay. En fin, los operadores se la pasan haciendo cálculos electorales y buscan qué aspectos resaltar de la imagen de las figuras elegidas: Piero, el candidato gay, y Adele, la candidata conservadora. Cuando ambos se encuentran en una reunión partidaria para afinar estrategias, la incompatibilidad es imposible de disimular y ambos se sacan chispas. La película, hasta ese momento, abunda en guiños referidos a los trucos, artimañas y mentiras de los que se nutren los programas políticos y cómo, finalmente, todos deben rendirse a lo que capten y difundan los medios. La vida sentimental Pero aunque se pueda pensar que Carteni se adentrará en los intríngulis de la política, la corrupción y las tramas secretas del poder, se trata nada más que de un escenario apenas esbozado y planteado, donde se dirimirá el verdadero problema que le preocupa: la vida sentimental de sus protagonistas. Es que tanto Piero como Adele rápidamente sucumbirán a sus intereses personales y pondrán en un segundo plano sus carreras políticas o sus ambiciones en ese aspecto, o en todo caso, las subordinarán a sus deseos más íntimos. Es un dato que se corresponde con el tono general “políticamente incorrecto” que plantea el filme, donde se busca, aunque livianamente, desarticular los esquemas establecidos, jugando siempre con la réplica especular. De modo que el gay liberal se enfrenta a la conservadora defensora de la familia, pero finalmente ambos terminan influyéndose uno al otro al punto de invertir los roles. En el campo político, tratado de manera más liviana aún, ocurre lo mismo, las maniobras proselitistas de los contendientes muchas veces terminan generando el efecto opuesto al buscado. Los límites se trastocan, provocando más de una situación risueña, rozando muchas veces el sarcasmo y hasta el humor negro. Un papel importante juega Remo, la pareja de Piero, quien no tiene ningún interés político, pero está dispuesto a acompañar a su hombre en todos los emprendimientos, incluso los más audaces, mostrando una flexibilidad y una amplitud extraordinarias. Se trata, en definitiva, de un triángulo amoroso, que surge a partir de las diferencias, se apoya en ellas y se resuelve mediante el libre curso de las emociones. El mensaje de Carteni es claro, en su película se deja hablar a los sentimientos, que se impondrán a todos los intentos por encorsetarlos, aunque pongan en riesgo otras estructuras aparentemente más sólidas, como los poderes públicos, los partidos políticos y hasta la familia misma.
Consecuencias de las Elecciones La ley de matrimonio igualitario todavía no llegó a Italia, pero el cine poco a poco está tratando de ablandar el pensamiento de los conservadores. Hace algunas semanas conocimos en nuestro país, Tengo Algo que Decirles, una comedia dramática que gira en torno a las confesiones de un joven acerca de sus gustos sexuales y ahora llega ¿Diferente a quién?, posiblemente una respuesta más conservadora a la anterior. Tengo Algo que Decirles llegó cuando se cumplió un aniversario de vigencia de la ley de matrimonio mientras que ¿Diferente…? Llega oportunamente para época de elecciones. Un partido de centro (dice ser de izquierda pero se comporta como uno de derecha) tiene al candidato perfecto para las elecciones de alcalde de un pequeño pueblo norteño y conservador: un hombre que vive sonriendo y le cae simpático a todos. Acaso el único candidato capaz de destronar al actual alcalde que se la pasa inaugurando muros para “parar” el crimen y la delincuencia. El hecho es que para las elecciones primarias no quieren jugar la carta más importante del partido para guardarla a futuro: Adele (Gerini) Ferri, una mujer conservadora que se opone al divorcio. En cambio, deciden elegir al candidato con menos posibilidades de hacerle sombra al principal: el delegado homosexual del partido: Piero Bonutti (Argentero). Pero este no se lo tomara de forma sencilla y hará una gran campaña que lo dejará segundo en las internas. Cuando el candidato principal sufre un infarto, Piero se convierte en el opositor al alcalde en vista a las siguiente elecciones, pero el partido le impondrá como compañera de fórmula a Adele, quien en primera instancia se opone completamente al modo de vida de Piero, pero que finalmente, no solamente compartirá su forma de hacer política, sino que además vivirá un amorío con él, lo cuál traerá inconvenientes a Piero y su novio Remo (Nigro). Lo que empieza siendo una sátira política bastante inteligente e ingeniosa, aun siendo muy convencional en términos cinematográficos deriva en una comedia romántica de enredos de parejas y ambigüedades ideológicas. Carteni apela a situaciones previsibles, lugares comunes, clisés y estereotipos, además de una pobre puesta de cámara, demasiado televisiva para mi gusto. Sin embargo, el humor es bastante efectivo gracias al carisma del trío de intérpretes (especialmente Nigro) y mucha honestidad en cuanto a sus pretensiones. Aún cuando se pone sentimental, la trama no se convierte en un melodrama y el guión, aun teniendo vueltas de tuerca demasiado vistas en el cine estadounidense es bastante redondo. Los personajes secundarios sin brillar, son simpáticos, y queda abierto el debate acerca de cuál debe ser la identidad o imagen que debe o no tener una familia. La película plantea, para decirlo directamente, que no se puede catalogar tan fácilmente a las personas por sus gustos sexuales. Si bien no se hace hincapié en el tabú, se critica ligeramente los prejuicios de la sociedad italiana. En una época donde el Primer Ministro da rienda suelta a su misoginia, películas como ¿Diferente a quien? llegan para que los italianos puedan ampliar un poco su visión del mundo. Se olvidan que en 1977, Ettore Scola había realizado con un lenguaje más sutil, apelando a cinematografía pura y dos monstruosas interpretaciones de Marcello y Sofía, la bellísima Un Día muy Particular. Claro, era otra época en la que se desarrollaba la acción, otra, la época en que se realizó el film y otro el mensaje. Aunque en realidad, lo que sucedía era que en ese momento, el cine italiano era otro. Era cine.
Diferencias con humor Conjugar política y sexualidad y llevarlas adelante desde el humor fue una estrategia jugada del director italiano Umberto Carteni quien filmó “¿Diferente de quien?”. Son 99 minutos donde el espectador pone a jugar sus emociones, sus prejuicios, sus preguntas acerca de lo que es en el siglo XXI una familia. La historia se centra en los personajes de Piero (Luca Argentero) quien representa a un gay que se candidatea para intendente en una ciudad superconservadora de Italia y de Adele (Claudia Gerini) una mujer frustrada y conservadora que redescubre el amor con su compañero. Para completar la trama de enredos, Remo (Filippo Nigro ) interpreta a la pareja homosexual de Piero. La película invita a pensar nuevos formas sobre los lazos afectivos y aliviana temas de gran debate.
En principio, esta tragicómica comedia italiana le hace honor al primer término de su título, ya que es claramente diferente a todo lo que se está viendo en la cartelera actual. Desenfadada, imprevisible, insólita, vertiginosa, ¿Diferente de quién? presenta una inesperada combinación entre la política y la amplitud sexual, y aunque ambas temáticas no parezcan –o sí- compatibles, el film las integra de movida. Lo que es sólo el punto de partida, ya que el director debutante Umberto Carteni no teme en ningún momento agudizar y llevar la historia hasta sus últimas consecuencias. Sin perder su interés pero acaso sí toda credibilidad, ¿Diferente de quién? se muestra naturalista y militante de sus causas, sin por esto dejar de ser más una fábula que una pieza realista. En el tradicionalista noreste de Italia, un gobernador estilo macrista -pero aún más de derecha-, deberá hacer frente a un candidato a intendente de la centro-izquierda y además homosexual, que compartirá fórmula con una arcaica diputada conservadora. Las agrias diferencias del comienzo se irán disipando al punto de modificar los pensamientos, sentimientos y objetivos de vida de ambos. La comedia no detiene su marcha ante ningún obstáculo, incomodando y sorprendiendo sin pausas al espectador. Un formidable trío de intérpretes redondea una propuesta tan polémica como imperdible.
El amor siempre sopla donde le parece Ambientada en una ciudad del nordeste de Italia, en una campaña electoral, esta lograda comedia se mete en la ambigüedad sexual para decir que nunca está todo dicho. Si bien en su país de origen, Italia, ¿Diferente de quién? ha figurado entre los films más vistos en la temporada cinematográfica 2009, parecería, hasta el momento, que aquí no va a ocurrir algo similar. Y es que al igual que pocos días atrás ante el estreno de Tengo algo que decirles (Mine Vaganti) de Ferzan Ozpetek, tanto el gran público como un gran sector de la crítica han preferido seguir de largo, sin detenerse. Y es que pareciera ser que aún, todavía aquellos films que se acercan a las cuestiones de las parejas no "normales", de las no aceptadas por un único mandato social, pese a que finalmente a diferencia de otros países se ha legitimado en el país el matrimonio igualitario y que funcionan organismos contra la discriminación; pese a todo esto, ciertos films aún no convocan a una gran franja del público. Y en este caso, ya este inicial rechazo lo vienen marcando algunos medios porteños. Ambientada en una ciudad del nordeste de Italia, en los días en que se están llevando a cabo los preparativos y los lanzamientos de las primarias electorales, ¿Diferente de quién?, opera prima de Umberto Carteni, se puede definir como una muy lograda comedia que abre un capítulo complementario en relación con el cineasta Ozpetek; en el que en base a un forcejeo en torno a premisas y programas, rechazos y atracciones, el guión va modificando un dibujo inicial que permite que se proyecte hacia otras direcciones desafiando todo tipo de rótulos. Film que divierte y conmueve, film que nos lleva a reflexionar y que se construye sobre un elenco que se mueve profesionalmente por diferentes situaciones ¿Diverso da chi? coloca en un escenario figuras en contrapunto, entre un hombre gay candidato a alcalde, que convive con su pareja desde hace catorce años, quien por cuestiones de alianza, debe trabar pactos con una mujer altamente conservadora, que en el primer tramo del film nos lleva a pensar en una discípula de la ultra fundamentalista Sarah Palin, quien cada cinco palabras recupera los términos y slogans de una moral puritana. Pero en tanto comedia y en tanto la historia comienza a ofrecer otros giros, ¿Diverso da chi? va adquiriendo le carácter de una fábula contemporánea que abre a la ambigüedad, que interroga a las certezas, que se abre a lo impensado y a lo sorpresivo... Como si de un toque de encantamiento se tratara. Y entonces, y entre risas y llantos, valijas que se abren y puertas que se cierran y tanto más por venir. Sin dejar de lado los planteamientos sociales, las reivindicaciones hacia los sectores más postergados, los personajes de este film de Umberto Carteni, con actores de algunos films de Ozpetek y de otros realizadores, construyen un relato en el que desde el humor y la ternura, y desde los apuntes del natural, pasa a ser igualmente una lúcida mirada sobre toda forma de estigmatización. Y al mismo tiempo para el concepto de familia, resignificando el término, proyectándolo más allá de una definición de un manual.
Piero es gay y lleva 14 años en pareja con Re. No le teme a nada y en esa ciudad rica y conservadora de Italia, asoma como un líder nato a la hora de llevar adelante la lucha contra todo tipo de discriminación. Se presenta en las preliminares representando a un partido de centro-izquierda, y cuando se quiere acordar parece el candidato seguro para asumir la intendencia de la región. Eso sí, hay un serio inconveniente a salvar: su compañera de fórmula es bella, formal y terriblemente conservadora. Tan atractiva, sin embargo, como para hacer tambalear las inclinaciones sexuales de Piero. Los italianos siempre se han destacado en el rubro comedia. Lejos de las grandes muestras del género que dejaron huella en los `60 y `70, a cargo de Dino Risi, Moniccelli y Scola, la propuesta es simpática, juega con una serie de prejuicios que todavía perduran en buena parte de la sociedad peninsular, con desparpajo moderado y cierta gracia.