El cine coreano, pero más aún sus series, están en gran auge global. No es un hecho nuevo, ya venía sucediendo en los últimos años, por lo cual es más frecuente que podamos acceder a productos de esa geografía desde nuestra tierra. «Bisang seoneon» o «Emergency declaration» (título internacional) es una película cuyo rodaje se dio en plena pandemia. Incluso, fue detenido en un tramo y tuvo que ser extendido a lo largo de todo el año 2020 para lograr ser finalizado. Lo paradójico es que el guión de esta realización, habla de transmisión aérea de un agente patológico y el desencadenante en un espacio cerrado… Idéntico, en cierta manera, al Covid 19 que tuviera al mundo en jaque los dos últimos años. Claro, aquí el brote viral surgirá dentro de un avión, con todos los aspectos dramáticos que ello incluye. Ham Jae-rin es un director oriental en ascenso, que ha alternado films interesantes («Deoking») con otros más flojos («Uahan Segye») pero conserva cierto crédito en la industria y fue el elegido para narrar la historia de un atentado en un vuelo regular a Hawaii y su consecuente periplo para aterrizar y poner bajo resguardo a pasajeros y tripulación. La historia presenta en forma simple y eficaz, a un joven científico que lleva adelante un extraño proyecto en solitario para transformar un virus que posee y convertirlo en arma mortal. Yim Si wan (Ryu) es un ser humano conflictuado que ha decidido llamar la atención de la gente, planeando un atentado biológico en un avión. No hay en él demasiada emoción, pero si decisión para elegir abordar y dejar su mensaje al esparcir el virus dentro del vuelo elegido. Su accionar, solitario y casi aislado, debe enfrentar a un pasajero particular del pasaje, Lee Byung-hun (Jae hyuk) quien viaja junto a su hija a buscar nuevos rumbos a la isla del pacífico. Lee sospecha de este extraño joven ya al verlo en el aeropuerto, por lo que su sentido de alerta no estará tan equivocado. Ya en el aire, el bioterrorista iniciará su ataque mortal, y la tripulación y todo pasajero/a, deberá organizarse para mitigar las consecuencias del virus en el aire y tratar de aterrizar lo más rápido posible para ser atendidos por personal médico. En tierra, se encuentra In ho (Song Kang ho, la estrella de «Parasite»), detective poco convencional que sigue el rastro del complot en tierra. El problema es que su esposa se encuentra en ese avión, por lo cual la búsqueda de la respuesta agrega dramatismo a la frenética tarea de detener el ataque viral. El film luce su mejor rostro cuando este personaje entra en acción. La adrenalina que le ofrece su actuación a «Emergencia en el aire» sacude al espectador y lo involucra empáticamente. Es cierto que su energía supera a la del resto del elenco y por eso, me gusta más lo que sucede en tierra que la acción dentro del avión. Más allá de eso, la cinta, ofrece actuaciones aceptables, buen ritmo y bastante realismo en las escenas más intensas dentro de la nave. Hay tensión y mucho clima de cine catástrofe de la escuela clásica. Sin embargo, el escenario prometía más. Los aspectos técnicos son discretos (hubiese sumado una OST más intensa) pero cumplen su labor. En cuanto a los personajes, excepto Byung-hun y Kang ho, el resto (son muchos y conocidos para el cine oriental) no muestra demasiados matices para dar el salto de calidad a la propuesta. Quizás el copiloto y alguna azafata ofrecen emoción en momentos críticos, aunque dentro de lo esperable. Hay atmósfera de tensión con disparidad de voltaje, pero sin demasiada sorpresa. Como todo exponente de la misma filmografía, es extensa y sobreexplica varias cosas que se entienden rápido. No ahorra guía para que nadie se pierda y se quede sin disfrutar el film. Todo se entiende y hasta hay lugar para algo de emoción y drama. En síntesis, un producto aceptable, que suma a una cartelera ávida de estrenos importantes y variedad temática. Creo que verla en una pantalla a su altura, permite mayor inmersión en la propuesta (no la ví en IMAX pero seguro sumale un punto a mi calificación si podés verla ahí). Si conocen a los intérpretes por su trabajo en series y films, probablemente la disfruten un poco más que yo, desde ya!
Virus a bordo. Hay quienes buscan en el cine surcoreano una alternativa válida a los productos adocenados de Hollywood debido a su creatividad incesante, su inspiración para fusionar géneros con no poca audacia y un notable nivel técnico que no tiene nada que envidiarle al de sus colegas de EE.UU. La industria asiática no escatima en medios de producción para entretener a su público y un filme como Emergencia en el aire (2021) es prueba fehaciente de ello. Escrita y dirigida por Han Jae-rim, esta película apunta todos sus cañones a una audiencia masiva dispuesta a dejarse llevar por las emociones de una historia que, si bien no aporta ninguna novedad, cumple a conciencia con su propósito. Es verdad que no estamos en presencia de uno de los mejores exponentes de esa cinematografía ya que el guion no esquiva los lugares comunes vistos hasta el hartazgo en decenas de filmes de temática afín, y la burda manipulación del último acto conspiran para que el resultado no raye a mayor altura. Por eso Emergencia en el aire está lejos de ser una obra redonda, aunque no carece de virtudes, particularmente en los dos primeros actos (sin duda, lo más sólido del trabajo de Han Jae-rim). El argumento abreva en material harto conocido, concretamente parece una mezcla de la fundacional La hora trágica (Zero Hour!, 1957), cuyos derechos fueron comprados por los realizadores de ¿Y dónde está el piloto? (1980) que la usaron allí de esqueleto para descerrajar una andanada de gags brillantes, con el preocupante tópico de un virus que se desata en un vuelo de línea provocado por un lunático con experiencia en el rubro farmacéutico. De la primera copia la subtrama del piloto con pasado traumático que viaja como un simple pasajero y que, en determinado momento, deberá afrontar sus fobias para hacerse cargo de aterrizar el avión con todas las dificultades imaginables. La trama principal usufructúa sin mucho miramiento todo lo que nos tocó vivir en tiempos recientes con el Covid-19 para generar un impacto adicional en una audiencia aún sensible por las consecuencias de semejante pandemia. Otro componente interesante es el político ya que ningún gobierno extranjero accede a que el avión tenga un aterrizaje de emergencia por los riesgos sanitarios para la población que esto conlleva. No se ahonda mucho en esta variable porque el film, recordemos, no deja de ser un pasatiempo y no un tratado sobre ética. No obstante, le da un tono realista al conflicto de fondo. Por ende, nos encontramos con una combinación de cine catástrofe (con un avión fuera de control, aún sin haber sido secuestrado), thriller de asesino serial (en una vertiente de bioterrorismo) e investigación policial (donde seguimos de cerca los esfuerzos de un equipo liderado por el detective In-ho, cuya esposa es una de las damnificadas en un típico recurso de guion para incrementar el dramatismo e involucrar de manera directa al personaje). No es brillante en ninguna de estas facetas de manera individual, pero Han Jae-rim hace gala de esa alquimia tan propia del cine surcoreano para que cada una de ellas se superponga fluidamente y funcione desde lo narrativo. No saldrán decepcionados quienes busquen un espectáculo dinámico, bien llevado y, casi siempre, muy bien actuado. Bisang seoneon (o Emergency Declaration en inglés) cuenta con un gran elenco para darle carnadura a sus protagonistas. Del nutrido elenco voy a mencionar a tres actores. Como el policía In-ho tenemos al carismático Song Kang-ho, uno de los intérpretes coreanos más reconocidos en el plano internacional gracias a sus trabajos en Sympathy for Mr. Vengeance (2002), The Host (2006) y la ganadora del Oscar Parasite (2019), entre muchas otras. Su aporte es fundamental porque representa la perspectiva del espectador promedio y a medida que avanza el guion su compromiso corre a la par sumando incluso algún punto de giro inesperado. Otro actor esencial es el más hierático Lee Byung-hun, que aquí le da vida con exactitud al conflictuado piloto Jae-hyuk. Su desempeño es excelente, así como lo fue en muchas otras producciones como Joint Security Area (2000), A bittersweet life (2005), la obra maestra I saw the devil (2010) o las hollywoodenses G.I. Joe: el origen de Cobra (2009), Terminator Génesis (2015) o Los siete magníficos (2016). El último nombre para destacar es quizás el único punto flojo porque el también cantante y modelo Si-wan Yim se pone en la piel del joven psicópata Jin-seok con profusión de gestos arteros y miradas siniestras quedándose en la cáscara de un rol que daba para más. No supieron o no quisieron desarrollarlo con mayor profundidad. Emergencia en el aire quizás no pueda equipararse con algunas de las mejores obras que nos ha legado la cinematografía surcoreana en tiempos recientes. La vara está muy alta y la película posiblemente no aspire a tanto. Los adeptos al género así lo entenderán y sabrán disfrutarla por lo que es.
La mega producción surcoreana de cine catástrofe Estrenada en el festival de Cannes, el film es un thriller de acción protagonizado por Song Kang-ho (“Parasite”) y Lee Byung-hun (“El Juego del Calamar”). Hace varios años que el mejor cine de género es surcoreano. A los grandes exponentes de The Host (2006) y Train to Busan (2016) se les suma la oscarizada Parasite (2019) y la icónica serie El juego del calamar (Squid Game, 2021). Pruebas notables de que los surcoreanos son quienes hoy manejan mejor que nadie los tópicos del cine de género. Emergencia en el aire (Emergency Declaration, 2021) no es la excepción. Superproducción de cine de catástrofe aérea sobre un terrorista que planta un virus en pleno vuelo y genera el caos en los pasajeros y la tripulación. El tipo es un loco que trabajaba en un laboratorio multinacional muy en línea con los imaginarios conspirativos de la pandemia. Según el director Han Jae-rim, la película fue ideada previamente al Covid-19 pero todo lo que sucede en la historia parece surgir de esos tiempos de pánico social, egoísmos y mezquindades humanas, traspolado aquí al microuniverso de un vuelo. El vuelo es el KI501 que parte del aeropuerto de Incheon con destino a Hawái. La película toma su tiempo para narrar las microhistorias de cada personaje dentro del vuelo. El padre con su hija, el psicópata que planta el virus, la esposa del policía, los pilotos y las azafatas, entre otros. Todos tendrán su cuarto de hora y confluyen en el clímax del film. Es notable el conocimiento de las reglas y códigos del género, en este caso de cine catástrofe, que maneja la producción asiática. Aparece el pánico social, y se alternan la tensión entre momentos de esperanza con otros de resignación. La figura de héroe emerge de un hombre común movilizado por la causa, y la moraleja social está a la orden del día. El film genera una experiencia inmersiva fascinante para ver en sala. Los movimientos de cámara y efectos visuales producen la sensación angustiante de vivenciar el caos junto a los integrantes del vuelo. Sin embargo, hay que decir también que la duración de la película se siente demasiado extensa, sobre todo en la versión para IMAX de 148 minutos. Emergencia en el aire es un film correcto y efectivo, plagado de vértigo que ratifica una vez más, el buen momento del cine surcoreano.
Si cualquiera analizara los distintos elementos que conforman Emergencia en el aire encontraría mucho de fórmula (un psicópata a bordo de un avión, un virus que se disemina, el pánico social que se desata, un veterano detective que investiga el caso, un conflicto diplomático a escala global), pero aquí el todo resulta mucho mejor que la suma de cada una de sus partes. Y si ese resultado general es más estimulante de lo que podía imaginarse en un principio se debe a la maestría con que los profesionales del audiovisual coreano saben reciclar, dosificar y potenciar los resortes y los recursos del cine de género. El vuelo en cuestión es uno que une Seúl con Honolulu y allí viajan el villano de turno (Yim Si-wan), que lanza un virus que va contagiando a los pasajeros, y un ex piloto (Lee Byung-hun) dominado por la culpa y los traumas tras una catastrófica experiencia profesional, acompañado por su pequeña hija que necesita un tratamiento médico. Y a bordo también está la esposa del sargento de policía Koo (Song Kang-ho), que seguirá en tierra las pistas de un caso con múltiples derivaciones, consecuencias y alcances. Cuando las consecuencias del virus se conozcan y no se sepa aún la eficacia del antídoto se desatará la paranoia dentro y fuera de la nave. Adentro, porque el contagio generalizado parece inevitable; afuera, porque nadie quiere que el avión que vuela rumbo a Hawaii aterrice de emergencia en otro aeropuerto. Muy a tono con estos tiempos pandémicos (aunque fue concebida antes), Han Jae-rim (The Show Must Go On, El lector de rostros, El fiscal) construye tensión, suspenso y contexto sociopolítico para este thriller sobre bioterrorismo con elementos propios del cine catástrofe y del melodrama familiar, pero sin descuidar jamás la psicología ni las motivaciones de los distintos personajes. El resto consiste en desatar la maquinaria coreana (incluido su patriotismo) en toda su dimensión profesional: actuaciones, edición, fotografía, efectos visuales y coherencia narrativa en su máxima expresión.
El cine y las series surcoreanas siguen copando mercados. Y así como Parasite ganó el Oscar y la Palma de Oro en el Festival de Cannes, y El juego del calamar explotó en el streaming global, el protagonista de la primera (Song Kang-ho) y uno de los actores de la segunda (Lee Byung-hun) están al frente de Emergencia en el aire. Para darle algo más de respaldo, la película de Han Jae-rim tuvo su premiere el año pasado en el Festival de Cannes, fuera de competencia, claro. Es que es una película de acción, suspenso y con un tema que el guionista y director no hubiese imaginado al redactar el libreto que iba a tener tanta actualidad. Porque la necesidad y la urgencia ocurren porque hay un virus esparciéndose a bordo de un avión con 121 pasajeros. Y adivinen: ningún país quiere dejar que aterrice en su tierra el vuelo de la aerolínea Sky Korea 501, que partió con destino final a Hawái. Ni los Estados Unidos, ni Japón. Nadie. Y en la propia Corea lo piensan dos veces antes de tomar una decisión. Y por supuesto que habrá una corporación, una farmacéutica multinacional metida en todo esto. Sin contar demasiado, la cosa es así. Un hombre joven difundió por las redes sociales que planeaba un ataque. No era muy claro cómo iba a hacerlo, pero el sargento Koo (Song Kang-ho) se mueve, y descubre que no era una amenaza falsa. No decimos más. La película va teniendo, como toda película de catástrofe aérea desde la primera Aeropuerto, con Burt Lancaster y Dean Martin, a Vuelo 93, pasando si quieren hasta por ¿Y… dónde está el piloto? sus escenas a bordo del avión y lo que sucede en tierra. Antes de que el vuelo despegue, vemos cómo Ryu Jin-seok, el bioterrorista, elige al azar qué vuelo tomar. ¡Y no va que en ese avión está la esposa del sargento! Para más, un padre y su hijita también se suben en Económica, pero tienen un encontronazo con Ryu. A partir de allí, todo lo que se puedan imaginar es poco. El virus puede propagarse y hacer que quienes se contagien sientan una picazón, escalofríos, empiecen a toser sangre. Y como el avión es viejo -bah: tiene 20 años-, la ventilación reutiliza el aire que está adentro y como es un virus nuevo, el período de incubación es corto, y entonces… ¿Habrá un antídoto? ¿Eh? Emergencia en el aire no es original desde ningún lugar del que se la mire. Los enfrentamientos entre los pasajeros, el heroísmo de algún piloto o azafata, todo lo que no puede faltar, no falta. Tampoco sobra demasiado: la descomposición de los cuerpos corre pareja con la solidaridad y el altruismo de los que son buenos y generosos. En fin, pochoclera made in Corea. Y ojo: en el IMAX se proyecta la versión extendida, que dura 20 minutos más
Filme coreano que posee casi todos los elementos que hacen a un filme hollywodense, dicho esto desde su estructura narrativa. Lo que deriva en una progresión de las acciones tal como declara el manual, no hay sorpresas en este sentido. También en relación a los personajes con los que construye el relato, el héroe, el antagonista, los secundarios que apuntalan a ambos, el que debe morir para darle paso al valeroso, el niño que lleva a empatizar al espectador, (acá es un niña), etc. El mayor problema que transita el filme es el guión, lo primero que se instala es del orden de lo inverosímil, después a los largo de mas de dos horas sigue en esa linea. Jin Seok es un posible pasajero que desea
"Emergencia en el Aire” se desarrolla en el vuelo K1501 de Sky Korea que sale de Incheon, Corea del Sur y viaja hacia Honolulu, Hawái. Jae-hyuk (Lee) y su hija Soo-min (Kim Bo-min) se encuentran entre los pasajeros que en pocos minutos junto a la tripulación, enfrentarán un grave peligro que los pondrá al borde de la muerte. El thriller cuenta con dramaturgia y dirección de Han Jae-rim y aunque no está basado en ningún hecho real, sino que es mera ficción, (fue escrito antes de la Pandemia por Covid-19) genera en el espectador una sensación de incertidumbre permanente. Jin-seok (Yim Si-wan) es un biólogo perturbado y resentido que fabrica un virus casero que puede mutar y que logra implantar en su axila para subir al avión y así desparramarlo durante el vuelo. Ya en el Aeropuerto se comporta de manera amenazante con los que están a punto de abordar. En el aire logra su propósito muy fácilmente y como el virus es letal provoca alteraciones en casi todas las personas, quienes reaccionan de manera diferente: resignación y desesperación son las reacciones que se apoderan de los pasajeros. El Detective In-ho (Song Kang-ho) investiga el hecho con desesperación porque su esposa Hye-yoon (Woo Mi-hwa) también está a bordo de ese avión, con lo cual la cacería se intensifica en tierra y aire. Con una duración de 147 minutos, el film genera caos y tensión. La película se presenta como una buena idea... que podría ser más claustrofóbico que estar atrapado en el aire con un peligro latente y no poder salir? Lástima que el guion tiene fallas, y termina siendo una más del género catástrofe. Igual, entretiene.
Terror biológico. Film de género catástrofe, con todos los ingredientes necesarios, de origen coreano. La trama sigue a un ex piloto de aviones que decide viajar con su pequeña hija a Honolulu; pero como lo sugiere el título, todo se complicará. Hay más de una historia dando vuelta y todas convergerán en ese vuelo fatídico. Además de nuestro ex piloto que pasó al retiro por una mala experiencia en un vuelo que se cobró víctimas, también se embarca un científico experto en bioquímica que tiene muy malas intenciones. En resumen, quiere plantar un virus letal en ese avión repleto de turistas dispuestos a disfrutar de las playas de Hawái. Y lo logra. En paralelo, y en tierra firme, un par de detectives siguen las pistas de este bioterrorista que dejó videos grabados en la red, amenazando con tamaño atentado. Da la casualidad, que la esposa de uno de los policías se encuentra en este vuelo mortal, en donde el psicótico esparce en el ambiente este virus hiper contagioso. Los primeros infectados, no tardarán en manifestar sus síntomas. Emergencia en el Aire no da respiro. La acción es vertiginosa. Se van sucediendo escenas que trasmiten el pánico que sienten los pasajeros, quienes deben resolver minuto a minuto su futuro inmediato. Claro que los ecos del COVID resuenan en esta historia que también se torna un verdadero melodrama, y a lo grande, involucra a varias naciones y al propio estado coreano. Nadie se quiere responsabilizar de un potencial desastre, si el avión toca tierra. Si te gusta el cine catástrofe, abrochate el cinturón y dale chance a esta aventura que posee un relato coherente y personajes consistentes.
El cine surcoreano ya ha mostrado su excelencia técnica muchas veces, y el dominio de los distintos géneros del cine cuyos resortes quedan expuestos con manos expertas. En este film catástrofe, dirigido por Ha Jae-rim, con dos estrellas muy conocidas como Son Kang-ho (Parasite) y Lee Byung-him (El juego del Calamar) todos los ingredientes de una gran superproducción se ponen en juego para sostener un largo relato de 142 minutos que nunca decae. A bordo de un avión que tiene como destino Honolulu, un joven desquiciado, despedido de un laboratorio, difumina un virus mortal. Mientras la enfermedad se esparce y despierta a bordo todo tipo de reacciones.. Un piloto que muere, otro con síntomas, un aviador retirado que tiene una vida atormentada por la culpa, la esposa del inspector que investiga el caso. Cada pequeña historia individual tiene su momento. Pero el peligro de contagio hace que los distintos gobiernos se nieguen a que el avión aterriza, mientras una carrera contra el tiempo desespera por encontrar un antídoto. Cuestiones morales, políticas, éticas, terrorismo biológico, peligro en el aire, caos en la tierra. Filmada con una precisión técnica admirable, la tensión y los efectos especiales están en proporciones suficientes como para no dar espiro.
Emergencia en el aire es una película coreana que combina el viejo cine catástrofe hollywoodense de los años ´70 con los thrillers de asesinos seriales y psicópatas de los ´90. Ese es el concepto que propone el director Han Jae-rim, quien sorprende con un sólido debut en las producciones de género. Hasta la fecha su filmografía se había centrado en la comedia y el drama y con este proyecto intentó hacer algo diferente. Una muy buena obra de este realizador que llegamos a conocer en Argentina fue la sátira gánster The Show Must Go On que tuvo como protagonista a un gran Song Kang-Ho. Este film retoma la fórmula hollywoodense del género desastre donde los repartos estaban conformados por estrella de primer nivel. Un motivo para disfrutar esta propuesta en la pantalla grande es que reúne a un auténtico Dream Team del cine coreano que ya de entrada aseguran un gran entretenimiento. Además de Song Kang-Ho se lucen Lee Byun-hun (A Bittersweet life, G.i.Joe), Kim Nam- gil (Memories of murder) y Jeon Do-yeon (Secret Sunshine). No obstante la gran sorpresa la brinda Im-SI Wan como un fantástico psicópata noventoso que se hace odiar con facilidad. Una particularidad de Emergencia en el aire es que el director cambió su estilo narrativo en este proyecto que toma una influencia del cine de Paul Greengrass. Mucha cámara en mano que se encuentra permanentemente en movimiento como si tratara de captar los hechos en un documental. La película presenta enseguida el conflicto y sostiene con mucha solidez la tensión y el suspenso hasta el final. Algo que no es tan sencillo de conseguir cuando toda la acción se desarrolla en un escenario específico, como es en este caso un avión comercial. La trama que además se relaciona con los virus letales y tiene su efecto psicológico en el mundo post-cuarentena, se desinfla un poco hacia el final, producto de algunas situaciones inverosímiles. Sin embargo eso no altera lo que fue hasta ese momento una gran propuesta de suspenso. Hasta no hace mucho tiempo había que esperar años para disfrutar el cine coreano más pochoclero y en la actualidad los tiempos se acortaron y llegan con más frecuencia a las salas comerciales argentinas. Emergencia en el aire es ideal para ser disfrutada en la pantalla grande y la recomiendo.
Hace unos treinta años el cine coreano logró una calidad para los géneros cinematográficos que se adelantó a gran parte del cine mundial. Como el cine de aquellos años era muy superior al actual, las películas más taquilleras de Corea del Sur no tenían la distribución internacional que se merecían. También es cierto que el costo de distribuirlas complicaba las cosas. Fueron los festivales de cine y los ciclos especiales los que permitieron que disfrutáramos de esos grandes films. Luego de un vacío casi total, Corea logró reconocimiento internacional y el streaming ayudó mucho a que se dieran a conocer películas y series de ese país. Las salas de estreno y la semana del cine coreano permiten que disfrutemos de esos largometrajes. Emergencia en el aire (Bisang seoneon, Corea del Sur, 2021) es un nuevo ejemplo del excelente manejo de géneros y la forma en la cual han sabido tomar la posta de Hollywood creando o recreando grandes historias bien filmadas y entretenidas. Emergencia en el aire podría haber sido una excelente, tal vez la mejor, película de la saga de títulos de Aeropuerto. El villano es un pasajero de un vuelo de Seúl a Honolulu, donde arriba con un virus letal que él, como investigador farmacéutico, ha logrado desarrollar en una variable de acción rápida que irá matando a los pasajeros del vuelo. Desde tierra investigan la forma de cambiar el curso de los acontecimientos lo más rápido posible, si acaso se puede hacer. Hay héroes, personajes centrales, en el avión y en el control, historias personales, como mandan las reglas del género, y una tensión creciente manejada con una maestría absoluta. La historia se extiende un poco de más, pero esto ocurre por la cantidad de ideas que la película tiene más que por otra cosa. Trabaja Song Kang-ho, el actor favorito de Bong Joon Ho y protagonista de muchos grandes títulos de cine coreano de las últimas décadas y el otro rol principal está a cargo de Lee Byung-hun, otra estrella coreana, actor preferido de Jee-woon Kim. También en eso el cine de Corea del Sur funciona como una verdadera industria, su Star-System es sólido y sus actores consiguen la identificación y la conexión que solo las estrellas tienen. Emergencia en el aire es buen cine, tiene el estilo narrativo claro, sin distracciones superficiales o un exceso de efectos por encima de la construcción dramática. La lección que los coreanos aprendieron hace treinta años aún la siguen poniendo en práctica.
¿Qué pasa cuando la forma de atacar un avión comercial es a través de un virus modificado y aterrizar deja de ser una opción?
Esta mega producción surcoreana narra una historia de pánico en un avión, protagonizada por Song Kang-ho (Parásitos) y Lee Byung-hun (El Juego del Calamar). Un policía no entusiasmado por la idea de vacacionar en verano, en un día común y corriente de trabajo, recibe una alerta sobre la posibilidad de un atentado en un vuelo. A partir de ese momento, irá atando pistas tratando de esclarecer lo que está por suceder. En paralelo, un padre con su hija se embarca en un avión donde un pasajero tiene actitudes perturbadoras. De este modo, la historia de Emergencia en el aire (Emergency Declaration, 2021) se construye sobre estos dos hombres: uno en el aire, otro en la ciudad, tratando de develar una situación que tiene momentos álgidos de acción, pero también un componente polémico y actual. Entre el thriller y el drama, el film dirigido por Han Jae-rim nos invita a un buen rato de costosos efectos técnicos y visuales a la vez que abre a la reflexión social, volviéndose una especie de película de acción con moraleja.
Corea sale al rescate del clásico cine catástrofe Desde que “Parásitos” ganó cuatro de los más importantes premios en los Oscar de 2020, además de la Palma de Oro en Cannes y varios galardones más allí donde se presentaba, el cine de Corea del Sur comenzó a recibir mayor atención y reconocimiento internacional. Netflix y HBO contribuyeron a hacer más visible la industria de ese país asiático, al punto que solamente Netflix lanzó más de 80 producciones de ese origen a nivel global entre 2015 y 2020, entre ellas, series muy populares como “El juego del calamar” o películas como “Tren a Busan”. El estreno de “Emergencia en el aire” recuerda las razones por las que la industria audiovisual coreana muestra y goza de una bien ganada vitalidad. Y eso a pesar de que la trama no es una idea demasiado original y su estilo es heredero del cine catástrofe, un subgénero que tuvo su pico de popularidad en la década del 70 con tanques como “Aeropuerto”, “Terremoto”, “Avalancha” o “Infierno en la torre” que narraban todo tipo de calamidades.
COREA DEL SUR NOS MUESTRA LA UNIÓN DE SU PUEBLO Surfeando la ola generada por producciones como Parasite en el cine, Estación Zombie en plataformas y El juego del calamar en televisión, se siguen estrenando en Argentina algunas películas surcoreanas cuya calidad varía desde lo llano y formulaico hasta lo realmente atractivo. Emergencia en el aire se ubica en algún lugar entre medio de estos polos, aunque algo más próxima al primero, y nos presenta una historia acerca de un incidente en un avión. Al elenco lo lideran dos estrellas a esta altura conocidas de este lado del globo: Lee Byung-hun, que tuvo un rol importante en la exitosísima serie de Netflix, y Song Kang-ho, que ganó mucha notoriedad a partir de sus trabajos con Bong Joon Ho. Esta nueva propuesta de la mano de Han Jae-rim construye una narración convencional en cuanto a sus filiaciones de género. Se trata, sin mayores sorpresas, de una película-catástrofe. Lo es por su premisa, por el manejo de los tiempos dramáticos del relato, por la forma en la que se estructuran los acontecimientos y, también, por su contenido ideológico/temático. Hay un solo elemento que rompe un poco el esquema y muestra un indicio de mixtura con otros géneros: la presencia de un asesino serial. Por momentos la película juega a conectar el registro épico/dramático de la película de catástrofe con una atmósfera más propia del horror corporal. Sin embargo, este cruce es desestimado en tanto el personaje del asesino serial no trasciende en el relato más que como un catalizador del caos, una excusa para poner a los protagonistas en las típicas situaciones de desesperación, superación y unión colectiva a las que suelen apelar este estilo de películas. En Emergencia en el aire es patente la naturaleza nacionalista que tiene el cine de catástrofe. El accidente es un escenario perfecto para poner a prueba a una sociedad, su fortaleza y el sentimiento de identidad de sus miembros dentro de una cultura particular. La cuestión de la autorrepresentación y de la separación respecto de un otro que posee valores diferentes (o, mejor dicho, carece de los propios) es una constante en el cine norteamericano desde sus inicios, y lo también en el cine oriental contemporáneo. En el caso de esta película, se busca definir y comunicar un sentimiento de hermandad coreana (en oposición a la apatía del pueblo japonés y el estadounidense, quienes participan, sino como villanos, al menos como ejemplos que sirven para delimitar aquello que el pueblo coreano no es). Más allá del juicio que uno pueda realizar respecto de estos vaivenes ideológicos, lo cierto es que la película se toma el trabajo de transmitir el mensaje con claridad. Tal vez, el principal problema de Emergencia en el aire es justamente el tiempo que le dedica a esta labor propagandística. De esto es un síntoma el hecho de que los personajes no son mucho más que estereotipos que están la mayoría del tiempo en función del contenido que se quiere transmitir; lo es, también, la exagerada duración de la película, de 147 minutos, que no llega a sostenerse del todo con lo que se propone formalmente y resulta, por momentos, bastante redundantes. Sin embargo, Emergencia en el aire es una película competente que compensa en alguna medida sus excesos con una buena capacidad de construir climas y montar algunas escenas emocionantes.
Un ataque terrorista en pleno vuelo desata el caos al propagar un virus contagioso y moral. La emergencia en el aire ha sido declarada. Este film coreano, de casi dos horas y media de duración, se enmarca dentro de los límites del cine de catástrofe. Han Jae-Rim sigue las convenciones comerciales de este tipo de films, confrontando personajes y sus respectivos intereses. Abundante suspenso nos mantiene con razonable atención a lo largo de un relato que irá presentándonos valiosas pistas a medida que su extenso metraje progresa. Varias perspectivas confluyen desde diversos puntos de vista a modo coral, al mejor estilo de “Rahomon”, de Kurosawa. También, se influencia del manejo de la intriga de Alfred Hitchcock, muteando ciertos diálogos claves. Quitando el suministro de información, la tensión aumenta en sostenido in crescendo, aún sin despojarse de ciertos elementos que estiran por demás el desenlace de la historia. El director imprime a su largometraje abundantes dosis de acción. Promediando el desenlace, el discurso elegido se ocupa de exhibir la forma en cómo las personas reaccionan ante el temor de morir. Con tal de salvarse, el ser humano muestra su lado más egoísta, al tiempo que el dramatismo perseguido no elude los clichés más predecibles.