“Eso que nos enamora” es una historia de amor. Y en estos tiempos de tanto Whatsapp y virtualidad hay que animarse a hacerlo; eso, ya es un primer impeacable acierto. La ópera prima de Federico Mordkowicz, guionista, director y hasta compositor de uno de los temas de la banda sonora, es una comedia dramática. La película deja la sensación de que la mirada de su autor está puesta en cada detalle para que cada elemento conforme esto que va contando. Los dos personajes que son Ariel y Noemí se van encontrando. Ariel, recién separado y en plena mudanza a la casa de su primo, sin saber cómo seguir en la vida siendo impar, cuando estuvo algunos años de a dos, y Noemí tiene un pasado misterioso que se resiste a las preguntas de Ariel cuando éste intenta conocerla más. Con sus diferentes mundos tienen, por motivos muy distintos, historias de amor fallidas. Son dos seres que andan por la vida rotos. Aún así, hasta los pequeños detalles, casualidades y causalidades insisten en cruzarlos y el amor, tarde o temprano, va sucediendo. La fotografía, los temas musicales, uno de Federico y los otros de Benjamin Rojas, encastran como en un rompecabezas para que esto que les pasa a los personajes fluya. Los planos de exteriores muestran la costanera y lo típico de los pocos carritos que le van quedando. Está rodada en locaciones bien porteñas con lo cual eso hace al film más entrañable, dejando una emoción de sentirse como en casa. El relato apuesta a la emoción. A hacer eco en las historias de los espectadores. Y tiene la pretensión de que, tal vez, siembre la empatía y la esperanza, de que siempre hay alguna posibilidad de volver a enamorarse. “Eso que nos enamora” es una cinta que entretiene, que cumple lo que promete: una historia de amor. Y también eso que nos hace preguntarnos junto a su autor y personaje principal: ¿Qué es eso que nos enamora, qué hace tan especial a la persona que uno elige?. Quizás, cada cual por su lado, personajes y público, en algún momento intentarán una repuesta. Y hasta tal vez se contesten porque la película nos interpela, inevitablemente y en voz alta: ¿qué es eso que nos enamora? Desde la filosofía, el psicoanálisis, la literatura y el mismo cine, se han intentado distintas respuestas a lo largo de la historia. Obviamente no es esta película quien dé una solución a la pregunta pero es un pequeño digno aporte a la cuestión.
En la búsqueda está la respuesta. Eso Que Nos Enamora es una comedia romántica protagonizada por Benjamín Rojas, en el rol de Ariel -un joven arquitecto frustrado-, y Paula Ciancio como Noemí -una fotógrafa particular-; la película está producida por Tronera Producciones y co-producida, escrita y dirigida por Federico Mordkowicz. A sus treinta años y lejos de ser una persona exitosa, Ariel está atravesando por una crisis. Luego de una extensa y fuerte relación, su novia lo abandona; fastidiada por su inmadurez e indecisión de formar una familia. En este contexto, se aloja en la vivienda de su primo Laucha (Carlos Portaluppi), un hombre más grande pero igualmente inmaduro, que está cumpliendo el sueño adolescente de tener en su casa su propio bar para llenarlo de amigos. En la noche de inauguración Ariel encuentra dormida en su cuarto a Noemí, una mujer bella y misteriosa. Juntos, y a pesar de ser muy diferentes, emprenden un viaje en el que se vincularán para buscar respuestas a la antigua incógnita sobre el amor y su significado, salir del estado melancólico, cambiar sonrisas por lágrimas y dejar de sobrevivir el presente para comenzar y animarse a vivir el futuro. Es una película dirigida a un público joven, aunque tiene todos los elementos para entretener a un espectador teen que no se cuestionará la falta de coherencia y profundidad en el guion, con un final demasiado predecible, ya que nos relata un momento en la vida de Ariel, un treintañero con un entorno, conflicto y personalidad que no lo acompañan; no logramos conectarnos con él: más bien se trata de un cuestionamiento adolescente en donde la trama no fluye, y no nos invita a experimentar la historia junto a los protagonistas, dejándonos fuera. Debemos esforzarnos en utilizar la imaginación o suponer algo de su historia -qué le sucedió a este personaje para llegar a ese lugar-, y al no tener esa información tan siquiera implícitamente, la construcción del personaje protagonista resulta débil y poco contundente. Los diálogos entre el primo y Ariel son bastante infantiles y se utilizan por demás las malas palabras, algo que a más de uno puede resultarle de mal gusto o innecesario. La película cuenta con un hit musical, una canción pop pegadiza que se llama “Me mata”. Caras muy bonitas y atractivas, miradas dulces y actuaciones acordes, seguramente agradarán al público adolescente y fans del protagonista Benjamín Rojas. Participa brevemente Osvaldo Laport quién sería el contraste de Benjamin Rojas en este relato, aunque tampoco funciona.
A Eso que nos enamora le pasa lo que a tantas películas nacionales que intentan emular productos importados: están tan atentas a seguir cada paso del manual de instrucciones, que en el camino pierden todo atisbo de personalidad y terminan resultando una mueca del original. En este caso, el modelo a seguir es el de la comedia romántica norteamericana. Entonces tenemos al protagonista (Benjamín Rojas), que está deprimido porque acaba se separarse y se va a vivir a lo de su amigo piola (Carlos Portaluppi). En su vida todo parece estar mal: también lo echan del trabajo y le roban la bicicleta. Por casualidad conoce a una chica (Paula Cancio) que le hace olvidar sus desgracias: traban amistad y hasta hay un clip musical donde se ven los progresos de la relación. Pero algo los distancia, se reconcilian y… No es difícil imaginar el resto. Ya se sabe que la originalidad está sobrevalorada, pero en su opera prima, Federico Mordkowicz ni siquiera consigue contar la historia de siempre con voz propia. Aquí la identidad sólo está dada por marcas geográficas y regionalismos gastronómicos y lingüísticos. Pero que el personaje de Portaluppi diga todo el tiempo “pelotudo” no ayuda, sino todo lo contrario. Tampoco, que Rojas y Cancio sigan una estricta dieta de choripanes. Ni que haya tomas cuasi publicitarias de Puerto Madero y otras partes de Buenos Aires: un recurso for export al que suelen apelar algunas producciones argentinas que intentan disimular su bajo presupuesto. Pero el efecto es el contrario, porque se acentúa la estética televisiva en el peor sentido, ésa que remite a nuestras telenovelas o tiras costumbristas. Lo que compensaría los escasos medios sería una pareja deslumbrante o un guión sólido. Pero cuando los personajes dicen frases como “el presente es lo único que tenemos: el pasado es un recuerdo, el futuro una sorpresa” o “la suerte y lo inesperado siempre caminan al lado nuestro”, entonces no hay salvación posible.
Amor sin redes Eso que nos enamora (2018), dirigida Federico Mordkowicz, es una película de índole intima que intenta hacer un esbozo sobre el amor y el desamor sin convertirse en un drama denso. Con un estilo muy bonaerense ofrece un aire jovial y colorido que le hace respirar cierta vitalidad. Un tanto naiv, un tanto ligera, una comedia romántica actual con vaivenes dramáticos desiguales y atractivos personajes. Ariel (Benjamín Rojas) acaba de separarse de su novia y necesita buscar una casa. Llega donde su primo (Carlos Portaluppi), quien está por abrir un bar en su propia casa, y ahí empezará una elegía por su depresión. Ariel ayuda a su primo en la inauguración, mientras éste lo anima a olvidarse de su exnovia, le presenta mujeres y lo hace volver a pisar tierra para ver si así se repone. Sin embargo, Ariel decide irse de la fiesta de apertura a su habitación y ahí encuentra dormida a Noemí (Paula Cancio), una chica desconocida. Pasan la noche juntos y producto de ese encuentro azaroso Ariel comienza a reflotar. Noemí vendrá para salvarlo aunque ella tiene un pasado oculto que irá mermando en esa nueva relación inhóspita que surge entre los dos. Es interesante que la película tiene una estética muy clara y que sigue esa línea hasta el final. No obstante su montaje de estilo clippero, -pantallas divididas, jump cuts abruptos sobre la misma situación-, hacen que se aligere el drama. Sobre todo porque el corte hace hincapié en escenas que solo sirven de transición. Y puede ser aceptado, pero es utilizado para resolver de manera errónea determinadas situaciones que hubieran resultado más poderosas si se hubieran mantenido con un montaje más directo y realista. Lo que sucede es que opta por seguir la estructura de la comedia norteamericana, con un tratamiento variopinto para su conflicto, y con ello cae en algunas convenciones y diálogos típicos. Por otro lado, hay recursos llamativos como mostrarlo a Ariel obsesionado con la imagen de su exnovia en Facebook y perdiendo contacto con su alrededor, o el juego entre los personajes secundarios (quizá lo mejor) con el primo como contrapunto necesario. Sin embargo, a la película le cuesta sumergirse un poco más, se queda en lo superficial, más cuando aún no se ha terminado por generar empatía con su protagonista. Y a lo largo de la película se convierte en el gran problema de la película, que ronda entre caer en la languidez por ser muy naiv e insegura en su concepción de la puesta en escena y ser solo una película íntima, cumplidora y nada más. Al final, la aparición de Noemí (la rubia fotógrafa y con problemas emocionales, como el sueño de todo hombre separado) tomando la posta del argumento, hace que todo se llene de otro matiz. La película se envalentona, Noemí cumple la expectativa y en esa pareja que forma con Ariel, consiguen una agradable química que si bien le cuesta arrancar, no se vuelve del todo un sinsabor. En el deambular, en las conversaciones -aunque también sean previsibles- sigue por un camino que podría decirse que es acertado. Hay guiños a otras películas como Alta fidelidad (High Fidelity, 2000), Antes del amanecer (Before Sunrise, 1995) y a cierto estilo francés en el deambular romántico como gancho de una aventura amorosa. Y está bien, no llega a una gran maestría pero consigue una buena escena sorpresiva y melodramática donde se revela el conflicto. Así emociona y cumple con lo que prometió desde el principio.
Esta película de Federico Mordkowicz lucha entre la fórmula y su corazón, entre cumplir con los pasos de la comedia romántica, cayendo en el cliché, y las pulsión por dar rienda suelta total a su sentimentalismo, que se expresa sobre todo en la inclusión de elementos dramáticos que afectan al tono del film. Ariel (Benjamín Rojas) es un personaje cuyo desarrollo permite que el espectador pueda acompañarlo en su camino. Pero su coprotagonista, Noemí (Paula Cancio), está envuelta en un halo de misterio que no permite conocerla con mayor profundidad. Los diálogos, tan importantes en la construcción del enamoramiento en el cine, no logran escapar de los lugares comunes.
La ópera prima del Director y guionista Federico Mordkowicz relata una historia de amor en los treinta y pico. Ariel (Benjamín Rojas) es un arquitecto que vive feliz en pareja hasta que por desavenencias se separan y él termina viviendo de prestado en lo de su primo, “el Laucha” (siempre impecable Carlos Portaluppi) y sufriendo la ruptura. Su primo insiste para que conozca chicas, pero él no quiere salir y si lo hace, es a desgano. Hasta que un día, como su primo había refaccionado su casa y armado su “barra” soñada, organiza una fiesta, a la que asiste. Ahí casualmente conoce a una “pasada de copas” Noemí (Paula Cancio) que todo el tiempo se le insinúa y termina durmiendo con él. Al día siguiente, ella ya no está y sólo encuentra una carta de disculpas. Amigas en común (Leticia Siciliani y Sofía González Gil) logran que casualmente vuelvan a verse y ya esta vez, Noemí es otra. Introspectiva, no se deja conocer, pero necesita un asistente para su Estudio de fotografía y Ariel accede a ayudarla. Pasan mucho tiempo juntos y de a poco el tiempo hará que Noemí abra su corazón para conocer sus secretos acerca de su dolorosa intimidad. A favor de la película debo decir que tiene muy buena música, fotografía y que los encuentros entre ellos son divertidos, igual que las citas a las que asiste Ariel, además de que el director supo rodearse de un buen elenco. No es la comedia del año, pero deja un mensaje positivo sobre segundas oportunidades. ---> https://www.youtube.com/watch?v=V6iq1417hCI ACTORES: Benjamín Rojas, Paula Cancio. Leticia Siciliani, Carlos Portaluppi, Julián Kartún. GENERO: Comedia . DIRECCION: Federico Mordkowicz, Maximiliano Gutiérrez. ORIGEN: Argentina. DURACION: 90 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años FECHA DE ESTRENO: 06 de Diciembre de 2018 FORMATOS: 2D.
Escrita y dirigida por Federico Mordkowicz, Eso que nos enamora es una comedia con tintes dramáticos y románticos que gira en torno a un joven treintañero recién separado y una joven fotógrafa que arrastra un fuerte trauma. Ariel (Benjamín Rojas) acaba de separarse de su pareja de varios años. Él sabe que no podía seguir con una mujer que quería ser madre cuando él todavía no sabe qué hacer, o qué está haciendo, con su vida. No obstante, la separación le duele, le pesa y lo lleva a encerrarse en sí mismo y en el pequeño cuarto que le cede su primo. En su trabajo las cosas no se suceden del mejor modo, lo que hace no lo llena porque ni siquiera tiene que ver con lo que estudió. Durante una fiesta organizada por su extrovertido primo (Carlos Portaluppi) conoce, a la fuerza porque se niega al coqueteo de este tipo de lugares, a una muchacha (Paula Cancio) que se queda dormida en su cuarto y con la que pronto el destino lo vuelve a juntar. Al poco tiempo se ven trabajando juntos, tras reglas que impone ella para no tener que hablar de nada de lo que no quiera. Y ante él, permanece como un misterio que lentamente se va a ir desvelando. Eso que nos enamora es una historia de amor pero también de crecimiento. Si bien desarrolla la relación que se va generando entre los protagonistas, también se centra especialmente en el personaje de él, y cómo lo que sucede lo va transformando, le va abriendo los ojos. Una colorida galería de personajes secundarios hace su necesario aporte, destacándose Portaluppi y lo que concierne a su personaje, un hombre que decide ir por lo que quiere sin consultar ni dudar pero de repente se encuentra con un hijo con el que tiene que pasar a convivir. La ópera prima de Mordkowicz es una comedia ligera, cuyo humor funciona la mayoría de las veces de la mano de esos secundarios antes que de sus protagonistas. Con algunos momentos tan predecibles como trillados, Eso que nos enamora se acerca además a un tono juvenil más bien adolescente.
Montada sobre la buena química de la pareja, y en especial, en una lograda interpretación de Paula Cancio, "Eso que nos enamora", de Federico Mordkowicz, es una simpática comedia dramática romántica que respeta los cánones del género sin esfuerzo. Una película de taquito, así podríamos definir a la ópera prima de Federico Mordkowicz, sin dudas. Cada género tiene sus reglas y sus formas. Hay películas que se animan a ir a más, a fusionar géneros, a romper las reglas, a introducir elementos ajenos y hasta las que le escapan a cualquier encasillamiento. "Eso que nos enamora" es el opuesto, es una película conformista, no entendiéndose esto como necesariamente malo. Pagamos para ver una comedia de tintes dramáticos, y mucho romance, y eso es lo que nos da, ni más, ni menos. No pidan originalidad, sí frescura. Ariel (Benjamín Rojas) se acaba de separar de su pareja (Sabrina Machi), aparentemente por su negativa a ser padre. Atraviesa una etapa oscura y estancada de su vida. Tiene que irse a vivir con su primo (Carlos Portaluppi), que está a punto de inaugurar el sueño de su visa (o uno de ellos), montar un bar en su propia casa. Ariel es arquitecto, pero trabaja como administrativo contable… por poco tiempo, su estado anímico le juega en contra y lo terminan despidiendo. Soltero y desempleado no le encuentra un rumbo a su vida, cerrado a la posibilidad de conocer un nuevo amor. En la inauguración del bar se cruza accidentalmente con un rubia despampanante (Paula Cancio), borracha, que básicamente se le mete en su dormitorio y amaga con tener sexo con él. El destino sigue jugando sus cartas, y al día siguiente, Ariel vuelve a cruzarse con la rubia despampanante, que resulta ser Noemí, fotógrafa. Pero esta niega todo contacto con él, y actúa de modo poco sociable. Por supuesto, "Eso que nos enamora" es la historia entre Ariel y Noemí, que se irá construyendo de a poco; con las insistencias de él, y la muralla de ella que de a poco se va cayendo. Noemí quiere ganar una beca, y para eso, lo contrata a él como asistente, dando el primer paso de acercamiento. No hay sobresaltos aquí, ni nada que desvíe del camino tradicional; pero tampoco lo necesita. Casi que podríamos adivinar todo lo que sucederá a partir de los cinco minutos, pero nuevamente, no le juega en contra, porque desde el vamos, sabemos que esas serán las cartas a jugar, y por el contrario, cambiar eso, hasta sería traición. Mordkowicz, que también se encargó del guion, construyó una serie de escenas bien logradas, un ritmo tranquilo pero continuo y siempre correcto, y una estructura de diálogo, que más allá de alguna frase de manual, apuesta a la naturalidad y se favorece. Hasta se da el lujo de procurar alguna escena con un elipsis muy simpática, similar a los clásicos de Richard Curtis. Otro acierto es la creación de personajes, e incorporación de secundarios. Ariel es un personaje querible, tradicional, alejado del galán. Noemí tiene la dualidad de la dulzura, la locura, y esa sombra negra que habrá que desentrañar. Portaluppi, Julián Kartún (alejado de su histrionismo clásico), Sofía Gonzáles Gil, Leticia Siciliani, y Barbie Funes, tienen en sus manos buenos secundarios, y el director les sabe dar el lugar para su lucimiento. Como en las buenas comedias románticas, los secundarios son el agregado fundamental. Rojas y Cancio tienen buena química, lo hacen creíble. Rojas tiene un personaje alejado del galán medio chanta “allá Cris Morena” que aprovechaba su sonrisa pícara, convence y hasta se encarga de la banda sonora acorde; pero inevitable queda algo opacado por una Paula Cancio que es una bomba. La española es mucho más que una mujer bella, es una actriz de carácter, de pisada fuerte; capaz de pasar de iluminar la pantalla con su sonrisa, a componer buenas escenas dramáticas, en segundos, y en todas transmite. Sería normal que en este tipo de propuestas, los actores actúen bien, pero no deslumbren, Cancio lo logra, ella es lo mejor de la película desde su primera escena. Eso que nos enamora se sigue con una sonrisa, es amena, y consigue buenos momento dramáticos sin forzarlos. Quizás la ópera prima de Federico Mordkowicz, no pase a la historia como el film romántico más memorable de la historia, pero consigue resultados más que nobles sin subestimar a su público.
Eso que nos Enamora es una nueva apuesta para el público juvenil que llega a nuestra cartelera local, protagonizada por Benjamín Rojas y Paula Cancio, ópera prima del director y guionista Federico Mordkowicz. La película está producida por Tronera Producciones y cuenta la historia de Ariel, un joven que tiene 30 años y está atravesando una fuerte crisis personal que lo lleva a replantearse su destino de manera existencial: acaba de romper con su novia y es despedido de su trabajo. Necesitado de un urgente cambio de rumbo (y de hogar) conoce accidentalmente a Noemí, una fotógrafa esquiva y misteriosa que, luego de un coqueteo mutuo, conquistará de manera inesperada su corazón.
Una comedia que tiene un lenguaje más televisivo que cinematográfico, que combina un humor muy popular, con algunos momentos más dramáticos. La historia, escrita y dirigida por Federico Mordkowicz, sigue el devenir amoroso de un personaje central que bordea los 30 años, que todavía no puede desarrollar su potencial profesional y que es abandonado por su pareja. Sin casa, sin destino de un trabajo placentero, habitante por un tiempo en la casa de un primo, conocerá a una mujer que también sale de una crisis para sortear con ella las etapas de duelo, desengaño, deslumbramiento, amores y tristezas. Sin llegar a profundizar demasiado en los personajes, solo pintándolos en su superficie, con buen ritmo. Con un elenco empeñoso encabezado por Benjamin Rojas, Paula Cancio, secundados por Carlos Portaluppi, Osvaldo Laport, Ximena Fassi, Leticia Sicialini entre otros. Una comedia leve y romanticota.
EL AMOR ES MÁS FUERTE Si el amor no resulta ser la temática más abordada por el cine, debe ser unas de las principales, sin lugar a dudas. Las diferentes relaciones “del corazón” entre personas han sido exhibidas desde distintas perspectivas y ángulos, y es por esto que al observar un film romántico todo resulte ya visto. Quizás por ello es que al ver una película de este género lo que se busca no son elementos novedosos, sino una narración dinámica, fluida, con buenas actuaciones y que -tal vez- logre conmover o hacer sentir cierta identificación. Cosas simples pero vitales. Tratando de alcanzar estas características, Eso que nos enamora narra la historia de Ariel, que después de una larga relación es dejado por su novia harta de su indecisión por formar una familia. Ya sin hogar, busca refugio en lo de su primo, que está cumpliendo el sueño adolescente de tener en su casa su propio bar para llenarlo de amigos. La noche de la fiesta de la inauguración de local, Ariel encuentra dormida en su cuarto a una mujer que esconde un pasado misterioso. El encuentro será un antes y un después en la vida de ambos. Esta ópera prima de Federico Mordkowicz desde su inicio muestra su intención de ser un film prolijo, de correcta factura técnica, de planos que buscan ser vistosos y un montaje que pretende destacarse pero que al final termina siendo no más que eso. Una bella cáscara que por dentro es vacía. El derrotero de situaciones hace ver el efectismo de la propuesta, ya sea a través de la música incidental o de determinadas circunstancias establecidas minuciosamente por el guión pero que nunca tienen un sustento emocional concreto. Estos elementos concluyen en una película artificial, donde los personajes están maniatados por un desarrollo que no aporta matices ni se compromete emocionalmente, cayendo en lugares comunes, pobres y, en ocasiones, sin sentido. En este contexto, los protagonistas hacen lo que pueden, principalmente los protagonistas, que tienen la química necesaria entre ellos pero que no pueden desarrollar sus roles ante una narración sin carisma ni potencia. Además, el resto del elenco se ve desdibujado con personajes que atrasan y aburren. En definitiva, Eso que nos enamora es un intento fallido de reflexión sobre el amor, al cual le falta algo fundamental: alma. Una estructura que permita que los personajes logren desarrollarse lo más posible, haciendo crecer la historia, en vez de estar atados a una sucesión de hechos digitados por el guión que resultan fríos, distantes y sin ninguna emoción.
Comedia romántica que escapa al clásico chico busca chica y viceversa, para construir un relato sobre vínculos de personas abatidas por la vida y circunstancias. Spoiler: es una comedia romántica en la que hay lugares comunes, pero también mucho humor.
Ariel se acaba de separar de su novia y se encuentra muy triste por ese motivo y por ello se muda con su primo que es muy divertido. Todo le empieza a salir mal, además de perder a su novia lo echan del trabajo y le roban su bicicleta. En una fiesta en la casa de su primo conoce a una chica un tanto extraña, no se le pueden hacer preguntas o no se puede subir a un auto entre otras cosas. Toda la película se centra, como ya deben haberse dado cuenta por el título, en la relación entre estos dos personajes. Este film no tiene ninguna personalidad, cómo muchas películas nacionales intenta copiar la fórmula que utilizan las producciones estadounidenses. Es un film de manual, no tiene nada de especial. Tiene pocos momentos graciosos. Los personajes son planos y poco memorables. Es casi imposible recordar sus nombres. Las actuaciones dejan mucho que desear y algunas son muy exageradas. El guión es muy aburrido y se vuelve repetitivo. Hay un personaje que dice “boludo” cada tres palabras, después de un rato se vuelve muy molesto. Paula Cancio y Benjamín Rojas La calidad técnica tampoco es la mejor. La cámara rápida es demasiado rápida y en un momento aparecen dibujos de flores y mariposas, cortando el realismo. Es el primer largometraje del director y seguramente tendrá otras oportunidades en el futuro.
Esta es una comedia romántica que habla del amor, de la soledad, dos jóvenes que se conocen circunstancialmente y tiene que enfrentarse a sus miedos y traumas, además toca otros temas como la muerte, la perdida, el desamor, la separación, entre otros contenidos y como podemos sanar el corazón. Contiene buenas tomas fotográficas (los espectadores salimos en tour por la Ciudad de Buenos Aires), se lucen los rostros de los protagonistas con buenos planos y una pincela de humor. Tiene mucho cliché del drama romántico, por momentos parece una telenovela de la tarde, por lo tanto resulta pobre para deslumbrar ante un flojo guión y sin sorpresas.
No hay rasgo original que haga de Eso que nos enamora una propuesta digna. Sus lugares comunes vienen acompañados por una desconcertante fealdad visual. La toma de clausura de la ópera prima de Federico Mordkowicz deja al espectador pendulando entre la incredulidad y la indignación: ¿puede una película ser tan predecible sin intenciones paródicas? Porque existe algo peor que atenerse de manera ñoña a las reglas de un género, en este caso la comedia romántica norteamericana; lo imperdonable es anular la singularidad de tu obra, esforzarte por desproveer la autenticidad de cada plano, pretendiendo convertirte en algo que jamás serás ni por idiosincrasia ni por despliegue de producción. Es como si Mordkowicz hubiese filmado una comedia romántica y luego sobre esa abstracción volcara un puñado de personajes y situaciones, desentendiéndose tanto de la originalidad como del presupuesto. El resultado: una película que incomoda por su precariedad plástica y que desilusiona por su déficit de imaginación. Benjamín Rojas se separa. Deprimido, se instala en lo de su primo Carlos Portaluppi, un tipo fiestero que propicia un encuentro con Paula Cancio, una loca linda y misteriosa que enamora a Benjamín. Y así, la chica excéntrica y el pibe tristón entablan un vínculo que, revelación mediante, tiene su crisis y termina... como se supone que terminan las comedias románticas. Hay también un niño que lee a Borges y a Shakespeare y que tira la posta, una standapera que seduce a Benjamín pero resulta ser lesbiana, un amigo torpe que se arruina un ojo descorchando un champagne y se pone un parche con una carita sonriente. Conjunto inorgánico de personajes que no logra desestabilizar la monotonía de un relato que encima se toma el atrevimiento de arrojar frases de autoayuda como “coincidimos en un tiempo y espacio”, “el pasado ya no nos pertenece”, “nos movemos entre la sorpresa y lo inesperado”. Despierta tristeza que Mordkowicz diseñe imágenes publicitarias pero su director de fotografía las ilumine con desgano y hasta las filme con diferentes cámaras. Despierta irritación que luego estas imágenes sufran exabruptos de edición sin más funcionalidad que el jugueteo videoclipero. La pantalla se divide sólo porque los personajes están en una fiesta o aparecen viñetas que reflejan lo que Benjamín mira por el celular y que luego se desvanecen porque se desvanecen los recuerdos. Sí hay algo interesante al momento de filmar la juvenil vejez de la pareja protagónica, esas arrugas incipientes sobre rostros que rehúsan la adultez. Esto sin embargo es mérito de una condición generacional, una curiosidad antropológica que podrá apreciarse en otras películas filmadas en la actualidad.
El primer primer minuto de "Eso que nos enamora" es una muestra del estilo de humor que explora el director Federico Mordkowicz en su ópera prima. El filme es una comedia romántica que cumple lo que promete: un acercamiento desde el humor a las consecuencias de los vínculos rotos y las posibilidades de otros recién establecidos con un humor que nunca resulta obvio sino producto del guión y el trabajo del elenco. Benjamín Rojas interpreta a Ariel, un arquitecto del cual en la escena inicial ya se ve lo que le espera. Adiós a la vida en pareja y convivencia con un primo en una habitación de adolescente. Con un diseño de producción que busca el detalle sin subrayarlo, Ariel pasa de un departamento con muebles de diseño a una habitación caótica en la que la cama de una plaza tiene un estampado infantil. En ese estado de vulnerabilidad empieza la nueva incursión de Ariel en el mundo de los solteros. Mordkowicz le impone ritmo a la sucesión de intentos de Ariel por superar su estado, con una edición dinámica de escenas con pantalla dividida, diálogos y situaciones con algunos personajes extremos. Así es hasta que conoce a la única chica que no tiene ninguna chance. Una fotógrafa que lo aborda borracha en medio de una fiesta. Pero la vida da sorpresas y más vale estar atentos porque donde menos se piensa salta la liebre.