Un bebe poco especial Está Vivo!, está basada en la película de Larry Cohen filmada en 1974, cuenta la historia de Lenore (Bijou Phillips) una joven que está embarazada de su novio de toda la vida Frank (James Murray), pero algo horrible sucede en la sala de parto donde el doctor y las enfermeras son asesinados dejando únicamente con vida a la madre y al recién nacido. La película solo se queda con las ganas de recordar a la antecesora, ya que no logra asustar ni cautivar al espectador. Por lo contrario, son muy pocos los momentos que consigue llamar la atención del público. Sin buenas actuaciones, pocos afectos y mal uso de los recursos de sonidos, la cinta se queda a mitad de camino en algo que podía haber sido un homenaje a aquel Está Vivo!. E incluso se permitió pequeños bloopers, como por ejemplo cuando el hogar de Lenore y Frank se encuentra a oscuras y sin energía eléctrica, el timbre suena sin ningún problema. En las películas de bajo presupuesto siempre es mejor no mostrar y dejar que el espectador se imagine, que mostrar algo de mala calidad o malo. Es algo a lo que el director Josef Rusnak no hace caso, cuando casi al final del film deja ver al pequeño bebe haciendo sus travesuras como si fuera un juguete sacado de un canasto de saldos. Mucha sangre, muchos gritos y pocas ganas de recordar a una película que cautivo a sus espectadores totalmente atemorizados y que hoy se encontrarán con un film que no deja nada más que ganas de ir y alquilar el film de 1974.
La salud de nuestros hijos Con llegada tardía a las carteleras argentinas, ¡Esta Vivo! (It’s Alive, 2008) es la remake modernosa de aquella bizarra película de terror de los setenta donde un bebé asesinaba a todo el que se le interponía en su camino. A punto de terminar la universidad, Lenore Harker (Bijou Phillips), joven y aplicada estudiante, queda embarazada de su novio arquitecto Frank Davis (James Murray). Ella sabe bien que su bebé no es como cualquier otro. Al momento de parir, cesárea mediante, algo horrible sucede en la sala de parto: el doctor y todas las enfermeras son asesinadas, quedando con vida nada más que la madre y el recién nacido. Así comienza la seguidilla de asesinatos perpetuados por el siniestro infante y serial killer del film. Junto con los sospechosos acontecimientos (médicos, amigos de la pareja y policías varios son liquidados con el correr de las escenas) irá develándose la verdadera naturaleza del bebé, por lo que su madre tendrá que escoger entre el amor por su recién nacido y su familia. Una elección para nada fácil. La película está basada en la historia que Larry Cohen (otrora guionista de hits Clase B como la saga de Maniac Cop) hiciera con cierto éxito allá por el año 1974. De hecho, cuatro años más tarde se jugó con una secuela sin demasiada relevancia y, en 1987, la convirtió en trilogía con una leve aceptación en el público “de culto”. Sin embargo, a pesar de esa experiencia, y como era de suponerse, esta remake es bastante más pobre -en sustancia- que la trilogía original. Parece que el correr de los años no le hizo bien al guión de Cohen. Intento fallido (e innecesario) de revivir cintas abandonadas. Con muchas falencias narrativas (y eso que la previsibilidad hace al género), ¡Esta Vivo! es un claro ejemplo de que el volver a las raíces para ganar dinero no es lo más conveniente del mundo. ¡Basta de revivir horror films clásicos! ¡Queremos historias nuevas! Detalle para quisquillosos: En un momento culminante, la luz se corta en todo el lugar. La policía llega, toca el timbre (eléctrico) y suena. Fabuloso.
En 1974, el subvalorado guionista y director Larry Cohen se despachó con un olvidado clásico del cine de terror: El Monstruo Está Vivo, la historia de un bebé mutante que va matando a quien se le cruce. El film fue un pequeño suceso, que originó dos secuelas: El Monstruo Está Vivo II y El Monstruo Está Vivo III, donde más freaks de pocos meses. Como no podía ser de otra manera, hoy (bah, en 2008) nos llega la remake. La historia es un poco diferente a la anterior. Esta vez, los padres no son una pareja de adultos en edad avanzada sino jóvenes veinteañeros. Ella queda embarazada y deben empezar a convivir como un matrimonio normal. Pero nada será muy sencillo entre tanta muerte y sangre. Otra diferencia con la original: la criatura (nunca mejor usada esta expresión) ya no es una maquinita asesina todo el tiempo, sino que se ve normal y sólo se transforma cuando tiene hambre, y no precisamente de leche materna. Como un Jeckyll y Hyde recién nacido. Es su madre quien se vuelve cómplice de su sádico hijito, ya que debe esconder cadáveres y limpiar ese líquido rojo que pasa por nuestras venas. El resultado final es digno de la menos lograda película clase Z. Incluso en los momentos finales, la policía se acerca a la casa de los protagonistas (a oscuras, porque el pequeño demonio cortó la energía eléctrica), pero cuando tocan el timbre... ¡Suena! Uno de los grandes enigmas de la historia del cine. ¡Está Vivo! es todo lo contrario a una obra maestra, pero a su favor debemos admitir que no aburre tanto. Después de todo, nunca está mal ver una de terror tan carente de clima y de sentido... si se la acompaña con pizza y mucha cerveza.
El bebé ataca de nuevo Flojísima remake de un filme de terror clase B de los años ´70. No se trataba de un clásico a la manera de El exorcista o La masacre de Texas, pero para muchos fanáticos del cine de clase B, Está vivo (It's Alive!), de Larry Cohen, es uno de esos filmes de culto de los años '70 que permanecen en la memoria como un recuerdo simpático. De hecho, el filme tuvo bastante éxito y deparó dos secuelas. Ahora, como tantos otros filmes de terror de esa época, Está vivo tuvo su actualización y remake. El guión sigue siendo muy similar -en los créditos figura el mítico e inagotable Cohen- y, más allá de algunas actualizaciones y cambios de motivación, la historia es la misma. Una chica embarazada (Bijou "voz de helio" Phillips) y su novio (James Murray) se mudan juntos, y la panza de ella comienza a crecer desmedidamente. Ya en el parto quedaba claro que lo que había dentro no era un bebé convencional: sólo al salir del vientre liquida a todos en la sala de partos. Menos a la madre, claro, a la que defiende, literalmente, con uñas y dientes. Con un hambre que lo hace devorar animalitos domésticos, luego otros más grandes para terminar con policías, familiares, amigos y vecinos, el bebé en cuestión se transforma en un enemigo público, si bien nadie sospecha de él por motivos obvios. Como en la original, la película tiene el buen tino de dejar las carnicerías del niñito fuera de campo (se intuye el peligro y luego se ven las consecuencias), pero uno supone que es más por falta de dinero para efectos especiales que por una cuestión de buen gusto o de discreción. Está vivo es un filme de terror muy menor: mal actuado, peor filmado, casi sin suspenso. Por suerte apenas dura 80 minutos.
Terror al estilo de El bebe de Rosemary Es ya un clásico de la cinematografía norteamericana: apenas un film se convierte en éxito de público, algún productor comienza a pensar en una remake. Y ése es el caso de este film que en 1974 rodó Larry Cohen. La historia comienza cuando Leonore, una aplicada estudiante que ama la poesía del siglo XIX, queda embarazada de Frank, su novio de toda la vida. Ambos se instalan en una bastante lúgubre casa para esperar el nacimiento del hijo, pero cuando ese momento llega en la sala de partos donde es atendida la madre, son inesperadamente asesinados el médico y las enfermeras. No hay rastros del asesino y la policía trata inútilmente de dilucidar el misterio, mientras Leonore y Frank llevan al bebe a su hogar. Sin embargo, ese bebe es completamente distinto de los demás, aunque la madre trata de restarles importancia a sus extrañas conductas (desaparece de su cuna, le muerde el pezón, devora una paloma que estaba en la ventana). Por pedido de la policía, es atendida por un psicoanalista que, en una de las visitas a su casa, es horriblemente mutilado, y de allí en más ese bebe -con bastantes similitudes con el creado por Roman Polanski para El bebe de Rosemary - se convierte en un pequeño monstruo que mata sin piedad a una pareja amiga de los padres y a un policía. A estas alturas ya quedan muy pocos personajes por desaparecer del elenco, y entonces el guión se centra en la necesidad de Leonore de cuidar a ese ser maligno. El director Josef Rusnak logró, sobre la base de un guión bien armado, crear un clima terrorífico sin caer por ello en lo demasiado sangriento, y así el relato va logrando tensión hasta un final tan dramático como imprevisto. Los buenos trabajos de Bijou Phillips y de James Murray sostienen la trama con gran elocuencia, en tanto que los rubros técnicos se pusieron a disposición de esta anécdota que logrará entusiasmar al público adepto al espanto.
“Es una película terrible, es mucho más que mala y le pido a los seguidores de mis filmes que traten de evitarla”. Palabras textuales del Gran Larry Cohen, productor ejecutivo de este estreno en una entrevista que dio sobre este film antes que se editara en dvd en los Estados Unidos. No hay mucho más para agregar. Las palabras de Larry son contundentes. Cohen es uno de los grandes maestros del cine clase B y a lo largo de su carrera fue responsable de filmes sumamente bizarros como la trilogía de Maniac Cop, que dirigió William Lustig y clásicos memorables del Blaxploitation como Black Caesar y Hell up in Harlem. Está vivo es su gran obra dentro del cine de terror que fue un suceso espectacular en 1974. Puede encontrar más información sobre ese clásico en el link. Larry escribió un guión donde adaptó esta historia en la actualidad con un nuevo enfoque que fue rechazado por el director alemán Joseph Rusnack, quien desde hace años realiza fiascos hollywoodenses que se estrenan directamente en los videos clubes. En este caso cambiaron el escenario de la historia de Nueva York a Nueva México que en realidad es Bulgaria. La historia del bebé mutante que devora gente era muy divertida y no en vano se hicieron varias secuelas del film original, pero acá se la ingeniaron con una incapacidad admirable para hacerla totalmente aburrida. El director fracasó por completo a la hora de construir el conflicto y crear climas de tensión como había hecho Cohen en el ´74 para presentar una versión más sangrienta que no funciona debido a que los efectos visuales son truchísimos. Es ridículo creer que los ataques del bébé son impactantes. Los actores son terribles y el trabajo que hicieron con los efectos digitales para crear al bebé mutante, que se ve por unos segundos al final, es patético. Le pusieron más garras y colmillos al pedo. Parece más una mala imitación de Critters que otra cosa. Argentina es uno de los pocos países en el mundo donde esta bazofia consiguió llegar a las salas de cine. A veces las películas malas resultan mucho más desopilantes que las comedias que se proponen hacer reír al espectador, pero acá no hay ninguna diversión. Sólo una perdida de tiempo. Sí, Larry Cohen tiene razón. La película es terrible y la mejor recomendación que se puede hacer es que la eviten.
Mi bebé Uno de los meritos de It’s Alive versión ’74, que aquí se conoció como El monstruo está vivo y fuera el primer largometraje del director de culto Larry Cohen, es haber logrado un film de terror creíble y efectivo con una premisa que contada puede parecer absurda (un bebé recién nacido con instintos asesinos y un poder brutal para darle rienda suelta a esos mismos instintos) y eludir el ridículo con inteligencia, saliendo muy bien parado del desafío, logrando primero que uno acepte que un bebé puede ser un monstruo asesino, luego que uno tenga miedo de ese bebé monstruo que se acerca a sus víctimas gateando y, por último, que uno se apiade de ese pobre monstruo acosado que solo actúa así por instinto y genética. Se ve que a la hora de planificar la remake, los responsables (donde se cuenta el propio Cohen como uno de los autores del guión) le tuvieron miedo al ridículo, quizás pensando que lo que podía ser aceptable en los ’70 no iba a salir tan bien librado en este milenio. Es por eso que hay unos cuantos cambios en la propuesta argumental de está versión ’08 (estrenada aquí con algo de atraso). Por lo menos tres merecen mencionarse. En principio lo más evidente es que ya no se trata de un bebé mutante y deforme (el original era un cabezón feo con garras y dientes de predador al que se mostraba siempre fugazmente y entre sombras) sino uno de apariencia normal y hasta adorable, que pasa desapercibido y del que nadie sospecha con excepción de su madre. Queda sin respuesta la pregunta de cómo hace para matar si no hay en su cuerpo (por lo menos no exteriormente) ningún arma que le permita cazar y desgarrar a sus víctimas como sugieren esos chorros de sangre que vuelan alegremente cada vez que una de ellas es atrapada y constituyen algunos de los (pocos) momentos disfrutables del film. (Solo en una toma se le ven unos dientes deformes pero que nadie antes advirtió). Otro cambio notable es el de punto de vista. El original estaba relatado desde la experiencia del padre, quien sabía (como todos) del carácter monstruoso de su hijo y tenía que lidiar con sus sentimientos de decepción, rechazo y odio para con la criatura a la que incluso quiere exterminar, para finalmente apiadarse de ella. Acá se cuenta la historia desde la perspectiva de la madre (ya que el padre ni se entera) quien se espanta por las características de nene pero lo encubre y trata de borrar las huellas de sus matanzas mientras va perdiendo progresivamente la cordura (en esto es similar a la original). Esto resulta en que no se puede hacer empatía con ninguno de los dos, cuando en la anterior no se podía si no sentir pena y simpatía por la desgraciada y acosada familia. Y, como ya se dijo, al final uno hasta le tenia lastima al monstruo, cosa que aquí tampoco sucede. Finalmente y no menos importante, hay un salto de la esfera pública a la esfera privada ya que, salvo la madre, nadie se entera y ni siquiera sospecha que el autor de los asesinatos podría ser el bebé. En el primer film esto era sabido por todo el mundo desde el principio, lo cual daba pie para la incorrección, con una cacería policial con la misión de matar un bebé, y hasta cierta denuncia, donde la prensa acosaba con rapiña a los padres mientas los médicos intentaban tapar las causas de la mutación. En la nueva versión la causa de la misma son unas misteriosas pastillas abortivas cuya legalidad nunca se aclara y, por ende, no hay nadie claro a quien culpar. Si uno perdiera de vista el referente Está vivo pasaría por un film de terror clase B, correcto, y algo anodino, que no está muy mal pero tampoco está muy bien. Comparando con su sucesora es indisimulable que en la búsqueda de sobriedad o sutileza se perdió contundencia, provocación, incorrección y originalidad.
El niño carnicero Dejando cualquier tipo de eufemismo de lado, genera vergüenza ajena que se estrenen comercialmente en Argentina películas como Está vivo (It's Alive, 2008), una propuesta desastrosa que hasta en Estados Unidos fue directo a DVD. Para aquellos que no conozcan la obra original de 1974 del héroe del horror “clase B” Larry Cohen, sólo diremos que con los años pasó de inteligente rip-off de El bebé de Rosemary (Rosemary's Baby, 1968) a clásico de culto dentro de las huestes del género: una marioneta aterradora, críticas poco sutiles a la medicina y el fantasma del aborto se combinaban en un cóctel muy hilarante. Lamentablemente lo que podría haber sido una actualización orientada a la bioética se transforma desde el inicio en un cachivache impresentable en donde priman un ritmo soporífero, las torpezas formales, un guión plagado de errores y una alarmante vacuidad conceptual. No existe ni una escena capaz de asustar ni mucho menos movilizar al espectador, tenga éste la edad que tenga. La historia vuelve a girar alrededor de la presencia de un recién nacido con un irrefrenable apetito por la carne humana; aunque ya no se sabe si es un mutante producto de drogas experimentales o un ardid derivado de la falta de ideas. El mismo Cohen parece que cobró el cheque y luego vapuleó a esta remake que transcurre en New Mexico pero en realidad fue filmada en Bulgaria con un equipo autóctono. Este “detalle” se percibe en especial en el contexto desolado y la repetición de exteriores, lo que repercute negativamente en un verosímil demasiado ajado. Sin embargo el principal problema pasa por la banda sonora: los diálogos han sido doblados en su totalidad, la sincronización es pésima y la música incidental da pena (recordemos para el caso que la maravillosa partitura de la original estuvo a cargo del legendario Bernard Herrmann). Ahora bien, si queremos extender un manto de piedad conviene no adentrarse en el tristísimo desempeño de Bijou Phillips y James Murray como los padres de la criatura, dos pobres navegantes que viajan sin brújula. Más allá de un cronograma a los apurones, CGI estúpidos y un presupuesto escaso, aquí el máximo responsable es el insípido director Josef Rusnak, cuyo único antecedente rescatable sigue siendo El piso 13 (The Thirteenth Floor, 1999). Dedicado a los mamarrachos de acción con Wesley Snipes, aquí el alemán desvaría a lo largo de ochenta minutos sin fijar un mínimo eje sobre el cual construir el relato…
Una película absolutamente innecesaria que no califica ni siquiera como gore y arrastra desde el primer minuto un lastre de principiante que con el correr de los minutos se hace insoportable. Realmente una pérdida de tiempo...
Rusnak no posee una gran habilidad para la puesta en escena pero a Está vivo le alcanza con las ganas para merecer no ser tan vapuleada. Esta remake de un clásico de culto del año 1974 dirigido por Larry Cohen no es una buena película. Pero tampoco es tan mala como se dijo. Y no está de más hacerlo notar, aún con una película que se lanzó directamente a DVD en Estados Unidos hace dos años y que se estrena (o más bien se arroja en la cartelera) en Buenos Aires de forma incomprensible. Muchos citaron las virtudes del original, como si Cohen –quien ya tiene una larga carrera en el cine de suspenso y terror, y sus últimos trabajos incluyen los guiones de Enlace mortal y Celular- no hubiera tenido nada que ver con el filme del 2008. Pero la verdad es que el realizador estuvo involucrado como co-guionista y algo se nota en cierto tono disparatado y desvergonzado del filme. El director Josef Rusnak, quien tiene una carrera de mercenario cinematográfico –con títulos como El piso 13 o El arte de la guerra 2-, dirige esta producción norteamericana filmada en Bulgaria, con varios actores británicos intentando el acento estadounidense infructuosamente, con el mismo espíritu promovido por el guión. Nunca se toma demasiado en serio y no abusa de los efectos especiales. Es verdad que muy pocas veces logra transmitir una fuerte sensación de inquietud o miedo –que se supone que es el objetivo principal del género-. Pero es de destacar la intención de trabajar a partir del fuera de campo y la cámara subjetiva, aunque la mayoría de las veces sólo se quede precisamente en la intención. Rusnak no posee una gran habilidad para la puesta en escena y los resultados que consigue son a lo sumo discretos. Por momentos, uno se pregunta para qué se filmó esta remake, lo cual es grave. Aún así, concreta un cierto equilibrio, apartándose tanto de la ceremoniosidad como del desgano. En un panorama extremadamente pobre, a Está vivo con las ganas le alcanza para merecer no ser tan vapuleada.
Aunque le di con un palo a la nueva 'Pesadilla...' al lado de esto la verdad que es una obra maestra. Esta peli esta basada en un clásico bizarro de los años 70's que por ahí tenia un mensaje pro anti-aborto (desconozco porque no la vi) pero dudo mucho que se tomara en serio la trama de un bebe asesino. Esta remake si lo hace y ahí es donde termina de hundirse. Los actores tratan de poner sus mejores caras de "esto es una situación dramática" pero son de madera terciada y los efectos especiales son de cuarta, mostrando al niñato en cuestión en una solo toma... y sí, parece el hijo bastardo de un 'peque' (ese dibujo animado que dan en el Subte) y un gremlin. Muy triste, no me extraña para nada que en Yanquilandia saliera directo en DVD y acá... bue, estamos en un país muy generoso que la estrena en cine.
Está todo mal con vos Leonore y Frank no están casados, pero están recontentos de ser papás. Todo es felicidad hasta que entran en la sala de partos. El recién nacido es lindo, pero es malo, muy malo de verdad. Ahí nomás, al toque, se las ingenia para asesinar a todos los presentes, en la escena más sangrienta y absurda del año. El pequeño demonio crece con una familia sustituta y comienza a desarrollar un espantoso apetito homicida por las ratas, los perros y los pingüinos. Posteriormente empieza a boletear más gente. ¡Chuavechito, chuavechito! Su nueva madre comprende rápidamente que el pibe es un engendro del infierno y que debe morir y pronto. Zarpada remake de una peli de 1974 del director Larry Cohen. Tanto la original como esta versión salen con fritas. En la primera el bebé era un muñeco horrible, ahora es un diseño de computadora muy fulero. Llena de escenas para aliviar cualquier tránsito lento. De nada, señora.