"Fuerza bruta": el detective bestia está de vuelta. El realizador evita cuidadosamente el "gore", tal vez para permitir que la película sea para todo público (o casi). guardaespaldas del padre, un estafador de poca monta que se volverá crucial y los policías, que son un montón. La película se presenta dividida en dos mitades, ocupada la segunda de ellas apenas por un par de secuencias, ambas de acción, que son las que rematan la trama. Una de esas secuencias, de unos quince minutos, es una persecución automovilística; la otra, que dura entre cinco y diez, el duelo final entre el “bueno” (si puede considerarse bueno al animal de Ma) y el malo, un despiadado cuchillero. Si bien está muy bien actuada --con esa naturalidad de los actores coreanos, que nunca parece que estuvieran actuando-- y dirigida con dientes apretados, las escenas más destacadas son obviamente las de acción, que son larguísimas y ocupan la mitad o más de Fuerza Bruta. Sobre todo dos, una entre un montón de gente a lo largo de un pasillo y la otra arriba de un ómnibus, con dos tipos fajándose a más no poder. Dos aspectos descollantes. El primero, bastante asombroso, es que no se disparan armas de fuego. No porque policías y secuestradores sean precisamente pacifistas, sino porque a Ma le alcanza con los puños y el físico de luchador de sumo para levantar a rivales en andas y molerlos a palos. Y los “malos” usan exclusivamente armas cortantes. De varias clases: puñales, machetes y hachas. Esto le da a The Roundup una fisicidad, una visceralidad, que se ven acentuadas por la planificación. Al desglosarse casi únicamente en planos americanos, esto permite asistir a las peleas como si fueran en vivo, con gente volando por el aire o siendo aplastada contra el parabrisas de un auto, y Ma enfrascado a pura trompada (cada una parece una bola de demolición) contra rivales que le tiran cuchilladas. Respecto a esto último cabe destacar que el realizador Lee Sang-yong evita cuidadosamente el gore, tal vez para permitir que la película sea para todo público (o casi). Últimas dos virtudes: el villano (Sukku Son) realmente mete miedo, y Ma (el coreano-estadounidense Ma Dongseok) , con ese físico que es más o menos el de Lino Ventura en versión doble ancho (y doble alto), es una fuerza de la naturaleza. Naturaleza en bruto, claro. ¿Si Ma es un policía ejemplar? Está claro que en lo más mínimo.
Fuerza Bruta es el clásico juego del gato y el ratón, con un cuidado trabajo de acrobacias en las escenas de peleas, el carisma bestial de Don Lee, humor ingenioso y un drama con peso
En 2017 se estrenó Beomjoidosi / The Outlaws / Fuera de la ley, película de Yoon-Seong Kang que se convirtió en un inmenso éxito de crítica y público. Igual suerte (léase apoyo casi unánime del público y de la prensa especializada) obtuvo esta secuela ambientada cuatro años más tarde y ahora dirigida por Lee Sang-yong (trabajó como asistente en el film original). ¿Cómo sigue la cosa? Sí, el mismo realizador ya está filmando The Roundup: No Way Out, tercera entrega de la saga, con el gordo Ma Dong-seok (más conocido como Don Lee y visto entre muchos otros trabajos en Invasión zombie / Train to Busan y como el Gilgamesh de The Eternals) como protagonista. Lo primero que hay que decir es que Fuerza bruta es entretenida y está muy bien filmada. ¿Por qué entonces no tiene una calificación más alta? Justamente porque el cine coreano ha elevado tanto la vara que un buen (o por momentos muy buen) exponente de género (aquí un mix entre thriller y comedia) ya no fascina tanto como sí hubiera ocurrido hace algunos años. De todas formas, ver esta película en pantalla gigante justifica con creces la inversión. Don Lee, émulo de Bud Spencer (perdón por el viejazo), es el detective Ma Seok-do de la policía de Seúl que debe acompañar al capitán Jeon Il-man (Gwi-hwa Choi) hasta Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón) en 2008 para extraditar a uno de los tantos gángsters coreanos que se han radicado en la urbe vietnamita para escapar de las autoridades de su país y estafar a turistas y emprendedores. Lo que allí se inicia (un típico juego de gato y ratón) proseguirá en la capital coreana con más secuestros, millonarios rescates y muchas escenas de acción. Hay tantas coreográficas peleas con cuchilos, hachas y machetes que en la comparación Oldboy, cinco días para vengarse, de Park Chan-wook, parece una película infantil, aunque por momentos -cuando los chorros de sangre y vísceras amenazan con convertir al film en un espectáculo 100% gore- se apela al fuera de campo. En el éxito de Fuerza bruta mucho influye la capacidad de Don Lee para el humor físico (por momentos el slapstick es casi propio de un dibujo animado) y en la brutalidad de Son Sukku como Kang Hae-sang, el hiperviolento y despiadado antagonista. El mecanismo del film es impecable (un engranaje de relojería diría un viejo cronista) y uno no puede dejar de admirar la maestría que en todos los rubros (persecuciones automovilísticas incluidas) ostentan los artistas coreanos. Pero, así como advertíamos al inicio, se percibe también en Fuerza bruta algo de fórmula, de ir a lo seguro y, en ese sentido, la cinematografía de ese origen tiene en la actualidad producciones con mayor riesgo y capacidad de sorpresa.
Aunque apenas conocida por estas latitudes, en 2017 la película surcoreana The Outlaws obtuvo el acompañamiento de crítica y público donde fuera que se estrenara. Tanto como para generar una secuela, que es la que ahora llega a los cines argentinos. La buena noticia es que no hace falta haber visto aquel film para disfrutar este, y la aún mejor noticia es que esa sensación de disfrute se mantiene constante de principio a fin. El teniente Ma Seok-do (Ma Dong-seok, una cara conocida gracias a su trabajo en Invasión Zombie y en Eternals) y el capitán Jeon Il-man (Choi Gwi-hwa) viajan a Vietnam para extraditar a un hombre que se entregó en la embajada de Corea en ese país. Sin embargo, a poco de llegar se encuentran inmersos en la búsqueda de un implacable asesino (Son Seok-koo, el detective Mun de Sense8), que a la vez está en la mira de un millonario que busca venganza por su hijo. Sin alejarse demasiado de la biblia que rige al subgénero de “pareja de policías”, Fuerza bruta cumple con un guion correcto, que se potencia gracias a una sucesión de escenas de acción minuciosamente coreografiadas que le hacen honor al título en español, al sentido del humor siempre necesario en este tipo de propuestas, y a un protagonista que está más cerca de Bud Spencer que de Clint Eastwood. Aunque su planteo no incorpore ningún elemento innovador más allá de la curiosidad de su procedencia, lo que ofrece el film está muy bien hecho, no solo al nivel de su predecesora sino también de aquellos títulos que a lo largo de los años han mantenido vivo el género (hay más de una referencia dando vueltas). Y parece ser que la aventura no termina acá, porque en estos momentos se está rodando la tercera entrega de la saga, por lo que habrá “fuerza bruta” para rato. Que así sea.
Esta segunda película, que repite los personajes principales de “Fuera de la Ley” (2017), tiene en su haber el no necesitar haber visto la primera para disfrutar a pleno esta entrega. Ambientada cuatro años después de los eventos de la anterior, que estaba basada en hechos reales, cambiando director y guionista Sang-yong Lee y Min-Seong Kim respectivamente retornan al carismático detective Ma Seok-do (Ma Dong-seok), al único que voy a identificar, que deberá viajar a Vietnam para extraditar a un mafioso. Ira acompañado por su Capitán. Si bien es un filme de formula, muy al estilo hollywoodense en el genero thriller de acción, y particularmente
Es la continuación de la saga después de la película “The Outlaws”, con otro director, en este caso Lee Sang Yong, y otros guionistas (entre ellos el protagonista) , pero con la permanencia de un personaje que seguramente tendrá sus secuelas. Hablamos de Ma Dong-seok, también llamado Don Lee , a quien ya habíamos visto en “Eternals” y “Tren a Busan”, que vuelve a encarnar al investigador que primero golpea y pide permiso después. Un personaje cincelado a su estilo, un hombre robusto, cuyos golpes son letales, pero que en el conjunto de hombres de ley es el más centrado y tiene su lado humilde y tierno. Sus compañeros son entre cómicos y torpes, especialmente su jefe. Lo que resulta una marca, en las escenas de acción del cine coreano, es la perfección de una coreografía de las escenas violentas, con un despliegue impresionante de dominio técnico. Aquí al protagonista lo mandan a Vietnam a repatriar a un delincuente arrepentido. En realidad es alguien que huye de un violento secuestrador que hace del machete su arma preferida. Pero cuando no se paga el rescate de un joven millonario todo se complica, incluida la madre de la víctima, una valija llena de billetes y no pocas traiciones. Un entretenimiento perfecto para los que aman las películas de acción, esas que recuerdan a “Harry el sucio” o las muchas que filmó Charles Bronson. Aquí con mas despliegue y un poco de humor ingenuo.
Fuerza bruta (The Roundup / Beomjoidosi 2, Corea del Sur, 2022) es una película de acción que aun siendo una secuela no tiene dependencia alguna con el film anterior. Ma Dong-seok -también conocido como Don Lee- interpreta al detective Ma Seok-do de la policía de Seúl. Esta vez debe acompañar al capitán Jeon Il-man (Gwi-hwa Choi) hasta Ciudad Ho Chi Minh, Vietnam, para extraditar a un criminal coreano instalado en dicha ciudad. Este delincuente se dedica a estafar y secuestrar coreanos en dicho lugar, pero cuando el detective llegue descubrirá que los crímenes son todavía más atroces de lo que parecía. Las cosas se van a complicar y la acción transcurrirá entre ambos países. Hace décadas que el cine coreano de acción está a la vanguardia del género. Fuerza bruta tal vez no sea un clásico del género, pero no hay un solo admirador de este tipo de películas que pueda sentirse defraudado. La combinación de acción, violencia y humor es perfecta. El héroe tiene el estilo simpático y duro de las comedias de acción de otras épocas. No es un personaje torturado, sino un duro de la pantalla que no descansa hasta cumplir su misión. Funcionan las peleas, funcionan los momentos sangrientos, funcionan el suspenso y también las persecuciones. Todo perfectamente equilibrado. Parece fácil cuando uno lo ve, pero por algo no hay muchas películas como esta.
Acción y más acción para una de las películas más taquilleras de los últimos tiempos del cine coreano, en la que, una vez más, se utilizan arquetipos reconocibles para desarrollar una narración simple y correcta que se sostiene gracias a la notable entrega de Ma Dong-seok.
Hasta no hace mucho tiempo la posibilidad de encontrar una película de este tipo en los cines era imposible. Salvo que se tratara de alguna muestra especial de cine coreano, donde la programación incluyera propuestas del género de acción, el destino clásico era internet o alguna plataforma de streaming. El éxito de la serie El juego del calamar contribuyó a que las producciones de Corea del Sur tuvieran una mayor llegada en el público mainstream y eso repercutió en la brecha temporal de los estrenos. Fuerza bruta hace apenas unos meses se convirtió en el estreno más taquillero del 2022 en ese país y ya la tenemos disponible en la cartelera local. El film protagonizado por Ma Dong-seok, figura de Train to Busan y Eternals, es una continuación de The Outlaws que se conoció en el 2017. De todos modos no es necesario conocer ese propuesta para disfrutarla, ya que presenta una historia independiente que trae de regreso al policía Ma Seok-do, una especie de Bud Spencer asiático que detiene delincuentes a las piñas. La película es una especie de oda al cine de acción Hollywoodense de los años ´80 y ´90 que solían protagonizar Sylvester Stallone y Bruce Willis. Curiosamente el actor coreano hace unos años fue la figura principal de Champion, una remake clandestina del clásico de Cannon, Halcón. En este proyecto vuelve a evocar al Stallone de esas décadas en una gran comedia de acción que tiene una factura técnica impecable. La historia no es gran cosa pero cuenta con un ritmo narrativo dinámico, el humor es decente y las secuencias de persecución y peleas son formidables. En un momento donde la tendencia actual del género pasa por emular las coreografías sofisticadas de John Wick, el director Lee Sang-yong, opta por trabajar el estilo de acción de la vieja escuela que le rinde honores al título. Dentro de su género es uno de los estrenos destacados del año y merece su recomendación.
Una efectiva película de acción coreana con una narrativa clásica que es puro entretenimiento y funciona muy bien. En el link la crítica escrita más formal; más la crítica radial, más informal, completa en audio o video. Fuerza Bruta es una película coreana de acción qué funciona muy bien, es técnicamente una secuela, pero aquí en la traducción castellana ha perdido el número dos, y se puede entender perfectamente sin haber visto la primera. El filme trata sobre un caso de secuestro que sale mal y la venganza del padre del muchacho secuestrado, eso hace que se enfrenten dos facciones, una de mafiosos, y otras de sicarios, mientras los protagonistas guiados por un policía qué le gusta andar a las piñas, interpretado por don lee trata de meterse en la acción en ambos frentes, y parar ambas bandas. La película es bastante violenta, pero sin embargo tiene un tono muy ligero donde evita ser trágica o demasiado dramática, y siempre tiene un tono de aventuras más que todo, pero también humorístico, con algunos personajes que son un tanto torpes, que funcionan muy bien para sacarnos algunas risas. Fuerza bruta es una película sumamente entretenida, que vale la pena verla en el cine, y que también puede ser una gran elección para desenchufar el cerebro de los problemas diarios y bajar el estrés, esos momentos donde uno se quiere entretener con un film de acción simple y efectivo, con grandes momentos de peleas, y de persecuciones que están bien filmados, y que no tienen nada para envidiarle a los norteamericanos a la hora de filmar. Un filme pasatista, pero bien logrado, y un entretenimiento asegurado. Recomendada. Cristian Olcina
La continuación de Fuera de la ley es tanto un policial y una comedia. La única relación de Fuerza bruta con la precedente reside en algunos personajes, y en especial el que interpreta el corpulento Don Lee, quien vuelve a darle vida al detective Ma Seok-do. La simpatía del personaje es tan ostensible como su heterodoxa agilidad física. El cuerpo del actor luce a punto de estallar, como si la piel y la carne no fueran suficientes para contener la fuerza que emana del cuerpo. Tal condición anatómica es central en la puesta en escena, porque la comicidad proviene de ese desborde de fuerza. Toda la película pasa por esa condición física. Verlo caminar, solamente, es de por sí gracioso.
Aunque es una secuela (The Outlaws no se estrenó aquí), no importa: un detective muy simpático y bastante brutal tiene que extraditar a un criminal de Vietnam a Corea del Sur y descubre lazos con una serie de asesinatos a turistas. Con métodos nada convencionales, el hombre y los suyos tratan de resolver el caso. Pero lo interesante no es tanto la trama (que lo es, ojo), sino el equilibrio entre acción, un caso policial complejo e interesante y un humor que por momentos recuerda lo mejor de Terence Hill y Bud Spencer. El cine coreano tiene una característica: carece de prejuicios y toma lo que necesita para narrar cada escena, de la manera más efectiva posible. Por eso es que la historia, por compleja que fuere, resulta comprensible y lo que más nos importa es lo que sucede con los personajes. Hay que ver más cine coreano, sin la menor duda.
Cuchillada va, cuchillada viene, podría ser una síntesis perfecta para definir a Fuerza bruta (The roundup, 2022), película de Corea del Sur dirigida por Lee Sang-yong. El film es el más taquillero en los últimos tiempos en la historia del país asiático. Su elenco lo encabezan Ma Dong-seok, Son Suk-ku, Choi Gwi-hwa, Park Ji-hwan, Heo Dong-won, Ha-Jun. Corea del Sur continúa produciendo audiovisuales de alto impacto. Aquí, por ejemplo, la historia es un policial con mucha acción, que responde muy bien a las características de este género. La trama se remonta a 2008. El paso del tiempo se puede observar por la tipología de los celulares de ese entonces. En las primeras imágenes aparece un policía. Intercede en un secuestro dentro de un local. Él es un personaje que puede parecer un tanto gracioso, de muy buenas condiciones para la defensa corporal e interpretado por Don Lee (Ma Dong-seok). Minutos después se entenderá que es el encargado, junto a otro colega, de viajar al extranjero (Vietnam) para extraditar a un prófugo. Y esa búsqueda devendrá en otra gran búsqueda. Es, en síntesis, el héroe de la historia. Es ahí cuando aparece el otro protagonista, el opuesto, el malo, quien mata a turistas surcoreanos en otro país. También, otro que hace culto a la lucha corporal. Junto al personaje anterior, el bueno, se puede pensar en una metáfora del bien o el mal. Protagonista y Antagonista. Estructura cinematográfica clásica. Dentro de las víctimas que se carga el malo, hay un muchacho con poder económico, por supuesto, y quien no maneja la lucha corporal, pero tiene un padre que parece interesado únicamente por el dinero. Estos asuntos, que pueden funcionar como otra lectura del poder, aparecerán con la trama. Fuerza bruta es acción. Muchas manos y pocas palabras. Intenta poner en evidencia la honestidad del servicio público, es decir, la policía. Un concepto bastante construido, casi un lugar común en ciertas ficciones. Hay intervalos de gracia, más que nada en la figura de este héroe de aspecto bonachón, pero práctico en la pelea. Esta producción no escatima en escenas de acción, movimientos de cámara, persecución de autos y variedad de planos. También hay sangre, sobre todo de personajes parecidos más a extras que personajes en sí, y que, se percibe todo el tiempo, nunca podrán con la fuerza bruta del bueno y del malo. Por momentos, es un ring en diferentes espacios, al aire libre, hoteles, etc. Pero esa acción se nivela con momentos cómicos. Afortunadamente. Es verdad que la película tiene su punto fuerte en la lucha. Da la sensación que, en ese plano, la producción tiró toda la carne al asador para obtener escenas que únicamente son creíbles en una película, y no en la realidad. Sin embargo, son escenas verosímiles dentro del contexto del entretenimiento. Porque Fuerza bruta únicamente es eso: entretenimiento. Un obra en el contexto de un mercado en continua expansión, tras los éxitos ya conocidos de Parasite (ganadora del Oscar) y El juego del calamar, serie de ficción, polémica; muy discutida durante el 2021, entre otras. En esta estructura previsible, aquel fanático de las peleas, de la acción pura, vaya tranquilo, tendrá alta dosis al respecto. Pero solo es eso: un destino para el amante del género policial.
PIÑA VA PIÑA VIENE Sabemos hace rato que los asiáticos son los mejores filmando películas de acción, pero hoy la presencia en la cartelera de alguna película del género proveniente de aquel país se hace más necesaria que nunca, sobre todo para que podamos recordar los tiempos en que el cine de acción tenía la capacidad de divertirnos y transmitirnos cierta energía, que no era más que una alegría contagiosa. El cine de acción norteamericano, preocupado en otros asuntos y con algo de miedo a replicar conceptos del pasado (salvo excepciones como la saga John Wick o la inusitada Nadie), perdió esa capacidad lúdica y la aparición de una película como Fuerza bruta de Lee Sang-yong nos saca de la modorra; nos saca de la modorra a pura piña y patada. Eso sí, a diferencia de muchos de sus colegas, el coreano Lee Sang-yong es más un noble artesano que un autor. Por decir algo, Fuerza bruta no tiene la elegancia formal de una de Johnnie To, pero sí la precisión narrativa de alguien que conoce los géneros que aborda. La evidencia es una larga secuencia de persecución por las calles de Seúl, en la que participan varios vehículos, varios personajes, hay acción en dos espacios diferentes, y todo se comprende mientras la película avanza llevándonos de las narices y la acción confluye relacionando las diversas subtramas. Y eso que Fuerza bruta es una película bastante enredada, con una trama algo confusa que incluye viajes de Corea del Sur a Vietnam, turistas coreanos secuestrados, un sicario, un empresario un tanto despreciable, un secuestro, una negociación, un villano salvaje, matones de aquí y matones de allá. Claro, todo se amalgama gracias al talento para el movimiento y a la falta de pretensiones del relato. Y también se amalgama por el carisma de Ma Dong-seok, su protagonista (conocido internacionalmente como Don Lee), un actor de esos que parecen haber nacido para el género y que lo hacen con tanta naturalidad que no parecen estar actuando. Ma Dong-seok funciona en la acción y en la comedia, con un personaje que es como una fuerza de la naturaleza, un detective con métodos poco recomendables que hace evidente con su actitud escurridiza que lo suyo está por los márgenes del sistema: hay que verlo escapando con cara de atrevido luego de pegarle una patada al villano de turno y hacerlo atravesar un parabrisas. De todos modos Fuerza bruta no se hace demasiadas preguntas, lo suyo es brutal sin ser excesivo (hay matanzas virulentas pero narradas con la sutileza del fuera de campo), riguroso en los métodos sin perder la ligereza. Una película de los tiempos en que el cine era un músculo antes que un pedido de disculpas.