La Conferencia de Wannsee, en 1942, fue la conclusión biopolítica de las acciones de hostigamiento y persecución contra la población judía en Alemania y -con la guerra declarada- en gran parte del continente europeo. A pesar de ser uno de los momentos críticos de la historia del nazismo, la película del prolífico realizador alemán Matti Geschonneck es el tercer film sobre el ominoso acontecimiento y el único estrictamente pensado para ser exhibido cinematográficamente, ya que las restantes obras, La Conferencia de Wannsee (Die Wannseekonferenz, 1984) y La Conspiración (Conspiracy, 2001), son películas para la televisión, en el primer caso la TV alemana y en el segundo la inglesa y norteamericana. El guión de Magnus Vattrodt y Paul Mommertz reconstruye la discusión y las conclusiones de la conferencia realizada por quince jerarcas nazis en los suburbios de Berlín en una mansión a orillas del lago Wannsee, en lo que hoy es un museo memorial del Holocausto, a partir de las notas y los protocolos encontrados en 1947 en el Ministerio de Relaciones de Exteriores que pretendían encontrar la Solución Final a la cuestión judía en Europa, material que fue utilizado como prueba en los Juicios de Nuremberg para la condena de diversos jerarcas nacionalsocialistas. La película narra los pormenores de la conferencia organizada por uno de los representantes de los altos mandos de las SS, Reinhard Heydrich, a instancias de su superior, Hermann Göring, para comprender la participación de todos los involucrados en el exterminio de la población judía de Alemania y de los territorios ocupados de Europa. Las luchas de poder en el seno del Partido Nazi, las disputas legales y morales y las discusiones respecto de los datos técnicos son algunas de las cuestiones que el film de Geschonneck retrata con seriedad, severidad, serenidad y gran detalle. La Conferencia es una coreografía dramática de actores experimentados que llevan a cabo sus papeles con precisión y armonía para retratar uno de los momentos más infames de la historia del Siglo XX. Tanto la dirección de Matti Geschonneck como las actuaciones de todo el elenco son brillantes, al igual que el guión basado en las transcripciones de la secretaria del criminal Adolf Eichmann, aquí interpretado por Johannes Allmayer. Geschonneck intenta narrar lo inenarrable, lo incomprensible, cómo un puñado de personas pudo decidir sobre el destino de millones, cómo una camarilla pudo ser tan canalla de condenar a muerte a poblaciones enteras, con un estilo sobrio y realista que impacta, capaz de dejar al espectador sin palabras, prácticamente en estado de shock. Ver La Conferencia es una experiencia tan necesaria como desafiante, ya que durante todo el film los debates sobre cómo exterminar a la población judía de Europa dan escozor y retrotraen a un momento no tan lejano en el que esas cuestiones podían ser planteadas. Se podría argumentar que El Falsificador (Der Passfälscher, 2022) discute discursivamente con La Conferencia, planteando dos miradas sobre el mundo, la del hombre de Estado que cree a la razón de su lado y planifica una estrategia para eliminar a una población que considera su enemiga, impura, contaminante, y la de la víctima, que busca tácticas para escapar de la red tejida por el Estado para destruirlo. La propia premisa del film, la reconstrucción de un acontecimiento histórico al pie de la letra basado en transcripciones de notas, supone que el entretenimiento será nulo, que incluso va a aburrir a los que no les interesa la temática, dado que el valor de la película esta representado por su interés histórico, por la reconstrucción de un momento traumático que debe ser recordado para que no se repita. Lo que genera mayor interés de la obra es que la discusión que se lleva a cabo en la conferencia podría ser sobre cualquier otra cosa, ya que se realizan comentarios sobre cómo mejorar procesos, ahorrar recursos, impedir colapsos psicológicos por el estrés de las acciones a realizar y hasta cómo mejorar el ambiente laboral, situaciones que se podrían presentan en cualquier reunión en una empresa, una cooperativa, una dependencia estatal o hasta en un grupo de voluntarios haciendo una actividad ad honorem. Desde todo punto de vista tanto los guionistas como el director buscan y logran generar una radiografía lo más nítida y objetiva posible, ofrecer un documento que no da demasiado lugar a las interpretaciones, una exposición del horror en toda su crudeza, una normalidad burocrática que podría repetirse. La Conferencia promueve la reflexión sobre la pregunta acerca de cómo las elites nacionales alemanas cayeron en los delirios antisemitas y cómo una sociedad entera se puede convertir en una organización retrógrada y reaccionaria que pretende apoyarse en supuestas tradiciones telúricas y de esta forma normalizar el horror. El film de Geschonneck es un ejercicio de memoria insoslayable en tiempos de guerra e intolerancia como los actuales, con las teorías raciales nuevamente resurgiendo de las alcantarillas. Al igual que antes los enemigos de la libertad se disfrazan bajo los mantos de la misma libertad que minan para hacerse del control público y desatar nuevas represiones contra los que luchan por un concepto de libertad que parece alejarse a medida que el Estado y las corporaciones apuestan al caos para mejorar sus ganancias.
Un hecho histórico poco investigado y trabajado, permite construir una profunda reflexión sobre la vida y la muerte y cómo, aquello que más adelante se denominó “la banalidad del mal”, sentenció a miles de personas.
LA TRASTIENDA Quince, veinte jerarcas nazis de diversos rangos y cargos, militares y civiles, decidiendo la Solución Final en la conferencia de Wannsee, en 1942, mientras la guerra seguía sucediéndose en diversos frentes y aquel poder empezaba a tambalear. Un grupo que se respeta y espía, que tiene cuentas pendientes, que conversará y opinará desde diferentes puntos de vista sobre temas relacionados a “lo judío”, pero también, a cuestiones internas que describan a algo no tan homogéneo como se preveía. Envidias, celos, miradas de reojo, frases y palabras cortantes, explicaciones y datos, números y cifras, espacios geográficos por resolver, qué les tocará a cada uno, lo protocolar en su máxima expansión. Todos hombres adustos, pocas risas y alguna ironía, solo una mujer dejando constancia del encuentro que tendrá un par de interrupciones para dirimir en fuera de campo o en campo qué hacer en ese instante y así remitir toda la información a los superiores, a los que no están, a quienes articularon a esas piezas desparramadas en una sala de reuniones y de ese modo concretar el definitivo Holocausto. La película del prolífico director alemán Matt Geschonnek (un puñado de películas para cine y un montón para televisión) se aferra a la palabra escrita, al guion y a las actuaciones, a la convención formal del plano y contraplano, para transmitir un discurso aterrador, que no esconde nada, que se comunica al espectador como si se tratara de una reunión de hombres de negocios o del directorio de una empresa que debe decidir el destino de otro, de alguien considerado inferior, de un supuesto empleado molesto que ya no merece ocupar un lugar laboral. De ahí que el horror de la guerra y el destino de quienes estaban en los campos de concentración del nazismo, según la propuesta de La conferencia, se manifiesta con elocuencia y al detalle alrededor de una gran mesa y con veinte sillas en dónde sentarse. En ese punto, en el trayecto del film, se produce cierto encono de algunos de los participantes, los roces entre el mundo civil (ministerial) y militar, destacándose las siniestras palabras y la seguridad con la que comunica su discurso Adolf Eichmann y las miradas y los silencios que se corporizan en Reinhard Heydrich, el enviado de su superior Hermann Göring. En esos dos personajes y, en un tercero, el doctor Wilhelm Stuckart, se sintetizan los otros y los objetivos de la película: tres opiniones diametralmente opuestas sobre los temas a tratar, desde lo protocolar y analizado de antemano (Eichmann), desde la pausa y el oído atento (Heydrich) y desde el reclamo y las preguntas por hacer (Stuckart). Tres visiones diferentes que acordarán, luego de mutuas desconfianzas, la terrorífica “solución final al problema judío” Por eso los últimos planos corroboran la decisión. La despedida y algún brindis dejarán espacio a otras reuniones que no pueden esperar demasiado. El horror se ha presentado desde las bambalinas, detrás del telón, desde el marco teórico. La última toma con la sala de conferencia vacía antecede a la praxis, a esa ejecución final que fue decidida en un paisaje bucólico pero entre cuatro paredes, una mesa de trabajo y algunos cómodos asientos.
Después de su paso por la última edición del Festival de Cine Alemán, llega a las salas argentinas «La Conferencia», una película dirigida por Matti Geschonneck que se centra en la Conferencia de Wannsee, donde, el 20 de enero de 1942, destacados representantes del régimen nazi alemán se reunieron en una villa de Berlín-Wannsee para decidir lo que ellos llamaban la Solución Final a la Cuestión Judía, es decir, organizar el asesinato masivo sistemático de 11 millones de judíos en toda Europa. Durante el film nos situaremos en los momentos previos a la conferencia, la reunión propiamente dicha y la despedida de los funcionarios y autoridades del recinto. Es así como fijaremos nuestra atención principalmente en el guion y en las actuaciones del elenco, ya que no es una cinta que se caracterice por el movimiento o la acción. A pesar de que no nos encontramos con una historia dinámica, la película nos mantiene atrapados por la frialdad y crueldad con la que los presentes hablan sobre el exterminio de una gran cantidad de personas, velando por sus propios intereses y reduciendo cuestiones de vida o muerte a procesos sistematizados. El guion está minuciosamente elaborado a partir de las actas de esta reunión grabadas por Adolf Eichmann de las que solo se conserva una copia y que constituyen un documento clave del Holocausto, donde se discute la solución final y cómo se llevará a cabo. Por momentos «La Conferencia» puede sentirse un poco pesada por su monotonía pero los guionistas buscan hacer ciertas pausas para darle un poco de aire a la trama y que no se sienta como una eterna conversación. De todas maneras, lo que se dice y cómo se lo dice siempre resulta ser interesante para ver y aquellos que están interesados en el tema y en los pormenores del asunto encontrarán en esta pieza cinematográfica un valioso testimonio de la historia cercana. Lejos de ser aburrida es inquietante, tensa y cruda, manteniendo en todo momento la seriedad y objetividad correspondiente. Las actuaciones también son dignas de destacar. En todo momento tenemos a una gran cantidad de actores en escena interactuando entre sí, debatiendo y discutiendo. Todos son presentados como figuras fuertes, con pensamientos e intereses propios. Salvo alguna que otra excepción que por momentos se muestra un poco más «humano», la mayoría casi no tiene expresiones en su rostro, demostrando que no tiene problema en accionar. La cámara los va tomando de manera muy ágil, para otorgarle ese dinamismo que le falta a la trama en sí. Vamos viendo sus rostros y sus reacciones a los planteos de los demás. La puesta en escena también sobresale. Tenemos una locación acotada pero central: la villa donde se reúnen para realizar esta conferencia que hasta el día de hoy sigue guardando entre sus paredes parte de la historia, al haberse convertido en un museo para que cualquiera que quiera saber más al respecto pueda hacerlo. La construcción de época resulta atinada y se ve reflejada principalmente en la ambientación y el vestuario de los distintos personajes. En síntesis, «La Conferencia» es una película interesante y atrapante, que refleja parte de la historia internacional. A pesar de centrarse únicamente en una reunión no se vuelve aburrida, aunque sí por momentos un poco monótona. Pero el guion que transmite la frialdad y crueldad de los representantes del régimen nazi y las actuaciones del elenco nos mantendrán atentos hasta el final.
Tras su paso por el festival de cine alemán y luego de recibir el galardón a mejor película en el festival de Barcelona, se estrena el día de hoy “La conferencia”. La película, de origen alemán, de Matti Geschonneck llega a varias salas del país. Buscando mostrar los hilos detrás de las decisiones tomadas por los nazis durante la segunda guerra mundial. Lo que se conoce como la Conferencia de Wannsee, transcurrió el 20 de enero de 1942 en una villa de Berlín-Wannsee. Durante este evento los altos jerarcas del régimen nazi se juntaron para dilucidar lo que ellos denominaron: “La solución final para los judíos”. Una mesa, de poco mas de 10 personas, organizo todo los respectivo al Holocausto, el asesinato sistemático de 11 millones de judíos. Difícilmente exista espectador al que esta película le pueda dejar indiferente. El audiovisual se plantea con un convencionalismo absoluto a nivel técnico, lo cual podría acarrear alguna queja o exigencia en pos de la innovación. Empero, esto no hace más que exaltar la frialdad y falta de humanidad de las personas encargadas de crear uno de los genocidios más grandes del mundo. Personajes y cámara se plantean tan fijos como estoicos al momento de narrar, lo cual llega a helar la sangre. Es por este motivo que el peso de la narrativa se encuentra en la palabra. Toda información pasa por el texto, lo cual deriva en muchas ocasiones en eternos planos/contra-planos. Y si bien el objetivo queda claro, no deja de ser agobiante tras un sin fin de repeticiones. Sumado esto a lo aterrador de la temática, se genera una incomodidad constante funcionada con espanto e indignación. No es fácil representar un evento histórico de manera interesante en el plano audiovisual. Mucho menos si se trata de una reunión administrativa, una conferencia. De todas formas, el audiovisual de Matti Geschonneck se convierte en una experiencia atrapante. “La conferencia”, hace foco en uno de los momentos más oscuros de la historia, haciendo que sea imposible quitar los ojos de la pantalla.
La película sobre la planificación intelectual del Holocausto El film de Matti Geschonneck retrata la denominada ‘Conferencia de Wannsee’, donde los dirigentes nazis formularon los procedimientos y la geopolítica del genocidio judío. En una casona frente al lago Wannsee fueron convocados el 20 de enero de 1942 todos los jerarcas nazis por Reinhard Heydrich. El objetivo del encuentro: encontrar "La Solución Final a la Cuestión Judía", es decir, el plan de asesinato sistemático de 11 millones de judíos en toda Europa. Lo que se convirtió en el Holocausto. La película retrata los pormenores de esa reunión invitando al espectador a ser parte de la cosmovisión del régimen nazi: el odio social, la guerra imperialista y el espíritu supremacista de un grupo de disciplinados hombres que planean y discuten de manera civilizada, la organización de la barbarie. El film no apela a efectismos cinematográficos ni imágenes de archivo para subrayar el horror. Mediante largas conversaciones entre hombres de uniforme (los militares) y otros de traje (los burócratas), se debate el tema con una naturalidad aberrante. Las lógicas de estos señores están explicitadas en las conversaciones. “El castigo puede parecer brutal pero se lo merecen”, argumenta uno en tono comprensivo con la intención de convencer a su compañero. Cómo aniquilar a la población judía sin que tenga un costo económico, cómo aprovechar su aptitud laboral antes de matarlos, cómo disimular el genocidio ante las críticas externas, etc. El horror discutido mediante una taza de café, sin levantar la voz ni descuidar las formas de una conferencia. La conferencia (Die Wannseekonferenzaka, 2022) reconstruye la histórica reunión a través de las actas grabadas por Adolf Eichmann, de las que sólo se conserva una copia. Documento valioso que sirvió de prueba para el juicio de Núremberg. Matti Geschonneck hace un film de interminables diálogos, marcando sutilmente las diferencias de ideas que generan tensión entre los comensales, pero también haciendo un manejo apropiado de la información y dejando la descripción concreta del plan para el final. Es la magnitud de lo que está en juego, sabiendo el resultado histórico de dicha reunión, aquello que angustia e interpela constantemente al espectador. Las cuestiones de política económica implementadas por los nazis (como el gasto de la guerra o sus fines expansionistas) quedan un tanto de lado en la película aunque están implícitas en los diálogos. El film se centra en una charla amena y cordial entre un gran número de hombres de poder, capaces de planificar uno de los actos más repudiables de la historia de la humanidad sin el más mínimo reparo ético-moral. Así de simple y así de cruel.
El 20 de enero de 1942 no fue un día cualquiera para la humanidad. Durante aquella gélida jornada, mientras las tropas alemanas sufrían los tormentos del invierno ruso, se reunieron varios jerarcas nazis, convocados por Reinhard Heydrich, en una casona frente al lago Wannsee. Tenían un objetivo tan claro como perverso: encontrar una solución a la “cuestión judía” en Europa. Un par de horas después de iniciada la reunión, había tomado forma la llamada “Solución Final”; es decir, la mecanización de un sistema para asesinar, de la manera más rápida y barata posible, a millones de judíos.; Al igual que en Conspiración (2001), con Kenneth Branagh y Stanley Tucci a cargo de los roles de Heydrich y Adolf Eichmann, La conferencia ecrea lo ocurrido durante aquella jornada. Lo hace utilizando como materia prima las actas grabadas por Eichmann, que tres años después servirían de prueba en el juicio de Núremberg, y eludiendo el lugar común de recurrir a videos de archivo. Una buena decisión: la sola oralización de los planes ya es lo suficientemente aterradora como para reforzarla con imágenes. Construida sobre la base de un guion ajustado, La conferencia es una película tan fría como el clima alrededor de la casona. Los jerarcas celebran que Estonia haya quedado “libre de judíos”, discuten la optimización de recursos como si se tratara de una fábrica de caramelos, cranean la logística del operativo –alguien se queja de las dificultades para movilizar tantos trenes, otro del costo del combustible– con una deshumanización robótica. El resultado es un film que no necesita subrayar el aura diabólico de sus personajes y el contexto para causar pavor. Una película-mazazo directo a la cabeza del espectador.
Si hay algo que logra esta película, exhibida por primera vez en la Argentina hace unos días en una nueva edición del ya tradicional Festival de Cine Alemán de Buenos Aires, es transmitir la sorprendente frialdad con la que el nazismo decidió sus políticas de exterminio. Cuesta creer que la humanidad haya llegado a ese punto, pero la Conferencia de Wannsee, una reunión de altos funcionarios gubernamentales de la Alemania de Adolf Hitler con líderes de las Schutzstaffel (SS) celebrada en ese suburbio berlinés el 20 de enero de 1942, es una prueba concluyente de la estricta planificación con la que se concretó el Holocausto. En ese encuentro para decidir “la solución final para la cuestión judía” estuvieron también algunos gobernadores de las zonas ocupadas del Este de Europa, juristas, directores de transportes e industriales. Todos hablando de gestión eficaz, optimización de recursos y tiempos, logística de transporte y ratios de eliminación de prisioneros como si se tratara de las estrategias de funcionamiento una fábrica para obtener los mejores resultados. Quien levantó el acta de esa reunión organizada por Reinhard Heydrich, oficial nazi de alto rango durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los principales arquitectos del Holocausto, fue Adolf Eichmann, también responsable de la idea de generalizar un método de eliminación física de adultos y niños “rápido, eficaz y barato” que Rudolf Höss, director del campo de exterminio de Auschwitz, ya había puesto en marcha en su área de influencia: el gas Zyklon. La puesta en escena de La conferencia es esquemática -largas conversaciones filmadas en plano y contraplano-, un reflejo ajustado de la formalidad de ese cónclave siniestro en el que nunca se cuestionó la matanza pero sí se discutieron como formalidades burocráticas el traslado de las víctimas a los campos de exterminio en condiciones de hacinamiento y su incineración posterior en hornos diseñados expresamente para las cremaciones. Los problemas que aparecieron en esa conversación no estuvieron relacionados con ningún cargo de conciencia, sólo se habló de costos e incluso del trauma que podría provocar en los integrantes del ejército nazi llevar a cabo el macabro plan. Si hubo diferencias, estuvieron relacionadas con la intención manifiesta de sumar puntos en la escala “meritocrática” del régimen. Hitler fue la cara más visible del horror, el símbolo oscuro que perduró en la Historia. Pero su figura estuvo sostenida por una maquinaria feroz cuyo combustible principal era el odio, un veneno potente esparcido con insistencia por un calibrado aparato de propaganda que consiguió la complicidad de buena parte de la sociedad alemana, que todavía hoy intenta sanar las heridas de aquel despropósito.
Largometraje dirigido por Matti Geschonneck (“En tiempos de Luz Menguante”, 2017), hijo del reconocido actor Erwin Geschonneck, sobreviviente de campos de concentración nazi. El filme que se produjo con motivo del 80 aniversario de la funesta e histórica Conferencia de Wannsee, en una casona señorial frente al lago homónimo. Convocada por Reinhard Heydrich, celebrada por el Partido Nazi el 20 de enero de 1942, en los suburbios de Wannsee, cerca de Berlín. El propósito de la conferencia era discutir la llamada “Solución Final” a la cuestión judía. Solo
Para planear el crimen más atroz de la humanidad, sólo tardó una reunión de 90 minutos. De esta forma es como Matti Geschonneckes nos invita a formar parte de aquel infame comité llevado a cabo en la mañana del 20 de enero de 1942, en la pintoresca villa del lago Wannsee, Berlín. “The Conference” es un fiel y preciso retrato alemán de la histórica Conferencia de Wannsee, cuyo único tema fue lo que los nazis llamaron “La Solución Final a la Cuestión Judía”: la organización del asesinato masivo y sistemático de millones de judíos en toda Europa. A partir de la única copia existente del acta de la reunión, registrada por Adolf Eichmann, Geschonneckes nos presenta un minucioso filme que sigue el minuto a minuto del protocolo original de cuando la humanidad perdió la guerra. La película se basa meramente en el escalofriante diálogo sin tapujos de las viles, calculadas y técnicas ideas de los destacados representantes del régimen nazi. Con actuaciones espeluznantemente creíbles y sutiles, y con una ejecución fina y totalmente minimalista, el director realiza un revisionismo histórico por medio de un chocante contraste de lo que pareciera ser una conversación casual sobre un genocidio en donde el espectador forma parte. Con un sólo escenario, y sin banda sonora que acompañe, Geschonneckes consigue obtener un film verdaderamente aterrador y profundamente angustiante que, aún sabiendo de las atrocidades cometidas durante el régimen nazi, logra ser impactante de ver y difícil de digerir. Sin siquiera presentar un momento de violencia explícita o de material de archivo en la pantalla, “The Conference” consigue evidenciar el inigualable e imponente poder del lenguaje y de la palabra: la construcción de una despreciable violencia simbólica igual de equiparable a los actos y delitos posteriormente cometidos. Es el horror mismo representado por medio de una discusión casual de palabras frías y de faltas de compasión que no dan lugar a otra cosa más que lidiar crudamente con una verdad insondable.
A partir de hoy tiene su exhibición comercial la película LA CONFERENCIA, después de su reciente estreno en el Festival de Cine Alemán que se llevó a cabo del 8 al 14 de septiembre en Cinépolis Recoleta. El 20/1/1942, en una villa situada frente al lago de Wannsee (Berlín) se reunieron los principales miembros del régimen nazi, que conformaron un total de 15 hombres (y una única mujer secretaria de Adolf Eichmann). Dicho encuentro político es conocido históricamente como la "Conferencia de Wannsee" y fue liderado por Reinhard Heydrich, Jefe de la oficina central de seguridad del Reich. La Conferencia (2022) sigue las actas de la reunión registradas por Eichmann, de las que sólo se conserva actualmente una copia. El objetivo de dicho encuentro era decidir el método de "solución final" para lo que la ideología antisemita denominó "la cuestión judía". Mediante otras expresiones como "exterminio total y biológico de los judíos, grupos raciales inferiores", enunciaron el tema como un asunto de "higiene nacional" y de moral germana, viendo la guerra como una oportunidad frente al "enemigo judio". El film transcurre prácticamente en un único espacio* (y por eso quizás se hace algo lenta en su primera mitad) que concentra la frialdad, meticulosidad y el racismo de estos 15 funcionarios y líderes de la SS en organizar inescrupulosamente el asesinato masivo y sistemático del que resultaron víctimas 6 millones de judíos en toda Europa. Por eso el póster anuncia poéticamente que ese día fue "cuando la humanidad perdió la guerra". *Al respecto es pertinente recordar 12 Angry Man.
Es de esas películas de visión obligatoria, que se debería exhibirse no solo en cines, sino en colegios, universidades, clubes. Porque con esta realización de Matt Geschonneck, basada en las actas de la conferencia de Wannsee, realizada el 20 de enero de l942, uno puede tener la verdadera dimensión de lo que significa montar una maquinaria de exterminio, eficiente, económica, letal y aberrante, que proponía la “solución final de la cuestión judía”. En ese lugar, con pulcros militares y civiles, convocados por Reinhard Heydrich, asistido por el planificador Adolf Eichmann, se explicó y se aprobó ese plan que se concretó con la tortura y muerte de seis millones de judíos europeos, aunque e plan inicial aspiraba a masacrar a 15 millones. En esa raíz putrefacta del racismo más acendrado, el régimen de Hitler soñaba con una Europa dominada por su ejército y germanizada. Donde después de los judíos otras minorías étnicas, religiosas o ideológicas iban a seguir el mismo destino. Lo realmente impresionante de ver ese veneno que se esparció por las zonas de guerra, se aplicó de una manera organizada, con el menor costo, con el aprovechamiento de la mano de obra esclava, la utilización de vagones de carga del ferrocarril, a los hornos de gaseado y cremación. Todos los procesos se anudaron en una cadena de horror ordenada por mentes que encarnaban el mal en un infierno todavía no imaginado. La realización y el guión se basa estrictamente en las actas que quedaron del encuentro, una copia fue utilizada en el juicio de Nuremberg. Ni siquiera tiene un insert de las matanzas. No lo necesita. El film que tiene n clima de suspenso que se pone de relieve, con lo que se habla en público y privado, s de tal fuerza, tan valioso su contenido, que aunque provoque indignación y nausea, hay que verlo como un testimonio invalorable de la degradación humana.
"La conferencia": cuando la impasibilidad multiplica el horror. El film funciona como un documental de observación que pone el foco en la Conferencia de Wannsee, realizada por la burocracia nazi para “resolver” el “problema judío”. El 20 de enero de 1942, altos jerarcas alemanes celebraron la conferencia de Wannsee, donde se le dio forma a la llamada “solución final”, implementada para “resolver” el “problema judío”. A las varias películas sobre el tema se suma ahora ésta, que inauguró la reciente edición argentina del Festival de Cine Alemán, y que tiene la peculiaridad de estar narrada como un documental de observación. A lo largo de casi dos horas y sabiendo que la impasibilidad multiplica el horror, el film dirigido por Matti Geschonneck se limita a observar las discusiones presididas por Reinhard Heidrich, jefe de la Oficina de Seguridad del Reich, sin agregar nada que no sea la transcripción de los protocolos de la reunión, que los obsesivos nazis registraron letra por letra y legaron a la posteridad, confiados seguramente en que el Imperio duraría mil años. En La conferencia hay algún “nombre estelar” (el de Heydrich, el de Eichmann), pero no rostros reconocibles cinematográficamente. Tampoco hay personajes ni psicologías. Se podría decir que los auténticos protagonistas del film de Matti Geschonneck son los debates, las distintas posturas, las discusiones (que van de lo más práctico a lo presuntamente “moral”), y ése es su gran acierto, ya que esa es no solo la verdad histórica irrefutable (habría que ver qué piensan los negacionistas de esto), sino la prueba, con números, cálculos, costos, argumentos y desarrollo, de la monstruosidad nazi, que llevaría al inminente exterminio. A propósito, La conferencia confirma lo que ya se sabía: Eichmann no representó la banalidad del mal, el oscuro funcionario que le dijo que sí a las órdenes de sus superiores, sino uno de los cerebros de la Shoah, desde su puesto como encargado del transporte de los trenes que trasladaron a seis millones de judíos a Auschwitz, Treblinka y Sobibor, entre otros campos de exterminio. La conferencia de Wannsee fue una exposición perfecta de lo que se sostuvo más de una vez: la lógica, llevada al extremo, deviene en la locura. Aquí todo es lógico y, por ende monstruoso. Los secretarios de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores, del Interior, de Justicia y el de Propaganda, entre otros asistentes (catorce en total), discuten sobre todo, con el mayor de los respetos, y tienen posiciones encontradas con respecto a lo que hay que hacer. En lo que todos coinciden es en lo que hay que hacer: eliminar a los judíos de la faz de la tierra. Es como intentar dibujar un triángulo perfecto sobre una base de excrementos. Se analizan los costos del exterminio (“para eliminar a 11 millones de judíos sería necesario producir 11 millones de balas”, “se tardaría 9300 horas en el traslado”), el método más eficaz (“el Zyklon-B se mostró eficaz para el control de plagas” “control de plagas, qué interesante”), el modo de “confiscar” los bienes de los deportados o si es preferible esclavizarlos o matarlos. Todo en un castillo con varios siglos de vida, con la mayor educación y bebiendo buenos licores tras llegar a un acuerdo de caballeros.
Muchos son los puntos a tener en cuenta a la hora de ver 'La conferencia'. Primero, que todo de lo que se verá en el filme sucedió, tal vez no en los términos exactos pero sí en su concepción, por más irracional e inverosímil que parezca. Segundo, que nada de lo que narra la cinta de Matti Geschonneck puede disfrutarse como un hecho artístico, por lo que su calidad cinematográfica pasa al plano de lo intrascendente. Y tercero, que su contenido oral es tan brutal que no solo nos interpela como seres humanos sino que nos incomoda como espectadores desde que comienza esta suerte de comité del horror. La mañana del 20 de enero de 1942, en una villa situada frente al lago de Wannsee, en los suburbios de Berlín, quince de los principales jerarcas del régimen nazi se reúnen para delinear el asesinato masivo y sistemático de 11 millones de judíos. 'La conferencia de Wannsee' fue promovida por Reinhard Heydrich, segundo en el mando después del jefe de las SS Heinrich Himmler y director de la Oficina de Seguridad Principal del Reich. Este plan fue denominado "la solución final'', nombre en código que se utilizó para la destrucción deliberada del judaísmo en Europa. Inicio EspectáculosNota ESPECTÁCULOS 'La conferencia', sobre las atrocidades cometidas contra el pueblo judío Un filme tan crudo como necesario POR MARIANO CASAS DI NARDO 14.09.2022 En la denominada `Conferencia de Wannsee', en enero del '42, se delineó el plan de asesinato masivo de 11 millones de judíos. 'La conferencia' (`Die Wannseekonferenzaka', Alemania, 2022). Dirección: Matti Geschonneck. Guion: Magnus Vattrodt, Paul Mommertz. Actores: Philipp Hochmair, Johannes Allmayer, Maximilian Brückner, Matthias Bundschuh. Duración: 108 minutos. Clasificación: apta para mayores de 13 años. Muchos son los puntos a tener en cuenta a la hora de ver 'La conferencia'. Primero, que todo de lo que se verá en el filme sucedió, tal vez no en los términos exactos pero sí en su concepción, por más irracional e inverosímil que parezca. Segundo, que nada de lo que narra la cinta de Matti Geschonneck puede disfrutarse como un hecho artístico, por lo que su calidad cinematográfica pasa al plano de lo intrascendente. Y tercero, que su contenido oral es tan brutal que no solo nos interpela como seres humanos sino que nos incomoda como espectadores desde que comienza esta suerte de comité del horror. La mañana del 20 de enero de 1942, en una villa situada frente al lago de Wannsee, en los suburbios de Berlín, quince de los principales jerarcas del régimen nazi se reúnen para delinear el asesinato masivo y sistemático de 11 millones de judíos. 'La conferencia de Wannsee' fue promovida por Reinhard Heydrich, segundo en el mando después del jefe de las SS Heinrich Himmler y director de la Oficina de Seguridad Principal del Reich. Este plan fue denominado "la solución final'', nombre en código que se utilizó para la destrucción deliberada del judaísmo en Europa. La película es una suposición de lo que consta en el acta grabada por Adolf Eichmann, de la que sólo se conserva una copia y que constituye un documento fundamental del Holocausto. La misma consta de quince páginas y fue encontrada el Ministerio de Asuntos Exteriores en 1947 bajo el anodino título de Acta de reunión. Años más tarde fue utilizada como prueba en los juicios de Núremberg. Hay que recordar que los integrantes de la conferencia no deliberaron si el plan debía ejecutarse o no, sino que trataron la puesta en marcha de una decisión que ya se había tomado. Se sabe que en el momento del encuentro la mayoría de los participantes ya sabían que el régimen nacionalsocialista se había embarcado en el asesinato masivo de judíos. Heydrych indicó que aproximadamente 11 millones de judíos serían finalmente sometidos a la solución final. Lo que sí entraba en discusión eran los métodos, a quiénes incluiría y en qué orden. Quiénes desde un principio, quiénes trabajarían antes y quiénes no; qué grado de judío tenían los hijos de matrimonios mixtos y demás etcéteras atroces. RECURSOS Volviendo a esta especie de documental ficcionado y casi teatralizado, el ojo del director decide que pocos de los recursos cinematográficos sean implementados. El filme se limita a lo sucedido en aquel encuentro, se centra en lo discursivo, profundiza en primeros planos y en los detalles gestuales e inexpresivos de los protagonistas, lo cual de por sí señala una ideología. La no utilización de banda de sonido y la falta de un sello de autor son su marca personal para incursionar en un tema tan sensible. ¿Es necesario ver un filme como 'La conferencia'? Por respeto a la historia sí. Y para entender y acompañar el sentir el dolor del pueblo judío, mucho más.
Matti Geschonneck es un director de oficio alemán, cuyo trayectoria mayoritariamente se centró en la producción televisiva. En este, su tercer largo, nos propone una mirada descarnada, fría y probablemente, bastante cerca de la real, de la reunión realizada por el alto mando nazi el 20 de enero de 1942 en la villa de Berlín-Wannsee. El motivo, de dicha reunión fue organizar y llevar adelante el marco organizacional del asesinato masivo y sistemático de 11 millones de judíos, el Holocausto. La película se presenta como un documento histórico de valor, porque tiene sus diálogos estructurados en base al único documento de registro de la conferencia, de las notas de Adolf Eichmann que después saldrían a la luz en el juicio de los jerarcas nazis en Nuremberg al final de la guerra. La trama es simple, todo transcurre en el mismo espacio físico y hay pocos planos para encuadrar la acción. Las actuaciones son gélidas, casi nada de emoción y mucho formalismo escénico, esperables en el contexto de la trama. Sin embargo, la potencia del film justamente se basa en el encuadre de lo que narra. Lo potente en «La conferencia» es el conflicto en sí, la trama moral que subyace e impulsa cada intervención de sus protagonistas. En otras palabras, es un film cuya mayor virtud es lo que se percibe y no se ve. Estos hombres estaban decidiendo un exterminio masivo, global y fuera del entendimiento humano, si me permiten. Y realmente, no alcanzan 90 minutos para poder escrutar esos fríos corazones y sus razones, por lo cual durante todo el metraje es difícil quitar nuestros ojos de la pantalla. La historia conmueve y afecta al espectador en cada tramo de la conferencia. Burócratas y altos mandos militares, hablan de costos, estrategias de mitigación emocional ante los fusilamientos que sus soldados realizan a judíos, recursos para medios de transporte de prisioneros, costos de alimentación para quienes se hallan en campos de concentración, todo, con una naturalidad inimaginable. Están convencidos de que los asiste un orden superior y se presentan lanzados a llevarlo adelante sin dilaciones, tratando de acordar de acuerdo a premisas directas. Esa energía, es lo que nos hace seguir con tensión el curso de los acontecimientos, a pesar de anticipar mentalmente todo lo que vendrá después de esta reunión. Matti Geschonneck, el director, ha contado en entrevistas que su padre fue un sobreviviente del Holocausto y eso lo ha llevado a querer retratar el momento que inicio esa macabra pesadilla para la humanidad. «La conferencia» es una película necesaria (así como lo es, menos teatralizado, el telefilm de 2001 que HBO produjo de Franz Pierson sobre el mismo tema), ya que nos recuerda el poder aniquilador e irracional de quienes se arrogan superioridad de raza, incluso en estos días.
La conferencia Wansee -la reunión de jerarcas nazis donde se decidió la “Solución Final al problema judío” en enero de 1942- fue tratada por lo menos dos veces: en un film alemán de 1984 y en uno estadounidense hace poco más de una década. Pero aquí se usaron las actas reales y conservadas de esa reunión. Allí están el carnicero Haydrich, el burócrata Eichmann -por quien Annah Arendt acuñó el término “banalidad del mal”- y los industriales alemanes dispuestos a cobrar dinero de la obra pública para diseñar los campos de exterminio y el gas. Las discusiones parecen triviales, todo se desarrolla en un clima de cordialidad y terrorífica normalidad. De lo que se habla es de asesinar industrialmente a once millones de personas. La película, de todos modos, imagina cosas: los gestos de los participantes, sus énfasis y sus movimientos. Y todo eso otorga aún más peso al horror. Una ficción que experimenta con el término “documental”.
En el marco del Festival de Cine Alemán, nos llega un fuerte y denso docudrama con los pies firmes en el registro histórico de una conferencia entre autoridades de la Alemania Nazi con el objetivo de definir una «Solución Final» que acabaría siendo el Holocausto.
En una villa en las afueras del sur de Berlín, se llevó a cabo la conferencia de Wannsee, un 20 de enero de 1942. El tema de reunión era uno de absoluta controversia: los nacionalsocialistas proclamaron «la solución final de la cuestión judía», a través de una serie de conceptos esgrimidos en una carta dirigida al diplomático alemán Martin Luther y redactada por Reinhard Heydrich. Ganadora como mejor película del festival internacional de Barcelona, a propósito del ochenta aniversario de la citada conferencia, nos crea el presente film un encuentro de altos jerarcas nazis en el acomodado barrio que se ubica en las afueras de una ciudad sede de la decisión final: el exterminio de judíos que habitaban por fuera de los límites del Tercer Reich. El presente largometraje, a cargo del experimentado Matti Geschonneck, nos recuerda a uno de corte similar, “Conspiracy”, estrenado en 2001, y protagonizado por Kenneth Branagh, Colin Firth y Stanley Tucci. Esta extraordinaria puesta ostenta valor como documento histórico, en tanto que replica los diálogos de los que aquellas paredes fueron testigos. Representativa del perverso aparato de poder nazi, el film coloca en perspectiva el concepto de amoralidad y legalidad amparada, que proclamaba, sin paliativos ni restricciones, la eliminación de la raza considerada impura amenaza. “La Conferencia” se encuentra destinada a aquellos amantes de la historia contemporánea.