"Los tipos malos": de delincuentes a personas de bien La animación toma algunos personajes clásicos, retuerce sus características esenciales y construye una nueva historia. Un poco en la línea de lo que Shrek hizo hace más de 20 años, Los tipos malos vuelve a tomar algunos personajes clásicos para retorcer sus características esenciales y construir una nueva historia a partir de ahí. Solo que en este caso el asunto no se limita al imaginario de los cuentos de hadas, aunque la figura del lobo feroz ocupa acá el rol protagónico, sino que sus referencias pertenecen sobre todo a lo que podría llamarse cine de terror zoológico. Es que los tipos malos del título no son más que una banda de delincuentes, integrada por aquellos animales que han sido largamente demonizados por cierto cine de terror, lo que los convierte en el enemigo público número 1. Como ya se adelantó, Señor Lobo es quien está al frente del grupo, al cual lidera con elegancia y encanto irresistible, como si se tratara de una nueva versión de Danny Ocean, personaje que Frank Sinatra y George Clooney interpretaron en el original y el remake de Ocean’s Eleven (1960 y 2001), referencias evidentes de la película. El equipo se completa con Señor Tiburón, Señor Serpiente, Señora Tarántula y Señor Piraña, cuatro tipos y tipas malas que remiten a películas que, por lo general, llevan por título los nombres del animal al cual el relato convertirá en amenaza para la vida humana. Al igual que ocurre con Lobo, cada miembro del equipo posee una especialidad delictiva y una personalidad característica. A veces estas coinciden con las del animal en cuestión; otras se construyen por oposición y por la vía del absurdo. De esa forma, Tarántula es una especialista en cibercrímenes -aquellos que se tejen “en la red”-, mientras que Tiburón se especializa en disfraces, siendo capaz de esconder su inocultable figura detrás del maquillaje. Piraña es un matón, pura fuerza bruta a pesar de su tamaño, casi un calco del Demonio de Tasmania de la Warner, pero con acento latino. Mientras que Serpiente, astuto y de mal temperamento, es el mejor amigo de Lobo, su mano derecha a pesar de carecer por completo de manos, detalle que no le impide ser el mejor abriendo cajas fuertes. Las conexiones con el género de las heist movies (o películas de atracos) son notorias. De hecho, la escena inicial, en la que Lobo y Serpiente conversan acerca de trivialidades en un bar, es una de esas referencias. El diálogo, ingenioso y veloz, recuerda inevitablemente a los de las películas de Quentin Tarantino, en especial al comienzo de Perros de la calle o a las escenas en el bar de Pulp Fiction. Y sobre ese camino marcha con obediencia Los tipos malos, hasta que a mitad de la película algo ocurre que torcerá el relato hacia un lugar distinto. Cuando el grupo planea dar el golpe maestro, algo, o más bien todo, sale mal y finalmente sus integrantes son capturados. Pero en ese momento, el astuto Lobo improvisa un speech motivacional, argumentando que su maldad no es natural sino fruto de la falta de oportunidades a la que los ha empujado el hecho de ser víctimas de los prejuicios y los estereotipos malvados que la tradición les impuso. Con inocencia, el giro representa un alegato en contra de ciertos tipos de discriminación (en especial de aquel que popularmente se conoce como “portación de cara”). Un gesto valioso de frente a un auditorio que en su mayoría serán niños. Sin embargo, la decisión podría haber resultado letal si la película se hubiera conformado con habitar la superficie del mensaje. Al contrario, a partir de ahí Los tipos malos propone una vuelta de tuerca que, a su manera, resulta bastante cinéfila. Porque aquel alegato de Lobo es escuchado por el Profesor Mermelada, un cobayo que es una celebridad debido a su carácter bondadoso y empático. Y como en Mi bella dama, el filántropo se propone convertir a aquel quinteto de delincuentes en auténticas personas de bien. Así, Los tipos malos realiza un ejercicio que por vía de la comedia vuelve a oponer (de manera modesta, claro) las filosofías de Hobbes y Rousseau, en la disputa por establecer si la bondad o la maldad es lo que define el fondo de la naturaleza humana.
Esta propuesta animada llega para confirmar que la animación ha dejado de ser cosa de niños, trayendo a un grupo de ladrones y estafadores que deberán decidir si continúan con la mala vida o se hacen «buenos» para evitar ser apresados. Animación 3D y tradicional para narrar una historia original y con una potente banda sonora.
Se dice que ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos; y que no hay que juzgar sin conocer, además de muchas otras frases armadas. En esto se enfoca Los Tipos Malos, el film animado de Dreamworks Animation (Shrek, Madagascar), que se estrena el 17 de marzo en cines. La ciudad se estremece ante ellos; un grupo de ladrones compuesto por el Sr. Lobo (Sam Rockwell), la Sra. Tarántula (Awkwafina), Sr. Serpiente (Marc Maron), Sr. Piraña (Anthony Ramos) y Sr. Tiburón (Craig Robinson) hace estragos en un mundo que no es Kung Fu Panda, pero tampoco es Madagascar -simplemente hay que dejarse llevar por las reglas del juego-. Luego de ser capturados por el intento de robar un valioso trofeo que recibiría un conejillo de indias -el más bueno de todos-, es él mismo quien decide no denunciarlos y llevarlos a su mansión para que dejen de ser malos y se conviertan en buenos. Basado en las novelas gráficas de Aaron Blabey, el film es sorprendentemente entretenido tanto para chicos como para grandes, debido a que contiene elementos de películas del tipo de La Gran Estafa y las animaciones tienen ese estilo Warner Bros que recuerda a las mejores épocas de Bugs Bunny, más allá de su gran calidad. Si la mejor forma de aprendizaje es el humor, este film lo tiene a creces. Con escenas desopilantes, Los Tipos Malos tiene un mensaje en contra de los prejuicios muy fuerte. Cabe aclarar que el haber elegido como protagonistas animales que no son necesariamente los más queridos por el común de la sociedad, ayuda a mostrar cómo los entornos contribuyen a perpetuar etiquetas perjudiciales y, por otra parte, a desconfiar de los demonios disfrazados de santos. Finalmente, enseña que hacer el bien, nos hace a todos sentir bien. Una lección que tanto chicos y grandes pueden aprender.
Nadie llegó más lejos hasta ahora que Los tipos malos en una línea de cine animado hecho a gran escala y con producción gigantesca en la última década y media. En su afán de sumar (entre otras cosas) público adulto a estos ambiciosos proyectos que llevan en cada caso por lo menos cuatro años de elaboración, los grandes estudios de Hollywood empezaron a imaginar historias animadas con temáticas que hasta allí se reservaban para los “más grandes”. Películas de superhéroes (Los increíbles) o de sofisticada intriga internacional (Espías a escondidas, Mi villano favorito). Pero no contábamos hasta ahora con lo que el propio Aaron Blabey, el autor australiano cuyos libros sirven de inspiración para esta película, que estamos frente a “una de Tarantino para chicos”. Ya habíamos visto en Espías a escondidas, adaptación animada del mundo de James Bond, alguna referencia precisa alrededor de Kill Bill, pero aquí la influencia del mundo tarantinesco es explícita, constante y muy lograda. Todo empieza en una conversación dentro de un bar entre un lobo y una serpiente que parece directamente tomada de Tiempos violentos. Frente a un grupo aterrado de seres humanos, el dúo sale del lugar para unirse a otros animales con igual mala fama (una tarántula hacker, un tiburón experto en disfraces y una piraña infalible con los puños) para llevar adelante, como en Perros de la calle, un golpe en apariencia perfecto. No sabemos cuál es el origen de esa banda (a la que se identifica con nombres genéricos iguales a los de Perros de la calle), pero pronto descubriremos que detrás de ese impulso y del hecho de asumirse como marginales que roban por diversión aparecerán otros instintos. Los villanos se complementan a la perfección, cada uno tiene un trazo y una misión bien definidos, y ese espíritu de grupo los hace todavía más y más simpáticos. Entre citas y alusiones a películas de los años 90, mucha diversión y una acción vertiginosa que siempre resulta comprensible, estos tipos malos empiezan a mirarse frente al espejo de un supuesto benefactor (un cobayo de aires filantrópicos) y allí aparece lo más interesante: como las representaciones del bien y el mal empiezan a tornarse bastante difusas, hay acciones que empiezan a configurar de manera definitiva a los personajes, algunos más nobles, amistosos y leales que otros. El alocado mundo en el que se mueve el quinteto de supuestos villanos, a los que acompañan una zorra con cargo de gobernadora (junto a varios secretos) y una desaforada policía, mezcla a animales y humanos dentro de una trama que parece salida de La gran estafa y otras tramas policiales ágiles y ligeras propias de Steven Soderbergh. Los padres tendrán que explicarles a los chicos que caper es ese tipo de película que alude a la planificación y ejecución de un robo bastante complicado. Lo que seguramente pocos disfrutarán son las espléndidas voces originales (Sam Rockwell, Awkwafina, Marc Maron, Anthony Ramos, Zazie Beetz, Richard Ayoade), ausentes en la gran mayoría de las copias estrenadas en la Argentina.
Una película de atracos, de traiciones y amistad, pero también es una historia de origen de superhéroes, con grandes personajes, divertidas reseñas cinéfilas y muy buena música,
Llega a nuestros cines una nueva película animada, que busca hacerse un lugar en una cartelera dominada por el murciélago. Veremos que tiene para ofrecernos Los tipos malos, lo nuevo de los estudios DreamWorks. La trama sigue a Zorro, Tarántula, Piraña, Tiburón y Serpiente, cinco animales antropomórficos que conviven con los humanos, y que se dedican a cometer atracos imposibles, no por el botín, sino para demostrar que lo pueden hacer. Pero todo cambia cuando son atrapados y deben demostrar que se pueden convertir en “gente de bien”. Siguiendo el clásico estilo de agarrar a villanos y volverlos buenos, algo ya visto en la animación, Los tipos malos busca dejarle un mensaje a los niños de que todos podemos cambiar, y tenemos la posibilidad de redención, si de verdad lo queremos. Y siendo sinceros, dicho mensaje, se logra cumplir, aunque la película no sea perfecta. Obviamente el film apunta a los más peques de la casa, y quizás esto sea lo que tire atrás a varios adultos, porque un gran porcentaje de chistes, son muy infantiles, y nosotros, los adultos, apenas nos reiremos un puñado de veces en la poco más de hora y media que dura la película. No es malo, pero si es cierto que alguno se va a aburrir y va a mirar el reloj en más de una ocasión. Pero a eso, hay que sumar que la animación se siente reciclada. Estamos ante el claro ejemplo de película animada que nos provoca un deja vu con el diseño de sus personajes, y si bien no podemos precisar de qué proyecto se copiaron, si es verdad que se siente que estos personajes o al menos su aspecto físico, ya lo vimos varias veces en el pasado. De todas formas, y hablando de los personajes, todos tienen el suficiente carisma como para enganchar a los más pequeños, e incluso podríamos decir que no sería raro ver sus juguetes con las hamburguesas de precios irrisorios en las cadenas de comida. Si bien hay algunos que se lucen más que otros, todos tienen su cuota de encanto. En conclusión, Los tipos malos es una buena película, pero para los chicos. El mensaje es bueno y es fácil de entender. Pero a los más grandes seguro les va a parecer un refrito de otros proyectos; y con un humor que no es para ustedes. A tener en cuenta.
Una posibilidad muy divertida para ver en familia. La película realizada por Dream Works se basa en los famosos de libros infantiles del mismo nombre de Aaron Blabey, y con la dirección de Pierre Perifel , en su opera prima. Lo personajes que arman esta banda están presentados como infalibles ladrones y son todos ellos animales con “mala prensa”, el líder es un lobo y lo acompañan un tiburón, una tarántula, una piraña y una serpiente, que se mueven como los héroes de películas de robos épicos. Pero la vuelta de tuerca en relación al bando de la bondad (una alcaldesa zorra, un benefactor chachito de indias) es la tentación de transformar a estos tipos malos en ciudadanos ejemplares, y en esa sensación de felicidad que da la aprobación de los otros como una respuesta tan poco habitual como cariño y aplauso, cuando la moneda corriente era el miedo que provocaban. Por supuesto que en el camino por momentos muy vertiginoso se caen algunas máscaras y se desarrollan nuevas relaciones. El resultada es un entretenimiento gratificante.
La nueva película producida por DreamsWorks está basada en los libros ilustrados de Aaron Blabey `Los chicos malos', una entretenida historia animada para toda la familia en la cual cinco expertos delincuentes malvados se convierten, en el devenir de la historia, en buenos tipos. Conocido en la ciudad por su maldad, ambición y frivolidad, el grupo de animales liderado por Lobo se pone como meta robar el objeto más preciado por la urbe donde viven: el llamado Delfín de Oro, que se entrega cada año al ciudadano más querido por la comunidad. Cada uno de los integrantes de la banda funciona como una pieza de reloj en su expertise para que toda la operación salga bien y así poder reírse una vez más de las autoridades policiales que no pueden atraparlos. Pero la sucesión de los hechos no favorece a estos chicos malos, que finalmente eligen someterse a un plan para tratar de convertirse en buenos. Con unos giros de tuerca muy entretenidos que permiten reflexionar sobre cómo las apariencias muchas veces engañan, y un relato ameno y efectivo, `Los tipos malos' entretiene y brinda un valioso mensaje sobre la amistad, la lealtad y lo bien que se siente ser buena persona, algo que los personajes de la película no habían descubierto antes. Un filme para disfrutar con la familia y pasar un agradable rato.
«Los Tipos Malos» es un grupo de maleantes que, desde siempre, solo han sido vistos como los adversarios de la película. Pero, ¿Qué pasa cuando desean ser más que lo que la gente asume de ellos?
Basada en la exitosa colección de libros "Bad Boys" del australiano Aaron Blabey, llega a los cines la nueva película de @dreamworks , dirigida por el francés Pierre Perifel, y es genial por donde se la mire, impecable en la animación (no esperaba menos) muy divertida para los niños y con guiños espectaculares a "Ocean's Eleven" y "Reservoir Dogs" para los adultos. Los animales están bien elegidos porque son de los más temidos: el Sr. Lobo (Sam Rockwell), Sr Cobra (Marc Maron), Sr. Piraña (Anthony Ramos), Srta. Tarántula (Awkwafina), y el Sr. Tiburón (Craig Robinson). Además de ser una banda unida para el delito, son un grupo de amigos que coinciden en la idea de que es mejor ser malos que buenos, como explican al comienzo, sentados en un café (gran escena). La pandilla se dedica a robar y a escaparse de la Jefa de Policía (Alex Borstein) permanentemente hasta que Lobo intenta llegar al Salón de la Fama Criminal robando un Premio que se otorga al más bondadoso, en este caso, el Profesor Marmalade (Richard Ayoade). A raíz de algunos acontecimientos, Lobo experimenta la bondad y aquí el guion de Etan Cohen y Hilary Winston se luce con vueltas de tuerca y situaciones muy graciosas, que sumadas a la gran animación hacen de esta película una de las mejores que vi últimamente en este género. Otro personaje importante es la Gobernadora Diane Foxington (Zazie Beetz), que trae más de una sorpresa.
DreamWorks estrena el 2022 con una nueva apuesta cinematográfica. «Los tipos malos» («The bad guys» en su idioma original) hace su debut en la gran pantalla esta semana y espera posicionarse como una de las más vistas de la cartelera. Luego de grandes sucesos como «Shrek», «Kung fu panda», «Madagascar» y «Cómo entrenar a tu dragón», el estudio viene un poco por detrás de los tanques fabricados por Disney y Pixar. Pero gracias a la aparición de nuevos competidores como Sony («Spiderman into the spiderverse» y «The Mitchells vs. The Machines») o Cartoon Saloon («Wolfwalkers»), la productora decidió cambiar de rumbo y apostar por una animación fresca y renovada que invite a vivir una experiencia dinámica y divertida, con mucha acción y enseñanza. La sinopsis nos anticipa que una pandilla de ladrones es atrapada después de años de innumerables atracos y de ser los villanos más buscados del mundo. El Sr. Wolf negocia un trato para salvarlos a todos de la prisión. El argumento está inspirado en los libros de Aaron Blabey. Los encargados del guion fueron nada menos que Ethan Coen (uno de los prestigiosos hermanos con amplia trayectoria en el cine) y Hilary Winston (una célebre guionista y productora de comedias televisivas entre la que destaca «Community»). Por último, el encargado de llevar la idea del papel a la pantalla fue Pierre Perifel: un cineasta francés novato en largometrajes que cuenta con una amplia trayectoria en el rubro. Fue parte del equipo de producción de películas como «Monsters vs. Aliens», «Rise of the Guardians» y las ya mencionadas franquicias del ogro verde y el panda que haces artes marciales. También dirigió dos galardonados cortometrajes: «Le Building» (2005) y «Bilby» (2018), este último ya bajo el sello DreamWorks. La cinta toma aquellos personajes de fábulas que responden al arquetipo de villanos y se encarga de derribar nuestros prejuicios como un castillo de naipes al que le llega una ráfaga de viento. El concepto fue trabajado previamente en películas como «Shrek», «Megamente», «El espanta tiburones», «Monsters vs. Aliens», etc. Incluso otras empresas como Illumination Entertainment hizo lo propio con «Mi villano favorito». En esta ocasión, los involucrados en la exorcización del mal son un lobo, una serpiente, un tiburón, una piraña y una tarántula. Desde el minuto uno comienza con el trabajo de deconstrucción y se invita directamente al espectador – hablan a cámara – a conocer sus personajes antes de juzgarlos. Sin duda, ser concisa y directa es el gran fuerte de la película. Se propone dos objetivos principales: el primero es el ya mencionado enfoque en derribar las apariencias y el segundo es recuperar la esencia de aquellas películas familiares de épocas pasadas, que dejaban una moraleja y enaltecían valores como la amistad y el trabajo en equipo. Para nuestro disfrute, ambos son cumplidos sin ningún problema. Con respecto al apartado técnico, se buscó un perfil fresco y renovado, similar al que muchas otras compañías se encuentran desarrollando. ¿Cómo logran esos efectos? En primer lugar, la cinta recurre a una estética de animación híbrida. Combinan animación 3D con 2D y algún que otro estilo más experimental como el uso de texturas, trazos y contornos que nos acercan más al mundo de las caricaturas. Otro ingrediente fundamental es la elección de planos y el montaje de los mismos. Su ritmo es vertiginoso, la composición es audaz, juega con slow-motion e incluso rompe con la cuarta pared, algo que no ocurre generalmente en este tipo de metrajes. El último elemento que termina de cuajar los componentes es su soundtrack. En línea con lo dicho anteriormente, la música no podía quedarse atrás y su apoya principalmente en ritmos urbanos para acompañar las imágenes. El líder indiscutido es el funk, quien le da ese aire cool a los villanos más en onda que vas a conocer. Siguiendo con la materia sonora, quienes dan voz a estos personajes (en su idioma original) son grandes personalidades como Sam Rockwell (lobo), Craig Robinson (tiburón), Anthony Ramos (piraña), Awkwafina (tarántula), Richard Ayoade (Profesor Mermelada) y Zazie Beetz (Diane). En conclusión, nos encontramos con una película completamente divertida apta para todos los públicos. Cuenta con diálogos ocurrentes, secuencias vistosas y dinámicas, una estética creativa e innovadora y un gran poder para transportarnos al cine de nuestras infancias. Una idea sencilla y bien trabajada que nos deja una agradable moraleja y la sensación de haber pasado un apacible momento familiar.
Ellos son los tipos malos: el Lobo, la Serpiente, el Tiburón, la Piraña y la Tarántula. Un grupo de animales que tienen la peor fama por ser simplemente lo que son y ellos pretenden llevarla con orgullo. Cuando roban otra vez un banco, no lo hacen por el dinero: lo hacen por placer, porque ser malo se siente bien, provocar temor e incomodidad con su sola presencia es una sensación indescriptible. Pero cuando tras un ambicioso plan fallido son capturados, la sociedad quiere forzarlos a convertirse en buenas personas. Lo que parece un juego fácil y divertido, fingir que se reforman, toma otros tintes cuando su protagonista, el Lobo al que le pone voz el encantador Sam Rockwell a la versión original, descubre que quizás haya algo que se sienta mejor que ser malo: ser bueno, ayudar a otra criatura, ser admirado en lugar de temido. ¿Será tarde para cambiar? En un mundo en el que conviven humanos y animales, sin mucha explicación, al que se entra sin cuestionarse, esta pandilla hace de las suyas siempre en conjunto, lo que los lleva a considerarse amigos, con excepción de la desconfiada y fría víbora (bajo la voz del actor Marc Maron). Un animal al que siempre se lo considera traicionero solo por su naturaleza. En cambio, un conejillo de indias conocido por ser lo más bueno del mundo, así se presenta el poderoso y admirado Profesor Mermelada (Richard Ayoade), es víctima del robo y aun así quiere ayudarlos a convertirse en mejores personas, lo que la gobernadora Diane, un personaje con varias sorpresas, acepta no del todo confiada. Pero quizás las apariencias engañen y juzgar sin antes conocer no sea lo adecuado; quizás nadie es lo que parece ser y todo lo que mostramos no son más que máscaras que nos ayudan a sobrevivir en el mundo. El lobo al que le pone voz Rockwell bien podría ser interpretado por el actor en carne y hueso en su versión humana: seductor, canchero, divertido, no alejado de lo que hizo en Matchstick Men por poner un ejemplo, aunque Los Tipos Malos vaya más por el lado de los planes elaborados y colectivos de Ocean’s Eleven. El humor es básico, a veces surge de manera más inesperada que otra, pero siempre funciona; los mejores gags le pertenecen al Tiburón bajo la voz de Craig Robinson. La animación tradicional sin muchos artificios le sienta bien y hasta se permite su obligado número musical. Esta nueva película del estudio Dreamworks está dirigida por Pierre Perifel; es su primer largometraje pero ya tenía experiencia trabajando en los departamento de animación de películas como las Kung Fu Panda. Escrita y producida por Etan Cohen (guionista de Idiocracy, Tropic Thunder y Madagascar 2, entre otras), narra una historia modesta con moraleja simple pero le suma estilo y un conjunto de personajes carismáticos que le aportan humor y algunas cuotas de ternura. En resumen, todo lo que necesita una película dirigida al público familiar: entretener tanto a niños como a adultos y dejar una agradable sensación al salir de la sala. ¿Qué más se le puede pedir?
FIERAS LUNÁTICAS Un poco sobre las bases de Dreamworks, es decir la comicidad directa y con espíritu que homenajea a los clásicos del cartoon animado, Los tipos malos de Pierre Perifel se erige como una muy divertida película que fusiona las heist movies con un relato moral acerca de cómo ser mejores personas o, en todo caso, sobre qué significa ser una mejor persona. Los malos del título son un lobo, una serpiente, una tarántula, una piraña y un tiburón especializados en grandes robos, personajes temidos por todos, verdaderos mitos del delito (la primera secuencia en un café -y todo el prólogo en sí- es memorable). El giro de la historia, aquello que la ordena narrativamente, es esa indagación en un mundo binario donde solo hay buenos y malos: “Están los que generan miedo y los que tiene miedo”, dice uno de los personajes. Por lo tanto, la película intentará retorcer ese asunto hasta construir un relato de una ambigüedad llamativa que se aleja un poco del didactismo del discurso del cine animado familiar. Habrá fugas y derivaciones, y el mundo asertivo de estos personajes se retorcerá bastante como para que esos paradigmas pierdan sentido. Lo discursivo de Los tipos malos se sostiene porque la película entiende en la mayor parte de su metraje que lo suyo es la acción y el movimiento. En determinado momento los protagonistas descubrirán que ser buenos reditúa más que ser villanos, y avanzarán en ese sentido sin apelar demasiado a lo discursivo. Y sin caer en el sobre-estímulo de la animación contemporánea (entendida muchas veces como una emulación del lenguaje virtual y de las redes sociales sin una relación con lo que se está narrando), lo que hace muy bien el film de Perifel es algo tan viejo como el cine clásico: afinar el guion (gentileza de Ethan Coen, guionista y director de Get hard con Will Ferrell, entre otras grandes comedias) pensando exclusivamente en el ritmo. Por eso los personajes se explican poco y mayormente se encuentran gestando algún plan que moviliza la historia hacia adelante, y a ellos mismos y sus conflictos. Los tipos malos funciona como un relojito, mientras se multiplican los homenajes y los guiños cinéfilos. Lo que termina por redondear los resultados es la animación, que fusiona el recurso del digital en 3D con el 2D. Así se logra un efecto óptico que le otorga un aire old-fashioned, ideal para un relato que toma bastante distancia de lo que son las películas animadas del mainstream hollywoodense actual; en verdad no se parece a nada. Los tipos malos es un gran espectáculo, repleto de comicidad muy certera y acción, con algunas set pieces de suspenso narradas a la perfección. Otro de esos hits de Dreamworks que, cuando se olvida de construir franquicias, se permite estas libertades hermosas donde el objetivo primordial es el entretenimiento sin demasiados prejuicios.
Ya desde el diseño, que combina la animación volumétrica alla Pixar con el diseño 2D del cartoon clásico, estamos ante una película diferente. Es una fábula con animales, esa tradición de la alegoría, donde un grupo de “villanos” primero finge “volverse bueno” para evitar ir a la cárcel y luego descubre que la bondad es buen negocio. La vuelta contemporánea es que estos animalitos malos son estafadores, ladrones sofisticados, tipos amantes de la tecnología y el gadget. Y la película aprovecha esa característica para crear momentos de acción, suspenso y humor siempre equilibrados. Por cierto, hay otros elementos que deslizan parte de la trama hacia la corrección política, pero lo que más abunda es el gag certero y, sobre todo, el encanto visual alejado del adocenamiento o el firulete inútil. Disfrutable desde la primera escena y un poco al costado de lo que vemos habitualmente en el género.
Sorpresas que dala vida, o en este caso la profesión, sin saber demasiado de que va la película, solo que es animación, las expectativas no eran demasiadas. La primera sorpresa de bienvenida y se agradece, es que el filme se presenta en idioma original con subtítulos. Existe un grupo de mal vivientes, expertos, que siembran el terror, cometen todo tipo de fechorías, circulan por la ciudad, todos se estremecen ante ellos. Un grupo de ladrones, esto es muy interesante, compuesto por el Sr. Lobo (Sam Rockwell), , Sr. Serpiente (Marc Maron), la Sra. Tarántula (Awkwafina) Sr. Piraña (Anthony Ramos) y Sr. Tiburón (Craig Robinson). La elección de los personajes no es inocua, es mas creo que refuerza lo que luego establece el texto, principalmente el tema del prejuicio. Si hay un animal con mala fama en los cuentos, infantiles o no, ese es el lobo, de otra característica y con otro origen, mas bíblico si se quiere, la serpiente. Sus compañeros de des/aventuras también tiene su “currículum” y sus películas claro. Pero que sucedería, si al ser por fin apresados, el castigo es ser forzados a transformarse en buenos. Basado en las novelas gráficas de Aaron Blabey, el film al hacer pie en ya clásicos del cine como “Perros de la Calle” pero en versión infantil, sin embargo deja de lado muchos clichés del cine infantil, se presenta con variaciones en el tipo de animación que va de utilizar fondos hiperrealistas y sumarlos a una iluminación que le es propia a las comedias de acción, como ejemplo “Ocean's Eleven”, tampoco deja de lado el involucrar iconos de filmes de acción como “Rapido y Furioso”, recreando la velocidad y las persecuciones El filme termina siendo muy divertido para los niños, muy ameno para los adultos y muy didáctico para ambos grupos. Calificación: Muy Buena
Mientras que la mayoría de las películas de animación de este año son precuelas, secuelas o ramificaciones de otros títulos, Los tipos malos es una gran película de animación basada en libros pero que debuta en cine con un guión original y diferente, tiene un gran ritmo cinematográfico, mucho humor, excelente animación y un costado más serio en dosis bien pequeñas y equilibradas, donde los temas se tratan sin exagerarlos ni caer en tonterías solemnes o aburridas. La pandilla protagónica es una exitosa pandilla de villanos compuesta por un lobo (el líder), una serpiente, un tiburón, una tarántula y una piraña. Son los más buscados y se jactan de ser los mejores en su trabajo. Pero cuando las cosas se compliquen deberán hacer un trato con la alcaldesa y convertirse en los buenos, aunque en el fondo solo lo hagan para evitar la cárcel. ¿Se reformarán o solo esperan el momento para una nueva traición? Los personajes son muy graciosos, están bien elegidos, las vueltas de tuerca son oportunas y todo funciona. Agotados de las franquicias, un espectador al que le guste el cine le divertirá mucho ver algo renovado y hecho con ganas. Por ahora de lo mejor de la animación del 2022.
Los Tipos Malos es una película que ha venido bajo el radar, y se ha convertido en una grata sorpresa; es un filme que tiene como el espíritu de la gran estafa, o filmes similares, pero para toda la familia, y con personajes animados. La historia sigue a una banda de ladrones que buscan un gran desafío, la cual está formada por un lobo feroz, una serpiente, un tiburón, y otros animales que generan un efecto de miedo; sin embargo, la película, que tiene mucho corazón, es a su vez una historia de redención, en la cual estos personajes deberán hacer el bien, y luchar contra un enemigo mayor. Afortunadamente la película es graciosa, muy entretenida, engancha mucho, y tiene la particularidad de poder ser vista y disfrutada tanto por los niños como por los adultos inclusive; para ellos tiene algunas escenas muy buenas, y algunos temas para hacerlos reflexionar que podrán disfrutar, quizás hasta más que los chicos. La animación es de primera calidad, el ritmo que tiene la película es muy dinámico, no dejando ningún momento muerto, y siendo bastante histérico por momentos en el ritmo. Además la película cuenta con cierta profundidad, ya que trata diversos temas interesantes, ya que hay un arco dramático sobre la redención de estos personajes, y por otro lado muestra como otros personajes con poder que dicen que hacen el bien, y engañan a la gente, en realidad solo la lastiman, y solo hacen el mal; y es bueno saber esa diferencia, y despertar del engaño, al cual muchos somos sometidos por diversos personajes carismáticos que venden una cosa, y luego salen con otra, mientras juegan en las esferas del poder. Una cinta muy interesante recomendada para toda la familia, una de las mejores películas de animación del año, hay que verla en familia.
Reseña emitida al aire en la radio.