Hace algunos años S1m0ne, de Andrew Niccol, proponía la creación de una figura/estrella a partir de un software, que totalizaría la atención de los medios y la industria. La narración presagiaba algunas cuestiones que más adelante, con una profunda reflexión, Her, de Spike Jonze, permitía vislumbrar el vínculo entre tecnología y humanidad. La comedia “Nosotros tres”, de José Alcalá, tiene a Simone (Catherine Frot) como epicentro de la historia, una mujer deseada por su marido y amante, por su nieto, su hija, por un hombre mucho menor que ella, y por todo aquel que la conoce. Simone, Gilbert y Éttiene (Daniel Auteuil y Bernard Le Coq), son adultes mayores que hacen lo que pueden con sus deseos originales, postergándolos, pero también sabiendo que queda muy poco margen para seguir dejándolos para más adelante. Este trío de amigos, se engaña, no sólo Simone mantiene relaciones con Éttiene, y Gilbert hace la vista gorda, sino que a partir de mentiras se configuran un universo que está alejado de aquello que se supone que deberían ser sus vidas. Simone es libre, ama, juega, grita, llora, reclama, pero esa burbuja en la que vive un día se quiebra, y en tono de comedia Alcalá reflexiona sobre nuevos vínculos posibles, sobre el poliamor, sobre familias ensambladas y mucho más. Si bien por momentos el tono tal vez se desafina, logrando cuando apuesta al humor mayor dinamismo en la narración, “Nosotros Tres”, permite el lucimiento de Frot y sus compañeros, posicionándola como aquel software o figura imaginada, y sobre la cual recaerá el peso de una entretenida historia que intenta algo distinto, y en la búsqueda, gana. POR QUE SI: «En tono de comedia Alcalá reflexiona sobre nuevos vínculos posibles, sobre el poliamor, sobre familias ensambladas y mucho más»
Simone está casada hace 35 años con Gilbert pero mantiene una relación paralela con su vecino Étienne. Sin embargo, todo cambiará cuando su amante se mude a una casa de retiro y los problemas económicos lleguen a su puerta. Así se dará cuenta de que necesita una transformación en su vida y se escapará para buscarlo. «Nosotros tres» es una comedia francesa que intenta ahondar sobre la vejez, los deseos no cumplidos, la búsqueda de esas últimas oportunidades para cumplir con los objetivos propuestos y las relaciones familiares. Y si bien consigue profundizar sobre estas cuestiones, también nos proporciona una historia ya vista anteriormente en otras películas, partiendo de la base de una mujer que se escapa de su rutina para encontrar algo más, ya que nunca es tarde para alcanzar los sueños. Por otro lado, los recursos cómicos que se utilizan también ya los vimos en muchas comedias, sobre todo el comportamiento de dos hombres que luchan por el amor de una mujer y que harán todo lo que esté a su alcance por conseguir imponerse sobre el otro. En este sentido, los gags no están del todo logrados y solo existen algunos momentos graciosos. Si bien su ritmo es ameno, por momentos se vuelve algo repetitivo y aburrido. Con respecto a los personajes, la mayoría de ellos son muy simples y la transformación interna que realizan es bastante cliché. Ejemplo de ello es la mala relación que mantiene Gilbert con su hija y que a partir de un viaje literal y metafórico, acompañado por su nieto, cambiará su postura y forma de ver la vida. El resto de los personajes no están demasiado profundizados, Étienne sirve como un obstáculo dentro del matrimonio, y ello se reduce al conflicto principal de la trama, y viene a cumplir con el rol de espíritu más libre, algo que la protagonista anhela, mientras que Simone está sumergida en una búsqueda introspectiva. En síntesis, “Nosotros tres” es una comedia francesa que se queda a mitad de camino. Si bien logra profundizar sobre las temáticas propuestas que rondan sobre la vejez y los deseos incumplidos, lo hace a través de una trama ya vista anteriormente, con gags que no funcionan en todo momento y personajes sin muchos matices.
En sus dos trabajos anteriores, desconocidos en nuestro país –“Alex” y “Coup d’Eclat”- el realizador José Alcalá ya había instalado una mirada muy particular sobre el universo femenino, sus deseos, sus motivaciones y también esa necesidad de encontrar el propio lugar en el mundo, alejándose lo más posible de los mandatos y las convenciones. Siempre las protagonistas de sus films son mujeres atravesando un fuerte punto de inflexión y el caso de “Nosotros Tres” no es la excepción sólo que en esta oportunidad la propuesta se construye en tono de comedia, no solamente haciendo foco en Simone (Catherine Frot, ganadora del premio César a la mejor actriz por su inolvidable composición en “Marguerite” y a quien vimos en “El reencuentro” junto a Catherine Deneuve, “Odette” y “7 años de Matrimonio” o “La cocinera del presidente”) sino que también pone la lupa en los vínculos familiares y la relaciones personales que giran alrededor de esta mujer que quiere liberarse. Simone vive en una pequeña casa en un pueblito en el sur de Francia junto a su marido, el antiguo mecánico del pueblo Gilbert (Daniel Auteuil) atravesando serios problemas financieros desde que se han jubilado, con lo cual la situación económica en su presente, no es justamente la mejor. Exactamente en la vereda de enfrente vive Etienne (Bernard Le Coq) un viejo amigo de la pareja que roto con el aburrimiento de los 35 años de matrimonio de Simone y han pasado a ser amantes, dándole esos momentos de pasión y de ternura que parecen haber desaparecido por completo cuando está con el cascarrabias de Gilbert. Aunque con ciertas pinceladas que hacen un poco difícil construir la historia desde algún verosímil, Simone decide tomar las riendas de su vida y no conformarse con ninguno de sus dos amores, buscando su propia libertad y “pateando el tablero” de forma tal que la vida de estos dos hombres comienza a experimentar un fuerte desequilibrio. Ahí es donde la mirada de Alcalá gana un poco más de fuerza, cuando muestra ese efecto dominó que genera Simone con sus decisiones. El problema que presenta la historia, más allá de un tono sumamente naïf para resolver casi todo lo que plantea; es que acumula una diversidad de temas sin poder desarrollar a ninguno de ellos con el arco dramático que la historia necesitaba, agolpando en sus noventa minutos demasiados lugares comunes y clichés propios del género. Situaciones que a cualquier mortal le llevarían un buen tiempo de terapia, los personajes de “Nosotros Tres” las resuelven de una escena a la otra, con una liviandad pasmosa. Es una verdadera pena que con tres actores que funcionan y se vinculan muy bien desde el trío protagónico, el guion no haya podido hacer foco en una historia de personajes que han pasado los sesenta, historias que son poco habituales de ver en el cine, predominantemente invadido por jóvenes y millenials que parecen no tener ni padres ni abuelos. Pasada la presentación, la historia hará foco en Gilbert, a quien el tiempo lo ha vuelvo hosco, huraño, poco demostrativo, y se verá enfrentado de un minuto a otro, a la crianza de su nieto. La historia acumula al arquetipo de la mujer sojuzgada que desea liberarse, la conocida receta del cascarrabias que comienza a sensibilizarse a partir de ponerse en contacto con un niño, aparecerán viejos rencores familiares y algunos mensajes sobre la amistad y la fidelidad: no sólo esa fidelidad de pareja que intenta presentar con una mirada “revolucionaria” sino la capacidad de ser fiel a uno mismo y tratar de cumplir los sueños por más tarde que parezca. El guion, como si tuviese poco con todos los temas que fue abriendo, seguirá subrayando mediante situaciones secundarias y personajes que aparecen brevemente en pantalla, su marcada voluntad de mostrar el amor en los tiempos que corren. No solamente proclamará el poliamor que incluso deberán aceptar hasta las mentes más cerradas y esquemáticas, sino que veremos un aire de inclusión y diversidad que suena algo impostado, subestimando al espectador que ya había comprendido –sin necesidad de recargar las tintas- el sentido de la propuesta. Si bien esta mezcla de comedia agridulce presenta marcados problemas en cuanto al ensamble de las líneas que pretenden plantear el guion sin lograr profundizar prácticamente en ninguna de ellas, por el otro lado, tiene un fuerte apoyo en sus tres protagonistas, que son destacados actores de la pantalla francesa y que sacan provecho a sus papeles, humanizando a sus personajes tanto en sus pulsiones como en sus propias contradicciones. Catherine Frot está radiante como Simone destilando sensualidad y disfrutando de esa nueva libertad que se propone. Daniel Auteil, en un papel de poca exigencia comparado a otros roles en su carrera, trata de lucirse en los momentos más amargos del filme que en los de comedia. Por el contrario, Bernard Le Coq se luce más en los pasos de comedia donde se impone con su elegancia y sus dotes de bon vivant. “Nosotros Tres” (traducción demasiado libre de su título original “Qui m’aime, me suive” / “Quien me quiera, que me siga…” que alude mucho mejor a lo que la historia propone-) es una comedia liviana que si bien presenta un cierto fresco social y la problemática de cierto grupo etario, solo sobrevuela esa temática livianamente aunque se detiene con mucha ternura y calidez en el universo de las relaciones familiares en donde todo, tarde o temprano, se reacomoda para bien de todos sus integrantes. POR QUE NO: «Comedia liviana que si bien presenta un cierto fresco social y la problemática de cierto grupo etario, solo sobrevuela esa temática livianamente»
Texto publicado en edición impresa.
En un pequeño pueblo del sur de Francia el matrimonio compuesto por Gilbert y Simone vive una cotidiana y conflictiva relación. El enfado permanente del marido, la falta de dinero de ambos y la partida de Etienne, vecino y amante de la mujer, empujan a esta a abandonar su hogar en el preciso momento en que llega a la casa el adolescente nieto de la pareja, quien había estado alejado mucho tiempo de sus abuelos. Es entonces cuando Gilbert se da cuenta de que está dispuesto a todo teniendo como sostén a ese muchachito, quien, en principio, se siente incómodo frente a la relación de esos tres personajes que lo rodean continuamente. Sobre la base de este entramado por momentos delirante, el director José Alcala construyó una sutil y entretenida comedia que oscila entre el amor y la necesidad de salir adelante frente a cualquier contingencia que perturbe a esos seres en conflicto. El realizador no se conformó sólo con relatar las peripecias de sus protagonistas sino también hizo blanco en el hundimiento de una sociedad que, a cada paso, halla sus materiales para reinventarse en sus vidas cotidianas. El terceto protagónico compuesto por Daniel Auteuil, Catherine Frot y Bernard Le Coq supo imponer gran calidad a sus nada fáciles papeles, en tanto que una pegadiza música y una impecable fotografía apoyaron esta entretenida y pensante historia.
Nosotros tres requiere una suspensión de la incredulidad digna de Avengers. Película de enredos en la que los personajes giran –literalmente– sobre su propio eje sin encontrarse, esta vetusta comedia romántica dirigida por José Alcala opera como recordatorio al público en edad jubilatoria que siempre es posible seguir adelante para darse un último gusto. Gilbert -un Daniel Auteuil al que le sienta mejor la introspección de los dramas sobre burgueses intelectuales que las comedias gritonas y gesticulantes- vive junto a su mujer Simone (Catherine Frot) en una apacible zona rural francesa. Envueltos en una crisis económica devenida en emocional desde hace años, ella nunca ha logrado concretar su negocio propio, y sostiene un amorío con su vecino Étienne (Bernard Le Coq), que a su vez es uno de los mejores amigos de Gilbert. El problema es que Simone está harta no solo de su marido sino también de su vida en general, lo que incluye también a su amante. Como consecuencia de esa insatisfacción inicia un escape que pondrá a ambos hombres tras su búsqueda. La de Alcala es una de esas películas donde lo sutil brilla por su ausencia, desde sus personajes sin matices pasando por situaciones cómicas vistas varias veces antes. Todo es apenas una excusa para redondear una fábula bastante obvia sobre la vejez, el deseo y la búsqueda de cumplir esos sueños pendientes.
“Nosotros Tres” de José Alcalá. Crítica. Tristes viejos hippies soñadores. Una comedia dramática francesa sobre el paso del tiempo y los sueños postergados que se apoya en el carisma actoral del trío protagónico. Por Bruno Calabrese. Pertenecientes a esa generación cargada de ideales que desafiaron las normas sociales para lograr un mundo mejor durante el histórico Mayo francés del 68, tres amigos inseparables del pasado viven bajo la sombra de esos pioneros que supieron ser. Daniel Autiel es Gilbert, un mecánico arruinado a quien los años han convertido en un ser huraño, mezquino, machista, malhumorado y racista, posiblemente reflejo de todo lo que un día aborreció. Su esposa, es Simone (Catherine Frot), una mujer ama de casa, que pasa sus días lamentándose por su esposo gruñón y no haber podido concretar su sueño de tener una pizzeria propia. El tercero en discordia es Ettiene (Bernard Loq), el mejor amigo de la pareja, con quien ella tiene un amorio nocturno. Su desenfado, aspiraciones artísticas y visión relajada de la existencia mantiene aún el espíritu de libertad que compartió el trío en el pasado. Condición que a Simone deslumbra y reniega a su esposo de haber perdido. Cansado de la vida en el pueblo, Ettiene decide vender todo para marcharse cerca de su hija. Al extrañarlo Simone solo aguanta unos días y decide f él sin avisarl e a Gilbert, quien entra en desesperación. Trás cartón este recibe una llamada de su hija, con quien no se hablaba hace mucho, para decirle que su nieto está en camino porque ella tuvo una urgencia y no puede cuidar de él. A partir de ahí, abuelo y nieto emprenderán un viaje para buscar a la abuela. Gracias al apoyo de unos actores magníficos: Daniel Auteuil, Catherine Frot y Bernard Le Coq, el director logra una comedia dramática disparatada y divertida por momentos. Quizás no sale tan airoso en el momento que empieza a recorrer el camino hacia una posible reconciliación pero igualmente el carisma del trio principal le da a la película un aire ameno y llevadero que hace que el ritmo no caiga. A pesar de ser despareja y no terminar de cerrar efectivamente la idea del conflicto familiar con el nieto, “Nosotros tres” es una interesante reflexión sobre el paso del tiempo haciendo mella en aquellos optimistas que lucharon por una sociedad más justa y hoy cargan con las frustaciones de los sueños no cumplidos. Puntaje: 65/100.
El buen cine no tiene fronteras. El malo, claro, tampoco. Cualquier país tiene sus grandes películas y sus malas películas. La distribución mundial hace que solo veamos films taquilleros locales o de Estados Unidos, pensando que en Europa solo se hace buen cine de autor. Pero Francia tiene una enorme cantidad de bodrios que buscan desesperadamente la taquilla y algunos de ellos llegan hasta nuestras salas. Nosotros tres es una de esas películas viejas, ya vencidas, incapaces de tener la efectividad que estas comedias dramáticas tuvieron en otra época. Probablemente antes también eran malas, pero ahora son, además, películas fuera de todo interés. Gilbert (Daniel Auteuil) y Simone (Catherine Frot) llevan casados muchos años y esto ha apagado la pasión y el interés. Cuando eran jóvenes llevaban una vida más liberal, pero con los años él se ha vuelto más conservador y ella ha aceptado eso, aunque a la vez tiene un amante, Etienne (Bernard Le Coq), el mejor amigo de ambos. La nostalgia, el humor, el patetismo, las nuevas generaciones y los vínculos familiares no tradicionales, todo en una mezcla muy artificial a la que se le nota todos y cada uno de sus trucos. Tantos lugares comunes acumulados van debilitando la trama hasta volverla aburrida, aunque no necesariamente indignante. Simplemente una película sin interés.
"Nosotros tres": las buenas intenciones no alcanzan El director le imprime al relato una impronta caricaturesca algo anticuada, con tres protagonistas que sobreactúan por igual. ¿Cuál es, si la hay, la forma correcta del amor? ¿Existe un modelo, un patrón o un molde cuyo diseño pueda estandarizar la experiencia suprema de la condición humana? Afirmar que la comedia francesa Nosotros tres aspira a responder algunas de estas preguntas tal vez sea una exageración, aunque tampoco se le puede negar la voluntad de avanzar por ese camino. De un modo muy simple, la película da algunos pasos en esa dirección y aunque nunca consiga más que escarbar apenas sobre la superficie del asunto, al menos intenta esbozar algunas ideas al respecto. Pero como ya se sabe, aquel adagio que afirma que “lo que vale es la intención” carece de valor a la hora de analizar una película. Dirigida y escrita por José Alcala, Nosotros tres se apoya sobre una trama de vínculos amorosos que incluye instituciones como el matrimonio, la paternidad, la amistad y las relaciones entre abuelos y nietos o entre amantes. Es cierto que muchas películas abordan estos ejes, solo que en este caso aparecen todos juntos, comprimidos en 90 minutos. Gilbert (Daniel Auteuil) y Simone (Catherine Frot) llevan casados una eternidad, pero su vínculo se ha enfriado hace rato. Ambos están frustrados por la carga de lo cotidiano. Él, que ha sido un joven liberal, se ha vuelto un viejo hosco y conservador. Y ella se ha dejado someter por ese hombre al que amó por su atrevimiento, pero al que ahora no respeta, aunque le teme. Por eso no es extraño que Simone se haya convertido en amante de Etienne (Bernard Le Coq), el mejor amigo de ambos, que a sus casi 70 vive una segunda juventud en la casa de enfrente. Alcala le imprime al relato una impronta caricaturesca algo anticuada, pero al menos el trío protagónico, integrado por actores de probadas dotes dramáticas, coincide en abordar a sus personajes bien lejos del naturalismo, evitando que la película se vuelva un cocoliche expresionista. Es decir, todos sobreactúan por igual. En el caso de Auteuil, que es el rostro más conocido de los tres para los espectadores argentinos, se trata además de una constante que abarca algunos de sus últimos trabajos. Incluso se podría arriesgar que en sus exageradas composiciones recientes se esconde la aspiración de convertirse en el Al Pacino francés, siempre over the top, dispuesto a llevar la aguja del vúmetro dramático hasta la zona roja del espectro. Pero para ser justos, debe decirse que Auteuil también es responsable de lo mejor de Nosotros tres. Es que cuando Simone lo deja para irse con Etienne, el abandonado Gilbert debe hacerse cargo por unos días de un nieto adolescente, al que no conoce porque lleva años peleado con su hija. Si dicha subtrama se convierte en lo más logrado de la película casi sin esfuerzo es justamente por la ternura que Auteuil y el joven Solam Dejean- Lecréole consiguen imprimirle a la construcción del vínculo. Cuando están juntos en pantalla la película brilla un poco más y hasta consigue que el espectador se preocupe un poco por el destino del abuelo y el nieto. Algo es algo...
Un livianito film francés que vale especialmente por sus intérpretes. Una historia de adultos cercanos a la jubilación que alguna vez fueron soñadores que intentaban cambiar la sociedad. El presente los muestra, a uno como un hippie pasado de años pero voluntarioso que tiene como amante a la esposa de su mejor amigo. Ella bella y empeñosa vive sometida por el mal humor de su marido, amargado, aferrado a los objetos, que le impide una buena relación con su hija y con su nieto, o sentirse joven como es su percepción. Comienza con un toque de comedia, que habla de sueños perdidos y engaños. Luego el film se complica entre la mujer que abandona al esposo, sigue a su amante y luego fluctúa entre los dos. Más un golpe bajo que pone las cosas en otra perspectiva. En suma un “divertimento” que busca poner el acento en vidas francesas donde las jubilaciones no alcanzan, los sueños de juventud quedan truncos, pero todavía hay vestigios de algunos temperamentos que no cambian. Para el director José Alcalá queda como mejor mérito haber convocado a la maravillosa Catherine Frot, al siempre dúctil Daniel Auteuil y a Bernard Le Coq. Con ellos en juego el film entretiene livianamente.
Un escape con su amante “Nosotros tres” (Qui m'aime me suive!, 2019) es una comedia dramática francesa dirigida y co-escrita por José Alcala (Alex, Coup d'éclat). Protagonizada por Daniel Auteuil, el reparto se completa con Catherine Frot, Bernard Le Coq, Solam Dejean-Lacréole, Vanessa Paric, India Hair, Anne Benoît, Diouc Koma, entre otros. La historia gira alrededor de Gilbert (Daniel Auteuil) y Simone (Catherine Frot), una pareja que vive en un pueblo del sur de Francia hace 35 años. Debido a la sumatoria de deudas y el malhumor y poca tolerancia de Gilbert, un día Simone decide irse de allí para recuperar su libertad. Al huir con su amante Etienne (Bernard Le Coq), Gilbert queda solo en su hogar y recibe una inesperada llamada: la de su hija Nathalie (Vanessa Paric), la cual no se habla con él hace años debido a los insultos de éste hacia su marido. Como Simone no se encuentra allí, a Nathalie no le queda otra alternativa que pedirle a su padre que cuide a su hijo Terence (Solam Dejean-Lacréole), ya que ella tiene asuntos importantes de los que ocuparse en los próximos días. Sin llevarse para nada bien en un principio, nieto y abuelo se pondrán en marcha para recuperar a Simone. Una comedia de enredos con toques dramáticos hacia el desenlace es lo que vamos a encontrar en “Nosotros tres”, película que se deja ver pero que no consigue aportar absolutamente nada al género. Sueños que no llegaron a cumplirse (Simone siempre quiso tener su propia pizzería para dar de comer a la gente), peleas matrimoniales, viajes en coche, una boda que termina arruinada, un amigo traicionero, caprichos que parecen de adolescentes y un nene travieso que reconectará con su abuelo reparando vehículos juntos conforman los 90 minutos del filme. Por más irreal que se vuelva la cinta a medida que avanza el metraje, y con un par de coincidencias que son muy beneficiosas para el guión, como espectador no surge molestia o hastío para llegar al final. No obstante, se nota que los personajes deberían tener un mejor desarrollo ya que nunca se consigue conectar con ellos, aparte de que la cuota dramática de la película no logra emocionar ni un poco. Con respecto al engaño amoroso, Simone tiene actitudes que dejan mucho que desear y hacen que su rol se vuelva bastante superficial. Lo más atractivo entonces se da en el lazo dispar entre Gilbert y Terence, abuelo y nieto respectivamente. Intrascendente pero amena, “Nosotros tres” es una opción muy light para desconectar el cerebro y dejarse llevar por los conflictos de la familia Castaldo.
La primera toma donde podemos identificar con detenimiento el rostro de Gilbert (Daniel Auteuil) antecede al plano de un perro observándolo jadeante. Si esto no es suficiente indicio de que estamos ante un hombre domesticado, también nos lo sugiere el montaje tan equilibrado de los primeros minutos. A cada plano fijo, lo siguen tomas breves donde la cámara se mueve, sea con travelings o en vehículos moviéndose. El problema es que la dirección no mantiene la coherencia con esto más allá de las primeras escenas de la obra. Nosotros tres, de José Alcala, trata de las dificultades económicas y afectivas que atraviesa el matrimonio de Gilbert con Simone (Catherine Frot). Ella mantiene una relación con Etienne (Bernard Le Coq). Desde el principio su esposo lo sabe y no hace mucho alarde. Las facilidades de caer en el melodrama inconvincente no son el mayor problema de esta película. Lo que complica más la obra son los dos tonos que no terminan de engranar. Tomemos por ejemplo la escena en la que Auteuil se sube a la baranda del balcón como si fuera a lanzarse. Un gran plano general muestra el cielo, el paisaje y los pájaros volando. Simone lo está viendo de lejos. El corte al siguiente plano de ella salvándolo es tan abrupto, que su rescate torpe (se caen juntos por el balcón), en vez de ser gracioso; entorpece el ritmo y habla de un problema de montaje que está saboteando la obra. El problema principal está en el guion de Alcala y en colaboración con Agnès Caffin. Las situaciones son las de esperar: el esposo amargado, padre e hija peleados, la oportunidad de destacar con el nieto aburrido. De todas maneras, ello no impide que haya escenas significativas, como la de la discusión álgida entre los protagonistas. Cuando comienza la secuencia con un plano americano, ella fuma marihuana y el espejo en la pared refleja su nuca. En el clímax, ellos discuten y el plano/contraplano muestra otro espejo detrás de él que no lo refleja, ni a ella tampoco. Ella está frente a una pared decorada. Ninguno aparece en el plano del otro, a pesar de que haya un objeto que pueda reflejarlos. Las imágenes nos lo están sugiriendo: él está tan ensimismado que ni se ve a sí mismo y ella es un decorado para él. Si consideramos que ya van varias décadas desde que el cine se detiene en los fracasos de la institución familiar, parecería innecesaria otra incursión en el tópico. Pero sobre todo la intimidad actoral de Frot, ya con tres décadas de carrera a cuestas, nos tiene que decir lo contrario gracias a ciertas escenas. Al final, la película no esquiva los tropiezos genéricos con los reencuentros y las reconciliaciones entre miembros de familia. A pesar de ello, una escena como la de Simone y Gilbert en el balcón del hospital concreta un cierre genuino entre ambos. Aquí los planos y contraplanos incluyen los perfiles de ambos en cada toma. Sus rostros de perfil hablan de conflictos y ciclos aceptados. Es una escena breve y diáfana. Incluso una película como esta, muy simple incluso para sus humildes intenciones, alcanza momentos como este gracias a sus actores y sus sentidos dentro de la imagen.
El hartazgo de estar siempre con la misma pareja se repite infinidad de veces. Si, luego de 35 años de matrimonio no hay nada en común, ni siquiera buenos sentimientos hacia el otro, no queda otra opción que separarse, aunque la determinación sea tomada en forma unilateral. Es el proceso que transita una mujer de más de 60 años, Simone (Catherine Frot), cuando se decide finalmente dejar a su marido Gilbert (Daniel Auteuil), cansada de su destrato y de una personalidad cada vez más complicada, cerrada y orgullosa, mucho más cercana a la de un anciano cascarrabias que a la de una persona activa y vital. Ambos son de una clase media baja, con deudas. Tienen una hija separada y un nieto que hace mucho no ven. Pero viven en un lugar privilegiado de la costa francesa y son amigos de Etienne (Bernard Le Coq) que, luego de sufrir un ataque cardíaco, se dedica a vivir la vida con intensidad. Eso incluye ser el amante de Simone y es por él que abandona a su esposo. La amistad entre ellos data de hace décadas, incluso Gilbert intuye que su mujer lo engaña con su amigo, pero lo que no pudo tolerar es que se vaya con él. Aquí está el disparador del conflicto dirigido por José Alcala. El film está abordado desde la comedia, aunque bien podría ser un drama muy profundo. Porque, a la fuerza, Gilbert intenta por todos los medios convencerla para que vuelva a casa, tampoco puede odiar a su amigo y, por si fuese poco, su hija le envía al nieto Térence (Solam Dejean Lacréole), con rasgos africanos, para que lo cuide un tiempo. Ellos tres se embarcan en una suerte de road movie disparatada, en la que recorren distintos puntos turísticos mientras buscan a Simone, y ella, mientras tanto, entabla una relación con un hombre mucho más joven. De este modo, se siente rejuvenecida al convertirse en el objeto de deseo de tres hombres al mismo tiempo. El relato tiene ritmo, algunas melodías, muchos enredos, y hermosos paisajes. El guión trastabilla al comienzo, cuando describe ciertas situaciones y las características de los personajes, pero luego, endereza el rumbo y se transforma en una película agradable, sin demasiadas pretensiones, sólo para pasar un buen rato y nada más.
El guionista y director francés José Alcalá presenta su tercera película sobre el amor en la tercera edad. Gilbert Castaldo (Daniel Auteuil) regresa a casa de trabajar y su mujer Simone (Catherine Frot) vuelve a hurtadillas de la casa de su amante Etienne (Bernard Le Coq). Es evidente que el matrimonio está en crisis y la que más lo sufre es Simone, quien quiere recuperar su libertad, ya que su marido no se da cuenta de nada, o no quiere ver, que es peor. A la vez, Gilbert está peleado con la hija de ambos y eso es un punto en contra para la mujer, que no lo concibe. Etienne está a punto de dejar el pueblo y Simone, en un acto impulsivo, lo sigue. Cuando Gilbert se da cuenta que puede perderla para siempre, intenta recuperarla, y en eso se basa el guión. Flojo. No se decide entre la comedia o el drama, tampoco ahonda con profundidad en los conflictos de pareja ni en la pelea padre-hija. La aparición del nieto, Terence (Solam Dejean-Lacréole) suma al film ya que recuperan tiempo perdido y le da sentido a la vida de Gilbert, que entiende, por fin muchas cosas importantes que son las que les dan el verdadero sentido a nuestra vida. Así y todo, lo mejor son las actuaciones en un guión que no termina de encontrar su rumbo. https://www.youtube.com/watch?v=HxEO3_yhTyc TITULO ORIGINAL: Qui m'aime me suive! DIRECCIÓN: José Alcala. ACTORES: Daniel Auteuil, Catherine Frot, Bernard Le Coq. GUION: José Alcala. FOTOGRAFIA: Philippe Guilbert. MÚSICA: Fred Avril. GENERO: Drama , Comedia . ORIGEN: Francia. DURACION: 90 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas DISTRIBUIDORA: Ifa Cinema FORMATOS: 2D. ESTRENO: 26 de Diciembre de 2019
Nosotros tres: Ya nada volverá a ser como antes. El director José Alcalá llega a los cines con una comedia francesa sobre el paso del tiempo que, a pesar de las buenas actuaciones, le falta una vuelta de rosca. Una película liviana sobre 3 amigos y sus sueños postergados, que viven en el pasado que supieron tener. Vale especialmente por sus intérpretes: la maravillosa Catherine Frot, el versátil Daniel Auteuil y Bernard Le Coq, que vuelven la historia entretenida. La mujer que desea liberarse, el viejo gruñón que comienza a mostrar sentimientos al pasar días con un niño, un amigo/amante hippie, y mensajes sobre la amistad. Gilbert (Daniel Auteuil) es un mecánico jubilado, cascarrabias y hosco que está casado con Simone (Catherine Frot), una ama de casa que siempre soñó con tener su propia pizzería. El 3ro en discordia es Etienne (Bernard Loq), el mejor amigo de la pareja, con quien ella tiene un romance. Su visión relajada y hippie de la vida deslumbra a Simone, que recuerda que así supieron ser los 3 amigos en su juventud. Etienne decide vender todo para marcharse cerca de su hija. Al extrañarlo, Simone decide fugarse tras él sin avisarle a Gilbert, quien desespera ante su ausencia. Para agregar algo más de dramatismo y enredos, su hija lo llama para pedirle que se haga cargo de su pequeño nieto ya que ella está con una urgencia, así que el viaje en busca de Simone lo emprenden juntos. Nosotros tres (2019) se apoya en un tándem de magníficos actores que logran hacer amena la historia, basándose en el humor y en ciertos momentos de ternura. Catherine Frot está radiante, con su sensualidad atrapante en búsqueda de libertad absoluta. Daniel Auteuil, en un papel bastante simple, pero lo salva con sus mil gestos que dicen más que mil palabras. Por último, Bernard Le Coq se luce con su elegancia libertina y sus pasos de bon vivant. El tono naif a lo largo de toda la historia la vuelve demasiado inverosímil, sin lograr desarrollar ningún tema ni personaje en profundidad. Demasiado liviana para ser cierta, el problema está en el guion que no llega a hacer foco en nada de lo planteado. Termina siendo una película tibia, lamentablemente, ya que la idea propuesta era interesante. Además, se abren subtramas y aparecen personajes secundarios que no aportan nada sustancioso. El poliamor se siente en el aire y se valora el pensamiento “fuera de la caja” aunque queda algo impostado. Por otro lado, tiene un fuerte apoyo en sus protagonistas, destacados actores franceses. Los gags no están del todo logrados y, de a ratos, se vuelve aburrida. Nosotros tres (2019) es una reflexión sobre el paso del tiempo y los sueños postergados. Si no se tienen grandes expectativas, se puede hasta disfrutar. Es una historia agradable. Una comedia liviana que presenta una problemática de cierta edad, contándose con cariño, pero se queda a mitad de camino.
Nosotros tres "Juega conmigo" Por Laura Pacheco Mora Esta comedia bien francesa y con tono sutil, relata lo que le sucede a una pareja luego de 35 años de casados, las verdaderas personalidades de cada uno salen a la luz y es hora de tomar decisiones que determinarán una nueva oportunidad. La buena noticia, es que lejos de sentir tristeza por un quiebre, la idea del film es reflexionar, comprender que siempre se puede crecer sin importar la edad y avanzar. Qui m'aime me suive! (2019) del Director José Alcala, relata la historia de Gilbert (Daniel Auteuil) y Simone (Catherine Frot) que viven una conflictiva relación en un pueblo del sur de Francia. El enfado permanente de su marido, la falta de dinero y la partida de Étienne (Bernard Le Coq), empujan a Simone a abandonar su hogar. Ambos tienen personalidades opuestas, ella es atraída por la divertida, que disfruta de la vida. Es entonces cuando Gilbert se da cuenta de que está dispuesto a todo con tal de recuperar a su mujer, su verdadero amor. En paralelo, sucederán acontecimientos -que lo sacarán de su zona de confort- con los que deberá lidiar y gracias a ello, contemplará un nuevo punto de vista de la vida. El Director José Alcala, se mueve como pez en el agua con la dirección de actores, no es tarea fácil, dirigir a actores de potente trayectoria y fuerte carácter. Se destacan la fotografía, los sugerentes planos y la música, todos estos, elementos que acompañan muy bien a la trama dramática. Por cierto es de destacar el guión a cargo del mismo Alcala y se le suman Agnès Caffin y Antoine Lacomblez, por su prolijidad y la creación de personajes, cuyas características contrastan de manera perfecta, esto contribuye a que el espectador participe y comprenda al personaje femenino protagonista y no la juzgue, sino que acompañamos a este trío en una aventura. Sin lugar a dudas, las interpretaciones de los tres protagonistas son impecables, al igual que los diálogos. Por otro lado, la elección de los personajes secundarios, aportando una cuota de sensibilidad y de relevancia a la trama dramática. Siempre es refrescante jugar y divertirse pero cuidando a las personas que amás, o, puede ser además, una llamadita de atención para recuperar algo de esa magia del comienzo del amor. Estancarse en una vida que aburre, saca lo peor de vos, vivir enojado y preocupado nos aleja de la felicidad, lo que puede ser el motivo por el cual ciertas personas busquen un recreo fuera de la relación. Calificación: 6/10 Título original: Qui m'aime me suive! aka Año: 2019 Duración: 90 min. País: Francia Dirección: José Alcala Guion: José Alcala, Agnès Caffin, Antoine Lacomblez Música: Fred Avril Fotografía: Philippe Guilbert Reparto: Daniel Auteuil, Catherine Frot, Bernard Le Coq, India Hair, Dioucounda Koma, Anne Benoît, Thomas Walch, Olivier Loustau Productora: Ex Nihilo / France Télévisions / France 3 Cinéma / Agat Films / SofiTVciné 6 / Région Languedoc-Roussillon-Midi Pyrénées / Sofica Manon 9 / Cinémage 12 Développement / CNC / OCS Género: Comedia | Vejez
El gran escape En tono de comedia, Nosotros tres, la película de José Alcala (con guion de Alcala y Agnés Caffin) toca de cerca la vida y los problemas de una pareja que ha convivido por años pero en realidad lleva lejos la disconformidad encubierta, sobre todo de parte de Simone (Catherine Frot) quien tiene una nueva relación con un amigo y vecino (Ettiene, encarnado por Bernard Le Coq) a la vez y gracias a quien, partir de el nuevo vínculo y según sus propias palabras, ha recuperado la tranquilidad y la libertad, tras años de frustración,. En paralelo, la otra parte de esta pareja, Gilbert (Daniel Autiel) toma contacto con su nieto a quien empieza a conocer, y por medio de quien retomará a su vez la relación con su hija y madre del niño, de quien se ha distanciado años atrás. Mientras tanto, comienza a tener con su (ex) un vínculo de a tres que puede funcionar… si todas las partes están de acuerdo, claro. Los tintes de comedia estilo francesa (que también podría pasar por italiana) generan un cierto atractivo y pueden lograr en el espectador acercamiento a las vicisitudes de las caracteres protagonistas de la historia que no parece tan lejana de las que podemos ver a diario, tal vez con un toque más melodramático en la realidad que nos toca. Si bien carece de sutilezas, los conflictos y los personajes tienen algo de carnadura realista aunque tal vez la ligera exageración pueda de alguna manera jugarle un poco en contra para un público que no se encuentre en el rango de edad que tenga mayor cercanía con los conflictos de los personajes y las historias retratadas. Nosotros tres es una película con un estilo de comedia ligero que puede generar empatía en un público que, dada su cercanía con la edad y conflictos de los personajes, pueda comprender sus vivencias y emociones.
Dirigida por José Alcalá, Nosotros tres sigue a tres amigos inseparables, del Sur de Francia, en medio de un triángulo amoroso a punto de quebrarse. Gilbert y Simone viven en una villa del Sur de Francia en medio de una tranquilidad que a ella le sienta tediosa. Por eso mantiene una relación clandestina con su vecino Étienne que, a causa de una crisis económica, pronto abandona el pueblo y deja a Simone enfrentada con sus propias crisis. Gilbert no se lo hace más fácil y ella abandona de repente el hogar. Nosotros tres sigue a estos personajes, entre idas y vueltas, a los que pronto se les suma su nieto, dando pie a una línea argumental secundaria relacionada con su hija. Catherine Frot interpreta a esta mujer adulta mayor que encuentra como escape a su aburrido matrimonio un amorío con su vecino que representa todo lo opuesto al hombre con quien se casó, pero también en conversaciones a escondidas con su hija, la única que parece entender todo lo que no funciona. Daniel Auteuil es el resentido y testarudo marido que, de repente, se ve corriendo tras su mujer para no perderla. El último vértice de este triángulo está compuesto por Bernard Le Coq, el vital Etiénne que también parece amar a Simone pero sobre todo entendió que la vida es corta y no le queda otra que disfrutar cada momento que pueda de ella. El alma de esta película es sin dudas la Simone de Frot, ese alma libre que necesita volar. A su alrededor se van desplegando diferentes formas de amar y relacionarse, muchas veces alejadas de los mandatos impuestos hace tanto tiempo. Pero antes que nada termina siendo el retrato de personas que no se dejan aplastar por el paso del tiempo y que aprenden a apreciar la importancia vital que los lazos cumplen.
Esta comedia romántica, o "de enredos sentimentales", gira en torno a la crisis de un matrimonio maduro. O más bien, gastado. Entre Gilbert (Daniel Auteuil) y Simone (Catherine Frot), una relación ríspida que ella parece descargar con su amante, que es el vecino y también el mejor amigo de la pareja. Pero como Simone está insatisfecha en realidad con todo, decide desaparecer sin explicaciones, pues esta, de José Alcala, es también la ya remanida historia de segundas y terceras oportunidades. Así que Gibert deberá enfrentar lo que viene negando a su conveniencia, resignar su plácido egoísmo y no sólo quedarse solo, sino a cargo de un nieto al que por supuesto (como se subraya mil veces) apenas ha prestado atención. Encuentros, reencuentros y desencuentros en una historia amable y simpática, con un pueblito soñado como marco, y actores interesantes (que han brillado en un cine más, digamos, contenido, sobre todo Auteuil), que ofrece muy pocas novedades sobre sus temas. Y a la que un poco de sutileza le hubiera venido muy bien.
Gilbert (el siempre efectivo Daniel Auteuil) y Simone (Catherine Frot) son un matrimonio que vive en un pueblo encantador del sur de Francia. Pero la mística de fines de los años 60 terminó, la rebeldía revolucionaria también y, encima, no hay un mango en el tarrito de los ahorros. Simone, cual mujer empoderada de esta era, aunque al borde de los 70 años, decide tomar las valijas y marcharse para buscar una vida más feliz. Pero antes engañó a su marido con su vecino y mejor amigo Ettiene (Bernard Le Coq). Y como éste decidió mudarse, ella seguirá sus pasos. Lo que sigue es una comedia aparentemente liviana, pintoresca, que refleja que el amor y la amistad pueden mover varias piezas cuando son de verdad. Porque Gilbert, que es hosco y conserva algunos ideales de su juventud, no temerá humillarse y hasta enfrentar a su amigo con tal de recuperar a su amada. En el medio deberá enfrentarse a un problema de salud de su hija, con quien está peleado, y deberá hacerse cargo de su nieto, en un vínculo tan crispado como bello, que se convertirá en uno de los mejores momentos de la película. El director tomó como inspiración a unos vecinos suyos que viven en un pueblito del sur de Francia. Y quiso retratar, con la comedia como plafón, “el hundimiento de la sociedad”. Para reír y pensar.