Apenas pasados los primeros veinte o treinta minutos de este documental, uno puede escuchar, imaginar en realidad, los gritos, los suspiros y la emoción de las fanáticas de One Direction cuando vean esta película. Está hecha para ellas, pero lejos de suponer que las seguidoras del grupo británico verían cualquier cosa que tuviera a sus adorados cantantes en pantalla, lo cierto es que el film dirigido por Morgan Spurlock resulta de los más interesantes y entretenidos de su tipo. Tal vez el problema es que no deje de ser justamente eso: uno más de los documentales en 3D dedicados al grupo más popular del momento. Su mayor debilidad es ser demasiado fiel a esta fórmula que supone que hay que empezar por el origen de la banda, para seguir con su encuentro con la fama, mostrar sus familias, el regreso al hogar y dejar claro que sus fans "son los mejores del mundo". De hecho, en la primera mitad del film, cuando no se cargan las tintas en la pasión de las fans y se ve el acceso que el director tuvo a los protagonistas, parece que se evitarán las recetas. Sin embargo, al desarrollarse la trama, Spurlock desaprovecha la posibilidad de explorar el gran material que le aportan sus propios protagonistas. Es que los cinco -Niall Horan, Zyan Malik, Liam Payne, Louis Tomlinson y Harry Styles- son divertidos, bastante espontáneos en sus respuestas y tan fotogénicos que resulta inevitable que las adolescentes del mundo hayan caído rendidas a sus pies. Claro que en el afán de armar un entretenimiento familiar y apto para todo el mundo, y aunque se nombra la rebeldía de los muchachos y su carácter algo caótico, lo cierto es que la única "rebeldía" que la cámara muestra es su aversión a practicar las coreografías que les preparan -prefieren jugar al fútbol-, y sus muchos tatuajes. "Quiero hacer esto toda mi vida. Hasta que mi cara esté toda arrugada y la gente se pregunte cómo es que sigo vivo. Como Keith Richards", dice en algún momento Styles, el más carismático del grupo, el favorito de la prensa de su país y un comunicador nato de apenas 19 años. Esa declaración y unos cuantos momentos en los que la naturalidad le gana a la fórmula insinúan el material que Spurlock supo reunir y sacarles a sus protagonistas, pero que apenas pudo usar. Simpáticos y hábiles para atraer al público tanto arriba del escenario como fuera de él, los One Direction tienen una película a la medida de su éxito.
No sólo para fanáticos En este documental se muestra al quinteto pop, en plena intimidad durante una gira, pero también en el trato con su familia. Con fragmentos del dinámico show en el O2 Arena de Londres (filmado en abril de este año), One Direction: Así somos, balancea la paleta pop del quinteto (surgido en el reality The X-Factor en el Reino Unido) junto al fervor de sus fanáticos y un interesante costado familiar del grupo. El frenesí de sus seguidores en el aeropuerto de Tokio o los miles que congregan en la puerta de los hoteles muestran la legión teen que los aclama a escala global. Y esto lo aprovechó el director Morgan Spurlock mostrando sus rostros emocionados, filmando pruebas de sonido, recorriendo escenarios de todo el globo y haciendo un ajustado uso del slow motion que deja notables planos en vivo con toda la profundidad del 3D. El documental muestra a una boy band por fuera del molde prefabricado de la industria que los deglutirá día a día. Estaremos frente al costado angelical de los muchachos, donde los excesos desaparecen por arte de magia (lo más salvaje es jugar con un carrito de golf dentro de un estadio cerrado) y cero groupies alrededor. Su diversión parece ir por otro lado: compartirán unos tiros al arco con Cristiano Ronaldo, acamparán en el bosque alrededor de una fogata (¿hecha por ellos?), o se disfrazarán para pasar desapercibidos entre sus fans: atención al barbado acomodador de ubicaciones. Este grupo apadrinado por el implacable jurado Simon Cowell reconoce que “odian apasionadamente bailar”, en palabras de su coreógrafo. Y aunque One Direction niegue que este documental esté guionado, varias escenas dejan un manto de duda. ¿Un ejemplo? Cuando pasan a saludar por los camerinos del Madison Square Garden el director Martin Scorsese y el actor Chris Rock. El costado emocional del documental se vuelca más por el lado padre-madre que por la devoción de sus fans. Es más, esa reacción masiva que producen es analizada por un neurocientífico -réplica de un cerebro en mano- quien explica los efectos de la dopamina. Un enfoque más que original. El documental hace un logrado seguimiento por la gente más cercana al grupo. El irlandés Niall en el casamiento de su hermana o mirando un partido de fútbol. O cómo Harry atiende la panadería familiar, muestra el contraste entre la tranquilidad de los que lo conocen de toda la vida y la locura de las giras mundiales. También dice presente la emoción de la mamá de Zayn cuando ve la casa que le regala su hijo, y el conmovido padre de Liam, que no para de repetir: “se me fue, se me fue”, ante el inevitable trajinar de su hoy popstar mundial. “No lo estás disfrutando todo el tiempo”, es la autocrítica de uno de ellos. Y vaya si esto será cierto.
MORGAN SPURLOCK retrata con pasión la intimidad de la banda, pero también la locura de sus fans, el asombro de las familias de cada integrante y la maquinaria de marqueting de la que la propia película es parte. Destinada a incondicionales seguidores de ONE DIRECTION, es un entretenido y dinámico documental concebido para sentirse muy cerca de los protagonistas.
Esta película hará las delicias de las seguidoras del grupo porque muestra no sólo lo que son capaces de dar en el escenario, la locura de las fans, las reacciones de sus madres, sino también los nervios, la amistad, la diversión y los sueños de estos chicos que se unieron porque un productor visionario así lo quiso. Éxito seguro.
Muy buen documental sobre el nuevo fenomeno juvenil “One Direction – Así somos nosotros” es más que un simple film sobre las nuevas estrellas de la música adolescente. Va hacia un fondo que incluso, sin querer, muestran el porque, quizás, estos cinco jóvenes llegaron a la cima tan rápidamente. El film los muestra desde la presentación como solistas en el programa de TV “Factor X” hasta que el productor Simon Cowell los une para que sigan compitiendo como grupo. De allí en adelante estos jóvenes provenientes de distintos lugares y clases sociales británicas, aun perdiendo el concurso, identifico a un montón de jóvenes, especialmente chicas adolescentes, con su música e incluso con su anarquía. Esa anarquía que muestran en el film y que, más allá de querer mostrar que los asistentes están gustosos con sus ocurrencias, los llevan a tener una impronta propia a este grupo, una “Band-Boys de magníficos cantantes y pésimos bailarines” como ellos mismos se denominan en el film.- Aquí muestran lo bueno de los shows, y lo sacrificado de dormir nada más que 10 minutos porque hay que trabajar en la grabación del próximo tema. A su vez muestran lo difícil del desapego de estos jóvenes que cuando comenzaron hace 3 años tenían entre 16 y 17 años. Las sensaciones emocionales y el extrañar la familia y los amigos de siempre mostrado desde las dos facetas. También el miedo a no poder conseguir el amor de alguien que los quiera por lo que son como personas y no por ser One Direction. Todo esto más una música que tiene mucho de pop pero con algunas reminiscencias del viejo rock ingles de los 70, hacen que el film se haga llevadero y que se convierta en un muy buen documental, más allá del gusto musical de cada espectador. Obviamente, para las Fans, esas que agotaron dos recitales completos en nuestro país un año antes de que ocurra (vienen a principios del 2014) sentirán que están viendo, escuchando y, gracias a un buen 3D, el mejor film de sus vidas. Para los demás es un interesante documental para analizar desde lo sociológico, tanto el porqué de la histeria de sus fans, como las emociones y sensaciones de los integrantes, y sus familias y amigos.
Cinco amigos de verdad El odio generalizado de ciertos sectores hacia una banda como One Direction no es, por supuesto, nada nuevo. Las boy bands y el pop manufacturado en general fueron siempre detestados en masa y sin hacer demasiadas distinciones desde posturas intelectualoides por gente que ni siquiera se toma la molestia de escucharlos. Ultimamente, un pequeño grupo de estos “bashers” empezaron a aceptar un poco el estado de las cosas -en las listas de mejores discos de 2012 del sitio trendsetter-hipsteril por excelencia pitchfork.com, tanto Believe, de Justin Bieber, como Red, de Taylor Swift, obtuvieron varios votos-, pero esa idea ridícula de que una banda o artista que no escriba sus propias canciones y haya salido de algún concurso de talentos es sí o sí, sin ninguna duda, algo malo, sigue estando presente. En el caso de One Direction, se suma el hecho de ser acusados de plagio cada cinco minutos, lo cual hace notar que los denunciantes no entendieron absolutamente nada de las intenciones de la banda de recurrir a la referencia de clásicos del rock para acercarlos a un público que posiblemente no habría conocido nunca esas canciones y esas bandas. El caso más reciente de estas acusaciones de plagio se dio gracias al comienzo de Best song ever, single lanzado para promocionar One Direction – Así somos, que está construido alrededor de un riff que remite inmediatamente al de Baba O’Riley, de The Who. Antes, más específicamente en Take me home, su último disco de estudio, los muchachos de 1D habían grabado Live while we´re young, que contenía una mínima variación del riff de Should I stay or should I go, de The Clash, y Rock me, que remitía de forma evidente y claramente buscada a We will rock you, de Queen, y a Say it ain’t so, de Weezer. En serio, hagan la prueba; escuchen esas canciones y verán que no hay manera de que esas no sean meras referencias (y con esto no estoy diciendo que robar en la música sea malo; ver: Led Zeppelin, Miguel Mateos). Encima, unos meses antes de Best song ever, lanzaron un cover de One way or another, de Blondie, que contenía un fragmento de Teenage kicks, de los Undertones. En fin; el hecho es que si One Direction hace que a una niña de once años le den ganas de escuchar esas bandas, entonces One Direction es una banda más que necesaria. Pero además son buenos los pibes: las canciones funcionan, tienen grandes melodías, ellos cantan muy bien (y cantan en vivo), y sus shows, algunos de ellos registrados por Morgan Spurlock para esta película, parecen ser una fiesta. Y ahora, encima, tienen una gran película en su historial. One Direction – Así somos contiene todo lo que podíamos esperar de un documental sobre una banda manufacturada y esponsoreada hasta el infinito: hay entrevistas a cámara; hay, como mencioné antes, registros en vivo; hay fans corriendo y gritando; ellos aparecen lookeadísimos de principio a fin y no hay momentos de “tensión” ni nada que se le parezca. Es muy probable que este documental esté bastante lejos de la realidad de una banda como One Direction, pero esto no es Metallica: some kind of monster ni podría serlo jamás. Aún así, es un documental excelente y, la sorpresa más grande de todas, una gran comedia. Lo primero se debe a que Spurlock le imprime a la película muchísimas más ideas y oficio que los de cualquier otro film de similares características. La película es estéticamente bella y por momentos se amalgama perfectamente con las visuales de los shows que vemos de la banda. En uno de los registros en vivo, la pantalla se llena de gráficos 8 bits (fantasmitas pacmanianos y etcéteras) que salen de la pantalla donde se ven las visuales en el show (y también salen de la pantalla en la que vemos la película gracias al 3D). En otro, los integrantes de la banda se convierten en personajes de cómic en correlato, también, con las visuales del recital. Pero tal vez el momento más plenamente cinematográfico se da cuando vemos la progresión de una fecha en México desde su llegada al estadio hasta el final del show con el sonido ambiente reemplazado por música incidental y declaraciones de ellos, en una secuencia totalmente generosa en cuanto a ideas de montaje. En cuanto a lo segundo -al temita de “la comedia”-, resulta que estos muchachos, además de ser talentosos, son grandes comediantes y tienen una tendencia al disfraz a todo trapo (prótesis incluidas) claramente heredada de cosas como Jackass. Esto ya podía verse en el video de Best song ever, donde los cinco integrantes se interpretan a ellos mismos y a otros cinco personajes (uno de ellos, Louis, se disfraza del personaje de Tom Cruise en Una guerra de película; bien “meta” todo), y aquí está explotado al máximo. Hay un gran momento en el que Harry se disfraza de “acomodador escocés” de un show de ellos, hace sentar a las fans en las sillas del estadio y les dice que la banda es una mierda. Y después están las escenas durante los créditos, con algunos de los momentos de comedia más altos del año. Además, la película es por momentos realmente tierna y emocionante. Y no me refiero a los momentos en que los padres de los chicos hablan de cuán orgullosos están de ellos y esas cosas cursis que, igualmente, no podían faltar en la película, sino a otros más pequeños y aparentemente insignificantes, como aquel en el que dos de ellos están cantando a dúo durante un ensayo, se van acercando el uno al otro y empiezan a acariciarse, naturalizando el “bromanticismo” de una manera que hubiese sido impensada antes de una película como Supercool. Al igual que en aquella escena en la que Jonah Hill y Michael Cera se declaran su amor cerca del final de la película de Greg Mottola, este momento no está jugado por el lado de la comedia -en el sentido de que no está construida para reírse del “estamos siendo re putos”-, sino desde un lugar mucho más sincero y, sí, altamente conmovedor. Y la película, en el fondo, y sin la obligación de tener un correlato con la realidad, es eso: la historia de cinco amigos que, por haberla pegado, perdieron todo salvo a ellos mismos. O sea, una gran “bromantic comedy” adolescente. Ah, cinéfilos: ¡Aparece Scorsese!
Lo primero que me impresionó de “This is Us” es que fuera firmada por Morgan Spurlock. Debo decirles, que es uno de mis documentalistas favoritos desde que su “Supersize Me”, pusiera en jaque a McDonald’s (aunque no haya iniciado el conflicto, lo analizó y amplificó con muchísimo profesionalismo y humor) hace unos años. No entendía, mientras me ubicaba en la butaca, cómo había sido contratado para este tipo de films, claramente pensados para posicionar una marca y seguir facturando en grande, en los cinco continentes… Claro, Spurlock aún incluso trabajando a reglamento (no hizo el corte final, alega en su defensa) sabe bastante de cómo mapear una idea y desplegar muchos focos de atención para cautivar a la audiencia. Seguramente por él, el documental (podemos llamarlo así?) de One Direction es bastante entretenido y con simpáticas notas de color que lo hacen bastante llevadero, especialmente si sos adolescente y fan de la banda (ambos requisitos obligatorios). Lo único que tengo para observarle, (perdón que siga con el director) es que plantea una imagen demasiado “lavada”, “prolija”, “cerrada”, de cada integrante de la banda. No es un registro donde veamos ninguna incorrección política, social, amorosa… No. Todo es redondo, Harry, Liam, Niall, Zayn, y Louis merecen estar donde están (eso no se duda) por su derrotero de vida, luminoso e inspirador. Habrá muchas escenas pensadas para conmover al público y confirmar que son buena gente, en serio. Abiertos, conscientes de su popularidad, responsables, divertidos y accesibles. Lo son? No tengo idea, sinceramente. Aquí evaluamos el producto fílmico. Y lo que puedo decirles que es “Así somos” para ser un documental es demasiado… redondo? prolijo? Las entrevistas, los shows, los encuentros con sus seguidores, todo, está bien filmado y no hay mucho que agregar en ese aspecto (párrafo aparte para el reencuentro de cada integrante con sus orígenes, en los que cuesta percibir la espontaneidad). “This i sUs”, está registrado con oficio y las canciones que aparecen, son las esperadas por la audiencia, que reacciona tanto, como el público en el O2 Arena de Londres. Bueno, quizás no tanto. O si. Vayan a tratar de conseguir entradas para sus conciertos en cualquier capital del planeta! Absolutamente recomendada para fanáticos de la banda. El resto, sólo si tienen curiosidad por conocer la “historia oficial” de una de las boy band de moda a nivel global.
Cuando las canciones mandan Nuevo filme, a la manera del hace poco tiempo estrenado documental "Justin Bieber: Never say never 3D", "One Direction-Así somos", es una película dedicada a una nueva banda musical, considerada como un verdadero fenómeno de la canción. Niall Horan, nacido en Irlanda y Harry Styles, Zayn Malik, Louis Tomlinson y Liam Payne, son adolescentes nacidos en el Reino Unido, que se presentaron en el conocido y popular programa televisivo británico "The X Factor", uno de esos formatos que giran por el mundo buscando nuevos talentos musicales y en el que, llamativamente, no ganaron, pero fueron seleccionados para constituir una banda nueva. Simon Cowell, creador del programa e integrante del directorio de Sony los puso bajo su ala y parece haber tenido buen ojo por la excelente recepción que tuvo el grupo ante el público internacional. ENTRE SHOWS La película presenta a los chicos en sus shows por distintos países, muestra lo bien que se llevan, su carácter juguetón y algunos de sus ensayos antes de los shows. Lo que asombra es la recepción que tienen con las preadolescentes, desde el Gran Bretaña, pasando por Estados Unidos, gran parte de Europa y Japón. Nada especial los caracteriza y quizás ésa sea su característica, ser como todo adolescente. Atractivos, vitales, casi niños, con un buen manejo de la voz y una inclinación por el repertorio pop rock. "One Direction-Así somos" tiene muy buen ritmo. Sigue a los chicos en sus giras, muestra algunos de sus más exitosos recitales como el del Madison Square Garden, el estadio Arena, de Londres, o el de México, en el que reunieron más de sesenta y cinco mil pequeñas admiradoras y firmaron miles de autógrafos. EN LA INTIMIDAD Hay también momentos de intimidad, por los que podemos deducir su condición de "buenos muchachos" (Zayn Malik compró hace poco una hermosa casa para su familia), sus dudas (no saben dónde estarán en el futuro) y su necesidad de querer ser recordados siempre por sus fans. Todas estas reflexiones en chicos que tienen menos de veinte años, han dado la vuelta al mundo, se abastecen económicamente con creces desde hace tres años y ya se ven retirados y hasta con hijos. "One Direction-Así somos" permite visualizar los nuevos shows juveniles en el mundo, abundantes en parafernalia digital, lluvia de papelitos, canciones en altura y mucha historieta de fondo, proyectadas en gigantescas pantallas, en los escenarios en que se desarrollan los recitales.
En presencia de This is Us de Morgan Spurlock no pude hacer más que sorprenderme, no solo por lo que recibí en comparación a lo que esperaba sino por cómo es posible que el fenómeno de One Direction me haya sido esquivo. Quizás sea una cuestión de edad o que la globalización te lleve a saber sin saber, pero conociendo de la existencia de una banda con ese nombre en la que Simon Cowell estaba vinculado, no podía identificar un solo tema de ellos o siquiera a algún integrante. Sí tenía una mochila de datos inútiles, como que uno de ellos salía con Taylor Swift, que vendrán a la Argentina en el 2014 y que otro se sumó a un equipo de fútbol en días pasados, por ejemplo, pero no tenía una real noción del impacto mundial de esta boy band. Para bien de todos, propios o ajenos, este documental de ellos es para la mayoría, tanto para el espectador casual como para sus acérrimos fanáticos. One Direction – Así somos es el equivalente a Justin Bieber: Never Say Never pero con dos años de diferencia. Las discográficas que se encuentran con un éxito enorme en manos buscan expandir su alcance y un documental en 3D con un director conocido parece garantía de buenos billetes. Jon Chu tenía un bagaje diferente al del realizador de Super Size Me y The Greatest Movie Ever Sold, no obstante el resultado es muy similar. Bien vale señalar la contradicción en la filmografía de un hombre que fue en contra de la industria y acabó detrás de un proyecto totalmente hegemónico, no obstante no es de mi interés, y no debería serlo de nadie, hacer planteos de esta naturaleza cuando el trabajo que entrega es de una efectividad y belleza destacables. One Direction sale de gira por el mundo y cada lugar que pisan se vuelve un mar de chicas enloquecidas. Spurlock sigue a la banda por todos lados y en cada ciudad logra algo particular que lo diferencia del resto. Una marea naranja en Holanda, un viaje solidario por África -¿cuán genial y cierto es African Child en Get Him to the Greek?-, el choque cultural en Japón, todo pone de manifiesto la locura que el grupo produce en el público y es difícil no incurrir en el término beatlemanía para hablar de ello, pero a esos niveles llega. El director amaga cierto análisis "científico" sobre el frenesí que desatan, pero un estudio teórico sobre su efecto merecería otra película y no es ello lo que se quiere ver. Se entiende, de todas formas, el motivo por el cual el documentalista aceptó la tarea: es sumamente interesante captar en imágenes este fenómeno, el clamor del público interconectado que se avisa por Twitter en dónde se hicieron presentes los chicos y acude en manadas a sacarles fotos. This is Us, título que la hermana con otro trabajo exitoso como es el This is It de Michael Jackson, tiene un ritmo excelente, con un montaje dinámico que conecta una con otra las historias de cinco chicos de barrio que se encontraron con el boleto hacia la gloria. Nos permite conocer a sus familias en la medida justa y aborda el tema del nido vacío pero sin caer por completo en el melodrama. Desde ya que, tratándose de un documental bancado por la discográfica, el "así somos" que promete es solo parcial, dado que en el mundo de One Direction no hay mujeres más que las de la familia o las fanáticas, ni hay alcohol, algo llamativo tratándose de chicos de entre 19 y 21 años. La película se toma un buen trabajo mostrándolos como niños, con juegos y travesuras varias, más que como jóvenes millonarios con la posibilidad de hacer lo que quieran, sin asumir un verdadero riesgo en el retrato de sus estrellas, a quienes se define como "rebeldes" pero sin serlo para nada. Esa es la película que la discográfica y las fanáticas quieren, y Spurlock la lleva lo suficientemente bien como para que el deseo sea haga común a todo el público.
Sin dudas, esta es una película para los fans de la banda One Direction. Pero es una pena que sea casi sólo para ellos. El filme está lleno de códigos juveniles, canciones, efectos especiales, imágenes en 3D. Y de registros visuales de sus conciertos, en especial uno enorme, repleto de niñas y adolescentes alborotadas, que dieron hace poco en Londres, en el 02 Arena, y que fue una nueva consagración para ellos. La película de One Direction los muestra en sus casas. Muestra su ascenso, desde no ser nadie, pasando por el reality show que los hizo saltar a la fama, hasta un presente en el que, por la cantidad de seguidores y de ventas, los comparan, a nivel popularidad, con el nivel de Los Beatles. Si no es un ficcional y tampoco un documental, ¿qué es este filme? Un "seguimiento", tal vez. Lo venden como un documental pero, ¿dónde se vio uno de estos sin guionista? En los créditos de su página oficial, al menos, no figura esa figura. Por eso tal vez la película habla poco y nada de la vida real de los protagonistas. En algún momento los muestra volviendo a casa, agotados después de una gira, y vemos al padre de uno de los chicos diciendo que perdió al único hombre de su casa, o a otro de ellos visitando su ex hogar y yéndose a dormir a un departamento que ya compró con su dinero, pero que además de nuevo, luce vacío y aislado. ¿Cómo es entonces la existencia de estas estrellas que crecieron de la noche a la mañana? ¿Se los prepara para un posible futuro en el que las miles de personas que hoy hacen olas a su ritmo podrían olvidarse de ellos? Ejemplos como esos sobran en el historial de la fama extrema. Es un tema para conversar con hijos, hermanos, sobrinos, aunque eso no quiera decir dejar de disfrutar del talento de este quinteto, o esta boy band, tal la categoría que se les asigna a los grupos artísticos que cultivan la música divertida y romántica. One Direction es pegadizo y alegre, y a eso los adolescentes lo cambian por pocas cosas. One Direction: This is us quedó primera en la taquilla en su primer día, con más de 30 mil espectadores en todo el país. Así, duplicó la taquilla del estreno de Justin Bieber 3D, en 2011, y quedó como el mejor arranque para la categoría documental musical en los últimos años.
El fenómeno "directioner" Los fenómenos son casi imposibles de explicar y este es el caso del éxito de One Direction a nivel mundial. Una banda de cinco adolescentes que revolucionaron la escena musical popera en tan sólo dos años. Y la prueba más contundente es el estreno de su película “One Direction: así somos”. Se trata de un documental donde las estrellas Niall Horan, Zayn Malik, Liam Payne, Harry Styles y Louis Tomlinson dejan entrar a las cámaras tras bastidores para observar este fenómeno desde adentro, filmada mientras realizaban su gira mundial desde México hasta Japón y en la famosa O2 Arena de Londres. El documental cuenta la historia de estos jóvenes que saltaron a la fama en el programa de Gran Bretaña “The X Factor”. Lo interesante es que son chicos de orígenes modestos (uno trabajaba en una panadería y otro en un supermercado), y este documental muestra un ascenso a la fama sin precedentes. ¿Un producto creado por productores caza talentos? ¿Un resultado del apoyo incondicional de las fans? Da lo mismo. Hoy One Direction llena estadios de más de cuarenta mil personas en todas las capitales del mundo. Con imágenes en 3D, esta película llenará de felicidad a todas las seguidoras de la banda y despertará el asombro de aquellos que no conozcan este fenómeno, que hasta llevó al director Martin Scorsese a aparecer en la película visitando a los nuevos astros en su camarín.
Otro producto pop de consumo rápido Cada tanto algún productor avispado da en la tecla del gusto popular y se llena los bolsillos explotando a cinco adolescentes desesperados por convertirse en celebridades, hacer dinero rápido o difundir su "arte" como cantantes, bailarines o lo que cuadre (una combinación de las tres posibilidades también es bastante probable). Las boy bands han existido desde mucho antes que Simon Cowell, el ex jurado "malo" de American Idol, tuviera el presentimiento de que esos chicos que acababan de perder en el reality británico The X Factor tenían un futuro juntos por lo que decidió invertir su tiempo y algunos billetes en la grabación de un álbum. Cowell apostó por One Direction y no se equivocó. El grupo vocal masculino ha batido varios récords desde el lanzamiento en 2011 de su CD debut Up All Night pero más allá de los números es poco lo que se puede decir excepto que venden lo de siempre: energía juvenil, música intrascendente y moda pasajera. Aprovechando el envión comercial que está en su mejor momento a Sony se le ocurrió producir un filme que documente la vida de estos muchachos de apenas 20 años antes, durante y después de una gira mundial. La excusa perfecta para enhebrar algunas actuaciones en vivo mezclándolo con material de backstage y con unas entrevistas por demás previsibles que al común de la gente dejará sin cuidado. Claro que One Direction - Así somos no está destinada a un espectador promedio sino a las fans de la banda que son, en definitiva, quienes tendrán la última palabra. No ví la película en la función privada organizada para los cronistas de cine sino con el público preadolescente el día del estreno. Me alegro de haberlo hecho porque me ayudó a sacar algunas conclusiones interesantes. Creo haber sido el único adulto en la sala y uno de los poquísimos hombres infiltrado en la platea. No hay dudas de que el documental usufructúa un fenómeno ya visto en reiteradas oportunidades por quienes contamos con varias décadas sobre el lomo y que el ámbito cerrado del cine resulta enteramente propicio para la observación in situ de las reacciones de las fans cuya edad promedio calculo en unos 13 años. Cuanto ocurría en la pantalla causaba una reacción inmediata entre las chicas que pese al griterío y bullicio lógico se comportaron bien, sin excesos. La obra, como es natural, no me generó nada pero sí fue toda una experiencia poder apreciar de primera mano cómo afectan Niall, Zayn, Liam, Harry y Louis a su audiencia simplemente por pararse frente a la cámara. A One Direction se le festeja todo: las canciones mediocres, también. Quizás los chicos no sean malos cantantes pero con semejante repertorio es imposible saberlo. Quizás el mayor misterio que rodea a One Direction - Así somos esté relacionado con Morgan Spurlock, su director. ¿Qué fue de aquel realizador contestatario que criticaba a la sociedad de consumo en documentales como Super Size Me? Spurlock parece haber olvidado algunos de sus ideales y ahora él mismo te vende un producto de consumo rápido destinado a perecer en el olvido cuando las jóvenes seguidoras de la película cumplan los 15 años.
Solo para fanáticos y seguidores de la banda. Este documental se encuentra dirigido por Morgan Spurlock (“Super Size Me”,“Freakonomics”), cuenta el origen de los cinco integrantes de esta conocida banda británica “One Direction” y como Simon Cowell los unió tras haber competido juntos en el programa de televisión X-Factor en el Reino Unido. La cámara sigue a estos cinco jóvenes: Niall Horan, Zayn Malik, Liam Payne, Harry Styles, Louis Tomlinson, en sus giras, sus conciertos y como llegaron al estrellato. Se van intercalando con imágenes de archivo y algunos backstage con sus travesuras. Conocemos a sus familiares, como estos jóvenes van pasando sus días juntos, a solas y con sus familiares. En la filmación se incluyen varios cameos a Martin Scorsese, Chris Rock y Cristiano Ronaldo. Conocemos un poco mas de ellos : Niall James Horan (19) ya desde chico mostro interés por la música, su familia tuvo mucho que ver también cuando le regalaron para navidad su primer guitarra; Zayn Javadd Malik (20) siempre mostro interés por la música, tiene tres hermanas, y logra cumplirle un sueño a su madre (le compra una linda casa), ese día no están juntos solo se comunican a través de un llamado telefónico y su madre le agradece y llora en uno de los momentos más emotivos; Liam James Payne (19) quería ser corredor olímpico pero descubrió su habilidades artísticas en el colegio; Harry Edward Styles (19) siempre mostro interés por la música, bastante carismático y dice sentir una gran admiración por “Keith Richards" y su gran deseo es dedicarse toda su vida a la música y Louis William Tomlinson (21) al igual que los anteriores también cuenta sus experiencias. El documental está hecho para ellas, sus fanáticas de todo el mundo, además muestra: la sencillez de estos jóvenes, su simpatía dentro y fuera del escenario, sus sueños, parte de sus vidas, el compañerismo que los une y como llegaron a la fama. Este grupo que ya vendió más de 13 millones de discos en todo el mundo brinda una oportunidad para observarlo desde lo sociológico. Preparan su próximo show en la Argentina para el 27 de abril de 2014 y ofrecerán dos recitales ese año el 3 y 4 de mayo en el Estadio Vélez Sársfield.
Morgan Spurlock es un director que alguna vez estuvo nominado al Oscar por un documental llamado “Super size me” (2004). En él investigaba la veracidad del marketing de las cadenas de comidas rápidas, y a tales efectos se sometía él mismo a consumir comida de McDonald’s durante un mes con consecuencias deplorables para su organismo. Veíamos deterioro físico y mental en él y en su pobre novia que lo acompañaba en la (in)gesta. También fue responsable de “La historia más grande jamás vendida” (2011), otra mirada interesante al mundo del marketing y la publicidad, pero en el cine. Básicamente se metía directamente con los vericuetos que los grandes productores exploran para aprovechar ganancias en cada segundo de lo que se filma. Ahora, muy lejos de ese tipo de compromiso para documentar, se puso detrás de las cámaras para “One Direction: Así somos”. Desde Los Parchís a los Jonas Brothers cada generación ha tenido que soportar el grupito de moda. Ese de coreografías, música, letras y talento prefabricado. Un producto televisivo salido de esos programas tipo caza-talentos. Mezcla de reality show con casting de cantantes (a veces se molestan en buscar alguno que puntee con la guitarrita o sepa tocar “Para Elisa” en el pianito). Asistimos una vez más a un producto que se fundamenta en la misma fórmula: Casting gigante, cinco elegidos, emoción familiar, canciones pre-producidas con el mismo esqueleto de introducción (estrofa y estribillo pegadizo) y más grandes que U2, y mucho más músicos que los Rolling Stones. Hasta Martin Scorsese va a verlos y Chris Rock y se declara el fan número uno. “One Direction”…”, como todos los otros, es el producto de moda. Los que venden discos y dejan afónicas a todas las chicas de entre 9 y 15 años. Las mismas que, como todas, sacarán el polvo de los CD’s dentro de 15 años y sonriendo dirán: “¿Cómo me podía gustar esto?” Mientras tanto: gorro, bandera y vincha. Hay que vivir el presente, y si hay bolsitos, remeras y figuritas, también una película (es una forma de decir). Nada de esta producción escapa al formato televisivo inventado hace como treinta años por MTV. La estructura es calcada: Entrevista a uno de los chicos, momento de recital, viaje en limousine, habla el productor, y se vuelve a otro de los chicos, sin antes olvidar a alguna imagen de la abuela emocionada. Sus pensamientos están más cerca de los slogans que de la reflexión: “Sin mi familia no sería nadie”; “Queremos la paz del mundo”; “Esto es increíble”; “Quiero hacer esto toda la vida”… y varios etc. Nunca va a dejar de funcionar esta fórmula porque nunca dejará de haber chicas adolescentes de entre 9 y 15 años. El producto empieza en la tele y luego pasa a digital para estrenarlo en cine. Discúlpenme, pero para ver tele me quedo en mi casa. En todo caso, algo que puede considerarse a favor de “One Direction: Así somos” es la capacidad para no dar nada por entendido. Cualquiera que la vea sabrá todo de esta banda nueva. Parece mentira ponderar aquello que en realidad debe suceder con un documental, pero así está planteada la industria. La realización técnica cumple con el producto. Está diseñada para moverse como parte del engranaje. Esa máquina de hacer chorizos para adolescentes. Dentro de cuatro años nadie va a recordar nada de esto, aunque quizás tengamos a uno de estos chicos con carrera de solista. Por suerte cuando se separan no se hacen cinco documentales individuales. Funciona sólo para su público. El resto queda bostezando.
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