Negocio de Familia La animación está atravesando un momento inspirador. Las nuevas tecnologías permiten que la imaginación sea el único límite posible. Y es un placer encontrar tanta competencia en la materia. Todos los estudios quieren hacer su película de animación, al mismo tiempo que el gran Hayao Miyazaki sigue brindando obras poéticas y hermosas. ¿Quién puede competir acaso con el gran maestro japonés?...
Santa Claus no lo hace solo Operación regalo (Arthur Christmas, 2011), como adelanto navideño, es una divertida animación en tres dimensiones cuyo argumento se basa en la eterna inquietud que despierta la extraordinaria misión de Santa Claus, de repartir millones de regalo en sólo una noche. El Polo norte abre sus puertas, dejando pasar el frío, y permitiendo además observar el complejo equipo que trabaja detrás de Santa Claus para cumplir con la numerosa entrega que esperan niños de todo el mundo. Tecnología novedosa, cientos de elfos y los miembros de la familia Claus, todos ellos partícipes de este gran despliegue. Pero el problema llega cuando notan que olvidaron dar el regalo a una niña, por lo que el integrante más joven del clan, Arthur, se propone hacer hasta lo imposible para salvar la navidad. Los integrantes masculinos de la particular familia de Santa, cuyas riñas son las escenas más graciosas de la película, se componen por su padre, que antiguamente era dueño de la panza y la barba blanca, su hijo mayor que aspira a ser el próximo en portar el disfraz y su hijo menor, Arthur, que todos creen incapaz y torpe. Sin embargo, será éste último el único que se preocupe por la niña olvidada, mientras que los mayores consideran el hecho un error insignificante, ya que lograron acercar los regalos correspondientes a millones de hogares. No es la primera vez que una película trata sobre los misterios que rodean al protagonista de la navidad. Pero la directora Sarah Smith, y la asociación entre Aardman Animations - creadores de Pollitos en fuga (Chicken Run, 2000)- y Sony Pictures Animation, cargan al film con una cuota de humor que entretiene y un simpático protagonista que conmueve, a lo que se le suman los bien logrados efectos 3D. La pantalla ansiosa se viste de verde y rojo antes de tiempo, con la entrega de esta nueva animación que hace al espectador testigo del detrás de escena en el trabajo de Santa que, lejos de ser todopoderoso, necesita la ayuda de sus colaboradores, incluso del más joven y menos prometedor.
Para saber cómo es la Navidad... Luego de dos joyas como Pollitos en fuga y Wallace y Gromit: La batalla de los vegetales (largometraje inspirado en los célebres personajes que emocionaron y siguen emocionando en decenas de cortos), la productora británica Aardman -asociada con Sony Animation- dejó algunas dudas con Lo que el agua se llevó, aunque el resultado final fue bastante satisfactorio. Esas dudas crecen con esta nueva incursión de esa sociedad en la animación digital (Nick Park y Peter Lord fueron en su momento los grandes héroes del stop-motion) que arranca con cierto ingenio y capacidad de sorpresa (juega con la gran incógnita infantil de cómo hace Papa Noel para repartir decenas de millones de regalos cada Navidad en los puntos más distantes del planeta), pero que luego cede a la tentación de resolver todo a puro vértigo y con una acumulación de enredos no siempre logrados. Está presente durante todo el film la tensión entre tres generaciones de la familia de papanoeles (el abuelo ya retirado que vuelve al rubro, el padre ya cansado y a punto de abandonar y los hijos que se disputan el puesto) que genera cierta gracia y hay un indudable know-how a la hora de construir el entramado visual, pero más allá de la belleza de muchas de sus imágenes y de algunos chispazos de humor eficaces, se perciben en Operación Regalo demasiado minutos que no trascienden la medianía. Estamos ante una buena película, es cierto, pero que al mismo tiempo nos deja con gusto a poco, sobre todo para una factoría que nos ha bendecido con tantos pasajes de Gran Cine, esos que aquí sólo aparecen en cuentagotas.
Allá por el 2007 Sony Pictures Animation y la compañía Aardman sellaron un acuerdo de financiamiento, co-producción y distribución de films que recién ahora, cuatro años más tarde, recoge su primer fruto. Y lo hace con Operación Regalo, una película de animación digital que, manteniendo una gran calidad visual, se aleja de la arcilla y el stop motion con que el estudio se ha hecho mundialmente reconocido de la mano de Wallace & Gromit o Pollitos en Fuga. Justin Bieber inaugura la proyección con el innecesario estreno del video musical de Santa Claus Is Comin' To Town, algo que para quien no aprecia la música de la joven estrella no solo no prepara el ambiente sino que incluso puede generar mala predisposición. La palabra "marketing" pisa mal y fuerte mientras se presta atención a una producción que nada tiene que hacer delante de una película, que luego se comprobará tiene lo suficiente como para mantenerse sola, y se agradece que solo dure poco más de tres minutos. Pronto arrancará un film que desde su comienzo se destaca por un muy buen guión, dotado de altas dosis de un humor que, si bien tiene una orientación que por lógica es infantil, es efectivo para todo público. Aquí se percibe, más que la mano de la debutante Sarah Smith, el aporte del escritor Peter Baynham, curiosa elección para una película destinada a los chicos y que sin embargo acaba por ser más que adecuada. Guionista de trayectoria en la televisión británica junto al humorista Steve Coogan, entre sus últimos trabajos se cuentan Borat y Bruno, producciones políticamente incorrectas con el sello Sacha Baron Cohen que lo hacen, antes que nada, un hombre probado en la comedia. En el marco de la Nochebuena, una operación encubierta a escala mundial se pone en marcha para que todos los niños reciban sus regalos. Así se podrán ver logradas secuencias en las que elfos entrenados despliegan tácticas propias de Misión Imposible para que las entregas se hagan en tiempo y forma. Cuando el procedimiento concluya y la base de datos reporte que hay una niña en el mundo que no ha obtenido su presente, el Arthur Christmas del título ejecutará otro plan, uno que lo lleve por todo el mundo con una bicicleta en las manos, comprometiendo el secreto de la maniobra navideña. De esta forma se desarrolla una historia divertida y disfrutable en todo momento, un pase de antorcha generacional dentro de la dinastía Claus de lo viejo a lo nuevo que se traduce en pantalla como un film ágil que recupera la tradición para un relato moderno. Es también una película que pierde mucho de la originalidad de esa operación secreta en la clásica idea de reencontrar el verdadero significado de la Navidad, lo que implica que desde el primer minuto se conozca su final y el destino de cada uno de sus animados protagonistas. Fuera de esto es una realización muy lograda, cuyo principal premio es el de romper con la idea de producto navideño y convertirse en un film para cualquier ocasión.
Antes que nada quiero expresar que es un golpe bajo y macabro hacia el espectador la idea de la compañía Sony de incluir, antes de la película, un video completo de Justin Bieber (la mediocridad y estupidez encarnada en un ser humano), quien destruye una clásica canción navideña con un horrible cover. Entiendo que lo dictan las reglas del marketing y el mercado pero escuchar a este mamerto en un cine es una experiencia insufrible. Tendrían que exhibir el clip únicamente para las fans después de los créditos finales. Por suerte Operación Regalo es una excelente propuesta de animación que enseguida logra borrar de tu mente el mal trago. Los Estudios Aardman una vez más sorprenden con otra gran producción, que en este caso sobresale como una de las mejores historias de navidad que se contaron en los últimos años. La mayor virtud de este film reside en el excelente guión de Peter Bayhham (uno de los responsables de Borat) y Sarah Smith, que combinó a la perfección una emotiva historia navideña con situaciones disparatadas y diálogos desopilantes. Es esa clase de películas donde los más chicos se pueden entretener con una gran propuesta familiar, pero lo adultos también se pueden reír con las reacciones de algunos personajes que son fabulosas. Operación Regalo presenta una original explicación de cómo Papá Noel entrega todos los regalos en una noche desde hace décadas, que está muy bien desarrollada, y no deja de ser una sátira de toda la mitología que existe alrededor de la Navidad. Lo que hicieron con el Santa Claus abuelo es excelente y se roba más de una escenas con líneas maravillosas. La directora Sarah Smith es una artista con mucha trayectoria en la comedia británica que llegó a trabajar con Simon Pegg (Paul) e inclusive fue guionista de una gran serie de animación como fue Bob y Margareth. En esta película se nota la experiencia de los realizadores en el campo de la comedia y esa es una de las grandes sorpresas de este film, que resultó mucho más gracioso y divertido que lo que prometían los avances. Los Estudios Aardman son reconocidos por su trabajo en la animación stop motion con plastilina, donde brindaron producciones magníficas como Pollitos en Fuga y Wallace y Gromit. En este caso desarrollaron la película íntegramente a través de la animación computada y la verdad que hicieron un muy trabajo. Sin embargo, Operación Regalo sobresale por su guión y los personajes que son muy divertidos. No puedo dejar de mencionar el excelente doblaje latino donde se distingue Jesse Conde (el señor Cara de Papa de Toy Story), un gran veterano de este arte que la rompe en el personaje del abuelo Papá Noel y Noé Velázquez como la duende Byrony. Una gran película de animación que se destaca entre los estrenos de este año dentro del género.
La Navidad de los locos Christmas Llena de detalles infinitesimales y con un guión que aprovecha hasta el último rincón para meter toda clase de chistes, acotaciones y observaciones, la producción del sello británico Aardman avanza a toda marcha y sin distracciones. La Navidad viene cada año más apurada. Con un mes de anticipación se estrena esta película de animación producida por el sello británico Aardman, creadores de Wallace & Gromit, Pollitos en fuga y otras joyas de la animación. Menos libre que aquéllas, más atada por el lastre que representa reproducir por millonésima vez la mitología tradicional navideña –el barbudo, la nieve, el carro volador, los renos, los elfos, etc.–, Operación regalo (Arthur Christmas, en el original) se las arregla para parafrasear, ironizar y renovar esa colección de clichés nórdico-globales. Aunque no llega a subvertirla, claro: es como si la película coescrita y dirigida por la debutante Sarah Smith, producida entre otros por el gran Peter Lord (creador de W & G) y David Sproxton apuntara al mismo tiempo a un público tradicional y otro más “piola”, tanto de niños como de sus papás. Todos obtendrán su regalo. Un Polo Norte con banderas de países angloparlantes y una Navidad en la que los elfos se comportan como miembros entrenadísimos de un grupo SWAT, comandado por un milico de uniforme camuflado, hacen temer lo peor, al menos en términos ideológicos. Las banderas quedan, pero el milico –que es también un tecnócrata cuadrado y obsesivo– no será el malo de una película, que no los tiene, pero sí lo más parecido a un objeto de burla. Suspiro de alivio, y a seguir. Más allá del costado tecno-moderno (una nave madre como la de Encuentros cercanos, en lugar de carro tirado por renos; equipamiento como de Misión: Imposible; base de control como la de Star Trek), lo más interesante de Operación regalo, por el modo en que acota un poco la figura-cliché del gordo de barba y gorro rojo, es que papanuel es acá miembro de una familia, los Christmas, que son como una dinastía real. Interesante no tanto por su esposa, típica ama de casa británica, sino por la latente disfuncionalidad que la familia Christmas alberga. El Santa en ejercicio acaba de cumplir setenta años en el cargo, ya no quiere saber más nada con el uniforme colorado y su hijo Steve (el milico tecno) se desvive por sucederlo, ante las crueles cargadas del abuelo, que lo odia, y la no menos cruel segregación de Arthur, hermano menor, a la burocrática función de respondedor de cartas de niños. Un error de Steve pondrá entre paréntesis su ambición sucesoria y llevará al abuelo (típico viejito piantado) y a Arthur –fóbico, desvalorizado y sensible, no por nada es el héroe de la película– a intentar una reparación. Para ello el abuelo desempolvará el viejo equipo (el carro, los renos, el polvo mágico para levantar vuelo) y junto con Arthur y una elfa, convencida de que no hay problema que no se resuelva con un buen packaging, deberán llegar hasta Trelew (pero Trelew en Cornwall, Inglaterra) en tiempo record, para entregar un regalo faltante antes del amanecer del 25. Siempre y cuando Grand Santa emboque la ruta correcta y no vaya a parar a México o el Africa ecuatorial, que es lo que en verdad sucede. Llena de detalles infinitesimales y con un guión que aprovecha hasta el último rincón para meter toda clase de chistes, acotaciones y observaciones, Operación regalo avanza a toda marcha y sin distracciones. Casi como la militarizada operación de entrega de regalos inicial. Si ese avance incesante y la obsesión por el detalle la asemejan a una película Pixar, la batería de chistes –llamada a producir un feedback ininterrumpido entre platea y pantalla– la aproxima al modelo Dreamworks. Pero difícilmente una película Dreamworks tenga escenas tan buenas como una del comienzo, en la que todo el operativo de reparto queda pendiendo de un hilo –culpa de un niño despierto, cuando no debería estarlo– o ideas tan excéntricas como la de reemplazar un reno caído con uno de metal, arrancado de un cartel. La evidente intención de darle a la película una hipervelocidad hollywoodense tiende a generar, en algunas escenas de acción, un atropellamiento de planos tan cortos que –como en Transformers y otras de Michael Bay– en ocasiones se dificulta la comprensión de las escenas. Voces tan icónicas (y británicas) como las de Hugh Laurie, Jim Broadbent, Bill Nighy e Imelda Staunton quedarán, con suerte, para la edición en DVD: en cines argentinos, Operación regalo se estrena en 35 mm y 3D, pero sólo en castellano.
Esta fábula navideña nacida en la misma fábrica de Pollitos en fuga parte de uno de los misterios que más inquietan a los chicos curiosos respecto de la condición prodigiosa de Santa Claus. ¿Cómo hace el barbudo y campechano grandote vestido de colorado para pasar durante una noche sola por las casas de todos los chicos del mundo -ni uno menos- y depositar en cada una el regalo esperado? Su trineo y los renos que lo arrastran pueden ser capaces de cualquier hazaña, pero tanto como cubrir todos los itinerarios posibles del planeta en las escasas horas que dura una noche parece demasiado. Gwen, una chiquita inglesa de un pueblito llamado Trelew que no está en Chubut, no duda de la existencia de Santa, pero está intrigada por el asunto; por eso se lo pregunta en la cartita que echa al buzón. Y así, gracias a Sarah Smith y a la imaginación de los animadores, nos enteramos de la verdad: Santa Claus existe, pero cuenta con un ejército high tech , un centro de control digno de la NASA que dirige las operaciones desde el Polo Norte y una infinidad de batallones de duendes asistentes, entre ellos el de los empaquetadores, que todo lo resuelven con sus rollos de papel colorido y sus cintas y moños. Pero no faltan los problemas. Por ejemplo, porque Santa ya está cerca del retiro y porque sus dos hijos son bien diferentes: el mayor, Steve, un tecnócrata ambicioso y algo soberbio, está ansioso por heredar el cargo; el menor, Arthur, es un poco torpe pero tiene un corazón tan grande como cabe esperar de un auténtico Santa Claus. Será él (acompañado por el abuelo jubilado y gruñón y por una duende superdotada) quien haga lo imposible para reparar el gran error que la organización ha cometido en esta Navidad: han olvidado visitar a una nena, justamente Gwen, y hay que llegar a tiempo con la bicicleta pedida antes de que salga el sol. Más allá de alguna intermitencia, la historia tiene dinamismo, humor y ternura suficientes para entretener a los chicos, pero también inteligencia para sugerir apuntes sobre la realidad del mundo en que vivimos -los problemas familiares, la competitividad, la deshumanización del trabajo, la transformación de la pequeña empresa familiar en una gran corporación que todo lo mide en estadísticas, entre otros- sin afectar el espíritu jovial del relato ni su encantadora sencillez. La animación 3D exhibe abundantes aciertos, sobre todo al comienzo, y también es destacable la concepción de los personajes, entre los que vale anotar al gracioso patriarca de la familia y a la convencional y tierna mamá.
Aquí está la verdad, toda la verdad Los responsables de “Wallace & Gromit”, y Papá Noel. Quién más, quién menos, al terminar el Jardín de infantes o entrar a la primaria, todos comenzamos a preguntarnos cómo hace Papá Noel para estar casi a la misma hora en todos los hogares en Nochebuena. Por suerte, Operación regalo nos cuenta la verdad detrás de la historia, así podemos de una buena vez olvidarnos de las mentiras que nos contaba algún compañerito, eso de que Papá Noel y los Reyes Magos eran los padres. Nada más alejado de la realidad. La gente de Aardman, los creadores de Wallace & Gromit , pero aquí sin apelar a la stop motion animation , sino a la animación convencional, revelan toda la evidencia. Los Noel son una dinastía, claro. Por eso Papá Noel siempre es grande y con barba. El título se va pasando de generación en generación. Y en la actualidad, Papá cuenta con la ayuda de dos de sus hijos, Arthur, que lee las cartas que le envían los chicos, y Steve, que viste casi como militar y es el encargado de que el ejércitos de duendes que trabaja para los Noel fabrique, envuelva y entregue todos los regalos en tiempo y forma. Pero... Por un error, una niña está a punto de ser la única en quedarse sin su bicicleta, y allí las posiciones que asuman el abuelo, papá y los hijos los colocarán ante un desafío. ¿Es sólo un porcentaje ínfimo, como dice Steve, entre millones de entregas, o es una catástrofe, como creen Arthur y el abuelo? Papá está camino al retiro, y prefiere irse a dormir... Lo que regala Operación regalo es un mensaje, en el fondo, de esperanza, de amistad, de lo bien que hace sentirse realizar una buena obra. Los responsables de Aardman, en definitiva, lo hacen, y más importante que si el 3D está mejor o peor aprovechado está la historia, el soporte que hace que la película sea divertida y llevadera. Porque Arthur, que siempre ha sido relegado por incompetente, o distraído, es el del corazón más grande, y el que se gana la atención de los chicos en esta simpática comedia familiar. A los mayores: habrá que esperar a la edición en DVD para escuchar las voces de James McAvoy (Arthur), Hugh Laurie (Steve), Jim Broadbent (Papá), Bill Nighy (el abuelo), Imelda Staunton, Eva Longoria o Joan Cusack, porque todas las copias están dobladas al caste llano. ¿En qué hablará Papá Noel?
Una misión imposible ¿Un dilema epistemológico? ¿Cómo es posible que Santa Claus pueda entregar miles de regalos al mismo tiempo? ¿Cómo se las arregla para responder a la explosión demográfica exponencial? La voz en off de una niña expresa un par de objeciones lógicas, y su escepticismo precoz es comprensible en tiempos de Google: guardar un secreto y sostener un mito global en pleno siglo XXI no es sencillo. Pero Santa es real, dirá el joven Arthur, hijo del mismísimo Santa, cuya ocupación en el Polo Norte es responder las cartas de todos los niños del mundo. No es un dato menor su actividad. La correspondencia a mano se contrapone con la neurosis obsesiva de su hermano mayor, Steve, que dirige los procedimientos de entrega de su padre como si se tratara de una misión castrense en Irak con tecnología de punta. En efecto, los agentes duendes que trabajan en el tema parecen de SWAT y la sala de operaciones recuerda a una oficina del Pentágono. El nudo narrativo es doble. El problema evidente es enmendar un error imprevisible: en las entregas correspondientes a la Navidad en curso una niña quedó sin juguete, y quedan unas horas antes de que despierte para intentar solucionarlo. Ni Steve ni Santa parecen tener la voluntad para hacerlo. ¿Cinismo? ¿Monotonía? Serán Arthur y su abuelo, un ex Santa, quienes en vez de viajar en la S1, una nave espacial gigantesca, desempolvarán el viejo trineo de madera y reclutarán a los renos de carne y hueso para cumplir con la misión navideña. Un poco de polvo mágico de la aurora boreal es suficiente para que se convierta en un trineo bala. El otro problema latente es la sustitución inminente de Santa. ¿Quién será el heredero? La productora inglesa de animación Aardman, responsable, entre otras grandes películas, de Pollitos en fuga, es garantía de lucidez lúdica y un uso libre de la imaginación, pero Sarah Smith no es ni Peter Lord ni Nick Park (que producen el filme). Un pasaje en el que leones, elefantes y hienas desafían la gravedad con los renos y un gag magnífico sobre la confiabilidad de los GPS remiten a lo mejor de la casa, pero, en asociación con Sony Animation, la agenda parece ser otra, lo que explica el insólito preámbulo: un video musical de Justin Bieber. En las antípodas de la filosofía del Grinch, la Navidad es aquí un valor eterno de la humanidad y Santa es "el mejor hombre del mundo". Aprender a creer en el mítico Nicolás de Bari es una preparación indirecta para dar un salto de fe mayor. Los niños esperan regalos, los adultos milagros.
VideoComentario (ver link).
Un lindo regalo de Navidad para chicos Agradable cuento de Navidad, y, más aún, agradable cuento de una empresa familiar dedicada a los regalos de Navidad, esta nueva aventura de la factoría británica Aardman Animations, la de «Wallace & Gromitt» y «Pollitos en fuga», se juega ahora su primera experiencia de un largo en 3D, el debut cinematográfico de una directora de series televisivas, y la asociación con otra empresa norteamericana. Por suerte esta gente tiene la vaca atada. Tras la experiencia con Dreamworks para «Lo que el agua se llevó», los de Aardman se prueban ahora con Sony Pictures Animation, que figura a la cabeza de algunos créditos, pero tiene menos cabeza para hacer cosas lindas. En cambio, maneja el mercado y los fondos suficientes como para que un equipo enorme dibuje los fondos, y otro equipo enorme desarrolle los relieves que van adelante, y todos lleguen contentos a fin de mes con un solo trabajo. Quienes también llegan contentos a fin de mes en esta película, y más aún a fin de año, son los Noel. Abuelo retirado, padre a punto de retirarse, esposa dedicada al hogar, hijo mayor eficientista y engrupido, hijo menor ineficiente y animoso, empleados militarizados enteramente dedicados a la empresa (les llaman elfos, aunque también les caben otros calificativos), y renos, que ya estarían disfrutando merecidamente su retiro, si no fuera porque el deber los llama nuevamente a la acción, como en los viejos tiempos. Algunos caerán en acción, pero no hay que llorarlos demasiado. Tampoco hay que llorar por la niñita que espera su regalo olvidado, ni por alguna pequeña caída en el relato, algunas guarangadas inhabituales en el viejo cine navideño (el coguionista es Peter Bayham), o la inexperiencia de la directora Sarah Smith, que pasó de la pantalla chica a la 3D más grande sin escalas, pero asesorada por Barry Cook, hombre formado en el departamento de efectos visuales de la Disney. Otro artista de peso para apuntalarla es el ruso Eugeni Tomov, mano derecha de «Despereaux» y «El ilusionista», que acá dirigió el diseño de producción. Y por encima de todos, como productor ejecutivo, el number two de la Aardman, el petiso Peter Lord. Con semejantes tipos, dirigir es un regalo. Y la película también es un lindo regalo, aunque haya que pagar la entrada.
El hijo de Santa Claus Llegó el momento de enterarse ¿Cómo entrega Santa Claus todos esos regalos en una sola noche?. Y la respuesta viene de la mano de la familia Claus y un grupo de duendes equipados con la más alta tecnología. Hasta donde se conocía, el héroe de las Navidades habitaba en el Polo Norte y con su grupo de elfos que se encargaban de la fabricación y distribución de regalos alrededor del mundo. Pero este film va más allá de eso y muestra quiénes son los Claus, cómo viven, cómo logran entregar los juguetes a tiempo y, por sobre todo, que también tienen sus egos. Cada operación regalo tiene un margen de error que se considera "aceptable" si uno de los 600 millones de niños que tienen que recibir un regalo de Papá Noel en Navidad se pierde. Aunque para Arthur, el Claus más joven e inexperto, eso no es posible. Arthur Claus ejecutará su primera misión (sin autorización) con la compañía de su abuelo y un duende empacador, el desafío: entregar el regalo antes del amanecer de Navidad. La película posee dinamismo y resulta vertiginosa a la hora de los vuelos, con un arranque al estilo Misión Imposible y un final acorde a las circunstancias, Arthur dejará encendida la luz y el espíritu de la Navidad en los niños. Operación Regalo llegó antes de las fiestas, pero a tiempo para creer en ellas.
Imágenes de una Navidad global El filme nos muestra el "backstage" de la entrega de los regalos de Navidad en todo el mundo por Santa Claus. El vive en el Polo Norte, con miles de pequeños duendes, que se ocupan de envolver los juguetes y llevarlos a su destino, siguiendo un complicado mapa de direcciones de los chicos de todo el mundo. Santa forma parte de la familia Claus. Una serie de cuadros en la casa muestran distintas generaciones desde la época de San Nicolás. Al frente de la operación está Steve, el hijo mayor de Santa, que dirige la gran base espacial, donde trabajan miles de elfos y en la que también viven Santa, su señora Evie, el abuelo, jubilado ya en su condición de Santa Claus y el pequeño Arthur, algo distraído y poco amante de la tecnología como el abuelo, pero muy preocupado por la misión que les fue encomendada. Arthur se ocupa de recibir las cartas de todos los niños del mundo, que piden cosas para Navidad y entablar con ellos una cálida relación epistolar. Porque Arthur es puro corazón y responsabilidad. CARTA OLVIDADA Por eso, cuando queda una carta olvidada con su pedido, Arthur se enloquece, la autora de la carta es una nena de Nueva Zelandia, de la ciudad de Trelew y Arthur decide llevar el regalo, sea como sea. Su abuelo, disconforme con tanta tecnología y trineo reemplazado por nave espacial, saca su viejo transporte, apronta los renos y le agrega su viejo animal, retirado en antiguos establos y fiel compañero en otras épocas. El abuelo se embarca en tamaña aventura para demostrar a la familia que un carromato desvencijado y un anciano es capaz de cumplir su misión tan bien como la moderna nave espacial que se ocupa ahora de las entregas. La producción de Sony Pictures Animatorn se ensambló con la prestigiosa firma inglesa Aardman, conocida por su diseño de filmes con stop motion ("Pollitos en fuga", "Wallace & Gromitt"). Más allá de lo impecable de su técnica, de las bellas imágenes generadas por computadora en 3D, y su logrado diseño de producción, "Operación regalo" reúne generaciones familiares y tecnológicas, que luchan cada cual a su manera para concretar el espíritu de la Navidad. Viejos con energía, niños ansiosos por cumplir y ayudar, firmes creyentes de la Navidad. Más allá de alguna "gaffe" que asocia México con la Argentina, la película de Sarah Smith reúne los ingredientes de una divertida comedia familiar. Personajes simpáticos y creíbles, los Claus pueden ser los Morgan de Inglaterra, los López de la Argentina, o los Alonso de España y a ellos les agrega hermanos distintos, diferencias entre el abuelo y su hijo, ciertas depresiones por el retiro laboral y el espíritu de las Fiestas. Un filme para disfrutar.
En realidad, es una pena que los estudios Aardman hayan dejado de lado la bellísima realización de films en plastilina –que ha sido lo que les ha dado fama gracias, en gran medida, a los personajes de Wallace y Gromit– para volcarse al digital, aunque se dice que volverán a los muñequitos en breve. De todos modos, lo que no han perdido es la capacidad para construir personajes creíbles y encantadores, y narrar con precisión. Este film forma parte del género “cuento de Navidad”, un auténtico riesgo: hay tantos films de este tipo que puede caerse en la repetición y el lugar común. Por suerte, se logra aquí una vuelta de tuerca, y la película es en realidad una crítica a la producción en serie, a las lógicas de la industria y a cómo esto diluye lo que es en el fondo trascendente y universal. En la noche de Navidad, un regalo no se entrega y Papá Noel y su gerente consideran tal cosa una pérdida “aceptable”. Pero un personaje piensa que es grave que cierta niña no tenga su regalo, lo que implica entonces una carrera contra el tiempo para entregarlo. Las peripecias no carecen de inventiva y el diseño general de la película es de un enorme atractivo, lo que permite al espectador ingresar en la historia con absoluta transparencia. En ese punto, este cine deja de ser infantil para tornarse universal. Es cierto: no carece tampoco de trivialidades y de una duración quizás excesiva para la anécdota que desarrolla. Pero, de todos modos, resulta un film digno de sus productores.
Dilemas de familia Una de las situaciones más gratificantes como espectador es la ocasional sorpresa que el medio nos puede deparar, esos instantes en los que se descubre una pequeña maravilla cuando los ropajes tradicionales del subgénero no prometían mucho que digamos (superar los prejuicios y entrar a la sala no es tan difícil después de todo). Por fin estamos ante un film navideño que utiliza dicho contexto de forma inteligente, no para ensalzar el espíritu de siempre sino más bien con vistas a exponer la dinámica de una familia disfuncional como pocas, hablamos específicamente de la “dinastía Claus”, los rectores del Polo Norte. La historia nos presenta un panorama bastante singular, con un desarrollo de personajes francamente extraordinario: el actual Santa, una suerte de figura simbólica encargada de poner la cara cada 25 de diciembre, tiene dos hijos con temperamentos opuestos, Steve es el líder ejecutivo y ha montado una estructura paramilitar/ tecnocrática mientras que el atolondrado Arthur se siente muy feliz en la “división cartas” respondiendo con una enorme dedicación los pedidos de los niños. Cuando por cosas del destino quede un regalo sin entregar, él será el único interesado en llevar el obsequio a la pobre chiquilla en cuestión. Para ello decide partir en una misión con un equipo desconcertante a más no poder, una exquisita selección de secundarios que -como suele ocurrir- se terminan comiendo la película al sobrepasar en buena medida el encanto del protagonista: en el infaltable trineo de madera lo acompañan Bryony, una diminuta e hiperquinética elfa de la “división envoltorios”, y el Abuesanta, el nono del clan que tiene a un reno añoso como mascota y disfruta de lo lindo criticando férreamente la pasividad de su hijo y la modernización que implementó Steve (estadísticas varias, protocolos y hasta una nave espacial de por medio). Se podría afirmar que en términos prácticos Operación Regalo (Arthur Christmas, 2011) combina la progresión general de la olvidada Santa Claus: la película (1985) con algunos de los tópicos de Lluvia de Hamburguesas (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009), la otra joyita reciente de animación de la factoría Sony. Nuevamente se hace explícita la imperiosa necesidad de construir un relato aceitado a la hora de encarar una propuesta ATP de estas características, el camino contrario pasa por la exaltación del apartado visual a la DreamWorks en desmedro de la trama, ese bello “detalle” que le da unidad al conjunto. Hoy la responsable absoluta es Sarah Smith, aquí en su primer proyecto cinematográfico luego de más de una década de experiencias televisivas: también a cargo del guión en colaboración con Peter Baynham, la realizadora aporta frescura a una temática por demás remanida, evita la típica fábula aleccionadora, incorpora una infinidad de chistes eficaces y especialmente ofrece una mirada adulta acerca de los dilemas hogareños que no descuida al público infantil, respetándolo al obviar toda idiotez y/ o atajo estéril. Con personajes multidimensionales y una fluidez increíble, no podemos más que agradecer este presente…
La trama secreta de la Navidad Es probable que quienes saben que en esta producción están involucrados los creativos de Aardman, esperen encontrar en el filme el nivel de excelencia mostrado en títulos inolvidables de esa factoría como "Pollitos en fuga" o "La batalla de los vegetales". No es así; por un lado, la técnica utilizada en este filme es la de la animación digital y no la de "stop motion". Por otro lado, no están presentes los queribles personajes que la productora inglesa inmortalizó a través de inolvidables cortos: el inefable Wallace y su genial perro Gromit. Entonces, esta película que dirigió Sarah Smith está más cerca de "Lo que el agua se llevó" que de cualquiera de las que protagonizan los entrañables muñecos de Aardman. Y no es poca cosa. Lo mejor del filme está en el primer tramo del relato: la presentación de la sofisticada sede polar que comanda la familia Claus (Santa, sus dos hijos y el anciano Abu Santa, ya retirado) y que integran millares de pequeños y diligentes duendes resulta más que prometedora. Y en la descripción del operativo milimétrico (a bordo de una nave que recuerda a la mítica Enterprise de "Viaje a las estrellas") gracias al cual miles de millones de niños reciben su regalo en todo el mundo, están los momentos más logrados de la narración. Después las cosas se complican; Arthur, el menor de los hijos de Santa (que se ocupa de contestar las cartas de los niños) se empeña en entregar el único regalo que quedó olvidado. Lo hará utilizando el viejo trineo tirado por renos que usó su abuelo y que hoy está arrumbado como un trasto viejo, y provocará múltiples trastornos en su intento. Al mismo tiempo, logrará revalidar el auténtico espíritu navideño, algo relegado en medio de tanta tecnología. Demasiadas complicaciones en la trama, un ritmo vertiginoso y un lenguaje visual un tanto abigarrado le restan puntos al producto; sin embargo, es cierto que muestra tramos de gran belleza y chispazos de humor, entregados en una realización impecable.
Es una aventura protagonizada por la familia de Papá Noel que apunta a conquistar a grandes y chicos. “Operación regalo 3D” se basa en un legado que le permite a la familia Noel repartir, hasta en el último rincón del mundo, los regalos de Navidad —aunque sólo se trate de una aspiración, ya que lamentablemente no es una realidad que cada chico reciba un regalo—. Una alarma se enciende en el sistema de distribución cuando se pierde el regalo de una nena. Mientras el viejo y gruñón Papá Noel supone que el colapso es total, su hijo menor se empeña en entregar el regalo faltante para cumplir con todos los pedidos, pero la tarea es compleja. Una película que no explota las grandes posibilidades del sistema 3D, pero aún así resulta un agradable entretenimiento.
Cuenta la leyenda que los productores de la exitosísima saga de Wallace & Gromit (Aardman Studios) hace unos años decidieron generar un acuerdo con Sony Pictures para apoyarse, compartir ideas y distribuir productos. Esperabamos con ansias el primer producto de esa unión y ha llegado a nuestras playas. "Arthur Christmas" parece un típico de esos productos mediocres de animación que se estrenan para estas fechas pero no. Afortunadamente, es algo más que eso. Es una buena película. De principio a fin. El castigado género infantil ha poblado los anaqueles de los videoclubes con titulos sin nivel referentes a la Navidad, por lo que a priori, uno va con miedo a internarse en la sala. Munido de mi hija y con un nutrido contrabando de golosinas, nos animamos a ver que proponía esta cinta. Vimos la versión doblada, así que como con Happy Feet, la riqueza de las voces originales (grandes actores en serio), brilla por su ausencia, cosa que no nos predisponía de la mejor manera, pero bue... "Operación regalo" es la historia de una familia muy especial. La de Santa Claus. Durante muchas generaciones, los hombres de la misma se han ido pasando la misión sagrada de entregar regalos a los niños en la madrugada del 25 de diciembre. El actual, luce cansado y desmotivado. Está grande y el retiro se acerca, sus reflejos y sus luces no son las mismas de otras épocas y si no fuera por el soporte que tiene, la tarea de Navidad, nunca se podría llevar a cabo. Organiza el equipo, Steve, quien espera que el actual Santa se retire y le de su lugar. El se encarga de manejar los hilos para las complejas entregas que se hacen en todo rincón del globo. Coordina un equipo enorme de duendes que asisten al rey de la Navidad para que las cosas se hagan en tiempo y forma. Arthur, nuestro héroe, vástago voluntarioso del mandamás, se esfuerza por acompañar la tarea, pero se destaca por su torpeza para todo, con lo que se queda afuera de la gran actividad nocturna del 24 merced a su ineptitud. Pero como nadie es perfecto, algo sale mal y un regalo queda sin entregarse. Una niña en una lejana ciudad llamada Trelew espera el mismo, pero todo indica que no lo recibirá. Cuando Arthur se percata de lo que sucede, un duende (Bryony) cuya especialidad es envolver regalos, le indica que la tarea podría llevarse a cabo. Esto se potencia cuando su abuelo, de ciento y pico de años, ex Santa retirado de la actividad, desempolva el histórico trineo y lo invita a cumplir con lo que el espíritu navideño dicta: que todos los chicos reciban su regalo. La película arranca con todo (la secuencia inicial que muestra el despliegue táctico de la entrega es magnífica) y si bien después se va quedando, lo cierto es que logra conciliar el interés de los pequeños de la familia con alguna escena que el público adulto agradece (todas las referentes al uso de la tecnología, por ejemplo). Sí percibo que quienes más la disfrutarán, son los chicos de menos de 8 años, que se fascinarán espiando la "maquinaria" que se mueve cuando ellos duermen esa noche y esperan su regalo. Los grandes esbozamos sonrisas cuando vemos el conflicto generacional que sostiene la trama: en una empresa familiar, estas cosas pasan! "Arthur Christmas" tiene el estilo de los episodios que produce Aardman Studios y a pesar de no ser de gran factura técnica su realización (incluso en 3D), el film se disfruta sin mayores complicaciones. Sí creo que la extensión es un poco mayor de la esperable para este tipo de productos y que se debería haber estrenado más cerca de la Navidad. No la veo llegando con aire para esa fecha (en cantidad de salas). Ojalá que si.
Una Navidad posmoderna Como bofetada a todas las cursis películas de Navidad llega Operación regalo. La gran pregunta antes de verla era: ¿podrán actualizar a Papá Noel sin sacarle la mística a la Navidad? La respuesta fue: sí. Desde una visión más renovada y tecnológica, Sarah Smith demuestra que se puede hacer una película interesante y divertida sosteniendo algunas cosas del pasado e incorporando ese toque 2.0. Y sí, Papá Noel ya quedaba viejo y con el crecimiento exponencial de la población mundial era muy poco creíble que llegara a todas las casas solo. Operación regalo muestra cómo el Polo Norte se organiza mediante un escuadrón de duendes y tecnología de última moda para poder hacer la Navidad perfecta, que cada niño reciba el regalo que pidió. Para esto, además del entrenamiento y ayuda de los duendes, Papá Noel debió modernizarse dejando atrás el viejo trineo para empezar a lucir una gran nave espacial. No más renos ni polvo mágico en el 2011 2.0. Sarah Smith cuenta que ser Papá Noel es una herencia familiar con lo cual eso cubre las intrigas de los niños que preguntan cuántos años tendría si fuera siempre el mismo y si él alguna vez dejaría de existir. El Papá Noel de esta Navidad tiene dos hijos, dos futuros herederos del título, el mayor aficionado a la tecnología y Arthur, un sentimental amante de todo lo navideño. Después de una Navidad perfecta, se dan cuenta que un niño ha quedado sin regalo. Allí desembocará una gran aventura que vinculará el pasado con el presente y hará rever todo lo que se hizo hasta el momento. El film resulta muy simpático porque plantear una Navidad tecnológica resulta muy alocado. Pero a su vez es muy impresionante ver cómo el guión no subestima para nada a los chicos. Se sitúa al espectador en un mundo real, fuera del “din don dan din don dan esto es Navidad”, para decirle que hay guerras entre los países y un mundo realmente feroz que atenta contra la afectividad de la entrega de regalos. La innovación también está con lo cómico de la película y lo bizarro. Esto hace que sea muy divertida tanto para los chicos como para los adultos. Los detalles son muchísimos, realmente interesantes. Inclusive la lógica de armar un escuadrón de duendes es alucinante. Ver el entrenamiento para envolver regalos es muy cómico, así como también la obsesión de los duendes de obedecer a la familia de Papá Noel. Hay una crítica visible a la tecnología y la falta de sentimiento de todas las tareas que reemplaza del hombre sin darles el mismo toque. Arthur y su hermano tendrán que aprender que uno no puede ser sin el otro. La tecnología es eficiente siempre y cuando no deje de ser vigilada por el hombre y no se ponga en sus manos los sentimientos. Operación regalo es un propuesta interesante para toda la familia. Bienvenidos a la última tecnología, al mundo moderno. Pero siempre mirando nuestro pasado y vigilando a la ciencia, porque puede llevar a la destrucción del ser humano. Una película con mucho sentimiento posmoderno.
Cálido mensaje navideño a partir de un imaginario árbol genealógico de Santa Claus Cuando viene llegando la época de navidad, los que hace rato peinamos butacas sabemos de la avidez de Hollywood por explotar la fecha con la mayor cantidad de productos alusivos posibles, entre los cuales están las películas alegóricas al hombre del trineo que reparte regalos a los chicos de todo el mundo, a sola condición de haberse portado bien. Ya es incontable la cantidad de producciones que se han realizado sobre este tema, por ende cierto respetuoso escepticismo es normal. Dos cosas están desde hace años instaladas en el inconsciente colectivo de los espectadores del mundo. Si es una producción estadounidense sobre la navidad que incluye a Papá Noel reúne dos requisitos excluyentes: ponderar el inmaculado espíritu navideño y terminar bien. Respetando esta base habrá que ver como arreglárselas para ser original, mi amigo, porque hasta las oscuras “El Grinch” (2000) y “El Extraño Mundo de Jack” (2005) cumplían los dos preceptos con creces. ¿Cómo recibir “Operación regalo” entonces? Bien. Muy bien. Porque los guionistas Peter Baynham y Sarah Smith se tomaron el trabajo de escribir hasta reinventar (aunque sea un poco) el cuento que conocemos todos, meterse dentro de la familia de Santa Claus humanizarla, y dejar el mensaje navideño desde el pintoresco árbol genealógico que imaginaron. Desde el punto de vista de las relaciones, la familia Claus (o Noel, o todos los etcéteras, según la región del mundo) no pasa por un buen momento. La “cámara” recorre un pasillo con retratos del linaje mostrando a los grandes gestores de mañanas felices en todos los chicos del planeta. A medida que el recorrido avanza se aprecia en los cuadros cierto deterioro en la impronta de cada cogeneración, hasta llegar a la actualidad con un Papá Noel que denota cierta actitud de desidia, con dos hijos: Arthur y Steve. El primero, un soñador torpe y enclenque, envuelto en la maroma de cartas escritas por los niños del planeta, dispuesto a responder una por una reivindicando la leyenda. El otro, es mucho más expeditivo, totalmente globalizado, ideológica y tecnológicamente hablando. Steve piensa la navidad como misiones que conjugan empresa y acción militar para entregar los regalos, aún si esto implique algún daño colateral como olvidar una entrega. En el margen de error menor a X, reside el éxito navideño. Momento de establecer el sano conflicto. Un accidente en la operación nocturna deja a una niña sin regalo, lo cual dispara el enfrentamiento ideológico entre hermanos. Steve piensa que se puede compensar con un delivery tardío (pero sin magia) del presente navideño. Para Arthur es inadmisible que un niño despierte un 25 de diciembre sin recibir nada. Mientras tanto, Papá Noel se debate entre lo senil y lo moderno, sin entender demasiado. El único que parece tenerla clara es el “Abuelo Noel”, quién a pesar de su avanzada edad tiende a seguir respetando la tradición; de modo que la cuestión se trata de cumplir con la niña yendo a contra reloj (a dos horas del amanecer). Todo es atemperado por la Señora de Noel, quién parece tener el alma más noble de todas al darle el lugar a cada uno, y en claro que su marido es quién debe decidir cuál de sus hijos vestirá el traje de ahora en adelante. El realizador con inteligencia desarrolla una aventura realmente entretenida para que el regalo olvidado llegue a destino, tratando de anteponer lo artesanal de la navidad por sobre la vorágine tecnológica que envuelve al planeta Tierra por estos días. Los guionistas no dejaron nada al azar, por eso la historia transita con mucho humor esta comparación de épocas y generaciones, permitiéndose momentos de juegos de comedia realmente logrados. ”Operación regalo” funciona como una producción para toda la familia que no se queda en lo anecdótico, sino que deja un lugar a la reflexión. Parar un poco la pelota a fin de ver realmente cuáles son los valores de mantener la fantasía por el tiempo que sea necesario. Los personajes logran una credibilidad notable gracias a los excelentes trabajos del doblaje (en lo que concierne al estreno en la Argentina), y una edición vertiginosa de John Carnochan y James Cooper, quienes se toman su tiempo cuando el guión demanda pausas necesarias para construir la relación entre los integrantes de la familia Claus. Una realización ideal para llevar a los chicos, sobre todo si surgen preguntas que alimentan la leyenda. Es lindo como padres poder contribuir a esta complicidad por un rato. Déjese llevar. Ríase con ganas. La infancia no es la misma sin Papá Noel, y esta película aporta mucho en ese sentido.
En Operación regalo Sarah Smith toma la mítica navideña y la utiliza como plastilina, esa histórica materia prima de Aardman, para moldear su propia Navidad. El cine de animación en la actualidad corre el riesgo de convertirse en un excedente. Con el advenimiento de las nuevas tecnologías, la animación digital ha privilegiado la proliferación de compañías que producen este tipo de films. Lo que antes era sorpresa, ahora es reiteración: a esto sumémosle que la mayoría de estas producciones parecen hechas con el mismo molde con el cual se supone van a seducir al público infantil, que es visto como un cliente antes que como un ser humano que siente y se emociona y juega y pone a velocidad mil su radar de sensibilidades. Entonces, nada más resta esperar alguna revelación aislada (este año fue bastante pobre al respecto: al menos desde lo estrenado sólo brilló la extraña Rango) y, claro está, la confirmación de los grandes autores: sólo falta por ver qué ha hecho Spielberg con Tintín. Y si tomamos en cuenta que este año Pixar la pifió en grande con Cars 2, nos enfrentábamos a Operación regalo con la mínima ilusión de que con Aardman detrás, el film pudiera sobresalir de la media-mediocre a la que nos hemos visto entregados este año. Y hay que reconocer que si bien Operación regalo no está a la altura de un Pollitos en fuga o de un Wallace and Gromit (¡caramba, quién pudiera!), tiene elementos suficientes como para ser un poco más estimulante que el resto y ser un justo heredero de la firma de Park, Sproxton y compañía. En primera instancia, lo que se observa es que el relato se sostiene con solidez, porque el cuento está bien pensado y estructurado: no hay aquí un festival de chiches para la caja feliz ni una sumatoria de chistes sin sentido, ni un regodeo en la autoconciencia pop, sino un universo que es parodia de otro real, con su lógica y sus reglas internas bien elaboradas. Y si bien se extraña la textura de aquellos muñecos de plastilina -y el mundo propuesto hubiera aceptado coherentemente aquella técnica de animación- Operación regalo remeda amablemente esos universos de la casa Aardman donde la velocidad es igual para la aventura y el humor, con un toque de nostalgia y una burla siempre presente hacia el ánimo modernizador del ser humano: ninguna otra cosa eran esos inventos algo inútiles que creaba el bueno de Wallace. Podría decirse que el universo de Operación regalo no es autosuficiente porque se vale de la mítica navideña, pero hay que decir que lo que hace el film de Sarah Smith es tomar la esencia, utilizarla como plastilina, para construir su propia Navidad: en esta, los Papá Noel son como una monarquía que va pasando el cargo de generación en generación. Con eso responden las dudas de los más chicos -que se resumen genialmente en el avasallante prólogo- y dan rienda suelta a lo que viene: el Santa del presente está algo avejentado y especula sobre quién continuará su legado, si el tecnologizado y militarizado Steve o el ingenuote de Arthur, quien resume la Navidad en su espíritu bienintencionado y en su rigor para con el rito: no puede haber un niño que no reciba su juguete en Nochebuena, dice. Y eso ocurre cuando una bicicleta se queda por error en el trineo-nave espacial que recorre el mundo, y la acción se desencadenará cuando Arthur y su abuelo, también Santa, viajen al destino para entregar esa bicicleta antes de que la chica que la pidió, se despierte y tome rencor contra el panzón de la risa del jo-jo-jo. El mundo planteado por Operación regalo, que arranca a todo vértigo y luego se estira un poco, es una excusa ideal para que la gente de Aardman explote todas las posibilidades cómicas, y a su vez se ría de la tecnología, lo militar y hasta la burocracia, sin por ello no ver lo negativo de la excesiva nostalgia sobre el pasado. En el fondo, y por más Navidad que haya, el film es una nueva historia de padres e hijos, de padres que deben reconocerse en sus herederos, y de hijos que tienen que aprender a aceptar a sus padres y saber sobrellevar el rol que la historia les impone. Si bien puede haber ciertos giros sentimentaloides sobre el final, uno los cree porque Aardman es de esas compañías que se preocupan de trabajar sobre los personajes y sus sentimientos, y de hacerlos creíbles ante nuestros ojos. Sin olvidar sus probabilidades políticas -imagínese usted un trineo sobrevolando el mundo actual, plagado de guerras-, Operación regalo encima dice sugerentemente y casi de refilón que Papá Noel puede no existir, que lo que se impone son los buenos sentimientos, y que qué importa si el regalo lo trae un tipo panzón vestido de rojo u otra persona. Una película navideña que es un cuento navideño, a la vez que una reelaboración de esa mítica. Crear sobre lo ya conocido y reinventar: casi como lo que Aardman ha hecho toda la vida con la plastilina.
Operación Regalo comienza casi como si fuera una película de acción: miles de duendes trabajan por la noche para entregar todos los regalos, en tiempo y forma. Parece un adelanto de la nueva película de Misión: Imposible. Alejado de todo el trajín, la acción y el vértigo, en el Polo Norte, se encuentra Arthur, un muchacho alto, largo y bastante torpe (con reminiscencias de Linguini, el chef caótico de Ratouille) pero con un corazón de oro. Su cuarto está iluminado con lamparitas navideñas y su labor consiste en leer y responder las cartas que los niños le envían a su padre, Santa. Esa es su posición en el negocio familiar y pronto entendemos por qué: el muchacho hace que hasta la tarea más simple -como llevar una carta a su hermano, Steve- parezca una odisea homérica. Ni hablar de dejar las puertas abiertas (no tanto por el frío nórdico, sino por los osos polares). Nadie en su familia parece atesorar lo que todavía queda en Arthur y ese es el verdadero espíritu navideño. Su hermano quiere reemplazar al viejo en la tarea anual para siempre, pero el hombre de la bolsa no planea retirarse. Para más, el abuelo (el linaje de Santa Claus es legendario, parece) quiere probar que puede hacer las cosas mucho mejor sin la ayuda tecnológica. Todos están preocupados por sí mismos, menos el pobre Arthur, que desea entregar el último regalo de Navidad antes de que sea demasiado tarde. El film es predecible y sus personajes están basados en estereotipos demasiado conocidos, pero -como la película- tienen suficiente personalidad como para ser recordados con simpatía. Steve, el hermano perfecto de Arthur, vive monitoreando todas las operaciones. Los planos son angulares, como para enfatizar su soledad frente a la fría mecanización moderna, opuesta a la cálida y minúscula (un poco empalagosa, para mi gusto) habitación del protagonista. Noté que incluso los personajes secundarios (esos parlanchines que alivian el relato siendo elementos puramente cómicos) brillan. Tomemos por ejemplo, la elfa empaquetadora. Uno puede ver que más allá de sus apariciones en pantalla, la muchacha era una avocada al trabajo en los envoltorios.Parte del crédito es del guionista Peter Baynham quien trabajó en Arthur (la comedia con Russell Brand) y Borat. Mezcla buenos gags con un humor, por momentos, irreverente. Después de tanta solemnidad con el cine de Pixar (que lo amamos, pero eso no quita que sea solemne o pretencioso) y del cinismo de Dreamworks (que se agotó junto con la saga de Shrek) se agradece un poco de diversión y aventura genuina. Los estudios Aardman Animation fueron responsables de clásicos como Pollitos en Fuga y la serie de Wallace & Gromit. Es injusto comparar Operación Regalo con esos títulos porque esta se trata de una película animada por computadora, mientras que las otras -más "artesanales"- eran capturas de movimientos de muñequitos de plastilina. A diferencia de Lo Que el Agua se Llevó, que intentaba copiar ese estilo de animación en el mundo digital, Operación Regalo acepta lo que es y se dedica a relatarnos una bella fábula sobre la Navidad.
Una cuestión de corazón y no de logística Operación Regalo es una animación acerca de la Navidad, un acontecimiento que estaremos todos de acuerdo, está más que explotado en el cine. Abundan, llenan la pantalla y sobran películas sobre la temática, que se establece más que como una oportunidad de hacer arte, como una palanca para llenar las arcas hollywoodenses. Dicho esto, Arthur Christmas (título original) se destaca entre tanto intento fallido de innovar acerca de la Navidad. En 1er lugar se nota un buen trabajo de guión, con una historia completa y atractiva, con personajes bien elaborados y concordancia con el escenario que plantea. En el film ser Santa Claus es una tradición que se pasa de generación en generación entre los Claus, un clan familiar bastante disfuncional, que en este trabajo resulta bien adaptado a las interacciones de una familia normal humanizando la puesta y creando un vínculo más cercano con el público. Otro aspecto interesante e innovador es la evolución a través del tiempo de la "operación regalo" (reparto de los regalos por el mundo) que se lleva a cabo cada Navidad, mixando en el nudo de la película los métodos anticuados de repartir los regalos a todos los niños del globo (el viejo trineo tirado por los renos) y los avanzados métodos tecnológicos que utiliza la nueva generación a cargo de la tarea (trineo con forma de nave espacial repleta de duendes que parecen sacados de una película de James Bond). En este contexto, encontramos a Arthur, que vendría a ser el hijo torpe pero de buen corazón del actual Santa Claus y la 2da opción como su sucesor. Como 1ra opción está Steve, el hermano mayor de Arthur y gran cerebro de la fastuosa operación tecnológica, que está más enfocado en cumplir tiempos y procesos que en hacer felices a los niños. Completan la familia el muy divertido abuelo Claus y el Sr. y la Sra. Claus. La animación es impecable y colorida, marcando una buena transición del estudio Aardman de los muñequitos de plastilina en stop motion de "Pollitos en Fuga" y "Wallace y Gromit" a la animación digital. Para cerrar, la historia es innovadora y divertida, la animación está muy bien lograda, los personajes son bien divertidos (quizás el menos divertido es justamente Arthur, pero se lo perdonamos) y dura unos gloriosos 97 minutos. Una buena opción para llevar a los chicos en estas épocas y pasarla bien uno mismo, ¿por qué no?.
En infinidad de oportunidades las películas de animación han plasmado el espíritu navideño en sus relatos, pero son pocas las que han logrado conmover, crear una historia original y diferente a las demás, y combinar de manera muy divertida el humor con la emoción. En este grupo se la puede ubicar a "Arthur Christmas", una cinta que desde el primer minuto sorprende por su original premisa y por desarrollar una identidad única y distinta a la de los films del género.
La estética es muy agradable, la técnica es muy buena y la historia entretiene y hace reír a grandes y chicos por igual atrapando desde la primer escena. Los diálogos son muy inteligentes, ingeniosos y divertidos. Los personajes son muy buenos y están bien definidos destacándose por sobre todos el Santa Claus abuelo que hará las delicias de los pequeños. La idea innovadora de mostrar a Santa...