Cruzando las fronteras del olvido. Un pañuelo blanco como símbolo de la lucha, la perseverancia, la memoria y la denodada búsqueda de justicia. El viaje de Nora Cortiñas tiene como propósito conocer a quienes lloran a sus hijos desaparecidos, de la misma manera que nuestras madres a lo largo de la última dictadura militar. Un hecho por el que fueron juzgados los genocidas aquí y aún hay todavía muchas madres y abuelas que continúan su admirable lucha, con la esperanza de poder reconocer y recuperar a sus hijos y nietos. Allí, en pleno Medio Oriente, aparece la figura de esta madre argentina, quien exige justicia y se compromete con la causa. En Kurdistán se producirá el encuentro con las Madres por la Paz y Nora se adentra en pleno conflicto; allí donde reina la impunidad y la justicia brilla por su ausencia. Nuestra protagonista visita Turquía para insertarse, con valentía, en ese mundo de violencia y horror que genera enormes paralelismos con nuestra situación en los años de plomo, acortando las distancias socioculturales entre ambos países. La figura elegida para retratar este viaje aparece como una luz de esperanza dentro de una situación que continúa impune y es desconocida por muchos, mientras miles de desaparecidos aún no han sido reconocidos como tales. El documental hace hincapié en retratar a estos seres que buscan hacer valer la propia dignidad para no caer en el olvido. Alejandro Haddad fue docente, periodista y realizador documental. En 2008 grabó el cortometraje La queja de los cadáveres, y en 2009 Av! Su! Mai!, de manera que Pañuelos para la historia representó su primer largometraje documental. Haddad, joven talento de nuestro medio, falleció en 2014 producto de una grave enfermedad durante la etapa de producción del film. Comprometido con la causa del pueblo kurdo, sintió que este proyecto era absolutamente necesario y aún más emocionante resulta que la película vea la luz hoy, como homenaje a su desaparecido realizador. En dupla con Nicolás Valentini, ambos se propusieron contar esta historia, la cual se tornaba indispensable con motivo de trazar un lazo de afecto y comprensión entre sendos pueblos, sirviendo también como un llamado de conciencia. El documental alza su voz de compromiso acerca de dos historias unidas desde un vínculo doloroso pero portador de una voz igualadora: el sufrimiento de un pueblo se ve reflejado en el otro de forma evidente. Las mujeres de Medio Oriente, victimas del estado que las reprime, son un triste espejo de la lucha de nuestras madres -a veces desde la clandestinidad y en sufrimiento- señal de alerta acerca del peligro que representan los gobiernos totalitarios y un interrogante acerca del temor que despierta su existencia. Con un gran acento en el registro documental periodístico, Pañuelos para la historia, posee un valor significativo y trascendental. La cámara captura ese encuentro y esa comunión en el dolor, que hermana a ambos grupos de madres en una lucha intrínseca que supera las barreras del lenguaje, la realidad política y las geografías. Justo reconocimiento para estas familias que perdieron a sus hijos por culpa del terrorismo de Estado turco, y que encuentra su eco en la lucha en las Madres de Plaza de Mayo. Es emocionante la lucha de esta organización de Madres por la Paz de Kurdistán, una nación cuya identidad y libertad también fue ultrajada. Historias del presente que se remontan a nuestro oscuro pasado como nación, en una sentida e inevitable empatía. Duradera y silenciosa batalla que tiene que ver con nuestras heridas aún sin cicatrizar y que denuncia la falta de reconocimiento sobre aquellos que desaparecieron sin explicación. Una mirada sobre los sobrevivientes que todavía buscan encontrar su identidad perdida en honor al recuerdo de sus seres queridos.
Carlos Gustavo Cortiñas, militante del Partido peronista en la Villa 31, fue detenido y desaparecido el 15 de abril de 1977 por parte de los miembros de las fuerzas armadas del Estado. Desde entonces, su madre Nora forma parte de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, reclamando el castigo a los culpables. “Pañuelos para la historia” es un documental de Alejandro Haddad (fallecido en 2014) y Nicolás Valentini, donde se toma la figura de Nora Cortiñas como protagonista del film tanto para mostrar su ejemplo de lucha en Argentina, como también para seguirla en su viaje hacia Turquía, Siria, Irak e Irán con el fin de acompañar a las madres kurdas, quienes perdieron a sus hijos en la disputa por la autonomía de Kurdistán en dichos países. De esta manera, nos encontramos con sentimientos compartidos a pesar de la distancia, las diferencias culturales y de idioma. Ambas agrupaciones conllevan una misma lucha a partir del dolor. Nos encontramos con un formato clásico de documental, donde se mezcla lo expositivo y lo observacional, para mostrar tanto la interacción de Nora con los directores como también las actividades que lleva a cabo en el viaje y las conversaciones con las otras madres, sin una intervención por parte de los realizadores. Allí tiene la ayuda de traductores, quienes a veces sirven como interlocutores y otras tantas conversaciones se plasman en su idioma original con subtítulos, para no invertir tanto tiempo en la traducción. Nora Cortiña es muy carismática y logra llevar adelante su protagonismo de una buena manera, exteriorizando sus ganas de luchar, su dolor, su esperanza, su deseo de justicia, su indignación. En cuanto a las madres kurdas, podemos ver que no solo se exponen a una lucha política y social, sino también a una cuestión de género por el lugar en el que viven. Cómo luchan las mujeres kurdas por sus derechos y por conseguir una mayor libertad en un mundo liderado por los hombres. Si bien la película es bastante simple en cuanto a sus aspectos técnicos, debemos destacar el gran despliegue de producción, debido a que tuvieron que afrontar un viaje al extranjero, para mostrar esta lucha compartida. No solo a nivel económico, sino también de acercamiento a organizaciones y autoridades y conseguir que las madres kurdas muestren su situación frente a la cámara. En síntesis, “Pañuelos para la historia” es un correcto y valioso documental que logra universalizar una lucha que solo conocíamos desde nuestro país (y que fue abordada profundamente en la industria cinematográfica). Nos acerca a otra realidad, nos pone en su lugar, nos enseña sobre el dolor, la constante búsqueda y la esperanza de que la justicia llegará en algún momento.
Trazando líneas a través de la esperanza y la lucha, Pañuelos para la historia, de Alejandro Haddad y Nicolás Valentini, es un documental de corte tradicional que antepone el mensaje sobre las formas. ¿De dónde sacaste tantas fuerzas? A algunes el dolor los abate; la pérdida, la ausencia, los derriba. Otres juntan coraje, se unen, y dan una pelea inimaginable. Las Madres de Plaza de Mayo son el mejor ejemplo. Fundadas un 30 de abril de 1977, estas madres que reclamaban por datos y la aparición de sus hijos durante la cruenta dictadura militar que hacía ya un año había usurpado el poder, se convirtieron en un símbolo en sí mismas de la lucha inagotable, del espíritu inquebrantable. Son más de 40 años en los que (les) pasó de todo; las ningunearon, las maltrataron física y verbalmente, intentaron comprarlas, vencerlas de todos los modos posibles. A algunas las mataron o “desaparecieron”; y aquí están firmes, con sus reclamos intactos y ampliados hacia otras causas abarcadoras de los Derechos Humanos. ¿Existiría la hoy “tendencia” de los pañuelos de diferentes colores para reclamar sin ese primer pañuelo que tuvieron que ponerse en octubre de 1977? Un símbolo de amor. Sus figuras han sido objetos de distintos trabajos, ficcionales y aún más documentales. También traspasaron inmediatamente las fronteras, íconos mundiales de la resistencia a un período negrísimo. Pañuelos para la historia de Alejandro Haddad y Nicolás Valentini precisamente pone este detalle de su “globalización” como foco principal, a través del lazo que une a dos agrupaciones, una que sirvió de ejemplo e inspiración a la otra. En 1999 se fundó en Turquía el movimiento Madres de la paz. Un grupo de mujeres que se unieron con el objetivo de combatir el enfrentamiento entre las diferentes etnias de su país. Hay otro país detrás de lo que nos muestran las edulcoradas telenovelas turcas. Más allá del conservadurismo cultural arraigado; existe un conflicto eterno entre los turcos y los kurdos, mediante una guerra que cuesta vidas de un lado y del otro. Las Madres de la Paz son mujeres que han perdido a sus hijos (posteriormente a otros familiares también) en este absurdo enfrentamiento, y pregonan por la unión del pueblo, el cese bélico, y la paz definitiva. Como habrán de imaginarse aún sin conocer la historia, nuestras Madres de Plaza de Mayo sirvieron de fuente e inspiración para sus pares de Turquía. Es más, tristemente, la historia de ambas agrupaciones tiene varias aristas comunes relacionadas a las muertes y maltratos de terceros. Pañuelos para la historia retrata el viaje de Nora Cortiñas, miembro emblemático de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora hasta Turquía para reunirse con sus pares de aquel país. Se trazan paralelismos permanentes, se cuentan ambas historias, que son diferentes, por varias cuestiones. La cultura no es la misma, el contexto es diferente, y la actualidad es otra. Mientras que aquí finalmente se llevan a cabo los juicios que, de alguna manera, zanjan ese reclamos ninguneados durante casi 40 años. En Turquía aún no se reconoce a los crímenes de lesa humanidad. Llevan una lucha a la que aún le queda un tramo largo de reconocimiento. Sin grandes artilugios, ni una puesta en escena que se imponga sobre el material, Pañuelos para la historia entiende que no es necesario adornar para emocionar. Alejandro Haddad era un periodista que dedicó gran parte de su carrera a exponer el conflicto turco/kurdo. El registro de Pañuelos para la historia denota ese detalle. Es periodístico, observacional, detallado. Algunos podrán decir que su destino hubiese sido mejor el televisivo. Como sea, una llegada a pantallas grandes nunca será menospreciado. Haddad falleció en 2014, cundo el documental no estaba finalizado, y fue Nicolás Valentini quien lo culminó un año después respetando el estilo. Finalmente, tres años después obtiene su estreno. Pañuelos para la historia no será recordado como un documental que revolucione las formas y los sentidos. Aporta su valioso grano de arena al reconocimiento de estas madres que de un lado y del otro del mundo se unen para expresarse la esperanza de una pelea pacífica por la paz (valga la redundancia) que lejos está de acabarse. Si algo nos enseñaron estas luchadoras es que bajar los brazos nunca es una opción frente al oscuro poder.
Es un documental dirigido por Alejandro Haddad y Nicolás Valentini, filmado en Argentina y Turquía. El objetivo principal es dar a conocer la problemática del pueblo kurdo, que cuando su territorio se repartió después de la Primera Guerra Mundial tiene reclamos con Turquía, Siria e Irak. En Turquía buscan una amplia autonomía para no perder su lengua y su cultura. Las madres de la Paz en Diyarbakir, como las Madres de los Sábados en Estambul, buscan justicia y paz y no quieren que se repitan los sucesos en los que perdieron a sus hijos. Nora Cortiñas se reúne con las madres kurdas que se inspiraron en las madres argentinas. Encuentros formales e informales de Cortiñas como veedora internacional antes las autoridades de la ONU en Ankara, y fraternales con esas luchadoras. Un documental que rebela una lucha que continúa.
Madres por Madres Dirigida por Alejandro Haddad y Nicolás Valentini, Pañuelos para la historia (2015) documenta el viaje de Nora Cortiñas, miembro de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, a Turquía, para reunirse con las Madres de la Paz. Las Madres de la Paz componen un grupo formado por quienes perdieron sus hijos a raíz de la violencia y el terrorismo de Estado ejercido por el gobierno turco, y cuyo accionar nació inspirado en las Madres de Plaza de Mayo. Nora Cortiñas se adentra en ese mundo trazando un paralelismo entre ambas luchas, más allá de las diferencias socioculturales y el contexto político de cada país. Las realidades actuales de ambos países son muy distintas. Mientras que en Argentina los juicios por crímenes de lesa humanidad siguen condenando a genocidas, en Turquía no se reconoce la desaparición forzada de personas ni los crímenes de estado. Inspiradas por las Madres de Plaza de Maya surgen las Madres de la Paz, quienes reclaman por la aparición de sus hijos. La llegada de Cortiñas es tomada como un apoyo incondicional, pero que también funciona como una esperanza para visibilizar una situación que se trata de ocultar. La cámara sigue constantemente ese encuentro donde cada una podrá exponer su dolor, hablarán sobre las diferentes coyunturales que las atraviesan, ponen en contexto las luchas y se interiorizan por el funcionamiento de cada una de las organizaciones, para trazar mecanismos de acción similares en el funcionamiento operativo. La visita de Cortiñas a las entrañas del pueblo kurdo no solo las iguala en el dolor sino que también ubica a las Madres de Plaza de Maya en un lugar que trasciende fronteras y que va más allá de la búsqueda de sus propios hijos. Las coloca en un punto de universalidad. Con un formato clásico que combina lo observacional con lo periodístico, Pañuelos para la historia, más allá del valor de lo que cuenta, tiene la particularidad de que uno de sus directores falleció en 2014 cuando el film aún estaba en sin terminar. Alejandro Haddad, periodista, que escribía sobre la realidad del pueblo de Kurdistán, para varios medios alternativos, murió a los 35 años. Nicolás Valentini, codirector del film, sigue adelante con el proyecto, que hoy sale a la luz.
“Pañuelos para la historia”, de Alejandro Haddad y Nicolás Valentini Por Marcela Barbaro Qué une a las Madres de Plaza de Mayo con las Madres de la Paz del pueblo kurdo?. En ambos países, la violación sistemática de los Derechos Humanos sobre los civiles, dejó profundas cicatrices en la sociedad. Miles de hombres y mujeres fueron desaparecidos, torturados o asesinados. El dolor ante la pérdida y la falta de justicia impulsaron la lucha indeclinable de las madres, de todas la madres (las de aquí y las de allá), para denunciar y visibilizar los crímenes de lesa humanidad. Pañuelos para la Historia, documental dirigido por el periodista, poeta y cineasta Alejandro Haddad, junto al realizador Nicolás Valentini (4 3 2 Uno, co dirigida con Mercedes Farriols), da cuenta de aquellos hechos históricos que las hermanan. De la mano de Nora Cortiñas, integrante de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el relato comienza con su historia de vida, a través de un diálogo a cámara donde narra el origen de su militancia tras el secuestro de su hijo en 1977, y se completa con imágenes de archivo de las actividades que realiza la Asociación. Esa introducción, da lugar a focalizar el discurso en el viaje de Cortiñas hasta Turquía, con el fin de asesorar y acompañar a las madres kurdas, quienes se inspiraron en la lucha de nuestro país. A partir de un gran trabajo de investigación, Haddad nos acerca e introduce en la problemática del pueblo kurdo, víctima de la separación territorial, entre Turquía, Irak, Siria e Irán, que tuvo como consecuencia, la constante persecución y represión de parte del estado turco y de los grupos paramilitares que sembraron el miedo en la población. Un Estado, que a diferencia del argentino donde se condenó y se sigue juzgando a los genocidas, nunca reconoció la figura del desaparecido ni la responsabilidad que se le adjudica. Con cámara en mano se sigue de cerca el encuentro de Nora con las distintas organizaciones de Derechos Humanos, dando lugar a los testimonios que la llevarán a conocer a las Madres de la Paz de Diyarbakir, así como a las Madres de los Sábados en Estambul. Las imágenes reflejan un registro cercano e intimista sobre el conflicto, donde los realizadores intervienen activamente visibilizando el proceso de rodaje y el detrás de escena. Si bien, prevalece un guion con formato de investigación periodística, el documental se nutre de una narrativa que fusiona los hechos con cierta retórica ficcional, principalmente con el uso dramático de la banda sonora. Pañuelos para la historia, fue el Proyecto Ganador en el Concurso de Documentales Digitales del INCAA. En su paso por distintos Festivales Internacionales, obtuvo diversos reconocimientos, entre ellos el Premio Iber-Rutas, como Mejor película Iberoamericana en la Muestra Internacional de Cine con Perspectiva de Género 2016 (México). También integró la selección oficial en los Festivales de Auroville 2017 (India); de Cine de Diversidad (Canadá), entre otros. Mención aparte, es homenajear a uno de sus directores, el joven Alejandro Haddad, quien falleció en 2014, durante el rodaje del documental. Como si no hubiera fronteras que separen a las madres (argentinas y kurdas), ellas seguirán defendiendo los ideales por los que lucharon sus hijos, en post de lograr, algún día, la memoria, la verdad y la justicia. PAÑUELOS PARA LA HISTORIA Pañuelos para la historia. Argentina, 2015. Dirección, Producción, Cámara y fotografía: Alejandro Haddad y Nicolás Valentini. Guión: Alejandro Haddad. Montaje: Nicolás Valentini /Música Original:José Luis Piccinini Posproducción de Sonido: Alexis Kanter. Duración: 72 minutos.
A tres años de su presentación en el Festival de Mar del Plata, se estrena este documental que registró el encuentro entre Nora Cortiñas y las Madres kurdas, quienes a su vez se habían inspirado en el trabajo de la Madres de Plaza de Mayo. Es que, a pesar de las diferencias, surgen múltiples puntos de contacto entre la situación argentina en la década del 70 y lo que ocurrió en Turquía durante la del 90, cuando el gobierno y los paramilitares de ese país lanzaron una brutal represión contra la minoría turca. Con un registro simple y directo, la película expone la conexión emocional que -sorteando las barreras idiomáticas- se establece entre las auténticas luchadoras.
Pañuelos para la historia: El mismo dolor. La historia de los desaparecidos y asesinados como resultado de espantosas dictaduras no sólo es una asignatura pendiente de Argentina. En Turquía, por ejemplo, en los años 90 surgió un modelo muy parecido de Estado y un régimen que contemplaba el secuestro, la tortura, el asesinato y la desaparición de personas. “Pañuelos para la historia (2015)”, el documental del fallecido Alejandro Haddad y Nicolás Valentini, retrata el viaje de Nora Cortiñas, actual líder de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, a Turquía para reunirse con las Madres kurdas, que se inspiraron para su lucha en referentes argentinas. En este viaje, somos testigos de cómo se van fusionando las diferentes culturas, idiomas e historia, pero el dolor y la lucha son los mismos. Nora asiste a manifestaciones y actos conmemorativos enarbolando la bandera argentina y la foto de su hijo sobre su pecho. Lleva consigo un traductor permanente; pero a pesar de no entender el dialecto, se mimetiza con estas mujeres incansables perfectamente. El film va desde un acto en Plaza de Mayo en 2012 hasta la casa de Nora en Castelar, como periplo intimista del recorrido del que seremos partícipes luego, a lo largo de la película. Por supuesto las imágenes emotivas están pero no fue necesario recurrir a escenas de archivo de todo lo que ya conocemos para retratar la problemática. Lo bueno del film de Haddad y Valentini es que no recurre a lo trillado. Cotiñas (en esta doble lucha que se muestra) es todo el tiempo el centro de la atención e incluso funciona como veedora internacional ante las autoridades de la ONU en Ankara, cuando las Madres turcas presentan una carta con su reclamo. Dice la historia que los habitantes del pueblo kurdo –cuyo territorio fue repartido después de la Primera Guerra Mundial entre Turquía, Siria, Irak e Irán – no buscan la secesión, sino una amplia autonomía, para no perder su lengua y su cultura. Debido a la brutal represión que sufrieron por parte del estado turco y grupos paramilitares a su servicio, las llamadas Madres de la Paz de Diyarbakir, así como las Madres de los Sábados de Estambul, no ceden en su lucha para conseguir justicia y obtener también una paz duradera, para que no se vuelvan a repetir los trágicos sucesos. “¡No más desapariciones!”, exclaman a viva voz. “Pañuelos para la historia” es relevante, interesante, necesaria. Hay una herida que para muchos sigue abierta, y el cine – como nos tiene acostumbrados- nunca se quedó atrás a la hora de retratar estas cuestiones y muchas otras tantas de tinte social. Sin dudas, ver a Nora en acción inspirará a aquellos que no la conocen en persona y, además, motivará en cualquier lucha que se quiera emprender.
Documental de visión obligatoria, la historia de las Madres de Plaza de mayo argentina se enlaza con la de madres turcas que vieron desaparecer a sus hijos en los recientes sucesos acontecidos en su país. En la fuerza de Nora Cortinas está reflejada la búsqueda de todas las madres, algo que los realizadores destacan y potencian.
Pañuelos para la historia: Madres Nora Cortiñas con madres kurdas en un documental donde las escenas se salen de agenda y se interviene la realidad: activa una presentación ante la ONU exigiendo justicia y visibiliza la lucha de estas mujeres en un país musulmán. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Una película de profunda raíz filosófica. Muestra, a través de un registro documental muy sencillo, el viaje de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, al Kurdistán turco para reunirse con madres de desaparecidos kurdos que se inspiraron para su lucha en las Madres de Argentina. Y en un interesante giro narrativo, cuenta del asesoramiento y la colaboración que Nora realiza, como veedora internacional ante la ONU en Ankara, para la presentación de un documento donde las madres kurdas piden justicia y logran que su reclamo tenga visibilidad. Esta Madre de la Plaza que hasta el año 77, cuando desaparece su hijo Gustavo, era una profesora de corte y confección, de alta costura, se mueve con cierta dificultad pero no se la ve desanimada. Nora recorre las aldeas y los caminos campesinos de Turquía. Escucha. Explica. Su encuentro con las asociaciones de madres de desaparecidos y asesinados kurdos, y su sensible acercamiento a esa historia, a partir de los relatos, son el fondo sobre el que se gesta durante la realización del filme una presentación formal ante la ONU, algo que estaba por fuera del libreto. Y para estas mujeres, no se trata de algo menor. Se trata del reconocimiento de una lucha de doble vía: por un lado está el reclamo de justicia por sus hijos y por el otro, el reclamo por el lugar de la mujer, en un país de tradición musulmana y de alta conflictividad social. La cultura kurda se remonta a los pueblos mesopotámicos que cimentaron las bases de la herencia greco romana. En una zona entre ríos, gestaron por ejemplo, la escritura. Y formaba parte de un país próspero, Kurdistán, hasta que al terminar la Primera Guerra Mundial, fue repartido entre sus cuatro vecinos: Turquía, Siria, Iran e Irak. La propia historia de Turquía, de mucha similitud con la Argentina por la crudeza de sus golpes de Estado, provoca luego crueles enfrentamientos y persecuciones ante la resistencia y la lucha del pueblo kurdo por su autonomía. Entre 1991 y 1995 se contabilizaron 17.000 desapariciones. Y son las mujeres de esas familias, sus madres y sus hermanas las que se rebelan ante la masacre y el silencio, y piden justicia. Los relatos son desgarradores, pero el documental dirigido por Alejandro Haddad (1997- 2014) y Nicolás Valentini, no se queda en la descripción de los hechos. Es capaz de intervenir sobre la realidad. Y al promover las gestiones para que Nora y las organizaciones kurdas, elaboren y presenten el primer documento ante la ONU, se inscribe dentro de una tradición que se liga a la perfomance política, en el más amplio sentido de los términos. Ficha:Título: Pañuelos para la Historia / Dirección: Alejandro Haddad y Nicolás Valentini / Producida por Inanna, Cine Aparte, INCAA y Espacio Santafesino/ Música original: José Luis Piccinini / Montaje: Nicolás Valentini con asesoría de Juan Mascaró. Pañuelos para la historia flyer.jpg
Después de más de tres años de haber finalizado la producción de este documental, finalmente sale a la luz. Una vez más, aproximándose a divulgar y poner sobre el tapete, un tema siempre triste para la historia reciente de nuestro país como fue la desaparición forzosa de personas. En este caso los directores Alejandro Haddad y Nicolás Valentini trazan un paralelismo entre lo ocurrido en la Argentina, desde mediados de los años ‘70 y principios de los ’80, con Turquía diez años más tarde. A simple vista no hubo grandes diferencias con nuestra nación. A los que se oponían al régimen el Estado se encargaba de vigilar, perseguir, reprimir, capturar, torturar, matar y desaparecer, tanto aquí como en el pueblo Kurdo de Turquía. Como una suerte de hilo conductor, o de guía necesaria para comprender mejor la situación planteada, los realizadores se valen de la presencia de una de las Madres de Plaza de Mayo, una de las más notorias como Nora Cortiñas, a la que muestran en su actividad diaria y, además, con su lucha eterna por encontrar a su hijo desaparecido hace casi 40 años. Ella es invitada a viajar y conocer a las Madres por la Paz y a las Madres de los Sábados, que son organizaciones similares a las de Plaza de Mayo, pero no tienen la logística ni la fuerza necesaria, seguramente por el modo de vida que tienen las mujeres en esa región, pero que Nora las aconseja y les enseña de qué manera tienen que hacer las cosas y cómo pelear legalmente para obtener respuestas del gobierno. El relato se basa en seguir el viaje de Nora Cortiñas, mostrar las reuniones que tiene, fundamentalmente con las madres y, en menor medida, con unos pocos hombres que pertenecen a ambas organizaciones. La cámara viaja junto a ellas para darle agilidad a la película, pues la mayor parte del tiempo los personajes están sentados o parados, pero hablando o mostrando fotos. Generalmente son imágenes descriptivas, porque hay escasos momentos de emoción, los documentalistas no preguntan, sino que permiten la interacción cultural a través de un traductor, pero, hay veces que no es necesaria su presencia en razón de que a todas las une el mismo dolor y la misma esperanza: que los responsables sean encarcelados de por vida.
Un documental bien construido que muestra la lucha de las madres argentinas y kurdas, ambas sufrieron la pérdida de sus hijos y ellas están luchando juntas por justicia porque como dice el dicho la unión hace la fuerza. Momentos de gran emoción viendo las caras de esas madres, bajo una geografía llena de dolor, acompañan acordes y canciones muy apropiadas para mostrar a este pueblo. Esta es una cinta de denuncia, para pensar y reflexionar. Alejandro Haddad fue docente, periodista, falleció en 2014 con tan solo 35 años, víctima de una grave enfermedad. Una persona comprometida, este es su primer largometraje documental, finalmente este estreno significa un buen homenaje a su desaparecido realizador.
EL PROBLEMA DE LAS REMARCACIONES Viendo a figuras sociales argentinas como Nora Cortiñas –una de las máximas referentes de la militancia por los derechos humanos-, puede notarse que en el campo cinematográfico funcionan mucho mejor como personajes cuando se las trabaja desde cómo accionan, contemplan, escuchan o acompañan, pero no tanto cuando hablan. O sea, cuando sus cuerpos y movimientos se convierten en portadores de un discurso plagado de matices e historias, sin necesidad de recurrir al habla. El principal problema de Pañuelos para la historia es precisamente no tomar en cuenta este factor y colocar a su protagonista en situaciones donde siempre se impone el discurso oral. El documental de Alejandro Haddad y Nicolás Valentini sigue el viaje que emprende la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora rumbo a la región kurda de Turquía. Allí se reúne con las Madres de la Paz, que perdieron a sus hijos por la violencia y el terrorismo de Estado implementado por el gobierno turco, y que tomaron como modelo de referencia a las Madres argentinas, convirtiéndose en las Madres de Sábado. Hay indudablemente una voluntad didáctica razonable, tratando de explicar las particularidades de la lucha encarada por las madres kurdas, pero también los puntos de conexión con las acciones de Madres como Cortiñas en su confrontación con el horror de los genocidios, las desapariciones y las indiferencias de los respectivos Estados. Lo mencionado anteriormente no está mal y entra dentro de una lógica entendible dado el tema que aborda el film. El problema es que en largos pasajes solo predomina la remarcación oral, con lo que pareciera que la película solo tuviera como recurso narrativo que Cortiñas comente, pregunte, explique lo que le dicen, remarque y vuelva a remarcar. Esa constante repetición y apelación a consignas ya conocidas e instaladas llevan a que Pañuelos para la historia caiga en un didactismo definitivamente improductivo y hasta aburrido. Cuando el film se permite construir el viaje de Cortiñas desde el compañerismo con sus pares, los movimientos constantes –“estoy reventada, no hago más que subir montañas”- y hasta sus acciones más vinculadas con su existencia cotidiana, el relato crece en su complejidad y hasta logra momentos conmovedores. Lamentablemente, esas secuencias son minoritarias dentro de una película que peca de redundante y no llega a generar una narración atractiva.