Sabiduría universal Volver a la niñez, a Paternal, el barrio que vió crecer a Adolfo Roitman y en donde nació su fanatismo por Maradona. Lo familiar y lo universal, lo social y lo religioso, se conjugan en una experiencia humana en Paternal (2019). El orgullo de un hijo de familia trabajadora e inmigrante que pudo estudiar y desarrollarse profesionalmente. De allí es Adolfo Roitman, quien desde niño fue atraído por la historia. Se graduó en Antropología en la Universidad de Buenos Aires. En 1987 emigró a Israel donde realizó su postgrado en estudios interreligiosos. Y en Jerusalén se fascinó con el mayor descubrimiento arqueológico del siglo XX, los Rollos del Mar Muerto, la Biblia más antigua jamás hallada. Desde 1994 es el curador de ese tesoro, el intérprete y divulgador de los mensajes contenidos en esos trozos de piel animal de más de dos mil años de antigüedad. Este documento tiene un valor antropológico e histórico incalculable para poder comprender la época en la cual los primeros cristianos y antiguos judíos empezaban a convivir. Todo esto exhibido con un estilo atractivo por Eduardo Yedlin (La fidelidad), contando con una fotografía interesante, contrastes encantadores y discretos e imágenes costumbristas típicas de cada locación en un viaje relacionado con la procedencia de Roitman que comienza en San Juan, el barrio porteño de Paternal, pasando por Brasil hasta llegar a Israel. Cabe destacar que tanto los diálogos, la voz en off, la cámara en mano y la participación del protagonista son de carácter espontáneo, fluido y tienen correlato con la pacífica imagen inicial del mar. El director interviene en algunas oportunidades en los diálogos, que incluyen algunas personalidades sacerdotales. Conocemos aspectos de la vida ceremonial judía, además de otras culturas que conviven entre sí desde hace miles de años. Millones de personas de todo el mundo concurren a Israel para conocer el lugar donde estos Rollos fueron encontrados y admirar a los que se encuentran exhibidos en el Museo del Libro, del cual Adolfo Roitman es el reconocido curador argentino y apasionado futbolero. Otro tesoro que conserva y lo enorgullece, es una carta que escribiera su padre, en la cual revela su sueño de ser cineasta, aunque sin lograrlo. Roitman siente a este documental como un homenaje hacia él.
Visitar la Paternal es un viaje a otro tiempo. Con mayoría de casas bajas, sin subtes a la vista y una impronta barrial y de proximidad entre sus vecinos, el barrio de Argentinos Juniors, cuna de Diego Armando Maradona, fue elegido por la familia Roitman para instalarse en Buenos Aires. Desde allí partió uno de los hijos, Adolfo, rumbo a Israel, donde en 1994 se convirtió en el curador de los Rollos del Mar Muerto, la Biblia más antigua jamás hallada y uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo pasado. Paternal registra el regreso de Adolfo junto a su hermano músico Isodoro al barrio que lo vio nacer. Un regreso atravesado por la nostalgia de recorrer las mismas calles que pateó cuando era chico, por los recuerdos de una infancia tan feliz como lejana. En paralelo, la película de Eduardo Yedlin muestra la importancia de los Rollos para la comunidad judía y cristiana. La vida de Roitman es interesante, pero no muy distinta a la de cualquier argentino emigrado que logró posicionarse bien alto en el organigrama de alguna organización extranjera. Además, las distintas subtramas no terminan de cuajar en un todo homogéneo. Si en los primeros se trata de documental personal centrado en la figura de Roitman y luego se convierte en el retrato del folclore barrial (visita al museo de Argentinos Juniors incluida), la última media hora muestra diversos ritos de la comunidad judía en Israel. Sin un epicentro alrededor del cualquier girar, Paternal resulta poco más que un cálido registro familiar.
En el barrio que da título a la película nació Adolfo Roitman, un antropólogo que, tras emigrar a Israel en 1987, tiene como misión custodiar los llamados rollos del Mar Muerto, una de las versiones más antiguas de las Escrituras que se conocen, escritos en pieles animales y guardados en ánforas por el pueblo esenio en las cuevas de Qumran, hace más de dos mil años, donde fueron hallados en 1947. Roitman, guardián y exégeta de las reliquias desde 1994 -están albergados en Jerusalén- que utiliza además como instrumento para buscar la concordia de los pueblos, es el eje del relato del director Eduardo Yedlin. Enfatizando el mensaje universal de amor y tolerancia de estos documentos, y el increíble periplo vital de su sujeto, el documental plantea un cálido retrato de una vocación indestructible.
Religión y futbol, o fútbol y religión, en una propuesta que por sus particularismos y hermética temática, terminan por convertir su formato de tradicional documental en un derrotero tan personal que cierra la puerta a otras lecturas y miradas.
Llega a las salas de cine Paternal, el cuarto documental del cineasta Eduardo Yedlin. En esta ocasión nos adentra en la historia de Adolfo Roitman, curador de los «rollos del Mar Muerto». El documental, en un comienzo, se enfoca en retratar la vida más mundana de Adolfo Roitman. La cámara lo sigue por las calles del pueblo de San Juan en el que nació. Luego lo vemos recorrer Paternal, barrio porteño en el que se crío. Y, finalmente, nos traslada hasta el Museo de Israel en Jerusalem, donde se dedica a cuidar los llamados “rollos del Mar Muerto”, los manuscritos bíblicos más antiguos conocidos hasta la fecha. Eduardo Yedlin no sólo apunta a la historia de Roitman en sí, sino que también pone énfasis en la historia del judaísmo en general. Para contar esta historia, el cineasta no va hacia los típicos datos duros (archivo) o testimonios de terceros, sino que cuenta directamente con la palabra del mismísimo Adolfo Roitman. Si bien esto le aporta más entidad al relato, la realidad es que ocasiona que sólo se tenga una visión de las cosas y que, finalmente, el documental pierda dinamismo y se vea opacado por una única voz. Por momentos Yedlin parece perder el rumbo y no tener claro hacia dónde ir. Las idas y vueltas de la trama (la vida de Roitman en sí, la historia sobre Jerusalem en general y hasta un repaso por la santificación hacia la figura de Diego Maradona) ocasionan que, poco a poco, se vaya perdiendo el interés en lo que se nos está contando. Finalmente Paternal resulta un documental algo tosco del que poco se puede rescatar tanto sobre Roitman como sobre el judaísmo. Paternal es un documental que, finalmente, no llega a ningún puerto. Cada situación está contada por arriba y los diferentes puntos no logran aunarse entre sí. Además, cuenta con poca información respecto a los temas que se abordan.
Eduardo Yedlin es el realizador de este documental donde recorre los recuerdos de un argentino nacido en el barrio de La Paternal, donde Maradona es presencia constante, que es el curador del museo donde se guardan y estudian el mayor hallazgo religioso, la biblia más antigua escrita, que son los denominados rollos del Mar Muerto. Adolfo Roitman es el estudioso, especialista, divulgador y entusiasta guía de este trabajo singular. Es que este hombre que convive con ese maravilloso descubrimiento suele transitar los senderos del cielo y la tierra, los recuerdos y fanatismos, los encuentros familiares y turísticos, en un recorrido sorprende y emotivo. No solo nos abre los lugares secretos no exhibidos de esos rollos, sino que explica, incansable y sabio sus convicciones y muestra sus lazos familiares y afinidades con nuestro país.
Profano y sagrado, casi lo mismo Si hubo un descubrimiento arqueológico durante el siglo pasado que interesó a estudiosos de distintos orígenes y religiones, son los rollos encontrados en la zona del Mar Muerto, enterrados en vasijas que fueron fechadas hace casi dos mil años, por lo que se consideran los primeros textos del cristianismo y predecesores de todos los textos considerados sagrados por la gente que sigue esta religión. La historia no es muy conocida para el público general, salvo que fueran lectores de la revista Muy Interesante en los 80s. Aún menos conocido es el hecho de que la persona encargada de la curaduríadel museo que los alberga, es un antropólogo nacido en el barrio porteño de Paternal. Y tiene mucho sentido: después de todo, el rabino Adolfo Roitman dedicó su vida al estudio de los orígenes históricos de las religiones, especialmente las tres grandes monoteístas que surgieron en las cercanías de la región donde fueron encontrados los rollos. Pero su viaje empieza mucho más cerca, en las calles de su Paternal natal, donde además de revivir historias de infancia en algunos lugares que ya no existen, aprovecha a indagar sobre otra de sus pasiones y el misterioso poder que tiene entre sus seguidores, al punto que logra que lo consideren poco menos que otra religión: el fútbol. Oportunamente es en ese mismo barrio donde tuvo sus orígenes el mayor profeta de esa fe pagana, dándole el pie a Roitman para hablar del deporte que tanto lo apasiona y del club del que es hincha, antes de embarcarse hacia su nueva tierra adoptiva para desandar el camino que hicieron los rollos desde que fueron descubiertos a mediados del siglo veinte, hasta llegar a ser su responsabilidad; pasando en el medio por varias manos con distintos intereses en mente. En su sinuoso camino que recorre temas a primera vista desconectados, lo que sostiene a este documental es sin duda el gran carisma de su protagonista, capaz de sacarle lo solemne a lo académico y hablar con familiaridad de temas por los que la humanidad siempre encuentra útiles matarse unos a otros. El rabino Roitman trata con tanto respeto a las tradiciones cristianas y musulmanas como a la suya propia, claramente empecinado en difundir las grandes similitudes entre todas ellas, para sobreponerlas a las diferencias que habitualmente llevan al conflicto. Menos evidente es su idea de conectar todo esto con el fútbol y los templos modernos que son sus estadios, pero aunque no esté desarrollada en este documental, quedan indicios de que es una idea que el erudito tiene mucho más estudiada que lo que se ve en la pantalla. Hace que la primera mitad de Paternal resulte bastante menos interesante que cuando se dedica realmente a contar y mostrar la historia de los rollos, rescatando del olvido al grupo de personas fuertemente religiosas que decidieron alejarse de los centros urbanos para preservar sus creencias y modo de vida tradicional, algo que no deja de tener actualidad.
“Parecería en principio que cierta manera tradicional por parte de los realizadores hace de *Paternal* una obra muy sencilla sobre los Rollos del Mar Muerto encontrados hace dos milenios en las tierras de Jerusalen. Pero esta impresión no es del todo precisa. Por un lado, sí es cierto que hay una voz omnipresente y taimada comandando el orden de lo que vemos. Es la de Eduardo Yedlin, quien dirige su cuarto documental, y además produce y co-escribe la pieza. Sus comentarios buscan generar cierta empatía entre el antropólogo Adolfo Roitman, curador y director del Museo del Libro en Israel, y la propia visión del realizador sobre el ser humano dentro del Tiempo. Una vez que va desenvolviéndose el viaje hacia las tierras de Israel para visitar los manuscritos, se desgajan algunos momentos potentes a favor de la obra. En un punto de la visita guiada que hará Roitman, por ejemplo, la cámara capta de lejos la entrada a una de las excavaciones. Roitman aclara, fuera de campo, lo remoto de ese lugar. A continuación, el plano que acaba de ser general pasa a ser plano medio porque se interpone una turista tomando fotos con el celular de ese hoyo negro que es la entrada. Procede a tomarse una _selfie_. El narrador entonces reflexiona sobre la búsqueda necesaria del ser humano por cambiar. No hay cuestionamiento en sus palabras, sino preocupación por cierta banalidad frente a una cultura remota. El contraste entre la ligereza de esta turista desprevenida y el peso del narrador imprimen un giro en esta escena. Esto nos lleva a la palabra (religiosa) como hecho. Casi al final, vemos una pintura donde está simbolizada la transformación de los manuscritos en piedras. Yedlin está en busca del sentido sagrado de la palabra oral y escrita dentro del hacer de Roitman, fuera de la verborrea y superficialidad actuales. También está consciente de que la palabra se erosiona como lo hace una piedra o los suelos de Jerusalen y por ellos permite que ciertas imágenes hablen por sí solas. Si logra apelar al sentido sagrado sin caer en la pose, es a partir del trato risueño del antropólogo como una estrella (la inclusión de un graffitti de Larry David y las referencias a Maradona y a Messi hablan de un humor leve al respecto) y de varios planos. Estos son delicados al instante de retratar tierras en contacto constante con un autodescubrimiento apenas sugerido por el narrador, pero visualmente enmudecedores. Paternal, entonces, no sólo es la referencia al barrio que vio crecer a Roitman como ocurrió con Maradona, sino también una alusión judeocristiana al Padre y a la visión abarcadora de Yedlin en cuanto al cine como creador de imágenes perdurables.
Con apenas 37 años y después de graduarse con honores en estudios inter religiosos, Adolfo Roitman ha sido nombrado como curador de uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del Siglo XX, los Rollos del Mar Muerto –la Biblia más antigua jamás hallada-. Ocupa este cargo desde 1994, desde hace ya más de veinte años, en el que además, debe oficiar como una especie de embajador, divulgando y estudiando los mensajes que se encuentran contenidos en estos fragmentos de piel animal que ya tienen más de dos mil años de antigüedad. “PATERNAL”, es el barrio de Buenos Aires que le da título a este documental, y es precisamente donde él nació y donde fue criado en una familia de comerciantes y es precisamente esa geografía particular en la que comenzó a soñar con este proyecto –mezcla de religiosidad, libros e historia- que finalmente se ha concretado con esta designación de curaduría tan importante. Pero Roitman es un hombre de intereses y pasiones múltiples y por lo tanto puede hablar con la misma energía de religión, del Santuario y de los templos Modernos, como de Maradona, el fútbol, su hermano músico o esa pulsión por el cine que parece haber heredado, casi sin saberlo, a partir de un viejo proyecto de su padre, que descubrió inconcluso. Roitman tiene una personalidad sumamente atractiva, que genera un interés genuino por cada uno de los temas que va hilvanando el documental. Pero, por otra parte y al mismo tiempo, son tantas las facetas dentro de nuestro personaje central, que se hace difícil focalizar y desarrollar un objetivo central, un hilo conductor dentro de lo que Eduardo Yedlin como director, nos quiere contar. Por esta razón, la narrativa se comporta de una manera bastante errática y algo dispersa, con un eje demasiado endeble y saltando en una diversidad de temas compleja de abarcar. Podemos ir desde el Santuario del Libro del Museo de Israel, hasta la cancha de Argentinos Juniors, la escuela primaria del protagonista, el propio barrio de Paternal o un encuentro religioso en Brasil. Existe asimismo un abordaje de lo religioso tanto desde un punto de vista sumamente tradicional como de otro completamente descontracturado (nombrar a Maradona como Dios, por ejemplo o pensar a las canchas como un Templo) y en ese encuentro tan particular de la religiosidad como pueda concebirla cada uno, podemos encontrar un punto que en cierto modo va conectando la historia. Sin dudas uno de los puntos fuertes del trabajo de Yedlin es la posibilidad que le ofrece Roitman, de acceder a los originales de los rollos del Mar Muerto, un documento sumamente venerado y que debe cuidarse al extremo y que como espectadores logramos acceder a través de este documental. La personalidad de Roitman hace todo muy simple, en el sentido que su participación da fuerza y conduce fluida y espontáneamente cada tramo a lo que se suma la voz en off del director, narrando la historia e introduciéndonos a una diversidad de ceremonias religiosas y culturales que se entrecruzan en “PATERNAL”. Como en un juego de espejos, al mismo tiempo que viajamos a Israel al Santuario del Museo del Libro en Jerusalem, el rabino Roitman viaja dentro de su historia personal y ve que la carta que ha encontrado de su padre donde volcaba en palabras su sueño de ser cineasta, queda logrado en su propia figura, en este documental del que somos espectadores y él es parte, como un homenaje a sus raíces, a su familia, a su religión.., y a su barrio de Paternal.
Creer es crear Varios legados confluyen en este río cinematográfico, extraño, y que tiene por objeto seguir los pasos del curador de los rollos del Mar Muerto, Adolfo Roitman, argentino a pesar de vivir más tiempo fuera del suelo natal que dentro. Pero también el suelo representa identidad y la identidad cuando se piensa en la trascendencia o en lo que está y estará cuando nosotros dejemos de existir procura abrir un abanico de dudas y verdades a veces ligadas a la fe, a lo sagrado y otras a lo terrenal porque a pesar de los siglos y los milenios siguen siendo hombres aquellos que portan la historia o cortan de cuajo ese cordón umbilical con algo que se extiende más allá de la distancia o la altura que se alcance en el tránsito por esta escueta aventura. Se trata de pasión y de compromiso con lo que se cree pero además con lo que se puede transformar modos de ligar al hombre con el hombre. Buscar al padre todopoderoso no es otra cosa tal vez que encontrar lo que otros padres pensaron de nosotros o incluso intentaron descubrir. Paternal es más que un documental de Eduardo Yedlin (ver entrevista) básicamente porque hace de este viaje de descubrimiento su principal activo, otorga el protagonismo justo a Adolfo, su saber, su misión y mensaje sin erigirlo como profeta de nada y es por eso que el barrio, cuna del club Argentinos Juniors y del dios terrenal Maradona cobra un sentido simbólico y refuerza ese sentimiento de la fe en otra dimensión de algo que tampoco se explica. Y si de legado se trata la historia de Roitman hijo con sus familiares dejan el sabor de que en este derrotero por tierras santas, en este viaje absolutamente terrenal con los conflictos entre Palestinos y Judios hay otra película que se disuelve cuando se impone una Historia que en algún momento comenzó y que lejos de acabar aún parece viva, vital y con muchas páginas y manuscrito arrojados en la botella del tiempo para que el mar de los hombres la devuelva en un mensaje que todos compartan y entiendan.
Tesoros Divinos. Crítica de “Paternal” de Eduardo Yedlin El documental hace foco en un célebre habitante de ese barrio de Capital Federal, el doctor Roitman, antropólogo argentino que custodia los rollos del Mar Muerto. Por Bruno Calabrese. En el siglo pasado se produjo un descubrimiento arqueológico que interesó a estudiosos de distintos orígenes y religiones. Enterrados en vasijas fueron encontrados, en la zona del Mar Muerto, rollos que datan de casi dos mil años considerados los primeros textos del cristianismo y predecesores de todos los textos considerados sagrados por la gente que sigue esta religión. Lo que pocos sabemos es que la persona encargada de la curaduría del museo que los alberga ess un antropólogo nacido en el barrio porteño de Paternal, el rabino Adolfo Roitman quien dedicó su vida al estudio de los orígenes históricos de las religiones, especialmente las tres grandes monoteístas que surgieron en las cercanías de la región donde fueron encontrados los rollos. Pero el documental no comienza con su historia en relación a los textos, empieza más cerca, en las calles de su Paternal natal. Allí revivirá historias de infancia en algunos lugares que ya no existen e indaga sobre otra de sus pasiones: el fútbol. Ese primer trayecto refleja el extraño sentimiento que despierta el deporte en sus seguidores, así como también se aboca a la tarea que más le interesa a Adolfo, la arqueológia, trazando un paralelo interesante entre el valor simbólico que se le da a los objetos, tanto en el fútbol como en la religión. Ese que tiene, por ejemplo, la primera camiseta que usó Maradona para los hinchas de Argentinos Jrs, el mismo que tiene para los hebreos esos primeros textos. Con la cámara siguiendo de a Roitman el documental es fluido, fluido y espontáneo, se sostiene en base al carisma del rabino y sus interesantes reflexiones. El director interviene en algunas oportunidades en los diálogos, que incluyen algunas personalidades sacerdotales. Conocemos aspectos de la vida ceremonial judía, además de otras culturas que conviven entre sí desde hace miles de años. “Paternal” no solo es un documental sobre la religión, sobre las pasiones y todo lo que despierta en la gente. También es un homenaje a Adolfo Roitman, reconocido curador argentino, apasionado futbolero y orgulloso cuidador de tesoros. Puntaje: 70/100.
http://www.impacto24.com.ar/index.php/2019/09/10/los-estrenos-de-cine-de-la-semana-36/
«LLEVO MUY ADENTRO CADA GOTA DE MI VIDA» Podríamos decir que Manuel Roitman es el eje en cuestión en Paternal. Sin embargo, su estructura no es tan clara como para asegurarlo. El relato se vuelve una especie de rizoma en el que los temas van y vienen tomando importancia y luego desvaneciéndose. En este juego interesante que plantea la película corre el riesgo también de despegar a los espectadores ante temas muy específicos. El film mezcla, como bien lo dice su protagonista, lo familiar y lo universal, lo social y lo religioso, que se conjuga en una experiencia humana. Roitman es el principal foco pero no por eso el único. Paternal va explorando los lugares que construyeron y construyen al personaje. En ese camino, muchos de los temas que relata se vuelven en algunos momentos tan protagonistas como el mismo Roitman. Es por eso que es fácil perderse en el medio del film, tratando de identificar para dónde se está apuntando. Maradona, Messi y la religión judía son algunos de los tópicos que se trabajan desde sus dos facetas: lo terrenal y lo espiritual. Pero aunque algunos temas sean universales, hay otros muy específicos que dejan afuera a quienes no conocen tanto sobre eso. El personaje de Roitman es bastante particular: cuando habla, se pueden observar una manera de razonar en la cual los detalles son sumamente importantes, aun cuando el seguir con esas aclaraciones lo hagan irse del tema por un rato. Uno puede entender que el estilo del film se basa en la forma de ser de este hombre. Es un riesgo que la película se atreve a asumir. Corre con el dilema de perder a aquellos espectadores que no tengan un interés tan vinculado con conocer al curador de los manuscritos del Mar Muerto. Paternal es un film difícil de seguir. Es escurridizo. Mantiene un ritmo dinámico en el que se exploran diferentes lugares que fueron parte de la vida de Roitman. Pero también se deja su espacio para parar en cada uno de ellos a reflexionar y hacer una pausa sobre escenas cotidianas que se llevan a cabo allí.
En un cóctel donde convergen creyentes, ateos y agnósticos florece un sentimiento tan propio del ser humano como es la pasión por algo o por alguien. A partir de esa premisa es que el director Eduardo Yedlin desarrolla una historia cuyo protagonista es Alberto Roitman, un antropólogo argentino que hace muchos años vive en Israel, y tiene la misión principal de ser el curador de los manuscritos de la Biblia más antiguos que se tienen registro. Fueron encontrados en 1947 en unas cavernas y se los conocen como “Los rollos del Mar Muerto”. Tamaño hallazgo permanecen en un museo llamado Santuario del Libro. El antropólogo oficia como conductor y guía del documental, porque vino a nuestro país y volvió a su pueblo natal, ubicado en la provincia de San Juan, junto con su hermano, para recorrer las veredas y el barrio de su infancia. Luego llega a Buenos Aires, visita el museo de Argentinos Juniors, club del que es hincha, y al que iba a ver a la cancha, para después partir a Brasil en el que da una charla y retorna a Israel donde transcurre la mayor parte del film. Técnicamente la cámara se dedica a seguir a Roitman hacia donde vaya. Él charla con otros especialistas en la historia bíblica, como así también, personas que la religión no les atrae y prefiere volcar la pasión en el fútbol. Podemos apreciar impactantes imágenes de Jerusalém y sus alrededores cargados de pasado, y adentrarnos en el museo donde están los famosos rollos. En innumerables ocasiones suena música judía y de otros orígenes, para animar la filmación. Pese a volver al sitio de su niñez y al barrio porteño de su juventud, junto a la lectura de una carta escrita por su padre, al protagonista no lo invade la emoción y, al parecer, ni siquiera la nostalgia. Es así, le apasiona su trabajo, para eso se preparó, aunque su objetivo no era estar en ese lugar, y mucho menos a la edad en que fue designado. Pero vive para ello, y es un hombre reconocido en el ámbito al que pertenece. Sino fuese por el valor simbólico de los escritos, el interés que provoca el relato decaería aún más, porque el concepto que se quiso transmitir no fue lo suficientemente claro como para juntar en una misma película a la creencia religiosa con la futbolística.
Dicen los libros de historia que los ‘Manuscritos del Mar Muerto’ también son llamados ‘Rollos de Qumrán’, fueron encontrados en cuevas situadas en Qumrán (Estado de Palestina), a orillas del mar Muerto. Totalizan 972 manuscritos. La mayoría datan del año 250 a. C. al año 66 d. C., antes de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén por los romanos en el año 70 d. C. Su colección se conserva hoy en día en el museo de Jerusalén, y su curador es -nada mas y nada menos- que Adolfo Roitman, aquel que emigrara a Israel en 1987. ¿Es “Paternal” una botella lanzada al mar? ¿Será, así como los rollos sagrados, una cápsula de tiempo? La preservación de la memoria es, también, una forma de pensar y ver el mundo. Acaso, ¿por qué no?, de ocultarlo de toda amenaza. La huella de un pensamiento que todo acontecimiento histórico, social y humano arrastra como una marca indeleble. Allí está la curiosidad de todo documentalista y allí posa la mirada Eduardo Yedlin, retratando a Adolfo, un personaje que despierta simpatía e interés. Un viaje en el tiempo y en el espacio prefigura “Paternal”, documental itinerante que traza su ecuador desde los rollos del mar muerto a Maradona. Y, en ese trayecto, observamos la diversificación de ciudades, religiones, hábitats. También nos sumergimos en microcosmos y dimensiones paralelas que parece habitar este oriundo bonaerense. Resguardando ‘el santuario del libro’, dentro del museo, nos topamos con el eclecticismo de un personaje excluyente, Adolfo. La lente de Yedlin lo sabe inasible: diversos mundos giran alrededor de él; y su protagonista, generoso, abre su vida a la cámara. El documental transita una riqueza de realidades paralelas y recuerdos nostálgicos. Filmado en Argentina, Brasil, México e Israel, nos incita a pensar en qué cosas puede creer un ser humano. En su cosmovisión puede caber la divinidad absoluta superior, poderosa e impoluta, tanto como la fragilidad humana e inabarcable de un ídolo popular y convocante. En tiempos de fútbol como un templo moderno y de deportistas concebidos como íconos de masas.