Perón y los judíos de Sergio (Shlomo) Slutsky. Crítica. Una historia plagada de matices y subjetividades. Bruno Calabrese Hace 1 día 0 11 Este jueves en CineAR TV a las 22 hs y a partir del viernes en su página web, se estrena el documental que indaga sobre la relación de Perón con la comunidad judía argentina. Por Bruno Calabrese. Gorila es el término utilizado en Argentina para denominar a los antiperonistas o a quienes están en contra de las ideas centrales del peronismo. Pero, ¿De dónde proviene el mismo? El termino empezó siendo utilizado en una tira cómica y cuenta el mito que se tomó de una película llamada Mogambo protagonizada por el actor Clark Gable. Es a partir de una duda sobre si su padre era gorila o no, que Shlomo Slutzky intenta romper la dicotomía sobre la relación entre Perón y las comunidades judías. Para eso realiza varias entrevistas con intelectuales y referentes que vivieron o conocen esa época para desentrañar el porqué de ese término y la relación peronismo – judíos en los años 40/50. La primera crítica que surge es que Perón le dio asilo a jerarcas nazis, criminales de guerra durante la Segunda Guerra Mundial. Pero ¿cuanto hay de verdad en eso y cuanto de mito? ¿Fue Argentina el único país que les dio asilo? Todas esas dudas son las que Shlomo trata de desentrañar en base a datos concretos y no de sensaciones, muchas veces cargadas de subjetividades. Sabemos que el peronismo de los años 45 y 55 divide aguas entre quienes lo ven desde su inicio como un movimiento que promovió la justicia social, que le dio voz y visibilidad a la gente de bajos recursos, que ayudó a tener una esperanza en su vida, a conseguir el ascenso social, que le dio también oportunidades a las mujeres y realzó su oportunidad de votar, pero también están quienes lo veían como un régimen totalitario, fascista, que perseguía a sus opositores y buscaba eternizarse en el poder. Así como sucedía en casi toda la totalidad del país, el documental refleja que esa misma dicotomía existía dentro de la comunidad judía en Argentina. Algunos testimonios sostienen que luchó fuertemente contra el antisemitismo en sus declaraciones y en sus actos, otros ven todo lo contrario, al observar que esos discursos eran actos de demagogia del líder justicialista, en base a las vaivenes de un mundo en conflicto ideológico luego de la Segunda Guerra Mundial.La comunidad nos era ajena a estas posiciones antagónicas que el peronismo provocó y continua provocando como movimiento histórico. Todas esas posiciones se ven reflejadas en el principio y son las que servirán como puntapié inicial de las contradicciones que produce en la sociedad mundial, no solo argentina, el movimiento peronista. Un historiador israelí defensor de las políticas peronistas, intelectuales criticando sus posiciones acomodaticias, incluso hermanos con opiniones totalmente disimiles en sus conceptos. El documental recoge todas esas declaraciones para tratar de llegar a una mirada concreta, pero en todo ese berenjenal de diferentes mirada de análisis, no llegará a ninguna conclusión tajante sobre la relación del peronismo con la comunidad judía argentina. Pero si servirá para que se ponga un poco de claridad sobre que, las mismas divisiones que se dan en la sociedad argentina se dan en la comunidad, siempre basadas en sensaciones, algunos con miedo de ser perseguido otros que no sintieron lo mismo. Pero de todas maneras se ve una preponderancia en criticar algunas acciones que realizó Perón, como la creación de la OIA (Organización Israelí Argentina) en contraposición a la DAIA, donde se habla de judíos militantes que marcaban a otros judíos comunistas para que sean perseguidos. Conflicto que se profundizó con la abstención de Argentina en 1947 a la creación del Estado de Israel en las Naciones Unidas. Perón y los judíos es una muestra más de las divisiones argentinas en torno al movimiento peronista. Un documental que recoge testimonios interesantes que permiten romper con el pensamiento binario en torno a la figura de Perón y demuestra los diferentes matices existentes sobre su figura, pero que también sirve para que Shlomo se permita una conclusión tajante: Su padre no era gorila. Puntaje: 70/100. Guión
Sergio “Shlomo” Slutzky es un realizador y periodista argentino radicado desde 1976 en Israel que viene produciendo documentales donde el denominador común es la relación de la comunidad judía argentina con la historia reciente del país. Las víctimas del terrorismo de estado durante la última dictadura en Sin punto y aparte (2012) y Disculpas por la demora (2018, codirigida junto a Daniel Burak), los atentados a la AMIA y la Embajada de Israel en Palos en la rueda (2013). Su último film, Perón y los judíos, cuyo nombre es suficientemente descriptivo, sigue esta misma tendencia. Y aunque se remonta hacia más atrás en la historia, yendo hacia el primer peronismo comprendido en el período 1945-1955, la vigencia del tema lo sigue ubicando en el lugar de lo contemporáneo. Otra característica de los trabajos de Slutzky es el de abordar sus temáticas a partir de la propia experiencia o de sus seres cercanos, haciendo jugar lo personal con lo político, la historia familiar con la historia del país. En el caso de Perón y los judíos, el disparador es también personal y familiar: la acusación que siempre pesó sobre su padre (fallecido en 1983) de ser “gorila”. Se trataba de un judío progresista, ilustrado, de formación intelectual e intereses artísticos, que vivió ese primer peronismo con una desconfianza que lo puso, como muchos otros en la colectividad, en la vereda de enfrente. Este interrogante por parte del hijo, mezcla de asombro y voluntad de reivindicación (cómo podía este socialista de sensibilidad humanista ser ubicado en el estante de lo antipopular) es el punto de partida para iniciar una investigación exhaustiva y sobre todo (y eso es lo más destacable) lo más libre posible de prejuicios y preconceptos, con ganas de cuestionar los lugares comunes y las concepciones cristalizadas. Y es que, efectivamente, cuando se aborda el tema de las relaciones de la comunidad judía con el peronismo uno se encuentra con unos cuantos sobreentendidos y conclusiones que se dan por sentadas sin discutirlas demasiado. Y son a estas que el realizador pretende interrogar, encontrándose entonces con la concepción de Perón como un director fascista, la supuesta complicidad en la llegada de criminales nazis después de la guerra, las sospechas de antisemitismo hacia algunas ramas del movimiento, la relación conflictiva con algunas instituciones y la desconfianza de buena parte de la colectividad en aquel momento. Ello a la vez contrastado con las fluidas relaciones del gobierno con el Estado de Israel, unas cuantas declaraciones de Perón y Evita reivindicando a la comunidad judía, las relaciones que mantuvieron con miembros destacados de la misma, el intento también de Perón de captar las instituciones o de formar las propias (tener, en fin, “sus” judíos), como así también el papel destacado que tenía un miembro de la comunidad como José Ber Gelbard en el esquema económico del peronismo. Lo que Slutzky y el espectador va encontrando es que las cosas son mucho más complejas que el simple blanco y negro con el que se suele abordar la cuestión, y lo que hace interesante al documental es esta actitud de no retroceder ante las contradicciones, ubicar sobre la mesa todos los elementos posibles, todos los testimonios disponibles y ponerlos a discutir sin temor al conflicto o la ambigüedad. Para ello entrevista a una buena cantidad de personajes, muchos de ellos testigos de la época, o investigadores que trabajaron el tema, y con el mismo desprejuicio conforma un elenco ideológicamente variopinto que puede ir desde Herman Schiller a Juan José Sebrelli, y donde las posiciones pueden variar desde un antiperonismo recalcitrante a una reivindicación abierta, con todo lo que puede haber en el medio. Con su sesgo periodístico Slutzky los interroga, los escucha, trata de comprender sus razones y a la vez las pone en cuestión. Esta discusión se termina al final escenificando en una suerte de amable careo intelectual entre dos de los más lúcidos representantes de ambas posiciones, el escritor argentino Abrasha Rotemberg y el historiador israelí Raanan Rein. Más interesada en lo que se dice y lo que se muestra que en el cómo, la puesta del film denota cierta urgencia que le da agilidad, pero también es a veces desprolija e incluso muestra cierta tosquedad. En algún momento esa desprolijidad puede conspirar contra la investigación misma como cuando se incluye sin contexto un fragmento del documental antiperonista Permiso para pensar (1989) para denunciar el personalismo peronista mostrando mediante el montaje la contradicción entre discurso e imagen, un recurso que se parece bastante a una chicana y que, al no mencionar la fuente, el documental de Slutzky pareciera tomar como propio. Slutzky es protagonista del film, pone su voz, su cuerpo y su historia familiar. Dirige la investigación como una suerte de pesquisa de la cual él es el detective, recoge testimonios, interroga y busca pruebas, las compara y las enfrenta. Con sus limitaciones formales, el film es ágil y entretenido, la discusión es a veces picante y movilizadora, y aunque al final Slutzky arriesga una conclusión sobre su padre (que a sus amigos no los convence del todo), tiene el mérito de dejar la discusión abierta. PERÓN Y LOS JUDÍOS Perón y los judíos. Argentina, 2019. Dirección: Sergio (Shlomo) Slutzky. Testimonios: Raanan Rein, Abrasha Rotemberg, Herman Schiller, Gerardo Mazur, Juan José Sebreli, Alberto Manguel, John Manguel, Mike Manguel. Guión: Sergio (Shlomo) Slutzky, Malen Azzam. Fotografía: Ezequiel Simone, Tomer Slutzky. Montaje: Emiliano Serra. Dirección de Sonido: Daniel Montes Calabró, Marcos Giraldez. Producción: Javier Díaz, Sergio (Schlomo) Slutzky. Duración: 72 minutos.
Perón y los judíos arranca con una conferencia del historiador israelí especializado en peronismo Raanan Rein. Allí cuenta que, según sus investigaciones, Juan Domingo Perón no fue antisemita ni pro-nazi, sino un hombre que hizo del pragmatismo su principal norte político, al menos en lo que a la cuestión judía se refiere. A partir de esa reflexión, y movido por la inquietud de indagar en los vínculos de su padre fallecido con el peronismo, el director y periodista Sergio “Shlomo” Slutzky realiza un viaje en el que lo personal, lo social y lo histórico se entrelazan para vislumbrar la compleja trama de la construcción de la memoria. Durante ese recorrido entrevista tanto a personas que conocieron a su padre como a varios historiadores e intelectuales referentes de la comunidad. A través de ellos descubre, primero, que su padre no era el “gorila” que él pensaba, pero también que la relación con el peronismo está menos atravesada por lo religioso que por clase social y los recuerdos de la infancia y la juventud de cada entrevistado. Así, mientras algunos veían en este movimiento una amenaza opresora, otros focalizan en el sentimiento de libertad y las posibilidades de ascenso social de aquella época. Slutzky indaga en los pliegues de la relación cambiante, casi bipolar, de los dos primeros mandatos de Perón con los judíos: el mismo gobierno que se abstuvo de votar la creación del Estado de Israel, fue el primero en enviar un embajador. La película navega en ese mar de contradicciones balanceando opiniones y miradas, en lo que podría catalogarse como una réplica de la famosa “Tercera posición”.
Un tema interesante llevado a la pantalla de una manera torpe y primigenia. La necesidad del director de ponerse todo el tiempo en primera fila, voz en off, imagen, reflexiones, perturban el seguimiento de una investigación que tampoco termina por dar frutos sólidos.
El director Sergio “Shlomo” Slutzky presencia una conferencia del historiador israelí Raanan Rein quien intenta establecer que Juan Domingo Perón no fue antisemita ni pro nazi, sino un pragmático, que buscó acomodarse a los vientos de cada momento. Esto despierta en Slutzky el deseo de investigar si esto es así, cuál era el vínculo de su propio padre con el peronismo y qué opina la comunidad judía sobre este tema. Con una objetividad casi imposible de lograr en un cineasta radicado en Argentina, Slutzky pregunta y repregunta, escucha las opiniones más variadas, incluso las que se contradicen entre sí. El director vive en Israel desde 1976 y viaja con frecuencia a la Argentina. Es decir que mantiene, como se ve en la película, un equilibrio entre la cercanía y la distancia que por suerte aplica a la película. La objetividad del director permite que sus conclusiones sean más contundentes, pero no en blanco y negro, sino con matices. La demagogia de Perón, buscando decirle a cada uno lo que quería oír, sus intentos por cooptar a todos para mantenerse en el poder a cualquier precio y sus conductas y discursos abiertamente totalitarios también se dan cita, aunque sin que esto signifique que aparezcan voces que defienden su figura y sus logros. El cine argentino de los últimos veinte años ha sido, casi en su totalidad, incapaz de tener una mirada crítica sobre el peronismo. Esta es una de las pocas excepciones y no necesita, como ocurre con los films peronistas, mentir, engañar o exagerar las cosas para sostener su discurso. Una mirada contemplativa e inteligente sobre el tema que elige, todo lo contrario a un film militante.
Peronismo y judaísmo: gran dicotomía El canal Cine.ar TV y la plataforma Cine.ar nos traen el estreno Perón y los judíos (2019) del periodista y director argentino-israelita Sergio "Shlomo" Slutsky. Cuando años atrás mis amigos acusaron a mi difunto padre de haber sido en los años 50s "otro judío gorila", refiriéndose a ser reaccionario y antiperonista, me decidí a salir a investigar el supuesto ADN de mi viejo, fallecido en 1983. En este recorrido llegué a amigos de su juventud durante la presidencia de Perón, a historiadores e investigadores y otros testigos en Argentina e Israel, en una búsqueda que es también personal pero que ilumina algo de la grieta que afecta a la sociedad argentina, hasta el día de hoy. Este interesante documental se construye a partir de la investigación realizada por Slutsky a raíz de una inquietud personal de la cual se desprende información sobre la comunidad judía en Argentina y su relación con el ex presidente Perón. El director busca contraponer las diferentes opiniones tomadas de las entrevista realizadas a conocidos de su padre, investigadores e historiadores. De esta manera, el documental no goza de grandes recursos cinematográficos: el sonido en general es bastante bueno pero la imagen no tiene mucho trabajo. Estos elementos no resultan un impedimento a la hora de disfrutar el film, pero lo que sí lo es, es el contexto histórico en el que se desarrolla dicha investigación. Para aquellos no tan afines a la compleja historia argentina, puede dificultarse la comprensión del marco histórico. "El documental mantiene un llevadero diálogo de opiniones opuestas que invitan al espectador a sacar sus propias conclusiones, aunque de lo que sí se está de acuerdo es en que no todo es blanco o negro."
El documental Perón y los judíos busca desandar la relación conflictiva que la colectividad judía tuvo con el peronismo desde sus comienzos y que, hasta el día de la fecha, los encuentra enfrentados con un fanatismo a veces imposible de comprender. Se estrena en Cine.Ar TV y Cine.Ar Play. Sergio Shlomo Slutzky dirige esta investigación sociológica partiendo del supuesto que, según sus amigos, su padre era el “típico judío gorila”. Con el surgimiento de la categoría de “gorilas” en la mirada sociopolítica del país, el director inmediatamente se encuentra con una realidad en la cual la mayoría de los judíos de la Argentina, pero también quienes viven alrededor del mundo, tienen una imagen muy negativa de Perón basada, en gran parte, en el supuesto antisemitismo del movimiento peronista en el país. Desde el comienzo del film, rápidamente se percibe que hay una especie de engaño en el título, ya que en realidad vamos a estar tratando de desandar la relación de los judíos con el peronismo y no al revés. Esto es muy interesante -particularmente en este momento del país y por qué no del mundo-, porque deja al descubierto uno de los mayores problemas estructurales de la posición de los pueblos sobre la política: la postura binaria. Vemos entonces cómo el hecho de que se considere a Perón como un héroe o un demonio, sin ningún tipo de matices, se traslada directamente a la sociedad en la cual o se es peronista o se es gorila, pero no hay un análisis más profundo de la situación. Así, desde el comienzo del film, el director nos muestra cómo el investigador Raanan Rein desmitifica mucho de los preconceptos que en nuestra historia se tomaron como hechos fácticos que demostraban el antisemitismo no sólo del movimiento peronista, sino del propio Perón. En el recorrido de Rein también hay detractores que tienen pruebas sobre la conflictiva relación del movimiento político con la comunidad judía del país y personas que avalan sus dichos. El recorrido es muy interesante y nos lleva a revisar unas cuantas de las situaciones que, con mucha incredulidad, vemos hoy día en nuestro país sobre cómo los rumores instalados en el centro del debate pueden más que los hechos fácticos que se presentan. También es interesante ver cómo el mismo Rein permite, en algunos momentos, que ciertas controversias lo superen en sus propias argumentaciones, dando un atisbo de cuál es en parte una de las trabas que impiden desandar este camino de odios y fanatismos. Perón y los judíos es una investigación que refleja, en su seno, un problema mucho más profundo y abarcativo que la relación de la comunidad judía argentina con el ex presidente, y que le permite al espectador tener una mirada mucho más profunda sobre cuáles son las batallas instaladas en la sociedad como parte de la agenda política de los medios y los partidos en pos de buscar hacerse de la mayor cantidad de votos con la menor cantidad de críticas posibles.
EN LA MESA NO SE HABLA DE POLÍTICA NI DE RELIGIÓN Sergio (Shlomo) Slutzky es un periodista y director argentino-israelí. Todos sus trabajos documentales se encuentran marcados por ese rasgo identitario, pues exploran acontecimientos de la historia argentina con especial atención a la participación de la comunidad judía. La otra cualidad que caracteriza su obra es la exploración del pasado familiar y su vinculación con el nacional. Su último documental, Perón y los judíos, surge, en palabras del director, a partir de una acusación hecha por sus amigos que pone en juego todos estos elementos: ¿fue el padre de Slutzky, durante la década de los ’50, “otro judío gorila”? El método de trabajo de Slutzky determina el devenir narrativo del documental: el periodista reconstruye el pasado de su padre siguiendo el rastro dejado por las palabras de sus amistades. La película avanza entonces contrastando los testimonios y opiniones de aquellos que participaron en la vida política argentina en los años de gobierno de Perón. Sin embargo, el director no se limita a lo estrictamente familiar, puesto que incluye también las opiniones de figuras prominentes de la comunidad judía en Argentina y también de aquellos que atestiguan o investigan la relación entre Perón y el pueblo judío. Aunque no oculta su posicionamiento ideológico respecto de ciertas cosas, Slutzky va tejiendo un relato en el que las distintas voces tienen espacio para contar su versión de los acontecimientos. El pasado se rebela entonces como un clúster inestable de versiones e interpretaciones que muchas veces colisionan dejando su marca hasta en la intimidad de una escena familiar (uno de los “episodios” más interesantes que muestra el documental es la relación conflictiva entre los tres hijos de Pablo Manguel, primer embajador de Perón en el joven Estado de Israel). Este trabajo de cruce entre lo micro y lo macro, entre la Historia Nacional con mayúscula y las historias familiares que se desempeñan como una suerte de reverso, o mejor dicho como sus ramificaciones capilares, es la peculiaridad más sólida y potente del trabajo de Slutzky. En este sentido, la forma en la que el director argentino-israelí encara esta etapa de la historia argentina no se caracteriza por su singularidad; la búsqueda de sentido a partir del cruce entre lo íntimo familiar y lo público nacional caracteriza al trabajo de muchos escritores y directores argentinos que revisan las décadas de los ’50, los ’60 y los ’70.
Después de realizar varios documentales que vinculan a la comunidad judía con la Argentina como «El Pacto del Silencio (Asesino)», sobre los desaparecidos judíos durante la última dictadura militar o «Palos en las ruedas», sobre los obstáculos impuestos a las investigaciones de los atentados a la Embajada de Israel en Argentina y a la AMIA, el director Shlomo Szlutzky vuelve a ahondar en estas cuestiones con una obra mucho más personal. «Perón y los judíos» viene a tratar de responder un interrogante que le plantearon amigos del realizador, quienes acusaron a su padre de haber sido «otro judío gorila» en los años ‘50. Es así como él se propuso investigar sobre el verdadero ADN de su progenitor, quien falleció en 1983. A lo largo del documental, nos encontraremos con una pluralidad de testimonios argentinos e israelíes que relatan la época presidida por Juan Domingo Perón, tanto a favor como en contra. No se trata de un documental tendencioso, sino que busca aportar distintas miradas sobre el mismo momento vivido, a partir de opiniones de historiadores, filósofos, personalidades de la cultura o personas que crecieron durante este gobierno y que hasta conocieron a su papá. Más allá de los datos fehacientes que puede proporcionar la película, todo pasa más por los sentimientos de aquellos testigos, algo que una figura como la de Perón sin duda despierta en los argentinos. Se la ama o se la odia, no suele generar grises. Esta pasión, para bien o para mal, traspasa los relatos de cada entrevistado. En este sentido, la película busca ahondar, también y de alguna manera, en el origen de la tan presente grieta que atañe a la sociedad por nuestros días. No se siente como una historia tan lejana, a pesar del tiempo transcurrido, sino que se trata de una discusión que sigue vigente hasta la actualidad. Las entrevistas se mezclan con material de archivo, como fotos o videos, para terminar de contextualizar la época de los ‘50. Además, se realiza un seguimiento al director mientras va reconstruyendo la vida de la Argentina pero también su propia vida y la de su familia. Por otro lado, la voz en off del propio Szlutzky funciona como un hilo que conecta las distintas entrevistas con los hechos ocurridos en el pasado, como también reflexiona sobre algunas cuestiones y hace alguna que otra aclaración cuando es necesario. Su voz, un castellano con acento israelí, le otorga un sello particular al relato, dejando entrever esa mezcla de cultura e identidades. En síntesis, «Perón y los judíos» es de esos documentales que nacen a partir de un interrogante personal, donde el propio director busca alguna respuesta determinada sobre el planteo inicial pero que también intenta abarcar una temática mucho más amplia que involucra a todas las personas en circunstancias similares. En este caso, a todas aquellas familias judías que vivieron en la Argentina durante la época de Perón para contar sus experiencias, vivencias y percepciones. Si bien su realización es bastante convencional, es un documental que desborda sentimiento gracias a sus testimonios valiosos y a la voz en off.
En un mes tan peronista como octubre vale recomendar el alquiler de Perón y los judíos, documental que aborda un fenómeno reconocido por unos cuantos argentinos, y sin embargo pocas veces abordado por nuestro cine nacional: el rechazo generalizado que el movimiento justicialista provocó y sigue provocando en nuestra comunidad judía. El afiche muestra al autor del largometraje, Sergio Shlomo Slutzky, debajo de una pancarta o pasacalles escrito en hebreo e ilustrado con retratos de Juan Perón y Eva Duarte; a escasos metros deambula un gorila, representación por antomasia del ciudadano antiperonista. De esta manera, el fotomontaje adelanta la intención de semblantear a un prototipo de contrera (diría Evita), aquél con raíces judías. Nacido y criado en Argentina pero radicado hace décadas en Israel, Slutzky emprende un viaje de Tel Aviv a Buenos Aires, en busca de respuestas a inquietudes en principio personales. Para alivio de los espectadores reticentes a las aproximaciones históricas con marcado sesgo autorreferencial, vale señalar la existencia de una contrafigura: el historiador israelí especializado en Peronismo, Raanan Rein. El también vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv viaja igualmente a nuestra ciudad, en su caso para ofrecer charlas que refutan datos y argumentos de sus paisanos antiperonistas. Slutzky y Rein conforman entonces una suerte de sociedad narrativa. El primero formula preguntas desde cierta experiencia familiar e individual; el segundo desarrolla respuestas a partir de sus investigaciones académicas. Aunque de distinta manera y en distintas circunstancias, uno y otro frecuentan a otros judíos que analizan su relación con el Peronismo. Herman Schiller y Juan José Sebreli son los entrevistados más conocidos; en una mesa de amigos participa apenas –menos de lo que algunos quisiéramos– Juan Pájaro Rojo Salinas. La recopilación de material de archivo constituye el plato más suculento de Perón y los judíos. Recortes periodísticos, fotos oficiales, extractos de noticieros recuerdan acciones gubernamentales ajenas al antisemitismo que se le imputa al Justicialismo, por ejemplo la donación de frazadas a Israel, la (innecesaria) importación de naranjas, el nombramiento del embajador Pablo Manguel, el encuentro de Evita con Golda Meir. Entre estas anécdotas asoman judíos no gorilas, acaso con algún sentimiento filoperonista. Mientras visibiliza a esta ¿minoría?, Slutzky reproduce los epítetos pronunciados por ¿la mayoría? y ligados a nociones de oportunismo, obsecuencia, incluso traición (por si cupiera alguna duda, la histórica grieta de envergadura nacional también causa estragos en esta comunidad). Con la incorporación de un tramo del musical Evita montado en Israel, el realizador sugiere que el antiperonismo prima allá también. El dato refuerza la sensación de que Rein es una rara avis entre sus compatriotas y correligionarios; acaso el autor de Los muchachos peronistas judíos merezca un rol protagónico en otro documental. Con Perón y los judíos, Slutzky transita un terreno poco frecuentado por nuestro cine, y por lo tanto sienta un precedente auspicioso más allá de desprolijidades formales y limitaciones propias de los documentales con un pronunciado eje autorreferencial. Desde esta perspectiva, el film vale sobre todo porque alimenta el interés sobre esta arista particular de un movimiento tan singular como el Justicialismo.
Ser judío en los años de Perón Apartir del termino gorila, el director de este documental comienza una investigación acerca de la relación que tuvieron los gobiernos del general Perón entre los años 1945/1955 con la comunidad judía argentina. ¿Qué significa ser un gorila en la Argentina a partir del derrocamiento de Perón en 1955?, el termino empezó siendo utilizado en una tira cómica y cuenta el mito que se tomó de una película llamada Mogambo protagonizada por el actor Clark Gable. Gorila significaba (y significa en la cultura Argentina) ser claramente un antiperonista o estar en contra de las ideas basales del peronismo, al padre del director de este documental se lo llamó gorila en esos años y es a partir de allí que Sergio Shlomo Slutzky realiza varias entrevistas con intelectuales y referentes judíos que vivieron o conocen esa época para desentrañar el porqué de ese término y por añadidura, la relación peronismo – judíos en los años 40/50. El peronismo de los años 45/55 claramente divide aguas entre quienes lo ven desde su inicio como un movimiento que le dio voz y visibilidad a la gente de más bajos recursos, que los ayudó a tener una esperanza en su vida, a realizarse, un gobierno que le dio también oportunidades a las mujeres y realzó su oportunidad de votar, y entre quienes lo veían como un régimen totalitario y fascista que perseguía a sus opositores y buscaba entronizarse en el poder. Es esta misma dicotomía la que nos muestra este documental en relación a las actitudes que Perón tenía con la comunidad judía en Argentina. Algunos realzan como luchó contra el antisemitismo en sus declaraciones y en sus actos, otros ven todo lo contrario, al observar una persona que consideraban acomodaticia a los vaivenes que tenía un mundo en guerra constante. Muy claramente están marcadas las posiciones antagónicas que este movimiento histórico provocó y aún sigue provocando en la sociedad Argentina. Hay muchos matices en cada declaración: un historiador israelí defensor de las políticas peronistas, intelectuales criticando sus posiciones acomodaticias, incluso hermanos con opiniones totalmente disimiles en sus conceptos. He aquí la dificultad del documental en llegar a una conclusión tajante sobre esta relación peronismo – comunidad Judía argentina. De todas maneras se ve una preponderancia en criticar algunas acciones que realizó Perón como la creación de la OIA (Organización Israelí Argentina) en contraposición a la DAIA, donde se habla de judíos militantes que marcaban a otros judíos comunistas para que sean perseguidos, y la abstención de Argentina en 1947 a la creación del Estado de Israel en las Naciones Unidas. Este es un documental valioso donde el director se permite concluir que su padre no era un gorila y donde logra, dar a luz algunos hechos de esa época bastante interesantes para quienes quieran saber y descubrir ciertas acciones del peronismo no tan puestas en foco ni investigadas.