Una semblanza fresca sobre liderazgo político. Crítica de Raúl, La democracia desde adentro.I El documental formula un perfil sobre el ex presidente radical con un mestizaje estilístico ya sea por el muralismo como estructura narrativa para contar la voz interior y exterior del jefe de estado, los testimonios de distintas figuras cercanas como relatores que conforman el perfil del funcionario. Un registro exploratorio que ensambla el discurso en imágenes de archivo en las paredes públicas como soporte y vía simbólica para comunicar sus pensamientos, acciones, carácter y el clima social. Por. Florencia Fico. Resultado de imagen para raul la democracia desde adentro trailer Los directores Juan Baldana y Christian Rémoli intensifican la conciencia del espectador con sus yuxtaposiciones y recontextualizaciones a base de diversos testimonios en total se entrevistaron a 60 referentes que reforzaron el efecto comprensivo de cada parte de la vida del líder. Gustavo Dejtiar como guionista sumó como parte del relato la utilización de murales con frases típicas del ex mandatario, aquellas eran cambiantes y progresivas, donde los artistas visuales componían una atmósfera colectiva que era representada en las calles de Chascomús como punto de encuentro que pone a disposición el espacio público con diversos mensajes desde la relación de Raúl Alfonsín con su madre, su pasión por la laguna de la localidad, el hostigamiento mediático, su antagonismo con la Sociedad Rural Argentina, su postura frente al otro en sus discursos y sus lemas. La musicalización por parte de Eugenia Blanco y Pablo Nomdedeu fue sobria con instrumentación académica en piano, flauta y percusión. En torno a la fotografía de Javier Grufi se hacen grandes desplazamientos con grúas para acercarse o alejarse de un lugar, tomas aéreas, zoom en objetos de época como grabadores del tipo Geloso, lupas para ver diapositivas con un efecto de sobreexposición logra un aspecto angelado en la cara de Alfonsín. Una proyección documental que refleja su personalidad, su inicio en la lectura debido a una complicación en la salud de su madre, su gestión, su legendaria misión democrática como dirigente, su pasado y en su mandato para evidenciar al referente proveniente de Chascomús, su paternidad ausente desde lo físico pero no emocional y el emblema que significa en la historia argentina. Al ser abogado su interés por los derechos humanos en la representación de personas detenidas interponiendo habeas corpus en la última dictadura militar, la fundación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), sobre la idea: “No hay más paredón para la Argentina” y su publicación en un libro icono “Nunca más”. Él le dio la bienvenida a Fidel Castro en Argentina, la generación de la Ley de Obediencia Debida y Punto Final, el Copamiento del Cuartel en la Tablada, su déficit en la economía con la hiperinflación y los paros nacionales. Aunque todos coinciden que era: “Honesto y sensato”. Y por último, el acompañamiento del actor Luis Brandoni al final de su vida con cáncer y algunos accidentes de tránsito cuando siguió con su carrera política posteriormente al término de su presidencia. El acierto del documental fue reunir a diferentes figuras polémicas como militares carapintadas, representantes del sindicalismo y el peronismo. No llega a ser un homenaje y compensa la balanza con un potenciada interacción entre las voces que arman un contexto natural y creíble. Otro elemento punzante fue el registro audiovisual de su conferencia en Estados Unidos con el presidente Ronald Regan por el acuerdo para el financiamiento de la deuda con el Fondo Monetario Internacional al que él enfrentó con astucia. Esa constante ruptura de jerarquía hasta la religiosa cuando confrontó las ideas de corrupción que se daban en la Iglesia Stella Maris impartidas por Monseñor Medina(principal promotor de los carapintadas) al cuál desafió al contestarle en el púlpito. Puntaje:8
Semblanza Un metódico ejercicio de investigación y profesionalismo hacen de Raúl (La democracia desde adentro) (2019), de Juan Baldana (Los del suelo) y Christian Remoli (1986. La historia detrás de la Copa), un documental necesario para continuar analizando la joven democracia Argentina y a su figura más representativa: Raúl Alfonsín. Christian Remoli es un realizador que ha sabido configurar su carrera a través de épicos proyectos que vieron la luz en la pantalla grande, pero también en las más pequeñas, por extensión, por profundidad, que le han permitido serializar aquello que luego se condensaría en un único envío cinematográfico. En esta oportunidad suma a Juan Baldana para darle aún más precisión y profundidad a un extenso proyecto dividido en episodios, que intenta configurar a partir de entrevistas a involucrados, familia, amigos, rivales, material televisivo, fotográfico, una mirada totalizadora acerca del presidente que supo conducir el camino de un pueblo que venía apaleado por militares. Pequeños hallazgos como esa imagen de Alfonsín en el servicio militar junto a Leopoldo Fortunato Galtieri, o el surgimiento del saludo y el logo que caracterizó su campaña proselitista, mechado con testimonios de sus hijos y nietos, son solo algunos de los hitos que repasan momentos claves de la historia del ex mandatario. Si bien su origen es cinematográfico, en la película la palabra pesa mucho más que las imágenes, al estremecer a las audiencias con la incorporación de discursos, como aquel que dio en la 9 de julio antes de que se iniciara el primer proceso electoral democrático, y en donde dijo “argentinos se acaba la dictadura” sin mucho más que agregar. "La vida", "El plan", "La casa", "La muerte", son los nombres de los separadores escogidos para atravesar la llegada al poder y su salida del mismo, representando los momentos históricos y los vaivenes que a él y su pueblo les tocó vivir. Militares, carapintadas, inflación, juicios, las anécdotas se evaporan e intentan anclarse en el asidero que la oralidad de las entrevistas posibilitan, y recorrer, de esta manera, dos partes diferentes del presidente. Baldana y Remoli deciden que aquellos testimonios que dan prueba de la existencia de Alfonsín se dividan entre anécdotas familiares, que humanizan mucho más al hombre, y por otro lado, anécdotas históricas que configurarán el espacio de acción de Alfonsín, y entre ambos puntos, se intenta deconstruir el mito y transformarlo en un referente mucho más cercano. Así, con la invasión de imágenes desde varios frentes, la proyección en paredes de discursos, y la incorporación del trabajo de un artista pictórico, que trabaja en un gigantesco mural a lo largo de los casi 220 minutos que dura la película, se configura una idea sobre Alfonsín alejada de prejuicios y conceptos confusos. En épocas en las que los empresarios se transforman en presidentes, la corrupción trastoca todo vestigio de honestidad y ganas de trabajar y el hombre es una commodity más, Raúl (La democracia desde adentro) aggiorna la imagen del político, la humaniza, la recupera y la potencia, desde sus discursos, de una vigencia tan actual que duelen, pero que son necesarios para la reflexión y el debate.
'Raúl. La democracia desde adentro' nació como una serie documental de cuatro capítulos, de una hora de duración cada uno. Sus realizadores editaron luego una versión de dos horas y media para pantalla grande. Por esos caprichos de la lógica comercial, el largometraje comenzó a exhibirse antes que la obra para televisión. Las observaciones y reflexiones que figuran a continuación se circunscriben a la película. ¿Cómo deberíamos mirar un documental sobre Raúl Alfonsín? ¿Qué hacemos con nuestros propios recuerdos, lecturas, apreciaciones: los descartamos a favor de una aproximación virgen o los utilizamos para detectar falsedades, verdades a medias, puntos ciegos? ¿Nos limitamos a evaluar la factura técnica de la producción audiovisual: cantidad y variedad de fuentes consultadas, pertinencia del material recabado, uso de recursos dramáticos? ¿Nos detenemos en los antecedentes del o los realizadores? ¿Evitamos o abrazamos categorías como Tributo póstumo o Producto de una época? ¿Nos concentramos en la figura retratada o extendemos la mirada a la sociedad que desconoció, descubrió, acompañó, votó, aplaudió, silbó, descalificó, reconsideró, desagravió, despidió, reivindicó al primer Presidente democrático después de la dictadura de 1976-1983? ¿Discutimos con el o los autores del retrato? ¿Desde qué lugar? A juicio de quien suscribe, los documentales abiertamente políticos suman puntos cuando interpelan al espectador a partir de la formulación de una hipótesis y/o de preguntas. Aún cuando estén bien hechos, panegíricos y diatribas resultan menos enriquecedores y acaso menos memorables. Con Raúl, Juan Baldana y Christian Rémoli plantean una hipótesis: Alfonsín fue mucho más que un político honesto. La declaración de su hijo Ricardo sobre cierta tendencia a «descafeinarlo, a desideologizarlo» explicita la intención de redimensionarlo, o de pluridimensionarlo con perdón del neologismo. Por otra parte, a partir de las preguntas que Eduardo Anguita (se) hace en el tramo final de la película, los realizadores intentan tomar distancia del homenaje acrítico. «Tratamos de ser lo más objetivos posible» sostuvo Baldana al término de la proyección del film para la prensa. En este punto algunos espectadores preferimos hablar de Honestidad intelectual y, sí, es notable el esfuerzo destinado a dar cuenta de distintas posturas entre las fuentes consultadas. En el plano periodístico asoman –además del citado Anguita– el ex vocero presidencial José Ignacio López, con una intervención muy breve; el reportero gráfico Dani Yako, que cubrió la campaña electoral de 1983; Juan Pablo Csipka, autor de Los 49 días de Cámpora; Pablo Waisberg, co-autor de La Tablada. Aunque es politólogo, también vale mencionar al autor de Los tiempos de Alfonsín, Andrés Alberto Masi. De la misma búsqueda de equilibrio parecer surgir la exposición de cierta evolución –¿o involución?– ideológica de Don Raúl: desde el coqueteo infructuoso con el dirigente sindical Agustín Tosco a principios de la década del ’70 hasta la reivindicación de las Fuerzas Armadas en el marco de la brutal represión a los insurgentes de La Tablada a fines de los años ’80. En cambio, los esfuerzos autorales de ecuanimidad se diluyen un poco ante la mayoría amable que ex funcionarios radicales, más el hijo, una nieta, una amiga de Alfonsín y el actor Luis Brandoni representan en el abanico de entrevistados. Además de conformar una minoría (también amable), los adversarios realizan intervenciones menos prolongadas o directamente cortas. Del lado del peronismo, figuran Lorenzo Pepe, Hugo Moyano, Carlos Menem, dos fragmentos de apariciones públicas de Juan Domingo Perón (en el marco de su tercera Presidencia), una declaración en off de José Ignacio Rucci, un par de fotos y menciones de Saúl Ubaldini. Del lado carapintada, Aldo Rico, Enrique Venturino, Gustavo Breide Obeid adquieren protagonismo en el segmento dedicado al levantamiento de la Semana Santa de 1987. La representación más débil es aquélla del Movimiento Todos por la Patria en la cobertura del copamiento del cuartel de La Tablada. La declaración de objetividad se ve relativizada por la ocurrencia de acompañar la articulación de testimonios y material de archivos privados y públicos con el registro de la progresiva pintura de un mural reivindicativo y de grafittis que reproducen frases célebres del jefe de Estado retratado, no precisamente la desafortunada «A vos no te va tan mal, gordito«. Influye de igual modo el piano que musicaliza los recuerdos más emotivos. Sin dudas, Raúl se incorpora a la serie de reconocimientos destinados a pulir el recuerdo colectivo de Alfonsín, a consagrarlo Padre de la democracia, a encumbrarlo por encima del correligionario Arturo Illia. Recordemos los homenajes de Cristina Fernández de Kirchner en octubre de 2008, para el 25° aniversario de nuestra democracia, y en marzo pasado, cuando se cumplieron diez años del deceso del también concejal, diputado provincial y nacional, senador nacional. Tengamos presente el monumento que dirigentes de la Alianza Cambiemos inauguraron en abril de 2018 y el documental de Sergio Wolf, Esto no es un golpe, que se proyectó ese mismo otoño. Este espíritu de época parece haber condicionado el trabajo de Baldana y Rémoli, pero no lo malogró. Así lo prueban las preguntas, discrepancias y otras reflexiones que inspira esta semblanza, no sólo de Alfonsín, sino de sus colaboradores y de los argentinos al principio entusiasmados, luego desencantados con aquel primer Presidente elegido por el voto popular.
El guardián de la ética Atravesamos tiempos donde la política es cuestión de marketing. Hoy creemos o no en slogans, en resultados en base a cantidades y porcentajes, que lejos de expresar datos concretos generan enormes contradicciones en lo que ni siquiera puede considerarse un discurso político fundamentado en ideas o miradas hacia el futuro. Quizás la reconstrucción de la historia necesitaría el ejercicio de la honestidad intelectual para recién llegar a la coherencia y una vez alcanzada esa coherencia estar a la altura de los roles que se ambicionan desde una militancia con aspiraciones a mucho más. Raúl Alfonsín no se puede analizar desde un slogan, tampoco acopiando puñados de frases como la tristemente célebre “la casa está en orden” porque desde su compromiso al asumir el cargo de Presidente de la Nación Argentina por primera vez elegido en democracia, luego de muchos años de dictadura militar e inexistencia de actos eleccionarios tras la seguidilla de golpes cívicos militares, intentó infructuosamente pacificar a una sociedad muy herida y fragmentada, sin dejar de lado el ya histórico problema de la pobreza y la economía en plena curva descendente. Calificarlo de hombre honesto es no decir absolutamente nada, estadista apenas resume uno de sus rasgos característicos, el otro podría ser un auténtico “animal político” de Chascomús, entendido como debe entenderse ese concepto que puede compartir con muy pocos políticos tanto de su propio partido como de los partidos opositores. Por eso, un documental de estas características, el primero sobre el abogado, padre de seis hijos, asmático y adversario en la suciedad de la arena política, que enchastra cualquier traje de ética que se ponga un dirigente de nuestros días (más allá del color partidario) era necesario y valioso como testimonio de una época que está impregnada en la memoria de cada uno de los argentinos. Repasar con aportes de testimonios de los allegados a Raúl Alfonsín durante la campaña -antes de ganar las elecciones aquel 30 de octubre de 1983- y lo que luego sucediera hasta la entrega anticipada del Poder Ejecutivo a Carlos Saúl Menem, seis meses antes de un nuevo acto eleccionario, es uno de los pilares donde se apoya el trabajo de investigación de los realizadores Juan Baldana y Christian Rémoli en este repaso de 152 minutos de duración. En lo que hace a estructura y estética es rescatable una poética subyacente como la de los grafitis que se van escribiendo como viñetas y capítulos de la historia de Alfonsín, así como el mural que se va construyendo a fuerza de colores y figuras simbólicas como el logo del diario Clarín, uno de los grupos de presión e interés que Raúl Alfonsín enfrentó sin ejercer ningún tipo de coacción o amenaza implícita desde sus duras palabras. El otro grupo de interés que debió enfrentar no fue otro que el de la CGT, enrolado en la figura de Saúl Ubaldini y sus trece paros generales en momentos de debilidad política del gobierno y del propio radicalismo, brazo político que acompañaba. Para sintetizar no hay mejor contraste que el ocurrido en los albores de su mandato con una promesa de Justicia cumplida y que torciese para siempre al brazo militar con el fiel de la balanza hacia el lado de la sociedad argentina y sus reclamos de ver en la cárcel a los cabecillas militares menos pensados en esos convulsionados tiempos. La otra cara fue la de Campo de Mayo y el copamiento del Regimiento en La Tablada, eventos donde el Presidente Alfonsín puso primero el cuerpo, luego su capacidad de conciliador pero con el objetivo de evitar derramamiento de sangre entre argentinos. Cuando se vea el documental en perspectiva; cuando se tome conciencia de la complejidad que hubo que manejar con la latente amenaza de la desestabilización constante, y el peligro de la pérdida de la Democracia, seguramente se entienda porqué hoy se lucha por lo mismo y se pierde en la lucha por lo mismo.
El documental se acerca a la figura de Raúl Alfonsín más allá del bronce. Para ver en el cine, recordar y discutir
“Sigan a las ideas, no sigan a los hombres, fue y es siempre mi consejo a los jóvenes. Los hombres pasan o fracasan, las ideas quedan y se transforman en antorchas que mantienen viva la democracia”. Raúl Alfonsín Para quienes no tuvieron la posibilidad, dada su edad, de presenciar el recorrido y las situaciones históricas que narra el documental “Raúl: La democracia por dentro”, dirigido por Juan Baldana junto a Christian Rémoli, y producido por Martín Waisman y el propio Rémoli, esta es una excelente posibilidad de acceder a material que traza el contexto en que la figura de Alfonsín va forjando sus ideas hasta el momento en que llega a la presidencia. Repasemos la historia: saliendo de una atroz dictadura, la UCR gana las elecciones y el momento no podía ser más complejo. Inflación, falta de trabajo, conmoción política, y quienes habían tenido el poder aún al mando de tropas, además de una sociedad que exigía respuestas, y no quería ni aceptaba más ningún tipo de violencia. La maquinaria de vaciar de contenido ideológico fuerte a las figuras políticas, de someterlas a una validación liviana, es una práctica que se hizo común, y ha sido aceptada por todos en lo que respecta a los próceres de la gesta por la independencia, y ha comenzado a aplicarse en las grandes personalidades políticas del siglo XX. Raúl Alfonsín no escapa a ello, ya que además de “presidente honesto”, fue uno de los dirigentes más importantes y con mayor certeza y conocimiento de la política y las necesidades a la hora de tomar decisiones. Una de las virtudes de este documental es que no es ideológicamente tendencioso: deja que, con el correr de los testimonios, la narración hable por sí sola de un hombre, un dirigente (de alguna manera también un visionario), pero sobre todo de un político con una perspectiva real de trazado de herramientas constructivas con miras al futuro, inclusive en los casos en que quienes expresan su opinión pueden ser figuras repulsivas o al menos difíciles de aceptar sin, al menos, una sensación incómoda. La historia, sin embargo, no sabe de incomodidades y se cuenta mejor con la apreciación de los hechos, con un archivo que acompañe sin romantizarlos, aunque si remarcando la emotividad del personaje protagonista y su desempeño y decisiones frente a ellos. Un personaje que tuvo un lugar único en nuestra historia social y política, por ser un momento “bisagra”, dada la situación general y las necesidades (y posibilidades) que el futuro podía llegar a ofrecer. Según la opinión de uno de sus directores, Christian Rémoli, la reivindicación a Alfonsín, luego de años en que desde los más diversos espacios ideológicos hubiera sido ninguneado, insultado, o ambos, tiene más que ver con “la reivindicación de quienes lo ensalzan más que con el reconocimiento a la figura del fallecido ex presidente”. Claramente, cada quien puede tener su opinión, pero además del desprendimiento de lo narrado por la película, pueden verse en su duración (152 minutos) blanco sobre negro, en los testimonios y grabaciones de alto contenido histórico, un acto realizado por Alfonsín en La Plata en 1972, y las declaraciones de José Ignacio Rucci “definiendo” ideológicamente al que algunos años después sería Presidente. La revisión histórica es importante, y conocer hechos y situaciones del pasado más o menos reciente pueden contribuir a ver todo el mapa del tejido que ha llevado a nuestro país, a nuestra sociedad, a través de las últimas décadas, a ser lo que es hoy, para bien o para mal.
Raúl (La democracia desde adentro) es un exhaustivo documental que abarca la figura política de Raúl Alfonsín, desde su asunción como presidente después del Golpe Militar hasta sus últimos momentos. Dirigido por Juan Baldana y Christian Rémoli, este documental, que pronto se podrá ver en una versión completa por televisión, comienza con las raíces de la figura del radicalismo. Chascomús como el lugar de donde salió y al que siempre vuelve. Con voces de familiares, amigos y figuras de la política, la idea es desentrañar el rol que esta figura cumplió en la historia de la política argentina. Para eso también se valen de valiosas imágenes de archivo y varios discursos, acá plasmados, muchas veces, sobre murales. Se agrega además como una especie de hilo conductor la creación de un mural artístico con su rostro. Entre los testimonios conseguidos están los de sus familiares, como su nieta y su hijo, pero también de políticos como Carlos Menem, Aldo Rico y Hugo Moyano, entre otros. No obstante la voz que prevalece es la del propio Alfonsín, a través de su oralidad. Además del trabajo que tiene el documental en cuanto a contenido, la película tiene a favor que, más allá de elegir retratar a Raúl Alfonsín como una figura imprescindible para la democracia, se abre por momentos un abanico de opiniones y posturas a la hora de analizar cada uno de sus pasos. No se queda en el mero homenaje. Momentos como el cambio de moneda, el copamiento en La Tablada o el enfrentamiento a Clarín y a la Iglesia se recrean desde los diferentes testimonios y archivos. “El sentido de su vida era la política”, define el hijo al padre y así se termina de cerrar este perfil.
por Gonzalo Chain "Conocer nuestra historia, la mejor herramienta" Últimamente la sociedad suele estar acostumbrada a tener presidentes que llegan a su cargo por ser "buenos" empresarios, y con ojos celestes, o cualquier otro motivo poco relevantes que no defienden los intereses del país, sino que benefician a cierta clase de ciudadanos. Éste no fué el caso de Raúl Alfonsín, un líder de aquellos que hoy escasean, querido y de seguro, capaz de deshacer cualquier tipo de grieta.. La película documental dirigida por Christian Rémoli y Juan Baldana recorre varias etapas de la vida del político, desde su infancia en Chascomús hasta uno de los momentos más difíciles en su vida, ceder su rol de presidente, que luego proseguirá Carlos Ménem. El documental no presenta un vasto material de archivo inédito que ayuda su espectador a entender cómo fue su tránsito hacia la presidencia. Por otro lado, expone su conocimiento de los militares, la relación con la gente que lo acompañó en el camino como fotógrafos, traductoras, diputados, etc; mostrando el lado más humano jamás visto de un presidente que siempre supo entregarse por completo, hasta en los momentos más complicados. El documental se vale de testimonios de familiares, de amigos de la infancia, de políticos y de sus valientes e impactantes discursos. Fotos exclusivas y videos increíbles con la presencia de personajes históricos de políticos como Perón, entre otros,. Y el encuentro con el presidente Norteamericano Ronald Reagan,en la Casa Blanca. Con respecto a la duración del documental, personalmente, resulta algo extenso, puesto que ciertas escenas podrían haberse omitido. "Si bien este documental logrará emocionar a cierta clase de público, considero fundamental que las nuevas generaciones, tomemos real conocimiento del daño que provocó la última dictadura militar en nuestro país, las terribles consecuencias que dejó y que fueron capaces de destruir y agotar a Raúl Alfonsín, al punto de alejarlo de la presidencia. Es importante que conozcamos las debilidades y fortalezas del hombre detrás del presidente. Por otra parte, sustancial afirmar que dictadura, nunca más." Puntuación: 7.5/10 Título original: Raúl (La democracia desde adentro) Año: 2019 Duración: 216 min. País: Argentina Dirección: Juan Baldana, Christian Rémoli Guion: Gustavo Dejtiar Música: Eugenia Blanco, Pablo Nomdedeu Fotografía: Javier Grufi Reparto: Documentary Productora: Koala Contenidos Género: Documental | Política
Es imposible, para quienes hemos vivido esa algarabía única de recobrar la esperanza después de los oscuros y nefastos tiempos de la Dictadura, no emocionarse cuando volvemos a escuchar la potencia de esa voz inconfundible, el carisma que envolvía a la figura de quien nos trajo nuevamente esos vientos de la democracia en nuestro país en medio de una América Latina todavía sumida en múltiples gobiernos de facto. Volver a escuchar esos discursos que salían del alma, improvisados, sin ningún escrito a mano en la voz entrañable de Raúl Alfonsín, vale de por sí recorrer este trabajo documental de Juan Baldana y Christian Rémoli que llega este jueves a www.puentesdecine.com, dentro de la programación de su Cine Virtual, ciclo que abrió la semana pasada con el documental rosarino “CANELA, sólo se vive dos veces” (reseña en http://ludiconews.com.ar/soy-lo-que-soy-critica-canela-solo-se-vive-dos-veces/). El documental aborda la figura de Raúl Alfonsín dándole espacio a sus múltiples aristas: desfilarán el hombre, el padre, el joven militante, el Presidente, y el que figurará en la historia de nuestro país como una figura icónica de nuestro proceso democrático, aunque su retrato más íntimo y personal se desdibuja rápidamente para dar paso a su figura política, que tal como sostienen todos los testimonios es justamente una faceta indivisible de su persona y la pasión por la que ha luchado incansablemente hasta sus últimos días. Un país completamente esperanzado en un nuevo líder que fue acompañándolo a través de toda su campaña –en la que poco a poco fue haciendo resurgir a su partido, la Unión Cívica Radical- logra acompañarlo en su idea quimérica de reunir a su pueblo en la Avenida 9 de Julio, en donde logra convocar en aquel mítico encuentro a más de un millón de personas. Algo que seguramente no había soñado ese joven nacido en Chascomús, ahora padre de seis hijos que, según coinciden la totalidad de los testimonios volcados en el documental, ha sido un ejemplo de honestidad, valentía y reivindicación de los derechos populares. A lo largo de más de dos horas y media de duración, “RAUL, la democracia desde adentro” recorre a través de diversos testimonios –tanto de sus colaboradores, dirigentes cercanos y familiares como de los que lo enfrentaron en aquella década del ’80-, fotografías, notas, videos y material de archivo, la figura de Alfonsín definido por él mismo como “ni troskista ni gorila”, construyendo un completo y acertado retrato de una figura, a la que los testimonios del propio documental proponen como una de las más sobresalientes de la historia política del Siglo XX en nuestro país. Habiendo transcurrido más de treinta años desde aquel momento histórico del regreso a la democracia, el recorrido que traza este trabajo de Baldana y Rémoli permite, más allá de cualquier filiación política, poner en valor la figura de un político valiente como lo ha sido Raúl Alfonsín quien durante su gobierno, entre tantas otras cosas, crea la Secretaría de Derechos Humanos -que trabajó codo a codo con la CONADEP durante el Juicio a las Juntas-, que permitió investigar a fondo, todas las planificadas violaciones a los derechos humanos cometidas por la Dictadura, que podría resumirse en la inolvidable frase que quedará grabada a fuego de “NUNCA MAS”. El hombre que ya por aquellos tiempos hablaba de “economía de guerra” de “economía devastada”, que señalo la inmoralidad que vivía el país de que un hombre de trabajo no tuviese el dinero suficiente para llevar el pan a su mesa, que puso en jaque a los productores agropecuarios y que sostuvo que “no me importan los votos, me importa el futuro de nuestros hijos”, que se confesó movido por “una pasión argentina”, fue el mismo que tuvo el coraje y la entereza de no permitirle a Monseñor Medina en su homilía de hablar veladamente de coimas y negociados en el Gobierno ni a Ronald Reagan, en ocasión de su visita a la Casa Blanca, escuchar su contundente respuesta ante un cambio de discurso fuera de protocolo y quien se constituyó en el primer presidente argentino y latinoamericano en visitar a Fidel Castro en la Cuba post-bloqueo. También el que padeció una economía que no respondía como era esperado, quien implementó la poco exitosa reforma monetaria del plan Austral, el que enfrentó el copamiento del cuartel de La Tablada, el mismo que sufrió diversos paros sindicales –en la figura de Saúl Ubaldini quien viene a llenar esa falta de un partido opositor que pudiese cumplir acertadamente esa función- y quien en esas Pascuas que todos recuerdan, inmortalizó la frase de “la casa está en orden”, suceso que junto con la inmanejable hiperinflación, fueron marcando una salida anticipada de su gobierno y el traspaso del poder al partido Justicialista en la figura de su sucesor, Carlos Menem. Quizás dándole mayor prioridad a algunos temas dentro de su extensa duración (el momento dedicado a los Derechos Humanos sabe a poco a comparación con el dedicado pormenorizadamente a los hechos de La Tablada) y dejando de lado un retrato más íntimo y personal, “RAUL, la democracia desde adentro” se construye a través de una mirada coral compuesta por diversos testimonios que van conformando este perfil que es, a la vez, historia y homenaje a una de las figuras claves que nos permiten entender nuestra evolución política y la tensión vivida en ese momento tan particular para nuestra historia. Notable trabajo que nos permite, de esta forma, acercar la figura de Alfonsín a las nuevas generaciones y retomar, ese proceso de recuperación de un hombre que fue desplazado por otros ejes de poder y reivindicar su figura honesta, comprometida con su pueblo y que, a la vez, plantea la complejidad de la conducción política de un país en donde, a veces, las buenas intenciones no son suficientes para destruir los mecanismos enraizados y poder sacar a flote a un país completamente oprimido, ensangrentado y fragmentado. La inteligencia de la mirada de los directores es justamente pararse con un delicado equilibrio y ver tanto los logros como sus desaciertos, las luces y las sombras, su convicción sus ideales pero también su vulnerabilidad y volver a rearmar con virtudes y defectos, la figura de Raúl Alfonsín a quien muchos seguirán refiriendo como el padre de la democracia. POR QUE SI: «Pone en valor la figura de un político valiente»
Lo bueno de Raúl (la democracia desde dentro), es reencontrarse con la mejor época de Raúl Alfonsín, aunque el título del documental invite a creer que nos espera un ejercicio laudatorio de la figura del presidente que inició este periodo democrático, en el que a pesar de los sacudones, inevitables, como país se ha logrado evitar volver a las épocas en que las soluciones se buscaban golpeando las puertas de los cuarteles. Los directores Juan Baldana y Christian Rémoli consiguieron valioso material de archivo donde se escucha al ex presidente hablando en distintas etapas de la historia argentina y los acompañaron con testimonios cercanos al hombre y al político. Hay grandes momentos que hicieron a la épica de aquel gobierno: Alfonsín contestándole a Ronald Reagan en los jardines de la Casa Blanca (atención al detrás de la escena de este momento), Alfonsín respondiendo desde el púlpito a un cura del ejército que se le quiso hacer el picante, Alfonsín hablando de la revolución en los setenta cuando era un joven abogado que se atrevía a enfrentar a lo más anquilosado del radicalismo (por cierto, siempre hay un sector más anquilosado), Alfonsín hablando de filosofía y nombrando a Marx y a Rousseau en una misma frase (sí, en una época los políticos hablaban de filosofía en sus discursos) y claro, Alfonsín enfrentando la crisis con los carapintadas (militares golpistas), segmento donde también hay alguna sorpresa. Pero no todo es celebración porque aquel gobierno sufrió embates de todo tipo y golpes que no pudo eludir, golpes de mercado, intentos de golpes militares y las propias dudas de un presidente que debía hacer malabares para que todo esa esperanza que representaba no terminara en nada. El documental no elude los problemas y no es precisamente benévolo en el momento en que tiene que afrontar lo que quizás fue el principio del fin de aquel gobierno: el intento de tomar el regimiento de La Tablada que combinó un estallido de locura de un grupo político de perfil progresista (Movimiento Todos por la Patria) que tenía contactos con el gobierno y la sed de sangre de un ejército que no iba a dejar pasar una posibilidad de reprimir zurdos. Alfonsín, que había llevado al banquillo de la Justicia a buena parte de las cúpulas de las juntas militares” que gobernaron durante la dictadura -un hecho inédito para la historia mundial-, tuvo que ordenar una represión violenta y cargar con la mácula de que en ese hecho hubiera torturas y desapariciones, que todavía hoy se está dirimiendo en los tribunales. Raúl (la democracia desde adentro) elige una puesta en escena curiosa, la imagen construye discurso y el registro de los aparatos de cinta abierta desde los que salen las palabras de Alfonsín se vuelven una metáfora de su gobierno o de lo que ocurrió con su legado. Aquellos discursos y declaraciones que suenan en lugares vacíos, los funcionarios que cuentan los hechos de aquellos años dejan al descubierto la soledad del poder. Fue el mismo Raúl Alfonsín el que poco tiempo después de dejar seis meses antes el poder, dijo que hubo cosas que no se hicieron porque “no supe, no quise o no pude”. Queda todavía contestar qué es lo que no supo, no quiso o no pudo y en esa respuesta que se llevó a la tumba Don Raúl, está la razón de que a pesar de que el documental que habla de su gobierno diga que habla de la democracia desde adentro habla justamente de un gobierno que no se apoyó en la gente, tampoco es que haya sido el único en la historia que hizo eso. Lo mejor de Raúl (la democracia desde adentro) es que deja al espectador con ganas de más, de discutir y de seguir hurgando en ese tramo de la historia. Y deja la incógnita acerca de quién será el valiente que se asome a los años de Carlos Menem. RAÚL (LA DEMOCRACIA DESDE ADENTRO) Raúl (la democracia desde adentro). Argentina, 2019. Dirección: Juan Baldana y Christian Rémoli. Guion: Gustavo Dejtiar. Música: Eugenia Blanco, Pablo Nomdedeu. Fotografía: Javier Grufi.Duración: 153 minutos.
Extenso trabajo que apenas se ha visto en diciembre en pocas funciones especiales, abarca la vida de Raúl Alfonsín hasta 1999, cubriendo la campaña presidencial, viajes a EE.UU. y Cuba, el juicio a los comandantes, diversas internas, la crisis de Semana Santa, La Tablada, el austral, fuertes discursos de exaltación y de choque frontal, y episodios menos conocidos, como un acto clandestino en Lobos, 1967, y un encuentro secreto con el líder socialista Agustín Tosco en los 70. El material contiene singulares testimonios de parientes, amigos y enemigos, incluyendo ex guerrilleros, cara pintadas y peronistas históricos que en su momento lo combatieron.
En la nueva película de Juan Baldana y Christian Rémoli se traza un recorrido a través de los puntos más álgidos del periodo presidencial de Raúl Alfonsín (entre 1983 y 1989), figura central e indiscutida de la Unión Cívica Radical, reuniendo testimonios de quienes lo conocieron, tanto en su faceta más íntima y familiar como en sus andanzas políticas, y presentando una gran cantidad de material de archivo. El trabajo documental se propone enaltecer la figura de Alfonsín como padre de la democracia desde el minuto uno, y busca hacer entrar en tensión las miradas y perspectivas que surgen a partir de las decisiones políticas que fue tomando el dirigente radical durante su mandato. El documental configura un discurso cinematográfico que sostiene una defensa legítima a Raúl Alfonsín, pero no elude generar tensiones y fluctuaciones a través de recursos estrictamente audiovisuales: juegos de montaje que producen enfrentamientos inequívocos entre los entrevistados, contradicciones y contraargumentaciones evidenciadas en las propias palabras del expresidente tomadas de fragmentos de actos públicos o entrevistas televisiva, inserts de artistas callejeros pintando murales con diferentes frases características de Alfonsín, etc. Todas estas decisiones de estilo funcionan casi a la perfección, y le adhieren al documental un ritmo dinámico y adecuado (algo necesario, debido a su larga duración) y un tono fuertemente emotivo y dramático. Desde luego, Raúl: la democracia desde adentro también siembra el debate contemporáneo: traza una inexorable analogía y paralelismo discursivo respecto a los debates actuales en torno a la eterna alegoría de la grieta, la desfachatez moral y los enfrentamientos indirectos y manifiestos que se generan entre figuras políticas relevantes de la actualidad. Porque lo cierto es que los rasgos más característicos del discurso político de Raúl Alfonsín (donde el documental enfatiza sin dobleces ni medias tintas), podemos encontrarlos en declaraciones recientes de Cristina Fernández y hasta de Mauricio Macri. El modo y el tono cambian, pero las marcas de Alfonsín se pueden apreciar en las circunstancias actuales. Sin embargo, más allá de los paralelismos con las personalidades de los últimos tiempos, el documental busca reivindicar y enaltecer la figura de un gobernante de fuerte compromiso político, poniendo en evidencia una vez más las contradicciones internas y los eslabones perdidos de la partidocracia en la historia política argentina. Todo se subsume a aquél pasaje de la película donde un periodista le pregunta al líder radical si acaso él representaba “la izquierda del radicalismo”, a lo que Alfonsín retruca, esquivando audazmente el interrogante sensacionalista (que buscaba provocar enfrentamiento y rencor político más que esclarecimiento) contestando que “(…) no me gusta afirmar eso, pero si con eso se refieren a un posicionamiento que busca la reafirmación política en vez de la negociación… entonces sí”. Es sabido que, si había palabras que Raúl Alfonsín odiaba fervientemente, una de ellas era “negociación”, y el documental se ocupa meticulosamente de este tema cuando expone las imágenes del viaje del expresidente a la Casa Blanca en Washington, para reunirse con el entonces mayor mandatario estadounidense Ronald Reagan, en miras de la revisión de los términos de la deuda con el FMI. Aquí se incluye el discurso pluralista que Alfonsín entona en ese acto en Casa Blanca, casi desafiando al presidente norteamericano en su propia casa, quien no había hecho más que resaltar las tensiones de la amenaza comunista en Centroamérica. Precisamente, el énfasis que se hace en el plano económico, introduce los mayores conflictos y tensiones latentes en un gobierno que tuvo que atravesar adversidades de diferentes índoles, casi todas retratadas en el audiovisual: desde los disturbios generados con el retorno de Perón al país en el ‘73, la implicancia de la Triple A, la anticipación al Golpe del ‘76, los años más oscuros, la vuelta a la democracia con el Juicio a las Juntas militares, las leyes de Obediencia y Punto final, la conformación de la CONADEP, la sublevación carapintada, el asalto a la Tablada, etc. El documental no evita ninguno de estos momentos drásticos, y se detiene muy poco en los momentos de gloria y bienestar. Ciertamente, el trabajo de investigación y reflexión que hay detrás de esta pieza documental, también procura desentrañar las concepciones que giran en torno al nombre Raúl Alfonsín como ícono, como emblema, como concepto que trasciende a una célebre personalidad. Su propio hijo, Ricardo, lo admite en el documental, y se apena por eso: “Al quedarse solo con la cuestión de la honestidad se lo termina vaciando de ideología. Es como descafeinarlo… Era un tipo que militaba desde los 14 años, hasta el momento de su muerte. Se peleó con Clarín, la Iglesia y la Sociedad Rural.” En este aspecto también concuerdan Baldana y Rémoli, en la cuestión del reduccionismo y el encasillamiento que sufre esta figura presidencial; porque si hay algo que nos encanta hacer a los/as argentinos/as es simplificar, etiquetar, clasificar, para luego poder juzgar impúdica y libremente desde la comodidad de nuestras casas. El dilema de la clase media, la satisfacción del sujeto burgués. El documental también se cuestiona y atenta contra eso: ¿por qué vale reducir todo a que fue “un tipo bueno que tuvo mala suerte por el contexto”? Todo pareciera sintetizarse en la figura retórica de la grieta interminable, mientras ambos realizadores se empecinan en emparentar a Raúl Alfonsín, a través de una minuciosa y consciente selección de fragmentos de sus discursos y alegatos de campaña, con figuras tales como Juan Domingo Perón, reafirmando su lugar en el podio de las figuras políticas más relevantes del siglo XX en Argentina. Lo que nos lleva a retomar la lectura en torno a la realidad actual, presente de manera implícita en el documental, y es que el discurso político alfonsinista encuentra más relación con el discurso de campaña del peronismo de hoy, que aquél que sostuvo, por ejemplo, el macrismo durante los últimos años (aún siendo la UCR una de las principales fuerzas políticas que formaron parte de su gobierno). ¿Es posible hallar más de Alfonsín en los actos masivos del último gobierno de Cristina Kirchner que en cualquier líder radical actual? ¿La mirada de Rémoli y Baldana busca entonces establecer una burla, una maniobra irónica, hacia aquellos numerosos y autoproclamados radicales alfonsinistas que acaban de perder su preciado lugar en el gobierno tras el reciente nuevo triunfo del kirchnerismo? Es una de las múltiples lecturas posibles, pero el recorrido del documental hace hincapié en Alfonsín como figura incluso autónoma de cualquier afiliación partidaria. Y, a fin de cuentas, éste último interrogante no podría ser revisitado a consciencia mientras nos mantengamos agrietados. Aquí los directores, en cambio, nos proponen que el cine reflexione por nosotros. Hay decisiones ético-estéticas que llaman la atención, la más destacable es el detenimiento en profundidad sobre los acontecimientos que tuvieron lugar en Campo de mayo, aquella semana santa de 1987, durante la sublevación carapintada; mientras que los célebres Juicios a las Juntas militares son casi pasados por alto (el documental incluye una muy fugaz participación de figuras públicas de la asociación de Madres de Plaza de Mayo, como Nora Cortiñas). No obstante, se comprende la intencionalidad de los realizadores: un enfoque en aquellos momentos de mayor urgencia y desestabilización política que tuvo que atravesar el gobierno del expresidente. Al fin y al cabo, Raúl es el homenaje a un gobernante de fuertes convicciones, que militó desde los 14 años hasta el último día de su vida, que era político por naturaleza. Un hombre riguroso, de gran oratoria y presencia inclaudicable. Un hombre que, en esas idas y vueltas ineludibles, evitó llegar a cualquier tipo de negociación, pero tuvo que redefinir términos con las fuerzas armadas y enfrentar la hiperinflación que acabó aplazándolo del gobierno. Por último, vale afirmar que el documental pone en tela de juicio todas esas realidades de enfrentamiento que ya están naturalizadas y normalizadas en la historia argentina. ¿Qué es la normalización de cualquier aspecto social? Es la tendencia irrevocable a la carencia absoluta de cuestionamientos y/o reflexiones al respecto. Raúl también atenta contra la normalización de estas teorías del “enfrentamiento por el enfrentamiento”, y propone cambiar esta palabra por confrontación y reflexión (sabiendo que en una confrontación, a diferencia de un enfrentamiento y por definición del término, no hay agresiones de por medio, sino conciencia y convicción política).
Este documental recopila documentos históricos y valiosos relatos testimoniales en búsqueda de a acercarse a la verdad, histórica y política, de una figura fundamental del último medio de siglo de vida político de nuestro país. El cine, como arte e instrumento vital para conocer un momento histórico imprescindible en nuestra evolución como sociedad, se convierte en el inmejorable vehículo para trasladarnos hacia el corazón de un militante político, cuya magnitud excede la investidura presidencial. De esta forma, el documental nos desnuda el alma de una persona instruida y económicamente desinteresada, hurgando en la verdadera pasión de un hombre que entregó sus ideales infranqueables a su vida política. Vale decir, que la dupla de realizadores no utiliza voces en off y su enfoque no resulta partidario en absoluto. Despojado de la falsa épica en la que suelen incidir este tipo de enfoques, aquí nos encontramos con un retrato objetivo, cabal y necesario. Ocho meses de investigación confluyen en “Raúl: la democracia desde adentro”. Su valor intrínseco rescata la importancia de una figura clave en la transición política de nuestro país, un inexorable puente renovador desde la recuperación de la democracia y el final del sangriento, nefasto y lúgubre período instaurado por la última dictadura militar, desde 11976 a 1983. La franqueza documental que alumbra la honestidad de una figura cabal de nuestro mapa político reciente aborda momentos históricos como la visita a Cuba (en 1986) y a la Casa Blanca (en tiempos de la presidencia de Ronald Reagan). Contemporáneo a los militares que luego juzgó, oriundo de la ciudad de Chascomús, los comienzos políticos en la UCR de Raúl Alfonsín se remontan a la militancia en los comités, hecho que la dupla de realizadores rastrea. Su capital político, su calidez, su carisma y el trato personal amable, destacan en la admiración que le profesan sus pares, inclusive ex mandatarios argentinos, banderas políticas aparte.
El documental que repasa la vida del presidente que restituyó la democracia a los argentinos llega a los cines Hasta ahora, algunos canales de TV se animaron a producir films de ficción con estrellas de primer nivel, dejando a otros temas para documentales o programas especiales que emiten dentro de sus grillas...