Super Mario Bros. viaja entre tuberías a otra dimensión y llegará a los cines argentinos este jueves 6 de abril con una gran aventura. Dirigida por Aaron Horvath y Michael Jelenic. El elenco está compuesto por Chris Pratt, Charlie Day, Anya Taylor-Joy, Jack Black, Keegan-Michael Key, Seth Rogen, Fred Armisen, Sebastian Maniscalco, Kevin Michael Richardson, Khary Payton y Charles Martinet. Mario y Luigi son dos hermanos que comienzan a trabajar como plomeros de forma independiente en Brooklyn y Queens. Durante una gran inundación en la ciudad, los hermanos bajan a los más profundo de las alcantarillas y son succionados por una tubería que los lleva a otra dimensión. Allí ambos se separan y Luigi termina siendo prisionero de Bowser, un villano que planea conquistar todo ese mundo. Mario por otra parte cae en el Reino Champiñón y le pedirá ayuda a la princesa Peach, que rige ese lugar. Ambos se embarcarán en una aventura para salvar a Luigi y esa dimensión junto a todos sus habitantes. Mario Bros. En esta nueva aventura, ambos hermanos son succionados a otra dimensión mediante las famosas tuberías. En este caso, se encuentran en otro mundo distinto al suyo, en el cual Mario deberá salvar a su hermano Luigi junto a la Princesa Peach y al mismo tiempo derrotar a Bowser. Para todos los fanáticos del clásico juego de Nintendo de los ´80, hay toneladas de referencias, desde la musicalización, la ambientación de los niveles y la forma de juego en 2D, hasta incontables personajes de la franquicia. En este caso se le da una vuelta de rosca a la construcción que tenía el videojuego. Quien se encuentra en apuros es Luigi y la Princesa Peach es quien ayuda en el rescate y la salvación de su mundo, por lo que ella, no solo es una princesa y Mario no es solo un plomero. Una aventura de otra dimensión Se añaden muchos elementos de la franquicia de Mario Bros., desde el diseño clásico de sus niveles 2D, el mundo de Donkey Kong y los pingüinos, hasta la Rainbow Road de Mario Kart. Pero fuera de todo este contenido y estar bien combinado en una sola aventura, la misma no es tan llamativa. No hay nada diferente a otras cosas ya antes vistas, pero teniendo en cuenta que las misiones de Mario son siempre las mismas, el rescate, no se sale de la línea de su creación, así que no está para nada desacertado, pero hubiera sido mejor que la aventura tenga más profundidad o sea más atractiva. La animación es muy buena, tiene muchísimo color, tanto en el mundo normal de Mario, así como en la otra dimensión. Por lo que es muy vistosa y llama bastante la atención, algo que provoca que no pierdas los detalles si sos un gran fan. La construcción de los personajes tampoco es nada nueva, todos probando que son más de lo que creen ser y dándose valor a sí mismos. El guión es muy sencillo y no trata de hacer nada rebuscado, teniendo en cuenta que es una película animada para todo el público no hay un nudo complejo en la trama, es predecible y divertida al mismo tiempo. En resumen Super Mario Bros. es una muy buena película y fiel a su obra original, capta tanto a los fanáticos, como a quienes quizás, no saben quien es Mario. A pesar de que su trama no tenga nada nuevo, buscaron la forma de darle una vuelta al asunto y hacer una buena aventura, dándole una construcción a la vida de cada uno de los personajes, pero le falta un poco más para despertar interés y que el resto de aliados de Mario y Peach no queden como relleno. Tiene excelentes interpretaciones, mucha comedia y toneladas de referencias a la franquicia, por lo que los fans pueden quedar más que satisfechos, porque a pesar de que aun esta película se guarda grandes cosas para lo que puede ser una segunda parte o más, Super Mario Bros. no decepciona, pero tampoco sorprende. Deja con ganas de más, pero eso también es un punto positivo, ya que se pueden explotar muchas más cosas a futuro.
Si había una película que estaba esperando con muchas ganas este año, era Super Mario Bros: La película. Incluso en algunos podcasts donde participo, la ubiqué entre mis cinco más esperadas. Por eso se pueden imaginar mi cara de decepción al salir del cine, pero no nos adelantemos, y veamos porque esta adaptación del clásico videojuego me dejó gusto a poco. Esta vez la historia nos cuenta como los hermanos Luigi y Mario, se dedican a la fontanería. Un día explorando las cloacas de Brooklyn, se encuentran con una tubería que los teletransporta a un universo de fantasía, que está a punto de ser conquistado por el Rey Bowser, quien planea casarse (a la fuerza) con la Princesa Peach. Bueno, anticipe que la película me ha gustado muy poco, y si, ese es el sentimiento que tengo tras varias horas de haberla visto. Y es que este nuevo proyecto de Ilumination en conjunto con Nintendo, se siente bastante vago y simplón. Si, se nota que apuntan a un público infantil en su mayoría, pero sin olvidarse de los más veteranos, plagando toda la historia de Super Mario Bros: La película con referencias al universo del fontanero. El tema es que dentro de estos públicos a los que apunta, no tiene ningún toque de identidad más allá de la franquicia de videojuego que adapta. Capaz que si viniéramos de un mundo alterno donde Mario no existe, nos sorprenderíamos por lo colorida que es la cinta, o por todas estas criaturas antropomórficas que tienen una personalidad definida, y que interactúan bien entre sí. pero el problema es que ya conocemos todo eso, y aun teniendo esos elementos, Super Mario Bros: La película no destaca por sobre la media de proyectos animados.
El célebre juego de Nintendo sigue sin encontrar la adaptación ideal que lo inmortalice en la pantalla grande. Aburrida y larga. Pensada para los más chiquitos.
Si hay algo que define a la nueva incursión del famoso Super Mario Bros. en el universo cinematográfico es la persistencia de la lógica que definió al videojuego creado por la casa Nintendo en la década del 80. Aún aggiornado al digital contemporáneo y preñado del concepto de aventura clásica en su narrativa, el movimiento de Mario y Luigi, los dos plomeros de Brooklyn que terminan viajando al reino de los champiñones para liberarlo del malvado Bowcer, es tan plano y horizontal como el original, guiado siempre por saltos y obstáculos, ascendiendo a cada nuevo nivel de complejidad con la misma impronta de lo extraordinario. Porque en el fondo se trata de la convivencia de dos dimensiones, apenas separadas por una larguísima tubería que resulta la especialidad de los simpáticos personajes ítaloamericanos. Fundadores de su propia empresa -en una Brooklyn que todavía no se había vuelto hipster-, Mario y Luigi visten sus atuendos coloridos, empuñan sus herramientas y se dirigen al primer trabajo saltando entre pozos y tachos de basura para regresar al hogar frustrados por su mala suerte. Pero todo tiene solución, porque lo que parece ser una inundación catastrófica en el centro de la ciudad los catapulta a esa otra dimensión, donde los champiñones hablan y sonríen y las tortugas tienen bíceps y malos modales. Si la plomería no los convertía en héroes, será la batalla final con un villano enamorado de una princesa humana la que consagre sus nombres más allá de la cuadra de su casa. Super Mario Bros – La película evoluciona con solvencia y agilidad, escalonando los guiños a los seguidores ya mayorcitos del juego, al mismo tiempo que combina hits de los 80 como “I Need a Hero” y “Take on Me”, mientras Mario sube niveles, suma poderes y se ríe un poco de su ganada fama. A diferencia de la adaptación de 1993, con Bob Hoskins y John Leguizamo –que resultó un resonado fracaso al mismo tiempo que un genuino intento de hacer un producto más “cinematográfico”– esta película se afirma en la dinámica de pruebas sucesivas y crecientes desafíos para mantener su identidad sin demasiados riesgos ni innovaciones. De allí su lógica fragmentaria que emula los niveles: primero el patio trasero de Manhattan, luego el reino de los hongos, después la jungla con monos y bananas, carreras sobre un arco iris, escapatoria acuática, hasta coronar la batalla final con el regreso a la mesa familiar con los espagueti. Creada por Ilumination -el estudio responsable de los Minions- y codirigida por Aaron Horvath y Michael Jelenic (Los Jóvenes Titanes en Acción), la película exprime la creación de Shigeru Miyamoto para nutrirse de todos sus clásicos (los poderes que salen de los bloques de preguntas, las conversiones en gato o mapache, las monedas de oro que flotan por todas partes) y así afirmar la diversión en un mundo mágico pero ya probado. En definitiva, en la era de la conversión de todo producto mediamente exitoso en saga y luego en franquicia para repetirse hasta el infinito, Super Mario Bros. ya tenía la fórmula garantizada y solo necesitaba plasmarla en sus mejores imágenes.
Otros personajes de videogames del pasado, como Pikachu y Sonic tuvieron recientes adaptaciones al cine que, con mayor o menor suerte, eran mínimamente divertidas. De Super Mario Bros ya hubo otros intentos, incluido con actores, como el de hace tres décadas exactas, con Bob Hoskins como Mario, John Leguizamo como Luigi, su hermano, y Dennis Hopper como el malvado Rey Koopa. La trama de esta nueva Super Mario Bros.: La película se parece en algo a la de aquella película, que para algunos fans se ha convertido en un filme de culto. Ahora, para esta adaptación del videojuego de Nintendo, está Illumination Studios, los mismos que crearon a Gru y los Minions, así que si algo de antemano está asegurado es que habrá una buena producción. Después, si la película es buena o no, es otra cosa. Pero por suerte sí, la trama que es simple para que cualquier chico la pueda seguir -aunque seguramente va a haber en los cines más padres que han jugado al videogame que sus hijos-, está bien llevada y hay buenos efectos. Hay versión subtitulada Para los adultos o aquéllos que no quieran escuchar las voces con acento mexicano más que español neutro, sepan que hay salas que exhiben la película en idioma original, con subtítulos en castellano. Y así podrán reconocer (o no) las voces de Chris Pratt (es, claro, Mario) o nuestra Anya Taylor-Joy (la princesa Peach), Jack Black y Seth Rogen. Así que, a pensarlo dos veces. Volviendo a la historia, los hermanos plomeros más famosos del mundo, o al menos de Brooklyn, Nueva York, aquéllos que se sientan a una mesa larga con tutta la famiglia insieme, y que cada tanto largan un “¡Mamma mia!” invirtieron todo en una campaña de publicidad. No les va muy bien, hasta que, trabajando bajo tierra para reparar unos caños de agua, son transportados a través de una misteriosa tubería a un nuevo mundo. Como nada puede salir bien -de entrada, al comienzo- los hermanos se separan, y el del mameluco rojo (Mario) va a buscar al del mameluco verde (Luigi). Porque, juntos, nada puede salir mal. Mario encuentra en el Reino Champignon -justo a él, que no le gusta comer champignones- a la princesa Peach, que le da un curso de aprendizaje rápido que mucho tiene que ver con el espíritu del videogame original, caminos de arco iris incluidos. Y sí, están Jack Black, cuando ya nos preguntábamos en qué última película lo habíamos visto u oído, prestándole su voz a Bowser, ese dragón de ojos rojos, y Seth Rogen a Donkey Kong. Super Mario Bros.: La película es entretenida, a los cinco minutos de terminada uno se olvida de todo, no es que tenga escenas memorables. Los fans seguramente la disfrutarán apelando a su memoria emotiva. Y un dato más para los fanáticos: la película tiene a Charles Martinet, el actor de voz que ha estado interpretando a los personajes Mario y Luigi de los juegos de Super Mario durante más de 30 años.
Una versión animada realizada por los directores Aaron Horvath y Michael Jalenic que viene a borrar la olvidable adaptación de acción real de 1993. Aquí la opción con colores brillantes es apostar por la acción frenética y no abandonarla jamás con la intención de parecerse al ritmo del juego icónico. Y además esparcir sorpresas que solo los muy fanáticos festejan. El resultado es un producto pensado por un público juvenil e infantil que solo atraerá adultos acompañantes o nostálgicos. La historia pergeñada por Matthew Fogel, inicia con una historia de origen, cuando Mario y su hermano Luigi ponen una empresa por su cuenta. Después de una divertida tarea de reparación con un perro vengativo, los dos se sumergen en el delirio. Mario aterriza en el Reino Champiñon, y se aliará a su princesa, de armas tomar, en contra de un villano monstruoso. En sus garras cae Luigi, y en su ambición conquistarlo todo incluso a la heroína con coronita. Acción para regalar en una titánica batalla con frenética banda sonora.
"Super Mario Bros", llega al cine el súper hit de los videojuegos. Super Mario Bros es algo así como el GOAT (Greatest of All Times) de los videojuegos. Nave insignia de la casa japonesa Nintendo durante la época de oro de los juegos arcade (lo viejos “fichines”) y la guerra de las consolas, que la empresa mantuvo en la década de 1980 con competidoras como Sega o Atari, la saga de Super Mario es la más vendida de la historia de esta industria cada vez más redituable. Como se sabe, hace rato que el cine se convirtió para el mundo de los juguetes en un aliado fundamental, casi una unidad de negocios paralela que busca explotar en la gran pantalla los productos más exitosos entre los chicos. Por eso el estreno de Super Mario Bros: La Película, adaptación animada del universo del videojuego, no solo no es una sorpresa, sino que tampoco es el primer intento que la compañía nipona hace para instalar su franquicia en el cine o la tele. Sin embargo parece que será esta versión 2023, después de varios intentos fallidos, la que conseguirá el objetivo. Atrás queda la película de 1993, que no fue animada, sino que tenía a Bob Hoskins en el papel del pequeño plomero de ascendencia italiana y a John Leguizamo como su hermano Luigi. Mientras que el papel de Bowser, archienemigo de los héroes, lejos de ser una tortuga mutante era el sacado de Denis Hopper con un peinado parecido al de Max Headroom. Unas líneas más arriba se usó el adjetivo “fallida” para calificar a esta producción, pero después de recordarla bien y pensándolo un poco mejor, el calificativo más justo sería “malísima”. Con la vara tan baja, no era difícil hacer una mejor adaptación. En el clásico videojuego este par de hermanos plomeros debían rescatar a la Princesa Peach del Reino Champiñón, de las garras de Bowser, que la tenía secuestrada. Para ello debían enfrentar diversos retos atravesando pasarelas y sorteando obstáculos, con el hoy famoso leitmotiv musical de 8 bits de fondo. Lejos de querer innovar con el riesgo de malograr otra oportunidad, la historia de la nueva Super Mario Bros no hace otra cosa que crear situaciones en torno a esta simplísima estructura sinóptica, haciendo que el relato avance a partir de ellas. La película logra ser correcta, sin mayores méritos que destacar más allá de los técnicos. El resto hace pie en un humor esquemático, diseñado para funcionar en dos niveles. El primero es el del público infantil, que puede o no estar interiorizado en el universo del juego, en tanto responde a un estándar del cine animado industrial de probada eficacia dentro de ese target. El segundo nivel es el de los fanáticos: por un lado aquellos que crecieron jugando al Super Mario; por el otro los conocedores de ese terreno cada vez más grande de la cultura popular que es el mundo del gameing. Serán ellos los que más disfrutarán de la larga lista de referencias a este y otros juegos históricos de Nintendo. Más allá de eso, poco, pero alcanza para ir empezando a pensar en la secuela.
Hoy llega a los cines argentinos Súper Mario Bros: La Película, basada en la franquicia más importante de la compañía de videojuegos Nintendo. Mario Mario y Lugi Mario son dos hermanos plomeros de Brooklyn quienes, intentando salvar la ciudad, se topan con una tubería que los lleva a un mundo fantástico lleno de laberintos y desafíos. Mario deberá ayudar a la princesa Peach para buscar a Luigi quien fue atrapado por el maléfico Bowser. Hoy en día Mario Bros es un personaje casi tan conocido como Mickey Mouse, de hecho, Mario, ya lleva cuarenta años con nosotros siendo este la figura comercial principal de la Nintendo y luego del éxito en taquilla de Sonic, personaje perteneciente a la compañía rival, Sega, era de esperar un paso del videojuego a la gran pantalla (ignorando, por supuesto, la floja adaptación live action de 1993). Pero hablemos de Súper Mario Bros: La Película, el film es dirigido por Aaron Horvath y Michael Jelenic, cuenta con las voces de Chris Patt, Anya Taylor-Joy, Charlie Day, Seth Rogen y Jack Black. Lamentablemente no podemos hacer una reseña sobre estos actores y actrices ya que la versión que nos llegó es un doblaje latino, sí podemos decirles que el doblaje no está mal, pero aún no tuvimos la oportunidad de verla en su idioma original. Bueno, empecemos por los puntos fuertes de Súper Mario Bros: La Película, sin duda el punto más fuerte es que la película está pensada para los amantes de la franquicia. Vamos a ver personajes principales y secundarios, enemigos y aliados, que fueron apareciendo desde el primer juego hasta el último. Lo mismo ocurre con el apartado sonoro, la banda es la misma de los videojuegos clásicos y modernos, siendo utilizada perfectamente en cada situación narrativa, a su vez, la música que no pertenece a la franquicia queda muy bien y nos deja escuchar grandes clásicos del rock y el pop. La animación deja de lado el realismo y se centra en la estética del videojuego, lo cual encaja con la intención del film, una película para toda la familia. Otro gran acierto es el cambio de tono que se le da a la princesa Peach. En los videojuegos, Mario, debe rescatarla de las manos de Bowser y aquí, ella lucha codo a codo con Mario para salvar a Luigi y al resto de los prisioneros de los malvados Koopa. Lo que no terminó de convencer es que la obsesión de Bowser en casarse con la princesa y no dominar el Reino Champiñón, esto termina ridiculizando bastante al villano y quedando bastante fuera de tono en pos de gags bastante tontos. En fin, Súper Mario Bros: La Película es un obligado para los fanáticos de Nintendo, ya que hace un recorrido por todos los videojuegos de la franquicia y, si observan bien van a encontrar un montón de easter eggs, además es un film disfrutable para todas las edades.
Tras el desastre comercial de la película live action de Super Mario Bros en 1993, Shigeru Miyamoto, el creador del video juego, aprendió una valiosa lección. Para que una producción cinematográfica con estos personajes llegue a buen puerto Nintendo debe supervisar e intervenir cada aspecto del proyecto. De ese modo evitan que en Hollywood hagan cualquier cosa con una franquicia que lleva vigente más de 40 años en el mundo del entretenimiento. A través de esa visión se desarrolló este film de animación que dio como resultado la obra más redonda de la compañía Illumination. Un estudio que desde hace más de una década viene robando con los Minions y no llegó a presentar grandes títulos relevantes que resistieran más de un visionado. La película de Mario es una adaptación impecable de la saga de juegos al mismo tiempo que ofrece una excelente propuesta familiar. Aunque desde lo argumental no toma riesgos ni llega a tener la complejidad de la última entrega del Gato con Botas a los más chicos les ofrece el contenido de fantasía y aventuras que brilló por su ausencia en los estrenos de animación del año pasado, sin la prédica de tediosos mensajes moralistas. Para el público infantil son 92 minutos de pura gloria con una propuesta muy atractiva desde su puesta en escena, mientras que los adultos disfrutarán del festival obsceno de fan service con la nostalgia en modo hardcore. Me dio gracia mientras la veía porque los guiños y las referencias abarcan prácticamente todos los juegos de la saga pero el foco sentimental está puesto en la era de los 8 y 16 bits. Si sos fan de Mario no hay modo que esta película no te saque una sonrisa. En ese sentido sobresale la fantástica colaboración del compositor Bryan Tyler con Koji Kondo (creador de la música del juego) que a lo largo de la banda sonora trae al recuerdo las melodías famosas de niveles y pantallas específicas que son un clásico de la cultura popular gamer. No ocurre lo mismo con la musicalización centrada en temas de rock de los años ´80 que quedó rara. El criterio de selección de las canciones es extraño porque la música no pega con las situaciones que se muestran en la pantalla. El mejor ejemplo es el uso de Take on Me de A-ha que suena en un momento de la nada sin mucho sentido. Una de las pocas objeciones que se le puede hacer a este film. Por otra parte, el retrato de los personajes es fiel a lo que se hizo tradicionalmente en las series de animación de los ´90 con la particularidad que la Princesa Peach ahora cuenta con una personalidad más fuerte y asertiva. Una renovación que ya había cobrado fuerza en los últimos juegos. De hecho Luigi termina siendo el caballero en apuros al que Mario y Peach deben rescatar de las garras de Bowser, quien sorprende con un perfil sentimental muy divertido. Llama la atención la ausencia de Yoshi a quien supongo lo guardaron para una continuación con el fin de no sumar demasiados personajes. La dirección corrió por cuenta de Aaron Horvath y Michael Jelenic (la dupla de Teen Tintans Go!) pero en todo momento queda la sensación que esta es una película de Nintendo. Los empleados de la compañía de video juegos intervinieron hasta en el diseño de los kartings que conducen los personajes en una secuencia de acción, ya que a Miyamaoto y sus muchachos no les daba lo mismo que se representara cualquier vehículo. Por esos detalles la película es tan buena que no parece una típica obra de Illumination. Con respecto al doblaje en castellano cabe resaltar que el lenguaje se centra en un tono neutro y no presenta frases o modismos argentinos como ocurrió en la película del Gato con Botas que molestó a mucha gente. Muy buena interpretación de Raúl Anaya (Bender en Futurama) en el rol de Mario. Quedan algunas puertas abiertas en la trama para una futura continuación que seguramente se concretará sin problemas. Todo indica que Mario llega para romperla en los cines y no tiene ninguna competencia sólida en materia de propuestas infantiles que le dispute la taquilla. En resumen, una gran adaptación de este ícono de Nintendo que disfrutarán fans de todas las edades.
Una aventura cumplidora para nostálgicos y centennials. Los entusiastas Mario y Luigi son dos plomeros medio pelo que buscan el éxito en la ciudad de Brooklyn, pero cuando consiguen un trabajo y son transportados a un mundo extraño, rodeado de hongos parlantes, objetos mágicos y una tortuga antropomorfa tirana, los hermanos deben enfrentarlo para evitar que se haga el control no solo de ese mundo sino también del universo entero. La premisa es similar al filme live action que vimos en 1993. Siendo hoy una película de culto, no deja de ser una de las peores adaptaciones gamer de todos los tiempos. Pero con Nintendo ahora en control creativo de su personaje insignia y distribuido por un estudio que venía durmiendo en los laureles con los Minions, las expectativas eran dispares. Realmente me sorprendió la calidad visual del filme que drena de los gráficos de los juegos recientes de los hermanos y a su vez rivaliza con los filmes de Pixar, estudio imbatible en ese aspecto técnico. Ahora introduciéndonos en la historia, Súper Mario Bros. no pudo plasmar mejor la esencia del juego: un plomero que debe recolectar monedas, sortear obstáculos y enfrentarse al tirano Browser. Desde luego que la historia se nutre de numerosas referencias a los videojuegos de Mario Bros., con lo cual se abre un amplio abanico no solo sobre futuras entregas sino también ir más allá con spin-off potenciales. En los tiempos que corren el filme no quedó exento de la corrección política y uno de los mayores cambios lo vemos en la Princesa Peach que, de ser la damisela en apuros, derivó en un personaje funcional para la trama, mientras que Luigi debió ocupar el lugar de secuestrado en la mayor parte del filme. Un aspecto que si bien me molestó al principio sobre el final del último acto se produce cierta redención. Después, acción por doquier, un Browser carismático y mucho fan service muy bien ejecutado, que a los gamers va a encantarle. Super Mario Bros. tiene una historia sencilla que va a atrapar no solo a chicos, sino también a grandes, más que nada los que crecieron en los ‘90s con el boom del juego y la serie animada. Seguramente tengamos secuela del filme: ¿Luigi Mansión? ¿Mario Golf? La escena post créditos podría ser un indicio de por dónde podría ir la saga. Hay algo que está claro: esto es solo el principio.
UN JUEGUITO Digamos una cosa, Aaron Horvath y Michael Jelenic son dos realizadores especialistas en animación, destacándose con esa maravilla alocada de los Teen Titans Go! Por lo tanto, si pensamos a Super Mario Bros: La película desde el punto de vista de su relación con la comedia, el saldo es más que negativo. No es que la nueva adaptación de los clásicos personajes del videojuego carezca de inventiva, pero bien es cierto que su humor no pasa de lo reglamentario, de lo que hoy sabemos que mínimamente podemos exigirle a una película animada mainstream. Si Horvath y Jelenic supieron sacarle todo el jugo al juego autoconsciente con los personajes de DC, aquí se los nota demasiado preocupados en amoldarse a las exigencias de Nintendo, más interesada en crear una franquicia que en permitirse ciertos exabruptos con sus criaturas. Si en el pasado la relación entre los videojuegos y el cine era bastante conflictiva, con el tiempo han aparecido más libertades expresivas para eludir la mera reproducción de la experiencia gamer. Ya no hay tanta preocupación en el intento de emulación (porque los fracasos han sido estrepitosos), sino uno libertad para entender que el cine, al igual que lo hace con la literatura -cuando lo hace bien-, debe tomar lo básico para construir otro tipo de experiencia. La película de Horvath y Jelenic, por lo tanto, avanza en dos direcciones: una, la de la construcción de una aventura autónoma, con Mario tratando de encontrar a su hermano Luigi, mientras queda en medio de una disputa entre mundos. Hay una tibia construcción de una mitología neoyorquina pero carece del peso suficiente como para hacer sistema y otorgar a los personajes un contexto. La otra dirección es la de ver de qué manera aplica la lógica de los videojuegos a esa narrativa. Se podrá decir que el experimento es un poco fallido, pero no del todo insatisfactorio: si los personajes son mayormente insulsos (uno de los problemas de la película), la iconografía del Super Mario Bros. se aplica de manera coherente con un relato que hace de las dispersión narrativa su norte. Super Mario Bros: La película es fragmentaria, de secuencias que se apilan unas encima de otras y que logran algún efecto cómico en la libertad de experimentar por pasajes sin demasiada conexión argumental. Esto último es lo que sucede con el villano Bowser, tal vez la gran invención humorística de la película, algo que se debe en parte al notable trabajo vocal de Jack Black. Es su personalidad la que le da identidad al personaje, un ser malvado no exento de una alta dosis de ingenuidad, lo que lo vuelve por momentos un niño caprichoso. En Bowser sí se notan las ganas de jugar de Horvath y Jelenic, y la libertad de romper con lo pautado desde el videojuego. Es eso lo que se extraña en el resto del film, aunque también es cierto que cae un poco preso de las expectativas generadas ante el talento reunido; no solo en la dirección sino también en el elenco de voces. En todo caso es un borrador de una película mucho más divertida, que ante el éxito comercial de esta primera entrega, Horvath y Jelenic pueden tomarse el trabajo de comenzar a construir.
Super Mario Bros: La Película es una eficiente pieza de marca que funcionará para las familias que buscan llenar una tarde de fin de semana, pero es poco probable que se quede en nuestra memoria más allá de eso.
Sobre plomería y plataformas Cuando se habla de Mario, el personaje creado por Shigeru Miyamoto y la mascota de la gigantesca compañía japonesa de videojuegos Nintendo, casi siempre se hace referencia a su encarnación más recordada y sin dudas revolucionaria, Super Mario Bros. (1985), mega clásico de los videojuegos de plataformas y uno de los productos más vendidos y populares de la historia del rubro en cuestión que suele opacar a las tres versiones anteriores de este eterno saltarín, léase Donkey Kong (1981), donde se enfrentaba al enorme gorila del título, Donkey Kong Jr. (1982), rareza en la que mutó en villano porque era el vástago de nuestro simio favorito quien protagonizaba la faena, y Mario Bros. (1983), ahora de nuevo como héroe y acompañado precisamente por su hermano menor Luigi. La enorme popularidad del a todas luces humilde Super Mario Bros., recordado incluso en el rimbombante Siglo XXI, tiene que ver con el perfeccionamiento progresivo de la jugabilidad del esquema de base, para mediados de los 80 ya completamente pulido y sostenido en una historia muy simple en la que Mario y Luigi debían rescatar a la Princesa Peach, jerarca del Reino Champiñón, de las garras del archivillano Bowser, el Rey de los Koopas, unas tortugas antropomórficas. Ya desde aquella época Nintendo pretendía probar suerte en el séptimo arte y encargó una adaptación de su franquicia más conocida en formato anime, así nació la muy mediocre y casi completamente desconocida en Occidente Super Mario Brothers: Gran Misión para Rescatar a la Princesa Peach (Sûpâ Mario Burazâzu: Pîchi-hime Kyushutsu dai Sakusen!, 1986), film de apenas una hora de Masami Hata que pasó por salas tradicionales, en su momento se editó únicamente en VHS y Betamax, cayó en un limbo durante décadas y en el 2022 fue restaurado por un grupito de fans devotos, Kineko. Como aparentemente la versión nipona en dibujos animados no se consideró digna de distribución a gran escala por fuera de Asia y algunas naciones concretas, Nintendo a continuación optó por un enfoque radicalmente opuesto en ocasión de lo que eventualmente se transformaría en Super Mario Bros. (1993), desastre mayúsculo de la por entonces pareja de Rocky Morton y Annabel Jankel, un dúo especializado en videoclips que venía de encarar las muchos mejores Max Headroom (1985) y Muerto al Llegar (D.O.A., 1988) y que se decidió por una traslación en live action con toda la pirotecnia hollywoodense detrás, generando un bodrio incoherente. Después del enorme éxito de faenas de posicionamiento de marca nada sutil como La Gran Aventura Lego (The Lego Movie, 2014), de Phil Lord y Christopher Miller, y Lego Batman: La Película (The Lego Batman Movie, 2017), de Chris McKay, movida que a su vez derivó en los fiascos de Lego Ninjago: La Película (The Lego Ninjago Movie, 2017), de Charlie Bean, Paul Fisher y Bob Logan, y esa horrible La Gran Aventura Lego 2 (The Lego Movie 2: The Second Part, 2019), de Mike Mitchell, no es de extrañar que se haya contratado a uno de los guionistas de esta última, Matthew Fogel, para escribir una nueva adaptación de Mario aunque ya bajo el amparo de Illumination, estudio de animación conocido por la saga que empezó con Mi Villano Favorito (Despicable Me, 2010), de Pierre Coffin y Chris Renaud, y una compañía para la que anteriormente trabajaron Fogel y los dos franceses que estuvieron a cargo de la realización general en París, Pierre Leduc y Fabien Polack, por más que en los créditos fuesen relegados a “codirectores” ya que los que acaparan el rótulo de realizadores oficiales son los yanquis Aaron Horvath y Michael Jelenic, un equipo cuyo principal producto previo es la paupérrima serie animada Teen Titans Go! (2013-2023). Super Mario Bros.: La Película (The Super Mario Bros. Movie, 2023) es una especie de mixtura deslucida y redundante del amor por los arcades de Ralph, el Demoledor (Wreck-It Ralph, 2012), de Rich Moore, aquel diseño de producción hiper psicodélico de Lluvia de Hamburguesas (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009), de Lord y Miller, el humor bastante bobo y pretendidamente “adorable” de Minions (2015), de Coffin y Kyle Balda, y una historia muy poco imaginativa que sigue al pie de la letra la trama de los videojuegos, a mitad de camino entre la humanización concienzuda de Mi Villano Favorito y el cinismo en secuencia de todos los productos cinematográficos de Lego. El film no llega a ser malo o insoportable pero tampoco bueno debido a su carácter anodino, el flojísimo desempeño del lelo total de Seth Rogen en el rol de Donkey Kong y de Chris Pratt y Charlie Day como Mario y Luigi, nuestros plomeros italoamericanos trasplantados al Reino Champiñón, y por manotazos de ahogado baratos como citar a ese “Mad Max” Rockatansky de George Miller en una secuencia con hot rods o llenar la banda sonora con canciones de AC/DC, Beastie Boys, Bonnie Tyler o A-ha para apelar a la nostalgia circa postrimerías del Siglo XX, amén de intercambiar a la Princesa Peach por Luigi en materia de quien necesita ser rescatado, jugada de asquerosa corrección política que no suma nada al relato en sí, como decíamos antes uno completamente reemplazable con cualquier otra fábula de origen del mainstream contemporáneo en la que se opta por recuperar el modelo retórico de los cuentos de hadas de la autosuperación o la redención moral más simple, en pantalla vía Mario empezando su propio negocio y aprendiendo a moverse en las muchas plataformas del Reino Champiñón. Lo mejor de la propuesta por lejos se concentra en las intervenciones de Jack Black como Bowser, aquí ultra enamorado de la princesa y cantando canciones al piano en su honor, de Anya Taylor-Joy como la susodicha Peach, algo así como la “maestra” del protagonista o fuente del saber en lo que atañe a los diversos potenciadores, y de Keegan-Michael Key como el infaltable Toad, lacayo perpetuo de la soberana y gran personaje secundario desde siempre. Si el humor hubiese sido inteligente y la historia un poco más compleja estaríamos ante algo más que un trabajo lindo de tonos pasteles símil Pixar aunque demasiado vacío…
Película para todos los que conocen al famoso personaje de Nintendo. Su popularidad es tan grande que la adaptación con actores hecha años atrás ha pasado al olvido y hoy la versión animada arrasa en la taquilla mundial. Super Mario Bros: la película no está pensada sólo para quienes han jugado el videojuego, sino para todos los que tan sólo lo conocen de nombre o lo han visto saltar en pequeños fragmentos del juego. Mario y Luigi están ahora en Nueva York cuando las tuberías los llevan a un mundo mágico. Lamentablemente en dicho mundo quedan separados y Mario deberá emprender el camino para reencontrarse con su hermano. Mario (Chris Pratt) aterriza en el Reino Champiñón, gobernado por la princesa Peach (Anya Taylor-Joy) , mientras que Luigi (Charlie Day) aterriza en las Tierras Oscuras, gobernadas por el rey de los Koopas Bowser. Bowser (Jack Black) busca casarse con Peach y destruirá el Reino Champiñón usando la Superestrella si ella se niega. Bowser encierra a Luigi para chantajear a Mario, a quien ve como una competencia por el amor de Peach. Mario conoce a Toad (Keegan-Michael Key), quien será su guía en este nuevo mundo. Color y diversión no faltan, aunque no puede evitar verse como un producto bastante mecánico, frío, distante, algo muy habitual en las películas de animación, cuyas emociones e ideas terminan resultan ser efectivas pero deshumanizadas. La excepción -y el motivo por el cuál debe verse en inglés sí o sí- es Jack Black, cuyo personaje está bien construido y al que él sabe agregarle la humanidad de quien deja todo en cada personaje. Un villano que está por encima de una película completamente calculada, sin nada que la desvíe de sus ideas cuadradas. Cada uno puede decidir si eso le alcanza o no.
No estaba en mis planes ver esta película, la verdad que no le tenía mucha fe. No me gustó cuando empezó todo esto de que Chris Pratt iba a ser la voz, y no quién venía haciendo la voz de Mario por años. Luego me acordé que vivo en Argentina y en el cine sólo iba a estar doblada, y se me pasó. Tuve un tiempo muerto en mis vacaciones y decidí ir al cine a verla, y que bien que hice porque no paré de sonreír ni uno de los 92 minutos de duración. Está muy bien realizada, me pareció súper interesante cómo mantienen los sonidos del videojuego. Tenía la esperanza de que esto sea así, y al comprobar, al escuchar esos sonidos tan particulares delos juegos de Mario, se me erizó la piel. Sumado a esto la cantidad de referencias que hay a todos los video juegos de Mario. Hay algunas referencias que son sutiles y otras que no hay chance de que se te escapen o las pase por alto. No es una película para... Para gente que no conoce el juego. Es un auténtico fan service. En realidad, sí. Pero el nivel de disfrute o va a ser tan algo como el de alguien que jugó a los videojuegos de pibe y sabe de qué va. La animación está muy bien, ya sabemos que el estudio ‘Illumination’ hace buenas películas animadas. Por momentos usan el 2D como si se viera jugando el videojuego, lo cual es muy interesante, estos momentos eran otros que me hacían sacar una gran sonrisa de oreja a oreja. La historia no es la gran historia, pero es entretenida, es llevadera. Le agregan cierto background a los hermanos que quizás no está en los juegos (o al menos yo no recuerdo) y hace que tenga más sentido todo lo que sucede. Porque también te deja mensajes profundos. Uno de los que me pareció muy importante es cómo los hijos necesitan el apoyo de sus padres. No necesitan comentarios negativos, el sentirse sólo. Si bien somos adultos, por momentos es necesario saber que quienes te trajeron al mundo te apoyan sin importa lo que hagas. Es muy cómica, yo me reí varias veces, pero también me encontraba riéndome solo no había mucha gente que se ría de las mismas cosas que yo, porque eran la mayoría referencias hacia el videojuego. Que aparezcan muchísimos personajes y trajes del videojuego me pareció excelente. De nuevo, es un film que alguien que conoce toda la historia lo va a disfrutar muchísimo. Porque no solo se basa en el primer Mario. Aparece Donkey Kong, Mario Kart, Mario 3 y un montón de otras referencias que quizás necesites verla de nuevo para ver todas las referencias. Me gustó bastante la película, es súper interesante como dije antes, la animación está bastante bien, es muy interesante cómo está hecha, como dije antes, es llevadera, no es una película que ‘cuánto falta para que termine’, dura una hora y media y creo que es la relación perfecta me sorprendió, no esperaba que me pueda llegar a gustar tanto esta película, pero está muy bien hecha y la recomiendo bastante. Mi recomendación: Gran película animada, divertida y muy para los fanáticos de Mario. Mi puntuación: 8/10
Mario Bros es un videojuego de Nintendo muy popular de los años ’80, en el cual dos hermanos italianos, Mario y Luigi, se enfrentaban a distintas criaturas en las alcantarillas. El juego fue tan exitoso que se convirtió en una franquicia que además contó con series de televisión, cómics, películas e incluso un parque de diversiones. Si bien el personaje hizo su primera aparición en otro de los juegos de la compañía, Donkey Kong, luego se volvió el protagonista de su propia historia. Después de fracasar durante años con adaptaciones de videojuegos, finalmente parecería ser que estamos frente a una buena época para este tipo de historias, con ejemplos positivos como «Sonic», «The Witcher» o «The Last of Us». Dentro de esta línea, se estrenó hace poco «Super Mario Bros. La película» («The Super Mario Bros Movie»), que viene a plasmar su exitosa franquicia a la pantalla grande. Mario y Luigi son dos jóvenes plomeros que quieren cumplir su sueño de tener una empresa propia. Es así como ven por la televisión la oportunidad de salvar a la ciudad y volverse conocidos, pero durante el trabajo caen en una tubería que los transporta hacia otro universo. Mario tiene la suerte de caer en el Reino de los Champiñones, pero su hermano Luigi quedó atrapado bajo las garras del malvado Bowser que acaba de atrapar una estrella y quiere conquistar tanto el mundo como el corazón de la princesa Peaches. Es así como Mario, con la ayuda de Peaches y otros tantos adeptos que se van a sumar en el camino, irán a rescatar a Luigi como también van a tratar de salvar al reino. «Super Mario Bros. La película» es una lograda historia de aventuras, que a pesar de presentarnos una trama sencilla sin muchos giros narrativos que nos sorprendan o le agreguen un poco de elaboración, cumple con lo que promete: apelar a la nostalgia de las generaciones más viejas que jugaron al videojuego y divertir a los más pequeños. El universo que construye está muy bien realizado, el armado de los escenarios y los decorados emula a la gran cantidad de juegos que tuvo el personaje de Mario Bros a lo largo de los años, como también la música nos transportará a esas partidas. Es así como los fanáticos del videojuego tendrán varios easter eggs para entretenerse y rememorar viejas épocas. La animación es uno de los puntos fuertes del film, todo está hecho con un nivel de detalle espectacular, sobresalen los colores fuertes y los sonidos le agregan credibilidad a las imágenes. Los personajes también están muy bien delineados, no solo en cuanto a su aspecto físico que está bien traspolado a la pantalla, sino también sus personalidades. Está bueno que el rol de la princesa no se límite solamente a ser un personaje en apuros como en los videojuegos, sino que esté más adaptado a los tiempos que corren, donde es una mujer de armas tomar y no tiene miedo de enfrentarse al enemigo para salvar a su pueblo. Mario demuestra también la importancia de la perseverancia, la unidad, la hermandad y la amistad. El elenco de voces hace muy bien su trabajo. Entre ellos nos encontramos con Chris Pratt, Charlie Day, Anya Taylor-Joy, Keegan-Michael Key, Jack Black, Seth Rogen, entre otros, que le impregnan la personalidad adecuada a sus roles. En síntesis, «Super Mario Bros. La película» es un buen entretenimiento para chicos y grandes. Sin ser demasiado original o elaborada, nos transporta a la nostalgia de los años ’80, adaptando de una manera fiel al videojuego. Nos ofrece una trama con una misión para llevar adelante, divertida, y con lindos mensajes. La animación de los personajes y del universo que crea es uno de sus puntos más fuertes. Un film que cumple y que viene a sumarse a la nueva lista de buenas adaptaciones.
Que una película sea taquillera no significa que sea buena. Ciertamente Super Mario Bros 2023 es mejor a su antecedente de 1993, pero sin ser una super maravilla. Es simple, simpática y destila fanservice por todos los poros – están los personajes, los niveles y las distintas versiones de los juegos están integrados a la trama y el entretenimiento es redondo e inofensivo -, pero no es La Gran Aventura Lego. Quizás la mayor gracia del filme reside en que le dieron la franquicia a Illumination – los de Mi Villano Favorito, Sing y otros títulos taquilleros – que, aunque sean europeos, parecen los dignos sucesores de Tex Avery y Chuck Jones. Aunque veas un minion dibujado (y sin que diga una palabra) ya te da risa, y eso habla de un talento natural para hacer personajes estéticamente graciosos. Y cuando están en movimiento, son carismáticos y no podés apartar la vista de ellos. En el caso que nos ocupa está Toad – un honguito que está al servicio de la Princesa y que le pone la voz Keegan-Michael Key – el cual es un ladrón constante de escenas. Es el equivalente de los minions en este reino – hacen torpezas de todo tipo, son increíblemente simpáticos y te dan ganas de llevarte uno para tu casa como recuerdo -. El resto es más genérico. El malo es muy malo – Jack Black se debe haber hecho una panzada con el rol -, el secuaz del malo es como una tortuga hechicera retorcida y torpe, Luigi y Mario son dos estereotipos ambulantes de la tanada, y la Princesa es menos sumisa de lo que uno podría anticipar. La historia es simple – bien como para chicos con edades de un dígito… y para adultos que crecieron jugando a las consolas a estos juegos durante años – y no tiene demasiado sentido. ¿Por qué este universo está lleno de niveles y tuberías? ¿Por qué se puede acceder a él desde las cloacas de Nueva York?. Simplemente porque el libreto lo dice y porque el juego original estaba así diseñado. Al menos Super Mario Bros entretiene en el sentido mas básico de la palabra. El drama del filme live action de 1993 fue intentar explicar la razón de todo, y acá eso es pasado olímpicamente por alto ya que, de todos modos, a la audiencia no le interesa. No se precisa ser un experto en el juego para disfrutar el filme, pero no esperen nada demasiado elaborado. Es simplemente una Propiedad Intelectual llevada a la pantalla grande con una gracia básica, pero no le llega a la altura de Sonic. Funciona, no ofende y no aburre, y eso – en este momento – es más que suficiente.