Tarzán es una propuesta animada que se deja ver y merece una oportunidad cuando la idea es pasar un buen rato en familia donde todos se entretengan y no sólo los más chicos. La historia está bien contada, mantiene un buen ritmo y logra atrapar al espectador, especialmente a aquellos que no hayan tenido tenido ningún contacto con...
El rey de la selva está de vuelta Dicen que siempre es necesario poner al día historias que con mejor o peor suerte han resultado y atrapado a diferentes generaciones. Los productores de Tarzán (2013) saben que en la obra de Edgar Rice Burroughs se esconde una de las aventuras épicas más atrapantes y que puede leerse una vez más con una impronta relacionada a la ecología y el rescate de valores dejados en uso. Si bien está destinada para un público masculino infantil, el realizador alemán Reinhard Klooss sabe que aprovechando el 3D podrá contar con la incorporación de más miembros de la familia a la proyección y la modernización de la clásica estructura de fábula de la historia de Tarzán. En esta oportunidad J.J Greystoke, un niño neoyorkino, acompañará a su padre científico (Greystoke) en la búsqueda de una misteriosa fuente de energía (la máxima) que hace siglos ha caído desde el espacio exterior en la selva africana. La historia hasta ese momento transcurre entre el idilio de la naturaleza y la incorporación de simios a la vida de los humanos quienes abruptamente deberán escapar cuando la misma “tierra” (al wncontrar la energía) los expulse del lugar. Luego que el helicóptero en el que intentaban huir los padres de J.J explota, una mona encuentra al niño (que se salva) y lo llevará a su cueva para criarlo como si fuese propio. El niño crecerá convirtiéndose en un mono más con habilidades animales y que esconderán su pasado humano, hasta que un día un jeep con un investigador (Porter, compañero de Greystoke) y su familia harán que sus instintos, y principalmente el amor (por Jane, una de las hijas del científico), nazcan y comiencen un camino para recuperar su verdadera identidad. Reinhard Klooss va contrastando las imágenes generadas por ordenador (en algunos momentos muy logradas, por cierto) de la selva con las de la ciudad, principalmente cuando pasado el tiempo (diez años después) esa joven llamada Jane le solicite un inescrupuloso empresario (que se ha quedado con la corporación de J.J “Greystoke” y su familia) que la ayude en la preservación de la naturaleza. La ambición del empresario por buscar nuevamente la misteriosa fuente de energía que hace años se esconde en la selva hará que el encuentro entre J.J (Tarzán) y Jane sea inevitable y el choque de culturas también. Porque Tarzán de a poco comenzará a recuperar su “humanidad” pero también deberá continuar luchando con el líder de los gorilas para poder mantener su lugar entre los animales. Hay lianas, el característico grito del hombre mono y la selva como escenario, pero también está la puesta al día de una historia que evoluciona y sigue atrapando como en cada una de sus “actualizaciones”. La ecología será el vector de esta nueva versión destacando la importancia de proteger los ambientes naturales, algo que los niños tienen muy presente y que el director potencia con imágenes de gran belleza y que también moderniza acercando la historia de Tarzán a series televisivas como Lost de J.J. Abrahams en las que es más lo que se oculta que lo que se muestra. Efectiva y entretenida, Tarzán atrapará por el dinamismo de las imágenes y un mensaje que invita a seguir respetando la naturaleza y valores como la amistad y el amor.
Cuando me enteré que Disney había cedido los derechos del clásico Tarzán, me llamó la atención ya que fue un hit en la taquilla de los 90 y me parecía raro que aquel estudio no intentará una remake en este tiempo. Constantin Films, con base en Alemania, tomó el desafío e intentó mantener la esencia de la tradición en el personaje creado por Edgar Rice Burroughs, pero intentó innovar en dos puntos: un giro en la trama, más ecologista (con cierto enfoque estilo "Avatar" me atrevería a decir) y generar no un dibujo 2D, sino una animación más arriesgada y menos formal. El elegido fue Reinhard Klooss, un hombre de experiencia que ya lleva un recorrido importante en la industria. La incógnita era cómo el público nuevo reaccionaría frente a un ícono del cine del siglo pasado (recordamos muchas versiones interesantes, además de la consabida serie que nos conmovió hacia los 70). Era fundamental, tal vez, que el guión pudiera canalizar esos cambios. La historia se inicia con una expedición de Greystoke Enterprises en busca de los restos de un meteorito que hace miles de años cayó sobre la tierra, modificando la tierra y sus condiciones de vida. Una cuestión familiar ¿no?. Tarzán, siendo un niño (ya él se autodenomina así incluso siendo parte del mundo de los humanos en su niñez), acompaña a sus padres a la arriesgada misión, sin entender cuál es el motivo de tanto interés de su padre. Hay una misteriosa fuente de energía allí y un oscuro secreto queda expuesto con la presencia del equipo de investigadores. Pero algo sale mal y la nave donde la familia viajaba se desploma en el aire, con la muerte de todos los pasajeros excepto la del niño quien sobrevive a la caída. Tarzán es "adoptado" por una simia que había perdido a su pareja y su hijo y vive su latencia en ese espacio. Desarrolla grandes habilidades para los desplazamientos con lianas, se mueve como un simio y es rápido y letal con su cuchillo. Vive en armonía entre los monos hasta que conoce a Jane. Ella visitará el lugar con su padre (que es un ambientalista que quiere salvaguardar la fauna y flora de tamaño espacio) y quedará prendada del rey de los monos (ya verán porqué lo definimos así), iniciando una relación que con el correr de los años tendrá un giro dramático, que mejor no hay que anticipar. Ustedes ya conocen mucho de lo que van a ver. La animación es más que aceptable en los ambientes y el bosque frondoso, pero menos, quienes fueron esquematizados sin mucho detalle. Las tomas aéres podrían haber sido más impresionantes y sólo están para justificar el 3D como formato. Faltó imaginación y lo estético podría estar más pulido, sin dudas. En lo que tiene que ver con la realización dramática, está lejos de conmover. No hay mucho para emocionarse, incluso en escenas donde la emoción debería ganar a la audiencia, como las luchas, caídas por cataratas y demás. Los chicos, por otra parte, la tienen difícil. Si son peques (un clásico de este tiempo) de menos de 7 años, la peli se les hace cuesta arriba por la complejidad del conflicto. El resto de las edades puede pasarla bien con esta realización de neto corte pro-ambientalista y verde. Eso si, no sorprende ni maravilla. Está a años luz de su predecedora. Sólo elegirla si hay curiosidad sobre cómo Tarzán podría funcionar, en el mundo en que vivimos (que les digo, poco, no es).
La apuesta es doble Desde que Disney adaptó a su gusto varios clásicos, cada revisión que se haga de ellos parece que debiera superarlos, para no perder en la comparación. Un dislate. Con Tarzán: la evolución de la leyenda la apuesta es doble, ya que esta producción alemana aggiorna la historia a tiempos presentes, con lo que las licencias son múltiples. Greystoke es ahora Greystoke Energy, una empresa que busca como sea recursos para su propio beneficio, y es su CEO el que quiere eliminar a Tarzán, heredero de la empresa, que de niño sí sufre la muerte de sus padres, queda solito en la selva y es adoptado por una gorila. La otra vuelta de tuerca sorprende ya desde las primeras tomas, cuando se ve un meteorito ingresar a la atmósfera terrestre y alojarse, si cabe el término, en un lugar no descubierto por los humanos y protegido por simios. No nos equivocamos de sala, ni los anteojitos de 3D nos hacen ver cosas que no son, es fantasía pura (o mejor, pura fantasía) lo que Reinhard Klooss, un director de animación que con éste llega a su quinto título, entrega a los chicos. Que disfrutan con las monerías de los tres gorilitas, se ríen de los despistes de Tarzán con Jane y que, de paso, aprenden a cuidar el planeta. Este Tarzán, que vuela entre las lianas y pelea con un gorila más malo que pegarle a la madre, no se pregunta tanto qué hacer cuando se descubre que es humano, como en el filme con la banda musical de Phil Collins. Más que existencial, la preocupación aquí es por divertirse desde la platea. La animación germana no tiene nada que envidiar a las producciones hollywoodenses, y el resultado es eso, entretenimiento. Lo que sí, ¿por qué se olvidaron del elefante Tantor?
Adaptación al presente Tarzán nace como personaje literario en la serie de libros que Edgar Rice Burroughs escribió a partir de 1912. Su popularidad fue instantánea y en el cine le tocó a Johnny Weissmüller, medallista olímpico en natación y actor, ser el más famoso Tarzán de todos los tiempos. Pero el personaje de ficción, uno de los más famosos que el mundo ha tenido, siguió su curso mucho más allá. Cientos, sí, cientos, de adaptaciones han pasado por los más variados estilos y formatos. Ahora es una película de animación alemana realizada en el año 2013 la encargada de darle vida al personaje. Como corresponde, la película busca dejar su marca. Greystoke Energies (Greystoke es el apellido de Tarzán) es una empresa que ha quedado en manos de gente desalmada y ambiciosa luego de la muerte de los padres del protagonista. El único capaz de hacerles frente será el propio Tarzán, junto con Jane, la famosa novia del hombre mono, hija de un científico. La animación, por momentos original, por momentos algo limitada, parece estar muy influenciada por Avatar (2009) la película de James Cameron. No sólo en la estética, sino también en el guión. Pero a pesar de las novedades y el esfuerzo, lo cierto es que la película se estanca en sus limitaciones y se entrega a un discurso demasiado básico y elemental. Hacer buen cine de animación es más difícil de lo que parece y esta nueva Tarzán, no exenta de cierto mérito de todas formas, lo demuestra.
Un sensible "rey de los monos" La película tiene buen ritmo, personajes atractivos, algunos monos deliciosos y bastante acción dentro de una línea muy simple de relato que respeta al chico salvaje adoptado por los monos. El plano formal utiliza el "capture motion" (captura de movimiento) y los fondos geográficos son particularmente atractivos. La historia de Tarzán es variada. No solo su protagonista es uno de los personajes más exitosos en el mundo de la ficción, sino que desde su creación en 1912, por el norteamericano Edgard Rice Burroughs, se ha desplazado a todos los medios audiovisuales. Desde su nacimiento como narración en una revista de historietas y su posterior aparición como novela, con el título de "Tarzán, rey de los monos", hasta las series animadas. La Argentina también tuvo su Tarzán en radio. Se llamó César Llanos y con Mabel Landó, como Juana, y Oscar Rovito en el papel de Tarzanito, concentraban la atención de los chicos en la década del "50 por Radio Splendid. Esta versión animada basada en personajes de Burroughs se adapta a los tiempos actuales. Reemplaza a los aristócratas escoceses, padres de Tarzán por aventureros millonarios, que mueren en un accidente de avión. También los nuevos tiempos crean un villano, luego director general de Greystoke Energíes, propiedad de los padres de Tarzán, que se apropia de la compañía y diagrama una campaña para lograr energía. Obtener el combustible va a afectar el universo de monos que crió al pequeño huérfano en la selva. SOBRE LA IDENTIDAD Otra de las novedades es que Juana, la compañera de Tarzán, de ser hija de un científico en el original, se convierte, en esta adaptación, en hija de un guía de Africa, con inclinaciones ecológicas. En esta versión el joven Tarzán tendrá problemas de identidad (se pregunta: ¿soy un mono? ¿soy un hombre?) y deberá asumir actitudes para ayudar a preservar su familia adoptiva y el mundo de la Naturaleza que lo rodea. La película tiene buen ritmo, personajes atractivos, algunos monos deliciosos y bastante acción dentro de una línea muy simple de relato que respeta al chico salvaje adoptado por los monos. El plano formal utiliza el "capture motion" (captura de movimiento) y los fondos geográficos son particularmente atractivos. En cuanto a las voces, la de Tarzán pertenece a Kellan Lutz, el mismo actor de Hércules, y en Jane es la de Jessica White, de la serie de televisión "CSI Miami".
Con muchas adaptaciones precediendo este filme, las comparaciones se hacen inevitables. Y la realidad es que esta nueva puesta animada, es bastante menor que muchas clásicas. Contiene algunas ideas innovadoras como la introducción de la historia remontándose a la extinción de los dinosaurios para luego llevar la acción al canon tradicional. Pero el filme es muy pobre desde el aspecto visual, algo imperdonable teniendo en cuenta la evolución de la animación y los exponentes que cada semana llegan a las salas. Hay una clara “influencia” de la recordada versión Disney, pero a diferencia de aquella, esta no tiene ni la gracia, ni la profundidad, ni la banda sonora, y mucho menos el alma que los personajes transmitían. Parece una película hecha a las apuradas, sin corazón, destinada al rápido olvido.
Una vez más la historia de Tarzán al cine. En este caso en un film animado realizado con la tecnología de captura de movimiento, de los personajes tanto humanos como gorilas. La historia es la misma, con toques modernos y conceptos ecológicos. No es para niños pequeños que se angustian con heridos y muertos.
La finalidad de "Tarzan" es entretener y lo logra. Quienes no hayan leído o visto películas de Tarzan, o no sepan nada del personaje, es un buen momento para captar todo su mundo. La animación a mi no me mató, pero no está mal... salvo que parece un poco antigua por momentos, sobre todo con las películas animadas que venimos viendo que hasta el detalle de la nieve sobre la piel es perfecto. En síntesis, desde la parte técnica, nada sobresaliente, una película que se deja ver y que seguramente los mas chiquitos disfruten y mucho.
Esta última adaptación de Tarzan que llega a los cines argentinos es, cuanto menos, poco atractiva en lo visual y con algunos pasajes de su historia para remarcar y subrayar un poco. En lo que refiere a su animación, vale aclarar que utilizaron la “tradicional” (por computadora, ya que no se usa más la de la “vieja escuela”) mezclándola con la técnica “motion capture” (captura de movimientos) para algunos de los personajes, en los que se destaca el protagonista -que también le pone la voz en la versión en inglés- Kellan Lutz, a quien vimos hace poco en la fallida reinterpretación de Hércules. Este simbionte de la animación en lugar de potenciar y amalgamar ambas técnicas para sacar lo mejor de cada una, logra un efecto raro al cual el espectador no solo no se acostumbra ni bien pasan los minutos sino que incluso resulta raro y no termina de convencer. Tal vez las intenciones de los técnicos y animadores eran las mejores y la poca calidad visual se debe a una falta de presupuesto que obviamente no llega a los estándares de excelencia de Pixar o Dreamworks, pero también se ha visto que con “poco” se puede hacer mucho como lo hicieron aquí con Metegol el año pasado. Pero no es el caso de Tarzan. Esta coproducción francesa, alemana y estadounidense filmada en Rusia (¡si, así de enquilombado fue!) dirigida por el germano Reinhard Klooss le agrega un par de giros a la historia original de Edgar Rice Burroughs con la inclusión de un meteorito todopoderoso (el que aniquiló a los dinosaurios) capaz de cambiar el rumbo de la historia humana, mientras se desarrolla el vínculo amoroso entre el héroe y Jane, siendo esto último lo mejor y más atractivo de la película. Algo para tener muy en cuenta es que hay mucha muerte en el film, lo que no es novedad ya que Disney ha dado cátedra sobre el tema, pero que puede alterar a los más chicos. Y como se trata de una propuesta infantil, esto le resta mucho. Por todo ello, Tarzan en esta aventura no se encuentra a la altura de su nombre y su legado, ni en lo técnico ni en la historia. Será la próxima…
El regreso del hombre mono en 3D Hay historias que son atemporales. No importa cuántas adaptaciones, reescrituras, homenajes y refritos se hagan, la esencia siempre es la misma y funciona. Estas obras que pueden mantener su validez a través de los tiempos, son las que se convierten en clásicos. La historia de Tarzán es una de ellas, y en esta oportunidad llega -una vez más- a la pantalla grande. La gran pregunta es ¿Era necesaria otra remake? Y la respuesta es sí, porque ahora el séptimo arte cuenta con una poderosa herramienta con la que nunca contó una adaptación previa de Tarzán: el 3D. Y a diferencia de gran parte de las películas live-action, en las animadas la tridimensionalidad pisa con fuerza y se hace sentir, y disfrutar. De la mano de Constantin Film, una productora alemana en alza, llega esta nueva adaptación que deslumbra visualmente y replantea una vez más ese interrogante que surgió con fuerza allá por el año 2001 con el estreno de la película de Final Fantasy: Hasta qué punto la animación digital es capaz de reemplazar a los actores de carne y hueso. Por ahora nos podemos quedar tranquilos, ya que la impresionante precisión de expresiones y movimientos que podremos ver en esta película se da gracias a la técnica de captura de movimiento. En los roles protagónicos participaron los actores Kellan Lutz y Spencer Locke, prestando no sólo sus cuerpos sino también sus voces. Como dato de color, el doblaje al español latino que escucharemos en nuestras salas, fue realizado en Argentina. El realismo logrado en la animación de los simios también es asombroso, al igual que los paisajes y toda la fauna y flora de este universo recreado para Tarzán. La historia no podía volver a aparecer en la pantalla grande sin una vuelta de tuerca, y es así como esta vez se introduce el concepto de poderosas energías alternativas alienígenas, que serán el leitmotiv de los villanos de la película. Todo esto puede sonar un poco descabellado, pero tiene su lógica dentro del relato. Y tampoco necesita ser una muy precisa ni irrefutable, ya que se trata de una película claramente apuntada al público infantil. La cinta tiene la duración justa para que esos locos bajitos se mantengan atrapados con la historia y entrenidos en sus asientos durante toda la peli, y se deja ver por los más grandes, acompañada con una hermosa banda de sonido y una buena dosis de risas.
Tarzán revisionista en una animación no muy lograda He aquí, y por poco tiempo, una versión truchona y modernosa de la vieja historia a la que pocos se acercan. Esta vez el señor y la señora Greystoke mueren en un accidente de helicóptero mientras rastrean el lugar dond hace millones de años cayó un meteorito cuyo contenido podría aliviar notablemente los problemas energéticos del mundo. Sólo se salva el pequeño, que es criado por los gorilas, etcétera. Ya grande, se le aparece la confianzuda Jane Porter, rubia ecologista en malas compañías. En efecto, la acompaña un tal William Clayton, actual Ceo de la compañía Greystoke, lógicamente interesado en la buena fama del meteorito. Lo que pasa es previsible, de entretenimiento mediano, calidad técnica muy standard, acabado irregular y humor tedesco. Su responsable es el ya veterano Reinhard Klooss, hombre que empezó su carrera a comienzos de los 90 como guionista, productor y ocasional director de comedias familiares (alemanes de vacaciones por Italia, Mallorca, Ibiza) y aventuras para chicos, hasta recalar últimamente en la producción de dibujos animados de consumo interno, como "La isla maravillosa de Impy" o "Animals United" (título original, "Konferenz der Tiere"), cuyos bichos están dibujados a imitación de los de "Madagascar". Comparado con los anteriores, el "Tarzán" que hoy vemos significa un paso adelante, al menos en algunos aspectos. Por ejemplo, el personaje protagónico luce bastante bien hecho y tiene cierta plasticidad (está construido sobre los movimientos del figurín Kellan Lutz, uno de los plomazos de "Crepúsculo"). Y los paisajes selváticos están bastante bien. Pero otras figuras y otras partes resultan menos presentables. Y del guión mejor ni hablemos. La culpable es Jessica Postigo, también guionista de "Cazadores de sombras". Ya lo dijimos, una versión medio truchona. Digamos ahora, para compensar, algo bueno de Reinhard Klooss: él también produjo "Comedian Harmonist", fuerte drama de Joseph Vilsmaier sobre un sexteto que realmente existió y que fue muy popular a comienzos de los 30. Hasta que en 1934 alguien los miró feo: tres de los seis miembros del grupo eran judíos. Pero ésa es otra historia.
Hay afirmaciones que con frecuencia son falsas. Una de ellas es "esta película de animación no tiene nada que envidiarle a Hollywood". Y aquí estamos frente a esta Tarzán de producción alemana. Tarzán otra vez, uno de los personajes más adaptados en el cine, en series, en animación, en no animación (live action, que le dicen), con Christopher Lambert y sin Christopher Lambert, etc. Hasta en una versión animada de Disney en 1999, con lo cual las comparaciones están cerca. Esta propuesta alemana tiene la particularidad de ser 3D (nada destacable en ese aspecto) y dice ser la primera Tarzán hecha con la técnica de "captura de movimientos", dato que es apenas relevante a la hora de sentarse a ver la película. Uno ve esta Tarzán y está seguro de que alguien dijo: "No tiene nada que envidiarle a Hollywood", porque es de esas que intenta ser como Hollywood. Y, lamentablemente, se nota en algunos momentos el "quiero pero no puedo": para dotar de fluidez a los rostros, para hacer que el agua parezca agua y no que los personajes están nadando en el aire. No es necesario jugar a imitar a Hollywood para hacer animación excelente: ahí está el ejemplo uruguayo-colombiano de Anina. Pero aquí se optó por el molde Hollywood, o por lo menos por lo que la gente que produjo esta película entiende por eso: música fuerte y "grandiosa", apuntes cómicos que se los reconoce más de lo que los disfruta, un poco de crueldad para que después la venganza sea más dulce (es decir, lo menos interesante de Hollywood). Hay algunas dosis de bienvenido movimiento visual, pero cuando Tarzán tiene que montar las imágenes, armar las secuencias y disponerlas en orden es cuando más se nota que el Hollywood buscado no está bien aprendido (tanto es así que se necesita una voz en off que suena más a parche narrativo que a otra cosa). A pesar de todo esto, la película logra sostener algo de ritmo y generar cierto interés por el destino del protagonista y su familia de monos. O quizá sea el atractivo que provee una historia que ha probado cientos veces su potencia, incluso a pesar de este aggiornamiento ecológico torpemente "avataresco" con meteoritos y dinosaurios, y la codicia del urbano malo frente al corazón noble del buen salvaje. Los monos y gorilas -siempre buenos actores- y los ojos y la actitud corporal de Jane (que en un par de momentos parece querer comérselo a besos a Tarzán) son otros módicos atractivos entre tanto fallido intento de imitación.
Entretiene y contiene varios mensajes ecologistas además de resaltar valores como la amistad y el amor. Vuelve este personaje a la pantalla grande luego de varios años de ausencia, la última de "Tarzán" fue en 1999 de Chris Buck y Kevin Lima, y en esta nueva versión se encuentra dirigida por el alemán Reinhard Klooss ("Astérix y Obélix contra el César") y producida por Constantin Film. Protagonizada por Kellan Lutz, es Tarzán “el hombre sin pelos” (“Crepúsculo”; “La leyenda de Hércules”) y Spencer Locke como Jane Porter (“Resident Evil”; “Espanglish”). La historia comienza con una breve reseña de la Tierra cuando hace 70 millones de años era dominada por los dinosaurios (toque del discovery geographic) y luego nos presenta a un grupo de exploradores que se encuentra en África buscando algo muy especial en las cercanías del lugar, ya que hace un tiempo cayo un meteorito (posee poderes ilimitados y está protegido por simios salvajes y guarda misterios). John Greystoke (Mark Deklin) es el encargado, su esposa e hijo disfrutan de la naturaleza. Este pequeño tiene una gran imaginación y finalmente deciden irse para terminar considerándolo como una leyenda local. Varios pasajes de la historia se encuentran narrados en off. Resuelven regresar pero John Greystoke primero ingresa en una cueva que guarda un secreto y hace algo inapropiado, luego con su esposa Alice (Ray Newman) y el niño intentan huir en el helicóptero y mueren en un accidente aéreo. Sólo su pequeño hijo sobrevive gracias a la ayuda de un grupo de gorilas que lo adopta como parte de la familia, casualmente un gorila hembra Kala había perdido a su hijo. De esta manera aquel niño de Nueva York habiendo perdido todo se convierte en el rey de la selva. Un nuevo desafío lo espera, vive por años en ese lugar y todo es un nuevo aprendizaje pero William Clayton (voz original de Trevor St. John “Marea Roja”) viaja a África con un grupo de exploradores de “Greystoke Energies”, también con la bella joven Jane Porter (Spencer Locke); la misión tiene intereses oscuros que ella y su padre desconocen. De ahora en más el mundo de Tarzán se verá afectado por esta situación y se aproxima a su primer contacto con los humanos. La película está basada en el libro clásico de Tarzán de los Monos (1914) escrito por Edgar Rice Burroughs y esta es una de sus muchas adaptaciones, realizada con una avanzada tecnología de captura de movimientos, es recomendable para chicos de más de 6 años, habla de la codicia y las mentiras, tiene varios mensajes ecologistas, nos muestra el amor y la amistad, posee una bellísima fotografía, pero resulta poco atractiva visualmente y a los dibujos le falta ternura, no logra emocionar y tiene un final demasiado apresurado.
Una versión de "Tarzán de los monos" que pretende actualizar el clásico Situada en los nuevos tiempos, introduce a la trama la búsqueda de nuevas fuentes de energía y la defensa del medio ambiente. La novela Tarzán de los monos es la primera de una serie escrita por Edgar Rice Burroughs acerca del personaje ficticio Tarzán, editada como libro por primera vez en 1914. El personaje resultó ser tan popular que Burroughs continuó la serie en la década de 1940. Los derechos de autor de la obra expiraron en Estados Unidos, razón por la cual la obra es de dominio público y de alli sus múltiples adaptaciones. La novela narra la historia de John Clayton, hijo de Lord Greystoke, y Alice Rutherford, una pareja de ingleses abandonados en la selva africana. El pequeño John es adoptado en por la mona Kala, después de la muerte de sus padres a manos del salvaje rey mono Kerchak. El texto inspiró varias películas, desde la muda Tarzán de los monos, de 1918, dirigida por Scott Sidney y protagonizada por Elmo Lincoln. La siguiente y más famosa fue Tarzán el hombre mono (1932), protagonizada por Johnny Weissmüller, quien se convertiría en la estrella de las veinte secuelas. Entre las remakes y nuevas versiones, las más recordadas fueron Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos (1984), con Christopher Lambert; Tarzán de los monos (1999), y Tarzán, del mismo año, animada y producida por Disney. Hubieron muchas más, relativamente fieles al original y en esta franja encaja la del director germano Reinhard Kloos, conocido por las películas Asterix y Obelix contra César, Buffalo Soldiers, y la animada Animales al ataque. Para adecuarla a la actualidad, el también guionista y sus colaboradores le incorporaron una trama relacionada con las potencialidades económicas de un meteorito caído en medio de la selva hace 70 millones de años, que el actual CEO de las empresas Greystoke Energy pretende encontrar a cualquier precio. Lo que el hombre desconoce es que en su camino se topará con el hijo del fundador de la firma, el niño perdido hace más de una década tras un accidente aéreo en el que perecieron sus padres, cuyo hogar es la naturaleza. También está Jane Porter, hija del investigador que Greystoke apoyaba, una joven más preocupada por el cuidado del medio ambiente y las especies en extinción que por toda la riqueza del mundo. Y aunque el relato parece desvariar sin rumbo por momentos, hay que destacarle el aprovechamiento que hace de la tecnología 3D para retratar las profundidades del paisaje selvático y los majestuosos vuelos del "hombre mono" por sus alturas.
Una nueva versión del viejo cuento, otra más animada (esta vez en 3D), que transfiere el mito del noble inglés criado por simios al mundo moderno. Los personajes son simpáticos aunque les falta detalle en el diseño -no se nota la “personalidad” en los rostros- y la historia tiene la suficiente simpleza como para que se destaquen sobre todo las secuencias de acción. En este caso, no hay más que sensaciones físicas para hincarles el diente. No es mala, pero no deja huellas.
Los simios y el espacio exterior. Más allá de que indudablemente el personaje de Tarzán ha sido uno de los pilares sobre los cuales se construyó el mito del “buen salvaje” en términos cinematográficos, extrapolado en este caso de la literatura y con muchas adaptaciones a lo largo de la historia del séptimo arte, desde la posmodernidad cada nueva traslación ha optado por una de dos estrategias prototípicas en pos de explicitar el público específico que se pretende captar: podemos encontrarnos con una infantilización concienzuda que humaniza a los animales o una suerte de severidad ecologista que pone el acento en las características más trágicas del relato. Ahora bien, si hablamos de rasgos distintivos en lo que respecta al esquema ideológico/ formal desde el cual los cineastas han tratado de imponer una mínima novedad durante las últimas décadas, la perspectiva que se lleva el premio mayor -en cuanto a reiteración y previsibilidad- es la de la falsa “tercera posición”, conformada en esencia por un enroque lógico entre variables de una de las dos estrategias o la simple combinación de ambas. Precisamente, estamos ante otro ejemplo de este facilismo retórico que para colmo abraza todos los clichés del caso y hasta incluye detalles por demás grotescos de ciencia ficción. Sí, aunque cueste creerlo en esta oportunidad al clásico derrotero del huérfano criado por simios hay que sumar un nexo con el espacio exterior vía el inefable meteorito “generador de energía” que extinguió a los dinosaurios, hoy perdido en África y transformado en un preciado botín para el magnate inmundo de turno. Como si esto no fuese de por sí un tanto innecesario y fuera de lugar, resultan increíbles la mediocridad de la puesta en escena, la redundancia de los diálogos, la enorme torpeza narrativa y la desidia general de un guión que todo el tiempo confunde “crueldad maquillada” con humanismo a la Walt Disney. Tratándose de una propuesta animada proveniente de Alemania, por lo menos estamos a salvo de las canciones de Phil Collins y la cursilería de la versión de 1999. De hecho, los únicos puntos a favor de la película son el buen trabajo realizado en fondos y las diatribas ambientalistas, que lamentablemente siguen estando vigentes. Greystoke: La Leyenda de Tarzán (Greystoke: The Legend of Tarzan, 1984) continúa siendo la mejor encarnación del personaje, por más que el film no haya envejecido del todo bien: la obra insignia de Edgar Rice Burroughs aún no ha tenido una adaptación superlativa y a la altura de su influencia…
Reinventarse una y otra vez casi es una premisa obligada para un clásico como Tarzán, que en mayor o menor medida, sigue captando el interés del público. Esta vez, el largometraje incluye detalles nuevos. Estos son los elementos que desencadenarán en la intempestiva llegada de los empresarios de la ciudad a la jungla de Tarzán a hacer de las suyas. En esta ocasión, los malvados de la historia querrán ir a buscar los fragmentos de un meteorito caído hace cientos de millones de años y claro, sus métodos no serán los más amables que digamos, poniendo en peligro el hábitat en el que se crió el hombre de las lianas. Los seguidores y fanáticos de Tarzán, el popular personaje criado por gorilas, se regocijan al saber que vuelve a la pantalla grande después de 14 años ausencia. La última adaptación vino de manos de Disney, en 1999. La historia del hombre mono llega en una versión animada hecha con el ‘motion capture’. Dirigida por el alemán Reinhard Klooss ("Animals United"). Esta nueva adaptación de la historia (creada por el escritor estadounidense Edgar Rice Burroughs en 1912), trae al conocido personaje a tiempos modernos. Es así que Tarzán y Jane Porter deben enfrentarse a un ejército enviado por el CEO de Greystoke Energies (el mismo que se hizo cargo de la empresa tras la muerte de sus padres) por la posesión de un meteorito con capacidad energética incalculable. Ahora, Tarzán deberá usar su intuición y todas sus habilidades (aprendidas con su familia "gorila" quien lo rescató cuando quedó solo siendo niño luego de la muerte trágica de sus padres) para salvar su casa y a la mujer a la que ama. El film que promete ser, una adaptación que lleve la historia del 'hombre mono' más cerca de las generaciones de hoy en día,tiene como protagonistas a Kellan Lutz (Crepúsculo) y Spencer Locke (Resident Evil) como Tarzán y Jane Porter (su inseparable compañera) respectivamente. Una propuesta que siempre atrae al espectador. Al que ya vió las anteriores, recomiendo ir para encontrarse con una versión 'actualizada' y, para el que aún no la conoce debe pasar por sala para encontrarse con una crónica llevadera del relato más conocido sobre un niño que crece en medio de la selva.