Es raro hacer una crítica de una película estrenada hace 15 años y vista 10 millones de veces. Por eso en realidad esto no es una crítica… es en realidad un sector para relatar varias vivencias. Pude ver este re estreno en digital 3D, junto a mi hija de 3 años, y los dos mirábamos maravillados la pantalla. Woody, Buzz, Cara de papa, el dinosaurio, el cerdo… ¿Papá y nonde está Yessie? En la otra, en la otra… Ver Toy Story en el cine, fue un placer maravilloso, porque hace 15 años, no me había llamado la atención… tenía 20 años y era de los tontos que no estaba para ver dibujos… y un tiempo después me di cuenta del error, la vi varias veces en VHS y pude disfrutar de la 2° en el cine. La gran duda es si el 3D está bien aplicado… y la verdad es que casi ni me fijé en ello, aunque noté varias cosas con buena profundidad y objetos cercanos que marcaban diferencia. Pero creo que lo fundamental, es poder ver nuevamente, o por primera vez, en una “pantallota” a una película increíble, con un guión fantástico y con unas situaciones que conviene revivir. Los personajes de Cara de papa y el Chancho, con sus diálogos y quejas son muy placenteros, y eso está hecho para los padres. Me había olvidado la escena donde Cara de papa se besa sus nalgas… es mortal! Toy Story 1 en el cine, es parte del ritual para poder ver la 3 en unos meses. Y poder asistir junto a mi hija, y que los dos estemos riéndonos una vez más viendo algo super conocido… no tiene precio, y los dos nos estamos preguntando “¿y ahora empieza la de Yessie?” Pixar es lo más, y yo soy tu amigo fiel!
Más allá del infinito El primero, y uno de los mejores y más encantadores largos de Pixar, vuelve en su versión 3D. Toy Story es el primero y uno de los mejores títulos de la factoría Pixar, que iniciaría con este filme, estrenado aquí en marzo de 1996, una secuencia de diez títulos casi todos excelentes (o al menos muy buenos) hasta llegar al hoy multinominado al Oscar Up, una aventura de altura. Pero entonces, cuando la animación por computadora era mucho menos sofisticada y todavía ocupaba una porción menor del mercado, Toy Story significó una revolución no sólo técnica sino también creativa. Aquí tenemos una película -luego, veríamos, una compañía- que le habla a grandes y a chicos por igual (en lugar de hacerlo, como otras, en paralelo), apostando al asombro infantil en tiempo presente y a la magia del recuerdo de los más grandes. Todos saben la historia del filme, que se centra en la tensión que se genera entre dos juguetes: Woody, un vaquero que es el favorito del niño Andy, y Buzz Lightyear, un comando espacial que él recibe como regalo y que lo reemplaza en atractivo. Las peleas y desventuras de estos personajes (y una docena de entrañables secundarios, como el dinosaurio Rex, el Sr. Cara de Papa, el perro Slinky, etc.) conforman una historia efectiva desde la aventura y el entretenimiento, pero que a la vez se constituye -la serie entera, que se completa con Toy Story 3, a estrenarse en julio- en una saga sobre la infancia, la amistad y el fin de la inocencia. Aquí, el que la pierde es Buzz (que cree ser verdadero y no sólo un juguete y cae en una crisis existencial) mientras que Woody debe dejar de lado sus celos y aprender el valor de la amistad. La película no cambió mucho en su paso a 3D. Se trata de la misma versión, a la que no se le agregó nada nuevo (al menos no lo parece: hasta las encantadoras voces en castellano son las mismas que uno recuerda de memoria) y cuyo mayor acierto es dar la impresión de mayor volumen espacial. Pero, lo mejor es que tenemos entre nosotros una pristina copia digital que permite verla como si no se hubiera hecho quince años atrás. La matriz de todos los éxitos de Pixar, Toy Story (y su secuela, que se estrena en dos semanas; ambas estarán sólo 14 días en cartel) sigue siendo una de las mejores películas de animación de todos los tiempos. Y lo seguirá siendo, más acá o más allá del infinito.
Al infinito y más, más allá El pretexto de un reestreno en 3D no sólo es una brillante excusa para volver a ver Toy Story en una pantalla grande, sino también una manera de comprobar que se trata de un auténtico clásico del cine, con una historia, un guión y una realización que no tienen nada que envidiarles a las películas con actores. Además, la experiencia de revivir con anteojitos de 3D las aventuras de Woddy y Buzz es asombrosa, tanto como uno podía esperar de Pixar/Disney con toda la tecnología actual. A casi quince años de su estreno original, Toy Story aún logra mantener en vilo la capacidad de atención de grandes y chicos, sin brecha generacional alguna ni deterioro por el paso del tiempo. Maduró como un buen vino o una canción clásica, sin atisbos de haber sido apenas una moda pasajera, como tantos otros films animados de la última década. Y esta visión en 3D provee con excelencia absoluta el agregado de una nueva dimensión, con una profundidad en los planos que va más allá del impacto de los elementos que “salen” de la pantalla, sobresaliendo en todas las escenas y sin perder detalle de la textura plástica de los juguetes. El universo de personajes creado por John Lasseter es tan real, tierno y entrañable como se recordaba. Ahora, para una nueva generación de chicos que jamás habían conocido la disputa de Woody y Buzz por el afecto de Andy, vuelven a la carga con toda la fuerza e impacto de la primera vez, para ir –tal como habían prometido– al universo y más allá.
El regreso de dos clásicos (renovados) Aclaro: esto no es una crítica, sino un mero recordatorio de dos gemas de la animación (probablemente las más influyentes de los años '90), que ahora llegan "retocadas" en versión digital 3D; es decir, las mismas historias de siempre con una excelente calidad de imagen y sonido, y con el agregado de efectos que permiten disfrutar de las encantadoras aventuras del cowboy Woody, del "guardián del espacio" Buzz Lightyear y de sus queribles compinches (Cabeza de Papa, el dinosaurio Rex, etc.) con mayor espectacularidad y sensación de profundidad de campo. ¿Qué se puede agregar a lo que ya se ha escrito (y visto) decenas de veces sobre esta saga que espera su tercera entrega para el próximo 15 de julio? La eficacia de ambos relatos se mantiene intacta, inalterable, y la posibilidad de verla con anteojitos y en copias remasterizadas le confiere un plus especial. De todas maneras, al no haber sido concebidas especialmente para las salas digital 3D, no es tanto lo que esta nueva tecnología le aporta a la narración. No hay aquí golpes de efecto ni una vertiginosa acumulación de estímulos como acostumbra el cine de animación contemporáneo muchas veces carente de ideas. Aún con sus limitaciones técnicas (hace 10 o 15 años Lasseter y compañía no contaban con las mismas herramientas que Pixar posee hoy), Toy Story y Toy Story 2 comparten el amor por los chicos, por los juguetes y por el cine. Volver a verlas en pantalla grande -como yo lo hice con mis dos hijos- es la renovación de un placer muy recomendable.
La infancia puede ser tan competitiva... En una jugada doble que pretende aprovechar el exitoso regreso del 3D en versión remixada y crear expectativa en relación al próximo estreno de la tercera parte de la saga, Disney decidió refritar la siempre rendidora Toy Story (1995). Para aquellos que no lo sepan, estamos hablando de la primera película de Pixar y la obra que en términos concretos dio el espaldarazo definitivo a la revolución de la animación digital. Mucho más un logro técnico que artístico, no obstante el film aún hoy se abre camino luego de tres largos lustros, sabe emocionar desde la simpleza y en buena medida conserva su encanto. Así tenemos nuevamente la historia de Andy (John Morris), un niño que desconoce la interna que despierta entre sus juguetes la llegada del aparatoso Buzz Lightyear (Tim Allen). Sucede que el antiguo favorito, un vaquero de trapo llamado Woody (Tom Hanks), ve con recelo la pérdida de terreno afectivo frente a la competencia. Una jugada del destino hace que ambos terminen lejos de su “dueño” y deban convivir en el peligroso viaje de vuelta al hogar... En suma, otra vez reaparece la vieja y querida “pareja despareja” de las buddy movies en un accidentado periplo de auto- descubrimiento personal y comunitario. A pesar de los enormes adelantos recientes en lo que respecta a los CGI, la propuesta envejeció bastante bien salvo por un pequeño detalle: quedó demasiado elemental el perro de Sid, el vecino sádico especializado en torturar y masacrar juguetes. Dentro de las hasta ahora diez películas de Pixar claramente el período menos interesante es el inicial, el que abarca los tres primeros proyectos de John Lasseter. Para quienes despreciamos la producción del Disney tradicional, por supuesto que la presente, Bichos (A Bug''s Life, 1998) y Toy Story 2 (1999) fueron una maravillosa novedad, por momentos exquisita. Pero el tiempo no pasa en vano y aquellos opus han sido superados por las ambiciosas realizaciones de Andrew Stanton, Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003) y Wall-E (2008), y su colega Brad Bird, Los Increíbles (The Incredibles, 2004) y Ratatouille (2007). Tanto Cars (2006), también de Lasseter, como los dos aportes de Pete Docter, Monsters, Inc. (2001) y Up (2009), mantuvieron la excelencia visual, el toque humanista y los chispazos de humor astuto característicos de la compañía. Si fuera por la Disney todavía estaríamos sufriendo la sonsera entre conservadora y sonámbula de los eternos huerfanitos. Más allá de la pobreza general de los productos DreamWorks y los tristes intentos mainstream de reflotar la animación clásica, guste o no los CGI están aquí para quedarse; muestra irrevocable de ello es la extraordinaria Lluvia de hamburguesas (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009). La tecnología 3D no agrega nada a la Toy Story que ya todos conocen y han disfrutado en innumerables ocasiones, el atractivo en esta oportunidad es exclusivamente retro: la pantalla gigante es más funcional que los anteojitos. Hoy podemos volver a deleitarnos con esta simpática parábola acerca de la amistad durante la infancia...
Hace poco ví la versión 3D de la conocidísima película de Pixar "Toy Story", aquella que marcó una nueva etapa en materia de animación, y dió pie a que se hagan otras excelente películas animadas. Realmente esperaba que el 3D sea mucho más evidente, es decir, esperaba que salieran cosas volando, o que alguno de los personajes saliera de la pantalla, pero eso simplemente sucedió en dos o tres escenas. Fue un 3D "de fondo", osea que si uno se sacaba los anteojos durante la película, no notaba demasiada diferencia (por no decir ninguna). En cuanto a la película en sí, bueno, muchos de ustedes seguramente la vieron años atrás, ya sea porque eran chicos (como en mi caso) o porque algún hijo, sobrino o nieto, tenía ganas de verla, y tuvieron que llevarlo al Cine más cercano. Así que no la voy a comentar en este post, sí en algún post futuro... Creo que lo más importante es que tienen nuevamente la oportunidad de ver esta gran película en la pantalla grande, y en versión 3D.
El regreso de un clásico imperdible Vuelve un clásico de la animación con el sello del director John Lasseter, pero esta vez el reestreno se produce con el apoyo tecnológico de las 3 dimensiones. Con la festejada y pegadiza partitura musical de Randy Newman, la película es un verdadero canto a la amistad erntre un niño y sus juguetes que cobran vida. La aparición de Buzz Lightyear, la nueva adquisición de Andy, el protagonista, genera conflictos y celos en Woody, el vaquero que ha sido el juguete preferido por años. Toy Story se impone una vez más por su eterno espíritu lúdico, por sus entrañables personajes, series sin vida que, de la noche a la mañana, sienten y respiran tanto o más que el personaje humano de la historia. El film se exhibirá sólo por dos semanas, antes del reestreno de Toy Sory 2, tambien en 3D. Y la culminación de la saga se verá en julio con la llegada de la tercera parte.
¿Qué poder decir sobre un film que ya hemos visto decenas de veces –al menos en mi caso- en ésta nueva presentación? ¿Es excusa frente al próximo estreno de la tercer parte? ¿Justifica una revisión debido al efecto 3D incorporado? Toy Story es una gran película, muchos de nosotros hemos crecido con ella, muchos otros la han disfrutado siendo mayores, evidenciando un avance en tecnologías de animación computada. Uno de los mayores exitos de la compañía Pixar. Verla hoy en día, en 3D, es una experiencia llena de nostalgia, de descubrimiento para aquellos nuevos pequeños que la ven por primera vez. Dentro de la línea argumental, el film narra sobre cómo los juguetes toman vida luego que sus dueños, los niños, continúan con sus quehaceres diarios. Dentro de ellos, resalta Woody, un vaquero que lidera frente al resto de los juguetes, hasta llegado el día que un nuevo y moderno muñeco lo reemplaza. La historia de juguetes va más allá de una habitación, se impone un plan de rescate y una huída del hogar de un niño inimaginablemente malo. Toy Story, detona nuestra pasión por los juguetes, nos lleva a nuestra niñez, a recordar ese momento magico que se concreta con un “chice nuevo”. Lo que ha hecho el 3D por Toy Story no es mucho, no fue una película diseñada para verse así, es esa época los efectos CGI daban sus primeros pasos. No creo que los realizadores hayan imaginado en su momento, ni nosotros siquiera, que en el día de mañana hubiese posibilidad de ver el film con éste valor agregado, en un nuevo formato de cine, en poco tiempo relanzada en el nuevo formato de video digital Blu Ray 3D. Fundamentalmente, ver Toy Story en 3D, es excusa para verla nuevamente en cines, poder apreciar detalles que en otra época hemos visto en proyecciones de fílmico y ahora en digital, escenas que uno olvida con el tiempo y por sobre todas las cosas recordar el por qué es un film que ha llegado a convertirse en tan importante con el tiempo, desde estrenada allá por 1995. Recomendada ampliamente para ver con los nuevos niños.
¿Qué se puede agregar que no se haya dicho de Toy Story? El primer gran clásico de Pixar, a 15 años de su realización sigue siendo una obra maestra de la animación y el cine mundial. La película, dirigida por la gran cabeza del departamento animado contemporáneo de Disney, John Lasseter, mantiene una belleza visual y narrativa que incomparable, cuyo paso del tiempo, al igual que con los buenos vinos, ha mejorado … Y para mantenerla actualizada, no hubo mejor idea que pasarla a tres dimensiones. No sé si es que la historia me cautivó como si la viera por primera vez (me la había perdido en cine pero la habré visto como mil veces en video y televisión, así que aproveché la oportunidad), pero el efecto 3D, me impresionó muy poco. Sin duda tiene notables efectos, aunque no en el sentido más literal de lo que provoca el efecto tridimensional, o sea, uno no siente que los objetos atraviesan la pantalla o que se mete dentro del cuarto de Andy. El efecto mejora en los mismos aspectos donde se destacaba UP: la profundidad de campo, la distancia entre fondo y objetos, la voluminosidad. Sin embargo no es la única renovación: los colores se ven más vivos, las luces tugstenas, fluorescentes se sienten más palpables. Se hizo un lavado de la imagen, que provoca que uno vea a simple vista esta película de 1995 y la compare con UP, y no note demasiadas diferencias en lo formal. Realmente, Toy Story se encuentra al día, indemne en materia visual. Ha logrado luchar contra el paso del tiempo, no pareciera que hubo demasiados avances, a comparación de otras obras de Pixar, pero teniendo 15 años de diferencia supera a todas las películas de los estudios competidores. La historia Lasseter / Stanton / Docter / Ranft adaptada por el joven Joss Whedon antes de convertirse en el precursor de las series de vampiros adolescentes (Buffy) tiene el maravilloso clasicismo de todas las películas que Disney, esa perduración temporal, que la convierten en la única productora que piensa en las próximas generaciones, y no juega con chistes localistas y contemporáneos. El reestreno de ambas Toy Story es motivo de celebración, el 3D es solo una excusa para poder sentirla y emocionarse en el cine… nuevamente, para llevar a las nuevas generaciones, o, como fue en mi caso, tener una segunda oportunidad de verla en pantalla gigante. Está bien, nuevamente no pude escuchar las voces de Tom Hanks y Tim Allen, pero lo importante es volver a tener a Woody y Buzz (y los marcianitos también, por supuesto… uhhh), los personajes importan más que los actores (al contrario que las películas de Dreamworks). Nuevamente… “¡Al infinito y más allá!”
Ha pasado casi una década y media del estreno de Toy Story, y ante el inminente estreno de más reciente continuación de la saga animada, realizada íntegramente en 3D, Disney Pixar decidió remozar y reestrenar este par de genialidades de la animación digital de John Lasseter. Hace dos semanas se repuso el primero, que mantiene una sorprendente vigencia gracias a una originalidad sustentada en irresistibles personajes, diálogos brillantes, ritmo sostenido y animación impecable. Sin olvidar el singular trasfondo del “maltrato” infantil a los juguetes, mensaje para nada desdeñable. Las bondades de la nueva versión en relieve se aprecian especialmente en las escenas de acción, aunque todo el producto tiene un mejor semblante. Y ahora se da a conocer en 3D Toy Story 2, cuya revisión descubre un film aún superior al inicial, por la notable creatividad puesta en juego que se suma a momentos de gran emotividad, como la escena de la muñeca vaquera recordando el abandono de su dueña. Las nuevas técnicas potencian la excelencia de esta secuela y realzan visualmente ese arranque espacial protagonizado por Buzz Lightyear, y los vertiginosos tramos finales. Hay que aprovechar las pocas semanas que estarán en cartel y disfrutar en cine con niños -o adultos- de estas imperdibles versiones.
Si hay algo que Pixar logra destacar en todas sus producciones es la originalidad de sus relatos. Aquí, luego de inspeccionar y triunfar en cortos de animación donde objetos inanimados cobraban vida melancólica y humorística, toma el riesgo de innovar y lograr algo tan maravilloso e inimaginable como darle movimiento y personalidad al mundo de los juguetes. El resultado, una de las mejores películas de animación de la historia del cine.
A veces frente a la pregunta de una palabra que defina el cine, que es el cine para nosotros; una hermosa respuesta que dan algunos cinéfilos es: "Magia". Toy Story, es eso, magia cinematográfica, un filme magistral que fue el comienzo de los largometrajes de animación por computadora. Pero además de ser un hito histórico desde la técnica, es una película muy bien narrada, entretenida, graciosa, profunda y emotiva. Ganó un premio Oscar especial. Entró en diversas listas de grandes filmes, cautivó a la audiencia y produjo secuelas de notable calidad. Chicos y grandes se entretienen con este filme, pero grandes y cinéfilos pueden encontrar un nivel de profundidad notable en los temas que trata. Un filme extraordinario. Una obra maestra. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor.