Es muy probable que ni siquiera el más cinéfilo de los espectadores recuerde el nombre de Alejandra Podestá, quien sin embargo fue el centro de atención de la industria audiovisual nacional durante varios meses de 1993. Aquel año se estrenó De eso no se habla, la última película de María Luisa Bemberg antes de su muerte, protagonizada por Marcello Mastroianni y una joven con enanismo, sin experiencia actoral alguna, como su pareja romántica. Esa chica era Podestá, cuya vida culminó con un brutal asesinato en su casa del barrio de Agronomía en 2011. Estrenada en uno de los apartados no competitivos del Festival de Mar del Plata del año pasado, Un sueño hermoso alumbra qué ocurrió con esa mujer entre aquella película y su muerte, recurriendo tanto a imágenes de archivo como a los testimonios de quienes la conocieron y participaron de la producción de De eso no se habla. Allí están, entre otros, la productora Lita Stantic, el asistente de dirección Alejandro Maci y el histórico director de fotografía Félix Monti. La gran voz faltante es, obviamente, la de Bemberg, a quien sin embargo el director Tomás de Leone (El aprendiz) trae al presente mediante una entrevista en el programa televisivo Función Privada. Allí la realizadora da cuenta de una mirada adelantada a su tiempo hablando sobre feminismo y violencia de género con una claridad conceptual enorme. Como afirman quienes conocieron a Alejandra, Bemberg hizo las veces de guía espiritual ante el desconcierto generado por esa experiencia abrumadora. De Leone tira del ovillo para descubrir el pasado oscuro de Alejandra. Un pasado que incluye un padre abandónico y una madre temible a la vez que sobreprotectora. Lejos de la pulsión por entregar respuestas, Un sueño hermoso acepta la convivencia de lo conocido con lo irresoluble, de lo público con lo privado, en una mujer que nunca supo cómo seguir después de tocar el cielo con las manos.
Nadie conocía a Alejandra Podestá. Y parece que después del estreno y del éxito de De eso no se habla, la película de María Luisa Bemberg que protagonizó en 1993 con Marcello Mastroianni, tampoco. Salvo por un hecho que tal vez no muchos recuerden, y que sería mejor no spoilear. Un sueño hermoso es el documental que, a través de entrevistas a muchos de los que participaron del filme –pasan frente a cámara Lita Stantic, Alejandro Maci, Jorge Goldenberg, el Chango Monti, y más-, retrata a Podestá, y lo que fue aquel rodaje. Como una trastienda, pero con el foco en quien respondió al llamado en un aviso, que decía que “se necesita una enana”. La relación entre Podestá y Bemberg, toda una adelantada a su época, que supo decir en el programa Función privada que “Ser machista es ser fascista, ser feminista es ser antifascista”, y que por entonces intuía que “Estamos terminando la era patriarcal. Yo no lo voy a ver, pero cuando haya igualdad el feminismo morirá”. Por allí se dice que ella “tenía la idea de un falso cuento de hadas” sobre el relato de Julio Llinás. Podestá era Carlota, de quien se enamoraba Ludovico, el personaje que vino a interpretar Marcello Mastroianni. Que, como todos los de la directora de Momentos, Camila y Yo, la peor de todas, eran mujeres "que debían abrirse paso en un mundo no pensado para ellas". A Podestá se la escucha, pero no se la ve en sus declaraciones y recuerdos de lo que fue el rodaje, buena parte realizado en Colonia del Sacramento, en el Uruguay. Hay un motivo. El documental de Tomás de Leone (El aprendiz) es, tal vez, breve, pero contundente, sin desperdiciar minutos. Va presentando y develando las personalidades de la realizadora fallecida en 1995 y de Podestá -que no tenía idea de quién era Mastroianni-, de esta última más a través de las palabras de amigos. Una buena opción en tiempos de cuarentena.
Incluso en una vida difícil puede haber un momento de luz, que deje una marca para siempre. Eso fue para Alejandra Podestá su trabajo en De eso no se habla , película de María Luisa Bemberg. "Un sueño hermoso" es la forma en la que la propia protagonista definió la experiencia de rodar el film con Marcello Mastroianni y Luisina Brando. El documental de Tomás De Leone narra la historia de Alejandra a partir de su participación en la película, a la que llegó sin ninguna experiencia actoral, pero cumpliendo con un requisito físico necesario para la trama: ser enana. La primera parte del film se concentra en la carrera de Bemberg y en el proceso creativo de la película, un relato que resulta fascinante y de los que no hay muchos dedicados a la historia del cine nacional. La segunda parte trata sobre lo que sucedió con Alejandra después del estreno del film y el brutal crimen que terminó con su vida, en mayo de 2011. La historia de la actriz se revela a través de entrevistas a figuras claves de la producción de De eso no se habla y amigos, material fotográfico de archivo y el audio de una vieja entrevista con ella misma, además de recreaciones, que no resultan imprescindibles. Aunque el film presenta el sufrimiento de Alejandra, sus ilusiones frustradas y la forma violenta en la que murió, Un sueño hermoso apuesta por revalorizar ese momento mágico en el cine que marcó su vida.
Se estrena comercialmente el jueves 9 de abril en Cine.Ar TV (jueves 9 de abril a las 20 / sábado 11 de abril a las 20) y en la plataforma Cine.Ar La película narra la historia de Alejandra Podestá, una joven con enanismo, que sin ser actriz ni pertenecer al medio, fue elegida por la directora María Luisa Bemberg para protagonizar, junto a Marcello Mastroniani y gran elenco, la película De eso no se habla (1993). Aquella oportunidad, marcó un antes y después en la vida de una chica recluida en su casa junto a su madre, quien se avergonzaba de ella por su condición física. Del anonimato a la experiencia inimaginable de actuar y relacionarse con el mundo, Alejandra vivió “un sueño hermoso”, como ella misma expresó. Sin embargo, ese breve período de felicidad no volvió a repetirse, su destino estaba signado por la tragedia. Divida en cinco secuencias, que abarcan la obra y el pensamiento de Bemberg hasta el desenlace de Alejandra, se va construyendo la relación entre ambas y su incursión en el medio. A través de entrevistas e imágenes de archivo, se destaca la obra de una de las realizadoras más importantes del cine nacional, que fue precursora del feminismo, del rol protagónico de las mujeres en el cine y de la libertad como uno de sus grandes temas, que dio inicio con Momentos(1981). También hay testimonios a cámara de sus principales colaboradores: la productora Lita Stantic; Alejandro Maci; Felix Monti, Berta y Jorge Goldemberg, entre otros, quienes nos acercan a cómo fue el proceso de elección de Alejandra para integrar el proyecto, y desde que lugar trabajaron con ella para dar luz a un personaje cuestionado y discriminado socialmente. Un sueño hermoso se nutre de todos los recursos habituales del documental clásico: además de los citados, hay fotos, recortes periodísticos y audios de Alejandra, intercalados por una reconstrucción ficcional sobre ella y su madre. Las escenas intentan llenar los vacíos de información, en torno a cierto misterio y desconocimiento sobre la personalidad y el desenlace sombrío de Podestá. Sujeto a las convenciones del género, de Leone tampoco se aparta de los temas tratados en El Aprendiz. En ambas películas muestra la dificultad del protagonista para concretar un sueño; sus problemas vinculares con el entorno y la familia que impide alcanzar la felicidad que busca. Un sueño hermoso es un sentido homenaje a quien se atrevió a revertir su destino gracias al cine. UN SUEÑO HERMOSO Un sueño hermoso. Argentina, 2020. Dirección y guion: Tomás de Leone. Fotografía: Diego Poleri. Sonido: Juan Manuel Molteni. Arte: Catalina Oliva y Fausto Torelli Tulissi. Música: Ariel Polenta. Duración: 74 minutos.
DEL MATERIAL QUE ESTÁN HECHOS LOS SUEÑOS Leyendo sobre los sueños, se considera que el recuerdo que uno tiene al día siguiente, es en base a la emoción o sensación que nos produjo. Ejemplos: la pesadilla de caernos, vértigo. Los sueños húmedos, placer. Se pueden relacionar fuera del inconsciente, pasan los años y los recuerdos de aquella cena, fiesta o evento que nos marca en el buen o mal sentido, uno termina escuchando y atesorando aquel eco de la sensación que experimentamos. Puede pasar incluso con alguna película de nuestra infancia que no hemos vuelto a ver de adultos, en la que podemos olvidar escenas e incluso la trama, pero la emoción se encuentra intacta. ¿Pero qué ocurre con aquellos sueños que ya pasaron pero de los cuales nos negamos despertar? Un sueño hermoso explora la vida de Alejandra Podestá, una mujer enana que fue seleccionada para una película de María Luisa Bemberg, a inicios de los 90’s. De la noche a la mañana, y sin preparación como actriz, se encontraba haciendo un protagónico junto a Marcello Mastroianni, en De eso no se habla (1993). El documental de Tomás de Leone, presenta cinco puntos para adentrarnos ante tal curiosa historia: la directora, la actriz, la película, el después y Alejandra. “El cine de María Luisa está plagado de mujeres que tienen que abrirse paso, en un mundo que no es pensado para ellas”. La determinación de tener como protagonista no sólo a una persona sin experiencia, sino incluir a una persona con discapacidad. Las películas que en general lo hacen, es porque la discapacidad en sí es parte de la trama. El proceso del rodaje, afrontando lo que conlleva realizar una película de época y enfocarse en la enseñanza y dirección de Alejandra. Que, por su parte, se encontraba en un sueño de fantasía, pero a la vez, su papel a interpretar era un reflejo de una crianza sufrida. De eso no habla se ambienta en la Argentina del 30. En un pueblo, una madre da a luz a Charlotte, quien padeciendo enanismo le será negada una vida normal. Confinada en su casa ante tutores que la convierten en una joven culta y elocuente. La llegada de un extranjero (Mastroianni), hará que el pueblo se sorprenda, más cuando este se encuentra amorosamente interesado en Charlotte. ¿Qué era ficción y realidad para Alejandra? Una mujer que desde su crianza fue culpada por su madre, tras el abandono de su padre. Privada de socializar y cuyo sueño era “formar una familia”, como declara una compañera del set. Tras el estreno y éxito, tanto nacional como internacional, el destino parecía abrirle una puerta de reconocimiento a Alejandra Podestá. Pero erróneas decisiones, y lo que es peor, asumir y creer por lo que era discriminada, terminó erosionando su salud mental. Llevándola a un trágico final a los 37 años. Al momento de elegir documentales caigo en el común denominador de ver aquello en lo cual ya estoy relacionado: historia, biografías de músicos de mi agrado. En este caso, me he encontrado ante una sorpresa, desconociendo absolutamente dicha historia y el cine de María Luisa Bemberg. Creo que los buenos documentales son aquellos que además de entretenerte e informarte, te despiertan la curiosidad de seguir profundizando al respecto. Y elogiar el buen material que se está realizando en materia documental en nuestro país. Un sueño hermoso presenta con buenas recreaciones, información y de manera sensible, la vida de Alejandra Podestá y su memoria. Una vida del material que están hechos los sueños.
“La noche del segundo cumpleaños de la niña Carlota, Doña Leonor, viuda de Azurmendi, ya no tuvo duda alguna. El orgullo de su vientre, la luminaria de sus ojos, la alegría de su corazón, era enana…” (“De eso no se habla” – Julio Llinás) Después de su paso por el último Festival Internacional de Mar del Plata, llega en el nuevo formato de estrenos lanzado por la plataforma de cine nacional www.cine.ar/play y CINEARTV, “UN SUEÑO HERMOSO”, documental de Tomás de Leone que ha encontrado una historia atractiva, diferente, intrigante para llevar adelante un relato que transita un arco tan amplio, que se inicia con una directora que es un ícono del cine nacional para desembocar en un hecho policial, poco difundido, pero extrañamente cautivante. Rómulo Berruti y Carlos Morelli charlan en el living de su recordado programa de embriagador espíritu cinéfilo “Función Privada”, con María Luisa Bemberg. A esa altura Bemberg ya se había mostrado como una directora transgresora, diferente, de avanzada y en esa charla distendida, expone su pensamiento, enarbola el derecho de “los diferentes” y de lo distinto sin estridencias, sin panfletos ni banderías, sostenida por su inteligencia, por su arte, por sus trabajos en donde se destacaba, por lejos, de otros realizadores de la época, aquí y en el mundo. Un feminismo que ahora está en la agenda de cualquier medio, en la boca de todos, pero que para la época era absolutamente revolucionario y “la” Bemberg lo plasmaba en su arte con absoluta naturalidad. Historias de mujeres diferentes a muchas de las que mostraba el cine en aquel momento, irrumpe, con “Momentos” y “Señora de Nadie” construyendo retratos empoderados, cuando nadie hubiese utilizado esos términos para definirlas. Mujeres dispuestas a atravesar su deseo sin importar la estigmatización social, mujeres, como la propia Bemberg que supo abrirse camino en un ámbito que parecía reservado solo para los hombres y viniendo de una clase social que la colocaba en el lugar de una “niña rica” jugando a ser cineasta. Atravesó estoicamente todos esos prejuicios y preconceptos y con un puñado de películas pudo presentar su mirada tan particular del mundo y de su propio universo interior. Luego vino “Camila” y el cine de María Luis Bemberg combinó la masividad y el reconocimiento popular con una obra delicada y en sintonía con las heroínas que quería mostrar, que la llevaron a acariciar una nominación al Oscar a la mejor Película Extranjera. Otros dos fuertes retratos femeninos, de épocas diferentes pero con una temática común, fueron sus “Miss Mary” y “Yo, la peor de todas” hasta que posteriormente llega la idea de la que sería su última película “De eso no se habla”. Corría 1992 y un diario titulaba “Para su próxima película, María Luisa Bemberg necesita una enana”. Tomás de Leone articula perfectamente los diferentes tramos de la historia y luego de recorrer la filmografía de Bemberg, comienza a penetrar en este particular proceso de casting, donde se presentó Alejandra Podestá –sin experiencia como actriz pero cumpliendo el principal requisito para un gran protagónico- y a partir de allí, el pulso de la historia cambia por completo. Bemberg se animó a poner en pantalla –y en ese momento ha sido aún más vanguardista- una historia de amor completamente innovadora, transgresora y valiente apoyada en el texto homónimo de Julio Llinás, que no solamente no estigmatiza la/s diferencia/s sino que además le da un lugar de preponderancia a la protagonista, para hablar de temas poco abordados en el cine desde esa mirada. La historia de la propia Podestá comienza, casi mágicamente, a espejarse en la de su heroína de ficción: una mujer solitaria, con frustraciones y sueños pendientes, a merced de una madre sumamente sobreprotectora y un abandono por parte de su padre que la marca profundamente. Quizás la primera diferencia aparezca cuando en la ficción, nada más y nada menos que la elegante figura de Marcello Mastroianni se enamore perdidamente de ella y le pida la mano a su madre, para dar el inicio de lo que podría ser una inolvidable historia de amor. Quizás dentro de Alejandra Podestá haya comenzado a confundirse ficción y realidad y su efímero estrellato en donde apareció en reportajes, notas centrales en revistas y alfombras rojas en festivales de la mano de Bemberg, tramó,sin quererlo, una serie de sucesos hilvanados que harían que todo desembocara en un caso policial que hizo estremecer en 2011 al barrio de Agronomía. Si bien la filmografía de una directora como Bemberg es intensa e magnética, Tomás de Leone, logra captar nuestra atención y que la propia historia de Podestá nos atrape aún más y nos podamos sumergir en el universo de los “pequeños” en el que poco a poco, el trabajo documental se va internando con sus reflexiones, sus testimonios, sus vivencias de un mundo que percibimos como diferente. El retrato de Podestá, que luego se vinculará con ese hecho policial trágico que rodeó su muerte, será completado por el equipo técnico y compañeros de trabajo que a través de anécdotas y momentos de la filmación van armando el rompecabezas de una personalidad compleja, que logra escapar de una historia rodeada de una enorme tristeza, encierro y melancolía a través de “este sueño hermoso”, así como lo define así ella misma en un momento del documental en el que describe sus sensaciones frente a esa oportunidad de brillar en pantalla. Atrapada por un inicio tan rutilante, luego descartó propuestas menores – sólo tuvo una pequeña aparición en “La dama regresa” de Jorge Polaco- esperando una oportunidad igual o superadora a la de Bemberg. De Leone logra entramar un interesante abanico de miradas, complementarias entre sí, para nutrir la construcción de un retrato de Alejandra Podestá que vibra en distintas frecuencias y estamos en presencia de uno de los tantos logros del documental, que se interna en un tema tan íntimo y delicado de la vida de los “pequeños” a través de una de sus protagonistas. Son muchos los temas que “UN SUEÑO HERMOSO” atraviesa en sus breves e intensos 75 minutos, y Tomás de Leone los articula en un ritmo y un pulso perfecto, de modo tal de cerrar con una fábula intensa e íntima sobre la búsqueda de la libertad, los riesgos y las pulsiones del deseo y el sinsabor que irrumpe en las dos historias, esa angustia que golpea a Mastroianni en la ficción y el destino trágico de Alejandra Podestá en la realidad. Imperdible documental con muchas aristas y miradas que detrás del tema central nos vuelve a invitar a recorrer la filmografía de María Luisa Bemberg una vez más, una adelantada y visionaria de nuestro cine. POR QUE SI: «Tomás de Leone logra captar nuestra atención y que la propia historia de Podestá nos atrape aún más»
Un sueño hermoso cuenta la historia de Alejandra Podestá quien era apenas una niña cuando fue elegida para protagonizar el último film de la directora María Luisa Bemberg: De eso no se habla. Hasta ese momento, Alejandra había vivido acomplejada en su casa por su condición de enana. El rodaje del film la hizo sentir como nunca antes y le pareció que su vida había cambiado para siempre. De golpe estaba trabajando con la directora más famosa de Argentina, rodeadas de grandes actores nacionales y formando pareja nada menos que con Marcello Mastroianni. Este documental aprovecha para contar quien era María Luisa Bemberg, recuperar su carrera, su feminismo y poner en contexto la obra de alguien quizá para las nuevas generaciones no sea conocida. Bemberg era importante, la película era importante y Mastroianni es una de las más grandes estrellas de toda la historia del cine mundial. Con varios testimonios de personas que participaron en la película y quienes conocieron a Alejandra, la película muestra la enorme soledad y angustia que ella sufrió toda su vida. El vínculo con una madre posesiva, un padre que la abandonó sin conocerla y el deseo de ir más allá de lo que le enseñaron que podía ser. La película es sobria y clásica. Tiene el mérito de recuperar esta historia y exponer de forma clara el sufrimiento de su protagonista. Los audios de Alejandra Podestá son conmovedores y la película emociona. Es verdad que es muy triste el derrotero de su vida, tanto que angustia la película en los tramos finales. Pero al hacerlo construye un discurso contra la discriminación y los prejuicios. Conocer los sueños de una persona es conocer su esencia. Alejandra Podestá cumplió un sueño que miles hubiera querido tener. Al menos por un momento fue genuinamente feliz.
El titulo captura por completo la esencia del film. “Un sueño hermoso”, como un momento de finita plenitud dentro de un contexto violento y angustiante. Tomás De Leone dirige y escribe Un sueño hermoso (2019). María Luisa Bemberg, directora argentina que solía retratar a personajes femeninos desde una mirada feminista, se encontraba buscando al rol protagónico de su siguiente proyecto: “De eso no se habla” (1993). Las características que se requerían para el personaje eran simples: tenía que ser mujer y enana. La búsqueda resultó ser un gran desafío pero, finalmente, conocieron a Alejandra Podestá: una mujer enana sin experiencia actoral, pero con una gran presencia y actitud que enamoró a la directora y al equipo técnico. La producción del film concluyó y, junto a ello, la enorme ilusión de Alejandra que se transformaría en un trágico final. La película de Tomas de Leone se ordena como un frío rompecabezas con el fin de reconstruir una historia de anécdotas cálidas y recuerdos poderosos. Desde los extras participes del film hasta la directora de arte, “Un sueño hermoso” intenta recuperar la identidad perdida de Alejandra. Es interesante la manera en la que la narrativa intercala los datos históricos y funcionales a la cronología, con los eventos personales y hasta sensoriales de la protagonista. Hay algo mágico que proviene de la película “De eso no se habla” y se traslada al documental; la idea del “falso cuento de hadas”: un relato fantástico y extraordinario que se apaga cuando las luces se encienden y la directora grita “¡Corte!”. "En mi opinión, la película está muy bien lograda. La trama es atrapante y la manera en la que se desarrolla es muy acertada. Encuentro, sin embargo, algunas entrevistas que me resultaron repetitivas y que no le aportaban mucho a la historia. Sin dudas, las grabaciones guardadas de Alejandra son de gran aporte y hacen del final, una metáfora que sintetiza la obra de una manera brillante y emotiva."
¿Conviene repasar la filmografía de María Luisa Bemberg, y/o (volver a) mirar De eso no se habla antes de sumergirse en Un sueño hermoso? ¿Cuánto puede interesarle la historia de Alejandra Podestá al público que ignora la relación de esta muchacha enana con la cineasta argentina y con el singular largometraje que se estrenó a principio de la década del noventa? ¿Qué otras cuestiones aborda Tomás De Leone en este documental que por momentos evoca el recuerdo del programa televisivo The E! True Hollywood Story? El también autor de El aprendiz divide en cinco capítulos la reconstrucción de una vida que dejó de ser anónima dos veces, por un período acotado. Atento al eventual desconocimiento de los espectadores, De Leone les dedica los tres primeros a «La directora» (Bemberg), «La actriz» (Podestá), «La película» (De eso no se habla). Estas secciones también describen los agentes fundamentales del «sueño hermoso» que adelanta el título del film, y que el realizador recrea con recursos pertinentes. Por ejemplo, el registro del movimiento circular de una de esas cajitas de música que sostienen la miniatura de una bailarina clásica, el audio donde Alejandra define a María Luisa «como mi hada madrina», la reproducción de fragmentos de De eso no se habla que sugieren la existencia de un juego de espejos entre Podestá y su personaje, Carlota Azumendi. A la par de los trucos narrativos que alimentan la fantasía onírica, corresponde elogiar el trabajo de investigación que permitió reconstruir los entretelones de la preproducción, el rodaje y el estreno de De eso no se habla. Las fotos y notas periodísticas (gráficas y televisivas) recuperadas resultan tan valiosas como las entrevistas realizadas para el documental: a la productora Lita Stantic, al coguionista Jorge Goldemberg, al asistente de dirección Alejandro Maci, al director de fotografía Felix Monti, a la entrenadora actoral Berta Goldemberg, a la vestuarista Graciela Galán entre otros integrantes del equipo técnico. De León convocó además a los actores –también enanos– Juan Carlos Rodríguez y Cristian Medrano, que interpretaron roles secundarios en la ficción de Bemberg. Sin dudas, la perlita periodística es el testimonio grabado, absolutamente revelador y conmovedor, de Podestá (sin dudas, el realizador supo suplir la ausencia física tanto de Alejandra como de María Luisa). Un sueño hermoso se parece a una entrega de The E! True Hollywood Story cuando la muchacha enana aparece representada por una actriz que la cámara filma de espaldas, apenas iluminada, en silencio. También cuando algunos entrevistados ceden a la tentación de especular y (psico)analizar, y cuando cobran protagonismo las declaraciones televisivas de los vecinos de Podestá. El documental se aleja del programa de espectáculos estadounidense cuando invita a pensar en la relación de fuerzas entre azar y voluntad, en los peligros asociados a la confusión entre ficción y realidad, en la fascinación que las estrellas fugaces provocan en los mortales (fascinación de envergadura directamente proporcional al dramatismo del ocaso), en el daño que algunos seres humanos infligen y otros padecen en nombre de la siempre discutible normalidad. El show le cede espacio al tributo a Bemberg, Podestá y demás mujeres que justamente desafían la norma… y la horma. El homenaje es extensible a De eso no se habla, película argentina memorable no sólo porque causó sensación dentro y fuera de nuestro país. A saber: el libro homónimo de Julio Llinás inspiró la realización de este film; el proyecto provocó la ruptura de la sociedad creativa entre Lita Stantic y Alejandro Doria; la productora consiguió a Marcello Mastroianni para el rol coprotagónico.
La libertad es fundamental en la existencia del ser humano, independientemente de que éste sea consciente o no de todo lo que ella implica. De esta manera, se la considera como un valor y derecho inherente a cada persona, pero ¿en qué medida tenemos esa libertad que creemos tener? María Luisa Bemberg era una cineasta adelantada a su tiempo, una especie de Campanella de ahora, quien fue nominada al Óscar por películas tremendamente exitosas en taquilla, como «Para su próxima película» o «De eso no se habla». «Bemberg necesita una enana», titulaba un diario allá por 1992. Es así como sacó de su núcleo familiar a Alejandra Podestá de trece años que casi no había salido de su casa, llevándola a protagonizar un film junto a Marcello Mastroianni. Por un lado nos encontramos con una directora arriesgada intrépida y feminista y, por otra parte, con una persona enana, la cual la mayor parte de su vida no salió de su ámbito, que logra trascender sus propias limitaciones y generar un impacto social atípico dentro de la historia del cine mundial. De esta manera surge «Un sueño hermoso» (2019) de Tomás de Leone, un documental que retrata mediante testimonios de varios amigos, miembros del equipo técnico y palabras de la propia Podestá, quien fue asesinada brutalmente en el año 2011, la historia del rodaje de «De eso no se habla» y de la relación que entablaron Podestá y Bemberg. La cinta termina siendo un sentido homenaje a estas dos mujeres. Ambos pintorescos personajes se unen en un documental mediante secuencias de archivo y testimonios, que explican la vida de Alejandra y el rol de María Luisa Bemberg. A través de 5 secciones bien hilvanadas vemos el cambio, la transición, y los miedos que nunca se fueron. Por otra parte, observamos a una cineasta apasionada, cuyas películas no pasaban desapercibidas; tenía una idea recurrente con la búsqueda de la libertad, siempre con personajes fuertes, inspiradores y creativos. Tomás De Leone se propuso rescatar el vínculo de ambas figuras: una mujer con un compromiso ético de recuperar personajes femeninos que sean alentadores y fuera de lo común, con un atrevimiento y una postura muy decidida de Bemberg, de no solo plasmar la libertad sino la igualdad, donde Alejandra Podestá fue un puente perfecto para dicha idea, pero quien a su vez se encontraba en constante contradicción consigo misma ante su condición de enanismo y un proceso de aceptación que nunca terminó de asimilar ni concluir, siendo consumida por su soledad y temores erradicando en un final escrito en la sección de policial. En síntesis, la lectura que nos ofrece dicho documental es sobre dos mujeres unidas por el arte, una que se encontraba ante la disputa constante de sus visiones que siempre iban más allá mediante convicciones innegociables dejando una huella, otra navegando en la búsqueda de la libertad siendo presa de sí misma, anclando en el olvido. De algún modo, la realización de una mujer y, por otro, solo una ilusión.
En el año 2011 muere asesinada Alejandra Podestá, de 37 años. Fue atacada en su propia casa, en un PH del barrio Agronomía en la Ciudad de Buenos Aires. El agresor le profirió nueve puñaladas en el cuello y el tórax, la roció con alcohol y la prendió fuego. Luego huyó con dinero y pertenencias. Alejandra fue actriz por única vez, protagonista de De eso no se habla (1993), el último largometraje de María Luisa Bemberg, reconocida directora argentina. Alejandra no tenía experiencia como actriz previamente a su trabajo en la película de Bemberg, y era enana. - Publicidad - En Un sueño hermoso, De Leone presenta una pieza documental directa y melancólica. Varios miembros del equipo técnico de la película de 1993, así como algunos integrantes del elenco, se sientan frente a cámara para rememorar y esclarecer las indagaciones del director, que busca desentrañar los conflictos internos que invadían a una joven e incipiente actriz que no podía aceptarse a sí misma. Se trata de un documental de tinte clásico, estructurado mediante entrevistas testimoniales de las personalidades que rodeaban a Alejandra en el momento del rodaje. En De eso no se habla está clara la postura de Bemberg: retratar personajes femeninos que se corrieran del estereotipo, del paradigma que solía representar el “cine de hombres”, como manifiesta la propia realizadora en una entrevista televisiva de archivo que ofrece el documental. Esos eran los ejes temáticos de la mayoría de sus trabajos —Momentos, Camila—, comprendidos bajo la concepción de un cine antimachista. “¿Por qué ser feminista es una virtud? ¿por qué cuando se dice que alguien es machista se trata de algo despectivo y el ser feminista es positivo y honroso?”, le cuestionan a la directora en ese mismo programa. “Ser machista es ser fascista”, contesta ella con rigurosidad, “yo confío en que en el siglo que viene las mujeres y varones estaremos en igualdad, porque el feminismo está avanzando… la lucha feminista triunfará y, una vez que eso suceda, morirá”. Con su última obra, la directora no escapó a una verdad ineludible: el discurso de su película debía ser universal, exportable, y a esa altura de su carrera contaba con el prestigio de convocar a un actor prolífico y consagrado como Marcello Mastroianni. En la trama, el film expone los prejuicios de un pueblo estancado en el tiempo, que encasilla la vida de Charlotte —el personaje de Alejandra Podestá, la protagonista—. Esta cuestión genera hibridaciones con la realidad que atravesaba la actriz; y a la vez refleja el contraste de la mirada del extranjero —el personaje de Mastroianni—, del que viene de afuera, que no carga con esos preconceptos y la ve a ella de un modo distinto. Respecto a las intensas jornadas de un rodaje de gran despliegue de producción, Alejandra admite que “de a ratos parecía un sueño hermoso”, en una de sus intervenciones de grabaciones de archivo en off. Pero lo cierto es que se mezclaban los sesgos sociales de la tensión constante entre ficción y realidad. Los entrevistados comentan que ella no quería ver a los otros enanos que aparecían en el film, personajes secundarios del elenco, semejantes a ella por su condición física. Alejandra se resguardaba y no asistía al rodaje a menos que tuvieran escenas en común, y se refugiaba en esa sobreprotección que obtuvo siempre por parte de Bemberg, y en su espejo existencial. Alejandra naturalizaba, ingenuamente, esos mismos preceptos que la trama narrativa del film procuraba hacer entrar en tensión desde su planteo ideológico. La madre de Alejandra en la vida real era una mujer de mirada despectiva y condenatoria, que consideraba a su hija la culpable de sus desgracias, según declaraciones de una compañera actriz —también enana— de Podestá. “En el fondo nos desprecian”, resalta. Primero es una mirada extrañada, que se disloca al mirar, pero superficial. Luego, la sociedad siempre encuentra algún modo de condenar, de denunciar, de aislar. Un rasgo más que interesante del documental, que concreta De Leone a partir de la multiplicidad de voces entrevistadas, es que se generan entrecruzamientos y contradicciones en sus declaraciones y testimonios. Esto suma un condimento atractivo, porque introduce diversos puntos de vista y opiniones al respecto. Posturas que incluso entran en jaque con la visión que Alejandra tenía del mundo y de la vida, según se deja entrever en los fragmentos de su voz en off, que articulan el audiovisual. Fragmentos que profundizan esa reflexión sobre la mirada ajena y el estigma social. Luego de una intervención quirúrgica para ganar altura, Alejandra cae en un pozo depresivo durante el resto de su vida. Por lo cual se vuelve inexorable otra reflexión: la del cine como parafernalia industrial y artificiosa, que trae consigo cargas inmanentes, impurezas, fluctuaciones. “Un día sos la celebridad del momento, pero la semana siguiente al estreno desapareciste por completo”, afirma un entrevistado. “Imaginate que vivís en una jaula y te largan… no sabés dónde ir”, opina su vieja amiga, cuando el director le pregunta qué cree que pasaba por la cabeza de Alejandra en aquellos tiempos de incertidumbre. Y es abominablemente cierto. Hay una jaula personal, íntima, que, paradójicamente, no la construimos nunca solos/as. Es la burbuja social que nos rodea, la comunidad, la que diseña esas jaulas simbólicas, las configura y nos encierra en ellas. Esas jaulas que clasifican, dividen, jerarquizan: clase social, orientación sexual, aspecto físico. La jaula, tácita, siempre está. “Claro que era una mujer especial…”, remarca una de las vecinas horas después del horror en 2011, ante la inquisición de un periodista hambriento de conocer cómo veía la gente del barrio a Alejandra. “…era una enana”, enfatiza la mujer entrevistada. El documental de De Leone siembra una reflexión ya reiterada en múltiples ocasiones, a través de un enfoque basado en un cruento caso reciente que mancha la historia del cine nacional. Una reflexión conocida pero urgente, y ávida de una verdad devastadora que se sigue repitiendo. Un sueño hermoso estrena el jueves a las 20hs en Cine.ar TV y se podrá ver desde el viernes durante una semana por Cine.ar Play.
De eso no se habla 2. La manera en que el director se acerca a la vida de quien fuera protagonista de la recordada película de María Luisa Bemberg nos lleva del misterio al...
Para su película “De eso no se habla” (1993) -a la postre sería su último largometraje- María Luisa Bemberg emitió un anuncio publicitario, en donde requería los servicios actorales de una enana. Así, literalmente, este aviso circuló en los medios hasta que Alejandra Podestá respondió al mismo, convirtiéndose en la protagonista de una película que contaría en su elenco con el galán italiano Marcello Mastroianni. Este documental, dirigido por Tomás de Leone, se vale de valiosos testimonios de varias personas pertenecientes al círculo íntimo de Alejandra, quien fuera trágicamente asesinada en el año 2011. Para su reconstrucción, abunda en material de archivo y también apela a la recreación de situaciones de la protagonista que pusieran en evidencia rasgos de su mundo íntimo y afectivo. Aquí, la tarea del director se vuelve sumamente sutil. Visual y narrativamente, el film adquiere un vuelo plástico y dramático propio, sin anclarse en el mero hecho ilustrativo de incidir en el lugar común para retratar a un personaje singular. Por el contrario, presenta un atractivo mundo climático que ahonda en las personalidades de sus protagonistas. “Un sueño hermoso” nos retrotrae al rodaje de esta película y su mirada sensible persigue un eco emotivo en el espectador. Pretende también ser un homenaje a un bello ser como Bermberg, directora pionera de nuestra industria cinematográfica. María Luisa Bemberg (nacida en 1922 y fallecida en 1995) fue una directora de cine y guionista, destacándose como gestora de películas con temáticas referidas a la emancipación y reivindicación de la mujer, aspecto que la convirtió en una adelantada a su tiempo. Su película “Camila”, que causara tanta polémica como alabanzas a su estreno en 1984, fue elegida para competir por el Premio Óscar como mejor película extranjera, un hito infrecuente dentro de la historia del cine argentino. Este documental, nos sitúa en 1992, en plena filmación de “De eso no se habla”, una grandiosa co-producción italiana que contaba con un elenco de lujo, entre quienes se recuerda a figuras de la talla de Luisina Brando, Jorge Luz, Mónica Villa, Betiana Blum, Roberto Carnaghi, Tina Serrano y Juan Manuel Tenuta. Ambientada en los años ’30, la mencionada Alejandra Podestá encarnaba a la hija de la protagonista, un ser dotado de extrañeza y melancolía, víctima de su sentimiento de segregación del resto del mundo. Acaso, esta ha sido la especialidad de una directora sensible, fundadora de la Unión Feminista Argentina, y que potenció su cine como una herramienta para visibilizar las problemáticas sociales de la mujer de su tiempo. Lo interesante del realizador, retomando esta crónica que forma parte de la historia reciente de nuestro cine, es la puesta en presente del acto arriesgado que asume una directora monumental, poniendo en discusión el encuentro entre dos mujeres antagónicas. Meritorio resulta el salto artístico de Bemberg al incluir en su historia a una protagonista que no había tenido ningún elemento previo como experiencia actoral ni bagaje en el ámbito cinematográfico y como repercutió en ésta. Internándose en la psiquis del personaje de Alejandra, “Un Sueño Hermoso” traza líneas psicoanalíticas en un abordaje que abreva en ilusiones frustradas, deseos postergados y finales trágicos.
Un sueño hermoso es el claro ejemplo de que cuando una historia es de por sí buena, rica y atrapante, puede sobrevivir a cualquier organización narrativa por más convencional y clásica que ésta sea. El mérito entonces del director Tomas de Leone está en la curiosidad insistente de aquel que navega en su computadora a altas horas de la madrugada buscando entender, resolver y reconstruir un suceso. En este caso, la vida de Alejandra Podestá. ¿Pero quién fue esta persona? El documental asume la ignorancia del público general por lo que elige tomar como puerta de entrada a la figura de María Luisa Bemberg. Fue la reconocida directora de cine, aquella que hablaba de feminismo en una televisión que se inquietaba mucho más que hoy al escuchar esa palabra, la que decidió hacer de Podestá una princesa. Sin experiencia actoral, cursando sus últimos años de secundaria, la joven llegó al casting de De eso no se habla porque precisaban un personaje femenino con enanismo. Ella no solo cumplía los requisitos, sino que estaba necesitada por escapar de su realidad. Un padre abandónico que se fue del país ni bien nació y una madre que en su sobreprotección ocultaba el sentimiento frente a la desgracia. Era una oportunidad única, de esas que pasan una vez en la vida. Así terminó viviendo adentro de un sueño nada más ni nada menos que junto al mismísimo Marcello Mastroianni. Lo que ocurrió después de la película es lo que el documental busca descifrar a través de los diversos testimonios de las personas que tuvieron contacto con ella durante aquel rodaje de 1993. Desde el equipo técnico, como la productora Lita Stantic y el asistente de dirección Alejandro Maci quienes recuerdan a Podestá como alguien muy cuidada por la propia Bemberg. Hasta un grupo de actores con enanismo que participaron como extras en una de las escenas que confiesan como la presencia de ellos en el set incomodaba tanto a la actriz protagonista al punto de no querer salir durante varios días. Como si la cercanía con sus similares reafirmaba su condición física que tanto le perturbaba. Su estrellato no duró más que algunos meses. Una exposición fugaz que una vez terminada la devolvió tal y como vino a su casa del barrio de Agronomía. Y ahí comenzaron los problemas. Sin ánimos de spoilear mucho, el relato construye su tono crudo y melancólico a partir del trágico final de la joven, quien de un día para el otro había decidido encerrarse en su propia casa y no salir nunca más. Ahora la princesa volvía a enjaularse en su torre. De esta manera, Un sueño hermoso arroja una doble dimensión donde además de reconstruir la figura de esta estrella fugaz, dispara una reflexión social en torno a qué lugar ocupan en la sociedad las personas que difieren a los parámetros normales y establecidos. Es difícil no pensar que las intenciones críticas y con fines esperanzadores que propuso Bemberg en su última película terminarían convirtiéndose en un agravante más para el triste final de Podestá. Por Felix De Cunto @felix_decunto
Un documental de Tomas De Leone, muy atractivo por varios motivos. Por un lado cuenta la historia de Alejandra Podestá la joven enana, elegida por María Luisa Bemberg para su última película “De eso no se habla”. La historia de Alejandra una chica muy tímida, pegada a su madre, que luego del éxito vivió recluida y tuvo un final trágico y violento, es de por sí muy misteriosa e interesante. Pero a través de todas las entrevistas de los colaboradores de María Luisa: Lita Stantic, Alejandro Maci, Berta Goldemberg, Jorge Goldemberg, Félix Monti, Juan Carlos Macias, Graciela Galan nos permiten ingresar al mundo privado y laboral de la gran realizadora argentina. Su manera de trabajar, su falta de tiempo- un tema recurrente por su enfermedad que a nadie contaba- el cuidado amoroso para con su estrella, las preocupaciones sobre su futuro. Un mundo también fascinante que este trabajo explora muy bien. Una buena realización documental.