Diario de una pasión (o de dos) El argentino Germán Kral (El Último Aplauso, 2009), afincado desde hace algunos años en Alemania, vuelve a incursionar en el tango como punto de partida para construir un melodrama documental sobre la historia de amor y odio entre la pareja de bailarines María Nieves y Juan Carlos Copes. “Si volviera a nacer haríar todo igual, menos estar con Juan Carlos”, dice María Nieves en un momento de Un tango más (2015), película que tuvo su estreno mundial en el 40 Toronto International Film Festival, cuyo arco dramático gira en base a la tortuosa relación amorosa y profesional que durante años mantuvo la pareja de bailarines y que Kral narra como un melodrama de los años 50 mezclando ficción y realidad. María Nieves, hoy de 81 años, y Juan Carlos Copes, con 84, se conocieron en la década del 40 en una milonga. Ella quedó obnubilada por el joven de 17 años, se enamoraron y comenzaron a bailar juntos hasta 1997 cuando él decidió terminar con la relación artística, porque la amorosa ya había concluido hacía mucho tiempo atrás. A lo largo de esos 50 años atravesaron una relación amor-odio donde el baile era el laso que los mantenía unidos. Kral se distancia del típico documental o docuficción para construir un híbrido que mezcla ficción y realidad donde, como en los melodramas, María Nieves atravesará un derrotero de penurias e injusticias que la terminarán convirtiendo en heroína. Lo documental será el relato de ella pero que surgirá a partir de una entrevista que le hacen unos jóvenes bailarines que realizarán un musical, que no es otro que la parte ficcional del film. Así, Un tango más deambulará entre los recuerdos de María Nieves y una puesta musical con momentos notables donde el realizador se toma la licencia de montar un cuadro en versión tanguera de Cantando bajo la lluvia. Mientras que por otro lado Copes también expondrá su versión de los hechos. Pero no enfrentándolos sino dando su punto de vista sobre la misma situación. Por un lado el romanticismo de lo femenino y por el otro el orgullo y la hombría. Así como El Último Aplauso no era un documental excluyente para amantes del tango, tampoco Un tango más lo es para los milongueros, Germán Kral va mucho más allá y toma este elemento para construir una historia de amor y odio atrapante que supera a cualquier ficción.
Enemigos íntimos Tras su paso por festivales de primer nivel como Toronto y Mar del Plata se estrena en 12 salas argentinas este documental que reconstruye la historia de esa mítica pareja de tango que componen María Nieves y Juan Carlos Copes y -a partir de vistosas coreografías- reivindica el arte de su danza. La contradictoria relación entre ambos (fueron pareja pero siguieron bailando a pesar de los odios mutuos posteriores al divorcio) es el eje de este nuevo film del director de Música cubana y El último aplauso. Al director argentino German Kral, radicado en Alemania, le interesa la música (realizó Música cubana, 2004) y especialmente el tango (El último aplauso, de 2009). En este caso, la lupa se posa sobre esas dos figuras mundialmente famosas del tango-danza que son Juan Carlos Copes y María Nieves. Inicialmente pensada para dar más lugar a las coreografías, tomando el ejemplo de Pina, de Wim Wenders (director admirado por Kral y productor ejecutivo de este film), la historia de la relación que unió y sigue uniendo a los dos bailarines terminó ocupando la mayor parte del metraje. Así, el cruce entre esas pequeñas "ficciones", momentos de danza muchas veces inspirados, y las declaraciones de Copes y María Nieves termina conformando un todo en el que las partes dialogan con proporción e inteligencia. En particular, la historia de amor y odio (muy tanguera por cierto) entre las dos figuras resulta apasionante y melodramática al punto de lo inverosímil (aunque sepamos que es veraz). Se destaca la habilidad del realizador para generar un ámbito de confianza en el que las barreras de los entrevistados van levantándose y la verdad (la verdad de cada uno, claro está) termina aflorando. Dos personajes increíbles y una película que sabe respetarlos, escucharlos sin opinar y dejar planteada la posición de cada uno. Tango vivo.
Después de su paso por los festivales de Toronto y Mar del Plata -donde participó de la Competencia Argentina-, se estrena en Buenos Aires Un tango más, documental dedicado al tango bailado y a dos de sus figuras icónicas: Juan Carlos Copes y María Nieves. Copes instaló un modo, un estilo propio para el tango bailado, y su pareja con Nieves fue un modelo para generaciones que vendrían después. Copes es el guía que da un gran lugar al vituosismo de las piernas de María. Fue una pareja artística y también sentimental, hasta que acabó esta última y, sin embargo, siguieron bailando juntos. El film está narrado en tres planos: por un lado, la recreación ficcional de la historia de esa pareja, con actores y bailarines jóvenes, una recreación de época impecable, y la fundamental y excelente fotografía de Félix Monti. Este plano incluye muchas coreografías creadas especialmente para el film por Pablo Verón, entre otros. En ocasiones, la coreografía responde a la evolución dramática de la hisotria. Por otro, escenas documentales de las performances históricas de ambos bailarines. Y, por último (y más importante), las entrevistas a los protagonistas, hoy octogenarios. María Nieves con su franqueza y simpatía se roba la película y seduce al público con su inclaudicable sentido del humor. Después de su separación afectiva, ambos continuaron bailando juntos, odiándose en el escenario, siempre con una sonrisa. Preguntada sobre cómo podía sostenerse ese vínculo artístico existiendo una relación tan tormentosa, ella responde: “Eramos profesionales”. No es esta la primera película que Germán Kral dedica al tango y a sus figuras emblemáticas. El último aplauso (2009) era un homenaje al mítico bar El Chino de Pompeya. En esta ocasión, Kral coprodujo Un tango más con instituciones de Alemania, donde vive, y Wim Wenders es uno de sus productores ejecutivos. Sin duda, su película tiene una fuerte impronta exportadora, y habrá de interesar a extranjeros, pero no sólo a ellos: para culaquier amante del tango, su música y su baile, esta obra constituye un deleite.
Protagonistas del tango Los dos mayores exponentes del tango argentino en todo el mundo vivieron una historia de amor y desamor tan intensa como su danza, larga como su trayectoria y con más vueltas que el tango. Acompañados siempre de su música, ellos cuentan su historia a diferentes tangueros que representan sus bailes en cada etapa de su vida. Con un ritmo lento, acompañando el relato de María Nieves con sus 81 años, sumando material de archivo de algunos de sus mejores bailes y representaciones de los mismos casi calcados de la realidad, los protagonistas van recorriendo los escenarios que atravesó esta historia y recordando cada detalle. Es sumamente destacable la dirección de fotografía de Jo Heim (BVK) y Félix Monti (ADF), en todas las escenas de bailes encuentra para cada una, una iluminación diferente, que se adapta de manera perfecta a cada baile, cada canción y al mismo tiempo a la situación que vivían María y Juan. El montaje y la dirección combinan pasado y presente de una manera magnífica para lograr plasmar la pasión que generó el tango en las vidas de sus principales referentes y cómo atravesó por completo sus vidas y la de sus espectadores por el mundo. La musicalización de la película también se destaca creando ambientes acordes para cada escena y describiendo parte de lo mejor que tiene para ofrecer el tango argentino en versiones sumamente agradables, incluso para quienes no están acostumbrados a este ritmo. Las distintas partes ficcionadas aportan su gran cuota a la historia, acompañadas del relato en off de sus propios protagonistas y de los ensayos coordinados con los mismos, logrando así verosimilitud, empatía entre el espectador, los protagonistas y los actores. Todo esto permite entrar con mayor profundidad a la historia.
Por amor al tango Un tango más es un documental sobre la historia de amor de Juan Carlos Copes (83) y María Nieves (81), dos iconos del tango que compartieron más de 40 años arriba de los escenarios. El film dirigido por Germán Kral profundiza en la carrera artística de esta pareja de bailarines, y al mismo tiempo, ahonda en su vínculo amoroso a partir de los testimonios de sus protagonistas, que además de bailar en importantes pistas del mundo, compartieron casi medio siglo de vida juntos. A lo largo del relato, el director de Música Cubana (2004) y El último aplauso (2009) reconstruye los puntos más sobresalientes de la carrera artística de esta legendaria pareja de bailarines que supo cautivar a los escenarios de todo el mundo, el reconocimiento de la mano de un éxito internacional que obtuvieron en sus años dorados, pero también aborda los vaivenes de la relación y su final separación. En ese sentido, narra los sucesos que marcaron la relación, desde el momento en que se conocieron, su carrera profesional, la separación amorosa y luego artística, hasta llegar la relación distante que mantienen en la actualidad. En ese transcurrir, dos parejas de bailarines recrean momentos de su vida en común, lo que imprime una suerte de marca de ficción al film otorgándole dinamismo y destreza artística al son del 2×4. La propuesta cinematográfica de Kral profundiza en el relato de la pareja desde su perspectiva personal, aunque se prioriza el punto de vista de Nieves, al destacar la fortaleza de una mujer que se jugó todo por su amor y su pasión por el tango cuando era tan sólo una adolescente. El director se encargó de representar esa relación intensa, compleja y contradictoria de amor/odio que vive con Copes hasta estos días. Detrás de la coraza con la que Nieves se expone ante cámara, se deja entrever un ser entrañable que abrió su corazón para contar la historia de un gran amor que aún hoy la conmueve. En definitiva, Un tango más es una historia sobre el amor al tango, pero también sobre el desamor y los desencuentros. Porque, en cada uno de los hechos y recuerdos convocados a lo largo del film, se rememora un pedazo de historia en común marcada por la dedicación, el reconocimiento y también la adversidad. Al fin y al cabo, se trata de una película vivaz y sensible sobre una mítica pareja que sigue cautivando por su talento y destreza más allá del paso del tiempo.
La historia de la pareja de bailarines más famosa. Ellos fueron el sinónimo de tango. Enamorados, compañeros, siempre talentosos. Una gran realización. Donde María Nieves, más que Copes, entrega su corazón.
El tango es soledad Si pensamos en el tango como la banda sonora de la tragedia íntima y la soledad, debemos aceptar que este documental de German Kral claramente logra conectar con esa característica, a fuerza de contar el génesis y el final de la mejor pareja de bailarines de tango de la historia, la que formaban Juan Carlos Copes y María Nieves Rego. Kral despliega una serie de recursos que van desde la ficcionalización, pasando por abundantes secuencias de baile, y entrevistas un tanto impostadas para abarcar el relato, subrayando las tensiones entre los diferentes registros. Una acumulación de lenguajes que le juega en contra a Un tango más, ya que le resta efectividad, la estira y la estiliza innecesariamente. Porque lo que realmente funciona y manda durante todo el metraje es el testimonio de María Nieves, que se va adueñando de la película, que finalmente será una reivindicación de su figura, o al menos nos obligará a sentir empatía por ella. María Nieves cuenta una vida de gloria y desengaño, a los 80 años su feminismo incipiente proviene casi completamente de su amargura. Ella es una encarnación del tango, y sus palabras no deprimen, al contrario, estimulan pensar la idea de que muchas veces no necesitamos a nadie y nada más que hacer bien lo que sabemos hacer. Junto con la puesta en escena impecable, tenemos algunos momentos autoconscientes que funcionan, como la creación de alguna coreografía que luego aparecerá en todo su esplendor, y también algunas palabras provenientes del rostro endurecido de Copes que unidas al tierno y amargo relato esencialmente tanguero de María Nieves, termina haciéndonos olvidar la fallida acumulación de recursos en la película y obligándonos a la melancolía.
Te amo, te odio, bailemos otra vez Un tango más es una película que va más allá de los excelsos bailes y de su estética for export, que tanto placer causa en un espectador foráneo aferrado a la belleza de una postal turística y de un pin alusivo. En efecto, los maravillosos Nieves y Copes, en blanco y negro y en color, en fotos de época y en recuerdos y testimonios, conformaron la gran pareja milonguera durante medio siglo. Entre viajes al pasado, anécdotas y retornos a lugares en donde el dúo conoció el éxito, el documental Un tango más entrega una mirada, transparente y concisa, sobre aquellos viejos (y buenos) tiempos. Pero el cine también es azar, encontrarse con algo inesperado que no estaba planificado en la preproducción. El director argentino Germán Kral, residente en Alemania, productor ejecutivo de Pina de Wim Wenders y conocedor de las reglas tangueras, de "las de antes y las de ahora", ya había explorado a la canción ciudadana con El último aplauso (2009) tensionando hasta donde se podía la confrontación entre film de exportación y película con un espectador local y cautivo. La nueva propuesta de Kral se encamina hacia ese punto, pero agrega un plus extraordinario al recorrer la hermosa historia de amor, con engaños y frustraciones aun a flor de piel entre María Nieves y Juan Carlos Copes. De allí que la imagen de la traicionada mujer se imponga a otra clase de discurso. Esa historia de pasión y desamor, como si se tratara de una letra tanguera de las más emotivas sobre el tema, provoca que el documental adquiera un impensado cariz, reflejándose en la pareja y su intimidad por encima de su historia en las pistas y su triunfo por estas tierras y en el extranjero. "No me pidas más que hable de él, ya está", expresa Nieves a cámara, tratando de olvidar a su pareja de baile, en donde lo público y lo privado adquieren una perfecta combinación. Como ocurriera hace un par de meses con Salgán & Salgán, daría la impresión de que el tango tiene nuevas historias que contar, no sólo desde la música sino a través de las bambalinas, con el director espiando por el ojo de la cerradura a una serie de personajes falibles, imperfectos, contradictorios. ¿Se estará ante el lado oscuro del tango?
La milonga del amor Germán Kral (Música cubana, El último aplauso) hace una película de tango. O, mejor dicho, una película de amor. Con mayor precisión, una película sobre una pareja, lo que no siempre significa "de amor". La historia de esta pareja y de sus desencuentros se hace fuerte y por momentos convierte esta película en un tango de especial amargura. Esta es la historia de Juan Carlos Copes y María Nieves, de su romance, de cómo quedó trunco y unas cuantas cosas más, con preponderancia en el punto de vista de ella. La historia de su encuentro, del ascenso profesional, del pasado de estos bailarines insoslayables y del pasado del género y de Buenos Aires. Las declaraciones, sobre todo las más abundantes de María Nieves, tienen el poder del pensamiento sedimentado, y tienen mucha potencia epigramática aun en el dolor y la incomodidad. Las de Copes son más inmediatas, en un punto más reveladoras, pero de menos poder reverberante. Es cierto que algunas entrevistas cargan con cierta rigidez, con cierta evidente "actuación", pero el defecto se atenúa frente a la pertinaz vocación narrativa de la película. Kral, desde una estructura que esquiva el piloto automático, combina el documental con la ficcionalización intermitente, y la disuelve, y dispone escenografías en varios tiempos y filma bailes para la ocasión, además de apelar a un archivo impecable. Y si se anima a los planos aéreos de la 9 de Julio no es por caer en el lugar común de película porteña y de tango, sino porque está convencido de su tema y de la belleza de estas imágenes de una avenida que no es igual a la de hace décadas. Tampoco es igual el tango ni el tiempo del baile y de la relación de Copes y María Nieves. Y Kral no esquiva el cambio ni tampoco el pasado. La nostalgia no se elimina, pero no domina: lo inexorable es lo que es, pero no hay aquí fatalismo. Las imágenes de Un tango más están curiosamente cargadas de futuro.
En honor a Copes y Nieves Son pareja en las pistas, más allá de estar separados, y el filme les rinde un merecido tributo. Dos adolescentes -ella, empleada doméstica; él, electrotécnico- se conocen en las milongas de clubes de barrio porteños y llegan a bailar en Broadway, revolucionando, en el camino, el tango-danza. Son pareja más allá de las pistas, y siguen bailando juntos aún después de separados, abrazándose ante multitudes a pesar del rencor. La historia de Juan Carlos Copes y María Nieves Rego, que duró cuatro décadas y media, tiene ribetes cinematográficos y merecía un documental que le hiciera los honores. “Filmar una película en la que Copes y Nieves aparecieran juntos era casi imposible, pero lo logramos”, se enorgullece Germán Kral, que ya había incursionado en el rubro tanguero con El último aplauso (2009), sobre los cantores del bar El Chino. Esta vez, este director formado en Alemania contó con la producción ejecutiva de Wim Wenders y, en efecto, con la colaboración de los integrantes de una de las parejas de tango más reputadas de todos los tiempos. Cada uno por su lado, van recorriendo su historia, desde el encuentro en la pista del Estrella de Maldonado y el nacimiento del “estilo Copes” en los bailes de Atlanta, hasta la ruptura artística en 1997. Nieves tiene más apariciones y es la que lleva en mayor medida el hilo conductor; los dos -vitales octogenarios- hablan sin rodeos y dejan frases memorables, conmovedoras, graciosas. “Fuimos la pareja del siglo XX y del XXI también”, dice ella, y al rato agrega: “Si volviera a nacer, haría todo igual… Menos estar con Juan”. El la (y se) define: “Encontré mi Stradivarius”. Gran parte de sus testimonios surgen de charlas con los bailarines que los representan en su juventud, en recreaciones que complementan el rico material de archivo. Esas entrevistas y las imágenes de la trastienda de esas reconstrucciones históricas son un acierto: las ficcionalizaciones suelen arruinar buenos documentales, pero al mostrar sus hilos, Kral las incorpora al relato de manera natural. Para completar el cuadro, la música -de Luis Borda, el Sexteto Mayor y Gerd Baumann- y las coreografías son de primer nivel. Y algo fundamental: la cámara capta el sentimiento del baile, ese sentimiento que Copes y Nieves llevaron a su máxima expresión.
Tango danza con un lustre engominado El film de Germán Kral repasa la relación con infinidad de vaivenes y desaires de la célebre pareja de baile y pone de relieve los avatares de la dupla como reflejo de los cambios en la música porteña, aunque por momentos luzca como muchos shows para turistas. Es indudable que para una gran cantidad de extranjeros la palabra tango trae instantáneamente a la memoria, antes que una cadencia o un fraseo, una imagen asociada a la pareja de bailarines enfrascada en lo suyo: tacos altos, pollera que deja entrever sugestivamente las piernas, traje ajustado, corte petitero. Parte de la responsabilidad de ese notable corrimiento desde la música hacia la danza es responsabilidad de Juan Carlos Copes y María Nieves Rego, quienes llevaron el tango como baile a dar la vuelta al mundo varias veces. El nuevo largometraje del argentino afincado en Alemania Germán Kral (Música cubana, El último aplauso) los toma –en particular a ella– como referentes centrales para contar una historia de amores personales y profesionales, recorriendo un camino que va del documental a la reconstrucción ficcional y viceversa. Y poniendo de relieve los avatares de la dupla como reflejo de los cambios del estatus de la música porteña por excelencia aquí y en el resto del mundo, desde fines de los años 40 hasta la actualidad.Una de las primeras cosas que llaman la atención en Un tango más, que contó con los favores de Wim Wenders como uno de sus productores ejecutivos, es el trabajoso cuidado visual de cada uno de sus planos. Cortesía del alemán Jo Heim y del salteño Félix Monti, la fotografía del film es lustrosa, aterciopelada, corregida y reelaborada en lo que es posible suponer un profuso trabajo de posproducción. Ese aspecto de “caramelo visual”, que arranca con una toma-drone desde las alturas sobre la avenida 9 de Julio y termina con un plano de proscenio con Copes y Nieves caminando en sentidos contrarios, acapara la atención y evidencia un costado brillante y lujoso, como si el film encarnara una versión audiovisual de esos shows tangueros para turistas. La posibilidad del empalagamiento está siempre presente y dependerá exclusivamente de las papilas de cada espectador.Ese lustre engominado se acrecienta en las escenas de reconstrucción del recorrido profesional y personal del dúo –que van desde el primer encuentro en un club de barrio hasta las peleas fuera del escenario dos décadas más tarde–, pero contrastan en gran medida con la directa, fulminante y lúcida franqueza con la cual María Nieves relata momentos importantes y pormenores de su vida y su relación con Copes. Este último aporta muchos menos minutos en pantalla y, cada vez que lo hace, su aparente seguridad y firmeza de opinión (un tanguero hecho y derecho, al fin y al cabo) nunca logra desarmar el relato mucho más emocional y complejo de su eterna pareja sobre las tablas.Ciertos detalles de la vida de Nieves y Copes –relación con infinidad de vaivenes, desaires y choques a toda velocidad– son expuestos por Kral a partir de un procedimiento de puesta en escena en el cual el artificio no sólo es expuesto como tal, sino que termina formando parte de la apuesta formal en su conjunto: Nieves conversa con los actores y bailarines que la interpretan a ella y a su pareja en diversas etapas de sus vidas. El resultado es una película que nunca deja de interesar pero que, por momentos, parece enamorarse demasiado de sus florituras, como si no creyera suficientemente en la potencia (más que evidente) de la historia que sus protagonistas están contando en la más primerísima de las personas.
Otro documental para esta semana, esta vez centrada en la relación amorosa y tensa entre Juan Carlos Copes y María Nieves, una larga historia signada por el propio tango. Hay algo interesante en este film: mostrar que esta historia real es, en sí misma, un tango, y subrayar sin declamar esa simetría entre la vida real y el arte que unió a los protagonistas. Un rasgo de inteligencia que se agradece para un género a veces demasiado expositivo.
Fascinante historia de amor con el tango como excusa y nexo Ésta es una película de tango; de la danza del tango; un documental sobre la vida en común, en lo artístico y en lo personal, de dos personas que ya superan los 80 años; la recreación ficcional de una Buenos Aires que ya no es; la mirada de familiares y bailarines del presente, que observan con algo de extrañeza y desde sus propias sensibilidades, una historia que por muchos momentos rompe con los cánones de la lógica. Y es, sobre todo, una película de amor y desamor, de encuentros y desencuentros, de acercamientos y rupturas, de dulzura y violencia entre una mujer y un hombre; con la particularidad de que todo sucede con y por el tango, algo que se escapa de todos los moldes. Juan Carlos Copes (84) y María Nieves Rego (81) fueron la pareja más famosa del género. Trabajaron juntos por 40 años. Fueron compañeros de vida en una gran parte de ese tiempo. Se necesitaron artísticamente y por eso prolongaron su sociedad en el escenario y en las giras aún cuando ya ni se dirigían la palabra. El bailarín armó una familia hace ya mucho. Ella, la bailarina, la que se sometió a los caprichos y los mandatos creativos de él (el cuadro de la mesa que fue todo un símbolo quizá sea el más llamativo al respecto), termina su vida sola. Los dos se respetan en lo profesional y saben que se fueron mutuamente imprescindibles. Los dos conservan una fuerte dosis de odio que quizá trasluce un amor nunca terminado del todo. Todas esas cosas están en este muy bello y emotivo film de Germán Kral, un argentino que se formó y vive en Alemania, que ha dedicado una parte significativa de su trabajo a hablar del tango, y que aquí contó con la producción ejecutiva de Win Wenders. Copes y María Nieves son los protagonistas excluyentes; aunque ella tiene muchos más minutos en la película, seguramente porque estuvo más dispuesta para el diálogo y las confesiones. Se sumaron Myriam, la esposa del bailarín, su hija bailarina Johana, y los bailarines y coreógrafos Pablo Verón, Alejandra Gutty, Juan Malizzia, Ayelén Álvarez Miño, etc., que hacen de ellos mismos en el presente o personificando a Juan y María de otras épocas. Y juegan un papel importante aunque de respetuoso segundo plano, las músicas de Luis Borda, el Sexteto Mayor (al que se ve en escena con la voz del Chino Laborde) y Gerd Baumann. En conclusión: "Un tango más" no es una película apta exclusivamente para amantes de la danza y la música rioplatenses, aunque éstas sean omnipresentes. Es en verdad un relato de vida, una fascinante historia de amor, un film romántico que tiene al tango como brillante excusa.
Conociendo hasta la médula la historia de la mejor pareja de baile del tango de la historia Cuatro minutos y veinticuatro segundos, desde el logo de Cine Argentino; hasta el título, “Un tango más”, es lo que se toma Germán Kral para dar el grandioso golpe de síntesis de su película. Sólo ese tiempo necesita para establecer, en una colección de planos, una parte gigante de la historia del tango y por carácter transitivo de Buenos Aires. Es más, la brillante presentación podría ser un cortometraje en sí mismo y estaríamos hablando de una joyita, pero habrá mucho más. Se habla de música ciudadana aquí. Por eso la primera y soberbia toma aérea panorámica nocturna de la 9 de Julio tiene sí, el significado geográfico en donde se emplaza el género, pero también la idea de que éste ha sobrevivido a la modernidad. A color o en blanco y negro, en mono o en estéreo; Buenos Aires parece haber sido construida tanto con ladrillos, como con notas y compases. Entran los personajes en primer plano. María Nieves en un taxi, Juan Carlos Copes en su auto. El bandoneón se va colando en esos rostros marcados a fuego por la vida. Los dos saben perfectamente que van al mismo lugar, aunque los planos los muestren llegando desde direcciones opuestas. Hay un abismo separando sus corazones. Un abismo de vida, dolor, llanto, alegría, experiencia, arrabal, calle, viruta, tacos gastados… Por eso cada uno por separado. Cada uno en su camarín. Con su maquillaje. Y cada uno entrando por lados opuestos del escenario. El pasado aparece un millón de veces en alguna imagen de archivo. Se miran. Serios. Se enfrentan. Caminan al centro… y ese mismo gesto con el que venían, que asustaría a cualquier juez de divorcio, cobra otro sentido. Sobre el escenario, es arte puro. Se vuelve patotero y sentimental. Esas miradas que ahora se juntan son seducción pura. El abismo desapareció… y para ellos dos se convirtió, como miles de veces, en “Un tango más”. Con recuerdos contados por ambos y preciosas recreaciones que universalizan la historia, iremos conociendo hasta la médula la joven y fructífera historia de la mejor pareja de baile de la historia. “Al principio era un carrito, no sabía bailar” dice María refiriéndose a la forma de bailar de Juan. “Yo era pintón, aprendí pisando mujeres”, se define él. Los días del Club Atlanta en la década del ‘40, la niñez, el metejón… Es notable como de distintas maneras, German Kral se dedica a abolir el tiempo narrativo con un montaje preciso. La pareja que representa situaciones del pasado es inmediatamente supervisada por la propia Nieves, y luego de indicaciones, la ficción se enciende otra vez. De la misma manera, el testimonio parlante es interrumpido para conservar la curiosidad documentalista mostrando la propia entrevista de donde surge el material. Los bailarines de hoy con los de ayer construyen el pasado y el presente. La extraordinaria música de Luis Borda, El Sexteto Mayor y Gerd Baumann hacen casi imposible ver “Un tango más” sin mover constantemente la patita. Básicamente, el espectador que la pueda ver sin moverse deberá chequear su pulso inmediatamente. Desde lo visual, da la sensación que la presencia del Wim Wenders en los títulos no es decorativa. Ya habíamos visto esa obra maestra dedicada al baile que fue “Pina” (2011), sobre la bailarina Pina Bausch. Difícil saber cuánta influencia hay aquí porque desde la dirección se transmite mucha seguridad. “Un tango más” es en sí misma un tratado sobre más de 50 años de pareja artística que es necesario recorrer para poder comprender como han podido mantenerse fieles a esa luz que generaban en el escenario. Pero además es una muestra de la historia del tango. Cientos de letras pueden encontrarse que hablan de un par de vidas como estas, y sin embargo ahí está la leyenda de quienes supieron elevar el baile del tango a la categoría mundial. Copes y Nieves lo han logrado a pesar de ellos mismos, sólo hace falta verlos y escucharlos para comprender que la vida no es como en cine, aunque sus vidas son guiones en estado puro que merecen su homenaj Eso se propone y logra esta notable película.
La historia de Juan Carlos Copes y María Nieves como la pareja de baile que, dentro del marco del show Tango Argentino, hizo muchísimo por internacionalizar el tango-danza es bastante conocida. Se sabe, también, que se conocen de toda la vida pero que hace años que no bailan más juntos y que están separados tanto profesional como personalmente. Este es un muy elegante, caro y un poco antiguo documental (en su formato de reconstrucciones, de falsos backstages y reacciones estudiadas) que casi está pidiendo ser una ficción. No solo por la cantidad de recursos con los que cuenta –es una producción alemana– sino porque el corazón de la historia acaso lo amerite en función de las limitaciones de este formato. Nieves y Copes no solo no bailan más juntos. No se hablan, no se miran, se odian profundamente. Ella es la que lo deja más claro –durante el 80% de la película es ella la que habla– ya que cuenta qué cosas pasaron que los fueron distanciando. Kral y su equipo entrevistan también al más reticente Copes y a algunas otras personas que cuentan cuáles fueron esos dramas, que seguramente serían más interesantes contados directamente en el ámbito de la ficción por la forma en la que están puestos en escena. Lo que lo valida como documental es el material de archivo que el filme posee y en el que se ven escenas de la pareja bailando en sus buenos y en sus malos tiempos también. La tensión que se genera entre esos materiales y lo que se sabe que pasaba “detrás de escena” es sin duda lo mejor de este prolijo, profesional (excesivamente profesional) documental que intentará exportar, esta vez en formato fílmico, otra historia del tango argentino….
Alluring biopic traces the story of the most famous tango couple of all time A scene from the documentary Un tango más. By Pablo Suarez POINTS: 7 “There will never again be a tango couple like us. I think we were the couple of the 20th century and the 21st too. If I die and then I get to be born again, I would do exactly the same things. A tango dancer, above all things. I would do everything, except being with Juan,” says famous tango dancer María Nieves Riego referring to her lifelong tango partner Juan Carlos Copes — also her sentimental companion for many, many years — at the very beginning of the enticing, very well crafted documentary Un tango más, written and directed by Germán Kral (Música cubana, El ultimo aplauso) and produced by Wim Wenders, Rodrigo Furth and Germán Kral. The opening statement by María Nieves should give you a hint as to what the documentary is about. Firstly, it’s about the two dancers and the many years they spent together, with their huge artistic achievements as well as their romantic disillusions and suffering, though it’s also evident — even if they don’t say it out in loud— that they must’ve had a good share of solace and bliss. In the second place, it’s about how María Nieves became a tango dancer, from her humble origins to worldwide stardom. And you could say it’s also a trip down memory lane as she revisits the places she danced at, a trip filled with melancholy and nostalgia, yet uplifting at the same time. María Nieves and Juan Carlos Copes met at a milonga (tango dance hall) in Buenos Aires at the end of the 1940’s — now she’s 81 and he’s 84 — and they still can dance as though they were forever young. But they are not together anymore, neither artistically nor sentimentally. For five decades, they loved and hated each other, they separated a few times, but they always remained together as dancers, like true professionals do. That is, until Copes, for very personal reasons, decided to put an end to their partnership years ago. Kral’s seductive documentary skillfully resorts to many different sources to tell an unusual story. There’s valuable archive footage of the presentations of the couple in many places throughout time together here and abroad; tastefully done reenactments depicting fragments from the couple’s professional life; candid testimonies from both Nieves and Copes, and also from those who knew and know them well. There are also perfectly executed tango numbers evoking different periods in the couple’s career, now performed by young, novel dancers as well as by the Compañía de Tango de la Universidad Nacional de las Artes and the Compañía de Juan Carlos Copes. One of the many assets of Un tango más is its soft, reflexive tone, which allows interviewees to speak calmly and with total honesty — even when so much honesty triggers painful memories. Then, there’s the pristine, glossy cinematography with a different palette according to time and setting. In third place, there’s the smart and sensitive dialogue between María Nieves and the actors and dancer who play her and her companion. As a matter of fact, it’s mostly her assured voice and her luminous face, her youthful attitude and her kindness that first strike you. You first see the human being, then you see the artist. Moreover, unlike so many documentaries about tango, or just dance at large, which feature long musical numbers filmed in long shots from the point of view of a viewer seated in the first rows, Un tango más only features fragments from these numbers, for no more than a couple of minutes, and mainly to add substance to the central story. Fortunately, this is not filmed tango with a few testimonies here and there. There’s an important love story about two legendary dancers, and another stronger, perhaps stronger — that of the love for tango in a way that elevated it to sublime nature status. Production notes Un tango más (Argentina/Germany, 2015). Written and directed by: Germán Kral. With María Nieves, Juan Carlos Copes, Pablo Verón, Alejandra Gutty, Juan Malizia, Ayelén Álvarez Miño, Pacho Martínez Pey, Johana Copes. Cinematography: Félix Monti, Jo Heim. Music: Luis Borda, Sexteto Mayor, Gerd Baumann. Sound design: Celeste Palma. Editing: Ulrike Tortora. Art direction: Matías Martínez. Produced by Win Wenders, Rodrigo Furth, Jakob Abrahamsson, Nils Dunker, Dieter Horres and Germán. Distributed by: Distribution Company. Running time: 84 minutes. @pablsuarez
Este documental está hecho con mucho respeto y a través los comentarios de los protagonistas nos comunican sus viajes, sus peleas, sus broncas y sus vidas juntos y separados. Cuenta con estupendas coreografías, realizada por grandes profesionales (Melina Brufman, Leonardo Cuello, Sabrina y Rubén Véliz y Brenda Angiel), el productor artístico Pablo Fidanza, la fotografía de Félix Monti y el productor Wim Wenders . Viendo todos estos nombres sabemos que contamos con un gran equipo de trabajo. La cámara se encarga de seguir a Nieves Rego por las calles porteñas, importantes imágenes de archivo y los diálogos en los cuales se sacan chispas. Una historia que llega al alma y al corazón. Contiene un buen despliegue. Una vez más el director y guionista Germán Kral (“El último aplauso”) nos vuelve a deslumbrar. Una historia que emociona de principio a fin y nos enseña a valorar lo nuestro.
Un Tango Más retrata la carrera de la pareja de bailarines de tango más famosa del siglo veinte, con un formato híbrido entre la entrevista documental y el musical ficcionado que pretende emocionar más que brindar detalles enciclopédicos. Juan Carlos Copes y Maria Nieves fueron pareja de baile durante más de cuarenta años, creciendo desde la tradicional milonga de barrio hasta alcanzar los escenarios primero de la calle Corrientes y finalmente de Broadway. Fueron en buena medida los responsables de difundir el género por el mundo y convertirlo en un espectáculo de escenario popular en una época en que los bailes en los clubes de barrio comenzaron a preferir el folklore, la cumbia o el rock. Como es de esperar su relación trascendió los escenarios y la convivencia detrás de escena aunque cargada de cariño y admiración, no estuvo exenta de grandes conflictos, peleas y rencores que los llevó a separarse más de una vez antes de hacerlo definitivamente a principios de los noventa. Hoy, ambos con más de ochenta años pero aún bailando cada uno por su lado, se permiten revisitar esa vida y contarla sin poder disimular su cuota de amarguras. Entre ochos y reproches María Nieves es la narradora de esta historia, escuchada atentamente por el grupo de artistas que deberán interpretarla en las distintas etapas de su vida. Mientras cuenta cómo a sus catorce años conoció y se enamoró a primera vista de Juan Carlos Copes en un baile de barrio, da indicaciones a la pareja de intérpretes que un momento después con la magia del montaje abandonan el ensayo y viajan a esa noche de la década del cuarenta bajo la piel de los adolescentes bailarines que encuentran en el otro todo lo que buscaban, aunque no fuera lo mismo para cada uno. Todo estará tamizado por la subjetividad de la mirada de María a pesar de las ocasionales apariciones de Juan Carlos para dar sin mucho entusiasmo su versión de algunos hechos, no siempre coincidentes. Al no pretender encontrar la verdad sino contar una historia que genere sensaciones, la película nunca contrasta a uno con otro ni pone en duda sus palabras ni siquiera cuando contradicen lo que ellos mismos declararon un rato antes.No podemos saber realmente hasta donde son sinceros con sus expresiones pero queda claro que no están diciendo todo lo que piensan pero aunque la historia que elige contar German Kral no es imparcial se permite mostrarnos algunas miserias de ambos y el carácter fuerte que cada uno a su modo utiliza para justificarse. En Un Tango Más, importan más las emociones con las que alimentaron su baile que los datos precisos, algo coherente con la idea de que sus creadores son más artistas que historiadores y que les interesa conocer a la persona detrás del artista más que su técnica. Los relatos se apoyan en imágenes de archivo para mostrar los puntos más importantes de su carrera, pero el fuerte del relato se hace con recreaciones modernas que buscan expresar con coreografías los sentimientos que cada evento generó en ellos. Estas recreaciones suelen tienen una estética más cercana al teatro que al cine e intencionadamente esquiva el realismo prefiriendo una iluminación de sombras intensas, escenografías que evidencian sin disimulo ser paneles y actuaciones mudas que dependen de la expresividad física para comunicar lo que está sucediendo. El montaje conecta con fluidez las entrevistas con los ensayos y las representaciones, rompiendo continuamente la ficción al mostrarnos a los intérpretes fuera de sus papeles y convirtiéndolos de a ratos en los entrevistadores. Conclusión Aunque por momentos el relato pierde el ritmo y las entrevistas se hacen un poco lentas, Un Tango Más propone una forma interesante de mostrar lo que quiere contar y lo hace un con una ejecución técnica muy prolija y visualmente atractiva. Como suele pasar con el género documental, es importante tener algún conocimiento elemental previo tanto de los personajes como de su actividad, aunque lo realmente fundamental para disfrutar de la película es ser un aficionado a la danza en general y a su versión arrabalera en particular.
Baile, pasión y desamor El 2x4 genera pasiones incontrolables como fue la de María Nieves Rego y Juan Carlos Copes, la pareja de bailarines de tango más famosa de la historia. El director Germán Kral decidió llevar la historia de amor de estos astros en formato documental, con relatos en primera persona de sus protagonistas y coreografías de gran nivel. El filme, producido por Win Wenders, viene de presentarse en el Festival Internacional de Cine de Toronto y de Mar del Plata, donde obtuvo una mención especial a la Mejor Música de Película Argentina todas las Competencias para Gerd Baumann y Luis Borda. Rego (81) y Copes (84) se conocieron en una milonga de Buenos Aires, cuando ella tenía catorce años y él diecisiete, a fines de los años 40?. El filme cuenta los procesos que vivieron a partir de ese encuentro: bailaron juntos durante casi cincuenta años y durante todo ese tiempo se amaron, se odiaron, pasaron por varias separaciones dolorosas, pero siempre volvieron a bailar juntos. “Si yo me muero y vuelvo a renacer, volvería a ser todo igual menos estar con Carlos”, dice María Nieves en un relato signado de melancolía durante los 90 minutos. La bailarina transmite lo dolorosa que fue su infancia, la pobreza que vivió, las veces que su madre revolvió la basura para poder darle de comer y su sufrimiento por el amor a Copes. Así, fusionado con el relato seco de Copes, el documental resulta una clara fotografía de su relación tanguera y sentimental: ella abandonó todo por amor y hasta resignó su deseo de formar una familia, y él, fue un Don Juan que no se privó de nada. Un filme con gran calidad cinematográfica casi exclusiva para los amantes del tango.