Noventa y pico de minutos de entretenimiento absurdo y ridículo Con el atractivo de contar con el “Quentin Tarantino Presents” en su tráiler, El hombre de los puños de hierro parecía contener algún condimento digno de ver, pero evidentemente no es lo mismo observar y disfrutar de una obra dirigida por el propio Quentin que una en la que solo presta su nombre para presentarla. Y, lamentablemente, esto se nota demasiado en el curso de cada escena de esta ridícula e incoherente película. El rapero RZA debuta como director en esta aventura repleta de acción y enfrentamientos inspirada en los clásicos de kung-fu, solo que de un modo mucho más bizarro en donde no se escatima a la hora de mostrar excesivos salpicones de litros y litros de sangre. El problema no es éste, sino la absurda e incoherente imaginación de los responsables del relato en el momento de volcar cada suceso a la pantalla. Russel Crowe y Lucy Liu se encargan a partir de sus presencias y buenas interpretaciones (como de costumbre en ellos) de darle un toque más de prestigio o promesa de ello al film, mientras el propio RZA, oficia bastante bien en lo que respecta al factor artístico de rodar las secuencias y al manejo de cámaras, pero fracasa en su rol de actor protagonista de la historia, con una expresión “pokerista” en su rostro en cada instancia en que le toca participar. Lo interesante radica en que entretiene por un buen ritmo y por variadas escenas de lucha (muy bien logradas), pero esto parece ser opacado o poco tenido en cuenta como punto destacado cuando el espectador intenta tomar a la cosa en cuestión como un producto decoroso de ver, algo que queda trunco por su ilógico, disparatado y hasta en algunas ocasiones grotesco curso cronológico de los hechos. LO MEJOR: entretiene, Crowe y Lucy Liu, y recursos técnicos de dirección. LO PEOR: la historia, el guión, ridiculez y desconcierto constante. No es digna de recomendar. PUNTAJE: 5
Thriller escalofriante desbordante de suspenso Brad Anderson ha venido demostrando grandes recursos a la hora de montar una proyección, algo que hemos visto en el oscurísimo thriller psicológico The Machinist, por citar un ejemplo. En esta oportunidad, la historia nos sumerge en el mundo de los operadores telefónicos del 911, quienes atienden a diario numerosas llamadas que pueden ir desde una simple broma hasta el más cruel y traumático asesinato. En la piel de una experimentada empleada de dicho departamento encontramos a Halle Berry (de gran interpretación), quien a raíz de un error provoca una consecuencia terminal en la vida de una jovencita. A partir de allí, todo se reduce a la persecución desenfrenada y exhaustiva de un asesino serial de adolescentes rubias. La película tiene un ritmo ultra dinámico, con una adrenalina tan al extremo que por momentos resulta inaguantable para el pulso del espectador. Los efectos de sonido y la musicalización resultan envolventes y se fusionan de forma notable con el transcurso de los acontecimientos, generando una tensión ascendente que parece no encontrar nunca un techo. Y éste es el factor predominante en 911 Llamada mortal, la construcción de una atmósfera repleta de suspenso y nerviosismo a cada momento, dejando al público en vilo sin oportunidad de hacer parate alguno que le permita desatender lo que sugieren las imágenes. Por si fuera poco, el director deleita y endulza la visión a base de deslumbrantes encuadres que acentúan la angustia de forma progresiva, ya sea mediante primerísimos primeros planos de los protagonistas, a fin de mostrar sus expresiones o bien a través de transiciones veloces y movimientos de cámara de gran factura técnica. Quizás la cinta “flaquee” un poco en algunas resoluciones no del todo verosímiles, pero la pura y excesiva tensión permanece invariable durante los 95 minutos de duración. Se aconseja al espectador no ver el tráiler (puede revelar mucho); y no cortarse las uñas, pues es probable que termine quedándose sin ellas. LO MEJOR: suspenso, tensión, nerviosismo, angustia, adrenalina, ritmo. Musicalización, dirección. Impecable visualmente. LO PEOR: pequeños detalles de incoherencia. PUNTAJE: 9
Buen salto de calidad en la animación española Enrique Gato, director y responsable de esta simpática aventura animada, nos presenta a Tadeo, un carismático y bien construido personaje que vendría a ser algo así como una suerte de Indiana Jones en versión, si se quiere, paródica. Con una primera media hora brillante y ultra dinámica, la película entretiene de modo visualmente adictivo, a base de una narración a puro ritmo con ligeros toques de humor, desplumados de doble sentido alguno. Lo bueno y atrayente de Tadeo, el explorador perdido radica en el curso de los acontecimientos: espontáneos, frescos y divertidos para el espectador. Todo esto reforzado por una animación de lujo, ostentosa, más una creación de paisajes tan colorida como alegre, estéticamente impecable, que da gusto observar y apreciar. Si nos remontamos a los puntos negativos, el film falla un poco en el desarrollo de la historia: al haber comenzado tan enérgicamente se le hace dificultoso mantener el compás, la armonía, cayendo levemente en la previsibilidad típica de toda cinta enfocada en el público infantil. Más allá de eso, nuestro protagonista parece ser la única figura dotada de mística, quedando los personajes secundarios prácticamente carentes de gracia o de algún tipo de atractivo diferente que entusiasme al espectador. Placentera y amena, la película se deja ver y resulta ideal para disfrutar en familia, siendo quizás la mejor obra cinematográfica de animación de la industria española. LO MEJOR: entretenimiento puro. Sana, graciosa, excelente ritmo. LO PEOR: no trasciende, cae en la obviedad de mitad hacia adelante. PUNTAJE: 6,20
Terror y sustos gore al extremo Superando la clásica y berreta línea media de la gran mayoría de las películas de horror, Posesión infernal provee al espectador de una hora y media desbordante de tensión y repleta de saltos. Dirigida por el joven uruguayo Fede Álvarez (35 años), quien saltó a la fama gracias a su célebre e híper reproducido video en Youtube (Ataque de Pánico), esta remake de Sam Raimi cuenta con el atractivo de ofrecer una dinámica agobiante, en donde la musicalización acelera el pulso y las infinitas secuencias de sustos parecen no dar respiro alguno. Visceral y con unas inconmensurables dosis de cine gore, el film parece envolver al público bajo una atmósfera repleta de violencia gráfica, excesos de sangre e impecables raciones de efectos especiales. Lo destacable de la cinta es que logra imponer algo que a la mayoría de las proyecciones de este género le cuesta, y esto radica en los aires tétricos que se le imprime a cada escena: por momentos, salvando las distancias, muy similar al impacto visual generado por la antigua El Exorcista de 1973. Posesión infernal cuenta con la ventaja de prácticamente no necesitar de diálogos, dado que la historia va construyéndose sola a base de su vertiginoso ritmo. Más allá de eso, el problema principal del relato tiene que ver, paradójicamente, con la inmensa cantidad de sustos que genera: son tantos y tan consecutivos que en determinadas instancias el espectador ya está listo para recibirlos, y aquí pierde la sorpresa para un nuevo salto de butaca como el que venía sufriendo minutos anteriores. LO MEJOR: buen manejo del terror, dinámica. Sobrepasa la línea media de un género mediocre cinematográficamente. LO PEOR: en determinados momentos cae en previsibilidades que obstruyen la generación del factor sorpresa en el público. PUNTAJE: 6,5
Cómo llegarle al espectador con un film pequeño y bien narrado Las ventajas de ser invisible nos remite a la historia de Charlie, un jovencito sumamente tímido, ese típico muchachito al que las películas norteamericanas con temática escolar nos muestran como retraído, apartado, huraño, pero de gran corazón. Para él, que viene de sufrir el suicidio de su primer amigo y el acecho de su enfermedad mental, los días en la secundaria son un fastidio, hasta que conoce a un grupo de personas en el que parece encajar a la perfección y sentirse por fin a gusto. Lo que nos ofrece la cinta es una conjugación muy buena de todos aquellos elementos que permiten que el espectador se sienta conmovido y experimente escena a escena distintas sensaciones. Casi todas ellas tienen que ver con la melancolía, la angustia, los miedos. Aborda todos esos asuntos que marcan un antes y un después en la adolescencia, como el primer beso, las drogas, la música, la homosexualidad, la fuerza y el dejo de tristeza que genera a la vez el amor juvenil y demás. Charlie explaya sus más íntimos sentimientos a través de la escritura, como una forma también de relato del film. Sin lugar a dudas, Las ventajas de ser invisible está bien lograda porque toca el interior del público, sabe llegarle a base de un drama prolijo, bastante lento pero efectivo. Con actuaciones realmente interesantes y alguna que otra pizca de comedia, queda la sensación de que algo le ha faltado para subir uno o dos peldaños más en la escalera de las películas trascendentes. LO MEJOR: lo bien que se manejan las emociones. Por momentos conmueve. Buenas interpretaciones. LO PEOR: si bien es un drama, en ciertas instancias peca de ir más lento de lo que se espera. PUNTAJE: 6,60
La cara masculina más débil y vergonzosa Difícil de encuadrarla dentro de un solo género, Una pistola en cada mano es una película de historias cruzadas, fragmentada en diversos episodios que comparten como denominador común al prototipo de hombre que ha superado los 40 años y se encuentra en un estado de desconcierto severo respecto del andar de su vida. Dirigida por Cesc Gay, esta especie de comedia española posee como uno de sus platos fuertes el hecho de contar con un reparto que cumple acertadamente su función en cada capítulo de la cinta (Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Javier Cámara, Eduardo Noriega). Lo particular del relato radica en que en absolutamente todas las escenas prevalece el diálogo y/o la discusión como único punto de acción. El film es 100% conversación, de tránsito bastante manso, pero siendo estas chácharas, en la mayoría de las situaciones, bastante amenas y disfrutables para el espectador. Una narración sumamente verosímil sobre la naturaleza humana, en donde cada uno de los sujetos parece sufrir algún tipo de fracaso: depresión, crisis económicas, divorcios, infidelidades, entre otros. Personajes unidos por sus dolencias y expuestos casi al ridículo por sus parejas, en una suerte de mostrar cómo las mujeres, mucho más independientes, pueden prescindir de ellos dejándolos mal parados en cualquier disputa verbal. Entretenida y agradable, Una pistola en cada mano resulta una experiencia distinta y llevadera para ver, con historias muy bien creadas y realistas, pero peca, pese a su corta duración, de perder el hilo en determinadas instancias y dar la sensación de faltarle algo para cerrar la proyección con un giro mejor. LO MEJOR: las actuaciones, la autenticidad y verosimilitud de lo que se expone. LO PEOR: no termina de cumplir con las expectativas. De a ratos y casi hacia el final parece boyar en la nada misma. PUNTAJE: 6
Seis sesiones de sexo es un drama romántico muy particular con tintes de comedia. La película adquiere un prestigio mayor por contar con actuaciones realmente brillantes de John Hawkes, Helen Hunt y William Macy (éste con menor participación pero en la piel de un cura muy canchero, carismático y con apariencia casi “rocker”). Basado en hechos reales, el relato nos remite a la peculiar vida de Mark O´Brien (Hawkes), un poeta y periodista que a causa de una enfermedad sufrida de pequeño, la poliomielitis, se encuentra tetrapléjico. Lo curioso y principal del personaje radica en su incapacidad para mover su cuerpo mientras que sí resulta sensible al tacto. Por ende, y aquí se encuentra el motor de la cinta, a sus 38 años decide perder su virginidad bajo la ayuda de una terapeuta especial (Hunt) y los consejos de un sacerdote. Por lo general, los dramas suelen resultar bastante densos, difíciles de digerir. Pero este no es el caso de Seis sesiones de sexo: con una duración para nada extensa (98 min. aproximadamente), el film mantiene un ritmo ameno durante casi toda su proyección, gracias a una serie de escenas rodadas de manera ágil y a unos cuantos buenos chispazos graciosos que hacen que el espectador tome con una angustia menor la cantidad de sucesos tristes y melancólicos que nos propone el film. La historia realmente conmueve, el protagonista enternece a escalas ascendentes a medida que la cinta avanza, sintiendo y hasta deseando una suerte o destino mejor para este querible sujeto. Otro punto fuerte de la narración queda asentado en el desparpajo a la hora de tratar temas que sin el cuidado necesario podrían llegar a pasar del otro lado de la línea que lo separa del mal gusto. Emotiva, prolija y agradable visualmente, Seis sesiones de sexo resulta una triunfante película que deja al espectador con una agradable sensación y con la mente en estado reflexivo por unos minutos. LO MEJOR: la gran forma en que se abordan los sucesos. Las excelentes actuaciones de Helen Hunt y John Hawkes: inmejorables. LO PEOR: puede esperarse algún que otro giro mejor en determinadas instancias. PUNTAJE: 7,5
Cuando la acción y las explosiones no alcanzan para convencer al espectador G.I. Joe: El contraataque posee, en su dinámica forma de relato, ciertos aires que nos pueden hacer recordar a algunas que otras buenas películas de acción de los años noventa, pero con la desdicha de no brindar nada nuevo o sorprendente que genere en el espectador un motivo distinto por el cual retenerla en su mente. Bien filmada y con un ritmo ameno, esta secuela no necesita de un guión demasiado elaborado, dado su cometido: el de entretener (más que nada a fans del género) a base de diversas escenas de enfrentamiento, explosiones y disparos por doquier. Pero este punto (el primordial del film) parece no bastar para enlazar por completo a todo aquel que intente hallar algo que, más allá de lo que suele ofrecer el rubro en sí, lo satisfaga o lo entusiasme de lleno en materia cinematográfica. Luego de un comienzo agradable y con una buena dosis de tiros, cuando la película empieza a decaer un poco por la mitad de su proyección, la aparición de Bruce Willis le da un pequeño salto de calidad. Éste, activando el piloto automático y actuando prácticamente de sí mismo, en un papel que, como ya hemos visto y conocemos de memoria, sabe hacer más que bien. Curiosamente y a pesar de contar con múltiples secuencias de enfrentamientos y despilfarres de municiones, en G.I. Joe: El contraataque la sangre parece no existir, quizás en un intento por llegar a todo tipo de público en esta pochoclera pero poco trascendente cinta. LO MEJOR: acción, buenas escenas, musicalización. LO PEOR: previsible, no ofrece nada que no se haya visto. Poco recordable. PUNTAJE: 5
La diversión y el humor hechos pedazos Desde su tráiler se sabía que se trataba de una película mega bizarra, políticamente incorrecta y demás, pero el hecho de ver a una importante cantidad de prestigiosos y buenos actores llamaba la atención y hasta nos podía parecer motivo suficiente como para disfrutarla. Pero, hecha la ley, hecha la trampa, Movie 43 termina resultando una terrible decepción inmersa en un sinfín de guarradas sin gracia alguna. Conociendo el humor de Peter Farrelly (Loco por Mary), se esperaba mucho más, no solo desde la calidad de acontecimientos y pasajes de la narración en sí, sino también (y primordialmente) desde la comedia. El film cuenta como condimento distinto (y positivo, si se quiere) el abordaje de una serie de mini historias, especies de pequeños sketchs en donde en cada uno de ellos se pueda aprovechar a los diversos integrantes de este reparto de ensueño. Pero la idea se hace trizas cuando se plasma a la práctica, porque Movie 43 falla notablemente al abusar del chiste grosero y escatológico en absolutamente todos los episodios que se llevan a cabo. El film logra que el espectador se vaya sintiendo, con el correr de los minutos, cada vez menos a gusto con lo que está soportando, al mismo tiempo que baja la esperanza por encontrar aunque sea en un capítulo del relato dos o tres gags que permitan una carcajada. Y quizás esta es la desilusión más fuerte que se encuentra: la carencia de humor, algo que el público no puede perdonar si fue a ver una “comedia”. LO MEJOR: la idea de reunir a tantas estrellas en una suerte de variados sketchs. LO PEOR: la idea del punto anterior queda trunca cuando se lleva a su realización. Excesivamente recurrente al mal gusto, grotesca. No entretiene, no causa risa. PUNTAJE: 2
Mclane y Mclane Junior a puro despilfarro de municiones La quinta entrega de la saga provocó cierto revuelo y expectativa. Con seguridad es la más floja de la serie, pero ello no quita que brinde un ameno entretenimiento y un dispendio de increíbles explosiones. En esta oportunidad, Mclane padre intentará rescatar a su hijo en Rusia y termina trabajando con él, encontrándose con la grata sorpresa de que éste es un agente de la CIA. Un Bruce Willis que pese a estar a 25 años de la primera Duro de matar sigue otorgándonos un incansable ritmo, esta vez empujado por el plus que le da el hecho de tener que “proteger” a su insensible retoño. Lo que se puede destacar es un manejo de cámara muy moderno y creativo por parte de John Moore, con secuencias de mucha adrenalina y dinamismo. La acción dice presente casi todo el tiempo y los disparos, las explosiones masivas y los bombazos copan la pantalla intentando conservar el espíritu de todas las ediciones, aunque por momentos de un modo tan exagerado que nos hace fruncir el ceño un poco. Acertadas pinceladas humorísticas, tiroteos por doquier y alguna que otra vuelta de tuerca interesante, la película peca de tener un guión muy poco elaborado y unos enemigos mucho más débiles de los que estábamos acostumbrados a ver y disfrutar en todas las anteriores cintas. LO MEJOR: mantiene la acción, los efectos, explosiones y tiroteos. LO PEOR: no llega a generar una tensión vibrante, el guión, los villanos no parecen estar a la altura. PUNTAJE: 6,80