Una fusión de varios géneros con el carisma de Tom Cruise Jack Reacher comienza con todo. El relato no da tregua mostrándonos a un francotirador realizando una matanza en serie de personas que simplemente caminaban por la ciudad. Todo esto manipulado por un elegante uso de planos que enriquecen la vista del espectador. En su desarrollo la película va insinuando que no es una más de las típicas proyecciones de acción en donde el guión no resulta nada enrollado. Aquí los tiros no copan la pantalla todo el tiempo, y unas cuantas buenas dosis de thriller, misterio y algunas acertadas y ocurrentes bocanadas de comedia en determinados diálogos se entremezclan obteniendo un rompecabezas de varios géneros que no encasillan a Reacher como un film común y corriente. Teniendo a Tom Cruise como protagonista, todo se facilita al montar secuencias en las cuales éste se luce y se gana (como de costumbre) el guiño y la aprobación del público. Prácticamente suprimiendo de su rostro la sonrisa que lo suele caracterizar, el bueno de Tom se torna un tipo de apariciones casi fantasmales, solitario, serio y demoledor ante quien se le plante en su andar. Y además, con un carácter de investigador detallista para resolver un crimen que se muestra enigmático desde los primeros diez minutos de la escena inicial. Quizás más extensa de lo que se podía presumir en el tráiler, la cinta envuelve a pesar de no contar a cada instancia con un ritmo vertiginoso sino manso. Sin dudas está bien construido y el aporte (de escasa participación pero brillante) de Robert Duvall hacia el tramo final jerarquiza y le da prestigio al relato. LO MEJOR: Cruise, Duvall, el reparto en general. Buena combinación de géneros. Acertada inclusión de elementos graciosos. LO PEOR: se podría haber resumido en menor duración. PUNTAJE: 7,5
No te metas con Syl En El ejecutor, el eterno Stallone encarna a un implacable asesino a sueldo al que no habría que molestar demasiado. Pese a que los años le han pasado, al protagonista de Rocky le sigue sentando bien el papel de demoledor, y en esta oportunidad le da prestancia a una película que carece de ella y se mueve bien únicamente por el lado de la acción y los enfrentamientos. En el film, ya como punto de partida, se puede encontrar alguna similitud con The Last Stand en el sentido de convocar a una figura de gran valor y trayectoria dentro del género como lo son Schwarzenneger en la mencionada cinta y Sylvester aquí, para revalorizar la proyección y cubrir una audiencia mayor, con la diferencia de que Bullet to the head queda bastante relegada si la comparamos con la protagonizada por Arnold. Básica y resumidamente, en la historia prevalecen los tiros y las personalidades por sobre un guión más que simplón y poco elaborado, esto teniendo en cuenta que lo que se busca es entretener al espectador sin demasiados diálogos sofisticados para ir directamente al grano. A cara de perro, con pocas pulgas y aún conservándose macizo, nuestro personaje principal impone sus propias reglas del juego y no escatima balas a la hora de ejecutar a quien se le cruce en el camino, pese a que su colega casual oriental le cuestione constantemente sus métodos agresivos. Pasable pero intrascendente, El ejecutor no ofrece nada que no hayamos visto antes, y resulta de esas películas amenas que uno puede disfrutar si algún día encuentra haciendo zapping una tarde noche de sábado. LO MEJOR: Stallone. LO PEOR: olvidable, simple, previsible. PUNTAJE: 5,5
Gran combo de entretenimiento, acción y humor No es que Iron Man 3 ofrezca algo demasiado distinto a lo que suele apreciarse en películas de superhéroes, pero así y todo logra brindar un espectáculo más que digno y divertido al ciento por ciento. En esta última entrega de la saga se vuelve a recurrir a la ironía, a esa acertadísima inyección de humor que posee esta adaptación del cómic que incursiona por tercera vez en la pantalla grande. Y en este punto el gran responsable de que los gags susciten risas en diversos pasajes es nada menos que Robert Downey Jr., quien hace uso de su carisma para aplicarle un toque pícaro y burlón hasta incluso de su personaje mismo. En lo que respecta a la historia, Tony Stark enfrenta a un enemigo cuyo poder parece no tener techo alguno. Invadido y bombardeado en su propia casa, nuestro protagonista pasará gran parte del film fuera de su traje y comenzando una búsqueda intensa para encontrar a los responsables. En el medio, encuentra en un niño un particular y simpático compinche de aventuras, mientras Gwyneth Paltrow cobra algo más de participación, redimensionando su papel de las proyecciones precedentes. Lo más interesante de la cinta radica sin lugar a dudas en la manera de fusionar el entretenimiento constante con la dinámica fuerte y las dosis humorísticas que hacen al relato más apreciable aún. Iron Man 3 no necesita de grandes giros para maravillar al espectador, la película se torna fácil de digerir y marcha sola sin darnos lugar a que nos aburramos. Los efectos especiales resultan virtuosos más allá de las explosiones, es que cada secuencia en donde la vestidura se inserta en el cuerpo de Stark resulta un halago para la vista. Pochoclera al máximo, la obra dirigida por Shane Black sabe generar una buena sensación cosechando un esparcimiento de esos que enlazan al público y lo mantienen inmóvil y a gusto con lo que está observando. LO MEJOR: diversión al mango, garantizada. El humor, bien repartido durante los minutos. Robert Downey Jr. LO PEOR: no se aprovecha demasiado el rol de villano que podía aportar un actor de la talla de Guy Pearce. PUNTAJE: 8
Deslumbrante encanto salvaje no idóneo para susceptibles Park Chan-wook, el particular director coreano de Oldboy nos presenta en esta ocasión una película extravagante, fina y excesiva a la vez. Probablemente no apta para el espectador común, Lazos perversos encuentra su hábitat natural en cinéfilos que busquen algo que les genere un fuerte impacto desde la estética y la manera de contar una historia. Con un manejo de cámara sublime, una musicalización agudísima, penetrante y una dirección de fotografía envidiable, el film resulta hipnótico a pesar de no poseer una gran dinámica. Entretiene a partir de la construcción de una atmósfera intrigante, oscurísima, en donde se fusiona el thriller con lo macabro, insinuando en instancias un juego retorcido desde lo sexual entre y de los personajes. Mia Wasikowska realiza un trabajo de excelencia en el papel de una adolescente huraña, con una expresión que la caracteriza por su constante ceño fruncido y por la capacidad de oír y sentir cosas que los demás no pueden. Lo de Mathew Goode resulta inquietante, un sujeto que desborda misterio y mucho sugiere a base de miradas; mientras que Nicole Kidman, cautivadora, no se queda para nada atrás. El relato tiene la peculiaridad de tensionar al público desde la imprevisibilidad de lo que pueda llegar a ocurrir, manteniéndolo expectante mientras las escenas cada vez se van tornando más turbias y siniestras. A pesar de algún declive hacia casi el final de la cinta y con ciertos transcursos algo densos, Lazos perversos es una joya en lo que concierne a lo visual, una obra de arte que impacta a través de la estética y de los planos que se utilizan. Quizás el guión no sea lo más ocurrente, pero el modo en que se lo narra es lo que le da un toque distinto y perturbador. LO MEJOR: la calidad general del film. Musicalización, transiciones, iluminación y actuaciones. Enigmática. LO PEOR: algunas secuencias resultan un poco más que excesivas. A ciertos pasajes le sobran minutos. PUNTAJE: 7,5
Wes Anderson nos trae otro de sus particulares films, esta vez centrado en un romance juvenil entre un scout huérfano que escapa del campamento en busca de Suzy, una niña que se fuga de la casa de sus padres para encontrarse con dicho jovencito. En todo momento presenciaremos ese sello distintivo que le imprime el director a sus cintas, una huella que marcan los cineastas sobre las llamadas películas de autor. En Moonrise Kingdom percibimos la belleza que le otorga Anderson a cada escena, combinando elementos tales como una banda sonora delicada, una ambientación colorida, excentricidades y una dosis de humor muy particular, que nunca llega a la carcajada ni por asomo, sino que genera un constante esbozo de sonrisa en el espectador. Ahora, a diferencia de algún que otro film del director, la historia o el transcurso de la misma no se condice con la prolijidad y elegancia que percibimos. El comienzo cuenta con los elementos necesarios como para entusiasmar, pero en el desarrollo se siente una especie de pesadez, un enfriamiento del relato que exhala aires de densidad. Destacable la elección de Edward Norton y su actuación. El personaje de Suzy nos trae la sorpresa de una interpretación muy interesante de la jovencita Kara Hayward, quien aparenta tener un gran futuro en la industria cinematográfica. Cerrando, Moonrise Kingdom nos ofrece un mundo ostentoso desde la calidad técnica y la belleza visual y estética del film, pero la historia si bien no es mala no termina de emocionar. LO MEJOR: el reparto, la prolijidad y prestancia de las escenas, todo aquello que percibimos y enaltece la vista. El buen comienzo. LO PEOR: el transcurso de la historia no se complementa ni va a la par de la estética de la cinta. PUNTAJE: 7,20
El fin de las comedias Los guionistas de The Hangover le ponen su sello a esta nueva película acerca de fiestas adolescentes al mejor estilo yanqui y alcohol por doquier, pero en esta ocasión el material que nos presentan termina resultando de mucho menor calibre que el de aquella taquillera comedia protagonizada por Bradley Cooper y Zach Galifianakis. En 21, la gran fiesta, un asiático estudiante se encuentra en la noche previa a una importante entrevista con una universidad de medicina que marcaría el rumbo de su vida. Sus dos amigos, irrumpen en su casa prácticamente obligándolo a salir a festejar sus 21 años, realizando un tour por bares y “juergas” que hallen por la movida nocturna. Obviamente, la tensión se manifiesta a raíz de un estado de ebriedad supremo que dificultaría la cita en la facultad del jovencito cumpleañero. Lamentablemente, a la industria cinematográfica le está costando encontrarle la vuelta al género. Es que aquellas obras que solían generar escenas tan embarazosas como causantes de extensas risotadas ya han quedado en el tiempo. Y aquí, en 21, la gran fiesta lo percibimos a cada momento. La película no es cómica; no solo no genera carcajadas sino que tampoco risas; y lo que es peor aún, es que no atrae al espectador de forma tal en que pueda entretener. Todos los gags que se van dando a lo largo de los minutos están tan quemados que no son motivo siquiera de sorpresa. A cada instante se respira un aire conocido, la sensación de “esto ya lo hemos visto”. Las secuencias son extremadamente parecidas a las de Project X, incluso hasta en el tipo de personalidades que poseen los personajes de la historia, por lo que es probable que el público se sienta estafado mientras lo va comprobando con el orden cronológico de los sucesos que acontecen. LO MEJOR: puede funcionar como entretenimiento soso para aquellos que no busquen más que eso. LO PEOR: es prácticamente igual a Project X. No ofrece variantes. No causa risa. PUNTAJE: 3
Cosechando éxito con obras ajenas Palabras robadas es un drama donde la culpa aparece como factor predominante de la historia. Dennis Quaid, aquí en el papel de un reconocido escritor, nos relata, presentando su novela, la vida de un potencial literato (Bradley Cooper), un joven encerrado en la obsesión de llegar a ser un gran narrador. Para ello, necesita lanzar una atrayente obra que lo catapulte a la fama. La suerte de nuestro protagonista parece no coordinar con la calidad de sus escrituras, y su sueño cada vez se halla más lejano. Hasta que un día, encuentra una antiquísima maleta con una hipnótica novela apuntada por un anciano que supo redactarla en París tras la Segunda Guerra Mundial. Dejándose llevar por lo que leía en tal manuscrito, Cooper lo publica como suyo, obteniendo un éxito que lo convierte en uno de los mejores escritores. Afortunado y dichoso de su nueva vida, la culpa regresa fuertemente a su estado de ánimo cuando se topa con el verdadero creador de la novela. Con una dinámica ni muy lenta ni tampoco con tanto ritmo, el pasaje de la cinta es mayoritariamente ameno, a pesar de que la banda sonora elegida no ayuda a enlazar al espectador con lo que se va contando durante cada escena. Quizás el guión no sea de lo mejor ni tampoco original, pero el modo en que se trama, a través de una suerte de historias dentro de historias, puede resultar ocurrente y válido como recurso distinto dentro del film. Como propuesta de los debutantes directores Klugman y Sternthal, Palabras robadas puede mostrarse interesante, con algunos aceptables pero para nada brillantes giros. Se puede destacar que la película sabe cosechar una pequeña dosis de intriga, pero sin embargo como drama falla en la parte en que debe conectar desde la emotividad al público con los sucesos que se acontecen. LO MEJOR: el modo adoptado para introducirnos en la historia. Las actuaciones están bien. LO PEOR: no conmueve, la musicalización. PUNTAJE: 6
Cómo generar un clima oscuro y profundamente emotivo desde la animación Frankenweenie está basada en un cortometraje realizado por el propio Tim Burton en 1984, en aquel entonces con la figura de un Bull Terrier llamado Sparky. Aquí, bajo la producción de Disney, el director de Sleepy Hollow le pone vida a esta obra desde la animación. La historia, construida en base a una parodia-homenaje a Frankenstein, nos remite al experimento científico que el pequeño Víctor lleva a cabo para resucitar a su amado can, quien había sido arrollado por un vehículo. La mano de Burton se hace evidente en cada punto del film. Lo podemos percibir a partir de una atmósfera oscura, con personajes pálidos, blancuzcos y ojerosos, de primera apariencia inexpresiva pero con una implícita carga emocional que se va metiendo inconscientemente en el espectador, individuos de aspecto muy similares al Johnny Depp de El Joven manos de tijera pero en versión animada. La característica destacada y que más hondo cala en el público radica en la emotividad que se le imprime al relato. A base de una desaturación de la imagen, en donde todo transcurre en blanco y negro para acentuar el dramatismo, uno puede empezar a querer a Sparky apenas a los diez segundos de observarlo en movimiento. Y aquí encontramos una discordia, dado que las expresiones del perro están tan bien logradas, que por momentos uno se pregunta si está realmente preparado para sentirse dolido y experimentar ese dejo melancólico que nos provee la cinta. Frankenweenie no es la clásica proyección de animación que los niños suelen o están acostumbrados a ver; es mucho más profundo que ello y el ritmo de la historia está cargado de tensión por todo lo que le va sucediendo al protagonista. Pero dicha tensión en ciertas instancias es tan angustiante que uno desea que la cuestión se resuelva pronto y con el mejor happy ending que se le pueda aplicar. Sumamente conmovedora, gótica y con una más que apreciable dosis artística, la película tiene vida propia y sabe llegar al corazón del espectador, al punto tal de dejarlo con una congoja importante por unos cuantos minutos tras su resolución. LO MEJOR: Sparky, el perro: excesivamente querible. Genera un grado elevado de emotividad. La mezcla entre lo oscuro y la melancolía a la vez. LO PEOR: que con una vez de verla puede resultar suficiente. PUNTAJE: 7,30
La quemadísima y típica historia romántica de padres separados con hijo pequeño En Jugando por amor, Gerard Butler vendría a ser una especie de Batistuta que ha triunfado en grandes ligas europeas y decide viajar a los Estados Unidos para intentar recuperar el amor de su ex mujer y dedicar por fin tiempo a su hijo. Curiosamente, nuestro protagonista no cuenta con demasiado dinero: alquila una pequeña casa de huéspedes a un casero extranjero, se encuentra en morosidad avanzada respecto de sus cuentas corrientes y demás (¿puede recaer tan bajo un ex jugador que ha sido estrella en equipos de elite del primer mundo?). Así, se ve obligado a reinsertarse en el mercado como comentarista deportivo, a la vez que toma el mando como entrenador de categorías infantiles de un equipo mixto en el que juega su pequeño hijo. Sin nada que no hayamos visto dentro de esta suerte de comedia romántica, Jugando por amor cae en los mismos, reiterados y ultra agotados arquetipos de personajes y modos de relato: por ejemplo, la pareja de la figura femenina a reconquistar siempre resulta un sujeto insulso y aburrido; la complicación o el supuesto punto de tensión resulta el casamiento de estos dos individuos que debe ser frenado y revertido por el intérprete principal para que todo lleve al “happy ending hollywoodense”. Por si fuera poco, los Premios Razzie (se dedican a gratificar a aquello que se considera como “lo peor del cine”) se encargaron de incluir en la nómina de peor actriz secundaria a Jessica Biel. La película es tan común que no entusiasma en lo más mínimo, quedando disminuida a mostrarse de a escasos ratos entretenida para ver en familia y rescatando la garra y el carácter de todo terreno de Gerard Butler para remarla solo en este olvidable film. LO MEJOR: Butler y su empeño. Las escenas “voyeuristas” del casero extranjero. LO PEOR: no ofrece nada nuevo. Súper clásica, falla en la parte conmovedora, previsible. PUNTAJE: 4
Lejos de trascender en el género Como si el nombre de la película fuese a generarnos ese sentimiento adrede, Oblivion, que significa olvido, nos termina dejando esa sensación. Difícil resulta escarbar buscando algún elemento trascendente que nos permita almacenarla en la mente como un producto memorable. Joseph Kosinski apuesta prácticamente todas sus fichas en deslumbrarnos desde la puesta en escena, a partir de efectos especiales ciertamente impactantes, pero parece haber distribuido sus pocas monedas restantes entre la historia y su respectiva forma de explicarla. Oblivion: el tiempo del olvido no es una mala proyección, pero comete el error de poseer un pasaje bastante denso en cuanto al transcurso de los acontecimientos, combinado y acompañado en muchos momentos de una musicalización adormecedora. La cinta prometió desde su promoción y su intrigante tráiler, venderle al espectador un concierto célebre y digno de ver, pero con el correr de los minutos lo que aparenta tener un carácter enigmático importante se va diluyendo lenta y cansinamente, como si al relato le costase encontrar la transición o el “punch” justo como para entusiasmar y hacer reflexionar al público. Más allá de unos buenos recursos de flashback en blanco y negro del personaje encarnado por Tom Cruise, Oblivion recurre más de la cuenta a lo romántico, a una historia de amor que parece primar por sobre la ficción y la fantasía propia que debería contener como elemento principal. Pero el problema principal está dado en la forma que adoptan los giros de la narración: si bien son buenos, el modo en que se presentan no logra conmover ni encandilar por completo. Impecable y llamativa desde lo técnico pero regular, la película no logra trascender ni siquiera para fanáticos de un género que ha sabido cosechar éxitos como Blade Runner, Alien y por qué no la última joya Looper. LO MEJOR: Tom Cruise y Morgan Freeman cumplen, como siempre. Efectos especiales. LO PEOR: recae en lo cursi, da la sensación de nunca terminar de arrancar. PUNTAJE: 5,5