Dirigida por Adam Shankman ("Hairspray"), “Rock of Ages" (La Era del Rock) es la adaptación cinematográfica de un gran éxito musical de Broadway. Resulta entretenido el filme, aunque el guión es por demás clásico y cargado de clichés. La película cuenta la historia de Sherrie (la cantante country Julianne Hough), una chica de pueblo, y Drew (el mexicano Diego Boneta), un chico de ciudad, quienes se conocen en el corazón de Hollywood, mientras persiguen sus sueños y se enamoran a primera vista. Su historia de amor estilo rock ‘n’ roll está contada (o mejor, cantada) a través de los vibrantes éxitos de Bon Jovi, Guns N' Roses, David Lee Roth, Joan Jett, Extreme, Def Leppard, Foreigner, Journey, Poison, Pat Benatar, Warrant, Whitesnake, Night Ranger, Twisted Sister, Starship, Quarterflash, Quiet Riot, Skid Row, Scorpions y REO Speedwagon. Lo mejor es la música: la elección de los clásicos rockeros de los 80s resultan un placer, con geniales arreglos musicales, incluyendo, en un par de escenas, dos canciones diferentes mezcladas y convertidas en una sola (como "We built this city" + We´re not gonna take it" y "Juke box hero" + "I love Rock ´N ´Roll"). Sobresale el rol de Tom Cruise, una acertada caricatura de los glam rockers de la época. Alec Baldwin se anima a besarse con un hombre, Malin Akerman lo hace con Cruise (lengüeteándolo por todos lados) y Catherine Zeta-Jones nos recuerda que ganó un Oscar por bailar y cantar en “Chicago”, y aquí también lo hace bien, aunque en un rol algo obvio. También hacen su aporte Russell Brand, Paul Giamatti, Bryan Cranston y Mary J. Blige. Cabe aclarar que todas las voces de los actores no han sido dobladas: son ellos mismos los que interpretan las canciones: todo un acierto. Vale la pena para disfrutar las puestas cliperas de temazos ochentosos, que no es poco para un musical.
"CUENTOS ROMANOS DE SEXO, AMOR Y FAMA" Regresó Woody Allen, esta vez, inspirado en El Decamerón , aquel libro constituido por cien cuentos, terminado por Giovanni Boccaccio en 1351, alrededor de tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna. Estamos frente a una agradable comedia, con algunos eventos disparatados y simpáticos. Resulta excelente la elección del reparto de actores, especialmente de los italianos que le dan aún más identidad al guión, que tiene como telón de fondo a la bella ciudad que le da título al filme. Y también Woody se pone frente a cámaras, cosa que no hacía desde 2006, cuando protagonizó la olvidable “Scoop”. “A Roma con amor” gira en torno a 4 pequeñas historias, 4 cuentitos que paso a detallar brevemente: Historia 1: un arquitecto (Alec Baldwin) pasea por la Roma en la que supo estar en sus años de juventud y se topa con un joven (Jesse Eisenberg) que estudia arquitectura y que pierde la cabeza por la amiga de su novia (Ellen Page), que viene de visita a la ciudad. Aunque, acaso, ¿se topó este hombre con su propia historia del pasado? Historia 2: un matrimonio adulto (el propio Woody y Judy Davis) viaja a Roma para conocer a sus futuros consuegros, dado que su hija, durante su estadía como turista, conoció a un abogado romano que la enamoró. El padre del joven italiano es funerario (Fabio Armiliato) que, aficionado al canto lírico, entona como los dioses, pero sólo puede hacerlo mientras se ducha; y el padre de la joven es un régisseur de ópera jubilado con puestas estrambóticas… ¿Qué sucederá cuando ambos consuegros se crucen? Historia 3: un matrimonio provinciano de recién casados (Alessandra Mastronardi y Alessandro Tiberi) se hospeda en un lujoso hotel, puesto que él va a conocer a los que serán sus futuros jefes en una poderosa empresa. Su flamante esposa sale en busca de una peluquería y se pierde en la gran ciudad, conociendo por casualidad a su admirada estrella de cine. Él queda solo en el hotel y una prostituta que lo confunde (Penélope Cruz) tendrá que hacerse pasar por su mujer cuando recibe la intempestiva visita de los que van a darle una gran oportunidad laboral. Historia 4: un hombre de clase media (Roberto Benigni), oficinista, padre de 2 hijos, se ve acosado por la prensa de la noche a la mañana, convirtiéndolo en una celebridad sin motivo alguno. Es invitado a programas de televisión, premieres y desfiles, y las mujeres de la farándula mueren por él. Sin importarle el motivo, aprende a aprovechar de su injustificado éxito, pero cuando se acostumbra, sólo le resta decir: “La vida es muy difícil, seas famoso o no. Pero al final es mejor ser famoso”. Estas historias breves avanzan cada una por su lado. En montaje paralelo vemos que cada historia acontece en su propio tiempo, transcurriendo algunos días, en unas; y muchos, en otra; menos en la que protagoniza Penélope Cruz, que transcurre en sólo un día. Las historias, además de contar con la bella y encantadora fotografía de Darius Khondji, transcurren y se unen con una simpática y pegadiza canción que resulta una reversión de Amada mia, Amore mío de El Pasador, dándole el “color” necesario a estos cuentos romanos. Woody Allen propone diversas historias pequeñas, algunas divertidas, otra más nostálgica, alguna con un corte sexual, pero todas recorriendo sus viejas y eternas obsesiones sobre el amor, el sexo, el adulterio, la fama y el psicoanálisis. Muchos detractores podrán opinar que Allen, así como su personaje en este filme, debería jubilarse y proceder al retiro. Pero otros tantos seguimos esperando, año a año, su pequeño o gran aporte a la cultura cinéfila, que divierte, que a veces hace pensar, que siempre entretiene y que nos hace saber que él está vivo, y nosotros también.
"LA DESPEDIDA DEL ENMASCARADO" Y llegó… Finalmente, la conclusión épica de la trilogía de “Batman: El Caballero De La Noche”, de Christopher Nolan, arribó a su fin. Habiendo abordado el inicio en 2005, y una celebrada secuela en 2008, la trilogía se completa con una apuesta dramática y oscura. Esta vez, el Caballero de la noche debe enfrentar a Bane, un terrorista enmascarado con portentosa voz, cuyos brutales planes de hacer desaparecer a Ciudad Gótica hacen que el multimillonario Bruce Wayne salga del exilio voluntario al que se sometiera años atrás, enfundado en su traje elastizado negro. Y este Bane usa una especial máscara para ocultar su identidad, para anestesiarse contra un dolor martirizante, por heridas que sufrió hace mucho tiempo. Al decidir quién sería el próximo villano, era imperioso encontrar alguien completamente diferente al Guasón: alguien con fuerza bruta, que desafíe a Batman hasta las últimas consecuencias. Sin ir más lejos, una de las secuencias más impactantes están a su cargo: el momento de la voladura en el estadio de fútbol americano y en distintos puntos de la ciudad. Sin embargo, no es Bane quien saca a Wayne de su mansión, sino un intrigante encuentro con una ladrona llamada Selina Kyle, más conocida como Catwoman o Gatúbela, muy virtuosa en el oficio del robo con guante blanco. Tom Hardy y Anne Hathaway le dan vida a Bane y Gatúbela, ambos responsables de quitarle el sueño al hombre enmascarado, aunque la gatuna villana, además de hacerle frente, se aliará, más de una vez, a Batman. Pueden actuar de maneras muy diferentes, pero en realidad tienen mucho en común: les gusta mantener ciertas cosas ocultas… Gary Oldman retoma el papel del mejor policía de Ciudad Gótica, el Comisario Gordon, muy bien secundado por el oficial de policía John Blake, personaje a cargo de Joseph Gordon-Levitt que, en el desenlace, descubre una identidad que resulta de lo más asombrosa. Interpretando el doble papel de Bruce Wayne y Batman por tercera y última vez, Christian Bale cede bastante su protagonismo ante las apariciones de los villanos. Resulta bastante compartida la pantalla esta vez: todos los personajes tienen tiempo de aparecer y lucirse, ya sea el Alfred de Michael Caine, la Miranda Tate de Marion Cotillard o el Lucius Fox de Morgan Freeman. Todos ellos tienen importantes participaciones y necesarias escenas, a lo largo de 165 minutos. Con una gran parte de su elenco de "Inception", Nolan presenta un cierre faraónico para su trilogía, donde el guión arranca con cierta morosidad, demorando el enfrentamiento entre superhéroe y villanos, para luego avanzar in crescendo hacia un clímax que pone los pelos de punta, y le proporciona al espectador el nervio necesario para mantener el interés. En montaje alterno vemos cómo los protagonistas y antagonistas avanzan en querer cumplir su cometido: unos, intentando evitar que explote una bomba nuclear; otros, oponiéndose a ello. Los temas tratados en la película están captados en la excepcional y omnipresente banda sonora. La colosal música fue compuesta por Hans Zimmer, en su cuarta colaboración con Nolan, incluyendo las tres películas de El Caballero De La Noche. El compositor mezcla ecos de la música de las películas anteriores. Si bien no supera a su antecesora película, el filme se constituye como primordial, dado que se propone como el final ¿definitivo? de la saga, y ello la hace inevitablemente especial. El desenlace, con cierta nostalgia, tristeza y doble mensaje, deja abierta la chance de ver algo más en un futuro próximo, pero por lo pronto, pareciera que con este filme una etapa se cierra definitivamente. Como dice su director: “Estamos muy orgullosos de este final y esperamos que el público comparta nuestra emoción”. Y así es, gracias a Dios.
"SPIDERMAN (RE)INICIA" "¡Otra vez sopa!", como se diría en el barrio. A 5 años de la última aparición cinematográfica del héroe arácnido de Sam Raimi, “The Amazing Spider-Man” inicia un rebooteo demasiado pronto. Estamos nuevamente ante la historia de Peter Parker, un estudiante de secundaria que fue dejado por sus padres cuando era niño, a cargo de su tío Ben y su tía May, y luego fallecen misteriosamente. Peter trata de averiguar quién es y qué quiere llegar a ser y, a su vez, está encontrando su camino con su primer amor de secundaria, Gwen Stacy. Cuando Peter halla un oculto maletín que perteneció a su padre, inicia una investigación para entender la desaparición de sus padres, una búsqueda que le lleva directamente a Oscorp, el laboratorio del Dr Curt Connors, ex-compañero de trabajo de su padre. El nuevo “Spiderman” está protagonizado por Andrew Garfield, Emma Stone, Rhys Ifans, Denis Leary, Campbell Scott, Irrfan Khan, e incluye a dos grandes del cine como Martin Sheen y Sally Field como los tíos de Peter. La película ha sido dirigida por Marc Webb (responsable de la comedia “500 días con ella”). Peter es un chico parecido a cualquiera de su edad, un tipo común y corriente, al que le cuesta relacionarse con las chicas, que no es ni popular, ni rico, ni poderoso como otros superhéroes; sencillamente es uno más, alguien con quien resulta más fácil identificarse. Es por ello que los acercamientos con el personaje de Emma Stone resultan de lo más placentero del filme, amén de las atractivas instancias de acción. Ambos jóvenes actores producen una interesante química en pantalla, mostrándose vulnerables y algo retraídos uno con el otro, lo que hace más cautivadora su relación. Andrew Garfield resulta un significativo acierto en el casting; y Stone, mucho más. La ciudad de Nueva York siempre ha sido un componente clave de la historia de Spiderman y eso es especialmente cierto en la visión de Webb para The Amazing Spiderman. Los exteriores del filme se rodaron en su mayoría en los sets de las calles neoyorquinas de Universal Studios, y se construyó a escala real una sección del puente de 91 metros para preparar una de las mejores secuencias de acción, en la que aparece el villano como un rabioso reptil gigante y varios vehículos en problemas. La película resulta muy entretenida, a pesar de los 136 minutos, y presenta un estilo visual que mezcla con gran naturalidad el alucinante trabajo de escenas especiales con la animación por computadora, con una integración fluida de ambas en dos amplios entornos digitales. El guion se toma su tiempo hasta la primera aparición del Hombre Araña (digamos una hora, como mínimo), por lo que la versión 3D no tiene el mejor aprovechamiento visual en todo ese largo prólogo. Hasta que los estudios lo hagan oficial, lo que es seguro es que por lo menos habrá una segunda entrega que llegará a los cines en mayo del 2014. Incluso en los títulos de crédito se nos muestra una escena que deja abierto el filme a más continuaciones. A la espera, entonces...
Los hechos ocurren varios años después de la tercera entrega de la saga. La hija única de Manny y Ellie, se ha convertido en una mamut adolescente y se acompaña de un pequeño topo, Loui. Scrat, la ardilla prehistórica, intenta enterrar su bellota en la cima de una montaña, causando una enorme grieta que la hace caer por las distintas capas de la Tierra hasta llegar al núcleo y provocando la división de los continentes. La formación de los mismos embarcará a los tres protagonistas -Diego el tigre dientes de sable, Manny el mamut, y Sid el perezoso- en una nueva aventura en la que, expatriados en un pedazo de hielo, andarán a la deriva mientras la Tierra se reorganiza. En su aventura se enfrentarán a tormentas, tifones, piratas, tramposas sirenas e incluso cangrejos gigantes que se interpondrán en su camino. En esta 4ta. entrega se suma un simpático personaje: la abuela de Sid, una vieja perezosa rezongona y sin dientes, que se salva de todas las instancias peligrosas; y además se introduce un villano que está a la altura de las circunstancias: un orangután pirata que viaja en un barco de hielo y que cuenta con una tripulación de lo más heterogénea. Dirigida por Steve Martino y Mike Thurmeier, la cuarta entrega de Ice Age no tiene nada demasiado nuevo que contar. Como es de suponer, son más divertidas las desopilantes intervenciones de Scrat y la búsqueda de su bellota, que cualquiera de las aventuras vividas por los demás personajes. Antes de la película se proyecta un simpático cortometraje que tiene como protagonista a Maggie Simpson, la hijita menor de Homero y Marge, en la que es dejada en una guardería y debe lidiar con un compañerito de lo más violento. Sólo para acompañar a los más chicos o para no quedar afuera de la saga, si es que sa han visto las 3 entregas anteriores. Si bien entretiene y se disfruta, las aventuras de sus personajes resultan algo olvidables y uno siente que no se perdería nada de no haberla visto...
"ATRAYENTE THRILLER ESPAÑOL". Interesante propuesta del cine español actual; un filme con características de thriller de suspenso que tiene como único protagonista a un portero de edificio (Luis Tosar) con un perfil que se las trae. Es manipulador y obsesivo, gusta de tener el control sobre sus vecinos del edificio, conocer sus costumbres y sus secretos para así estar al tanto de los puntos débiles de aquellos a los que ha de manipular. Su nueva víctima es la simpática y sexy vecina del quinto piso (Marta Etura), una joven treintañera a la que acosará sin que ella lo sepa: escondiéndose por las noches debajo de su cama mientras ella duerme (y acostándose, luego, a su lado, cloroformo mediante); alterando sus cremas de belleza para provocarle una alergia; plantando un nido de cucarachas, etc. Somos cómplices desde el principio de las infames intrusiones del portero psicópata en casas y vidas ajenas. El director Jaume Balagueró (responsable de REC y REC 2) genera una morbosa fascinación por este monstruoso personaje, y nos colamos con él debajo de la cama de su víctima. No pareciera haber un motivo valedero para este accionar; atormentado por su incapacidad para experimentar la felicidad, César se convierte en un profesional del acoso, aunque no se explica demasiado su frustración, más que lo que éste le cuenta a su madre, hospitalizada en estado vegetativo (¿cliché?). Sin profundizar demasiado en el perfil psicológico de César (tampoco pareciera lo que se propone el director), la cinta es de lo más entretenida, y eleva su interés con la aparición del novio de la joven (Alberto San Juan), donde las situaciones violentas irán creciendo en intensidad, hasta volverse sangrientas. Con tres Premios Goya en su haber (por "Los lunes al sol”, "Te doy mis ojos" y "Celda 211"), Tosar se mete en la piel de este ser retorcido y enfermizo, logrando credibilidad sin exageraciones. Y la puesta en escena es de lo más lograda, puesto que prácticamente la cámara no sale del edificio (otro protagonista de esta historia), sino que se desplaza entre la planta baja y la terraza. Tal vez el epílogo no sea de lo más adecuado para este tipo de guiones; si bien, “Mientras duermes”, tiene ciertas características de filme dramático, se promociona como un thriller de suspenso. A pesar de ello, lo bueno no se desdibuja, y el filme resulta atrapante, con un rol principal que domina las escenas, y un actor y un director que dan en la tecla.
"GRAN PERSONAJE EN UN GUIÓN ALGO SUPERFICIAL" Con ritmo narrativo pausado y un gran cuidado por lo estético, asistimos a la historia de Albert Nobbs, un camarero de la Irlanda del siglo 19, que trabaja en un hotel, pero que ahorra moneda a moneda para lograr cumplir un sueño de independencia y formar una familia. Pero Albert es un hombre encerrado en el cuerpo de una mujer (o una mujer transvestida, como se lo prefiera ver), y no le será nada fácil alcanzar sus objetivos en esa época (ni siquiera es sencillo en estos “tiempos modernos”). Su meticulosidad y perfeccionamiento le hacen ser considerado como un magnífico mayordomo, siendo admirado por todos y logrando buenas propinas. Sin embargo, en su vida privada, se encuentra totalmente anulado por su indefinición sexual. Soñando con integrarse en una reprimida sociedad que lo ha obligado a ocultarse, empezará a cortejar a una de las camareras del hotel, desconociendo que ello le traerá varios problemas que marcarán su destino. Glenn Close interpretó por primera vez al personaje de Albert Nobbs en 1982, en una producción teatral, por la que ganó un Premio Obie, y durante quince años trató de adaptar la historia para el cine. El filme interesa más por la creación de Close que por la historia desarrollada; es de esas obras que se apoyan en el lucimiento de su protagonista, más que en un guión “de hierro” (al igual que la “iron lady” de Meryl Streep). La trama deja con ganas de más; pareciera quedarse en un medio tono que, para el tipo de personaje y el conflicto planteado, merecía mayor profundidad. El único momento en el que Albert se rebela y pareciera correr sangre por sus venas, conformando el breve clímax del filme, éste es dejado “fuera de juego” (para no develar qué ocurre), y el desenlace se presenta algo forzado y poco justificable. Es de destacar la cada vez más atrayente presencia de Mia Wasikowska en este tipo de filmes “de época” (especialmente en su reciente “Jane Eyre”), y es celebrable también el rol de una gran Pauline Collins; aunque, por otro lado, resulta extraño ver a reconocidos actores en roles demasiado menores, como Brendan Gleeson, Brenda Fricker o Jonathan Rhys Myers. La última propuesta del cineasta Rodrigo García (hijo del ilustre Gabriel García Márquez) resulta una obra que se aparta de la estructura de historias cruzadas que han caracterizado su filmografía (“Con solo mirarla”, “Nueve vidas”, “Amor de madres”). Muy bien está Glenn Close (aunque, tal vez, excesivamente contenida, casi de piedra) nominada a varios premios por esta personificación, pero mejor está Janet McTeer, que pareciera desplegar y comunicar más emociones que la propia protagonista. La película se apoya más en la exquisita puesta en escena, en una delicada fotografía y en buenas interpretaciones actorales, pero era una historia que daba para más. Al menos no es aburrida, pero le falta una vuelta de tuerca al guión, que la haga más interesante.
"LA MIRADA DESVIADA DE LOS INÚTILES QUE NOS GOBIERNAN" El Elefante Blanco es un edificio ubicado en la Villa 15 del barrio de Villa Lugano en la Ciudad de Buenos Aires, y se trata de una estructura semi-abandonada cuyo destino era ser el hospital más grande de Latinoamérica. Ese proyecto, que data de 1937, jamás vio la luz. En el filme se presenta la amistad entre dos curas: un argentino, Julián (Ricardo Darín) y otro belga, Nicolás (Jérémie Rénier). Julián trabaja en las villas y sigue la línea del Padre Mugica, asesinado en 1974, y a quien la película está dedicada. Su denodado trabajo lo muestra fatigado, aunque se sugiere desde la escena 1 que sufre algún tipo de enfermedad. Tal vez por eso viaja a una comunidad indígena de Perú a rescatar a Nicolás de una violenta represión, a quien lleva con él a Buenos Aires a trabajar en Ciudad Oculta, donde está ubicado el edificio que da título al filme. Allí luchan palmo a palmo con una asistente social (Martina Gusmán), para desterrar la corrupción de la zona e intentar construir un predio que provea de vida mínimamente digna a sus habitantes. Los conflictos gremiales, los problemas con bandas de narcos y con la policía, además del uso de la fe en Dios y la religión para llevar una vida mejor, conviven desordenadamente en este espacio olvidado. Es una película muy impactante desde lo visual, con larguísimos planos secuencia que siguen a sus personajes entre las angostísimas y oscuras calles de la villa, en donde los tiros, las corridas y la muerte parecen componentes de una inexorable e inhumana cotidianeidad. Pablo Trapero logra emocionar y nos mete de lleno en ese submundo con la crudeza de las imágenes de la villa, con el tipo de vida que se lleva, y con la lucha incansable (y casi en vano) de un cura que parece estar solo, ante tanta indiferencia de los que realmente deberían hacerse cargo. El terceto protagonista logra conmover con el compromiso de sus personajes respecto de la lucha que llevan a cabo todos los días; tanto Darín, como Renier y Gusmán asumen esa responsabilidad y la dejan trascender, ya que se percibe tanto en las escenas minimalistas de desconsolados llantos y miradas tristes, como aquéllas en las que son uno más en esa masa de gente villera que lucha contra la policía. El director logra una imagen verdadera, documentalista, de carne y hueso golpeado con garrotes y balas. Este "Elefante..." es el Opus 7 de Trapero, quien con una corta pero contundente carrera, implantó un marcadísimo estilo personal, insertándonos desde 1999 en mini-universos tan disímiles como el obrero (“Mundo grúa”), el de la policía (“El bonaerense”), el de las cárceles (“Leonera”) o el de los hospitales (“Carancho”), pisando firme y dejando profundísimas huellas en el cine argentino contemporáneo. Con gobiernos que miran para otro lado o falsifican una realidad para ganar elecciones que los eternicen en el poder, un país como el nuestro merece más dedicación y menos hipocresía, dada la desatención proveída a éste y otros tantos lugares de Argentina. La intensidad del clímax le clava al espectador una daga que produce perplejidad, desconcierto, amargura… Un sacudón de difícil recuperación al momento de abandonar la sala. Un momento en el que uno se pregunta: ¿a dónde están mirando los inútiles que nos gobiernan? Aunque peor aún es preguntarse a dónde diablos estamos mirando nosotros, los que los elegimos…
EL LADO OSCURO DE UN ADICTO AL SEXO La hipersexualidad se identifica por una frecuente estimulación visual que hace que un individuo exacerbe su natural sexualidad hasta llevarla a límites adictivos. Las personas hipersexuales suelen tener problemas laborales, familiares, económicos y sociales. Su deseo sexual les exige acudir corrientemente a prostíbulos, comprar artículos pornográficos, buscar páginas sexuales en Internet, realizar con frecuencia llamadas a líneas eróticas, buscar contacto sexual mediante citas a ciegas, entregarse al sexo ocasional con desconocidos, y hacen que su existencia gire en torno al sexo, desatendiendo otros importantes aspectos de su vida de relación. Al pobre (?) Brandon le sucede algo similar en "Shame: sin reservas". Es un ejecutivo con exitosa vida laboral, al que se lo ve socializar en los after hours con sus compañeros de trabajo, pero pareciera que su único objetivo es “levantarse” una mujer para descargar su apetito sexual. Es un hombre que desborda sensualidad por su forma de mirar a las féminas de las que gusta y a las que pretende conquistar para llevar a la cama (o ni siquiera, porque la pared de una calle oscura puede servir como apoyo para arrinconar a una mujer que respondió a su mirada, y así satisfacer su deseo). Desde el inicio, lo vemos sentado en el subte, observando a una joven que queda cautivada por su insistente mirada, y a la que éste sigue cuando ella se baja, sin lograr alcanzarla. No importa el hecho de estar yendo al trabajo: si surge una oportunidad para tener sexo, Brandon no va a dejarla pasar. Su cotidianeidad parece ser bastante regular: trabajar de 9 a 5, salir a correr, ver porno, conectarse vía web para sexo virtual, masturbarse a diario y donde sea, y tratar de cazar una presa que pueda saciar su apetito. Es cierto que el deseo sexual varía considerablemente en los humanos; lo que una persona consideraría deseo sexual normal, otra persona podría entenderlo como excesivo, e incluso, otra, como bajo. Es discutible el hecho de afirmar que Brandon es un adicto; lo que tal vez sí es claro es que su capacidad para relacionarse emocionalmente se ve afectada por este comportamiento. Por ello es interesante ver cómo se desenvuelve en una cita más convencional con una compañera de trabajo, y escuchar su opinión respecto de lo que significa para él estar en pareja, reconociendo que su relación amorosa más duradera alcanzó apenas los 4 meses. Su intento por querer establecer una conexión afectiva con esta chica es valioso, en la escena en la que la invita a un hotel para intimar, pero lamentablemente no le alcanza para estimularse sexualmente, malogrando el encuentro que tiene un cariz más romántico. Sin embargo, minutos después, en la misma habitación de hotel, una prostituta hará su parte, satisfaciendo a Brandon. Pero es aquí cuando cierta frustración comienza a reconocerse en su rostro, dando cuenta, tal vez, de su imposibilidad de establecer vínculos más profundos. La irrupción de Sissy en su vida, su extrovertida hermana menor a la que hace mucho no ve, empieza a afectar su estructura. Ella le pide alojamiento, ya que parece haber roto una tormentosa relación amorosa, que la muestra en crisis, en un estado de patética perdición. La convivencia entre ambos empezará a hacer mella en la relación, hasta llevarla a límites que bordean la tragedia. Uno de los aspectos interesantes de ambos personajes (enormes actuaciones de Michael Fassbender y Carey Mulligan) es lo que no sabemos de ellos. Parecieran haber tenido una infancia penosa, que malogró sus identidades, pero nada de ello se explicita, y debemos imaginarnos por qué estas personas hoy son como son y se relacionan como lo hacen. Hay una carga de pasado que probablemente llevan consigo, y se percibe en la forma de actuar de cada uno: insensible por parte de Brandon, y necesitada de afecto por parte de Sissy. Este provocador filme de Steve McQueen (“Hunger”) resulta así una interesante radiografía de un hombre en estado crítico. Es de esas películas en las que el personaje importa más que la historia o, mejor dicho, el personaje ES la historia (así como lo era la Erika de “La profesora de piano” de Haneke). Resulta atractivo seguir la vida privada e íntima del protagonista, y es encomiable la labor de Fassbender, pues se entrega con todo y se expone física y psíquicamente al personaje. Una Nueva York nocturna se muestra muy bien fotografiada por Sean Bobbitt y, especialmente, la formidable profundidad y cierta trascendencia de la música de Harry Escott, está al mismo nivel, por lo que la dirección, en definitiva, resulta superlativa. Carey Mulligan entrega uno de sus mejores trabajos actorales: es desgarrador verla llorar al teléfono mendigando amor, o cantar en un tempo imposible la mítica “New York New York”. Michael Fassbender se consagra con este protagónico (¿hacía falta dejarlo afuera de las nominaciones al Oscar por poner a Clooney?) por la enorme exposición antes aludida, enfrentando un rol difícil al que no cualquier actor se atrevería. Gran película que, probablemente, por el hecho de describir la intimidad de este hombre, puede herir la sensibilidad de espectadores más estructurados (amén de las explícitas escenas de sexo y desnudos completos que incluye), pero no por eso hay que dejar de verla. Después de todo, ¿quién no tiene un lado oscuro...?
"Floja comedia con flojo guión y flojas actuaciones" Diego Torres se ha convertido, sin duda, en uno de los grandes referentes de la música latinoamericana; entre el pop y el reggae ha sabido seducir con sus canciones en los últimos 20 años. Con el estreno de “Extraños en la noche” confirma el dicho que reza “Más vale malo conocido…”: quedarse en el mundo musical es algo que debería respetar, sin moverse de allí. El filme de Alejandro Montiel cuenta una historia plagada de clichés, que se mueve entre la comedia y el filme de suspenso, bastante visitado por el cine norteamericano (muy especialmente con “Misterioso asesinato en Manhattan” de Woody Allen, salvando las enormes distancias, claro). Martín (Torres) y Sol (Julieta Zylberberg) son una joven pareja de artistas, dedicados a la música; lamentablemente no les va muy bien y deben sobrevivir haciendo presentaciones en casamientos y fiestas de quince. A pesar de ello, se dan el lujo de alquilar un bello departamento, tal vez fuera del alcance económico que pueden lograr. Con un embarazo incipiente, Sol le oculta esto a su pareja (sin ningún motivo claro, salvo que, tal vez, no sea el momento oportuno para tener hijos, por la cuestión económica, probablemente) y se empeña en querer desentrañar un supuesto crimen del misterioso vecino del piso de arriba, que guarda un secreto (que se resuelve sólo al final y a las apuradas). Involucrando a la fuerza a Martín, ambos se embarcan en enredos pretendidamente desopilantes, convirtiéndose en detectives amateurs que indagan y buscan pistas, mientras intentan resolver su incierta vida cotidiana. El guión es bastante flojo, cargado de lugares comunes y realmente poco gracioso, a pesar de contar con gran cantidad de líneas de diálogo y acciones físicas de sus protagonistas que apuestan a generar gracia. Zylberberg demuestra un gran histrionismo y el papel le queda muy bien, pero el guión la obliga a alargar situaciones que se agotan rápidamente y buscan la risa fácil sin aportar más que tedio. Por otro lado, los personajes se dedican a decir sus parlamentos para dar información sobre la trama, y pareciera que no tienen nada que hacer, más que querer averiguar sobre el misterio del departamento de arriba (y ninguno de los dos tiene trabajo!!!). Lo más destacable es la muy buena fotografía, pero la poca originalidad y las actuaciones televisivas es lo que ofrece esta “Extraños…”, a pesar de un elenco que incluye también a Fabián Vena, Ludovico Di Santo, Laura Conforte, Betiana Blum y Daniel Rabinovich. Floja... Mala.