La primera aventura en solitario de este nuevo Peter Parker es una cinta plagada de humor y acción Después de haber hecho su presentación en sociedad en Capitan America: Civil War, Spider-Man regresa a su vida de estudiante de secundaria. Pero sus ganas de "hacer justicia" lo lleva a enfrentarse a un villano temible: El Buitre. Sin la valiosa ayuda de Tony Stark, Peter deberá recurrir a todo su ingenio para desbaratar el plan del malvado Buitre y a la vez cumplir con la escuela, su tía y la chica que le gusta. Tras la trilogía de Sam Raimi, y las dos películas de Marc Webb, el director Jon Watts no vuelve a contarnos la historia ya conocida de Peter Parker descubriendo que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Claro, a diferencia de aquellas sagas, aquí cuenta con el universo de los Avengers a favor. Así que lo que vimos en Civil War, continúa en esta cinta, que rescata lo mejor del Universo cinematográfico de Marvel. Esto implica la utilización de las figuras emblemáticas de la factoría, mucho humor, guiños, sumado a una puesta con efectos de última tecnología y buen gusto. Tom Holland es brillante como Peter. Tiene carisma, el traje le sienta bien, luce como un adolescente y resulta tan creíble como histriónico. Su interacción con Robert Downey Jr. es pura comedia y juntos son dinamita. Por otro lado, la presencia de Michael Keaton como el malo del filme, lo convierte en uno de los mejores villanos de esta mitología. Es aterrador, convincente y parece surgido de una viñeta. La tía May (diosa y MILF Marisa Tomei), y las chicas (una dulce Laura Harrier y la rebelde Zendaya) rodean, contienen y ayudan a un Peter con las hormonas en ebullición. Párrafo aparte para el amigo del héroe, Jacob Batalon (un acertado comic relief) Por contenido, puesta y producción esta es la mejor cinta del joven con "sentido arácnido" y no solo eso, también es una de las más logradas películas de héroes de los últimos tiempos. Atrapa como una poderosa telaraña.
James Ponsoldt dirige esta adaptación de la novela homónima escrita por David Eggers Mae Holland (Emma Watson) acaba de ser contratada para trabajar en El Círculo, la empresa de internet más prestigiosa del mundo. La joven está entusiasmada por formar parte de una compañía tecnológica que es líder. Pero de poco comienza a descubrir que bajo la amigable fachada de su empleador se esconde un plan maquiavélico. Los peligros de las nuevas tecnologías, han sido retratados en series como la fundamental Black Mirror, de la que esta película parece un flojo capítulo. Y es que a diferencia del programa de TV británico en El Círculo nada suena creíble, ni el conflicto, ni las actuaciones ni el supuesto "gurú/villano" que compone un desorientado Tom Hanks. Quizás los cinco años que pasaron desde la publicación de la novela original atenten contra un guión que luce demasiado solemne y antiguo. Emma Watson, fotografía bien, la cámara la ama, pero el guión no la ayuda, y vaga por la película con cara de preocupación ante algo que ya no resulta sorprendente: que las redes sociales, portales, teléfonos y demás avances tecnológicos nos han quitado la privacidad. Y es que el síndrome "Gran Hermano", ya es anacrónico para una generación que nació a la luz de internet, generación a la que Watson pertenece aunque su personaje parece ignorar. Y si el guión carece de suspenso, intriga y sorpresas, estilísticamente el filme es muy pobre y recurrente (hay que dejar de usar burbujas de mensajes en la pantalla al menos por dos años). La puesta de cámara es bastante elemental y cercana a la estética de un telefilme. Que se titule "El Circulo" no significa que sea "una película redonda".
Llega una de las cintas de horror más escalofriantes de los últimos tiempos Un padre de familia (Joel Edgerton) vive junto a su esposa y su hijo en una casa desolada para estar seguros de una amenaza que aterroriza al mundo. El orden que ha establecido en el hogar se verá afectado cuando una familia desesperada llega en busca de refugio. Aun así, el padre hará todo lo posible para proteger a su familia de una presencia diabólica que amenaza con destruir sus vidas. Escrita y dirigida por Trey Edward Shults esta historia de terror apocalíptico, es una de las cintas más inquietantes de los últimos tiempos. La vuelta de tuerca a un tema recurrente dentro del género es uno de los grandes aciertos, junto al manejo de la atmósfera y la tensión que por momento logra crispar los nervios. Viene de noche no es la típica cinta de sustos rápidos y efectivos, el director se toma su tiempo para generar el clima, y no apela nunca al facilismo explicando cada una de las acciones de los personajes, por el contrario hay muchas cuestiones de la trama que quedarán al libre albedrío de los espectadores. Las enormes actuaciones y la puesta, en la que cada plano o movimiento de cámara tiene un por qué, la coloca por encima de la media del cine de terror independiente. Filmada de manera austera, aprovechando la oscuridad, el fuera de campo y las sombras, la película tampoco abusa de los diálogos, de hecho los silencios marcan algunos de las secuencias más perturbadoras. En una época plagada de efectos, monstruos baratos e historias que recurren a las fórmulas, Viene de Noche es una bocanada de aire fresco, lo más cercano a una pesadilla plasmada en la pantalla grande.
En esta tercera entrega Gru debe enfrentarse a un supervillano llamado Balthazar Bratt, una ex estrella infantil caído en desgracia tras crecer, que clama venganza ante el olvido del público y los productores de Hollywood. Como si esto fuera poco, el calvo villano también deberá lidiar con su hermano gemelo Dru, un multimillonario excéntrico que intenta continuar la tradición familiar dentro del mundo del mal. A esta altura del partido, decir que una película animada es técnicamente impecable, no debería ser un valor a destacar. Los recursos del género han avanzado tanto, que es lo mínimo que uno espera de una producción fílmica de un estudio como Ilumination (lo mismo le cabe a Dreamworks o Pixar). Por eso, en estas cintas animadas destinadas a la gran audiencia hay que hurgar en el argumento y los recursos narrativos para saber si está por encima de las expectativas. Y en Mi Villano Favorito 3, el resultado es agridulce. Por un lado hay muy buenos nuevos personajes: el "maloso" principal es una parodia retro/pop a las estrellas infantiles que se niegan a crecer; y el hermano gemelo de Gru, es encantador, bizarro y un muy buen complemento. El Yin y el Yang (por algo visten de blanco y negro) de la villanía animada. Por otra parte, el guión despliega demasiadas subtramas que distraen (sobre todo teniendo en cuenta que está destinada a un público menudo) y Los Minions, son utilizados para los momentos de comicidad física pero sin peso específico en el desarrollo de la historia. No todos los chistes funcionan, (los pueblerinos castizos, vecinos de Dru, tienen algunos momentos divertidos) y obviamente no es tan original e innovadora como la primera parte. Pese a que las escenas de acción lucen espectaculares, y la banda de sonido apela a la nostalgia, da la sensación de que las ideas se están agotando y que los productores deberían comenzar a despedir al personaje principal antes de que deje de ser el Villano Favorito de la audiencia.
Leyendas urbanas, brujas demoníacas y terrores efectivos El reencuentro entre una hija y su madre años después de que ésta la abandonara, y los problemas de comunicación entre ambas, funcionan como marco para una historia de horror con una bruja vengativa como protagonista. Siguiendo la premisa de "leyenda urbana" que se convierte en realidad, al estilo de la gran Candyman o la más cercana y muy floja Nunca digas su nombre, el filme tiene un muy buen arranque y excelentes sustos, aunque la propuesta se va diluyendo en un guión con altibajos y algunos lugares comunes. El prólogo, con una atmósfera gótica que rememora las cintas clásicas de brujería e inquisición predisponen de muy buena manera a los espectadores. Pero rápidamente el filme deja de lado este camino y se centra en sendas más visitadas por el género en la actualidad. Eso sí, apelando a la fusión de dos géneros tan disímiles como el drama familiar y el horror juvenil, el director Caradog W. James responsable de la interesante The Machine, logra transmitir tensión, a base de buenos planos, una fotografía sórdida (con excelentes e inquietantes utilización de sombras y haces de luces) y una puesta en escena muy cuidada. Katee Sackhoff y Lucy Boynton (madre e hija en la ficción) son muy buenas actrices y superan la media de actuación que solemos encontrar en este tipo de productos fílmicos. No toques dos veces, es un filme ideal para adolescentes en busca de sustos rápidos y efectivos (algunas secuencias claramente inspiradas en el horror asiático resultan muy aterradoras) y el giro argumental final levanta una historia que por momentos parece extrañar un hilo conductor más realista.
Un hombre debe hacerse cargo de su sobrina huérfana, una niña dueña de un admirable don Frank, un soltero que vive en un pueblo costero de Florida, debe criar a su sobrina Mary tras el fallecimiento de su madre. La niña tiene una extraordinaria habilidad para las matemáticas, algo que llamará la atención de su abuela, que tiene otros planes para la joven prodigio. Este melodrama efectivo y sí, también efectista, con un sobrio Chris Evans, demostrando que puede ser creíble sin el traje de Capitán América, y una sorprendente Mckenna Grace como la niña genio, es dirigida por Marc Webb quien tras dejar de lado las historias de Spiderman vuelve a las fuentes con un cine sobre las relaciones humanas, las pérdidas y cierto humor melancólico que ya había probado en la muy superior 500 días con ella. Las historias de familias disfuncionales, más allá del argumento, suelen cautivar por las interpretaciones, y en este caso, ese rubro está muy bien cubierto por la naturalidad de la estrella infantil, y un reparto en el que se destaca la siempre correcta Octavia Spencer (sin olvidar a la mascota de la protagonista, un gato tuerto que se roba cada una de sus escenas) Con un espíritu cercano al cine independiente, el largometraje reboza buenas intenciones, apunta a un público familiar y contiene algunas secuencias rodadas con maestría. Si bien no profundiza en temas espinosos (como el suicidio de la madre de la niña) se puede leer entre líneas un alegato sobre el amor parental más allá de los lazos sanguíneos y sobre todo instala un debate sobre las exigencias a las que son sometidos muchas veces los chicos y la importancia de no saltar etapas. Sin dudas, Un don excepcional, es un filme tan sofisticado y conmovedor como gratificante.
Una película que hace agua Un guardavidas de la vieja escuela une fuerzas con un joven guapo y poco obediente para defender la playa de una organización criminal. En medio, chicas voluptuosas corren por la arena enfundadas en mayas rojas enterizas que realzan las curvas. Anacrónico. Hay pocas cosas que se puedan rescatar de esta comedia de acción que tiene poco humor para ser una comedia y pocos tiros y trompadas para ser una de acción. Si en los noventa el único atractivo que tenía la serie era ver a Pamela Anderson y el resto de las chicas trotando en "slow-motion", esta innecesaria adaptación al cine, parece una mala parodia, un producto fuera de época. La mujer objeto, el actor masculino que se las sabe todas y el gordito que oficia de cómico en medio de cuerpos esculturales es una idea argumental antigua y de mal gusto, de la que esta cinta hace gala de principio a fin. Dwayne Johnson apela a todo su carisma, y Zac Efron es voluntarioso, pero el guión y la puesta poco los ayuda. Tan poco ocurrente como la disparatada versión de CHIPs, ni siquiera los cameos de David Hasselhoff y la Anderson resultan suficiente incentivo para soportar las casi dos horas de eterno metraje. A esta película, no hay salvavidas que logre sacarla a flote.
Un drama romántico para adolescentes soñadores Maddy, sufre un tipo de insuficiencia que no le permite salir de su hermética casa. Las únicas personas a las que ve son su madre y su enfermera. Pero su vida da un giro inesperado cuando conoce a Olly, un nuevo vecino, y se enamora locamente de él. Dos protagonistas con mucho carisma y un toque de fantasía, hacen de este melodrama adolescente una película irresistible. A su manera, en un ámbito cerrado, la historia se construye como un ritual de iniciación, el despertar sexual de una adolescente con ansias de amar. Y si bien el largometraje podría adecuarse a una moda de melodramas para teens, a diferencia de otras exponentes del subgénero, esta luce natural y convincente. La directora Stella Maggie ha hecho un gran trabajo al presentar la trama sin caer en golpes bajos gratuitos y dotando de belleza visual a todo el entorno en el que se mueven los protagonistas. Hay una atmósfera de "cuento de hadas" que engrandece el romance y que apunta directo al corazón de los espectadores. Por supuesto, abundan los momentos emotivos y el guión se reserva un giro final inesperado, pero son estos, ingredientes de un coctel necesario para que al prenderse las luces de la sala los más sensibles enjuguen más de una lágrima. Sin ser "Todo, Todo" lo que uno espera de un espectáculo cinematográfico, el filme está lejos de ser "Nada, Nada". No es poco.
Otra enorme actuación de Matthew McConaughey La película dirigida por Stephen Gaghan está basada en un escándalo de la vida real que involucró a compañías mineras canadienses, que afirmaban tener un gran yacimiento de oro en Indonesia Kenny Wells (Matthew McConaughey) es un hombre de negocios que está desesperado por tener un golpe de suerte. Por eso decide asociarse con Michael Acosta (Edgar Ramirez), un geólogo con la misma poca fortuna. Juntos se proponen ejecutar un plan grandioso: encontrar oro en la inexplorada selva de Indonesia. El director de Syriana, se vale de la pericia del actor principal (con transformación física incluida, como corresponde) para contar una típica historia de estafas, corrupción y "sueños americanos" utópicos. McConaughey logra transmitir repulsión, simpatía y lástima, en una labor de interpretación convincente, siempre al borde de lo teatral. La puesta es grandilocuente, la profundidad de los decorados selváticos naturales resultan hipnóticos y juegan un papel protagónico, apoyados en una estética general y una dirección de fotografía que tienen cierto toque sórdido, similar a las películas épicas de Werner Herzog (de hecho por momentos, el filme parece homenajear a gemas como Fitzcarraldo). Aunque el montaje, vertiginoso y al ritmo de una banda de sonido estridente parece sugerir cierta inspiración en el cine de Scorsese. Si bien por momentos peca de discursiva, la cinta es entretenida y muy interesante, una metáfora justa de que "no todo lo que reluce es oro".
Desde lo más profundo de las arenas egipcias llega esta nueva versión de un clásico del horror En la actual Irak, un grupo de exploradores descubren un sarcófago en cuyo interior descansa la momia de una antigua princesa egipcia maldita. Cuando la reliquia es llevada a Londres, el caos y el terror se apoderan de la capital Inglesa. El mal ha despertado, y una antigua maldición se ejecuta. Solo una logia comandada por el doctor Henry Jekyll dedicada a erradicar la maldad sobre la Tierra podrá detener la furia de los faraones. La Momia, dirigida por Alex Kurtzman, da inicio a una nueva saga de los estudios Universal. Una serie que recorrerá los mitos de los monstruos clásicos, reversionados para el disfrute de las nuevas generaciones. En ese sentido, este primer filme, cumple con creces, al traer a la pantalla la historia de La Momia aggiornada a la actualidad. Ni la palidez de Boris Karloff, ni el andar amenazante de Christopher Lee, el monstruo en esta cinta, tiene las curvas y la belleza peligrosa de Sofia Butella. Aquí, el primer acierto: darle el papel de la criatura a una actriz, y poner del lado de la víctima al héroe de acción (un siempre correcto y carismático Tom Cruise). Además de los parajes arqueológicos típicos, gran parte de la historia se desarrolla en un laboratorio subterráneo en donde se mueve Russell Crowe como el Dr. Jekyll (y por supuesto su alter ego Hyde) Está claro que su papel, se inspira en Nick Fury de la saga The Avengers, como también que se busca presentar una Liga de la Justicia oscura en donde las criaturas tomen el lugar de los superhéroes. Las reuniones de monstruos no es algo nuevo, Universal ya lo había hecho en los cuarenta, pero aquí se busca un lado épico, que sin dudas intentará captar al público familiar. Eso no quiere decir que en este largometraje falten momentos de horror, de hecho los hay y en cantidad, pero fusionados con secuencias de aventuras al estilo Indiana Jones, y otras de acción que remiten a Misión: Imposible (una escena en un avión a pique parece salida de esa saga). Acorde a los tiempos que corren, en donde los zombies son "los reyes del género" el filme no se priva de regalar un ejército de caminantes no-muertos que interactúan con Cruise en algunos de los momentos más divertidos del metraje. La criatura principal, presenta un diseño muy original, no es la típica momia plagada de vendas, pero aun así, mantiene la estética egipcia sin perder una gota de sensualidad ni ferocidad. La Momia, es un entretenimiento muy cuidado, bien elaborado desde la estética y los efectos, concebido para el disfrute del público ATP que augura buenas continuaciones y un bienvenido regreso de las criaturas más populares del horror gótico.