Padre e hija después del apocalipsis. Crítica de “La Luz del Fin del Mundo” de Casey Affleck. Un padre y su hija están atrapados en el bosque después de que una pandemia mortal alterara radicalmente el mundo. Por Bruno Calabrese. En el Hollywood de los últimos años encontramos varios ejemplos de actores devenidos en buenos directores, y uno de ellos es el hermano del creador del filme que nos ocupa. Él es el estupendo actor Casey Affleck, y su película, segunda que dirige, es”La Luz del Fin del Mundo”. Pero más allá de la particularidad de su rol detrás de cámaras, también hay que destaca quien es el actor. Ganador del Oscar por su maravilloso papel en “Manchester by the sea”, pero artífice de otras grandes actuaciones como en la excelente “Gone Baby Gone”, dirigida por su hermano Ben. Esta es su segunda película como director luego de su debut en el delirante falso documental “I´m still here”, donde seguía la vida de Joaquin Phoenix, luego de un supuesto retiro como actor. En su segunda película nos situamos en un futuro cercano, desolado por un devastador virus que ha aniquilado a uno de los dos géneros de la humanidad, el femenino. Ahí viven solitarios y en perpetuo movimiento un protector y siempre alerta padre (Casey Affleck) y su hija Rag (Anna Pniowsky), única mujer sobreviviente al virus que se viste de niño para pasar desapercibido. Muchas son las películas de este estilo filmadas en los últimos años, enseguida nos viene a la memoria cintas como “La carretera” o “Hijos de los hombres”, películas contenidas pero intensas al captar la dureza emocional de la diégesis en la que circulan los personajes. Pero dentro de ese mismo estilo, es sin dudas la increíble “Leave not trace” (película que no paso por los cines). Protagonizada por Ben Foster,un actor bastante infravalorado, la película aborda la relación entre padre e hija y aquellos que se encuentran por el camino, acompañado por una fobia social del padre a la sociedad, por lo cual ambos deciden vivir en el medio de bosques, alejados de la misma. En este caso estamos ante un trabajo realizado con buen gusto y con acertado criterio en el desempeño de sus apartados técnicos. Casey Affleck, como no podía ser de otra manera, nos brinda otra gran interpretación, como también lo es la de esa sorprendente Anna Pniowsky, una adolescente rebelde e inocente que no logra comprender lo peligros a los que se encuentra expuesta. Hay instantes hermosos entre padre e hija, y hay que aplaudir la labor como realizador de Casey Affleck al filmar puntuales escenas de acción y de tensión bien construidas. Un trabajo lleno de oficio y sensibilidad, que fácilmente será del agrado de muchos espectadores. “La luz del fin del mundo” es una película escrita, dirigida y protagonizada por un hombre que acosó sexualmente a las mujeres (admitido por el mismo) y, paradójicamente, está ambientada en un mundo donde una plaga ha eliminado a la población femenina. Sin embargo, es una odisea agreste poderosa que indaga en los temores de un padre solo con su hija, peleando contra la hegemonía masculina y la ausencia de referentes femeninos. Puntaje: 80/100.
Crítica de “El Patalarga” de Mercedes Moreir Incontables son las historias que nos contaban en la infancia para dormir la siesta, por lo menos en Santa Fe (lugar donde vive quien escribe estas lineas) teníamos al Pombero que si uno osaba a salir e interrumpir la siesta te atrapaba, bueno algo así es la historia de “El Patalarga”. Por Esteban Jordan. Con una estética muy particular, poco vista en nuestro país (muy similar a la de una serie de dibujos animados de principios del 2000 llamada “Angela Anaconda”) se mezcla animación y dibujo con bocas y caras reales pero digitales. Un poco raro de explicar pero agradable y llamativo a la vista de los niños y niñas. El Patalarga busca entregar un mensaje muy claro y firme: No importa quienes seamos ni como sea nuestro cuerpo, todos valemos exactamente lo mismo, todos somos primero PERSONAS. A través de sus protagonistas nos introducimos en el mundo sin prejuicios de los mas pequeños y vivimos con ellos la aventura de descubrir quién es realmente el monstruo que atormenta a todos a la hora de la siesta. La película dura un poco más de 1 hora y se estrena el 5 de diciembre.Su directora es Mercedes Moreira y cuenta con las voces de Inés Efrón, Peto Menahem, Simon Duggan, Julián Lucero, Charo López, Azul Fernandez y Tamara Kipper entre otros. Más que recomendable para apoyar el cine infantil de nuestro país y llevar a los más pequeños y pequeñas a ver una entretenida película.
Reflejo Congelado Ruso. Crítica de “La Reina de las Nieves en la Tierra de los Espejos” de Robert Lence y Aleksey Ante la vuelta del helado suceso de “Frozen”, la animación rusa sale a dar batalla con su propia adaptación del clásico literario. Por Bruno Calabrese. En el año 2012 la animación rusa realizó una admirable adaptación del cuento clásico de Hans Christian Andersen (famoso escritor de clásicos como “El Patito Feo”, “Pulgarcito” y “La Sirenita”), llamada “La Reina de las Nieves”. Debido al éxito dentro del circuito del país, a esa primer película la precedieron dos más “La Reina de las Nieves; El Espejo Encantado” y “La Reina de las Nieves: Fuego y Hielo”. Obviamente esa primera producción se vió opacada por el rotundo éxito de la adaptación realizada en el 2013 por Disney del mismo cuento, “Frozen”, la cual rompió taquillas e hizo que el clásico tema “Let it go” sea escuchado hasta el hartazgo. Previo al lanzamiento en enero de la secuela de “Frozen”, la productora Wizart Animation, ni lenta ni perezosa decide ganarle de mano al estudio norteamericano y estrenar la cuarta parte del dibujo animado. Esta vez veremos que Gerda vive feliz junto a su hermano Kai y sus padres magos en el interior de una tierra próspera donde reina el rey Harald, un científico y genio inventor. Este, más partidario de las nuevas tecnologías que de los hechizos, ordena que todos los magos del Mundo de los Espejos se exilien a un lugar de donde no puedan escapar. Gerda es la única que puede salvar a su familia, aunque para ello deberá unir sus fuerzas con su antigua enemiga, la Reina de las Nieves. Si el espectador no es conocedor de la tradición de animación rusa, en especial aquella que tomó, en respuesta a la imperialista y capitalista Disney, los cuentos de hadas como material de inspiración, se sorprenderá ante la belleza y la maravillosa perfección de este film. La animación y el detalle de los paisajes en las escenas de acción están muy bien construidos, sin nada que envidiarle a las grandes productoras norteamericanas. La película se hace fuerte cuando explora la lucha entre la ciencia y la magia. Cuando se acerca a los temores del rey ante el supuesto peligro que significa para su hijo la magia. Si uno sigue el desarrollo de los personajes a través de las distintas películas, podrá entender que ese temor se suscita por las circustancias que se van sucediendo. Así como también se vuelve interesante la transformación de la antigua enemiga de Gerda, la Reina de las Nieves, quien se convertirá en una especie de Maléfica y colaborará con ella para rescatar a su familia. Quizás su principal falencia es por el lado de los personajes secundarios, más allá de alguno que otro gag de los personajes principales, no hay uno que concentre ese espacio de humor que toda película animada suele tener. Si se marca eso es porque la película hace el intento de con la mascota de Gerda y con los bebes trolls, pero el resultado no es satisfactorio y las escenas donde ellos aparecen se esfuman sin pena ni gloria. Igualmente, “La Reina de las Nieves en la Tierra de los Espejos” es una alternativa interesante para aquellos que quieren salir de los productos disney, cuyas canciones se van a reproducir hasta el hartazgo, y quieren disfrutar de un relato de aventuras sólido y exquisito visualmente. Puntaje: 70/100.
Hasta que la muerte los separe. Crítica de “Boda Sangrienta” de Tyler Gillett, Matt Bettinelli Durante la noche de su boda, una mujer recibe la invitación por parte de la rica y excéntrica familia de su marido para participar en una tradición ancestral que se convierte en un juego letal de supervivencia. Por Bruno Calabrese. Una mansión gigante, una familia adinerada y una tradición familiar forman parte de esta original comedia negra, plena de terror, sangre y mucho humor negro. Básicamente, “Boda Sangrienta” es un juego de alto riesgo de cazar al ratón. En este caso, el ratón es Grace ( Samara Weaving ) una niña adoptiva sin familia real, quien pensó que se había sacado la lotería cuando conoció a Alex Le Domas (Mark O’Brien), sin darse cuenta de que el soltero elegible podría tener una parentela perturbada y desordenada. El clan de sangre azul ultra rica y extremadamente inescrupulosa se une para encontrar a la nueva integrante de la familia. Además de su dinastía de dinero antiguo, la familia Le Domas tiene sus razones para realizar ese tradicional juego, que la película irá dilucidando con el transcurso. La cacería dará comienzo en la misma noche de bodas, con la particularidad de que los únicos asistentes son la familia del novio. La noche de bodas soñada no será tal, el patriarca Tony (un Henry Czerny demente) se encarga de armar a sus cuatro hijos, aunque Alex prefiere quedarse fuera del acecho de su nueva novia, otorgándole a cada uno un arma antigua, ya sea ballesta, pistola de bolsillo o una gran hacha de batalla. Aunque la madre de Alex (Andie MacDowell) y el hermano Daniel (Adam Brody) parecen un poco menos entusiasmados con la muerte de Grace, la mayoría tiene toda la sed de sangre por la oportunidad. Quien mas tiene es la tía Helene (Nicky Guadagni), un siniestro personaje que parece haber salido del oscuro mundo de Tim Burton. En “Boda Sangrienta” la violencia es exagerada, provocando risa cuando ciertos personajes son asesinados inesperadamente, y nuevamente cuando llega el momento de deshacerse de sus cuerpos, una fusión exacta que combina la crueldad de los sucesos con el humor. Comenzando inocentemente con matices espeluznantes, la comedia está allí desde el principio, pero comienza a funcionar una vez que la primera víctima de Le Domas es accidentalmente asesinada. Quien se carga el rol de heroina que luchará contra la sangrienta tradición de la familia rica es Samara Weaving (de sorprendente parecido a Margot Robbie). No es la primera vez que vemos a la actriz en una comedia de este estilo, ya sorprendió personificando a Bee, la niñera de la divertida y sangrienta “The Babysitter” (Está en Netflix, si no la vieron). Pero Grace no solo está tratando con los Le Domases aquí, también se enfrentará a toda la institución del matrimonio, y para sobrevivir a su noche de bodas, tendrá que derribar el sistema que la puso en esta posición. Ante lo cual, cada acto de autodefensa se vuelve simbólico, destruyendo los cimientos de una construcción social. Una despiadada familia rica, que cree tener el poder y la impunidad de hacer lo que a ellos se les plazca, sin ninguna consecuencia pero que no esperaba cruzarse con una novia implacable, acostumbrada a sobrevivir en el mundo real. Una lucha por la supervivencia oscura y original, “Boda Sangrienta” es delirante y despiadada; un combo de sangre y humor negro sumamente entretenido. Puntaje: 80/100.
El peso de las decisiones y de las responsabilidades. Crítica de “Las Buenas Intenciones” de Ana García Blaya.InicioFestival Internacional de Cine de Mar del PlataEl peso de las decisiones y de las responsabilidades. Crítica de “Las Buenas Intenciones” de Ana García Blaya. 12 noviembre, 2019 Bruno Calabrese Dentro de la Competencia Argentina del 34º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se estrenó la premiada ópera prima de Ana García Blaya. Una entrañable comedia dramática contada con mucho punkrock y corazón Por Bruno Calabrese. La película sigue a la joven Amanda (Amanda Minujin), una niña de diez años que tiene una particular relación con su padre, Gustavo (Javier Drolas), un rockero treintianero, eterno adolescente, que pasa sus días tocando la guitarra, fumando porro y trabajando en una disquería con Néstor (Sebastián Arzeno). Amante de River y del fútbol, el eterno joven vive de manera despreocupada su vida, entre asados con amigos, piletas y Futbol de Primera los domingos por las noches. Amanda es la mayor los tres hermanos, los otros dos, Lala (Carmela Minujín) y Ezequiel (Ezequiel Fontenla) quedan a cargo de ella cuando están con su padre, ya que es la que asume ese rol que su padre no cumple, pero que a ella no le pesa. Todo se complica cuando su madre (Jazmín Stuart) y su nueva pareja (Juan Minujín) deciden ir a vivirse a Paraguay por cuestiones laborales, lo que obliga a Amanda a tomar una difícil decisión para su futuro. Javier Drolas es el protagonista principal, en el papel de ese eterno adolescente amante del rock. Tierno y querible, un “Cuqui” Silvani en el River de los 90 (no en vano, en un diálogo con su hija lo defiende): Un jugador que vagaba por la cancha de manera despreocupada, insultado por todos, pero que a la hora de hacer goles cumplía. Un poco como Gustavo, irresponsable y vago pero que cumple a la hora de dar amor por sus hijos. La revelación actoral de Amanda Minujín es otro de los puntos altos. Junto a los hermanos muestran una profesionalidad y espontaneidad envidiable, pero es ella la que logra cargar con todo el peso dramático que la historia requiere. Sus gestos, sus diálogos llenos de madurez con su padre tienen un peso resonante y una naturalidad elogiable (la reacción de ella en el momento donde el padre le dice que se van a Paraguay con su madre es un momento hermoso dentro de la película). Con cierto aire al clásico “Alta Fidelidad” de Stephen Frears y un cameo sorpresivo de un ícono del punkrock como Stuka, “Las Buenas Intenciones es una película reflexiva y adorable con mucho rockandroll, VHS y nostalgia noventosa, Puntaje: 90/100.
Oscuros recuerdos. Crítica de “El Secreto de Julia” de Ernesto Aguilar, Acostumbrado a incursionar en el terror y lo fantástico con historias de zombies, sectas y magia negra. El director Ernesto Aguilar se arriesga y se mete en el terreno de los abusos intrafamiliares. Por Bruno Calabrese Julia (Natalia D’Alena) vuelve a la casa de su infancia después de 17 años. En ese pueblo perdido en el campo, la acompaña su pareja Ana (Daryna Butryk) y la aguardan un desfile de animales embalsamados, las sombras de un pasado indecible y la obligada espera de la venta de la propiedad. Pero más allá de ese pasado, también se encuentra con un vecino, José (Santiago Schefer) un ex policia que vive solo con su hija adolescente (Luciana Grasso). Desde el primer instante en que conoce a sus vecinos, Julia percibe algo extraño en esa relación padre-hija. Los cuadros que el pinta de ella desnuda y ciertas actitudes de la joven, la conectan con su tormentoso pasado de abusos paternales. Esos indicios la llevarán a indagar un poco más hasta meterse en un terreno peligroso, donde el transfondo de violaciones, abusos y violencia familiar saldrá a la luz. Pero también la impunidad y la corrupción policial en el desolado pueblo.saltan a la vista. Aguilar entreteje de manera inteligente todos los elementos para llevar a cabo un thriller interesante sobre un tema delicado. A medida que transcurre el relato, todos esos fantasmas que dan vuelta en la cabeza de Julia se hacen realidad de forma natural, nada es forzado. El director aprovecha la densidad del bosque y le imprime un tono opaco, con poco color, para agregarle angustia al film. A medida que el relato avanza, el film se transforma en una exhibición de perversidad, tortura y violencia explícita y simbólica que pueden generar cierta incomodidad en el espectador. Para eso, la construcción de José, un amable vecino en un principio que luego se transforma en un siniestro e inescrupuloso personaje, le aporta la cuota justa de terror, junto con un final que remite a clásicos como “La Masacre de Texas ” de Tobe Hopper. Con esos elementos , “El Secreto de Julia” se mete en la sórdida dinámica sórdida de los abusos intrafamiliares y sus consecuencias sin guardarse nada, de manera simple pero igualmente aterradora. Puntaje: 70/100.
Adopción Responsable. Crítica de “En Buenas Manos” de Jeanne Herry.I La directora se sumerge en el corazón de un proceso de adopción, una ficción que es a la vez informativo y conmovedor, gracias a un guión muy bien estructurado y documentado, junto con las actuaciones impecables de quienes rodean al bebé. Por Bruno Calabrese. Theo acaba de nacer. Después de dar a luz, su madre biológica le entrega a un programa de adopción. Los servicios de adopción deben encontrar entonces a la que se convertirá en su madre adoptiva. En el otro extremo, Alice (Élodie Bouchez), de 41 años, lleva casi diez años luchando por ser madre. Un grupo de profesionales trabajará para que Theo y Alice puedan reunirse. Los médicos, las enfermeras, los trabajadores sociales, los psiquiatras y los padres potenciales entran en juego mientras seguimos al niño, que se llama temporalmente Theo, durante un período de tres meses, durante el cual aterriza en las manos muy seguras de un asistente social llamado Jean. (Gilles Lellouche). Otros ayudantes incluyen a la trabajadora social preocupada de Theo, Karine (Sandrine Kiberlain); otra trabajadora de caso, Lydie (Olivia Cote), a quien se le ha encomendado la tarea de encontrarle una familia; y un tercero, Mathilde (Clothilde Mollet), quien manejó la transferencia de Theo de su madre biológica de 21 años (Leila Muse) al sistema social francés. La película no es solo ficción, se nota claramente que la directora hizo su investigación aquí, y hay muchas escenas que bordean el plano documental, como cuando participamos en discusiones entre cuidadores que intentan decidir qué es lo mejor para el recién nacido. Siendo realmente llamativo la forma en que la psicología del niño entra en juego, con varias secuencias que muestran lo vital que es explicarle la situación de Theo, incluso si no puede comunicar sus pensamientos. “En Buenas Manos” es armoniosa en su composición y muy realista. No juzga a sus protagonistas y hace énfasis en los diversos aspectos involucrados en un proceso de adopción en Francia. Seguramente no tenga correlato con otros sistemas, pero sirve como ejemplo sobre como proceder ante estas situaciones, sobre todo para mostrar como funciona el sistema cuando Estado está presente. Desde el momento en que una madre entrega a su hijo hasta el punto de adopción, incluidas todas las dudas (y vidas privadas) de los trabajadores sociales, la directora logra un drama conmovedor, con el equilibrio perfecto entre lo sentimental y el plano de observaciónal e indagador sobre el tema. Puntaje: 90/100.
Crítica de “Lectura según Justino” de Arnaldo André La ópera prima del conocido actor de telenovelas como realizador llega a la Argentina varios años después de su estreno cinematográfico en las pantallas de Paraguay. Una historia basada en hechos reales que narra la adolescencia de un joven que tras la muerte de su padre es inscripto en un prestigioso colegio alemán en la ciudad de San Bernardino, colonia fundada por germanos y suizos a fines del Siglo XIX. Por Bruno Calabrese. En “Malena”, Giusepe Tornatore contaba la historia un joven adolescente italiano durante la II Guerra Mundial viviendo su propia batalla hormonal por culpa de una atractiva mujer que provoca su despertar sexual. Arnaldo André hace lo propio con Justino y su maestra de alemán Ulla. Mientras la película italiana rebozaba de erotismo, con la sola presencia de Monica Bellucci, en “Lecturas según Justino” se vuelca más hacia el romanticismo. Transcurre el año 1955. En un pueblo de Paraguay, San Bernardino, durante los primeros años de la dictadura militar del general Stroessner, sus habitantes transcurren sus días alejados del mundo. Justino (un talentoso Diego González) acaba de perder a su padre, y como único hijo varón, debe salir a trabajar como cartero, mientras termina sus estudios primarios en la escuela alemana del pueblo. Repartiendo cartas conoce a un misterioso personaje, a quien algunos habitantes lo acusan de ser un criminal durante la Segunda Guerra Mundial. Con el correr de los días, y sin saberlo, Justino se ve involucrado en una relación entre Ulla (la siempre correcta Julieta Cardinali), su maestra y el misterioso personaje alemán, creando confusión en el adolescente. Mientras tanto, un crimen y la visita de la Virgen de Caacupé conmociona al pueblo. La película se sitúa meses después del Golpe de Estado que inició la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay y antes del Golpe de Estado contra Juan Domingo Perón en Argentina. Por lo cual veremos muchas y ricas referencias a la historia paraguaya, la disputa entre liberales y colorados y la relación entre Paraguay y Argentina a través de la Fundación Eva Perón. Con graciosas intervenciones de Edgardo Moreira como el peluquero argentino que representa a la fundación en el tierras guaraníes. El intercambio de cartas de amor entre el misterioso alemán interpretado por Mike Amigorena, le da un aire poético y romántico distinto. En la misma sintonía con la fotografía, sobre todo en el muelle por la noche, solo iluminado con la luz de la luna, todo acompañado con una banda sonora a tono. “Lectura según Justino” es un promisorio debut de Arnaldo André como director. Un trabajo apasionado del actor paraguayo, sincero y emotivamente autobiobiográfico. Presentada desde el punto de vista de un joven muchacho es un drama que mezcla ternura, melancolía y romaticismo de amor imposible y puro, dentro de un retrato de otra época, donde las dictaduras comenzaban a gobernar américa. Puntaje: 75/100.
El Edipo del Monstruo. Crítica de “Golem: La Leyenda” de Doron Paz, Yoav PazInicioT 25 noviembre, 2019 Bruno Calabrese Una mujer invoca a una extraña criatura para defender a su pueblo judío de una invasión de extranjeros. Sin embargo, pronto se da cuenta de que la fuerza del espíritu es superior a lo que imaginaba en un principio, por lo que pierde el control sobre él. Por Bruno Calabrese. El Golem es una figura mítica cabalística invocada cuando el pueblo judío se encuentra en aprietos; su misión, teóricamente, consiste en defender, ser un salvador de los oprimidos. En 1920, Paul Wegener dirigió “El Golem: cómo él llegó al mundo” un film mudo que partía prácticamente de la misma premisa que el dirigido por Yoav y Doron Paz. Esta obra maestra del expresionismo, claro precedente del mito de Frankenstein es, seguramente, la primera gran película sobre monstruos de la historia del cine, porque otras dos versiones, también de Paul Wegener con el Golem como protagonista, desgraciadamente se han perdido para siempre. Sin embargo, a diferencia de aquel monstruo de anchas dimensiones, la nueva propuesta de El Golem condensa la maldad mezclada con una apariencia inocente, muy similar a “La Profecia” de Richard Donner. Pero la película también se mete en terrenos relacionados con lo psicológico como la maternidad , el duelo y las disfunciones edípicas, como también el patriarcado religioso imperante en la comunidad judía de ese entonces. Corre el año de 1673, en Lituania. Una comunidad judía vive alejada de sus violentos vecinos: un grupo de rusos ortodoxos. Cuando estos últimos son consumidos por una plaga, Vladimir (Alexey Tritenko) irrumpe en la pacífica comunidad y amenaza con el exterminio si es que no le ayudan a salvar a su hija. Como el rabino y sus estudiosos no quieren hacer nada al respecto, Hanna (Hani Furstenberg) decide reaccionar y crea su propio Frankenstein judío: El Golem. Al contrario de lo que se plantea en un inicio, la criatura toma la forma de un niño de apariencia y edad similares a las que tenía el hijo de Hanna cuando falleció. Junto con él arriban ciertos elementos de terror sangriento, sobresaltos a cuentagotas y las exploraciones fílmicas más interesantes. Sin desligarse de las tradiciones judías, Yoav y Doron Paz cuestionan el papel de la mujer en una sociedad donde su palabra e inteligencia son puestas en duda por un patriarcado sistémico. Cada propuesta de Hanna es desestimada, y no sólo por ser peligrosa, sino por provenir de labios femeninos. El Golem muestra el reduccionismo al cual las mujeres eran sometidas: sus tareas se limitaban a cocinar, cuidar la casa y tener hijos. Como Hanna aparentemente tiene problemas para concebir tras la pérdida de su pequeño, sufre escarnio tanto de hombres, del Rabino, y de otras mujeres. “El Golem” no es un simple relato sobre un monstruo mítico, sino que también explora la naturaleza maternal, pero por encima de todo el instinto creador. Al igual que el clásico Frankestein, expone los efectos y la conexión entre el creador y la criatura, pero con el condimento extra que genera el apego generado de la crianza y las inclinaciones edípicas que atañen a toda relación entre madre e hijo. Puntaje: 70/100.