Esta es la opera prima de Mercedes Gaviria Jaramillo, premiada sonidista por “Las hijas de Fuego” de Albertina Carri y por “Las mil y una” de Clarisa Navas. Para realizarla se baso en un diario de su madre, “esa mujer de treinta años que ya no existe”, en el material familiar que registró su padre cada vez que estaba en casa, donde ella participaba con placer, y en el detrás de escena de la filmación “la mujer del animal” realizada por Víctor Manuel Gaviria, el famoso cineasta, donde ella ofició de asistente. Con esos materiales que la muestran niña y nunca adulta, armo un film jugado e inteligente, donde reflexiona sobre las cosas que calló su mamá, los miedos y vulnerabilidades de su papá, los enojos de su hermano y cómo ese basamento familiar nos define la vida. Desde los recuerdos “apropiados” en esas filmaciones que sustituyeron su memoria, al cuarto intacto que conserva su madre con la esperanza de un regreso, a la incomodidad sobre la filmación de unas violaciones en un set dominado por hombres, que prefiere no mirar, pero que inevitablemente escucha. Cuestionamientos, conclusiones, el valor siempre potente del fuera de campo y la voz narrativa cargada de poesía y pensamientos. A veces solo necesita una definición para resignificarlo todo. Con respecto a la historia real de “la mujer del animal”, la verdadera protagonista prefiere no ir a la filmación, porque aun muerto “ese hombre violento le da miedo. Y que “el sufrimiento de Margarita revive en cada mujer.” Talentosa y sensible, la película de Gaviria Jaramillo se paladea en cada momento. Ella rearmó su vida con su pasado y la inteligencia emocional de su presente. Ese pasado que nunca es un cuarto intacto ni una caja con videos.
Un drama rural que cobra una inusitada actualidad con lo ocurrido recientemente en los pavorosos incendios forestales de Corrientes. O el recuerdo de lo ocurrido en Córdoba, de donde es el realizador Martin Heredia. El eligió una mirada que es la de los trabajadores, siempre necesitados y sacrificados que caen en relaciones patronales abusivas, en trampas labradas por los sufrimientos acumulados y las injusticias recibidas. Sin juzgar, la historia sigue a un trabajador especializado en desmalezar terrenos para la construcción de viviendas. Ese hombre falto de trabajo, con una hermana en problemas, se cruza con un empresario inmobiliario sin escrúpulos y manipulador. El drama de un desastre ecológico desde otro punto de vista, sin juzgar. Para el rol principal convoco a Ricardo Adán Rodríguez, un debutante, secundado por la gran Eva Bianco. Un film potente y original.
Una película israelí que desarrolla una historia plena de ternura y comprensión, de una pareja de inmigrantes rusos que llegan a Israel con la esperanza de un mundo mejor. Ese matrimonio que en Rusia fue un notable equipo de dobladores de voces, y hasta con un punto de gloria que incluye al mismísimo Federico Fellini y su “8 y ½”, siente que sus posibilidades laborales locales terminaron y que es tiempo de un cambio. La llega a Israel los enfrente a una realidad que no esperaban: solo consiguen trabajos marginales, de limpieza y reparto él, de llamadas eróticas ella. Pero en ese recorrido de luchas, con telón de fondo de otros inmigrantes tan melancólicos como ellos, con videoclubes truchos y aprovechamiento del mercado, se descubrirán distintos, saldrán a la luz conflictos tapados y especialmente ella se empoderará de manera inesperada. Con ilusiones amorosas incluidas. Las idas y vueltas de una pareja grande sin hijos, en una sociedad que no conocen y que es pintada con no poca ironía e inteligencia. Una comedia encantadora sobre dos adultos que pasaron su vida juntos y de pronto tienen que redescubrirse. Grandes actuaciones.
Es un Batman oscuro, desesperanzado, lleno de dudas frente a una corrupción generalizada en esa ciudad gótica que funciona como metáfora de un tiempo también difícil que nos toca vivir. El héroe que alguna vez fue colorido y gracioso, se vuelve serio definitivamente después de Christopher Nolan y sus oponentes son formidables. En este caso ese hombre encapuchado que vaga por una ciudad llena de vicios y crimen, que se siente un límite, un vengador sin mucha esperanza, comprende que la corrupción del poder está enraizada desde hace muchos años, que es inmodificable a fuertes batallas y que salpica a su mismísima familia. Su contendiente es alguien tan desquiciado como inteligente, que utiliza toda la tecnología a su favor y es capaz de convencer a miles de seguidores para que tomen las armas y lo obedezcan sin cuestionamientos, como a un líder del mal. Cualquier parecido con la realidad es intencional. A lo largo de tres horas la trama intrincada funciona como un film negro, con intrigas y sospechas, con detalles a tener en cuenta, que nunca suelta al espectador. Es más, no se trata de una sucesión de escenas de acción, sino de pocas, que se ven espectaculares. El director Matt Reeves, también coguionista con Peter Craig sitúan a su héroe en un mundo donde se ha perdido la confianza a los líderes, y los mafiosos actúan impunes desde hace años, son parte del poder político y económico, lo definen. Y ese millonario que aparece de civil solo en una ocasión para mostrarlo desubicado y molesto, cuando se pone el traje se transforma en una voluntad fortalecida, aunque por primera vez se lo ve castigado y con miedo, vulnerable. La fotografía, el diseño de producción, la música, son rubros sobresalientes. Y ni hablar de los actores. Robert Pattinson le da una dimensión trágica profunda al encapuchado, y los personajes que serán fundamentales están en su etapa embrionaria. Zöe Kravitz todavía no es Gatúbela aunque se perfila perfecta, independiente y seductora. La química con Pattinson es intensa. Los villanos también están en gestación. Se destacan el gran Paul Dano, el magnífico John Turturro, Colin Farrell (debajo de kilos de silicona) Andy Serkis como Alfred. Un Batman de nuestro tiempo, cuestionado en su ciudad, tan sospechoso como confiable.
Una coproducción italo-argentina, dividida en dos capítulos, que es la primera obra de ficción de Alessio Rigo de Righi y Matteo Zopis. Ellos se meten de lleno en la leyenda del título contada por un grupo de campesinos en la era actual. Uno de ellos advierte que se trata de un “cuento oscuro” con mucho de fantasía y una base real. La de un hombre borracho, hijo de un médico, que observa la vida campesina en un pequeño pueblo, donde le dueño de la región decide cerrar un paso que utilizan los pastores. Animado por el amor que siente por una fascinante muchacha, una relación que su padre no aprueba, tomará decisiones drásticas que lo arrastran a la tragedia, igual que el padre de la muchacha. Esa mezcla de justiciero valiente y supuesto loco terminará en el capítulo segundo, la parte argentina, en Tierra del Fuego buscando un tesoro español rodeado de maleantes y de muerte. Lo que comienza con una ambientación rural que recuerda los films de los hermanos Taviani, de Ermanno Olmi, con caras increíbles y climas tan bellos, emotivos y trágicos, culmina en una odisea tipo western, una aventura desesperada por el oro, tan parecida en el deseo como la historia amorosa imposible del comienzo. Entre las dos se contruye un film atractivo, interesante, elaborado con preciosismo y calidad.
Es una película de terror que con su título parece remitir al éxito japonés exprimido hasta el cansancio. No es el caso y aunque cumple con todas las reglas de los films de terror, hay que reconocerle al guionista Patrick Stibbs la originalidad de remitir los peores temores a conflictos de infancia sin resolver, absolutamente crueles, como la violencia de un padre sin escrúpulos, una niña con celos mortíferos o un adolescente que se reprocha no haber actuado como corresponde. Nada hay más atemorizante como volver a situaciones traumáticas y violentas del pasado. Con esa premisa y la oferta de una cantidad de dinero tentadora, cuatro adolescentes son convocados a una casa muy antigua, donde su dueña se fue menospreciada por todo un pueblo y violentada por el grupito, con un marido solicito que quiere cumplir su última voluntad. El elenco es un hallazgo, la respetada Lin Shaye,m el icónico Tobin Bell (famoso por encarnar al villano Jigsaw) y los conocidos por sus trabajos en televisión y series Chester Rushing, Mike Manning y Erin Sanders. Mucha oscuridad, juguetes siniestros y una diversión módica y distinta para quienes consumen el género con fruición.
La película de la cineasta tunecina y también guionista Kaouther Ben Hania no es perfecta pero sus planteos son más que inquietantes y actuales. Si no se hubiese difundido que el film está basado en un caso real se podría pensar en un argumento que platea ideas desde el absurdo. En la historia un joven y sensible refugiado sirio, que fue encarcelado por una inocente proclama de amor, deambula por Beirut buscando la manera de llegar a Bélgica, donde se encuentra su amor, casada con un diplomático. El pasaporte que consigue es prestar su espalda para que un artista famoso lo tatúe con el contenido de una visa del tamaño de sus dorsales. A cambio el deberá desnudar la mitad de su cuerpo y exhibirse en un museo, una determinada cantidad de horas por día y por año, fijadas en un contrato. Incluso cuando la “obra” es rematada a un coleccionista alemán, las condiciones son las mismas mas una participación en las ganancias que genere su su espalda ilustrada. Lo que parece una solución a todos sus males resulta una jaula de oro insoportable y los planteos de la realizadora sobre como son considerados los inmigrantes, los temas de trata, esclavitud, los límites éticos del arte, la hipocresía con los planteos económicos, son muy certeros y agudos. Lo que falla es el alargamiento de los encuentros y desencuentros amorosos, un final con toques absurdos y con la inclusión de los mayores actos de violencia, y cierto largo regodeo con el recorrido de museos y otras obras arte. Pero los planteos eticos son provocadores y necesarios.
Ambientada en1969 cuando en Irlanda del Norte comenzaban los enfrentamientos entre protestantes (Unionistas, mayoría, querían preservar los lazos con el Reino Unidos) y los católicos (republicanos y minoritarios) Pero en el medio de esos enfrentamientos que van escalando en violencia, están los que toda la vida convivieron sin problemas de creencias y desean solo la paz. En ese escenario, los recuerdos del director y guionista Kenneth Branagh, ubican a su familia en un desgarrador momento de decisión, donde prevalecen los sentimientos profundos culturales y de sangre. En este conmovedor film filmado en blanco y negro, con estallidos de color, con una magnifica fotografía y reconstrucción de época, el mundo está visto desde los ojos de un niño, encarnado por Jude Hill, que tiene sus intereses, el despertar del amor y trata de entender, como todo el resto, qué trastoca tan salvajemente su mundo. Grandes actuaciones de talentosos actores: Judy Dench y Ciaran Hinds son los abuelos que ven con desgarro como el matrimonio formado por Caitriona Balfe y Jamie Dorman se debaten en una duda crucial. Emigrar por falta de trabajo y dejar atrás todos los lazos de pertenencia, incluidos los adultos mayores o el sueño de asegurarse un futuro sin violencia y supuestamente opulento. Toda la historia rescata descubrimientos y dolores, escenas familiares de enorme calidez sin dejar de lado la mirada sobre el huevo de la serpiente que crece para el vandalismo y el fanatismo.
Un divertimento violento, exagerado y delirante. El policial que escribió y dirigió Nicanor Loreti, el mismo de “Kryptonita”, “Diablo” y “27: el club de los malditos”, que recogió varios premios en el último festival de Mar del Plata. Es una película de humor negrísimo, mucha acción, una lógica desquiciada, con idas y vueltas en el tiempo, que nos atrapa desde la primera situación. Una auto muy personalizado en el medio de un desierto, un hombre que espera, un cuerpo que cae del cielo mientras el concursa por radio con sus conocimientos excepcionales de Racing, y la aparición de una mujer con vestimenta policial de acción que lo apunta decidida. Todo lo que sigue mantiene el mismo nivel de locura y exageración, de absurdo y marginalidad. Como se llega a esa situación son datos que nadie debe revelar en nombre de la intriga y entretenimiento del espectador que gozara de este film. Se luce particularmente Demián Salomón, con Moro Anghileri y Edgardo Castrol.
Una invitación a un entretenimiento sostenido, que va variando los géneros y que con sucesivas vueltas de tuerca muta temas y punto de interés. La historia de una diva, habitante del éxito en el cine, protagonista de la tapa de las revistas, acostumbrada a ser seguida por paparazzi, que queda varada en Italia, junto a un músico muy joven y que despierta la curiosidad de otro compatriota que pone condimentos policiales a la historia. En ese contexto el libro escrito Sergio Teubal y Carina Catelli pasa por temas de adicciones, la obligada aventura amorosa, y deriva en extorsiones y conflictos familiares graves. Dirigida por Alejandro Bazzalo, esta es su primera película (se hizo famoso por su trabajo publicitario y en plataformas, especialmente como realizador de varios capítulo de “La casa de papel”) tiene el pulso justo para crear climas cambiantes y siempre creíbles. Cuenta con el protagónico de Florencia Raggi, verdaderamente inspirada para el rol y completa el buen elenco con Alan Daicz, Rafael Ferro, Luis Cao y Sofía Lara.