Una película que fue rodada en pandemia, sobre la pandemia con una mirada original que rescata el pensamiento de Silvio Gessel, un alemán radicado tempranamente en nuestro país (su hijo fundo la villa de su nombre) Un hombre original que frente a la crisis de l890 imagino un tipo de dinero que no se pudiera acumular y al circular obligatoriamente activaría la economía. Es el protagonista, un abogado con una conflictiva situación personal, y enfermo, quien intenta escribir un libro sobre ese hombre tan creativo, ligándolo con la crisis argentina del 2000 y la era del trueque, mas lo que vivimos en la actualidad. Un telón de fondo que el director Juan Baldana introduce en el guión que co- escribió con Julio Archet, que pone en primer plano las angustias del encierro, las reacciones más turbias y las solidaridades impensadas, en ese período oscuro que no podremos olvidar. Buenos trabajos de un elenco encabezado por Miguel de Lemme.
Un particular trabajo donde Lautaro Delgado Tymruk, actúar y dirige con Esteban Perroud un documental que se realiza durante la gira por Francia de la obra “Los hijos se han dormido” de Daniel Veronese, una versión de La Gaviota de Chejov. Es un híbrido que se define por lo que no es, ni un documental rutinariol sobre una compañía actuando en el exterior, ni una realización convencional de lo que se espera o define como cine, con graficas, modos de la época muda, una historia de amor confesa. Asistimos a una realización con un sentido lúdico, un profundo trabajo que une todos los talentos disponibles, climas detrás de escena, y hasta un suspenso que roda todo lo que se ve y se intuye. Grandes actores, además de Tymruk, Osmar Nuñez, María Onetto, Javier Rodríguez Cano, Pablo Finamore, Marta Lubos, Ana Garibaldi, Claudio Da Passano,, Ernesto Claudio y María Figueras. Con este documental se inaugura una sala dedicada al cine en el Centro Cultural San Martin.
Ridley Scott con su sapiencia acumulada, desde 1977 cuando presento su opera prima, también de de duelos y obsesiones, nos brinda una superproducción con muchas virtudes, y de alguna manera completa un ciclo. Es una historia verdadera, de Paris, del 1300, que fue escrita por Eric Jager pero para llevarla al cine adoptó la idea de Kurosawa, en Roshomon, de cortar desde diferentes personajes una misma historia. Matt Damon se hizo cargo de su propia historia. Ben Afleck del punto de vista del personaje de Adam Driver. Y Nicole Holofcener del tercer y máas importante tramo, del personaje de Jody Comer. La película comienza con un enfrentamiento medieval casi en desuso para la época, un último duelo a muerte. Se enfrentan dos compañeros de armas, amigos que luego por cuestión de propiedades, de hombres que no tienen matices, terminan enfrentados. Primero por territorios y ambiciones. Segundo por injusticias de favores de nobles. Y tercero por una mujer, esposa de Jean de Carrouges (Matt Damon) que denuncia haber sido violada por el rival de años de su marido Jacques Le Gris (Adam Driver). Una mirada de empoderamiento femenino en un mundo de hombres que consideraban a la mujer como una propiedad más. La denuncia de violación es tenida en cuenta porque se considera una ofensa para el marido. El marido le cree a su esposa porque le permite arremeter con todo contra el hombre que mas odia. Este nunca consideró la violación sino una negativa actuada según las normas de la época, en definitiva un consentimiento. Hasta que llega la voz de la víctima. Un interesante, aunque largo juego de detalles de una historia que se cuenta tres veces con sutiles diferencias y en un mundo cerrado por convenciones y conveniencias. También hay increíbles escenas de acción y todas se sienten verdaderas, lejos de los efectos especiales, cerca de la solidez de construcción de cada momento. Jodie Comer y Adrian Drives brindas sus mejores actuaciones.
La primera Veneno no fue bien recibida por la crítica, nunca llegó a imponerse en las preferencias del público y no ganó fans indeclinables capaces de mantener la devoción a toda costa. Pero esta segunda, confiada la dirección a Andy Sarkis (Un especialista en actuar con captura de movimiento, grandes trabajos para su Gollum, el líder del planeta de los simios y Snoke en Star Wars) decidió con la estrella Tom Hardy que los monstruos sean cosa de niños con humor. Serkis manejo bien las escenas de convivencia entre Hardy y Venom, con un final de cierta ternura almibarada, y dejó insertar las peleas con Carnage en un caos de efectos especiales que no duran demasiado. La hora y media de la película es el tiempo exacto como para no sentir los eternos estiramientos de otros productos de Marvel. Hardy escribió el guión con buenas ideas aunque no alcancen para hacer una buena película. Y Woody Harrelson que sabe de estados alterados, aporta lo suyo al monstruo rojo y carnicero con su novia hululante, Naomi Harris. Casi todos ellos grandes actores que aceptan están propuestas para divertirse o tentados por el cachets, pero están para otras exigencias, sin dudas.
Kean Loach, con su compromiso de siempre vuelve con un retrato de una familia de clase media baja que lucha e invariablemente pierde frente a formas de trabajo tercerizadas, deshumanizadas y francamente extremos. Después de muchas crisis que le significaron perder el sueño de la casa propia y varios trabajos, el protagonista consigue lo que se llama una franquicia en un sistema de repartos a domicilio. Debe comprar la van, hacerse cargo de todos los gastos, no tiene derecho alguno y debe cumplir con un riguroso cronograma, contralado al mínimo detalle que le exige trabajar seis días de la semana de la madrugada a la noche. Una “independencia” parecida a la esclavitud. Su mujer cuida enfermos y tiene un régimen bastante parecido. Con la facilidad de siempre, de este legendario realizador, con su habitual guionista, Paul Lavberty, la empatía por los personajes es inmediata. La familia se resiente, el hijo adolescente se revela, la menor absorbe todos los conflictos. Climas de tensión, a veces muy remarcados, pero también sonrisas y lágrimas.
La fórmula de una situación claustrofóbica más un monstruoso cocodrilo que acecha, es la que eligió el director Andrew Traucki un verdadero especialista en aventuras acuáticos donde los humanos son acechados por animales depredadores. Ya hizo una con un cocodrilo hambriento y gigante, ahora lo sumergió en una caverna inundada. Así que se la pasa acechando a un grupo de amigos que decidieron, mal, hacer rapel en una serie de cavernas desconocidos, justo un día de tormenta. Los humanos se trepan a la saliente de las rocas con resultados diversos, o se arriesgan a nadar sin hacer olitas para encontrar una salida. En el medio se descubren algunos conflictos que salen a la luz pero es solo para pasar el rato entre dentelladas ocultas y apariciones de susto. No mucho mas.
Se trata de una película inquietante. Que se inscribe en el terror psicológico y que va sumergiendo al espectador en un clima enrarecido donde la lógica puede cederle el paso a lo fantástico y especialmente a lo perturbador. Escrita y dirigida por Natalia Meta, una notable creadora. La protagonista, una siempre inspirada Erica Rivas es una mujer que trabaja con su voz. Dobla películas en horarios extraños, en salas de grabación siempre en penumbras, con películas clase B que le exigen gritos, carcajadas o tonos neutros que ella domina con facilidad. Se sumerge en esos mundos paralelos aparentemente impune. También es integrante de un coro con un repertorio ecléctico. Después de unas vacaciones tensas, teñidas de climas siempre en el límite con lo abusivo, una tragedia marca el regreso. Ahí su mundo se complica, la muestra en una realidad de pesadillas, medicación, dudas y problemas con su voz. Una puerta a lo fantástico e intimidante, a revelaciones que la sumergirán en otras realidades paralelas y absorbentes. Basada libremente en la novela “El mal menor” de Carlos Eduardo Feiling, la película filmada casi siempre en ambientes cerrados, pasillos circulares, ambientes penumbrosos logra captar, sin caer nunca, un tono de tensión permanente, de impecable fotografía y de un diseño de sonido que contribuye mucho a los deseos de la directora. El elenco es otro acierto. Erica Rivas encuentra los matices perfectos para su atribulada heroína, Manuel Perez Biscayart maneja el tono ambiguo y siniestro, que campea en los demás personajes de Cecilia Roth, Daniel Hendler y la gran Mirtha Busnelli.
Un estudiante de cine que llega a Paris, se siente un turista, un extranjero en una ciudad que tardará en conquistarlo. Ayudado por sus padres comienza el camino del crecimiento, la difícil tarea de encontrar su voz, su personalidad como realizador, mientras la vida transcurre entre descubrimientos, dolores y tristezas. El director Jean Paul Civeyrac ama el cine, las discusiones sobre lo que vale la pena ser filmado, la vida real, y no hace caso cuando uno de los personajes declara estar cansado “de las películas quejumbrosas francesas”. Esta es una de ellas, pero con mucho encanto. Filmada en blanco y negro, con un protagonista atado al pasado en sus gustos literarios y cinematográficos, ese largo camino de hacer amigos, perderlos y encontrarlos, los encuentros amorosos, las rupturas y dolores contribuyen a sazonar el motor vital del protagonista que se interroga constantemente sobre su talento, sus capacidades y un futuro incierto. Jóvenes que todo lo observan y discuten con una pasión de noches intensas y constantes replanteos. Hacia la segunda hora el filme adquiere una dimensión dramática más profunda y dolorosa, con un final que puede movilizar al espectador hacia muchos significados.
Para los fanáticos de la serie que todavía recuerdan la última entrega hace catorce años, o todos aquellos que se sumaron después de tantos premios o de la tristeza por la temprana muerte de de James Gandolfini, esta película le traerá no pocos placeres. Porque si bien Tony Soprano primero es un niño, interpretado por William Ludwin, cuando es adolescente el papel lo encarna nada menos que el hijo de James Gandolfini, Michael. Es el observador de la vida de la familia, que con su parecido físico mas el resultado de la construcción del personaje, resulta conmovedor. La acción se centra en el amado y recordado por Tony, su tío Dickie Moltisanti, la verdadera figura paterna de su vida. Un joven elegante que viste bien y tiene situaciones terribles que resuelve con no poca frialdad a la hora de borrar pruebas. La gran habilidad de Chase cuando creo la serie fue construir personajes entrañables a pesar de ser violentos asesinos, para una audiencia extasiada, pero con el largo tiempo de una temporada. Aquí, el limite que le impone una película, hace que muchos personajes sean apenas guiños o viñetas para fanáticos, pero como también quiso construir un universo para un público “novato” en Sopranos, poco se sabrá de las claves del gran pernsonaje de Gandolfini padre, no se dedica especialmente a eso, salvo en sutilezas. Ese adolescente se nutre mirando, sufriendo, a veces en acción o travesuras que lo presagian como adulto, pero muy lejano del jefe que fue después. La historia de Dicky tiene mucho atractivo por si sola, y brillan en un gran elenco Ray Liotta y Vera Farmiga como la monstruosa matriarca en vías de construcción enloquecida. Los que siguieron la serie y son expertos en su contenido descubrirán momentos realmente únicos. Los otros tendrán un buen film, no es poco.
La película numero 25 de una saga inoxidable que ahora en manos de Amazon, promete desde continuidad con el suspenso de saber quien ser el próximo James Bond hasta renovaciones importantes. También se habla de posibles spin off que puede llega a tener la nueva OO7 en la acción de este film, con una potente Nom encarnada por Lashana Lynch. Lo cierto es que la despedida de Daniel Craig tiñe de melancolía a sus seguidores. Sin dudas su Bond se presentó ante el mundo como más sensible y vulnerable, con pérdidas dolorosas que lo alejaron definitivamente del cliché de otras épocas, el seductor serial de mujeres, inmune a cualquier profundidad de sentimientos y la frialdad prototípica en las escenas de acción. Craig le aporto espesor emocional y renovación a su agente, y la trama le reserva a sus fanáticos, un golpe fuerte. El director Cary Joji Fukunaga, maneja muy seguro las escenas de acción y le da sensibilidad a los momentos especiales del personaje. A ese sueño de ser dueño del tiempo. Pero la película tiene altibajos, es demasiado larga, aunque cumple con creces. Los guionistas habituales, Neal Purvis y Robert Wade se asociaron al director y a Phoebe Waller—Bride se olvidaron de construir a un villano memorable. Rami Malek hace lo que puede con lo que le dieron y lo mejor es su isla de concreto, con su laboratorio para extinguir a los humanos y su jardín envenenado. Todo esto se ve en la última parte y es un plato fuerte. Se destaca una secuencia increíble en la ciudad italiana de Matera que muestra su belleza en escenas de mucha acción. Se va un Bond muy resistido al comienzo, el primero en la lista en ser rubio, que luego fue abrazado por los seguidores de este entretenimiento que sigue con su seducción un poco vintage.