Whiplash, el mejor estreno en lo que va de este 2015, con aspiraciones a conseguir varios Oscars. Miles Teller es Andrew, un alumno de un conservatorio de música en el cual da clases el profesor Fletcher. Fletcher dirige una orquesta interina, con un estilo que hace que la frase “con mano de hierro” parezca una metáfora que no alcanza para definir su accionar. J.K. Simmons da vida a Fletcher, este genio de la música cuyo talento hace que los alumnos que integran la banda, se dejen gritar, maltratar, y hasta incluso lastimar, todo en busca del prestigio que participar en esa banda les puede dar. Whiplash se estrena en la argentina apenas una semana después de recibir sus cinco nominaciones a los Oscar, Y muchos se preguntaran por qué una película que cuenta el vinculo alumno talentoso – docente exigente que tantas veces se ha visto en el cine, merece tantas nominaciones, incluyendo guión y mejor película… pues la realidad es, que esta película no se parece a ninguna que haya tocado el tema anteriormente. Lo primero que uno puede decir, es que los climas que logra el film son extremos. El espectador esta viendo un drama y sale de la sala tensionado como si hubiese visto un thriller de suspenso. El nivel de actuación de Simmons y Teller es sorprendente y la química entre ellos es volátil. Otro de los grandes meritos es el montaje, una de las variables que menos notorias suelen ser en este genero. Y no me refiero a ritmos acelerados o cortes bruscos, sino al timing, como un reloj que predispone al espectador al nivel de tensión exacto de cada momento de la película. La banda de sonido es maravillosa, mas allá que muchas de las piezas se escuchen cortadas o interrumpidas por los alaridos del profesor Flecther. La fotografía probablemente sea el aspecto más sutil en esta producción, lo cual puede ser uno de los motivos por los cuales Damien Chazelle (que demuestra con este su apenas segundo largometraje, que es un narrador nato) la nominación como mejor director que sin lugar a dudas, se merece. Whiplash es imperdible en esta cartelera, que probablemente se lleve un par de galardones más que merecidos, sin dudas el de actor de reparto para Simmons seria una de las apuestas fijas para el veintidós de febrero cuando los ganadores del Oscar se anuncien
Pocas cosas más innecesarias que la secuela de una película de terror… sobre todo cuando la película original no era demasiado buena para empezar. La dama de negro 2, no es la excepción. Henos aquí, hablando del estreno de La dama de negro 2, película que retoma la trama de su predecesora, en la cual el joven protagonista descubre, en una propiedad totalmente aislada, la presencia del fantasma de una mujer, enojada por la perdida de su hijo, solo para enterarse luego que todo el pueblo ya sabia de su existencia. Unos cuantos años han pasado y a esta mansión totalmente destruida llegan un grupo de niños que junto a sus maestras huyen de un Londres devastado por la guerra y constantemente bombardeado. Lo raro de La dama de negro 2, es que no apela al concepto de una continuación en ningún momento. El pueblo de la película anterior no esta, el personaje de la anterior tampoco es mencionado, y ni siquiera hay una referencia a los terribles acontecimientos que ya habían ocurrido. Casi como si en lugar de ser una secuela, fuese una película nueva. Tiene algunos puntos que serian loables, como el intento de sub tramas que completen un poco el perfil de los personajes, lo cual no sirve de nada por el bajísimo nivel actoral de casi todos, la idea de tratar de buscar un motivo por el cual el fantasma se empeñe en un personaje en particular (como pasaba por ejemplo en Dark Water), e incluso la idea de situar la amenaza de los ejércitos alemanes sobrevolando la zona, lo cual hace prohibitivo el uso excesivo de la luz. Pero nada de esto surte efecto. La acción es poca, el conteo de sobresaltos es bajo, y tan pegado al efecto sonoro que ya la tercera vez que ocurre el espectador se empieza a reír… en fin, nada rescatable en esta película, excepto la formidable y terrorífica mansión donde ocurre casi toda la película, pero que a diferencia de la primera, ni siquiera es bien aprovechada acá, al punto tal que el desenlace no ocurre en ella. Aun con la poca oferta de películas de terror en cartel, esta es totalmente pasable por alto, y con un elenco tan desconocido que me sorprendería que tenga una buena performance en la taquilla.
El séptimo hijo, una mas de épocas medievales con toques fantásticos. No se si será porque no soy un fanático terrible de la trilogía de El señor de los anillos, si solo vi una de las películas de El Hobbit, o si simplemente prefiero una película de hora y cuarenta con una pequeña historia, que una de tres horas que solo muestre gente que camina y pelea, pero la realidad es que me gusto El séptimo hijo. Master Gregory, el genial Jeff Bridges, es el último de los Espectros, una antigua orden de caballeros que combaten las fuerzas de la oscuridad. Cuando esta finalizando el entrenamiento de Bill, su aprendiz, se reencuentra con Mother Malkin, el personaje interpretado por Julianne Moore que es a su vez, enemiga jurada y un antiguo amor. Como consecuencia del enfrentamiento, Bill muere y Master Gregory debe salir a buscar a un nuevo aprendiz, cuya condición es que debe ser séptimo hijo de un séptimo hijo. Y es así como encuentra a Thomas (Ben Barnes, un abonado a este tipo de películas) quien carece de un sentido para su vida y encontrara en esta nueva tarea, su destino. Lo mas interesante de la película, por supuesto, son los personajes que componen Moore y Bridges, un poco caricaturescos, un poco dramáticos, casi como si fuesen un personaje de una película de Disney. El resto del cast, esta correcto, aunque algunos actores de primera como Olivia Williams y Djimon Hounsou quedan desaprovechados por no tener un personaje demasiado desarrollado. El séptimo hijo fluye muy rápido, casi demasiado, y los efectos especiales (seamos honestos, son gran parte del atractivo de este tipo de películas) son muy buenos en algunos casos y correctos en otros, pero el director no pudo aprovechar bien el potencial del 3D. Sin duda alguna, la propuesta mas interesante del cine fantástico que hay ahora en cartelera, aunque mas no sea, porque su duración es coherente y no da la sensación de argumento estirado al infinito como en otros casos.
Lo primero que hay que decir respecto a 13 Pecados, es que no es una película innovadora ni tampoco demasiado profunda. Una vez hechas las advertencias del caso, solo queda disfrutarla, y eso es garantizado que va a pasar, a menos claro que seas esos pocos espectadores a los cuales algo de sangre y mucho de nervios les resultan demasiado para tolerar por una hora y cuarenta minutos. Elliot es un hombre tímido, a punto de casarse, esperando un hijo, con un hermano con una pequeña discapacidad intelectual y un padre xenófobo y abusivo que ya no puede cuidarse solo. Con una gran cantidad de deudas, con mucha incertidumbre sobre su futuro y su clásica actitud sumisa, se dirige a una reunión con su jefe, asumiendo un ascenso y aumento de sueldo, pero termina siendo despedido por un implacable personaje que no conforme con dejarlo en la calle, le dice todas sus falencias (de que otra manera el espectador podría conocerlas… no?) En medio de ese muy poco alentador escenario, recibe una muy extraña llamada en la cual se le ofrece un premio de mil dólares si mata una mosca que tiene en su auto. Elliot acepta, la plata se transfiere a su cuenta, y ahí es informado que si realiza las trece pruebas del juego, se volverá millonario. Y así es como Elliot se embarca en una debacle destructora de su moral y sus valores, religión, familia, ritos, costumbres, etc. 13 Pecados avanza muy rápido, no dejando al espectador demasiado tiempo para relajarse entre prueba y prueba, aunque si trata de generar eso con algunos chistes de humor más bien negro, que el director muy acertadamente inserta cada tanto. Tal vez el mayor logro del film es el cast, encabezado por Mark Webber cuya cara y gestualidad son perfectas para traducir este camino de deconstrucción que el personaje atraviesa. Con algunas interesantes vueltas de tuerca, mucho clima y a pesar de la cantidad de puntos sin resolver (incluso sin explorar) que quedan al terminar el relato, esta es en este momento, la mejor alternativa en cartelera para los amantes del genero thriller.
Los imprevistos del amor, una película con gusto a poco y que no aporta nada. Existe la amistad entre el hombre y la mujer? Pueden dos amigos de la infancia no terminar sintiéndose atraídos el uno por el otro? Enamorarse en estos casos es traicionar el vínculo preexistente? Gracias a dios, todas estas preguntas ya fueron contestadas por el cine anteriormente, porque si dependiésemos de Los imprevistos del amor, nos quedarían esas respuestas vacías. Rosie y Alex son amigos desde muy chicos, y de esa clase de amigos que pocas veces se encuentran. Se cuentan absolutamente todo, comparten todas las actividades, se entienden el uno al otro, y no se comparten con nadie más. Eso es hasta el cumpleaños dieciocho de Rosie, momento en el cual, alcohol mediante, los amigos se terminan besando. De ahí el guión nos lleva a una rápida conversación llena de resaca en la cual, Rosie parece decirle a Alex que el beso no significo nada y que había que olvidarlo, aunque en realidad, ella ni siquiera lo recuerda. Claro que Alex es el único ser humano que cree eso, el mas desatento espectador entiende el error en el momento, y, como es clásico del genero de comedia de enredos romántica, se acomoda en la butaca a la espera de una hora y media de idas y venidas en busca de la explosión del amor que ambos claramente se tienen. Lamentablemente, la película (basada en un libro que en mi vida pienso leer) apenas minutos después, se desborda hacia una situación totalmente inesperada para el año 2015. Como si estuviésemos atravesando la mas dura moralina de los años ochenta, la película encara su discurso hacia una serie de valores conservadores, a saber: sexo premarital (te arruina la vida), aborto (no es lo que Dios aprueba), adopción (no es lo que una madre con sentimientos haría) y una larga lista de etcéteras, a la cual, ahora ya metido en el tema, el espectador termina incorporando la borrachera del principio, ya que por abusar del alcohol (la protagonista tomo cinco shots) la mas mágica experiencia de esos personajes, queda perdida. El guión es malo, con frases hechas, chistes básicos, lugares comunes y muy previsibles, las actuaciones no son convincentes y el enojo que me produjo que los adolescentes estén teniendo acceso a estas historias de moralina barata, me hace desear fervientemente que Los imprevistos del amor no tenga una buena performance en el circuito. Hay cosas mejores, mas simpáticas y que pueden enseñar valores que si sirven, los cuales resolverían “el problema” de estos personajes a quince minutos de empezada la película.
De tal padre, tal hijo la nueva película del director de After Life y Nadie Sabe, llega para renovar la cartelera. Dos familias muy diferentes descubren, cuando sus hijos tienen cinco años, que los niños han sido intercambiados al nacer, y la situación los fuerza a tomar una decisión al respecto. Esa es la premisa que se vislumbra en el trailer y esa es más o menos la historia que se respeta en la película. Dale ese cuento a un director yankee y se va a encontrar con una telenovela lacrimógena de esas que el espectador no ve la hora que termine. Dásela a Hirokazu Koreeda y lo que va a obtener es un magnifico retrato familiar que contrapone la cultura ancestral Japonesa (o de gran parte de Asia Oriental) de la sangre versus la concepción relativamente occidental de los vínculos emocionales. Koreeda nos muestra a Ryota Nonomiya, un empresario súper exitoso, con una esposa que lo adora y un hijo que lo quiere y respeta. Su vinculo es mas bien distante, y parte de una muy fuerte autoridad, no ejercida desde la dominación sino desde la disciplina. Keita, su hijo, estudia piano, se viste con traje, hace sus quehaceres y nunca protesta, lo cual ya es demasiado pedir para un chico de cinco años. Sin embargo el padre, siente que su hijo no heredo su espíritu aguerrido y competitivo. Cuando se entera que cinco años atrás hubo un supuesto error en el hospital donde nació Keita, todo parece encajar en su lugar: su ímpetu, su competitividad y toda su personalidad se atan al hijo del cual lo separaron. Y así, dos familias se unen para decidir la suerte de sus niños, y para tratar de entender como vínculos afectivos y herencia genética pueden o no estar emparentados. De tal padre, tal hijo se toma el tiempo correcto para conocer a los personajes, de dónde vienen, por qué hacen lo que hacen, y sobretodo, cómo deciden actuar a partir de recibir semejante noticia. Una excelente dirección actoral, la clásica fotografía a la que nos tiene acostumbrados el director y una música que acompaña la trama, hacen de De tal padre, tal hijo, la primer gran historia que vamos a ver en este 2015. Muy recomendable para todos los públicos. Un mérito aparte para la actuación de los dos chicos, que suelen ser los puntos mas flojos en casi todas las cinematografías, pero ambos actores hacen un papel excelente en esta película.
La Familia Bélier se destaca en una semana de pocos y flojos estrenos. La familia Bélier es una familia de granjeros, que tienen la particularidad de ser sordos. O por lo menos casi todos ellos. Paula, la hija mayor de la familia, nació con audición perfecta y se ha dedicado desde que tiene uso de razón, a ser la que interpreta, traduce y contacta a su familia con gran parte del mundo exterior. La familia se ha vuelto dependiente de ella, y esa situación se exacerba aun más cuando el padre decide postularse como Alcalde de la ciudad donde viven. El problema es que paralelamente a eso, un profesor de la escuela de Paula, descubre que la adolescente tiene un don como cantante, ofreciéndole la oportunidad de dejar el pueblo para ir a estudiar a una academia en Paris. Inscripta en el genero de la comedia, aunque abunde en situaciones dramáticas que en manos de otro director serian de lo mas ridículas, esta película se dedica a mostrarnos la dinámica de una familia muy particular, que, de tan concentrada que estaba por sortear su discapacidad auditiva, nunca logró profundizar el vinculo que se genera entre la función de la hija y la función de la interprete. Con actuaciones geniales, particularmente de Louane Emera y su madre, composición a cargo de Karin Virad a quien muchos ya habíamos visto en El empleo del tiempo, La familia Bélier termina siendo una exploración un poco pasatista sobre el drama familiar, temática que claramente atrae al director Eric Lartigau, de quien recomiendo enfáticamente la película L’homme qui voulait vivre sa vie del año 2010. El verano aparenta venir cargado de tanques, así que para aquellos que prefieran una propuesta más bien tranquila, La Familia Bélier no los va a defraudar.
A veces se vuelve muy difícil hacer crítica cinematográfica, sobre todo cuando uno va a ver una película que carece de todo concepto cinematográfico, lo cual es el caso de Ouija. Laine y Debbie son amigas desde la infancia. En la escena de apertura, vemos a la pequeña Debbie enseñándole a su amiga como se juega con la Ouija, versión Hasbro (empresa que llamativamente publicita su tabla Ouija en esta película) y luego de un sobresalto menor, la película pasa a la época actual, en la cual Debbie, muy asustada, aunque no tanto como para dejar las luces prendidas, vuelve a jugar desobedeciendo una de las reglas del juego “nunca juegues sola”. La premisa argumental es bien clásica, lo cual no es necesariamente un problema, ya que muchas películas lo han sabido aprovechar más que bien, el problema viene después. Por supuesto que todo termina mal y Debbie aparece muerta, lo cual va a movilizar a Laine, el novio de Debbie, dos amigos y la hermana de Laine (un personaje satélite que aporta muy poco durante la trama) a que utilicen la tabla de Ouija que se encuentra en la casa de la muerta, para poder contactarla, y de esa forma, poder despedirse. Una vez que utilizan la tabla, comienzan a ser victimas de las apariciones que estaban atosigando a Debbie, y los amigos comenzaran una lucha por la supervivencia, con más giros argumentales que buenas ideas. El punto fuerte de la película esta desaprovechado. Desde el principio, los fuera de focos, los ambientes semi iluminados y los ruidos de la casa, apunta a un film que puede asustar bastante, pero la estética queda rápidamente desaprovechada, entre clichés del genero, efectos especiales de muy baja calidad e intentos de sobresaltos fallidos. Por no nombrar las actuaciones mas bien decepcionantes de gran parte del elenco, incluyendo a la carismática Lin Shaye, a quien ya vimos en Insidious. Con un bajísimo conteo de UN sobresalto en una hora y media, Ouija pasa a ser una película olvidable, de esas que literalmente en medio año nadie se acordara, ni siquiera el público cautivo que tienen este tipo de films en nuestro país.
En el contexto del proyecto Fundación Cine con Vecinos de Julio Midú y Fabio Junco, llega Flores de Ruina, película que redefine unas cuantas cosas, incluyendo la palabra amateur. El contexto en el que surge esta película, es en los llamados Talleres de Cine Express, una búsqueda independiente y espontánea de contar historias de los vecinos de nuestro país (aunque la experiencia ya se ha extendido a Ecuador, España, Francia, Paraguay y Uruguay) y permitirles a ellos mismos ser los protagonistas de las mismas. Lo paradigmático del film (del proyecto en sí, diría yo) es que no se contenta con la clásica mirada de “historias simples” que tiene el cine independiente argentino, el cine barrial incluso, como por ejemplo el de Raul Perrone, sino que justamente permite explorar historias sórdidas, personajes muy oscuros y situaciones bastante violentas y bizarras. Flores de ruina nos cuenta la historia de tres hermanas bastante particulares, que conviven bajo un mismo techo, y que tranquilamente podrían ser las hechiceras de una película de terror. Viven con un contacto apenas existente con el exterior y sobreviven gracias a algunas manualidades que realizan. Todo esto cambia cuando un criminal prófugo se les atraviesa en el camino, generándoles tantos problemas, como promesas de un futuro mejor, mientras que en el vinculo que se genera, las hermanas van dejando que aflore su personalidad, explorando entre las tres esa situación de convivencia tan particular. Mas allá de lo duro de las actuaciones de Flores de ruina (nada cercano a un actor siquiera amateur) los climas que se logran son muchas veces interesantes, y el producto final se vuelve mirable, aunque mas no sea por darle una oportunidad a este proyecto tan interesante que se plantea en nuestro país.
Benicio del Toro es Pablo Escobar, como ya lo ha hecho con otros personajes historicos como el Che Guevara y que tanto disfrute hacer. La figura de Pablo Escobar no necesita demasiada presentación para nadie que haya vivido durante la década del noventa en adelante. Fue objeto de varias producciones, libros, series de TV y películas, y llega el turno de verlo encarnado nada mas ni nada menos que por Benicio Del Toro. Escobar se centra mucho menos de lo esperado en la vida del líder narco del cartel de Medellín, y en cambio nos cuenta la relación que el personaje de Nick, encarnado por Josh Hutcherson (famoso entre nosotros por Zathura y la saga de Los juegos del hambre) mantiene con Escobar, devenido en la historia en su tío político. La composición del personaje que hace Benicio Del Toro es interesante, muestra realmente el carisma y la oscuridad que el líder del cartel ha tenido en la vida real, pero lamentablemente, la trama se desdobla tan rápido al conflicto del otro personaje y su historia de amor, que uno no llega a compenetrarse demasiado en la construcción actoral de Del Toro. Escobar es dinámica, sus dos horas de duración pasan rápido, pero la realidad es que es una historia que se ha visto mas de una vez, y la distancia que desde el guión se pone con Pablo Escobar es tal, que cualquier atisbo de interés particular que podría aparecer luego de la escena inicial, queda perdida en el genero de acción-drama al cual ya nos hemos acostumbrado demasiado. Escobar:Paraíso perdido es una película a la cual le convendría mucho mas una cartelera más bien carente de superproducciones, ya que como producto, podría funcionar muy bien para una audiencia genérica que no busque ninguna historia en particular.