"El regreso de la dama excéntrica y mágica" Cincuenta y cuatro años después de Mary Poppins, película que otorgó reconocimiento a Julie Andrews (La novicia rebelde, 1965), ha llegado su secuela. En esta ocasión quien encarna a la peculiar niñera es Emily Blunt en esta "fiebre" de Disney Studios por revivir sus exitosos filmes. Por Denise Pieniazek Es pertinente antes de adentrarnos en la crítica de la película, mencionar una de las problemáticas del cine actual: los remakes o sus nuevas formas de enmascaramiento secuelas y spin-off. Al respecto habla extensamente Jean-Luc Godard en su último largometraje El libro de Imagen (Le livre d'image, 2018), con una crítica fuerte hacia los remakes y la falta de creatividad en el cine actual, concluyendo que esas repeticiones se deben a las correlativas reiteraciones históricas de la humanidad. El Regreso de Mary Poppins(Mary Poppins Returns, 2018), no es una excepción a ello, es una tardía remake disfrazada de secuela, que reitera el desarrollo secuencial de la primera y exitosa entrega Mary Poppins (1964), la cual estaba basada en la serie de novelas “Mary Poppins” (1934-1963) de P.L.Travers. Se recuerdan algunas apariciones similares en un proyecto alejado de Disney Studios que incluyen también una niñera mágica como Nanny McPhee (2005) y Nanny McPhee and the Big Bang/Nanny McPhee returns (2010). Incluso algunos actores como la gran Angela Lansbury y Colin Firth que actuaban en Nanny McPhee también son parte del elenco del filme en cuestión. Mientras Mary Poppins estaba ambientada a principios de 1900 en Inglaterra con una notable y artificial escenografía de estudios, El regreso de Mary Poppins está ambientada también en Londres, pero en 1930 durante “la gran depresión” económica mezclando la escenografía de estudios y el falseo posterior a computadora con las locaciones reales. Asimismo, otro contraste interesante de mencionar es que en la película de 1964 la madre de los niños, la señora Winnifred Banks luchaba por el voto femenino, mientras que en esta entrega del 2018 el personaje ya crecido de Jane Banks lucha por los trabajadores y es afiliada a un sindicato. Es decir, que ambos filmes incluyen temáticas vinculadas a los acontecimientos sociales del contexto diegético. Con respecto a la narrativa recordemos que en Mary Poppins, la mágica niñera aparecía para acercar a los niños Michael y Jane Banks a su rígido padre, disciplinándolos a ellos y ablandando el corazón del adulto. Esta primera entrega era un filme muy disparatado con varias secuencias “sin sentido” o anclaje sobre la trama, que esbozaba vagamente la crítica a una sociedad de apariencias económicas y sentido de pertenencia de la sociedad burguesa, sintetizada en los hombres bancarios. En esta segunda entrega la situación financiera se acentúa y cobra protagonismo en la trama argumental, en la que el villano en cuestión el banquero y usurero Colin Firth (cuyo vestuario mantiene la insignia del clavel rojo presente ya en 1964) desea adueñarse de la propiedad familiar que ahora ocupa el ya adulto Michael Banks con sus tres niños, quien -para enternecer más la cuestión- ha quedado viudo recientemente. En este contexto vuelve a aparecer Mary Poppins y su colorido vestuario (interpretada convincentemente por Emily Blunt), para una vez más ayudar a la familia Banks. En ambos casos, es necesaria la anagnórisis (reconocimiento) del padre de familia y la reconstrucción del vínculo afectivo paternal y familiar. Ambos filmes se conectan no solo narrativamente sino mediante ciertos recursos como el del barrilete verde, e incluso una idéntica resolución del conflicto, en la que una vez más Mary Poppins es como un gran demiurgo o titiritera que ha acomodado todas las piezas para un final feliz. El regreso de Mary Poppins dirigida por Rob Marshall, quien ya ha inmiscuido en el género musical con la célebre Chicago (2002) y la no tan bien lograda Nine (2009), logra producir un sólido relato en el que las canciones y los momentos animados son utilizados con mayor coherencia y dinamismo diferenciándose de la disparatada entrega anterior (incluso se condicen más las situaciones y los cuadros oníricos, los cuales tienen más anclaje con el inconsciente de los niños o el disparo del cañón del vecino es incluso explicado). Además, quizás, debido a los avances tecnológicos (si bien toda la animación de El Regreso de Mary Poppins es en 2D y fue dibujada y pintada a mano, al igual que en la primera película) está mejor lograda y su hibrido con las imágenes filmadas –cuyo vestuario es un aporte fundamental- está mucho mejor fusionado que en la anterior. Seguramente a los fanáticos de la original les parezca incomparable, pero para quien escribe es una versión más que digna e incluso con varios aciertos, aunque es cierto que estos refritos del cine actual no son necesarios. Sin embargo, hay que admitir que ambos filmes carecen de poder de síntesis, y que este último tiene pocas innovaciones, una de ellas el personaje de la prima de Poppins interpretada por la siempre convincente Meryl Streep con quien una vez más el vestuario del filme se destaca. En conclusión, El Regreso de Mary Poppins es un digno homenaje y una oportunidad para que las nuevas generaciones se acerquen a esta historia, e incluso presencien cuestiones que se vinculan a los musicales del Hollywood clásico. Por ejemplo, hay un cuadro musical que remite a Cantando Bajo la Lluvia (1952) protagonizado por el amigo de Poppins, el farolero Jack que claramente es una extensión del personaje del deshollinador Bert de 1964 interpretado por Dick Van Dyke, quien incluso aparece en el filme encarnando al banquero Mr. Dawes Jr (Navckid Keyd). Es decir, que hay varios homenajes en el filme como el cameo final con Angela Lansbury (una leyenda viviente de Hollywood), y el recuerdo de las escenas ilustradas de los musicales animados de Disney y sus apoteosis.
Doble revancha en el ring al estilo de Hamlet Creed II (2018) ha llegado al cine, la secuela de Creed (2015), el spin-off que trajo consigo el regreso del universo de Rocky, saga iniciada en 1976 compuesta por seis largometrajes –Rocky (1976), Rocky II (1979), Rocky III (1982), Rocky IV (1985), Rocky V (1990) y Rocky Balboa (2006)- sobre este carismático boxeador que ha marcado la niñez de muchos y que sin dudas es un antes y un después en la historia del cine popular. Creed II no sólo continúa la narración comenzada en Creed, sino también dialoga directamente con Rocky IV, en la cual -repasemos brevemente- el famoso boxeador Apollo Creed se enfrentaba en el ring con el ruso Ivan Drago (Dolph Lundgren), quien lo mataba cruelmente en dicha pelea, y Rocky (Sylvester Stallone) quedaba con cargo de conciencia por no haber detenido el combate (recordemos la escena con ralentí), para posteriormente enfrentar de forma victoriosa a Drago. En esta ocasión, después de años de entrenamiento, el hijo de Ivan Drago (interpretado nuevamente por Dolph Lundgren), Viktor (representado por Florian Munteanu, quien curiosamente es en la vida real boxeador, igual que su padre), reta a Adonis Creed (Michael B. Jordan) a pelear por el título mundial. En dicho sentido el relato es totalmente cíclico y repite secuencialmente la esencia de Rocky IV, pero adhiriendo la importancia de los vínculos padre/ hijo y entrenador/ discípulo. Ivan Drago es un padre que carga y proyecta sus frustraciones personales y profesionales en su hijo, criándolo con resentimiento. A su vez es su maestro y su peculiar tratamiento en la trama nos recuerda al personaje de Kreese, director del instituto Cobra Kai en Karate Kid (1984). Por otro lado Rocky, maestro y “tío” de Adonis, no quiere que acepte dicha pelea, aunque Adonis debido a la hybris (soberbia enceguecedora) que lo caracteriza -al igual que su padre- aceptará el desafío, pues su progenitor es al mismo tiempo su fortaleza y su debilidad, su “Talón de Aquiles”. En consecuencia, los pares afectivos se repiten cíclicamente con respecto al pasado y se expresan no sólo a nivel narrativo, sino también de forma poética mediante sus nombres. Adonis es un nombre proveniente de la mitología griega al igual que Apolo, uno de los dioses más importantes de la antigüedad clásica helénica, además los dos comienzan con la misma inicial, “A”. Ambos representan semánticamente lo sobrenatural, esa fortaleza vinculada al “ojo del tigre” de la saga original, e incluso Adonis es un nombre relacionado con la vanidad, lo cual puede vincularse a ese primer impulso irracional de aceptar el reto de Viktor Drago. Creed II a través de dos peleas de boxeo -otra vez la duplicidad presente en todos los sentidos del relato- profundiza sobre la tradición paterna, en especial de Adonis respecto a su padre Apollo tras sentir en inicio la necesidad de vengar su muerte cuan Hamlet del boxeo. Además la vuelta del pasado se vuelve aún más cíclica al presentarse la paternidad del mismo Adonis, entonces la segunda pelea será para reafirmar su identidad y encontrar su propio estilo. Recordemos que en Creed su novia le decía: “sos el hijo de Apollo Creed, entonces usá su nombre, es tuyo”. Incluso no azarosamente en la primera pelea del film Adonis vuelve a vestir los colores norteamericanos que usaba su padre en el ring, mientras que en el segundo combate, que refiere a sus motivaciones propias, el color de su vestuario deportivo es negro. Recapitulando, Creed II gira en torno a los pares binarios afectivos y profesionales, Viktor- Ivan Drago/ Adonis- Apollo Creed, pero es importante destacar que Rocky Balboa hay siempre uno solo y es siempre el mismo, el entrañable Sylvester Stallone. Asimismo hay otro eco más respecto a la saga original de Rocky en cuanto al vínculo entrenador/ alumno: recordemos el par inicial Mickey/ Rocky, sobre todo su recuerdo en Rocky V al protagonista convertirse entrenador del joven Tommy Gunn, quien lo decepcionaba por su codicia y falta de lealtad. A diferencia de ello, Adonis a pesar de los desacuerdos siempre es incondicional a Rocky y los dos mantienen un fuerte y sincero vínculo afectivo. En conclusión, Creed II es una película sólida con actuaciones verosímiles de todos sus protagonistas, y resulta sobre todo destacable el expresivo y convincente Michael B. Jordan que se afirma en el personaje. Esta secuela es lo que se esperaba del film y cumple con las expectativas de los fans, pero hay que admitir que aporta pocos elementos innovadores. Un acierto son sus ritmos que, a pesar de lo predecible, tienen la capacidad de generar tensión en el espectador en las peleas de boxeo y un emocionante clímax, pues no es sólo un relato sobre boxeadores sino sobre luchadores: es decir, hablamos de “un deporte de narices chatas y espíritus ganadores”. Quizás la reverberación con respecto a la saga previa sea debido a la coescritura del guión por parte de Stallone, quien -como es sabido- escribió y dirigió varios de los films de Rocky y esboza aquí su conocimiento del mundo del boxeo y su puesta en escena. Si bien Creed II carece de originalidad o sorpresa, produce tal emoción en el espectador que sabe llegar al corazón del mismo.
Fuerte, fragmentado y frágil Para el personaje Elijah Price (Unbreakable/Glass)los comics son, al igual que toda obra de arte, testimonio de su contexto de producción y especialmente evidencia de que -en el universo de ciencia-ficción creado por M. Night Shyamalan- los humanos extraordinarios han existido en todos los tiempos: "(…) no es casual que el período que va desde el "crack" del 29, pasando por los años de la guerra civil española, hasta el comienzo de la segunda guerra mundial, coincida con la aparición de Superman, Batman o Capitán Marvel." Oscar Masotta[i] “En los´60 (…) en cierta medida, este universo de superhéroes es un reflejo de los cambios profundos que comenzaba a vivir E.E.U.U. con las luchas por los derechos civiles". José Saturnino Martínez García[ii Por Denise Pieniazek Después de dieciocho años desde El protegido (Unbreakable, 2000) ha llegado su secuela Glass (2019). Esta continuación, seguramente no planificada con antelación, surge debido al gag del final de Fragmentado(Split, 2016) en donde aparece el personaje de David Dunn deEl protegido. En consecuencia, Fragmentado resultó entonces un spin-off de El protegido, por lo cual estos tres largometrajes conforman una saga, escrita y dirigida por M. Night Shyamalan –director de Sexto sentido (1999) y La Aldea (2004), entre otras- quien sin dudas tiene la astucia de todo buen productor. Mientras que El protegido se centraba en el personaje fuerte e inquebrantable de David Dunn (Bruce Willis) y sus características opuestas al personaje frágil motrizmente pero inteligente de ElijahPrice(Samuel Jackson), Glass se centra en este último con el fin de profundizar en las creencias extraordinarias de dicho personaje. Fragmentado cuyo único protagonista excepcional era Kevin Wendell Crumb, un asesino serial que padece un trastorno de personalidad múltiple (interpretado talentosamente por James McAvoy). Es evidente que los títulos de estas tres películas refieren a las capacidades extraordinarias de cada uno de sus protagonistas. Ambos protagonistas que tienen que ver con el quiebre -en el caso de Elijah físico, y en el caso de Kevin mental- están ligados a lo moralmente incorrecto y representan el costado maligno, mientras que en oposición el personaje de David está más cerca de lo heroico y moralmente aceptable según los cánones sociales. Comúnmente se cree que esta saga pertenece al universo de los comics, se discrepa al respecto, porque tanto Glass como El protegido no son para quien escribe películas pertenecientes al género del comic, al menos no de forma completa sino más bien poseen un híbrido de géneros o mejor dicho es una reescritura de dicho género, puesto que es una película sobre comics pero que no está narrada a través de su tradicional poética. Glass no es un filme de comics sino sobre comics o parafraseando al personaje de Jackson “es la presentación de los personajes”. Tanto El protegido como Glass son más bien una interpretación distinta del universo de los comics. Los tres largometrajes poseen elementos del género de ciencia ficción, pero mientras que El protegido y Glass se acercan al misterio, Fragmentado tiene mayores componentes del thriller. Por último, a diferencia del género de superhéroes tradicional desconocemos los orígenes de dichos “poderes”, acentuando aún más sus condiciones humanas y terrenales. Otra transgresión al género tiene que ver con los vestuarios, estos hombres no usan un uniforme o mallas ajustadas bien coloridas, sino que en el caso de David al momento heroico viste un piloto negro (similar a una capa) para protegerse de su debilidad al agua, Kevin en oposición se desviste, volviendo a su piel su propio “traje” y Elijah suele vestir prendas extravagantes de color violeta (en simbología del color el violeta y el bordeaux suelen utilizarse para los malvados). Es importante recordar para la comprensión de Glass, que en El protegido, la identidad de Elijah se define, es decir encuentra su propósito en el mundo, por saber que David tiene un poder sobrenatural y considerándolo así un héroe, lo cual lo convierte a él en el villano como dice él mismo en su “archienemigo”. Mientras que estos dos personajes están en las antípodas del bien y del mal, Kevin puede pensarse que está en el centro, ya que, a pesar de ser un asesino serial, sus acciones parecen ser consecuencia de un trauma infantil y de la manipulación posterior. Retornando al filme en cuestión, en Glass estos tres peculiares hombres son reunidos por la psiquiatra, Ellie Staple. Interpretada de forma inexpresiva y poco convincente por Sarah Paulson, esta doctora quiere estudiarlos y normalizarlos según las normas de conducta sociales, funcionando entonces en términos de Foucault como una disciplina de control. A partir de allí, durante casi todo el filme la pregunta que ronda es ¿estos hombres poseen realmente poderes o creen poseerlo mediante un recurso mental que tiene una explicación lógica para cada una de las anomalías? Sin ánimos de otorgar un spoiler y por ende analizando superficialmente, es fundamental mencionar que a pesar de dos revelaciones acertadas sobre de la vuelta de tuerca del final, el tercer giro resulta algo forzado y poco verosímil. Al respecto de esta tercera revelación del desenlace, acerca la trama a la dicotomía y enfrentamiento ya planteado en X-Men entre personas extraordinarias y meros humanos. El final sorpresivo puede ser tomado como atrevido por el riesgo que corre sobre el resultado de los protagonistas o todo lo posterior a ello, puede pensarse como falta de creatividad a la hora de presentar un final, algo muy frecuente en el cine actual, la problemática de realizar buenos finales. En conclusión, Glass es entretenida pero no tan bien lograda como sus predecesoras. No sólo la actuación de Sarah Paulson resulta forzada sino también algunos elementos de la trama. Las conexiones más certeras se realizan con la predecesora El protegido, y sin dudas generará opiniones bien contrastantes en el público.
Queridos fanáticos y simpatizantes del mundo de los comics , les recomiendo Spider-Man: Un nuevo universo (Spider-Man: Into the Spider-Verse, 2018) su calidad de animación es excelente, y mantiene la esencia estética de las historietas, incluso vale la pena verla en 3D. Realmente un tipo de animación cuya índole no tiene precedentes, sobre todo en cuanto a su textura. La historia propone una vuelta de tuerca a la tradicional historia del hombre-araña, decentralizando la figura del héroe como es tradición en el universo de los comics a múltiples variantes de "spider-men". Esas variantes no sólo ponderan el trabajo en grupo por sobre el narcisimo individual, sino que también aportan diversidad étinica y cultural (blancos, negros, latinos, mujeres, asiáticos), como así también representan estéticamente los cambios del universo animado desde la impronta del Noir y las revistas Pulp hasta los Cartoons. Aunque se hace algo extensa, es muy entretenida y divertida. Posee varias relaciones intertextuales con las versiones cinematográficas anteriores de Spider-Man, sobre todo con la trilogía dirigida por Sam Raini y protagonizada por Tobey Maguire (2002, 2004,2007), y la versión animada Spider-Man (serie de televisión de 1967), ignorando entonces las versiones más recientes protagonizadas por Andrew Garfield y Tom Holland. Como todas los filmes de Marvel, posee un cameo al querido Stan Lee, y un extra post-créditos, así que no se vayan hasta que los echen de la sala. Esta animación ha ganado el premio en dicha terna en la reciente entrega de los Golden Globes. Sin dudas vale la pena verla en una sala de cine y es tanto para grandes como para chicos. Calificación: 3ymedio/5 Denises.
El camuflaje perfecto Después de no cumplir nuestras expectativas con 15:17 Tren a París (2018), con muy poco tiempo de diferencia entre ambos filmes, Clint Eastwood regresa con La Mula (2018), la cual es sin dudas, el retorno de la impronta de una de las figuras más legendarias de Hollywood. Por Denise Pieniazek Clint Eastwood uno de los artistas con más vigencia y trayectoria tanto del cine de Hollywood como mundial, quien lleva protagonizadas más de sesenta películas y desde los ’70 nos sorprende desde el rol de director ya con cuarenta largometrajes entre los que se destacan Los puentes de Madison (1995), Million Dollar Baby (2004), Cartas desde Iwo Shima (2006) y Gran Torino (2008), entre muchísimos otros. Esta última está muy vinculada a la película en cuestión, La Mula, protagonizada y dirigida por Eadtwood, rompe la tradicional dicotomía entre el bien y el mal, encarnando una vez más un hombre mayor que es un híbrido de héroe y antihéroe, y es al igual que en Gran Torino un veterano de la guerra de Korea. Earl Stone, el protagonista en cuestión es un hombre mayor con problemas familiares y económicos. Sus parientes más cercanos –todas mujeres, esposa, hija y nieta- lo acusan de egoísta y ausente, en esta perspectiva su nieta es la única posibilidad que le queda por recomponer el vínculo familiar, o de poder cambiar la opinión que se tiene de él. Al igual que en Gran Torino la única reconciliación posible con los errores del pasado de este “viejo” son los jóvenes. Es notable que con frecuencia Eastwood esboza en sus películas su hermenéutica acerca de la historia y la actualidad norteamericana. Al respecto, La Mula, inspirada en una historia real, presenta un universo que incluye el tráfico de drogas, y el multiculturalismo y las diferentes nacionalidades u orígenes que conviven en dicho país. Earl Stone, tras tener problemas económicos con su negocio de florista, y en un mundo posmoderno que da pocas posibilidades a la “tercer edad” se convierte en una “mula”, en un transportista de drogas para un cartel mexicano. El relato está estructuralmente dividido en varias partes según las entregas de “la mula”, sintetizando que cuánto más entrega, más dinero recibe y además que en un mundo posmoderno parece que se valora más el enriquecimiento rápido y sencillo, más que el esfuerzo. En este mundo del narcotráfico la vida no tiene valor, y nada ni nadie es permanente. Resulta muy interesante la forma en que el largometraje muestra cómo “las apariencias engañan”, este hombre que tiene la apariencia del norteamericano promedio blanco, de clase media del cual jamás se esperaría lo que acontece. Earl Stone es el camuflaje perfecto, el disfraz que no encaja en el estereotipo que la sociedad tiene del traficante, y por eso se vuelve tan exitoso en dicha tarea. Incluso los jóvenes traficantes latinos con cariño lo apodan “tata”, el cual es la forma regional de denominar al padre en las zonas rurales. Este protagonista que se inmiscuye en la ilegalidad, sin embargo, genera empatía en el espectador. En consecuencia, la película nos dejará pensando ¿qué pasa con los verdaderos responsables? ¿cómo funcionan las disciplinas de control y castigo sobre los verdaderos responsables del narcotráfico? ¿es éste erradicable? En conclusión, Eastwood que a lo largo de su carrera no sólo ha demostrado su versatilidad actoral sino también su diversidad como director, pues ha narrado historias de diferentes géneros y poéticas. En La Mula, demuestra mediante un excelente manejo tanto de lo formal como de lo narrativo y con sus característicos sutiles y a la vez punzantes diálogos audaces, las diferencias generacionales y raciales que conforman este “caldo de cultivo” cultural que es Estados Unidos.
Un abrazo femenino interclasial Roma (2018), mediante su estreno casi en simultáneo en el soporte streaming de Netflix y en la cartelera argentina, presenta sin dudas un nuevo fenómeno para pensar el circuito de exhibición, circulación y consumo de películas. La obra fue escrita y dirigida por el talentoso Alfonso Cuarón, quien posee dos films que marcaron especialmente la infancia de quien escribe, La Princesita (A Little Princess, 1995) y Grandes Esperanzas (Great Expectations, 1998), lo cual es pertinente mencionar porque la película en cuestión está muy vinculada a la infancia del director, nacido en los 60 en México, y porque el relato se ambienta en el mismo país en los 70, una época y un contexto político y social que el director ha vivenciado por sí mismo. Quizás por ello se deba la importancia que tiene el cine en la película, enmarcado en el tiempo de ocio de los protagonistas. Incluso se observa un fragmento de una epopeya espacial semejante a Gravedad (Gravity, 2013), la propuesta anterior del realizador, lo que se vincula a sus deseos infantiles de ser astronauta. El título del film refiere al barrio mexicano Roma, el cual históricamente fue asentamiento de la clase alta de la ciudad y antaño contaba con una estética de casas grandilocuentes, algunas de ellas fueron demolidas al perder poder la colonia. Esto no es casual ya que Roma representa el retrato de un modelo canónico de familia que igualmente se derrumba, lo cual se condice también con el protagonismo de un temblor durante una de las escenas más significativas del largometraje. Roma retrata la historia de una familia de clase media acaudalada, compuesta por cuatro niños, sus padres y su abuela, al mismo tiempo que relata la vida de una de sus empleadas domésticas, Cleo (Yalitza Aparicio), perteneciente a otra clase social y a otra cultura. Mientras la decisión estética del tratamiento del color en blanco y negro refuerza en el relato el concepto de registro de época/ documento, esta Cleo constituye el opuesto exacto -físicamente y clasialmente- de su homónima de Cleo de 5 a 7 (Cléo de 5 à 7, 1962). Si bien al comienzo del film parece que el vínculo entre las empleadas y su jefa es distante y déspota, luego veremos que no es así y que Cleo es un integrante más de la familia. Mediante diversas metáforas, tales como el juego de palabras del título (“Roma” al revés es “Amor”), se expresa el vínculo profundo que se establece entre Cleo y la familia en cuestión, pero sobre todo entre ella y su jefa Sofía (Marina de Tavira). Dos mujeres fuertes, que representan una generación femenina en transición hacia la independencia. Aunque ellas pertenezcan a clases sociales distintas y posean realidades diferentes, tanto Sofía como Cleo encarnan roles femeninos que comienzan a salir de las normas de la época que conllevaran a otro accionar de las mujeres en la sociedad. Esta resignificación femenina se da en un microcosmos en el que los hombres son representados como abandónicos y egoístas. El universo que propone Cuarón es de padres ausentes y moralmente repudiables, dejando en evidencia el machismo de la época. En consecuencia, puede pensarse que Roma realiza una fuerte crítica a la institución familiar tradicional, proponiendo en cambio una familia ensamblada y más interesante aún, no la simple constitución de una nueva pareja sino la unificación de dos clases sociales que se necesitan, de dos mujeres que se ayudan mutuamente. Parafraseando al colega Roger Koza, puede concluirse que Roma es una “historia de reconciliación de clases”. Roma posee hermosos recursos formales y las metáforas mencionadas anteriormente envuelven una potencia semántica que resulta sutilmente cíclica a lo largo del film. Por ejemplo el reflejo del avión sobre el agua corriendo en el piso, ese mismo movimiento que se verá posteriormente en la emotiva escena del mar. Asimismo tenemos la crudeza visual del bebé en la incubadora en el hospital, al cual le cae una piedra encima durante el terremoto, imagen que se resignificará posteriormente con el embarazo de Cleo. La película, por momentos con un ritmo lento que la acerca a la narrativa del cine europeo, relata una historia más que interesante, original y profunda sobre el amor, como su título invertido indica: hablamos de un film que acerca el “cine intelectual” al espectador común. A través de un gran poder de sutileza, Cuarón desliza los avatares del contexto histórico mexicano de los 70 y la convulsión de sus calles, sin embargo Roma es sobre todo el abrazo de estas dos mujeres en cámara lenta.
Después de su primera aparición en Justice League (2017) finalmente ha llegado su película individual que presenta la génesis del personaje de Aquaman en esta nueva saga cinematográfica de DC Comics. El relato comienza con un prólogo que relata el encuentro entre su madre, perteneciente a la realeza con poderes sobrenaturales de Atlantis y su padre un humano ordinario. Aquaman es como una bildungsroman, el viaje de autoconocimiento del héroe. Porque parafraseando una línea del filme Aquaman es más que un rey, es un héroe. Despegandose casi en su totalidad de la imagen icónica de la animación del joven rubio canónico y esbelto (1967), y ligando ésta representación más a los cómics de la "Edad Moderna" de los '90 que complejizan la psicología del personaje volviendolo más ambivalente. En esta ocasión la caracterización física de Aquaman se asemeja a los dioses de la mitología griega con sus cuerpos de Adonis pero con un elemento humano de rebelde y desalineado. Mientras en la serie animada de los 60 Aquaman era más bien "afrancesado", el Aquaman actual es un rudo "machote", que propone otro ideal de masculinidad totalmente distinto y para nada ambiguo, incluso se incluye un romance en el filme con la princesa Mera. Asimismo, toda la narración de película está construida a semejanza de los relatos del clasicismo griego, recurriendo constantemente a su mitología. Mientras Edipo se ha enfrentado a la Esfinge y Teseo al Minotauro, Aquaman se enfrentará a una criatura subacuática para expandir sus poderes y afirmar su identidad. La película presenta constantes pares opuestos el universo terrestre versus el universo maritimo, el universo humano versus el universo mitológico, los buenos versus los malos, colocando a Aquaman como un híbrido entre estos dos mundos y por eso su caracterización "mestiza" se aleja de la belleza clásica "aria" que poseen los oriundos de Atlantis. Aquaman, por más que tiene momentos acertados y entretenidos, es otro intento poco logrado del universo cinematográfico de DC. Seguro, ningún fan del universo de los cómics quiere perdersela, pero para el espectador común y el especializado es poco original. Por momentos no se sabe si estamos viendo una película de DC o de Star Wars, y esto es sin dudas un desacierto. Calificación 2 ymedio /5⭐
Colette (2018) ,biopic basada en la vida de la artista literaria y teatral, Sidonie-Gabrielle Collete, es uno de mis estrenos recomendados. El relato se centra en la etapa media de su vida y sobretodo en su periodo de "liberación" es decir de afirmación de su propia identidad tanto como escritora como también su exploración de la sexualidad, rompiendo con toda clase de normativas sociales de la época. Siendo sin dudas una mujer adelantada para su contexto, el filme está ambientado a fines de 1800 y principios de 1900 evidenciando los ideales machistas y pacatos de le época. En un periodo en los que muchos deseos se tenían pero puertas adentro y cuando estos eran representados surgía la polémica, mientras que varios los practicaban. Colette trata no solo de la interesante vida de esta mujer que supo expandir los límites canónicos del género tanto en el sentido social de los roles y hábitos que se supone corresponden a una mujer, sino también desde la expresión de su bisexualidad. El filme a sí mismo expone las hipocresías del contexto social de aquel entonces, la desigualdad entre géneros y que cuestiones como la bisexualidad, el travestismo y el "poliamor" son más antiguos de lo que se cree. Es un testimonio más de tantos otros de mujeres cuyo crédito artístico o creativo fue robado por su pareja obligándola a mantenerse relegada al anonimato. Colette pone en escena y vuelve a darle voz a una de las primeras escritoras de la historia a quienes, una vez más la historia oficial patriarcal, dejo relegada sin otorgarle mérito suficiente y por eso este relato vuelve a reivindicarla. Al respecto de la vida real, un dato interesante es que su novela "Gigi" fue llevada al cine en la transposición dirigida por Vicente Minelli en 1958.
"El libro de imagen" es el último filme del reconocido Jean-Luc Godar, uno de los principales exponentes de la nouvelle vague. Godard posee 87 años de edad y una extensa filmografía cinematografica, la cual se ha caracterizado en los últimos años por su mirada hermenéutica tanto del cine como de la sociedad en general. Ya en filmes como "Nuestra música" (2004), "3x3D" (2013) y "Adiós al lenguaje" (2014) el director se ha vuelto cada vez más fragmentario tanto a nivel formal como narrativo. El libro de imagen es un documental sumamente intertextual con constantes referencias culturales, sociales y cinéfilas. En "El libro de imagen", el director explícita la fragmentación volviendo el relato sumamente metadiscursivo, reflexionando una vez más sobre el lenguaje en si mismo. Con una fuerte postura crítica hacia las remakes, vincula la repetición en el cine a la repetición de ciertos acontecimientos históricos, principalmente la guerra. Evidenciando como la historia de la humanidad se repite una y otra vez, tanto en el cine como en la vida. Mediante una polifonía constante, el director reflexiona también acerca del feminismo actual y a través de diversas imágenes muestra mujeres hostigadas. Mediante un montaje audaz como el de los rusos, en este film Godard reflexiona sobre este "libro histórico" que es el relato oficial de la humanidad, una forma visual de contar la historia de la humanidad a través del cine. En conclusión, un documental más que interesante, pero para cinéfilos conocedores de su poética y modo de representación. Digamos que no es algo para todo público sino más bien para un público intelectual. Sobre todo por lo fragmentario del relato, lo cual exige la concentración constante del espectador.
Les dejo una breve opinión sobre la segunda entrega de Animales Fantásticos 2: los crímenes de Grindewald nuevamente dirigida por David Yates (director de las últimas cuatro entregas de la franquicia de Harry Potter). En esta segunda entrega de una "especie de precuela de Harry Potter, crecen las referencias sobre todo hacía el final al primer mundo magico creado por creado por J.K. Rowling (Harry Potter) En esta ocasión seguimos en la década del '20 pero la escena se traslada a París, con avatares más entretenidos que la primera entrega pero que aún no terminan de explotar porque claramente están pensadas como saga y estas dos primeras parecen ser la presentación del conflico entre dos bandos claros de magos separados por la tradicional dicotomía de buenos y malos. Mientras en la primera entrega la división era más bien entre "magos y no magos" aquí los magos deberán elegir un bando dentro de su especie. En conclusión, si bien es entretenida lo más interesante sucede hacia el final, al igual que la participación del villano en cuestión ( j.depp) que está relegada principalmente al comienzo y final del filme, lo cual es paradójico teniendo en cuenta el título de la película. Además, le falta un poco de poder de síntesis para que no resulte extensa. Al igual que la primer entrega, se tiene la sensación de que carece de accion, que el argumento avanza y parece no suceder nada salvo hacia el final. Por supuesto su clausura nos deja expectantes para la próxima entrega donde parece aparecerá la acción propiamente dicha.