La “Arena” se torna subterránea… Sinsajo – Parte 2 es el cuarto y último film de la taquillera saga Los Juegos del Hambre (The Hunger Games). Estas películas, basadas en la trilogía literaria de Suzanne Collins, narran la rebelión de los habitantes de los distritos contra la dictadura del presidente Snow, cuyo centro político es el Capitolio. La escritora de las novelas se inspiró en el mito griego de Teseo y el Minotauro, y en los combates de los gladiadores romanos. Al igual que las batallas de los gladiadores en el Coliseo, los “juegos del hambre” evidencian que los pobres -como espectáculo- están al servicio de una élite. Estas influencias clásicas también se ponen de manifiesto en la escenografía y el vestuario del film, en donde las fusiones temporales con otras estéticas son muy contundentes y marcan un claro contraste entre el mundo del Capitolio y el de los distritos. En Sinsajo – Parte 2 el camino de autoconocimiento de la heroína Katniss (Jennifer Lawrence) llegará a su clímax, ya que no sólo deberá decidir por el futuro de Panem sino por el suyo propio, teniendo que elegir entre el amor de Peeta o Gale. Uno de los problemas centrales es que Peeta fue envenenado y se encuentra emocionalmente inestable. A través de esta saga -cuyas secuelas están más que bien enlazadas- Katniss ha sido preparada para llegar a ser la líder de la sublevación, convirtiéndose en el rostro de la misma encarnando al Sinsajo (ave que es símbolo de la esperanza y la rebelión). Aún más que en los filmes anteriores, la joven deberá tener sus instintos bien alertas para saber en quién confiar y en quién no. En un relato -que posee bastante del contenido de autores literarios como George Orwell y Ray Bradbury, entre otros- se expone crudamente cómo en una guerra civil tanto los que tienen el poder como los que se oponen al mismo utilizan muchas veces los mismos recursos: la persuasión a través de los medios de comunicación y los aparatos represivos y disciplinadores de control. Sólo mediante la unión entre los diversos distritos será posible que la revolución cobre fuerza para poder ingresar al capitolio y enfrentarse a la tiranía de Snow (Donald Sutherland). La comandante de los rebeldes, Alma Coin (Julianne Moore), será el álter ego del presidente Snow. En su subterráneo Distrito 13, el cual se asemeja a un panel de abejas, ella será la abeja reina, dirigiendo así la otra parte del juego, y una vez más Katniss se sentirá sólo una pieza más del mismo, entonces su carácter volverá a sorprender a las multitudes y darle esperanza a los débiles. Este film retoma algunos conceptos que se esbozan en la segunda película de la franquicia, Los Juegos del Hambre: En Llamas, sobre todo en torno a la relación entre Katniss y Peeta. Sin embargo, aunque supera ampliamente a Sinsajo – Parte 1, no es mejor que el resto de las películas de la saga, ya que entre otras cosas su final es un tanto predecible. A pesar de ello, un aspecto positivo a rescatar es la presencia de los interesantes efectos especiales y su utilización de forma no excesiva ni demasiado pomposa. Lo cual no es poca cosa en un film de ciencia ficción, en los cuales se tiende a abusar de los mismos y de los recursos que permiten las nuevas tecnologías.
Sin talento para cantar, con talento para conmover. Marguerite (2015), inspirada en hechos reales, narra la historia de una baronesa cuyo sueño era ser cantante de ópera. Como amante de la música, ella destina todo su tiempo a ensayar incansablemente. Debido al poder que posee por su status social, organiza conciertos a beneficio en los que canta para su entorno; el conflicto está en que nadie se atreve a decirle a Marguerite Dumont que carece de talento. Este film dirigido por Xavier Giannoli (conocido por Quand j’étais Chanteur, À l’origine y Les Corps Impatients; largometrajes en los cuales se destaca la música, ya sea a nivel del tópico central o de la banda sonora) posee imágenes realmente bellas, con escenografías y vestuarios dignos de ser apreciados mediante sus poéticos encuadres. A diferencia de la mayoría de las películas, en vez de comenzar con un plano general que nos sitúa en tiempo y espacio, ésta comienza con un plano medio, lo cual puede interpretarse como un gesto transgresor de su director. Marguerite se presenta al comienzo del relato como un enigma, como un mito, aún no ha sido mostrada y sin embargo esperamos la llegada de una mujer a la que accedemos mediante sus retratos, en los cuales está caracterizada con vestuarios exóticos. Lo único que sabemos de ella al comienzo es que cantará. Después de la misteriosa espera, la protagonista aparece con un vestuario que nos sitúa en Francia en los años 20, la oímos cantar y ahí comprendemos por qué su marido demora adrede su llegada al evento: ella desafina terriblemente. Su desatino terminará produciendo comicidad no sólo en los espectadores dentro de la diégesis, sino también en nosotros. Es pertinente destacar el maravilloso trabajo de interpretación a nivel vocal y expresivo de la actriz Catherine Frot, quien logra tanto hacernos reír como conmovernos con la ternura de su personaje. Esta película está dividida en cinco capítulos, los cuales evidencian el recorrido y la formación de nuestra heroína, en palabras de su protagonista: “me llevó tiempo encontrar mi voz”. La pasión y dulzura de Marguerite son tales que nadie podrá decirle que no. Aunque no posee talento para el canto, logrará que los demás se encariñen y compadezcan de ella, manteniendo así su fantasía ya que comprenden su pasión por la ópera. Es pertinente que nos preguntemos entonces si mantener su fantasía será perjudicial o no para ella; ya que Marguerite pronuncia las siguientes palabras: “la música es todo para mí, es eso o volverme loca”. Este film no sólo habla de la pasión y la frustración, sino también de los roles socialmente impuestos. En un contexto social marcado por las vanguardias artísticas y los nuevos movimientos políticos como el anarquismo, el rol pasivo de las mujeres será cuestionado, lo cual se evidencia en personajes emprendedores con deseos propios como el de Marguerite y su alter ego Françoise. Su marido la ve como un “monstruo”, ya no tolera oírla cantar pero tampoco quiere que se aboque a ninguna actividad, lo cual refuerza lo mencionado anteriormente, acentuado gracias a una relación intertextual con la ópera Pagliacci (la cual se centra en un actor celoso, capaz de matar a su esposa). En este relato la cámara fotográfica dentro de la diégesis cobrará un significado primordial, ya que la necesidad de expresión artística no aparece solo encarnada en la figura de Marguerite sino también en la de su sirviente Madelbos. Éste será un personaje clave en la narración ya que incentiva la pasión de la protagonista, y a su vez la de él mismo: la fotografía. Madelbos le tomará retratos con los excéntricos vestuarios de ópera, mediante los cuales creará su propio relato a través de las imágenes. Este personaje develará un costado siniestro, puesto que al comienzo es quien la protege, sin embargo su constante mirada -acentuada por el plano detalle de su ojo a través de la lente de la cámara- resultará inquietante, hasta finalmente desencadenar la tragedia.
Un Peter Pan humanizado. Peter Pan (2015), dirigida por Joe Wright, conocido por sus transposiciones literarias Orgullo & Prejuicio (2005), Expiación, Deseo y Pecado (2007) y Anna Karenina (2012), lleva aquí a la pantalla grande la obra de teatro estrenada en 1904 bajo el título de Peter Pan, el niño que no quería crecer. Es sabido que se han llevado a cabo varias transposiciones del clásico personaje infantil, pero la originalidad de esta interpretación reside en su carácter de precuela, a diferencia de Peter Pan (2003), la cual no aportaba ninguna novedad. Aquí se narran los inicios de Peter Pan, introduciéndonos en su origen y su arribo a la tierra de “Nunca Jamás”. Peter es un niño que fue abandonado por su madre Mary (nombre que originalmente poseía la madre de Wendy) y por ende, se encuentra en un orfanato en la Inglaterra de la Segunda Guerra Mundial. Las monjas crueles que manejan dicha institución secretamente venden a los niños a los piratas. La característica de este film es que enfatiza el lado humano de Pan, a pesar de poseer el don de volar. Es decir, en la psicología del personaje las ambivalencias humanas serán más que sus dotes, a diferencia del tradicional Peter Pan (1953) de Disney, por ejemplo, que tenía un aspecto de niño-duende; es decir, su aspecto mágico relucía en su apariencia exterior (hoy el detalle se transforma en una emoción interna). Aquí es el único don mágico que tiene, además de entender el lenguaje de las hadas, mientras que en el texto de su creador James M. Barrie poseía varias cualidades extraordinarias. La llave de la flauta de Pan develará que Peter está destinado a cumplir la profecía del lugar (al igual que Alicia en Alicia en el País de las Maravillas, de Tim Burton), centrada en la liberación del País de Nunca Jamás de la tiranía de Barbanegra. La inclusión del más famoso de los piratas ingleses (interpretado por el versátil Hugh Jackman), caracterizado con un vestuario negro que combina las estéticas del barroco y la oriental, viene acompañada de un ejército de colegas, algunos de ellos clowns aterradores. Barbanegra, el villano del film, es representado como un líder carismático que explota niños en minas para obtener polvo de hadas (la explotación infantil será un rasgo presente en ambos mundos). A este líder carismático lo acompaña un soundtrack muy intertextual con canciones como Smells Like Teen Spirit de Nirvana y Blitzkrieg Bop de los Ramones. En la versión de Disney, para volar eran necesarios los pensamientos y el polvo de hadas (polvo de estrellas), en cambio aquí la fe en uno mismo es más que suficiente. El poder del polvo de hadas está limitado a la eterna juventud, la cual será anhelada por el villano y no encarnada en el personaje del niño eterno Peter Pan. En esta aventura Pan estará acompañado por quien en el futuro será su enemigo, el Capitán Garfio, y también por su fiel colega Smith. Pan y Garfio lucharán a la par en este mundo paralelo lleno de misterios, en donde sirenas y árboles guardan recuerdos, funcionando como la memoria histórica del País de Nunca Jamás y protegiendo todos sus secretos. En este mundo mágico los nativos serán representados por diferentes culturas homologadas en una estética que combina lo indígena con lo oriental. El reino de los nativos, a diferencia del de Barbanegra, es muy colorido. Finalmente, se dejan aquí las puertas abiertas para el inicio de una saga en la cual sería interesante ver cómo se transforma la amistad entre Peter y Garfio en enemistad. Asimismo, nos preguntamos si se desplegará o no su potencial mágico, planteado originalmente por su creador Barrie, o si seguirán primando sus características humanas (enfatizadas por su búsqueda identitaria).
¿Sin escape? La película Sin Escape (No Escape, 2015) está situada en un lugar cuya exactitud no se le informa al espectador, lo único que éste sabe es que pertenece al sudeste asiático y que está cerca de la frontera con Vietnam. Allí una familia norteamericana, compuesta por un matrimonio y dos niñas, llega para instalarse de forma permanente debido a que el sostén económico del clan, Jack Dwyer (interpretado por el intrépido Owen Wilson), trabajará para una empresa norteamericana. El conflicto se presenta de inmediato cuando un orden dictatorial se impone asesinando violentamente al gobernante de turno, desatando así una guerra civil. Los rebeldes asesinan a todo aquel que se opone y a todos los extranjeros sin importar si son turistas de paso o residentes, incluso matarán a sus compatriotas. En consecuencia, Jack y su familia estarán constantemente en peligro. Este “drama de acción”, si bien posee un guión básico y predecible, logrará mediante el montaje y la dosificación de la intriga mantener al espectador interesado en todo momento. Aunque en ocasiones la tensión será tan constante e intensa que asfixiará al espectador. En un país oriental, presentado aquí por la esposa de Jack (Lake Bell) como perteneciente al Cuarto Mundo, los rebeldes ejercerán tal violencia que ésta resultará poco tolerante para la vista; sin embargo, los protagonistas del film tendrán gran resistencia, incluso las niñas. Los medios de comunicación serán interrumpidos, al igual que toda posibilidad de contacto con el exterior, por ende los Dwyer se verán sumergidos en una emboscada. Jack será caracterizado como un astuto ingeniero, cuya velocidad mental y audacia le permitirán a él y su familia escapar una y otra vez de situaciones extremas. La estructura tan esquemática del guión resulta algo tediosa: los protagonistas pasan por una situación extrema, luego tienen pocos minutos de respiro y pasarán otra vez por un acontecimiento extremo. Por lo tanto, la película se vuelve un tanto redundante y cíclica. En ella no sólo la familia Dwyer no tendrá alivio, sino que nosotros los espectadores tampoco. El Cuarto Mundo es representado en el film por países muy pobres que sólo pueden sobrevivir gracias al turismo, en función de sus hermosos paisajes. La tesis social de Sin Escape será explicitada por Hammond, interpretado por Pierce Brosnan, quien funciona en la estructura dramática como “personaje delegado”. Brosnan interpreta una vez más a un héroe de acción que protegerá a la familia en cuestión. La crítica del film reside en las consecuencias que producen los intereses capitalistas de los países imperialistas -como Estados Unidos e Inglaterra- sobre el Tercer Mundo con pocos recursos: las falsas promesas de los países colonizadores terminan por empobrecer a los países del devenido Cuarto Mundo, según lo expresa Hammond.
Un relato de madres disidentes. La película Mi Amiga del Parque narra la historia de Liz (Julieta Zylberberg), quien recientemente fue madre por primera vez. Sin embargo, por más que la invade la felicidad, es consciente de la inmensidad de dicho acontecimiento e inevitablemente se siente abatida por el mismo. Posiblemente esto se deba a que Liz es casi una madre soltera, ya que su marido (Daniel Hendler) se encuentra permanentemente de viaje por trabajo y su núcleo familiar es reducido. Este film dirigido por Ana Katz, cuyas propuestas suelen brindarnos historias extrañas e interesantes, esboza sutilmente los miedos y dudas que nacen ante la maternidad y la nueva identidad que para la madre esto implica. En palabras de su autora, Mi Amiga del Parque narra el “estado de ensoñación de una madre primeriza”. Esta madre posmoderna sale de paseo con su bebé hacia un espacio abierto, no sólo en cuanto a naturaleza, sino también en tanto que invita al encuentro. Allí conoce diferentes tipos de madres: la monotemática, la que habla del aborto, la convencional, la que renuncia a ser madre, pero quien principalmente llamará su atención será Rosa (interpretada por quien escribe y dirige). En palabras de la directora durante la conferencia de prensa: “queríamos contar estilos pero no prototipos”. Liz se siente identificada con Rosa, ya que ambas se sienten algo perdidas y las dos sienten ciertas “insuficiencias” como madres. Rosa por no ser la madre biológica de la beba, y Liz por no haber podido amantar a su hijo. Pues este es el objetivo principal del film: mostrar que no hay una única forma de ser madre, ni un deber ser. En una sociedad en la cual se dan varios aspectos de la maternidad de forma naturalizada como la “intuición maternal” o lo que se supone que es bueno o no para un niño, Mi Amiga del Parque indaga en qué implica en este contexto ser madre. En el largometraje se muestran diversos tipos de madres, ninguno es mejor o peor que el otro, simplemente ejemplifican un mundo diegético heterogéneo. Tan múltiple que en él algunos hombres están presentes, pero otros como en el caso del marido y el padre de Liz están casi ausentes. En el caso de Gustavo, su esposo, su presencia es mediante un registro audiovisual a través de la pantalla de una computadora. En cuanto a su padre, su aparición es meramente sonora dejando frases en un contestador que nada le aportan a Liz y su complicada cotidianidad. Liz se acerca cada vez más a Renata y Rosa, estas hermanas que son extrañas pero con un atractivo peligroso que despierta la curiosidad de esta madre primeriza. El sobrenombre “las hermanas R” -denominadas así por el resto de los padres del parque- tal vez sea una simplificación de “raras”, sin embargo, son las únicas que al comienzo la hacen sentirse a Liz cómoda en ese espacio. Pues ese es el conflicto de la protagonista, quien se siente algo abrumada por el espacio maternal y las madres “tradicionales” que se reúnen en ese parque. En esa unión entre las madres que rompen con las normas y las madres normativas, ella encontrará el equilibrio. Es complejo encasillar este film en un género cinematográfico, en palabras de su creadora es definida como “una comedia preocupante”, con un “suspenso doméstico”. En esta ambigüedad que va desde planos en la nuca de la protagonista hasta canciones de cuna, lo que es certero es que Ana Katz no juzga, sino que comprende a éstas madres disidentes.
Disparatados enredos amorosos Terapia en Broadway (She´s Funny That Way, 2014) -escrito y dirigido por el reconocido Peter Bogdanovich- es un film en el cual se despliega un tono similar a las screwball comedies surgidas durante el periodo de cine clásico norteamericano. El género de la screwball comedy es conocida en español como comedia sofisticada o alocada. Uno de los representantes de dicho género en su época dorada ha sido Ernst Lubitsch, homenajeado aquí con una cita a su film Cluny Brown (1946), especialmente con la frase “Squirrels to the Nuts” (ardillas a las nueces), la cual es recurrente durante toda la película, siendo un disparador de conflictos fundamental en la misma. Accedemos a este relato bajo la voz de uno de los personajes principales, Izzy (Imogen Poots), quien va narrando los acontecimientos de forma muy peculiar en una entrevista. Es decir que toda la historia estará mediada por su punto de vista, del cual no sabremos qué es verdad y que no, pero si nos mantendremos interesados en ella debido a su verosimilitud y a lo divertido de los acontecimientos. Isabelle (Izzy) al narrar la historia se compara con grandes divas de Hollywood como Lana Turner y Marilyn Monroe, ya que ella también desea convertirse en una estrella. Incluso cita al film Breakfast at Tiffany´s (1961), sintiéndose identificada con el personaje interpretado por Audrey Hepburn. Para Izzy no importa la verdad sino la manera en que un relato resulta interesante hasta el punto de convertirse en un mito. Esta comedia de enredos amorosos, cuyo nivel de coincidencias y comicidad nos remite al cine de Woody Allen, articula las vidas de Izzy -una prostituta aspirante a actriz-, Arnold (Owen Wilson) un director de teatro que se involucra con ella pero que cree erróneamente que jamás volverá a verla; Delta -su esposa y la actriz principal de la pieza a representar-; Seth (Rhys Ifans), su compañero en la obra, quien es toda una celebridad y está enamorado de Delta desde hace años y Joshua, el escritor de la obra de teatro. A su vez, habrá otras coincidencias que involucran a la novia de Joshua, Jane (Jennifer Aniston) quien representa a una terapeuta nada convencional. Estos triángulos amorosos se multiplican a medida que avanza la intriga, no sólo a través de estos personajes principales, sino también con otros secundarios. La trama en si misma poseerá enredos que se trasladarán también al plano formal: el relato es anacrónico y posee vaivenes temporales que enfatizan aún más lo absurdo de la historia. El universo diegético posee varios niveles de significación a nivel estructural: por un lado la entrevista, dentro de la misma la historia entre todos los personajes y dentro de la misma el ensayo de una obra de teatro. La redundancia y superposición de significados es constante, ya que incluso la trama de esa obra a ensayarse habla acerca de la traición amorosa. Un aspecto que se descubrirá una vez avanzada la intriga es que Arnold es un personaje que lleva una doble vida, e Izzy no ha sido la única prostituta que él ha influenciado como un mecenas para que deje ese estilo de vida. Mediante la frase “Squirrels to the Nuts” él ha incentivado a varias mujeres para que realicen sus sueños. Esa frase funciona como una metáfora de que nadie puede decirle a ninguna otra persona cuál es su lugar o qué debe hacer, cada cual debe hacer lo que considere su destino o propósito. Porque como dice Izzy, inclusive una prostituta que es una “musa” necesita de otra “musa”. De esta forma, Bogdanovich, tan intrépido como siempre, no realiza un juicio sobre la moralidad de los personajes. Al final del film habrá una sorpresa célebre en un cameo que será el remate final del film, incluso se seguirá dosificando información a través de los créditos de clausura.
Un gancho izquierdo al destino. En Revancha Billy Hope, interpretado por Jake Gyllenhaal, es un exitoso boxeador que se ha criado de forma marginal pero que logró revertir su historia al crear su propia familia junto a Maureen (Rachel McAdams), con quien tiene una hija. Todo va de maravillas en su vida hasta que un sorprendente infortunio volverá a cambiar su destino por completo. Gyllenhaal sigue demostrando que es un actor versátil, en este caso interpretando a un héroe que se levanta frente a la adversidad con humildad y tenacidad, mostrando -como dice Osvaldo Príncipi- que el boxeo es un deporte de “narices chatas y espíritus ganadores”. Este film es más que una película de boxeo, es acerca de los valores y los vínculos afectivos. Tal como el tatuaje de pájaro en el cuello de los protagonistas, esta historia analiza el resurgir de las cenizas como un ave fénix. Porque mientras que en los largometrajes de Scorsese vemos a sus héroes descender de la cima hasta caer por completo debido a su hibris, aquí tendremos un héroe que comienza desde el éxito, pasando por los escombros, hasta revertir ese destino tal como lo indica su apellido, Hope: con “esperanza”. Veremos tres peleas en Revancha y cada una de ellas simboliza uno de los momentos anteriormente mencionados. Este film dirigido por Antoine Fuqua, conocido sobre todo por Día de Entrenamiento (2001), tiene todo lo que una película de entretenimiento debe tener: adrenalina, intriga, emoción, una historia de amor y el espíritu triunfador de su protagonista. Debido al excelente uso de los travellings, las tomas subjetivas y el montaje, puede pensarse que el director ha tenido en cuenta varias películas de boxeo de antaño. Una evidencia de ello es la caracterización del entrenador interpretado por Forest Whitaker, el cual remite al personaje de Morgan Freeman en Million Dollar Baby (2004), no sólo por su ojo celeste, sino por la historia detrás del mismo. El director quería que las escenas fuesen lo más realistas como fuese posible. Para cumplir este objetivo, Gyllenhaal entrenó dos veces al día durante cinco meses logrando incluso prescindir de dobles en las escenas en el cuadrilátero. Mediante un excelente manejo de la intriga, Fuqua nos sumerge en la historia de redención de este boxeador, quien deberá aprender muchas cosas o volver a aprender algunas, como por ejemplo a boxear. Billy Hope deberá manejar su ira no sólo en el ring sino también en su vida, aprendiendo cómo ser padre. Su hija cambiará repentinamente de actitud y los roles entre ambos se confundirán, pues ella ha tomado como su madre un rol protector. En consecuencia, este relato cinematográfico -a través de las figuras femeninas del mismo y de la propia historia de Billy- tendrá una circularidad constante. Revancha está llena de altibajos que nos llevan desde lo sentimental hasta la adrenalina, siempre acompañada del soundtrack a cargo de Eminem. No es casual la participación del rapero en el film, ya que en un principio él fue pensado como protagonista e incluso inspiró al guionista a través de su historia de lucha símil 8 Mile (2002). Finalmente Eminem decidió no aceptar el papel pero sí ser parte del largometraje de otra forma y así comenzó a componer las canciones después de ver el primer corte de la película. Puede concluirse entonces que Revancha utiliza al mundo del boxeo como excusa para hablar de diferentes adversidades de la vida, sobre todo en torno a los vínculos afectivos. Por lo tanto cada pelea y cada golpe contienen un significado en sí mismo, y con cada uno de ellos el boxeador entregará una parte de su vida.
Familia o Clan: donde las apariencias engañan El Clan es un largometraje escrito y dirigido por Pablo Trapero –autor de Mundo grúa, Leonera, Carancho, Elefante Blanco, entre otras- que narra el caso policial de la familia Puccio, la cual se dedicaba al secuestro extorsivo. La película, ambientada principalmente en la década del ´80, desenmascara lo más íntimo de esta familia, compuesta por Arquímedes (líder de los operativos), su esposa Epifanía y sus hijos Alejandro (el colaborador más activo), Daniel (“Maguila”), Silvia, Guillermo y Adriana. Al tratarse de golpes delictivos complejos (secuestro de personas adineradas y poderosas), la banda operaba con cómplices por fuera del círculo familiar, entre ellos Roberto Díaz. Asimismo, no todos los integrantes de la familia colaboraban con su accionar concreto, sino que algunos lo hacían desde su silencio y complicidad. Comenzaron con los secuestros en los ´70, época en que estaban protegidos por simpatizantes de la dictadura militar. Este caso criminal fue difundido por los medios de comunicación en su momento y despertó el interés del público, así como también el del director, quien tras una larga investigación decidió llevarlo respetuosamente a la pantalla grande. El Clan con un contexto histórico que involucra uno de los periodos más dolorosos de la historia argentina, expone la crueldad de los secuestros y en algunos casos sus asesinatos, concientizando al espectador acerca de dichos acontecimientos, que por mucho tiempo fueron desconocidos por gran parte de la sociedad. Incluso no todos saben que los secuestros extorsivos a gente adinerada ya eran frecuentes previo a la dictadura militar. En consecuencia, se considera valorable el hecho de que Trapero haya decidido filmar esta temática incluyendo imágenes y audios de archivo que nos ambientan en la época. De igual modo operarán la escenografía y la caracterización de los personajes. Un decorado que junto con los planos-secuencia (un estilema recurrente en el cine de Trapero) enfatiza la división entre el mundo de las apariencias y el universo criminal, separando así el adentro del afuera y el arriba del abajo, la familia y las víctimas (apresadas en el hogar Puccio). En una familia donde el padre es también jefe -interpretado de forma muy bien lograda por Guillermo Francella- el orden patriarcal parece difícil de subvertir. Con actitudes manipuladoras, Arquímedes involucra a casi toda su familia en el universo criminal, contra el cual algunos de sus hijos se atreverán a revelarse. La tensión entre ellos puede observarse, por ejemplo, en las escenas en que comparten la mesa familiar, la cual es, según Ricardo Manetti, un elemento enriquecedor para analizar gran parte de la historia del cine nacional y sus contextos. Es impactante ver cómo este matrimonio sumergió a sus hijos desde temprana edad a convivir con el crimen, tal es así que parecen haberlo naturalizado. Los silencios y gestos cómplices de Epifanía (Lili Popovich) serán claves para comprenderlo.
La lucha de los sexos. El último film dirigido por Roman Polanski, La Piel de Venus (Venus in Fur, 2013), es la quinta transposición de la novela La Venus de las Pieles (1870) de Leopold von Sacher-Masoch (apellido del cual deriva el término masoquismo). Esta película está basada además en el texto dramático del coguionista David Ives, en el cual se expone una visión de la novela que la resignifica por completo. La narración se inicia con un plano general que nos sitúa en un teatro algo deteriorado, abriendo sus puertas como metáfora del telón teatral. Tal vez pase desapercibido que en dichas puertas hay afiches de una obra teatral anterior sobre cowboys. Dicho afiche cobrará relevancia, ya que éstos representan en el imaginario colectivo la masculinidad; un aspecto vinculado al tema aquí esbozado: los roles que socialmente se supone corresponden al varón y a la mujer. En este teatro se encuentra el director Thomas, haciendo audiciones algo desganado por no poder hallar a la actriz adecuada para el personaje. Justo cuando estaba por desistir aparece Vanda, una mujer excéntrica y de apariencia grotesca dispuesta a todo. Para sorpresa de Thomas, Vanda -quien al quitarse el tapado descubre un vestuario de cuero asociable al sadomasoquismo- conoce a la perfección sus líneas, comenzando un ensayo que sin dudas será un viaje de ida para él. El momento en que ella empieza a interpretar al personaje es resaltado formalmente por Polanski con un encuadre que la enaltece como a las divas del Hollywood del período clásico. A medida que ambos encarnan los roles, éstos se van intercambiando hasta finalmente cambiar por completo. No sólo el aspecto jerárquico de director y actriz, sino también los de dominio entre hombre y mujer. Mediante dicho cambio la tensión sexual irá in crescendo al igual que la inquietud del espectador, por lo tanto, la tensión narrativa coincide con la sexual. Asimismo, la estructura del film posee tres niveles de significación que conectan las relaciones intertextuales y los diferentes lenguajes: la novela, el teatro y el cine. Al igual que su escenografía, la cual despliega también tres planos: la del teatro como universo diegético, el decorado que quedó de la obra anterior, y la utilería de la futura obra a representar, generando así una yuxtaposición de significantes muy interesante. Aquella relación de dominación y masoquismo entre los caracteres expone una lucha entre sexos en la cual la relación ama-esclavo evidencia el disfrute y la “perversión” sobre ese tipo de vínculo que sale de las normas. Esta alternancia de roles es similar a la del texto dramático de Strindberg La Señorita Julia, cercana en su año de producción a la novela. Vanda, quien encarna metafóricamente a Venus con la sensualidad del vestuario, su belleza y su crueldad, ejercerá tal dominio que incluso logrará travestir a Thomas, quien hallará un placer fetichista al usar sus zapatos. Por ende, los límites entre personaje y “persona” se funden hasta desvanecerse por completo. La película expone varias interpretaciones posibles acerca de la novela, evidenciando que las miradas sobre una misma obra de arte son infinitas. Pero en el film la tesis social de Vanda está tan cargada de feminismo que dominará a Thomas. Las relaciones intertextuales continúan, ya que la pintura que inspiró la novela y que aquí también es citada, La Venus del Espejo de Tiziano, representa esa mirada machista que Vanda repudia: la construcción de la mujer como un ser vanidoso que se admira frente a sí misma. Con ese rechazo ella pronunciará -encarnando a la diosa mitológica- “la piel me ha hecho lo que soy”. Un aspecto del film que sin dudas es para cuestionar, es el porqué él para terminar de ser completamente subsumido debe verse como mujer. Es pertinente preguntarse si esto refuerza o revierte todo el argumento del film. Bajo la voz de sus personajes, Polanski libra al espectador otra reflexión: ¿debe o no una obra de arte poseer una tesis social y política?
Big Eyes: El secreto de esos ojos El reciente estreno de Big Eyes (2014), el último proyecto de Tim Burton como director, ha puesto en foco nuevamente a la artista plástica Margaret Keane. Tim Burton tuvo gran influencia de la artista en su estética, lo cual puede verse principalmente en sus personajes de ojos grandes como Jack y Sally; en las figuras de El cadáver de la novia, Frankenweenie, Beetlejuice, Vincent y en los marcianos de Mars Attacks!. En palabras del propio director: “…su trabajo tuvo un gran impacto en mí, y cuando la conocí, ella me recordó a mi abuela, quien era muy callada y amorosa”. Margaret Keane interpretada por Amy Adams quien de forma sutil pero verosímil refleja su drama interior, encarnando con exactitud la personalidad de la pintora. La idea de trasladar a la pantalla cinematográfica la biografía de Margaret comenzó junto a los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski, quienes ya habían trabajado con Burton en su primera biopic, acerca del director de cine de terror de clase B, llamada Ed Wood (1994). No es casual que las dos películas biográficas que Burton realizó sean de dos artistas que él admira mucho y que tuvieron gran influencia en sus obras. Al respecto el director contó en algunas entrevistas que “Cuando era niño veía pinturas de Keane constantemente…en la oficina de mi doctor había una big-eyed girl con un perrito, en la oficina de mi dentista habían series de niños con gatos. Cuando iba al mercado, habían postales con las bailarinas, los niños abandonados y los vaqueros de Keane, y así sucesivamente. Yo estaba fascinado por sus enormes y tristes ojos al estilo del Big Brother. Yo amé que esos extraños niños siempre parecían estar mirándome. Era como estar en un sueño bizarro y cautivante”. Cuando Burton estaba filmando Mars Attacks! (1996) conoció en persona a Margaret y se hizo coleccionista de su obra (incluso tiene retratos de sus parejas e hijos), antes de eso él no sabía que ella era la verdadera artista detrás de los big-eyed children. Justamente fue eso lo que hizo tan interesante la historia de vida de Margaret Keane para que sea llevada al celuloide, proyecto que llevó varios años de planificación. Walter Keane, segundo esposo de Margaret D.H.Keane, fue un célebre artista hacia fines de los ´50 y principios de los ´70. Se hizo famoso por vender masivamente las pinturas y posters de los big-eyed children, los cuales en realidad eran pintados por su esposa Margaret, él se había robado y atribuido el mérito. Este posiblemente sea uno de los fraudes más grandes de la historia del arte, ella al comienzo no sabía que él se proclamaba como el autor de sus pinturas, cuando se enteró sopresivamente ya estaba inmersa en una gran mentira. Paralelamente al éxito de las pinturas Keane estaba en auge el Pop-art, uno de sus representantes Andy Warhol dijo respecto de las obras de Keane: “Yo creo que lo que Keane ha hecho es tremendo, tiene que ser bueno. Si fuese malo, no le gustaría a tanta gente.” “En muchas formas, los americanos son como niños, es decir, no hemos crecido mucho. Pero lo que a mí más me gusta de las obras de Keane es que son producidas masivamente como una fábrica. Yo creo que él va a terminar siendo algo parecido a Disney.” Walter (Christoph Waltz) no poseía ningún talento para la pintura, a pesar que con su encanto y grandilocuencia decía estar a la altura de artistas como El greco, Da Vinci, Rembrandt y Renoir. Sin embargo, para lo que si tenía talento Walter era para la comercialización masiva del arte. En cambio, su esposa Margaret tenía un expresivo talento e impronta propia-incluso cuando cambió el estilo de los big-eyed children tras sentirse agobiada por los mismos y la mentira que detrás de ellos se escondía por un estilo influenciado por Amadeo Modigliani- pero a diferencia de Walter era muy tímida. Fue fácil para él entonces silenciar a Margaret, quien solía ser una mujer muy fuerte capaz de abandonar a su primer esposo y llevarse a su hija en los años 50, lo cual mostraba mucha determinación, pero que tras el maltrato y las presiones psicológicas de Walter y su ambición se fue volviendo sumisa y perdió su voz, tal como se narra en el film. Sus big-eyed children comenzaron a ser cada vez más tristes, ya que reflejaban su angustia personal y lo atrapada que ella se sentía en esa mentira. Si bien después de los ´70 las pinturas de los big-eyed children fueron perdiendo su auge y debido a ello Walter Keane su fama, es posible que con Big Eyes vuelvan a escena y esta vez su verdadera creadora Margaret sea el centro de la escena. Burton dijo al respecto “cuando las pinturas salieron a la luz fueron burladas por no ser arte serio, y fueron criticadas porque eran enormemente populares. Pero una vez que uno sabe la historia detrás de ellas, ellas parecen muy oscuras y emocionales.” Mientras los críticos de arte (como John Canaday) y la institución arte las desprestigiaban y consideraban Kitsch, la gente las adoraba. Ese es otro de los temas interesantes que se esbozan en la película: el funcionamiento del mercado artístico. En el campo artístico el arte que se comercializa y cotiza es aquel que está legitimado por la institución arte. La película si bien no está plagada de los estilemas del director- tal vez por ser una biopic y querer diferenciarse de los típicos filmes burtonianos- posee unos cuantos como su inicio con el “sistema de créditos” sobreimpresos sobre una máquina de producción masiva en movimiento al ritmo de la inquietante música (al igual que en Charlie y la fábrica de chocolate y en Sweeney Todd, el barbero demoniaco de la calle Fleet). Siempre entrando a imagen con un círculo o agujero en este caso el plano detalle de un ojo (que resulta ser de uno de los big-eyed children de Keane reproducido en un poster) y finalizando con la problemática del film el signo del copyright sobre el mismo. Al igual que en El joven manos de tijera la narración de inicia con un plano general de un típico barrio norteamericano, en este caso en 1958. Como en casi todas las películas de Tim hay una voz en off que narra los hechos, en este caso es una voz over, ya que luego se actualiza y proviene de uno de los personajes. Otro rasgo típico que puede reconocerse en este largometraje es parte de su estética observable en la escena que transcurre en el supermercado al cual va el personaje de Margaret. Éste está recubierto de productos masivos como las cajas de Brillo y las latas de sopas Campbell (iconos del Pop-art, el cual criticaba en parte el sistema de consumo capitalista) y los colores muy saturados. Esa invasión de productos y miradas que envuelven a Margaret, son resultado de su malestar emocional por tener que pintar continuamente bajo penunmbras . Por lo cual, a través de una cámara subjetiva los ojos grandes comienzan a atormentarla y se evidencian -como Tim sabe hacerlo- a través del maquillaje exagerado al estilo de los ´60. Ella al ver tantas reproducciones de sus obras siente que las mismas van perdiendo su aura, así como ella su integridad. Este aspecto de la reproducción masiva puede vincularse al ensayo de Walter Benjamin “La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica” (1936). Algo similar le sucede a Margaret en la escena que se mira al espejo mientras está pintando, y se ve a sí misma deformada con unos grandes ojos. El hermoso y atinado vestuario de época estuvo diseñado por Colleen Atwood, quién ha formado parte del equipo técnico del director en varias ocasiones. Walter siempre es caracterizado como el cliché del artista, incluso en una de las escenas Walter lleva una remera rayada similar a las que solía usar Picasso. Al igual que Atwood, Danny Elfman a cargo de la banda sonora, también trabajó con Burton reiteradas veces siendo un creador fundamental en sus obras. Las dos canciones más importantes del film son cantadas por la reconocida Lana del Rey: “Big Eyes” (canción que realza el momento en que Margaret se realiza un autorretrato marcado por un nuevo estilo y las cuales comienza a firmar como MDH Keane) y “I can fly”. Es posible que el director haya querido correrse del protagonismo visual para otorgar la totalidad del mismo a Margaret, para así reivindicarla y ponerla por primera vez en la historia del arte como centro de atención. Así que para aquellos que esperaban el típico largometraje de Burton este no es uno de ellos. Margaret Keane sin dudas fue una mujer revolucionaria para su época, no olvidemos que a lo largo de la historia del arte- al igual que en el resto de los campos sociales- la mujer ha sido relegada de ciertas tareas. En los siglos pasados a las mujeres no se les permitía pintar, sólo tenían la posibilidad de hacerlo aquellas que eran hijas de artistas o maestros de arte. Cuando se les permitió ingresar en academias de arte, éstas a diferencia de los hombres sólo podían retratar modelos vivos que fuesen niños (en vez de hombres) y ningún tipo de figura humana desnuda. En los ´80 el colectivo de artistas “Guerilla Girls” exponía las diferencias de salario y espacio de los artistas hombres en contraposición a las artistas mujeres. Si creemos que esto ya es pasado, pensemos cuantas retrospectivas recopilan artistas sólo por su género aún en la actualidad. El film claramente teñido por una perspectiva a favor de la emancipación femenina y cuyo punto de vista sin dudas apoya la historia de Margaret, evidencia cómo ella temía que al saberse que una mujer era la autora de las obras, las mismas perdieran valor y dejasen de ser compradas. Si bien este tono está presente en todo el relato, la biografía cinematográfica de Margaret Keane es bastante fiel a la documentación. Margaret quien desde pequeña pintaba grandes ojos a los márgenes de sus cuadernos continúa pintando hoy a sus 87 años de edad, mientras que Walter después de su separación jamás volvió a hacerlo. Posiblemente uno de los aportes más grandes de la obra de Margaret es que los niños que pintaba eran de todas las culturas, no excluía a las “minorías” sociales. En 1965, Margaret decide abandonar a Walter y se muda a Hawaii, allí sus pinturas vuelven a ser alegres, coloridas y poseen algo del estilo de Henri Rousseau. Algunos años despúes de dejarlo y seguir pintando para él a distancia, Margaret decide llevarlo a juicio y reclamar la autoria de las obras. Margaret ganó el juicio tras desafiar a Walter a pintar frente al jurado, ella logro hacer uno de los típicos big-eyed children, mientras que el lienzo de él quedó en blanco tras alegar un dolor en el hombro. Margaret en otra oportunidad ya lo había retado a Walter a pintar en público, pero él nunca se presentó (el reto se denominó “paint-off” y se llevó a cabo en Union Square el 20 de Noviembre de 1970). En palabras de la artista Walter no sabía pintar, en medio del fraude ella intentó enseñarle a pintar pero él nunca logró aprender. El estilo de M.D.H Keane tuvo gran influencia en artistas como Mark Ryden, Yoshitomo Nara y Ozz Franca, entre otros. En cuanto a Argentina, aquí tenemos nuestra propia Margaret, la artista Nelly Álvarez fallecida en el 2010. Álvarez era contemporánea a Keane y lo curioso es que su estilo se asemeja bastante, pintaba niños humildes con rasgos autóctonos y tristes ojos grandes. Datos curiosos: -Margaret Keane aparece en un cameo en Big Eyes sentada detrás de Amy Adams quien se encuentra pintando con un caballete. -Dos pinturas de Keane aparecen en el film Whatever Happend to Baby Jane? (1962). Las obras de Keane son parodiadas y aduladas por un grupo de snobs del futuro en Sleeper (1973) escrita y dirigida por Woody Allen. -Tim Burton no es el único coleccionista famoso de las obras de Keane, en su época dorada celebridades como Natalie Wood, Joan Crawford, Jerry Lewis, Kim Novak y Zsa Zsa Gabor también las coleccionaron. – Otra mujer cuyo invento fue robado por un hombre fue Margaret Knight, quien había inventado una máquina de bolsas de papel de fondo plano (el tipo que todavía se utiliza en las tiendas de comestibles). Un hombre llamado Charles Annan robó su idea y patentó la máquina. Ella lo llevó a juicio y sorpresivamente, al igual que Margaret Keane, ella ganó el pleito y le fue otorgada la patente en 1871.