Terror tan confuso no provoca sustos Los detalles relacionados con el folklore y los ritos populares de Louisiana son lo más interesante de este film de terror que nunca termina de despegar del todo. Sarah Snook interpreta a una muchacha que, luego de sufrir un gravísimo accidente de auto, debe retomar contacto con su familia a la que no ve desde hace años ya que no tiene dónde desarrollar su rehabilitación. Su madre murió poco después de su nacimiento y, como la crió una tía, casi no ha tenido contacto con su padre en toda su vida. El padre se hace cargo de ella y la lleva en su silla de ruedas al antiguo caserón de la familia, donde encuentra una serie de videos que la madre le dejó como mensaje para que vea en su cumpleaños numero 18, dado que ella sabía que estaba muy enferma y quería que su hija la conociera, aunque sea por ese medio. Sólo que, por un lado, los mensajes son bastante extraños, llenos de detalles esotéricos, y por otro el padre le prohíbe verlos, al punto de que le prende fuego a los tapes y llega a tirar su silla de ruedas al lago para que ella no pueda deambular por la casa buscándolos. La historia es muy rebuscada y tiene que ver con un espíritu que intenta poseer a la muchacha, intriga en la que se mezcla un crimen del pasado sin resolver. Hay algunos momentos debidamente horripilantes y climas ominosos, pero no mucho más, y sin duda faltan ingredientes necesarios para que funcione bien un film de terror.
Un poco “Robocop”, un poco psicobolche El director Neil Blomkamp consiguió un raro aporte a la ciencia ficción con "Sector 9", que comparaba la situación de unos marcianos en un futuro cercano con la de los inmigrantes ilegales del mundo actual, combinando así lo fantástico con lo testimonial. Con "Chappie" intenta una fusión similar, sólo que no le sale tan bien. Por momentos, el resultado se podria describirse como la idea tan incongruente de practicar una variación psicobolche de "Robocop". De hecho, la mención del film de culto de Paul Verhoeven no es nada gratuita, dado que el protagonista, el Chappie del titulo, es un robot policial con el chip alterado para desarrollar una conciencia propia. Además, hay otro robot gigantesco que, detalle más detalle menos, parece calcado de uno de los rivales clásicos del ultraviolento Robocop. La película tiene algunos detalles interesantes, sobre todo al principio, cuando describe los problemas de inseguridad que sufre el mundo en un futuro cercano, lo que lleva a la necesidad de desarrollar robots policíacos. La primera escena que muestra la eficacia de este nuevo cuerpo robótico es una impactante combinación de super acción con ciencia ficción pero, lamentablemente, luego la trama se enmaraña con una disputa entre delincuentes que lleva a la modificación del chip de uno de estos robots, que se convierte en "Chappie", que tiene la ingenuidad de un niño pero la fuerza de un robot, mezcla que no es buena cuando la criatura en cuestión está siendo criada por criminales. Hay algunas escenas divertidas con los ladrones explicándoles al robot humanizado juegos absurdos para convencerlo de que participe en sus fechorías, algunas de las cuales están bien filmadas. Sólo que luego el guión se concentra más en los conflictos existenciales del protagonista y el asunto se vuelve un tanto errático, al menos hasta un final a toda acción qe llega un poco tarde, dadas las dos horas de duración del film. Hay buenos actores no muy bien aprovechados, aunque el que actúa eficazmente dándole voz y movimientos al robot es comptatriota del director, Shartlo Copley.
Sólo para muy aficionados al género animé Las locuras japonesas dan lugar a todo tipo de delirios, algunos más divertidos que otros. Naruto, al menos en esta última versión, no es precisamente de las más entretenidas, salvo que se sea fan a muerte del personaje y se conozcan a fondo todos los detalles de la historia. Caso contrario, el asunto es un divague muy difícil de desantrañar, y que por otro lado no ofrece precisamente lo mejor de la animación japonesa. El argumento cuenta los peligros que enfrenta el mundo cuando la luna se aproxima a la Tierra como un amenazante meteoro, y los esfuerzos por detener la hecatombe. La historia comienza muy lentamente narrando los conflictos de Naruto ante los ataques de sus compañeros de colegio, y la extraña tarea que les da un maestro a los niños preguntándoles con quien pasarían el ultima dia de su vida si la luna cayera sobre la tierra para destruirla, algo que en ese momento parece muy lejano pero como veremos es una posibilidad que se presenta pronto en el relato. Lo que suele salvar estos delirantes animés japoneses es la factura técnica, o algún uso innovador de la animación, pero en este caso hay un estilo bastante limitado y austero, y sólo tienen relieve algunas escenas con auténticos atractivos estéticos, como por ejemplo las caminatas del protagonista por un bosque nevado o la batalla lunática final. Por lo tanto, "Naruto, la película" es un producto que sólo puede recomendarse a los muy aficionados al manga y el animé.
“Macartismo” desopilante Melissa McCarthy es una gran comediante, y finamente con esta película da la sensación de que Hollywood encontró la manera de usar debidamente su talento. La regordeta actriz interpreta a una agente de escritorio acostumbrada a pasarle todos los datos necesarios para sus misiones al superespía Jude Law, todo un astro dentro de la CIA. Pero cuando él muere en una misión y queda claro que todos los agentes de la agencia están perfectamente identificados por una villana que quiere venderle una bomba nuclear a unos terroristas, la agente a la que todos consideran poco menos que una simple secretaria se ofrece para trabajar de espía, algo que realmente provoca la ira del aguerrido y mitómano agente Jason Statham, quien de todos modos decide acompañarla por toda Europa en la peligrosa misión. Además de gran parodia del cine de espías, con bromas graciosas que parodian todos los lugares del género de James Bond en adelante, el film no pierde nunca el ritmo, dado que el centro de la cuestión es la transformación de la protagonista, que llega a convertirse en una ultraviolenta y malhablada agente capaz de moler a patadas al villano más temible. En este sentido, el director Paul Feig va adecuando los niveles de violencia y humor negro a la progresiva metamorsosis de Melissa McCarthy, llegando a niveles delirantes que parecen salidos de una pelicua de John Woo, como cuando la espía estelar combate a una asesina en la cocina de un restorán, apelando a toda la parafernalia de chuchillos y sartenes del lugar. Hay momentos realmente hilarantes a lo largo de la película, y todo el despliegue de producción propio de un film de 007, incluyendo las persecuciones del caso, filmadas con imaginación y un gag inesperado siempre listo para sorprender al público. McCarthy se luce en cada una de sus progresivas varaciones de espía tímida a super agente, y el único que por momentos casi le roba las escenas es Statham, básicamente porque es un actor que conoce el género y es perfecto para burlarse de sí mismo.
Espectacularidad y superacción a base de efectos digitales Casi todas las reglas del cine catástrofe han sido respetadas en esta superproducción que usa y abusa de todos los efectos digitales disponibles para destruir con toda la furia todos los sitios reconocibles del estado de California. Luego de los ejemplos épicamente pasados de rosca de Roland Emmerich culminados en el apocalipsis global de "2012", que incluia prácticamente todas las variantes catrastróficas en una sola película, esta "Terremoto: la Falla de San Andrés" plantea un desastre más localizado pero no por eso menos pantagruélico- al servicio de una trama minimalista en la que un padre se arriesga a todo por salvar a su ex mujer y a su hija. El detalle diferente es que el personaje de Dwayne Johnson se dedica justamente a rescatar víctimas de catástrofes desde su helicóptero, lo que le da una ventaja sobre otros héroes de terremotos californianos del Hollywood clásico, como Clark Gable y Spencer Tracy de "San Francisco" (el film más taquillero de 1936), o el Charlton Heston de "Terremoto" (que en 1974 multiplicó mas de diez veces su presupuesto de 7 millones de dólares al basar su publicidad en el sistema "Sensurround"). Igual que en casi todo film del género que se precie, aquí el desastre natural sirve para reunir a la familia dispersa del protagonista, que para salvar a su hija (Alexandra Daddario), necesita la ayuda de su esposa (Carla Gugino). de la que recién se está separando. Si bien la trama muestra catástrofes masivas sin preocuparse demasiado por otros dramas que no sean los de sus personajes principales, también incluye gestos de heroísmo, cobardía, astucia juvenil o genialidad científica de otros miembros del reparto, por ejemplo, Paul Giamatti como el científico que descubrió cómo predecir sismos, justo a tiempo para el gran evento. Lo que falta, entre otras cosas, es un elenco multiestelar como los de las superclásicas catástrofes de los 70. Y, por suerte, lo que no falta para nada es la superacción delirante y divertidísima, con momentos culminantes con represas quebradizas, olas gigantes y rascacielos destruidos de las maneras más imaginativas y espectaculares posibles.
Digno debut de Crowe con un tema sensible Una de las mejores escenas del debut como director de Russell Crowe es la que justifica el titulo original y muestra el talento rabdomante del protagonista (el mismo Crowe) para encontrar agua en el desierto que rodea su granja australiana. Es que poco después el personaje tomará la desesperada decisión de partir hacia Turquía para encontrar los cadáveres de sus tres hijos, desaparecidos en acción cuatro años antes en la sangrienta batalla de Gallipoli. Dado lo terriblemente dramático del planteo argumental "inspirado en una historia real"- es notable la variedad de climas que consigue el director/actor a lo largo de los 111 minutos que dura la película, que en instantes puede pasar de lo lacrimógeno a lo épico o histórico-politico, sin olvidar el romance, el choque cultural, los guiños humorísticos propios del cine de aventuras y, por supuesto, los toques místicos imprescindibles del caso. Esta ensalada es al mismo tiempo un problema y una cualidad de esta opera prima que toca con audacia y buenísimas intenciones un tema histórico especialmente sensible para el público australiano (no por nada una de las primeras producciones internacionales de Peter Weir, fue "Gallipoli", que en 1981 le dio a Mel Gibson la oportunidad de interpretar un papel más serio que Mad Max). Hay que destacar especialmente que, en el centenario de la masacre en cuestión, "Camino a Estambul" dedica el mayor esfuerzo posible a enfocar datos objetivos como las muy superiores bajas sufridas por los turcos. En un momento temible, los oficiales australianos encargados de identificar minuciosamente los restos humanos de sus caidos en acción pasan al lado de una gigantesca montaña de esqueletos que sólo merecen ser clasificados como "huesos turcos". En este sentido, la amistad entre el protagonista y el oficial turco que comandó a las tropas que mataron a sus hijos, pero que sin embargo es el que más lo ayuda en su búsqueda, es un punto fuerte del film, reforzado por la notable actuación del comediante turco Yilmaz Erdogan. La ex chica Bond Olga Kurylenko es la viuda turca que termina rendida ante los encantos del actor de "Gladiador" es otro factor importante para volver creibles los abruptos giros argumentales que integran a niveles insospechados a personas de dos bandos enemigos. El abuso de flashbacks bélicos es tan rudimentario que por momentos casi amenaza con arruinarlo un conjunto ya desparejo, pero lleno de detalles interesantes a todo nivel, empezando por la eficaz ambientación de época y las imágenes del difunto Andrew Lesnie, director de fotografía de "El señor de los anillos", en el ultimo trabajo de su carrera.
Curiosa parodia de la vida castrense Los conflictos entre un grupo de suboficiales administrativas destinadas a una base militar israelí en un desierto donde nunca pasa nada van armando esta curiosa parodia de la vida castrense. "Motivación cero" intenta ser una comedia negra, pero digamos que, como parodia antibélica, no es precisamente "MASH". Más bien se la podría catalogar como un raro experimento que busca satirizar el intento de disciplinar la condición femenina, empezando por un formato que parece casi salido de una novela televisiva. Es que el film está dividido en tres historias, que al transcurrir casi totalmente en la misma locación (la base en el desierto, más unos pocos minutos en Tel Aviv) y con los mismos personajes, parecen concebidas como tres episodios diferentes de un mismo show televisivo. Hay que agregar que la preponderancia de lo discursivo frente a la acción tambien apunta en esta dirección. Entre los relatos hay uno sobre una civil que se hace pasar por soldado para acosar al novio que la olvidó hace tiempo, otro sobre una chica virgen que quiere tener su primera vez y otro sobre el enfrentamiento entre dos antiguas amigas que ahora están más distanciadas que nunca por la diferencia de rango. En el medio también aparecen otras subtramas que se intercalan entre los relatos principales. La película está bien actuada y por momentos es divertida, aunque en general es mas tragicómica que realmente graciosa. Es algo diferente y ésa es una de sus principales cualidades, aunque sin duda es el tipo de producto que casi parece fuera de lugar en la pantalla grande ya desde el punto de partida de cómo fue pensado.
Interesante thriller, con climas de cine de terror Un vagabundo de aspecto impresentable vive en un auto abandonado en un pueblo playero, hasta que una mañana lo va a buscar una policía. Lo lleva a la comisaría, pero no para detenerlo, sino para avisarle que alguien está por salir de la cárcel, y que por lo tanto tal vez su vida corra peligro. Sin perder un segundo, el vagabundo arregla su auto va a la puerta de la cárcel, espera que salga el tipo en cuestión, lo sigue hasta el lugar donde le preparan la fiesta de bienvenida, y luego lo mata en una escena escalofriante. Esa venganza da lugar a una persecución del asesino por parte de los deudos del que salió de la cárcel para encontrar la muerte. Es que en la sociedad que describe el director Jeremy Saulnier, nadie parece interesado en llamar a la policía y todos toman la justicia por su mano. "Cenizas del pasado" es un thriller interesante, con climas que van desde el drama al cine de terror, con escenas realmente crudas en las que abundan la sangre y el gore. La historia detrás de las sucesivas venganzas empieza siendo muy hermética y el director la va desenredando a cuentagotas, lo que requiere un sutil trabajo narrativo que tal vez sea lo mejor del film. Sin embargo, el asunto a contar es áspero como pocos y realmente el protagonista casi absoluto, es decir el vagabundo que interpreta Macon Blair, es un personaje muy poco carismático como para sostener un film entero, aun uno tan bien escrito como este "Blue ruin".
Ni tan graciosa ni tan seria; la salvan sus buenos actores La crisis de la mediana edad atrapa a Ben Stiller en esta comedia dramática que no es demasiado cómica ni tampoco demasiado interesante en sus aspectos serios.| Stiller y Naomi Watts interpretan a una pareja de documentalistas neoyorquinos que podrían haber salido de algún film de Woody Allen. No tienen hijos y tampoco un presente demasiado prestigioso en lo artístico, y cuando la crisis aparece y está a punto de superarlos, se asombran con una pareja joven (Adam Driver y Amanda Seyfried) que los atrae profesionalmente con un interés sin precedentes. Los protagonistas adoptan un comportamiento algo absesivo al maravillarse con cada pequeño detalle de la vida de sus nuevos sujetos de estudio, que tienen una vida con puntos originales como no preocuparse por las redes sociales y otras cosas que, si se lo piensa bien, no resultarían tan extraordinarias. Obviamente, las cosas no van a ser tan fáciles ni van a terminar tan bien, dado que el personaje de Stiller se sentirá traicionado cuando su joven modelo decida hacer su propio documental. El director Noah Bambauch, conocido por guiones de Wes Anderson como "La vida acuática" y films propios como "Frances Ha", se queda un poco en el medio de distintos estilos, con escenas cómicas que perfectamente podrían pertenecer a una típica comedia hollywoodense de Ben Stiller, y otras que podrían ser de un auténtico film serio que intente analizar la crisis de la mediana edad. El elenco ayuda a que la película se vea con interés, a pesar de ciertas sobreactuaciones de Stiller quizá dominado por la neurosis de su personaje. Hay un actor de reparto que sobresale en un personaje antipático, Charles Grodin, convertido casi en el verdadero némesis creativo del protagonista.
Futurismo original con imágenes fascinantes El concepto parece un poco como salido de "El mago de Oz": una chica encuentra un broche con una letra "T" y, cuando lo toca, es transportada mágicamente a un campo desde donde puede vislumbrar una alucinante ciudad futurista. Lamentablemente, la chica no sabe cómo maniobrar o usar el broche como dispositivo para entrar en esa ciudad, y llena de frustración, se obsesiona en dar con la persona que pueda explicárselo. Así es como da con Frank Walker, alguien que evidentemente sabe todo al respecto de Tomorrowland, la ciudad donde todas las cosas geniales creadas por la humanidad cobran vida propia. Sólo que no es tan fácil que Walker confíe en alguien que se le aparece de repente y, por otro lado, hay todo tipo de dispositivos, situaciones y fenómenos extraños dispuestos para evitar entrar fácilmente a esta gran utopía. Brad Bird, el director de "Los increíbles" y "Misión imposible: protocolo fantasma" imaginó una película de ciencia ficción diferente en muchos aspectos al típico blockbuster hollywoodense y en parte esta originalidad es lo que le da la gracia a "Tomorrowland", una película llena de imágenes fascinantes que no se pueden disfrutar del todo en una sola visión. Al mismo tiempo, el concepto sobre realidades paralelas puede retrotraer un poco a la trilogía de "Matrix", pero montado en un plan antes que nada maravilloso, lo que no implica que no haya frenéticas escenas de acción absolutamente espectaculares y bien filmadas. También hay una buena dosis de humor y una muy buena actuación de George Clooney, perfecto en su hosco pero simpático personaje de Frank Walker, secundado por un sorprendente Hugh Laurie en un papel que no se parece a nada de lo que haya hecho antes. La chica que encuentra el broche para acceder a Tomorrowland, Britt Robertson, también actúa muy bien, y su papel tal vez sea el más importante dado que es el que mueve toda la trama. Por otra parte, al film quizá le falten mejores actores secundarios, y probablemente le sobren varios de sus 130 minutos de duración. Pero es una película formidablemente filmada a todo nivel y, sobre todo, concebida con enorme originalidad. Sin duda , los fans del cine fantástico querrán verla más de una vez.