Una trama de terror, previsible y obvia El director canadiense Vincenzo Natali es capaz de dirigir audaces y retorcidas películas de ciencia ficción como "Splice", a niveles adultos dignos de su compatriota David Cronenberg, además de de producir o escribir todo proyecto televisivo que se le ponga a tiro. Pero cuando se pone frío y cerebral, como en el caso de "Cube", básicamente aplica la formula de las historias de de series tipo "The Twilight Zone" a largometrajes que, sin dejar de ser interesantes, resultan estiradísimos y no demasiado intensos. Eso es sólo uno de los problemas de esta alargada historia de ultratumba, que presenta una situación que cualquier fan del género percibirá antes de los 15 minutos de proyección, aunque el director recién decida revelar el asunto pasada la hora de metraje. Abigail Breslin, la chica de "Little Miss Sunhine" ahora convertida en una adolescente incapaz de sacarse la remera de Siousie&The Banshees (esto es un chiste, dado que en realidad debido a la trama no puede haber muchos cambios de vestuario). Es que ella, justo antes de su cumpleaños, es la única integrante de la familia que se da cuenta de que están en un kafkiano día rutinario que se repite permanentemente en un raro loop de espacio-tiempo, que en realidad se parece más a un limbo del Más Allá. Es una historia de fantasmas obvia y alargada, bien filmada y con detalles atendibles, pero sin nada que la haga merecer más que una ojeada en un zapping del cable. Ojalá Natali saque de la galera pronto otra gema como "Splice" en vez de perder tiempo con estos espectros rutinarios y estirados, en todas las acepciones del término.
Como “Ted”, pero sin el matiz guarro “Paddington” recuerda a “Ted”, por el protagonista oso y la mezcla de animación y acción real, pero su historia es para toda la familia.
Espectacular “Éxodo”, con cruce de mar a pie explicado Como la historia es bien sabida, síntesis: cuarenta años en el desierto pasan en 10 minutos, a pesar de que la película dura más de dos horas y media. Faltan especificar mandamientos y orgías con becerros de colores, pero las plagas de Egipto generan un formidable climax dramático que culmina en el episodio marítimo de marras, filmado y narrado por Ridley Scott en su mejor forma. La gran cualidad del cine religioso es su necesidad de generar escenas sobrenaturales concebidas y percibidas como ciertas por cineastas y espectadores, convencidos de que esos milagros en la pantalla son parte del misterio de su fe, lo que en manos de un experto como Cecil B. DeMille podía generar películas increíblemente audaces, tanto en sus niveles épicos, efectos especiales e imagineria fantástica, como en su fiel lectura de las Sagradas Escrituras, sin obviar detalles de sexo y violencia capaces de devolver la fe a los mas incrédulos productores. Aplicada a publico y cineastas del siglo XXI, esta teoría podria resultar risible. Quizá no tanto para el público sino por la idea de que el director de obras maestras de ciencia ficción como "Alien" y "Blade Runner" sea el indicado para plasmar varios de los máximos milagros del Antiguo Testamento en el cine. Luego de su taquillero péplum "Gladiador", versión impresentable de "La Caida del Imperio Romano" de Anthony Mann que, de todos modos, tiene el mérito de iniciar el cine épico de la era de los efectos digitales, Ridley Scott cada tanto vuelve a proyectos que podrían acarrearle el rotulo del Cecil B. DeMille moderno. Como autoconfesión en este sentido, se puede citar la soslayada pero formidable "Cruzadas" que filmó Scott en el momento adecuado, para dar un mensaje posterior a los atentados musulmanes ("Las Cruzadas" fue justamente el film que, por su espíritu ecuménico, le permitio a DeMille filmar escenas de "Los diez mandamientos" en tierra egipcia). Hasta ahora los momentos realmente misticos del cine de Ridley Scott tenían que ver con la capacidad de demostrar que los replicantes de "Blade Runner" tenían alma, o con Tom Cruise salvando a Sean Young del Malvado en la antológica y subvaluada "Leyenda". Este "Exodo..." mueve a Scott a tratar la fe de un modo aceptable tanto para él como para el público moderno: el film empieza como deben empezarse los films épicos, con una minima presentación del mundo antiguo que, inmediatamente, da lugar a una batalla que supera, lejos, la del comienzo de "Gladiador". Christian Bale es un Moises agnóstico, casi ateo, que descree del relato de cómo se salvó de la masacre de recién nacidos del faraón John Turturro. Aun ahorrándose ese prólogo y toda la agonía y el éxtasis de los 40 años en el desierto que ocuparon tanto a DeMille en 1956 (no así en 1923, ver Recuadro), esta película se hace un poco larga al principio, sobre todo durante la primera hora, y se acaba demasiado abruptamente en un final sólo aceptable para aquellos espectadores que se equivocaron de sala y esperaban ver "Quiero matar a mi jefe 2". Cuando Bale casi empieza a parecerse al mas icónico Charlton Heston, surge la zarza ardiente bíblica, con la esposa del profeta (una extraordinaria Maria Valverde, dueña de cada escena en la que aparece) asumiendo que Moisés no habla con Dios, sino que está alucinando luego de recibir un golpe en la cabeza. Sólo que luego de un buen y tal vez excesivo- rato de proyección, cada plaga contra el Egipto de Ramses (Joel Edgerton) implica una prueba del poder divino para todos los personajes, y es a partir de este momento cuando Scott formula una magistral relectura del Éxodo bíblico, aparentemente más naturalista -y menos colorida, y mucho menos kitsch- que culmina en una larga, elaborada y antológica reelaboración de cómo cruzar el mar a pie. "La mas grande historia jamas contada" de George Stevens narraba el Evangelio de modo tal que el más agnóstico no pasara mas de un rato de proyección sin volverse más o menos creyente. Entendiendo que la película de Scott es más corta o sea, menos larguísima-, el truco del guión para que el mismo Moisés no pueda negar el milagro que experimenta junto a todo su pueblo merece celebrarse como un raro ejemplo del talento de contar una viejisima historia de un modo novedoso, convincente, y emocionante. Falta una calvicie épica comparable a la de Yul Brynner, pero al menos hay novedosos cocodrilos gigantes en 3 D.
Ni Jennifer Aniston salva esta bobada Si la primera "Quiero matar a mi jefe" no era especialmente inspirada, esta secuela no mejora las cosas. Especialmente, porque el trío de empleados resentidos y fracasados (Jason Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis) tienen menos matices que en la película anterior, ya que ahora se quieren asociar para vender un estúpido accesorio que combina jabón y champú en la ducha, y dado que los tres tienen personalidades y conflictos muy similares, este giro de la trama no ayuda a que se vuelvan más carismáticos o divertidos. El mejor personaje, la dentista acosadora, ninfómana y especialmente depravada que encarna Jennifer Aniston, reaparece sólo para repetirse de manera gratuita, pero igualmente bienvenida, mucho más que el ex jefe psicópata Kevin Spacey y el asesor criminal Jamie Foxx. El villano que podria aportar la mayor novedad es Christoph Waltz, muy poco aprovechado como el empresario trucho que arruina los sueños de independencia laboral del trío (traición que activa la historia boba sobre el secuestro de su hijo, un bueno para nada interpretado por Chris Pine). Entendiendo que el argumento es pésimo, y que los personajes básicamente repiten forzadamente lo que hacían en el film anterior, queda claro que esta comedia no tiene el toque Lubitsch. En todo caso, los fans de Jennifer Aniston podrían pagar la entrada al cine. Los demás, no.
“El examen” pone a prueba los nervios A pesar de no incluir hits como "El amor es mas fuerte" ni líneas de diálogos que nunca dejarán de estar vivas, "El método" es una de las mejores películas de Marcelo Piñeyro. Su adaptación de la obra de teatro de Jordi Galceran sobre un test kafkiano, en el que una empresa sueca enfrenta a varios candidatos por un puesto ejecutivo, funciona como una interesante variación paranoica-corporativa del clásico "Doce hombres en pugna", de Sidney Lumet. Y la secuencia final con Najwa Nimri recorriendo una calle desolada por una protesta la imagen se parece mucho a la icónica escena de Milla Jovovich atacada por zombies en la primera parte de "Resident Evil"- explica que todo el asunto estaba al borde de lo fantástico, al mejor estilo de "The Twilight Zone". Sin acreditar la obra de Galceran, sin dudas, "Exam" es una remake del film de Piñeyro que se ocupa de llevar el asunto a un terreno más claramente fantástico: los candidatos al puesto tienen 80 minutos para contestar una pregunta no formulada en ningún lado, si hablan con el ropero que tienen como anfitrión, o alguno de los guardias de seguridad, perdieron, y lo mismo se aplica a aquel que arruine de algún modo sus hojas de la prueba mas analógica y anticuada que futurista. Aunque en ese futuro ser parte de esa corporación implica tener acceso a las únicas medicinas que pueden curar todo tipo de plagas imaginables. Mientras "El método" apelaba mas al surrealismo estilo Berlanga, "El examen" va directo a la pesadilla distópica totalmente familiar para todo fan del género. De todos modos, no está nada mal, especialmente por las buenas actuaciones y la cuidadísima estética que aprovecha al máximo los minimos medios disponibles.
“Patrick” gótico no supera al original pero se disfruta Inmediatamente después del éxito de "Carrie", la telekinesis y otros fenómenos paranormales por el estilo se convirtieron en asuntos de interés masivo. Dado que las posibilidades del tema aún no han sido exploradas debidamente, se entiende el impacto que provocó en 1978 la producción australiana "Patrick", dirigida por Richard Franklin (que será eternamente recordado como el talentoso caradura que se atrevió a resucitar a Norman Bates, es decir Anthony Perkins, para "Psicosis II") sobre un argumento de Everett De Roche que combinaba traumas terribles y pasiones adolescentes, amplificadas por el detalle de que el protagonista, Patrick, estaba desahuciado y en estado de coma. La nueva versión intenta reemplazar con una estética gótica y distintos detalles aggiornados a la tecnología del siglo XXI la contundente fantasía morbosa-hospitalaria que convirtió en un éxito de taquilla mundial al film original (que incluso llegó a tener una secuela totalmente trucha producida en Italia). No hay manera de reemplazar los temibles sonidos de una máquina de escribir setentista, pero esta remake se las arregla con todos los sonidos molestos de celulares y computadoras. Además, la enfermera estelar Rachel Griffiths se juega entera en comunicarse con el joven comatoso, llevando sus manos a lugares prohibidísimos incluso para enfermeras nocturnas como Gloria Guida. Es que la trama intenta volver todo el asunto más melodramático y pasional de lo necesario, dejando que el humor negro aparezca recién hacia el final, casi demasiado tarde. Fuera de broma, esta remake no esta mal del todo, y se disfruta cuando se pone gótica a full, y cuando el suspenso se apoya en la banda sonora de Pino Donaggio.
Con más truculencia, esta “Primicia mortal” sería más contundente Si la premisa fuera buscar los rincones más oscuros del cine negro, probablemente no habría modo de superar las espantosas desventuras de los cronistas gráficos al viejo estilo, tal como lo pudo explicar la desquiciada película de culto "La mira indiscreta" ( "The Public Eye" con Joe Pesci encarnando un fotógrafo obsesionado con mostrar hasta la última gota de sangre de cualquier escena criminal. Pero si nadie recuerda aquel film de 1992 dirigido por Howard Franklin, producido por Robert Zemeckis e inspirado en un fotógrafo inigualable al momento de registrar las imágenes mas truculentas aportadas por la crónica policial, la culpa tal vez sea del genuino espíritu del guión, y lo temible de cada toma registrada por la cámara del protagonista. En cambio, en "Primicia mortal" ("Nightcrawler") la aproximación contemporánea al mismo asunto está a cargo de Jake Gyllenhaal, todo un galán por mérito propio, pero sobre todo si se lo compara con Joe Pesci. Lo bueno de "Nightcrawler" es, sobre todo, el interés por un tema tan oscuro que apenas aparece lateralmente en los grandes clásicos del film noir. Lo malo es que para llegar a ese punto el director y guionista Dan Gilroy encara el asunto casi más desde el cine de autor que desde el género policial, lo que implica una importante pérdida de tiempo entre las escenas contundentes que vinculan de frente march al personaje protagónico y su implacable editora, una formidable Rene Russo- y otras que simulan que esto no es un policial sino una cosa más seria digna del cine indie o algo así. Falta la truculencia ultragráfica que le daría verdadero sentido al desquicio de los protagonistas. Es decir, garra, gore, y verosimilitud, elementos que de todos modos no están ausentes del todo.
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Interesa, aunque no siempre hace honor al escándalo realInteresa, aunque no siempre hace honor al escándalo real Gerard Depardieu se convierte en Dominique Strauss-Kahn en esta película de Abel Ferrara sobre el famoso escándalo en el que una mucama de un hotel neoyorquino acusó de abuso sexual al que podría haber sido el siguiente presidente de Francia. Como sucede en estos casos, los nombres están cambiados, y el personaje de Depardieu se apellida Deveraux, pero la vuelta de tuerca es unir al actor cuya biografía está llena de situaciones procaces como la que describe el film-, lo que queda claro desde un prólogo en el que Depardieu se interpreta a sí mismo. A lo largo del film, esta especie de simbiosis se produce varias veces, especialmente hacia el final. Pero lo más picante de "Welcome to New York" sin dudas está al principio, con la llegada de Deveraux a un elegante hotel donde hace las mil y una, a veces jadeando como un jabalí moribundo al recibir sexo oral de una escort de alto nivel, o actuando como si estuviera en el séptimo cielo cuando hace que dos prostitutas jueguen entre ellas. Las cosas se ponen más feas cuando entra a su cuarto una mucama que, luego de preguntar varias veces si hay alguien para poder hacer la limpieza, se encuentra con el auténtico Obelix saliendo de la bañera en todo su espantoso esplendor (la figura de Depardieu resulta casi más apropiada para un adicto a las grandes de muzzarella que para un adicto al sexo). Más allá de lo grotesco, la escena es realmente fuerte, y lo que llama la atención durante el resto de la película es la escasa participación del personaje de Pamela Afesi dada su importancia en la trama. Son muy interesantes las escenas del encarcelamiento y proceso del protagonista, pero cuando llega su esposa (una muy eficaz Jacqueline Bisset) el asunto deriva a un drama conyugal no tan intenso dado el caso. Con un comienzo tan fuerte, la película naturalmente se va volviendo más leve y menos interesante y, en ese sentido, Ferrara no hace mucho para cambiar las cosas, salvo filmar excelentes planos de Nueva York, ciudad que conoce como pocos, y de darle rienda suelta a Depardieu para que mezcle el personaje consigo mismo. La película llama la atención por tratar un caso tan conocido y discutido, pero no siemrpe está a a altura de lo que se podría esperar.
Original terror vernáculo El principio de "2/11 día de los muertos" promete una gran película de terror: un tipo desnudo y totalmente ensangrentado deambula por una ruta desierta y dos policías intentan detenerlo aterrorizados, hasta que bajan las armas dándose cuenta de que es el pariente de uno de ellos, desaparecido en circunstancias extrañas. También hay un viejo contándoles a unos chicos una historia de miedo para asustarlos en un fogón, escena que genera un clima un poco como sucedía al principio de "La niebla" de John Carpenter. Ezio Massa logra una buena puesta en escena gracias al apoyo de una excelente dirección de fotografía- y tiene buenas ideas para una trama que realmente puede ser elogiada como original, pese a que muchos aspectos de su desarrollo no lo sean. Básicamente, el argumento tiene dos pueblos separados por un bosque al que nadie quiere entrar, debido a leyendas locales que hablan de todo tipo de cosas horribles y, por supuesto, el momento culminante es cuando uno de los personajes tiene que meterse en el sitio para tratar de salvar a varios jóvenes desaparecidos como el ya mencionado del excelente prólogo del film. Con respecto al guión, la verdad es que esa buena idea, contundente y realmente original, podría haber sido mejor aprovechada a todo nivel, y sobre todo lo que se resiente más que ningún otro factor es el ritmo, ya que el film necesitaba un poco más de vértigo y tensión. En todo caso, con "2/11 dia de los muertos", Ezio Massa consiguió una buena película de terror sobre el tema de sectas terribles y leyendas ominosas y su film tiene imágenes con todo el gore necesario para el caso, que no van a defraudar a los fans del género.