Secuela aún peor que el original Igual que el primer film de hace dos décadas (aunque si se lo piensa bien, un poco menos) detrás de la imbecilidad general, que de cualquier modo es punto central en este asunto, hay algunos gags que realmente hacen reír, a lo que hay que sumar una tendencia irremediable a hacer chistes con las cosas más espantosas, feas, tonta y malas que se les pueden ocurrir a los hermanos Farrelly. Todo esto no sería nada malo, excepto por algunos puntos. La verdad, no hay tantos buenos chistes como antes, ni tampoco hay manera de no darse cuenta de que ésta es una de las más postergadas secuelas de todos los tiempos (y más vale olvidar que hubo una precuela con otros actores, aunque de todos modos nadie se acuerda de ese film). Al mismo tiempo, lo cierto es que todo aquel que a partir de "Tonto y Retonto" odió para siempre el histrionismo hiperexagerado de Jim Carrey, lo odió un poco más a partir de títulos serios como "The Truman Show", y sin duda no lo sorprenderá saber que, convertido en todo un actor dramático, finalmente tuvo que aceptar a volver a encarnar al tonto original. Igual, Jeff Daniels siempre sostuvo los chistes más imposibles e impresentables (de ahí que seguro le paguen menos) y tampoco se puede dudar de la capacidad de Carrey para ser un tonto o retonto, o lo que sea, sempre que sea en esa dirección y no en los múltiples intentos por convertirlo en intérprete de asuntos más serios e, incluso, cuasi intelectuales. Al menos esta comedia boba y un poco forzada incluye estupideces al por mayor, e incorrecciones políticas de todo tipo y calibre, empezando por la mascota (escena casi zoofílica de la que mejor ni hablar) de Retonto, y la hija desconocida que le debería donar un riñón al otro colega.
Antes que terror, estas catacumbas producen mareo El formato "found footage" no es lo que arruina algo que podría haber sido un buen film de terroríficas aventuras subterráneas. El problema es que el guión no logra manejar bien los tiempos narrativos, provocando que algunas partes de la historia estén contadas con una lentitud pasmosa, sobre todo al principio, mientras otras se aceleran de manera absurda, sobre todo hacia el final. El director John Erick Dowdle, responsable de "Cuarentena", la eficaz remake hollywoodense de "Rec", se ocupa del falso documental de una científica obsesionada en la búsqueda de la piedra filosofal, que según algunas claves encontradas en Irán, se hallaría en lo más profundo de las catacumbas parisinas. La arqueóloga, interpretada con enorme dinamismo por Perdita Weeks, logra un equipo de marginales que se conocen esas catacumbas al dedillo, más un traductor y un documentalista que no deja de estar aterrorizado desde que entra al primer túnel. Al principio, durante demasiado rato, esto es más una especie de película de aventuras urbanas que un film de terror, ya que para que algo empiece a asustar al espectador pasa un buen rato. Luego, el guión aprovecha los siniestros decorados para desplegar algunos buenos trucos de terror psicológico salidos de la "Dimensión Desconocida", como teléfonos que suenan en lo más profundo y abandonado de las catacumbas , o pasajes que enfrentan a los que se atreven a recorrerlos con sus culpas y temores mas íntimos. El estilo de documental con una cámara en cada explorador hace que todas las imágenes sean movedizas y confusas al máximo, por lo que por momentos se vuelve totalmente insoportable ver una película que, con un formato tradicional, hubiera estado más o menos pasable, aunque para terrores subterráneos hay muchos films mejores.
Sólo Hitchcock habría hecho algo bueno con este tema Nicole Kidman protagoniza este mediano thriller como una mujer de 40 años que todas las mañanas se despierta pensando que tiene 27. No reconoce su cama ni su cuarto, ni al hombre que con toda la paciencia que puede sostener la cara de Colin Firth le explica, igual que todos los días durante los últimos 13 años, que ella tuvo un accidente que le provoca un raro caso de amnesia, ya que su mente, como si fuera un disco rigido sobrecargado, sólo puede almacenar un día de memoria, que se le borrará inevitablemente cuando se vaya a dormir. La premisa es bastante tirada de los pelos (y ya dio lugar a la comedia romántica "Como si fuera la primera vez" con Adam Sandler y Drew Barrymore), pero alguien talentoso como Alfred Hitchcock podría haber hecho un buen film con ella. Éste no es el caso, ya que el director Rowan Joffe sólo logra un compendio de lugares comunes del género junto a un puñado de actuaciones pasables de actores que han tenido mejores ocasiones para exhibir su talento. Uno de estos intérpretes es Mark Strong, que aunque suele hacer de villano, aquí aparece intempestivamente como un médico neurólogo que podría cambiar favorablemente la situación de la protagonista, simplemente pidiéndole algo tan elemental como que guarde una memoria de cada día durante dos semanas grabando sus experiencias en una cámara. De este registro aparecen una serie de sorpresas, como que lo que explica el marido todas las mañanas, se queda muy corto. Y también aparecen otros personajes, como una amiga que la amnésica no sabía que tenía. La duda que plantea el film es si el médico encarnado por Mark Strong es realmente el salvador que Nicole esperaba, y si el marido que interpreta Colin Firth es realmente tan malo. La protagonista ofrece otra de sus insípidas actuaciones, y si bien sus dos coprotagonistas están lejos de sus mejores trabajos, es Firth el que vuelve más interesante el film con una performance llena de detalles siniestros. La película se deja ver, lo que no evita que desde el momento de partida el espectador perciba que el asunto daba para mucho más.
El personaje de Neeson, lo mejor de un policial El contundente prólogo de esta mezcla de cine negro con psycho-thriller muestra a Liam Neeson como un policía que entra a un bar, desayuna un café con dos shots de gin y luego liquida tres delincuentes al mejor estilo "Harry el sucio". La escena transcurre en la Nueva York de 1991, pero el resto del film transcurre en 1999, con el protagonista acudiendo a alcohólicos anónimos y, ya exonerado de la policía, trabajando como detective privado sin licencia. Gracias al éxito de la saga de "Búsqueda implacable", Neeson se convirtió en todo un héroe de acción de la escuela de Charles Bronson, pero este detective de "Caminando entre tumbas" tiene matices más propios del actor de "La Misión" y "La lista de Schindler". Su personaje es un solitario que sólo se relaciona con sus compañeros de las reuniones de rehabilitación y con un chico de la calle al que trata de ayudar. Cuando un ex drogadicto al que conoce de las reuniones le pide que haga un trabajo para su hermano, un traficante de drogas duras, su primera reacción es pasar de la buena suma que le ofrecen para no mezclarse con delincuentes que más que nada quieren vengarse, dado que el trabajo es encontrar a los secuestradores de la mujer del dealer, a la que mataron a pesar de haber cobrado el rescate. Pero cuando escucha una grabación telefónica de los secuestradores, y se da cuenta que se trata de unos psicópatas que jamás se plantearon devolver a su presa, toma el trabajo que lo lleva tras la pista de unos desquiciados vinculados con la DEA que se dedican a acosar a los traficantes abusando de la información que tienen sobre esos criminales. Para lograr que los narcos sean las víctimas, el argumento evita describir demasiado la naturaleza de sus ocupaciones, pero de todos modos logra darle un giro interesante y original a la típica pesquisa detectivesca de siempre, con momentos con toda la sordidez necesaria para un buen policial negro. Hay demasiados toques melodramáticos de todo tipo -incluyendo una revelación muy fuerte sobre lo que ocurrió realmente en el tiroteo de 1991-, también buenos momentos de suspenso, y un par de escenas de acción muy bien filmadas. Faltan mejores actores de reparto y un desenlace más jugado, pero en realidad la composición del detective Matthew Scudder que logra Neeson es más interesante que la película en sí misma, y casi se podría apostar a que el actor volverá a protagonizar más films en el papel del personaje surgido de una novea policial de Lawrence Block.
Dibujo de excelente técnica desperdicia un tema interesante Con la llegada de las técnicas digitales, el cine de stop motion (es decir la animación cuadro por cuadro de figuras tridimensionales) avanzó muchísimo, logrando muñecos que se mueven con una fluidez nunca antes vista. Pero aun en este contexto, la animación de los personajes de "Los boxtrolls" resulta extraordinaria, ya que algunas de las figuras principales cobran vida de un modo que pocas veces se vio en este tipo de cine animado. Evidentemente la gente de la productora Laika, conocida por excelentes películas como "Coraline", apostó todo para llevar al mejor nivel posible su estilo de animación, y desde este punto de vista su nueva película es de visión obligatoria para los interesados en este rubro. Sin embargo, en otros aspectos "Los boxtrolls" decepciona y hasta podría ser considerado como un desperdicio de talento si se considera lo interesante del tema sobre un chico huérfano criado por recolectores de basura que quiere salvar a las víctimas de un odioso troll decidido a exterminar a todos los desamparados. A lo que hay que agregar el contundente elenco que da las voces a los personajes en la versión original, empezando por un gran actor que no suele estar asociado con este tipo de producciones, nada menos que Ben Kingsley. La verdad es que esta adaptación de un libro del autor inglés Alan Snow ("Here be monsters!" ) se queda corta, algo entendible dada su extraña visión de un fantástico mundo victoriano donde proedomina el prejuicio, la lucha de clases y hasta una intención genocida de un villano (el personaje de Kingsley) que para obtener poder y reconocimientos social inculca el odio a los personajes del título. La película queda en un tono medio, como si no se hubiera atrevido a aligerar del todo el asunto para un público infantil, ni tampoco a plasmar ese relato en toda su crueldad., Pero lo que llama la atención es la falta de originalidad de los diseños, que parece más que nada una imitación obvia de los trabajos de Tim Burton en el rubro animado, y de muchas otras películas recientes. Tener todo este talento a mano para no atreverse a hacer algo realmente original es una decepción, lo que no quita que "Los boxtrolls" se deje ver amablemente, sobre todo disfrutando de la técnica, además de incluir algunas escenas más que atendibles, especialmente el final con una muy buena versión moderna de un tema clásico de Pete Seeger.
Ahora futurista, la fórmula de Torrente aún hace reír Salvo "Adiós cigüeña adiós" y "Las cosas del querer", no hay muchas producciones españolas que hayan llegado a tener una secuela tan exitosa como para convertirse en una auténtica saga. Por algún motivo, "Torrente, el brazo tonto de la ley" se da el lujo de llegar a todo trapo a su quinta parte, al punto de que esta vez asocia al personaje dirigido e interpretado por Santiago Segura con un verdadero actor hollywoodense como Alec Baldwin. El motivo de la persistencia de Torrente para llegar a esta quinta parte se podría adjudicar antes que nada al éxito del primer film, que en el momento de su estreno en España logró superar a un fenómeno de taquilla como el "Titanic" de James Cameron. Además, el antihéroe concebido por Segura captó burlonamente los aspectos más intolerantes, patéticos y miserables de la idiosincrasia hispana de un modo singular y especialmente atractivo para el público masivo de su país. Con una carrera como director exclusivamente dedicada a su Torrente, en cada nueva entrada en su saga Segura se ha venido preocupando por darle algo distinto a su creación. En la secuela anterior, la novedad era el 3D (detalle visual que casi un lustro después seguiría siendo una novedad en una producción hispanoparlante). Pero en esta quinta ocasión, Segura optó por ir directo al punto en cuestión de cambios. Por un lado, si desde el principio quedó claro que Torrente era un delincuente que cometía delitos escudado en su condición de policía, ahora sale de la cárcel decidido a convertirse formalmente en criminal, algo así como "el brazo tonto del delito". Por otro lado, la ambientación levemente futurista (año 2018) permite renovar y extremar la sátira social propia del personaje. En este sentido, la premisa de una España rechazada por la comunidad europea, que ha vuelto a la peseta (el diseño de los billetes futuristas arranca una sonrisa cuando aparecen en la secuencia de títulos) y donde hay independencia catalana dan lugar a muy buenos chistes a lo largo de todo el film. En cambio, otras bromas resultan totalmente localistas, y algunos detalles suenan un poco desaprovechados. Pero gracias al futurismo, Torrente logra algunos momentos de humor negro políticamente incorrecto asombroso, tan extremo como sorprendente y eficaz. La idea de robar un casino, el Eurovegas del título, justo el día de la final del Mundial de Fútbol (Cataluña-Argentina) permite que al homenajear a la "Once a la medianoche" original es decir la de Frank Sinatra dirigida por Lewis Milestone y no la saga de remakes con George Clooney), este quinto Torrente logre una trama más sólida para diseminar el típico bombardeo de gags guarros, ultratontos, que cuando funcionan, realmente hacen reír. Segura se apoya inteligentemente en cada miembro del elenco, especialmente en los [Ningún estilo de párrafo]H-8/10-N#REDONDAFirma "Torrente: Operación Eurovegas" (España, 2014) Dir.: S. Segura. Int.: S. Segura, A. Baldwin, A. Simon, C. Lampreave, J. López, N. Asensi, C. Brava. TMSalvo "Adiós cigüeña adiós" y "Las cosas del querer", no hay muchas producciones españolas que hayan llegado a tener una secuela tan exitosa como para convertirse en una auténtica saga. Por algún motivo, "Torrente, el brazo tonto de la ley" se da el lujo de llegar a todo trapo a su quinta parte, al punto de que esta vez asocia al personaje dirigido e interpretado por Santiago Segura con un verdadero actor hollywoodense como Alec Baldwin. El motivo de la persistencia de Torrente para llegar a esta quinta parte se podría adjudicar antes que nada al éxito del primer film, que en el momento de su estreno en España logró superar a un fenómeno de taquilla como el "Titanic" de James Cameron. Además, el antihéroe concebido por Segura captó burlonamente los aspectos más intolerantes, patéticos y miserables de la idiosincrasia hispana de un modo singular y especialmente atractivo para el público masivo de su país. Con una carrera como director exclusivamente dedicada a su Torrente, en cada nueva entrada en su saga Segura se ha venido preocupando por darle algo distinto a su creación. En la secuela anterior, la novedad era el 3D (detalle visual que casi un lustro después seguiría siendo una novedad en una producción hispanoparlante). Pero en esta quinta ocasión, Segura optó por ir directo al punto en cuestión de cambios. Por un lado, si desde el principio quedó claro que Torrente era un delincuente que cometía delitos escudado en su condición de policía, ahora sale de la cárcel decidido a convertirse formalmente en criminal, algo así como "el brazo tonto del delito". Por otro lado, la ambientación levemente futurista (año 2018) permite renovar y extremar la sátira social propia del personaje. En este sentido, la premisa de una España rechazada por la comunidad europea, que ha vuelto a la peseta (el diseño de los billetes futuristas arranca una sonrisa cuando aparecen en la secuencia de títulos) y donde hay independencia catalana dan lugar a muy buenos chistes a lo largo de todo el film. En cambio, otras bromas resultan totalmente localistas, y algunos detalles suenan un poco desaprovechados. Pero gracias al futurismo, Torrente logra algunos momentos de humor negro políticamente incorrecto asombroso, tan extremo como sorprendente y eficaz. La idea de robar un casino, el Eurovegas del título, justo el día de la final del Mundial de Fútbol (Cataluña-Argentina) permite que al homenajear a la "Once a la medianoche" original es decir la de Frank Sinatra dirigida por Lewis Milestone y no la saga de remakes con George Clooney), este quinto Torrente logre una trama más sólida para diseminar el típico bombardeo de gags guarros, ultratontos, que cuando funcionan, realmente hacen reír. Segura se apoya inteligentemente en cada miembro del elenco, especialmente en los personajes femeninos, empezando por una brillante Chus Lampreave, y otras actrices como Anna Simon y Neus Asensi que se bancan situaciones imposibles logrando algunos de los mejores gags. Alec Baldwin aparece mucho más de lo que se podría sospechar, y en un par de momentos muestra todo su talento para la comedia. Además, la película está ingeniosamente filmada, con un final a toda superacción lleno de efectos digitales a la altura de Torrente.
Un éxodo cósmico con la originalidad y la audacia de Nolan La salvación de la raza humana mediante algún tipo de éxodo espacial es un subgénero de la ciencia ficción que inevitablemente debe incluir un alto nivel de emotividad y melodrama, algo evidente desde los lejanos tiempos de clásicos como "Cuando los mundos chocan" de Rudolph Maté. Pero en este segundo decenio del siglo XXI está claro que hay un nuevo estilo de odiseas espaciales, luego de un hito como la exitosa "Gravedad" (palabra clave que aparece a cada rato en "Interestelar"). Claro que un director como Christopher Nolan, capaz de darle un toque autoral y existencialista a un superhéroe como Batman, no podría abordar una historia sobre la salvación de la humanidad mediante un éxodo cósmico sin potenciar al máximo nivel todo elemento dramático, técnico o metafísico. El énfasis en algunos de estos aspectos no siempre funciona igual, pero cada innovación y giro personal de "Interestelar" aporta al género algo original y audaz, digno de ver. Esto a pesar de sus imperfecciones argumentales, delirios cósmicos y ñoñerías emotivas a granel. O tal vez gracias a ellas. La trama aporta originalidad ya desde que explica un apocalipsis mucho más gradual y mucho menos espectacular que cualquier otra especulación conocida. El ex piloto de pruebas y casi astronauta Matthew McConaughey, ahora es un granjero, ya que desde que la hambruna diezma a la raza humana, hasta la NASA ha sido cerrada, porque el mundo necesita más máquinas cosechadoras que cohetes. Pero éste es un granjero demasiado tecnificado y nostálgico del pasado cada vez más lejano, casi tanto como su hija, una niña prodigio suspendida en la escuela por negarse a aceptar los nuevos libros de historia que niegan la llegada del hombre a la luna, evento explicado como un truco de propaganda policial antisoviética (todo un guiño en un film con muchos homenajes a "2001, odisea del espacio", ya que según las teorías conspirativas, Kubrick habría estado relacionado con la puesta en escena del viaje a la luna). Pero de un modo más sobrenatural que científico, el agricultor recibe un llamado para una misión al espacio más importante y arriesgada que cualquier otra que se haya intentado previamente. Un posible fantasma, espíritu o ser extraterreste o de otra dimensión le manda mensajes sutiles que sólo pueden ser descifrados y tomados en serio por su hija, que debe insistir mucho antes de exhibir evidencia innegable que conduce a una nueva y supersecreta NASA que, basándose en ese tipo de mensajes extraños del espacio exterior, prepara una nueva clase de viaje espacial a través de "huecos de gusanos" que pueden llevar una nave hacia otras galaxias donde podría existir un planeta habitable, potable para una migración terrícola. "Interestelar", como toda odisea cósmica que se precie, dura más de dos horas y media, y a partir de la premisa básica la trama no deja de volverse más y más compleja, con giros dramáticos inesperados algunos más que otros-, incluyendo un especial respeto por la teoría de la relatividad que implica que, mientras el protagonista, que apenas pasada la mitad de proyección ya tiene unos 120 años de edad, siempre pueda ser interpretado por McConaughey, y que su hija necesite ser personificada por tres actrices, incluyendo a Jessica Chastain y Ellen Burstyn. Hay que destacar que el elenco es formidable, incluyendo a un extraordinario Michael Caine empecinado en recitar a Dylan Thomas. Hay películas de viajes espaciales con detalles que son aceptados en el cine, pero no resisten el menor análisis terminada la proyección, por ejemplo la velocidad warp o la teletransportación. "Interestelar" tiene la gran cualidad de describir al máximo este tipo de detalles logrando que parezcan exagerados mientras se está viendo el film, pero que resultan realmente interesantes si se los piensa una vez fuera del cine. Hay imágenes increíbles que seguramente deben lucir especialmente bien en IMAX, ya que nunca se filmó tanto metraje en este formato para ninguna producción. La música con extraños sonidos de teclados de todo tipo es de lo mejor en toda la carrera del prolífico Hans Zimmer.
En la nueva “Rec” todo es más serio, pero aún entretiene Luego de "Rec 3" en donde el tono era directamente cómico, todo un festival de humor negro y masacres de zombies, el director Jaume Balagueró decidió retomar su muy exitosa franquicia tuvo hasta una remake hollywoodense, la eficaz "Cuarentena"- desde el principio de la historia, por lo que esta cuarta parte nos vuelve a traer a la heroína de las primeras dos películas, la sufrida periodista que interpreta Manuela Velasco. La película empieza donde terminaba "Rec 2", y no sólo soslaya los hechos ocurridos en "Rec 3 Génesis", sino que también elimina todo aspecto cómico cambiándolo por un tono mucho más serio incluso que el de las dos primeras entradas en esta saga que empezó siendo una mezcla de las películas de "found footage" con el popular e inmortal género de los muertos vivientes. Justamente hay una vieja tradición española en este género, que en su momento fue un éxito internacional, las películas de los "muertos sin ojos" que dieron fama a Amado de Ossorio a partir de "La noche del terror ciego" (eran zombies de malvados caballeros medievales), y en aquel momento los ubicó en un barco para la secuela "El buque maldito". Bueno, esta vez las matanzas de zombies de Balagueró ocurren en un ominoso barco donde están atrapados los protagonistas. La acción es realmente claustrofóbica y está filmada con un presupuesto mucho más generoso que la modesta producción del 2007 con el que comenzó toda esta saga. En esta "Rec 4 Apocalipsis" el director va directo al asunto de los zombies y aprovecha todas las posiblidades del género, con métodos para masacrar muertos vivos realmente originales y muy divertidos , aunque a decir verdad por momentos se toma todo el asunto demasiado en serio. Hay terror fuerte y bien gráfico para conformar a los fans del gore, y realmente la película está muy bien filmada, más allá de las repeticiones que supone una tercera secuela y que quitan casi toda posibilidad de sorpresa. Pero, al fin y al cabo, el que va a ver una cuarta parte de "Rec" sabe a lo que se expone, y lo cierto es que la película es intensa y entretenida.
El problema lo tiene el espectador que va al cine desprevenido La película intenta algo parecido al humor absurdo, pero le sale muy mal, empezando por el detalle de estar muy mal narrada. Para empezar, no hay explicación para el extraño fenómeno que hace que el protagonista vea su pene desaparecido, ya que simplemente no lo tiene cuando va al baño a orinar. Luego, la película salta de un terapeuta a otro, todos con algún supuesto tic divertido que no hacen ninguna gracia, y casi siempre hay alguna situación sexual grotesca de personajes que no tienen nada que ver con la situación principal. Por ejemplo, si el protagonista va con una curandera al cementerio, verá una pareja teniendo sexo contra la pared de un mausoleo, y otras cosas por el estilo. La película no está del todo mal filmada, pero las actuaciones y, sobre todo, el guión no resisten el menor análisis. Y no hay más que decir con respecto al problema con Ernesto.
Una simpática comedia sobre las dificultosas relaciones platónicas Para Daniel Radcliffe, lo mas difícil es y seguirá siendo mantener una carrera después de haber interpretado casi exclusivamente al brujo adolescente más famoso de todos los tiempos. Una buena decisión post Harry Potter fue el excelente film de terror de la nueva Hammer Films, "La dama de negro", que le dio su primer papel adulto en un marco mucho más dark y aterrador que el de su famosa saga. Pero eso no sirvió para que la carrera de Radcliffe realmente despegue, y ahora se mete de lleno en una comedia romántica sobre amores imposibles y relaciones platónicas, que de algún modo podría describirse como una especie de "Cuando Harry conoció a Sally" pero de estilo más juvenil. Radcliffe interpreta a un chico un poco reservado que no ha tenido demasiada suerte en el romance, hasta que encuentra a la que parece ser la chica perfecta (Zoe Kazan, buena actriz, linda y muy carismática) y todo parece andar de maravillas hasta que ella menciona la palabra novio. Es que ella ya tiene un novio y el protagonista no es la clase de tipo que va a seducir a una chica que ya tiene pareja, por lo que ambos acuerdan, casi como en un trato de negocios, ser amigos. La dificultad de las relaciones platónicas, sobre todo si una de las partes en realidad espera que al final esa relación redunde en otra cosa más completa, es el tema que el director Michael Dowse maneja bastante bien, aunque por terrenos bastante familiares. Si bien la originalidad no es precisamente el fuerte de "¿Sólo amigos?" hay que reconocer que la película es divertida, con un par de gags que hacen reír, y sobre todo cuenta con un elenco juvenil de intérpretes no muy conocidos que hacen un buen trabajo. Si "¿Sólo amigos?" va a convertir a Daniel Radcliffe en un galán totalmente alejado de la hechicería es algo que no se puede saber, pero al menos sirve para darle un cambio de aire a su carrera, y lo cierto es que el actor cumple muy bien su papel en esta pequeña pero simpática comedia.