De la Iglesia con otro film incisivo "El público quiere una copa de champagne, y yo en cambio le di un vaso de vinagre". Así explicó Billy Wilder el fracaso de su película de culto "Cadenas de roca" ("Ace In A Hole", también conocida como "The Big Carnival"), con Kirk Douglas como un reportero tan desalmado que, cuando un pobre tipo queda atrapado en una mina, influye todo lo posible para demorar su rescate y poder exprimir la noticia a su máxima potencia. Alex de la Iglesia aprecia tanto ese extraordinario vaso de vinagre como para homenajearlo en esta "Chispa de la vida", prácticamente una reelaboracion de la premisa de aquel film, con apuntes de la comedia negra ciento por ciento española al mejor estilo de Luis Garcia Berlanga el de "El Verdugo"-. Más apuntes de actualidad en la era de los indignados, más algún guiño a la odisea de los mineros chilenos. El asunto es que según esta nueva pesadilla tragicómica del director de "La comunidad", el creativo que acuñó el slogan más famosos de todos los tiempos, "la chispa de la vida", hace rato no tiene trabajo y ni siquiera aquellos a quienes hizo millonarios le reconocen su aporte fue un logro colectivo, dicen-. Peor aun, buscando el hotel de su luna de miel para mantener la chispa de su matrimonio, se encuentra con que el lugar fue arrasado por una excavación arqueológica. El disgusto empeora seria y gravemente cuando irrumpe con toda la furia en medio de la maravilla arqueológica: el antihéroe termina con un hierro clavado en el cráneo, sin que los médicos lo puedan mover ni un centímetro para llevarlo al quirófano ya que el menor cambio en la posición del hierro podria provocarle una muerte instantánea. La situación, sin embargo, es perfecta para que el genio creativo de "La chispa de la vida" se convierta en una estrella mediática en un último intento por sacar algo productivo de su talento publicitario. Aquí se aprecia un Alex de la Iglesia con algo muy concreto que decir, tanto como para asumir un tono más moderado que el de desmadres memorables como "Balada triste para trompeta" o la más reciente "Las brujas" que por algún motivo se estrenó en los cines argentinos antes que esta producción anterior-. José Mota no será Kirk Douglas, pero sostiene cada escena de la película. Y Salma Hayek, que interpreta a la esposa del publicista, ofrece uno de los mejores trabajos de su carrera (dan ganas de que De la Iglesia la junte con Carmen Maura en algún proyecto futuro). Una vez que la trama se instala casi definitivamente en las ruinas del anfiteatro romano donde sucede el accidente que le ofrece la última chispa de vida al protagonista, De la Iglesia se divierte pensando cómo extraer los mejores y más imaginativos planos de la imponente locación. A partir de ese momento el film se transforma un "tour de force" formal, con muchos puntos en común con otros del director, por ejemplo "Crimen ferpecto" y "El dia de la Bestia". Parece escrito por el propio De la Iglesia, pero el guionista es Randy Feldman, autor de bodrios antológicos como "Tango & Cash", tal vez la peor película con Stallone. Hay una referencia "jevi" metal a "El dia de la Bestia", y es que "La chispa de la vida" marca el reencuentro de De la Iglesia con un productor fundamental en su carrera, Andrés Vicente Gómez, el hombre serio detrás de "Perdita Durango".
Sólo para los muy adeptos al humor bizarro La franquicIa de "Jackass" nació como una serie del canal musical MTV enfocada en guarradas de todo tipo, exagerados actos de deportes extremos combinados con cámaras sorpresa, toma un giro geriátrico en estas aventuras de un octogenario que acaba de enviudar y, contento, busca acción sexual a toda costa, a pesar de que tiene que acompañar a su nieto de 8 años recién abandonado por su madre adicta a la droga Como es de esperar, los chistes sólo persiguen shockear al espectador con la bateria esperable de incorrección política, a la que se suma también, en este caso, la desagradable insistencia del protagonista por llevarse a la cama a toda mujer que encuentre a su paso, más alla de la edad, la etnia o lo que sea. Todo esto al lado de su nietito. Pero más allá de las groserías, lo cierto es que en cuando comienza el viaje de abuelo y nieto queda claro que esto, al final, es una comedia bastante convencional en cuanto a su estructura. También es previsible que abuelo y nieto, que no se conocen ni se tienen mucha simpatía, a lo largo del viaje van enterneciéndose, lo que en este caso puede implicar cualquier cosa. Hay gags muy buenos, y momentos donde no pasa gran cosa.Hay una escena o dos realmente logradas, como la que muestra al abuelo fornicando con una maquina expendedora de gaseosas. Johny Knoxville actúa bien, con el maquillaje que lo convierre en el abuelo tarambana capaz de traumar para siempre a su pequeño acompañante.
Un policial que logra evitar el suspenso Este curioso ejemplo de drama poltico-policial filmado en Israel no pasa de ser apenas eso, sólo una curiosidad que, narrada con otro estilo y concentrándose un poco menos en asuntos localistas, podría haber dado para más. En todo caso, "Policeman" recibió el premio principal en el Bafici, y justamente es el tipo de película que parte de un tema que se podria asociar con un thriller, se las arregla para eludir toda oportunidad de generar tensión o buen ritmo narrativo, imponiendo en cambio las típicas características del cine "indie" de cualquier nacionalidad. El argumento tiene que ver con un grupo de policías de una división antiterrorista metido en un conflicto judicial que va revelando distintos factores de intolerancia y discriminación en la sociedad israelí. Se entiende que, para un espectador ajeno a la realidad social de Israel, todo el asunto puede resultar un poco lejano, y la pregunta es si la trama tiene visos de realismo en el contexto de su país, lo que es difícil de saber desde aquí. El director se ocupa de describir a todo detalle el comportamiento casi sectario de estos tipos duros que están siempre ansiosos por moler a golpes a alguien, pero lamentablemente a medida que avanza el film queda claro que este foco en los detalles le va quitando interés al conjunto. El hecho de que el policía protagónico esté pendiente del embarazo de su esposa, próxima a dar a luz, genera una constante interrupción de la trama principal, que en otras manos podría haber resultado más atractiva. Por otro lado, no se puede negar que "Policeman" esta bien filmada y sobre tdo bien actuada, y al menos ofrece la posibilidad de tener una mínima idea de lo que se filma en Israel.
Sólida versión de un clásico beatnik Algunas de las novelas esenciales de la literatura estadounidense jamas interesaron a Hollywood. Un ejemplo es "Cosecha roja" de Dashiell Hammett , que terminó siendo transformada en "Yojimbo", la obra maestra de samurais de Kurosawa, y luego en "Por un puñado de dólares" de Sergio Leone, pero que hasta el día de hoy no logró un intento de producción en los EE.UU. El último ejemplo de este fenómeno es esta excelente adaptación del clásico por excelencia de la generación beatnik, "On the Road", de Jack Kerouac, uno de los libros más influyentes y revolucionarios en la cultura del siglo XX, que con sus variadas y generosísimas dosis de sexo y drogas al ritmo del jazz avant-garde tenía todo para convertirse en película, pero que finalmente vemos ahora filmada por el cineasta brasileño Walter Salles. El director de "Diarios de motocicleta" logra capturar el clima afiebrado de las andanzas de Kerouac y sus marginados camaradas de juergas interminables a lo largo de los Estados Unidos y eventuamente también México- durante 1950. Garret Hedlund hace un muy trabajo como el alter ego de Kerouac, que luego de encontrar y perder amigos y amores logra encontrar su inspiración para escribir, y Salles hace un inteligente foco en este aspecto para darle tensión dramatica a una historia que, ya en el libro, era tan errática como sus personajes. El film es un buen ejercicio de adaptación literaria, con imágenes fascinantes algunas están filmadas en el sur argentino, curiosa elección que funciona sorprendentemente bien al recrear paisajes desiertos casi surrealistas- y climas que logran que el espectador que haya leído "On the Road" recuerde pasajes esenciales de la novela. Y ni hablar de las innumerables situaciones sexuales, que recrean el erotismo planeado por Kerouac con situacones respetuosas del salvajismo del texto orignal, con grandes momentos a cargo de Kristen Syteart, que es la que se roba el film. Eso cuando no aparece Viggo Mortensen interpretando a un excéntrico persone inspirado en otro escritor de culto, William Burroughs. Y otro actor talentoso que tiene a su cargo un par de escenas increíbles es Steve Buscemi, en un papel hecho a su medida. "En el camino" tiene cambios bruscos de estilo y a veces se hace un poco lenta, con menos jazz de lo que se podría suponer aunque la música de Gustavo Santaollala genera climas interesantes a través del uso de una percusión entre hipnótica y enervante-, y otro motivo para recomendar el film es la dirección de arte, original en su ambientación de época. Y por supuesto, tambien estan esos fabulosos autos de fines de los '40, que recorren con toda la furia estas infinitas carreteras.
El hechizo Tolkien no cesa El cine de super accion en 3D alcanza niveles inéditos en esta segunda parte de la trilogía de "The Hobbit", con un Peter Jackson decidido a potenciar al máximo, en lo visual, las posibilidades de la literatura de J.R.R. Tolkien. Como en el film anterior, la historia describe el peligroso viaje de un grupo de enanos junto al hobbit Bilbo para devolver al heredero de su raza, Thorin, su lugar como monarca del reino subterráneo de Erebor, perdido en la temible batalla descripta al principio del film anterior. Al salir, los acompaña el mago Gandalf una de las grandes composiciones de Sir Ian McKellen--, pero cuando el hechiciero debe tomar otro camino, los enanos y el hobbit tienen que arreglárselas solos en un viaje lleno de peligros, emepezando por las hordas de orcos que matan todo a su paso. Ni bien empezada la extensa proyección de 160 minutos, Jackson transporta al espectador a paisajes maravillosos (el uso de las locaciones de Nueva Zelanda, ya vistas en la trilogía de "El señor de los anillos", es uno de los puntos fuertes del director de "King Kong") pero sobre todo a lugares terroríficos, como un bosque lleno de espejismos e invadido por las más espantosas arañas gigantes. El uso del sonido, cuando los personajes se encuentran con las telarañas, es realmente magistral en su creación de suspenso, y una vez que atacan estos monstruos Jackson empieza a dar una verdadera clase sobre el uso del 3D digital, logrando que el espectador salte de su butaca ante el ataque de alguno de estos bichos. Promediando la película, están las partes más sazonadas con acción, especialmente cuando los protagonistas llegan al mundo de los elfos.Dado que la idea en esta trilogía es terminar alcanzando las nueve horas de metraje para adaptar un único libro de alrededor de 300 páginas, Jackson y sus guionistas no solo tuvieron que arreglárselas para incluir cada elemento de la novela de Tolkien, sino agregar también algunos elementos nuevos o sacados de "El señor de los anillos". En este caso el aporte es la reaparición del príncipe elfo Legolas (un serio Orlando Bloom), y de una nueva heroína que se roba cada escena donde aparece, generalmente exterminando orcos a diestra y siniestra. Se trata de Tauriel, capitana de la guardia de rey elfo, decidida a salir del reino para combatir los orígenes del mal que los acecha. El subtitulo del film es "La desolación de Smaug", y todo el final está dedicado al encuentro con el gigantesco y malvado dragón, honor que le toca en principio a Bilbo, pero que luego se convertirá en una lucha a muerte entre la bestia y los enanos. El tamaño del dragón y su capacidad de escupir fuego también están aprovechados al máximo por Jackson, que aquí narra el asunto con la mayor minuciosidad posible, dejando por supuesto la resolución para el tercer film, en un final abrupto pero convenientemente avisado. En un superproducción tan extensa y rica en situaciones e imágenes es difícil destacar todo, aunque simplemente la dirección de arte para el pueblo construido sobre un lago, o los túneles del reino subterráneo bastarían para recomendar esta gran película de aventuras fantásticas, tal vez lo mejor que haya filmado el talentoso y taquillero Peter Jackson.
Superagente mexicano divierte en el espacio Machete es el superagente mexicano. Y, contradiciendo el título, mata lo menos que puede. Y se opone de plano a tener cuenta en Twitter o mensajes de texto. Danny Trejo es Machete Cortez, federal mexicano dado por muerto en sus apariciones previas, y que ahora es presentado como un tipo imposible de matar: mientras hace tiempo colgando de una soga impuesta por un sheriff de Arizona, recibe un llamado de la Casa Blanca que lo obliga a bajar del improvisado patíbulo para salvar el mundo. Cualquier película que presente a Charlie Sheen como presidente de los Estados Unidos, confiando en Machete como salvador de la civilización occidental, merecería de por si cierta atención. El truco que usa el director Robert Rodríguez es enfatizar el carácter de sátira política durante la primera mitad del film, para luego llevar al espectador hacia los sitios menos pensados. Para esto, Rodríguez se da el lujo de contar con Mel Gibson como un archivillano que envidiaría cualquier producción de James Bond. Gibson aquí brilla y reluce al estar detonado al mejor ¿o peor?- estilo Mad Max, para burlarse no sólo de su decadente carrera profesional sino también de su problemática vida personal. Luego, Machete va al espacio en una sorprendente parodia de "Moonraker" el film de la saga 007 con Roger Moore- y de ahí en mas toda referencia al mundo real queda pendiente para la próxima película, "Machete kills, in space!". Por desparejo que pueda ser, esto es un auténtico film de culto, con Lady Gaga compartiendo el mismo personaje con Antonio Banderas, entre otros.
Espionaje industrial que prometía más Una pelicula que lleva el titulo "Paranoia" deberia ser un poco más que este thriller de espionaje industrial con un tono demasiado liviano en su desarrollo pero sobre todo en su desenlace. Lima Hemsworth es un joven genio de la cibernética que comete el error de enfrentar al magnate que lo ha contratado, Gary Oldman, por lo que terminó despedido de la empresa junto a su grupo de amigos, que lo asistían en sus investigaciones y emprendimientos. Dado que al protagonista se le ocurre vengarse utilizando los fondos de la tarjeta, donde le quedaba una suma para investigación, en una juerga de despedida, el villano magnate lo chanteajea para que se dedique a tratar de entrar en la firma competidora que maneja otro potentado del rubro, Harrison Ford. Asi que de pronto tenemos a un supuesto héroe robando secretos industriales y, para colmo, enamorando a la bella ejecutiva Amber Heard, para poder echar sus garfios en su notebook mientras ella está en la ducha. En un momento, el protagonista se da cuenta de que está yendo por el mal camino y trata de negarse a seguir espiando para Oldman, y aquí es donde la película no logra convertirse en un autentico policial de ley y se limita a una pobre imitación de "La conversación" de Coppola, cuyos viejos equipo se sonido ahora son reemplazados por las múltiples posibilidades de espionaje de la tecnología del siglo XXI. A favor de la película se puede decir que nunca aburre, que el tema es original, y que se hace divertido ver enfrentados a Gary Oldman con Harrison Ford, y que en sus breves apariciones como el padre de Hemsworth, Richard Dreyfuss demuestra que sigue siendo un gran actor.
De orgía hasta que se acaba el mundo Los primeros dos actos de "Este es el fin" están al borde de lo genial: una serie de actores como Seth Rogen, Jonah Hill, Danny Mc Bride o Jay Baruchel se reúnen en una gran fiesta en la casa de otro actor, James Franco, preparados para una juerga descomunal lindante con lo orgiástico, cuando en medio del desmadre se detona nada más y nada menos que el fin del mundo. Las cosas que suceden en los primeros 20 minutos son inenarrables, y en realidad las que pasan después, también. Sólo que después de un comienzo tan contundente es difícil mantener el nivel de una película, sobre todo si ese principio está jugado en un plano masivo, con cientos de extras, más celebrities e impresionantes efectos especiales, y luego el resto se reduce a las dimensiones más modestas de una comedia negra-terrorífica de bajo presupuesto que basa casi toda su gracia en los enredos y malentendidos entre los actores protagónicos, que finalmente salen ilesos del apocalipsis exterior en la casa de la fiesta junto a su dueño de casa. Aquí es donde la película tambalea seriamente, con gags que no sólo hacen perder el hilo de la trama, sino que son excesivamente largos; por ejemplo, los intentos del elenco cautivo del Armagedon por tratar de filmar una secuela de una de sus comedias más exitosas, o la confusión posterior a una sobredosis masiva de éxtasis. Este tipo de escenas pueden ser graciosas en sí mismas un par de minutos, pero en realidad lucen como relleno en medio de un concepto más original con más de una deuda a ideas de los films de "Harold & Kumar"- que recién hacia el desenlace vuelve a tomar la buena senda valga la redundacia, ya que se trata de un film sobre el Juicio Final. Entre lo mejor del film, aparte del magnifico principio, se puede mencionar una aparición ultraviolenta de Emma Watson la chica de "Harry Potter"- armada con un hacha, y un film dentro del film titulado "El exorcismo de Jonah Hill" cuyo titulo lo dice todo. Más allá de esta posesión satánica, el gordito de "Supercool" se roba cada escena donde aparece.
Gran recreación de epopeya demencial "Ninguna investigación cientifica puede desarrollarse detrás de un escritorio" asegura Thor Heyerdal en un momento clave de esta gran película histórica y biográfica, que también puede verse como una de aventuras. Los que recuerdan el viejo documental ganador del Oscar sobre la odisea de la balsa Kon-Tiki, saben la increíble dimensión de esta epopeya demencial para demostrar, de manera empírica, que los habitantes del Perú precolombino navegaron en balsa 8 mil kilómetros de Océano Pacifico para llegar a habitar la Polinesia. Una cualidad especial de este nueva "Kon-Tiki" es poner el énfasis justamente en lo alocado de la odisea, empezando por detalles como que el mismo Heyerdal ni siquiera sabia nadar, o que uno de sus principales asociados y camaradas de la aventura no tenía la menor experiencia marítima, ya que era sólo un vendedor de heladeras al que conoció en un bar neoyorquino de mala muerte. La ambientación de época es de gran nivel y especialmente rica en imágenes, teniendo en cuenta que va desde la niñez del arqueólogo aventurero en Noruega, hasta la década que vivió como un indígena de piel blanca en la Polinesia buscando los secretos del Dios Tiki, pasando por los intentos en Nueva York para conseguir fondos para su expedición y los meses previos en Lima donde, varado y sin dinero, pidió ayuda al presidente peruano (con el gran argumento de que "los antiguos peruanos descubrieron la Polinesia"). Por supuesto, las cosas se ponen más intensas cuando la Kon-iki se hace a la mar, y en este sentido hay que decir que los codirectores Roenning y Sandberg exponen la expedición no sólo con el suspenso y la angustia del caso, sino con la crueldad y delirio de un asunto que terminó bien casi por milagro. Se podria decir que esta era una historia digna de Werner Herzog. El ritmo no cesa nunca, y las imágenes son deslumbrantes. La película esta formidablemente bien filmada y narrada, y el score musical atrapa al espectador mucho después de terminada la proyección. Dado que también hay sentido del humor, y hasta algunos vericuetos de la vida personal de Thor Heyerdal, se podria decir que otro gran logro de "Kon-Tiki" es tener algo que ofrecer a espectadores de los gustos mas variados.
La reincidencia, en buena comedia Esta es una sólida comedia romántica sobre la mediana edad con un gran bonus: un despliegue del talento de James Gandolfini en el anteúltimo trabajo antes de su muerte. Gandfolfini se hizo famoso por pappeles de tipos inescrupulosos como el de Los Soprano (o, más recientemente, el del decadente asesino de la mafia en "Mátalos suavemente") pero su rango actoral era mayor, y esto se aprecia especialmente en este papel de un tipo bastante común y corriente, divorciado, que logra volver a enamorar a una mujer también divorciada que cree que ya no puede encontrar atractivo a ningun hombre. En realidad, la verdadera protagonista de "Una segunda oportunidad" es el personaje de Julia-Louis Dreyfuss, que al mismo tiempo que empieza a enamorarse de Gandolfini se hace amiga de una poeta de vida sofisticada que se la pasa hablando pestes de su ex marido, por supuesto el mismo hombre en cuestión. El truco de la película no es lo más original del mundo, pero la directora Nicole Hofcener, especialista en conflictos femeninos, lo utiliza muy bien, sobre todo cuando mezcla la historia principal con otras de personajes secundarios pero atractivos, como la también divorciada Toni Collette (salvo los hijos de Julia-Louis Dreyfuss, que se están por ir a la universidad, todos los personajes de esta película estan divorciados y tienen que sufrir la presencia cercana de una ex pareja). "Una segunda oportunidad" tiene muy buenos gags, que realmente harán reir al publico sin dejar de ser una reflexión sobre las crisis de la mediana edad y la posibilidad de encontrar el amor en cualquier momento de la vida. Pero sin duda el fuerte de la película son las actuaciones. Todo el elenco tiene oportunidad de lucirse, y claro, es Gandolfini el que más se disfruta de todos.