Esta remake tiene 96 minutos de duración y si bien no es la mejor película del reconocido director, es ligera y entretenida para ver. La película original tuvo mucho éxito en varias partes del mundo, llegando hasta una obra de teatro en Argentina. La misma la dirigirá Guillermo Francella, también actuará acompañado por Alejandro Awada, Agustina Cherri, Mercedes Funes, Gonzalo Heredia, Peto Menahem, Carlos Portaluppi y Magela Zanotta. Es luna llena en Madrid y el eclipse de “sangre” comienza a aparecer. Un grupo de amigos cuarentañeros de toda la vida (tres parejas heterosexuales y un soltero) deciden juntarse a comer con la esperanza de hacer algo divertido y no lo mismo de siempre. El elenco está integrado por: Belén Rueda (Eva), Eduard Fernández (Alfonso), Ernesto Alterio (Antonio), Juana Acosta (Ana), Eduardo Noriega (Eduardo), Dafne Fernández (Blanca), Pepón Nieto (Pepe). En medio de la cena se desata un juego raro. Tienen que dejar los celulares en una ronda y cada mensaje, llamada, o mail deberán leerlo en voz alta. ¿Por qué no? ¿Qué hay que ocultar? Si son amigos y matrimonios donde se cuentan todo, donde reina la transparencia. ¿No? No. Los misterios y secretos empiezan a salir de a poco a la luz, con la luna llena de testigo. Infidelidades, gustos sexuales, confesiones de hartazgo y paternidad/maternidad. Son básicamente los temas que los guionistas decidieron contar para demostrar que cada persona tiene su vida, a pesar de lo que muestre habitualmente hacia el exterior. La idea central es mofarse tanto de la clase alta, como del machismo y los secretos entre parejas. En reiteradas situaciones los hombres quedan en ridículo por hacerse los ganadores o los “machos”. También utilizan una forma de comedia en la que algunos personajes y el espectador saben lo que pasa realmente. Esto genera suspenso y tensión por lo que pueden descubrir los otros personajes. Las actuaciones ayudan a que el humor tenga un engranaje preciso. La luna vestida de rojo por un eclipse de sangre genera situaciones sobrenaturales que cambian el rumbo de la película. Podría considerarse parte del género fántasy. Además, como suele gustarle a Álex de la Iglesia, el largometraje se filmó -casi- enteramente en un departamento -aunque la decisión del encierro sea por parte de los personajes-.
La propaganda le ganó al cine 12 Strong o Tropa de héroes (denominada así para Hispanoamérica) es una película del dinamarqués Nicolai Fuglsig. La misma está basada en un libro escrito por Doug Stanton con el mismo nombre. La historia -real- da lugar después de la caída de las Torres Gemelas (11 de septiembre de 2001 en Nueva York). A partir de semejante acontecimiento, Estados Unidos decide poner hombres en el frente de ataque para eliminar a las fuerzas talibanes en territorio de Afganistán. Un grupo de 12 soldados serán los encargados de dar el primer golpe con todas las de perder. El equipo lo encabeza el Capitán Mitch Nelson (Chris Hermsworth, conocido por interpretar a Thor), seguido de Hal Spencer (Michael Shannon). Esta tropa se une a una Alianza del Norte bastante precaria, donde todavía pelean cuerpo a cuerpo, usando caballos y la tecnología más insólita. En un horrendo discurso típico de las películas bélicas estadounidenses de “hay que matar a los malos, nosotros somos buenos”, ni el Capitán Mitch -ni nadie en los 130 minutos- se plantea el derrumbe de las torres, sino que busca “venganza” por su patria. No solo el largometraje es innecesariamente extenso, sino que la narración se vuelve sumamente aburrida. En ningún momento se crea empatía con los personajes, lo que no logra sentimientos entrelazados con el espectador. El guion tiene huecos argumentativos, donde se contradice en varias ocasiones. La fotografía y el sonido (fundamental en films bélicos) no se destacan. Tampoco hace un buen trabajo el equipo actoral (excepto por Michael Shannon). Es increíble que con semejante presupuesto no puedan crear algo de calidad.
La directora se encarga de tocar muchos temas cotidianos en tan solo 93 minutos, con el fin de que cada espectador empatice constantemente con el film. Las actuaciones se destacan sin lugar a dudas, con un elenco para aplaudir. Lady Bird es la primera película escrita y dirigida por la actriz Greta Gerwig. Se enfoca en la vida de Christine “Lady Bird” (Saoirse Ronan), una adolescente de diecisiete años que vive en Sacramento, California. Es una comedia dramática en la que los problemas son los cotidianos para una familia de clase media. La protagonista es una típica persona viviendo en un suburbio que quiere escapar, vivir experiencias nuevas y disfrutar de la vida. Desde tomar alcohol, hasta enamorarse y tener sexo; cualquier cosa en la que piensa normalmente alguien de esa edad. La adolescencia son tiempos dolorosos de cambios, y esta vez no es la excepción. Christine sufre por amor, por intentar sacar buenas notas para lograr una beca en Nueva York, por amigas y por la situación económica que atraviesa su familia. Aunque todo esto suceda, ella parece ser una chica fuerte, con una personalidad avasallante como su madre (Laurie Metcalf). Una de las escenas más hermosas es en su escuela católica, cuando se plantea una charla en contra del aborto y ella sin pelos en la lengua dice lo que piensa. La forma en la que se retrata Sacramento es bellísima, la fotografía es muy buena. Como el guión, a pesar de no ser una historia “nueva” la forma de contarla si lo es y también la protagonista, lo que le da un toque esencial. Las actuaciones se destacan sin lugar a dudas, con un elenco para aplaudir. Saoirse Ronan hace un trabajo brillante interpretando a Christine. Laurie Metcalf está genial -como siempre- reencarnando a Marion (la madre). Merecedoras de ovaciones son las participaciones de Lucas Hedges (Manchester by the sea) como Danny O’Neill y Timothée Chalamet (Call Me By Your Name) como Kyle Scheible. La directora se encarga de tocar muchos temas cotidianos en tan solo 93 minutos, con el fin de que cada espectador empatice constantemente con el film. Y de esta forma bajar línea en aspectos feministas que contribuyen a una sociedad en estado de cambio. Hacía 59 ediciones de los Oscars que no nominaban a una película dirigida por una mujer y Greta Gerwig rompió el molde. A pesar de que las campañas Me Too y Time’s Up ayudan a la difusión y el entendimiento del movimiento femenino, esta nominación es más que merecida, no sólo por la época sino por la historia que decide contar. Además de estar nominada a Mejor película, va a competir en Mejor Dirección (Greta Gerwig), Mejor Actriz (Saoirse Ronan), Mejor Actriz de Reparto (Laurie Metcalf) y Mejor Guión Original (Greta Gerwig).
La historia no es la más original, aunque el director logra narrarla de manera entretenida con tintes oscuros. Jennifer Lawrence hace un trabajo fino increíble para interpretar a una mujer de nacionalidad rusa que es sumamente creíble. La nueva película dirigida por Francis Lawrence (The Hunger Games) está basada en una novela de Jason Matthews llamada Red Sparrow. En la misma se retrata la vida de la rusa Dominika Egorova (Jennifer Lawrence), una bailarina exitosa que debido a una lesión debe dejar su profesión para convertirse -en contra de su voluntad- en una espía muy particular. A partir de su trágica lesión, Dominika se ve obligada a trabajar para su oscuro tío (Matthias Schoenaerts). Se inicia en la Escuela Gorrión, un lugar donde las personas deben dejar de lado los prejuicios para aprender a controlar la mente humana a través de los deseos. Es muy interesante el trabajo psicológico por parte del guión. Una vez convertida oficialmente en espía, trabaja para los servicios secretos de Rusia con el objetivo de desenmascarar a un supuesto infiltrado que está en contacto con Estados Unidos. De esta forma Dominika se relaciona con Nathaniel Nash (Joel Edgerton) un agente de la CIA. Como suele pasar en las buenas películas de espías, Dominika parece ser una espía doble, donde el espectador no logra descifrar de qué lado está, siendo esto es uno de los mayores logros del film, ya que mantiene expectante al público a la espera de una resolución. La historia no es la más original, aunque el director logra narrarla de manera entretenida con tintes oscuros. Pone en discusión como un servicio de inteligencia cosifica a las mujeres poniéndolas en una lugar donde son el objeto de deseo para lograr un objetivo en particular. No deja lugar a la imaginación. Deja a la vista cada acto de violencia por más morboso que sea: muertes trágicas o formas de tortura. También filma de forma explícita el sexo y las escenas eróticas (tiene mucho, ya que combina la belleza física y el sexo con el deseo, la psicología y el poder de manipulación). Por el lado de la fotografía (Jo Willems) el trabajo en notable, la puesta de cámara, la iluminación y los planos son fascinantes. Por parte del guión (escrito por Justin Haythe) es para remarcar que todo objeto o situación de la primera mitad se vuelve relevante para poder cerrar el círculo de incógnitos que se genera a lo largo del film. Lo negativo es que la historia se alarga de forma innecesaria, haciendo que la película dure 139 minutos cuando podría durar 120, como máximo. Párrafo aparte merecen las destacadas actuaciones. Jennifer Lawrence hace un trabajo fino increíble para interpretar a una mujer de nacionalidad rusa que es sumamente creíble (sobretodo cuando la protagonista se tiñe el pelo). Joel Edgerton con su sensibilidad y carisma hace que Lawrence parezca una auténtica ciudadana fría del norte. Lo de Matthias Schoenaerts recreando a un mandatario ruso de alto rango, con una personalidad soberbia y desagradable es realmente increíble.
Una perfecta forma de educar a los padres retrógrados que creen que el amor es únicamente heterosexual. Y ayuda a que el espectador pueda ver con los ojos de los padres del protagonista, dando cuenta de que lo importante es lo que hace felíz a cada uno. Call Me By Your Name es la nueva película de Luca Guadagnino. Con guion escrito por James Ivory y basado en la novela de André Aciman. En ella retractan un verano en la vida de Elio (Timothée Chalamet) donde conoce a Oliver, (Armie Hammer) un estudiante/asistente hospedado por su padre. A partir de allí se desencadena una hermosa historia de amor entre dos hombres en la Italia de 1983. La película es un drama romántico con 132 minutos de duración. El director se concentra en sus dos personajes principales, dejando de lado (circunstancialmente) a la familia de Elio, como también a los amigos/as. De esta forma crea un ambiente donde uno depende del otro -sea quien sea-, y se siente tanto con euforia cuando están juntos como la desazón cuando se distancian. Es interesante este dúo, ya que Elio tiene tan solo 17 años y ninguna experiencia sexual previa. En cambio Oliver pareciera ser un hombre, con varias prácticas en su haber. De forma que comienza manejando el coqueteo desde un lugar privilegiado. El director así lo demuestra filmando con planos contra-picados, haciéndolo ver más grande de lo que en realidad es. Lejos de poner en foco una relación homosexual cliche, la historia se concentra en demostrar un amor innegable a los ojos, en el cual los límites se los pone cada uno para sí mismo. Y como toda narración de este tipo, el desamor y la separación es una carta imponente para el dramatismo. Una excelente actuación de Timothée Chalamet que deslumbra en cada minuto que aparece en pantalla, ayuda a conocer a Elio, y de esa forma saber exactamente lo que busca o anhela el personaje. Claro que esto se logra por un guion sólido que no deja nada al azar ni tirado de los pelos, todo fluye con naturalidad. La fotografía y dirección de arte acompañan de muy buena forma al relato. Desde comienzo a fin, pareciera ser 1983 “en algún lugar de Italia” como dice la pantalla al inicio del film. Dos padres con mentes abiertas, ayudan a Elio a poder vivir plenamente, libre de prejuicios. Lo cual sería lo ideal para cada persona respecto a sus gustos sexuales. Esta historia es una perfecta forma de educar a los padres retrógrados que creen que el amor es únicamente heterosexual. Y ayuda a que el espectador pueda ver con los ojos de los padres del protagonista, dando cuenta de que lo importante es lo que hace felíz a cada uno. Es para celebrar que una película con este contenido haya sido nominada en los Oscars 2018, para que se difunda y aprecie. Llámame por tu nombre tuvo cuatro nominaciones: Mejor película, Mejor guion adaptado, Mejor actor (Timothée Chalamet) y Mejor canción original (Mystery of love, interpretada por Sufjan Stevens).
El hombre de al lado La nueva película de Nicolás Gil Lavedra, Las grietas de Jara, se compone a través de una recopilación de flashbacks de parte del protagonista Pablo Simó (Joaquín Furriel). Él intenta recordar un antiguo hecho donde están construyendo un edificio y un inquilino del edificio de al lado (Jara, interpretado por un impecable Oscar Martinez) reclama una remuneración por una grieta que podría causar el derrumbe de su departamento. El film tiene buen ritmo, pero la narraciòn se vuelve muy previsible. Los giros no causan un efecto de sorpresa, ni siquiera de interès. El lado positivo es sin dudas el excelente trabajo de fotografía. Tiene una buena producciòn y un elenco perfecto para la pantalla cinematográfica. Por parte del guion, es muy interesante la forma en que trata las relaciònes de dependencia entre jefe-empleado. Como así también la forma en la que una persona humilde quiere desenmascarar a una gran empresa, con dueños millonarios. Como película está bien, pero me queda un gusto amargo por haber esperado más. Dato de color: el guion está basado en el best seller “Las grietas de Jara”, de Claudia Piñeiro.
Los hermanos sean unidos Good Time es una película independiente dirigida por los hermanos Safdie. En ella conocemos la vida de Connie (Robert Pattinson) y su hermano Nick (Benny Safdie). La historia la atraviesa Connie por Nueva York, en búsqueda de dinero para sacar a su hermano con retraso mental de la cárcel. La película es buena en todos los aspectos: una fotografía increíble, que es capaz de generar tensión y suspenso en la oscuridad de Nueva York. Un guion sólido al cual nada se le escapa, buen armado de personajes y de hilos narrativos. Actuaciones increíbles, sobretodo por parte del ex protagonista de Crepúsculo. Las secuencias de escape y persecución se sienten genuinas, generan un nivel de ansiedad necesario para este tipo de películas. La dirección de Good Time es perfecta. Crea un ambiente de adrenalina, movimiento y tensión en todo momento. La banda sonora hace un excelente trabajo para que funcione de tal manera. No peca de ser predecible ni mucho menos comercial a pesar de tener a Robert Pattinson como protagonista. En conclusión, Good Time: Viviendo al límite es una genialidad que debe ser vista. Dato de color: fue nominada a Palma de Oro en el Festival de Cannes 2017.
De topos e infiltrados Qué ironía que en Hispanoamérica se haya traducido el título a El Implacable, dado que me hizo recordar en todo momento a Taken (Búsqueda implacable). La película dirigida por Martin Campbell no es más que una imitación al borde de lo bizarro, muy a pesar de estar basada en el libro de Stephen Leather llamado “The Chinaman” y publicado en 1992. Quan (Jackie Chan), con sus 61 años (!) busca incansablemente vengarse de la muerte de su hija. La misma fue producida por una bomba implantada por un grupo terrorista llamado IRA. Para esto pone en riesgo su vida en reiteradas ocasiones, persiguiendo y amenazando al viceministro irlandés Liam Hennessy (Pierce Brosnan) con el fin de encontrar los nombres de los responsables. Como era de esperarse, hay acción y artes marciales producidas por el mismísimo Jackie Chan, las cuales ya no sorprenden a nadie por la cantidad de material que existe sobre el género. Falla en el guion ya que desvía la atención del protagonista a la de Liam (haciendo que inexplicablemente Jackie Chan no aparezca por unos cuantos minutos). Además, no logra un buen armado de personajes secundarios los cuales son fundamentales para los giros narrativos. Como frutilla del postre al film le sobran veinte minutos, intenta cerrar todos los hilos narrativos que no fueron importantes en ningún momento.
Ella y la música La película francesa dirigida por Tony Gatlif es una hermosura. En ella brilla constantemente la protagonista Djam (Daphne Patakia) tanto en su rol actoral como musical. Su increíble voz, su belleza física y su movimiento corporal hacen que ocupe toda la pantalla. No solamente es un drama francés. Djam y Avril (Marayne Cayon) se encaminan en un viaje por Turquía creando una especie de road movie, donde sucede la mayoría de la historia. No se queda ahí, también se genera un musical, ya que en varias ocasiones la música la ponen los actores, al ritmo de un hipnotizador género turco. El guion está muy bien realizado, excepto por unos 15 minutos que parecen sobrarle sin sentido, pero logra transmitir el viaje y crecimiento gradual de la protagonista. La música es excelente, al punto de querer seguir escuchando la banda sonora.
Darío, y yo, y mi otro yo Una nueva comedia de enredos asoma en Argentina y es dirigida por Who. La película titulada Soy tu karma representa la vida de Darío (Guillermo Toledo), un español a punto de casarse con una mujer argentina (Leonora Balcarce) de menos edad que él. Cuenta con una fotografía correcta, muy colorida, donde diferentes paletas de colores estructuran cada habitación de la casa. Así también hace un buen trabajo la dirección de arte al mostrarnos los lujos de la clase alta. Con respecto a la dirección, toma decisiones muy arriesgadas a la hora de narrar la historia. Cuenta con voces desde el “más allá”, miradas y diálogos a cámara, con el fin de hacer de esta comedia algo místico y delirante. Lo consigue sin dudas, aunque sin ser muy gracioso. Pero el guion falla una y otra vez en repeticiones de chistes y gags que no funcionan por calidad, sino por reiteración. También contiene un error constante en el que se revela cual es el principal enigma en los primeros minutos (las personas son producto de la imaginación de Darío. Cuando él se da cuenta y parece manejarlo vuelve a caer en el mismo error haciendo honor a las comedias absurdas). A su vez, las actuaciones de los argentinos no ayudan en nada, pésimo trabajo de Florencia Peña. Y a Guillermo Toledo (Psiconautas) se lo deja en una posición incómoda puteando como español (aunque lo sea). Lo mejor del film pasa por la vecina (Luisa Kuliok), una chusma y egoísta señora que espía al protagonista con acotaciones divertidísimas..