Una sátira histórica Una nueva comedia por parte del director argentino Néstor Montalbano (Pájaros volando) llega a los cines argentinos. La misma se centra en 1806 y narra la historia de cómo llegó el fútbol a Argentina. Como un deporte creado por ingleses se convirtió en una pasión nacional. Desde el minuto uno la película se centra en el humor, dejando de tomarse seria así misma para que el espectador tenga la misma racción y simplemente disfrute de lo que ve en pantalla. Con analogías entre Boca – River (por los barrios de las calles porteñas y los colores en su camiseta) y Argentina – Inglaterra (sobretodo haciendo referencia al Mundial donde Maradona mete el gol con la mano y la mágica jugada siendo recordado como uno de los mejores goles de la historia). También hay personajes que a través de otro nombre se pueden diferenciar, como Messi (“pulguita” en la película). La historia se centra en Manolete (Gonzalo Heredia), una persona con ambiciones económicas que está en pareja con Aurora (Laura Fidalgo). A partir de la llegada de los ingleses, el hombre al mando es Beresford (Mike Amigorena). Un fanático del fútbol que intenta inculcarlo en la cultura para distraer al pueblo invadido. El guion está bien dividido en actos, se llega a un climax a través del buen desarrollo. Las actuaciones de Capusotto -como director técnico-, Mike Amigorena y Mirta Busnelli -como la madre de Beresford– se llevan los aplausos. También se hacen muy divertidas las apariciones de Matías Martin, Fernando Cavenaghi y José Chatruk porque hacen un excelente trabajo a pesar de no ser actores. Luciano Cáceres, Roberto Carnaghi y Esteban Menis se lucen siendo personajes secundarios. Si bien es un humor absurdo, por el CGI utilizado para varias escenas y con algunos problemas de guión cuando no encuentra el chiste adecuado, el film no se cree más de lo que es. Una comedia para toda la familia, con buena química actoral, donde predomina el sentimiento argentino.
Resistencia canina Un nuevo éxito rotundo se acerca y es traído ni más ni menos por el director estadounidense Wes Anderson. Con Isla de perros llega a las 10 películas dirigidas y cada una tiene un sello distintivo lo que las hace únicas. Si alguna vez vieron una película de él (sumamente recomendable), sabrán que la composición de cuadro es excelente. Formó su estilo propio, ubicando a los personajes u objetos de atención en el centro. Isla de perros es la segunda película de animación por stop motion creada por el autor (la anterior fue Fantastic Mr. Fox). El stop motion es una técnica sumamente difícil para darle movimiento a objetos estáticos. Y en este film está usado a la perfección, al punto de casi no alertarlo. La historia se narra en Japón, donde un alcalde dictador crea un plan de evacuación canina con la excusa de que contienen enfermedades mortales. Pero en realidad es un fanático de los gatos que busca la exterminación de los perros. Por esta razón decide ponerlos a todos en una isla donde solamente se usa para arrojar residuos. Para suerte de los animales, aparece un niño llamado Atari en rescate de su mascota. A partir de allí se generará un trato muy especial con los diferentes personajes que integran la isla, donde ponen como objetivo la salvación de la especie. Cuenta con un guion excelente que pasa de la carcajada constante a lágrimas de sentimentalismo y emoción. El desarrollo de los personajes está tan bien contado que se forma una conexión entre los protagonistas y el espectador, generando una empatía muy especial. Una comedia con tintes irónicos hilarantes y un mensaje importante sobre la protección animal. Es realmente valioso que detrás de los perros haya voces de actores tan reconocidos como Edward Norton, Bryan Cranston o Bill Murray. Está muy bien acompañado por la música compuesta por Alexandre Desplat. Párrafo aparte para la dirección de fotografía, que se asemeja a la perfección en cada plano, generando el ambiente necesario para la ocasión. El conocido centralismo de la imagen se hace presente, dejándonos deleitar con un largometraje de animación en stop motion difícil de superar.
La vida del actor medio Callback es un thriller catalán narrado en Nueva York (Estados Unidos). El director Carles Torras se encarga de dirigir y co-escribirla con el protagonista, Martin Bacigalupo. Se trata de la vida de Larry De Cecco (Bacigalupo), un misterioso hombre que está intentando encajar en el mundo actoral yanqui. Al mejor estilo Psicópata Americano (American Psycho), De Cecco va mostrando su retorcida personalidad. Es correcta la forma de desentrañar al personaje, de a cuenta gotas, manteniendo al espectador interesado de saber más sobre un hombre que miente constantemente. El guion está muy bien logrado, los actos y consecuencias se producen de forma natural, los giros narrativos son perturbadores, manteniendo la forma desde el primer minuto. La repetición de acciones y la rutina crea una zona de confort en De Cecco que lo estabiliza. El elenco definitivamente termina de cerrar una buena película, sobretodo por Martin Bacigalupo y Lilli Stein. El mismo Bacigalupo fue premiado como Mejor Actor en el Festival de Málaga de 2016 por este film. Si en algo falla Callback, es en la decisión de mostrar los hechos más violentos. Porque carecen de realidad cinematográfica. A pesar que en “la vida real” se vea de una forma, cuando se lo lleva al cine se debe mantener ciertas características para lograr conformar el verosímil.
Nunca volarás solo La primera película animada dirigida por Árni Ásgeirsson retrata el nacimiento y desarrollo del pájaro chorlito llamado Ploey. Con una narración sumamente infantil logra entenderse con facilidad cualquier tipo de problemática planteada al espectador. Apunta a un promedio de edad por debajo de los 6 años. Por esta razón, no es recomendada para un público adolescente/adulto -como pueden ser las películas de Pixar o Dreamworks– porque se hará lenta y aburrida. La problemática planteada es poco original. Un animal que pierde a su familia y debe hacer un largo recorrido para encontrarlos, lo cual hemos visto en innumerable cantidad de films, pero sigue siendo efectivo. A partir de la separación con sus seres queridos, Ploey intentará sobrevivir al duro invierno con ayuda de diferentes amigos que encuentra en el camino. A pesar de la reiterada temática, en el guion hay una fuerte intensión de inclusión. Algo necesario para enseñarle a los más chicos. También se aprecian hermosas referencias a El patito feo (1939) y La dama y el vagabundo (1955), dos producciones clásicas de Disney. La personalización de los personajes está llevada al extremo para que sean evidentes sus intenciones, tanto en sus diálogos como en sus expresiones. La música por parte de Atli Ovarsson es correcta para la ocasión. Si bien la animación no es como la de los tanques de Hollywood, no desentona con la temática infantil.
Devastación Después de varias películas de acción y ciencia ficción, el director Brad Peyton se encarga de traernos Rampage. La misma está basada en el conocido juego de arcade, aunque con varias diferencias. En este caso, los animales mutados son literalmente animales, en el videojuego son humanos que se transforman. Es “la nueva película de La Roca (Dwayne Johnson)”. El actor ya se ganó un lugar entre los personajes más reconocidos de Hollywoods por su físico y carisma. Logra llenar la pantalla con solamente su presencia, pero no es suficiente una estrella para brillar. Además cuenta con Naomie Harris (Moonlight), -que es quien mejor desempeña su trabajo a lo largo del film- y Jeffrey Dean Morgan -lamentablemente se quedó incrustado en su papel de Negan en The Walking Dead, interpretándolo en todo momento-. Como toda historia de acción mezclada con ciencia ficción y un humor totalmente infantil, parece apuntar a un público adolescente o fanáticos del CGI. Los chistes son obvios y nada graciosos. Los personajes están estereotipados a un nivel extremo y únicamente por ser este tipo de películas, se acepta la falta de sentido tanto físico como narrativo. A pesar de ser una superproducción, tiene graves problemas de guion, donde los primeros 45 minutos (tal vez los más interesantes) pierden tiempo presentando personajes que no serán de utilidad (ni siquiera aparecen) en la segunda mitad. Los protagonistas -salvo La Roca– los conocemos a partir de la media hora. A pesar de todo lo negativo, la película logra su objetivo siendo entretenida por partes y pochoclera a niveles superlativos. Los animales están bien diseñados pero distribuidos de forma extraña, hubiera sido interesante conocer más sobre ellos.
Verdad o Reto es un sabor amargo y decepcionante en el que el guión, las actuaciones y dirección no funcionan correctamente. Con los brazos abiertos se espera cualquier producción de BlumHouse luego de The Purge, Get Out, Split, Whiplash y Paranormal Activity, entre otras. Pero esta vez, sorpresivamente decepciona con su nueva película “Verdad o Reto”. La misma está dirigida por Jeff Wadlow (Kick-Ass 2) y protagonizada por Lucy Hale, Tyler Posey (Teen Wolf) y Violett Beane (The Flash). La historia se ubica en Estados Unidos, cuando un grupo de amigos se va de vacaciones de primavera a México. Con una reiteración del uso de tecnologías contemporáneas para resolver los problemas que se presentan, se entiende que transcurre en 2018 aproximadamente. En ese viaje van a conocer a Carter, un joven que seduce Olivia (Lucy Hale) y la lleva a ella con los amigos a una casa para jugar el conocido juego -que lleva el nombre del film- verdad o reto. Hay que elegir entre decir la verdad a una pregunta o cumplir una prenda que el resto proponga. Lo que no saben, es que empezar a jugarlo es mortal. Literalmente. No solo el juego los persigue donde quieran que estén, sino que deben ajustarse a las reglas. Obviamente que las preguntas y propuestas no las hacen entre ellos. De eso se encarga un espíritu que trastorna a los jugadores al punto de hacerles ver cosas que nadie más puede. Y si por alguna razón no cumplen el reto o mienten, mueren de forma trágica. Esto desencadena un sinfín de problemas, ya que con el objetivo de decir la verdad, revelan los secretos más guardados que aíslan a sus seres queridos, como por ejemplo contar que una amiga engañó al novio en varias oportunidades. También hay graves o -mejor dicho- peores inconvenientes cuando la elección es “reto”. El espíritu es capaz de hacerles hacer cosas terribles como romperle la mano con un martillo a alguien o directamente matarlo. La premisa es sumamente alentadora, cualquier cosa puede ocurrir en dicho escenario. El problema es lo que resolvieron por parte del director y el guión. Llega al punto de dejar de sorprender (como ocurre en un comienzo) por hacerse reiterativo y predecible. Tampoco es bueno el desarrollo de los personajes por no formar bien las personalidades. Cambian de humor, de carácter y de forma de pensar en segundos, sin siquiera tener un por qué. Introduce diferentes historias para crear subtramas que no funcionan ni generan empatía. Termina siendo una comedia -irónica- oscura más que un largometraje de terror. En este tipo de producciones de bajo presupuesto, las actuaciones no suelen destacarse -y ésta no es la excepción- pero las historias son lo suficientemente sólidas y entretenidas como para pasar un buen rato (o susto). Esto no pasa en Verdad o reto. Deja un sabor amargo y decepcionante en el que el guión, las actuaciones y dirección no funcionan correctamente.
Over the rainbow El director y escritor Sean Baker nos trae una belleza cinematográfica, narrando parte de la vida de Moonee (Brooklynn Prince), una niña que vive en Florida -cerca de Disney- pero que no se parece en nada a los magníficos parques de diversiones. Podremos ver las relaciones con sus amigos Scooty (Christopher Rivera), Dicky (Aiden Malik) y Jancey (Valeria Cotto). Una banda de mini rebeldes que para divertirse hacen bromas pesadas. A pesar de lo divertido que es ver a estos chicos “jugar”, la parte más entretenida se obtiene cuando la madre de Moonee (Bria Vinaite) tiene problemas para pagar el alquiler. Representa una madre moderna, que hace lo que puede para regalarle una vida feliz a su hija. La fotografía es impresionante, desde los planos hasta los colores de la ropa y las casas. Se entiende el trabajo fino en la búsqueda de locaciones como de actores. Cada uno encaja de forma perfecta. El guion, realizado por el mismo director y Chris Bergoch, debería ser un manual para cada película, ya que acompaña de forma natural a cada personaje, haciéndolos crecer y transformándolos sin dejar de lado cada personalidad. Los giros narrativos son impactantes, al punto de cambiar parcialmente la importancia del espectador. Es un film totalmente recomendable, como toda la filmografía de Baker. Y parece ser injusto que no haya sido nominada a los Oscars este año. Dato curioso: ¡La protagonista tiene 7 años! Y es una de las mejores actuaciones que se han dado en los últimos años. Parece haber un futuro prometedor para la pequeña Brooklynn Prince.
Jake Gyllenhaal durante las 2 horas de relato nos demuestra constantemente su capacidad actoral tanto en momentos cómicos como dramáticos. David Gordon Green (reconocido por dirigir películas como Pineapple Express) fue quien se encargó de recrear la vida de Jeff Bauman luego del atentado en la maratón de Boston en 2013. El film está basado en el libro escrito “Stronger”, escrito por la misma víctima y Bret Witter. El protagonista es un símbolo de Estados Unidos, ya que no solo perdió sus piernas y “siguió adelante”, sino que fue un testigo clave sobre quienes habían detonado las dos bombas que dejarían a 3 civiles muertos y mas de 200 heridos. Jeff Bauman (Jake Gyllenhaal) había ido a la maratón a apoyar a su ex novia Erin Hurley (Tatiana Maslany). Al final de la carrera se encuentra parado en el centro de la tragedia, lo que luego de las explosiones lo dejó literalmente sin piernas. Como suele pasar en este tipo de situaciones, se lo intenta poner a la víctima en el lugar de héroe. Una extraña decisión política que suele usar Estados Unidos para que los culpables sean los terroristas y los ciudadanos “defiendan” la patria. No solo ponen en frente de cámaras, micrófonos y programas de televisión a personas que sufrieron una situación sumamente traumática, sino que esperan que respondan de buena manera, sean patriotas y contribuyan con el constante show y la fachada televisiva. La película refleja el mareo mental de Jeff al ser nombrado héroe cuando él siente que solamente estuvo ahí. Que sólo el poder de los medios logran reflejarlo de esa manera aunque él se sienta de otra. La única persona que lo equilibra y estabiliza es su ex pareja, con la cual vuelve a estar luego del incidente. Esto hace que se cree una relación dependiente en la que necesita su presencia tanto para hablar como para que lo ayude con la silla de ruedas. El guión y la dirección logran retractar de buena manera la tensión que se crea a medida que pasa el tiempo. Éste tipo de biografías dramáticas tan amadas en Estados Unidos suele cansar a un espectador extranjero, por como se hacen propaganda constantemente para quedar bien parados -en este caso un contra-ataque terrorista-. Por suerte no es sólo una típica película de auto-superación, sino que critica duramente las decisiones televisivas y publicitarias. Está bien trabajado el hilo narrativo para no aburrir. También hay un excelente trabajo en fotografía y efectos especiales para lograr que el actor no tenga piernas. El largometraje cuenta con una estrella de primera como lo es Jake Gyllenhaal interpretando al protagonista. Durante las 2 horas de relato nos demuestra constantemente su capacidad actoral tanto en momentos cómicos como dramáticos. También hacen un buen trabajo Miranda Richardson -la madre de Jeff- y la anteriormente nombrada Tatiana Masslany.
En este olvidable largometraje el gran culpable es el guión, seguido por la dirección de Lawrence Sher y las limitadas actuaciones. La ópera prima de Lawrence Sher (conocido por sus trabajos como director de fotografía en films como “¿Qué pasó ayer?”) es un constante intento fallido de comedia. Cuenta la vida de los mellizos Kyle y Peter Raynolds (Owen Wilson y Ed Helms). Ellos descubren que la madre (Glenn Close) les mintió con respecto a la identidad de su padre y salen en búsqueda de la verdad. Es una road movie donde recorrerán diferentes ciudades de Estados Unidos incansablemente para lograr el objetivo. El largometraje falla desde el minuto uno, con un humor poco inteligente y giros narrativos que nada le aportan a la causa. La premisa es ilógica, una madre que le miente a sus hijos hasta que en la adultez Peter descubre -mirando una película- que quien pensaba que era su padre en realidad era un actor. Los hermanos ante semejante imprevisto piden explicaciones y los mandan a buscar a su supuesto padre. El problema de encontrar a su progenitor no es más que una excusa para el reencuentro de hermanos separados por diferentes decisiones de vida. Mientras Kyle es una persona espiritual y sexualmente libre, Peter es un reprimido en todos los aspectos de la vida, por intentar actuar responsablemente responde según lo que el mandato social le indica. Ambos personajes están sumamente interesados en sus situaciones económicas pero sin ningún sentido, ya que ambos son adinerados. Kyle recibe constantes regalías por aparecer -como modelo- en una botella, y Peter es médico. De una forma muy extraña, el mensaje termina siendo cuán importante es el éxito profesional o económico, algo que no tuvo ninguna importancia a lo largo de la película. Está totalmente desaprovechada esta dupla actoral. Tanto Owen Wilson (Zoolander) como Ed Helms (The Office) han demostrado ser grandes comediantes; pero una mala dirección con un pésimo guión los deja en constante ridículo. Actuaciones acartonadas sin frescura ni gracia. También es fallido el intento emotivo de la narración. El guión no logra una empatía real con los protagonistas, lo cual no importa demasiado qué le pasa a ellos, ya sea bueno o malo. No hay un entrelazamiento espectador-personajes. En este olvidable largometraje el gran culpable es el guión, seguido por la dirección de Lawrence Sher y las limitadas actuaciones.
Una chica contra todos Se reinicia la vida cinematográfica de Lara Croft y el encargado a llevar a cabo esta nueva entrega es Roar Uthaug (La última ola). Ya quedaron atrás las dos representaciones donde Angelina Jolie protagonizaba la saga. Ahora quien se pone en la piel de Lara es ni más ni menos que Alicia Vikander (ganadora al Oscar por La chica danesa). El film narra la vida de una joven y principiante Lara Croft. Allí podemos ver desde su precario trabajo y su esfuerzo físico -haciendo king boxing-, hasta ponerse su típica indumentaria en búsqueda de misterios arqueológicos. Como otras veces, ella cree que su padre Richard Croft (Dominic West) aún vive y por eso decide buscarlo después de que hayan pasado 7 años. El largometraje se divide claramente en dos partes, lo que genera un cambio brusco. En la primera mitad podemos apreciar una parte más íntima y cotidiana de la protagonista. Mientras que en la segunda, el director se mete de lleno en el objetivo principal (encontrar al padre y evitar que roben la tumba de Himiko). La fotografía logra asemejarse a un videojuego, por lo que podría ser tranquilamente parte de los 10 que tiene Tomb Raider en su historia. Las persecuciones y situaciones de peligro están muy bien logradas, logran tensionar el ambiente. Aunque -cabe destacar- abusa de la caída hacia cualquier tipo de precipicio. Todo el tiempo vemos a la protagonista colgada de un brazo y con el tiempo pierde intensidad. Las actuaciones en general son aceptables, aunque Alicia Vikander se destaca sobre el resto. Se la nota realmente compenetrada con el personaje, lo cual lo hace creíble. Además, -dato de color- la actriz se entrenó para poder realizar las acrobacias ella misma y de esta forma ser más ajustada a la heroína de los videojuegos. Es un acierto el desarrollo del personaje principal, ya que demuestra el poder femenino, la fuerza e inteligencia. La trama cierra a la perfección, dejando lugar a una futura película para que podamos seguir experimentando el mundo cinematográfico de Lara Croft.