Omar es un hombre joven que vive en Cisjordania. Nadia, su amor secreto, vive del otro lado de un gran muro al cual debe trepar tanto para verla como para encontrarse con Amjad y Tarek (hermano de Nadia), sus amigos de la infancia y compañeros de militante resistencia armada. Cada nueva película de Hany Abu-Assad es la confirmación de un realizador tan talentoso como sensible. Él retrata, ya sea en formato ficcional o documental, como es el devenir de la vida en un territorio controlado por una fuerza militar extraña. Pero aun en Palestina la gente crece, se desarrolla, se enamora y eventualmente se traiciona, como en cualquier otro lugar del mundo. Claro que mientras lo hacen debe atravesar ciudades que son auténticos laberintos indescifrables. Los puestos de control de El casamiento de Rana y el documental Ford Transit y los muros de Paradise Now y Omar terminan por delinear geografías opresivas y asfixiantes. Omar es un thriller con tintes políticos y dramáticos que cuenta una historia de traiciones, de un amor casi imposible, de una resistencia política armada y, en última instancia, la crónica de una venganza. Una vez más Abu-Assad demuestra un amplio dominio del ritmo, desarrollando un relato que avanza en un in crescendo constante logrando transmitir el agobio que siente el protagonista a medida que avanza la película. Trece años después de la aparición de El casamiento de Rana en Cannes da pena saber que el conflicto continúa y que por muchos años más Hany Abu-Assad tendrá que seguir describiendo las dificultades de vivir en Gaza y Cisjordania. Por Fausto Nicolás Balbi @FaustoNB
Es el año 1997, Internet empieza a tener uso masivo en la Argentina. Estamos en La Plata donde una adolescente llamada Cielo (Eugenia Suarez) comparte sus horas diurnas con un pequeño grupo de amigas y en las horas nocturnas se conecta a la red con otro grupo de personas más grandes. Cielo es caprichosa y fantástica, hermosa y lejana, demuestra una aspereza que esconde su profunda fragilidad. En la nocturnidad de sus charlas por ICQ, donde utiliza en nick Abzurdah, ella empatiza profundamente con Alejo, un hombre diez años mayor. En una reunión de amigos del chat ellos se conocerán personalmente y ese será el inició de una relación de amor, y el comienzo del descenso a los infiernos de la protagonista. El resto del metraje girará en torno a la obsesión de Cielo por Alejo (quien nunca se toma la relación tan en serio como a ella le gustaría), por estar flaca, por no comer. Aparecerá Lágrima su otro alterego bajo el cual iniciará un blog en el que defenderá su anorexia, casi como una militancia estética, y la caída será aún más profunda. El relato, de corte clásico, evita cualquier voluntad didáctica o panfletaria. Abzurdah es un filme inteligente que toca un tópico poco transitado en el cine argentino (el de la anorexia nerviosa) y está dirigido especialmente al grupo etario que más lo padece (los adolescentes). Entre los aciertos más notables del filme se encuentra la elección de su protagonista, Eugenia Suarez, quien construye un personaje profundamente humano, querible y creíble. Vale también destacar el cuidado que se tuvo al mostrar la fisonomía que tenía Internet a finales del siglo XX. También hay un cuidado especial con la música extradiegética que acompaña con naturalidad el desarrollo de la narración. Por Fausto Nicolás Balbi @FaustoNB
Treinta años después regresa a la pantalla grande Max Rockatansky. El personaje que le dio fama internacional a Mel Gibson vuelve, esta vez en la piel de Tom Hardy. Su co protagonista es Charlize Theron, en el rol de la emperatriz Furiosa, quien durante gran parte del metraje lleva la rienda del relato. La película, como toda la saga, se ambienta en un futuro post- apocalíptico. Durante más de la mitad del filme Max no tiene nombre ni entidad y es utilizado como bolsa de sangre para que tengan más energía unos guerreros humanoides que habitan la tierra dominada por el déspota Inmortan Joe. Max empieza a cobrar más importancia y potencia cuando puede acoplarse a la huida de Furiosa junto a las mujeres embarazadas, como una suerte de última esperanza de escapar del dominio abusivo de Inmortan Joe. Van rumbo a un lugar donde, más allá de la infinitud del desierto, todavía existe la vegetación, y donde un grupo de mujeres forman su propia comunidad y tienen sus propias reglas. Si algo tiene Mad Max: Furia en el camino es nervio y una acción constante que no brindará respiro. Pura fuerza y movimiento donde los habitantes, a pesar de conocer el desarrollo tecnológico, se comportan de manera primitiva, ya que escasean los recursos naturales. Solo supervivencia y actos radicales, aquí no hay lugar para la diplomacia, todo es pura fisicidad. Esta road movie desértica y feroz se construye sobre persecuciones cargadas de acción. Una acción acompañada de una función dramática, dinámica y coherente, que esculpe con eficacia la resolución del conflicto. Por María Paula Ríos (@_Live_in_Peace) Fausto Nicolás Balbi (@FaustoNB)
INOLVIDABLE La historia del Basquet argentino se forjó a fuerza de nombres propios que construyeron carreras legendarias, campeones mundiales, olímpicos, jugadores históricos de la liga bahiense y porteña. Pero solo León David Najnudel, junto al pequeño grupo que lo acompañó durante años en sus sueños ligueros, logró crear una obra que lo trascendiera, y cambiar definitivamente la historia del básquet en nuestro país. “León, reflejos de una pasión” se nutre de las voces de familiares, amigos y discípulos de León, y tiene el tono apologético que este prócer del deporte merece. Con sus relatos Adrián Paenza, Luís Bonini, Chiche Gornatti, Julio Lamas y Nene Najnudel, entre otros, realizan una sentida semblanza de este ilustre del deporte nacional, y cuentan anécdotas que nos permiten imaginar que la vida y obra de León son dignas de un biopic en un país donde lamentablemente no hay tradición de cine sobre basquetbol. Entre las fallas del filme se puede mencionar ciertos problemas en el sonido a la hora de grabar (seguramente por Skype) a Emanuel Ginóbili. Y el mayor acierto, cabe mencionar, se da al comienzo con el relato de Víctor Hugo Morales el día que, varios años después de la muerte de León, “los hijos de la liga” obtuvieron el logro más grande de la historia del deporte argentino, la medalla dorada en Atenas. La verdad es que me cuesta imaginar cual es el interés que este documental puede generar en un público completamente ajeno al mundo del básquet, pero para los que alguna vez disfrutamos de su Liga Nacional de Básquet, o fuimos a un estadio y lo vimos en la cancha, el filme genera una emoción que puede llegar hasta las lágrimas, porque a León David Najnudel nunca lo vamos a olvidar. Por Fausto Nicolás Balbi @FaustoNB
Pese a que tuvo algunos problemas de censura durante el reinado del Shah Reza Pahlevi, Bahman Mohasses fue un artista plástico iraní muy destacado en los años anteriores a la revolución islámica. Luego se supo muy poco de él y la mayoría creía que había muerto hace muchos años atrás. Mitra Farahami sale en busca de su rastro, lo encuentra en un hotel romano y lo acompaña hasta su muerte. Mohasses era un personaje extraño, un prolífico artista que destruyó la mayoría de su obra, al final solo trabajaba por encargo y no quería dejar legado. Mohasses se muestra como una especie de doctor Jekyll y mister Hyde. Por un lado dedicó parte de su trabajo a causas y movimientos sociales y políticos. Por otro se ha transformado en un ser amargado y egoísta con ciertos rasgos misantrópicos. El documental es un trabajo preciso que describe con cierta profundidad al sujeto a observar y aprovecha adecuadamente las indicaciones sobre la puesta en escena que da el propio Mohasses. Tal vez Mitra Farahami pudo haber indagado más en el pensamiento y la cosmovisión del artista, pero el resultado final es estimulante.
Muy esperada por haber sido rodada parcialmente en Buenos Aires, finalmente llegó a las salas Focus, tercer largometraje de la dupla de realizadores Glenn Ficarra y John Requa, conocidos también por haber co-escrito el guión de la efectiva comedia Un santa no tan santo. Al inicio del filme vemos como Nicky (Will Smith), un maestro de la estafa, conoce a Jess (Margot Robbie) una joven novata en el mismo “oficio”. Él comenzará a entrenarla en la técnica del engaño para incorporarla a un gran equipo que realiza infinidad de pequeños robos aprovechando el clima de jolgorio que se vive en la ciudad de New Orleans gracias a la celebración de Mardi Gras y una inverosímil final de futbol americano. Durante la segunda mitad la acción del filme se trasladará a Buenos Aires. Desde el primer minuto existe una química entre Nicky y Jess que trasciende la pantalla y que se transformará en un elemento fundamental para que el relato pueda sostener su interés. Entre los aspectos técnicos sobresale la fotografía de Xavier Grobet dominada por una paleta de colores brillantes, vívidos, que enfatiza la belleza de las locaciones elegidas. Pero Focus tiene un problema importante, la información que se le brinda al espectador es poca y el relato se construye sobre la base de una serie de giros sorprendentes. Llevado a la teoría hitchcockiana se podría decir en el texto de Ficarra & Requa la sorpresa prevalece por sobre el suspenso y eso le quita tensión e interés al relato. Pese a ello, en términos generales, y teniendo en cuenta el universo de filmes hollywoodenses de grandes estudios Focus se destaca como un entretenimiento agradable. Por Fausto Nicolás Balbi @FaustoNB
Para su opera prima Nicolás Videla y Camila Donoso trabajan sobre las fronteras entre la ficción y el documental para contar la historia de Yermén, una mujer transexual que se gana la vida tirando el tarot telefónico. Vive en uno de los barrios más pobres de Santiago de Chile y sueña con realizarse una operación de reasignación de sexo. En los castings para un reality show de operaciones, única forma que tiene para acceder a la intervención, ella conocerá a una mujer extranjera que también vive en los márgenes y aspira a intervenir su cuerpo para transformarse en la doble de la famosa modelo Naomí Campbell. Este trabajo tiene varios puntos de interés, por un lado está el retrato que se realiza de ese lado B de Santiago de Chile, por el otro la posibilidad que permite reflexionar sobre la identidad y la de convertirse en “otra persona” y, finalmente, la lograda inserción de fragmentos grabados por la propia Yermén durante la investigación que dota al relato de mayor vuelo poético.
A través de historias, de un frondoso anecdotario del conurbano bonaerense, José Celestino Campusano ofrece una mirada radical y sincera de lo que es la vida en los barrios. Naturalmente El perro Molina no es una excepción en su filmografía. En esta oportunidad cuenta la historia de un ex presidiario que no quiere volver a “embarrarse” y se refugia en los códigos de los delincuentes de antaño. Sin embargo, la situación entre un comisario infiel y su esposa (Natalia) que lo abandona para prostituirse como una forma de venganza, lo obligará a Molina a mediar entre el comisario y el proxeneta (Calavera). Si bien Campusano es un auténtico artesano de la representación cinematográfica de la verdad, una suerte de militante del cine de lo vivido, existe cierta contradicción entre El perro Molina y su antecesora Fantasmas de la ruta con respecto a la manera de entender y caracterizar la prostitución y los proxenetas. Ya que hay en El perro Molina una mirada romántica sobre el tratante que es el único personaje que comparte códigos con Molina. Aunque este filme es notoriamente más estilizado que sus producciones anteriores, la contemplación del director no pierde fuerza ni verosimilitud. Aun cuando la heterogeneidad de las actuaciones (notables trabajos de Daniel Quaranta, Florencia Bobadilla y Carlos Antonio Vuletich) provoque ciertos contrastes. En definitiva El perro Molina es un eslabón más en la notable y necesaria filmografía de Campusano, un realizador que apuesta por retratar la vida en el conurbano profundo, un universo que conoce y que el cine argentino generalmente prefiere ignorar. Por Fausto Nicolás Balbi @FaustoNB
El primer largo de ficción de Fellipe Barbosa es a la vez un coming age y el retrato de la decadencia de una familia de la alta burguesía carioca. Jean, el protagonista, tiene 17 años y está rompiendo el cascarón. Él comienza a ir a la escuela en bus y de esta manera empieza a establecer vínculos que van más allá de su pertenencia social. En uno de sus viajes en colectivo él descubrirá una de las múltiples mentiras de su padre para intentar disimular la caída familiar. Casa Grande es un filme notable por su solidez narrativa e inteligencia, pero fundamentalmente es interesante pensar esta película como el ocaso de una forma de entender la sociedad brasilera representada por ese padre de pensamiento clasista y reaccionario que no tiene forma de esconder ni menguar su declive.
El cineasta y sonidista Joaquim Pinto lleva casi 20 años librando una batalla contra el VIH y la hepatitis C. E agora? Lembra-me lo tiene como protagonista absoluto. A lo largo de sus casi tres horas este documental recoge apuntes de la vida cotidiana del realizador, y de su tratamiento experimental. Pero los apuntes son de los más diversos y nos permiten apreciar la cosmovisión de Pinto a través de tópicos como la crisis europea, el cine (ha trabajado en más de cien películas con directores consagrados como Joao Cesar Monteiro, Raúl Ruiz y Manoel de Oliveira), los recuerdos, la religión y la filosofía. Esta diversidad sumada la profundidad de las reflexiones hacen de E agora? Lembra-me una película infrecuente que necesita de un espectador / productor dispuesto a completar el hecho artístico que propone Joaquim Pinto.