La Hora de tu Muerte: Hay que leer las condiciones de servicio. Llega a los cines una película simple pero entretenida para el espectador de las vacaciones de verano que busca asustarse un rato. Con un tagline llamativo para cualquier productora como “Si pudieras saber en qué momento exacto morirías ¿Querrías saberlo?”, se presenta esta película de terror compuesta por errores básicos pero igualmente entretenida. Por simple curiosidad la protagonista, una enfermera, descarga una aplicación a su celular que predice cuando vas a morir -como también nosotros predecimos que hechos sucederán-. A varios de sus compañeros les toca que morirán dentro de muchos años, pero a ella en pocos días. De todas formas nadie cree en que sea una app verdadera. A la larga el tiempo, al igual que un ser espectral pisándole los talones, se convertirán en sus peores enemigos mientras ella trata de descubrir cómo salvar su vida. Ha llegado la versión actualizada de Destino Final (2000) para la nueva década que recién comienza. En este caso trae más “jumpscares” que muertes entretenidas, pero la premisa es bastante similar, mezclándose un poco con el auge del universo de El Conjuro (2013). Los personajes saben que van a morir y hacen lo posible por salvarse. Las formas de hacerlo, prácticamente en el acto final del film, son algo ordinarias para el habitual espectador de terror. No hay nada de profundidad en este tema que podría ser explotado de otra forma. Son solo escenas de tensión con sustos a veces muy bien logrados. Hay elementos utilizados de manera inteligente como el no leer las condiciones de servicio. Todos alguna vez aceptamos cualquier cosa que instalamos en nuestro teléfono. Aun así el saber que vas a morir y ese poco tiempo que te queda es utilizado con momentos perezosos y torpes narrativamente, además de apariciones y una explicación más vinculada a lo fantasmal y ritual que al auténtico terror que podría haber aparecido. Esto lleva a una resolución insatisfactoria con el miedo a la tecnología siendo tocada de manera muy superficial. Sin embargo los personajes lo hacen entretenida. El director y guionista, Justin Dec, con su primer largometraje cubre los fallos de la película con sus personajes simples pero agradables. La protagonista Quinn Harris (Una bellísima Elizabeth Lail (You-2018)) realiza un buen trabajo soportando las peripecias que se le presentan, como asimismo su acompañante Matt Monroe (Un natural Jordan Calloway). Pero los dos que se destacan entregándoles ese escaso humor consciente de sí mismo, son el dueño de una tienda de electrónica y un cura (Tom Segura y P.J. Byrne respectivamente). Que a pesar de tener tan poco tiempo en pantalla, le entregan una vida más a esta película que casi muere hacia el final. Obviamente está construida para una secuela y hasta quizá una franquicia. Es un producto hecho para satisfacer esas necesidades de terror que tiene la gente en verano para ir al cine. Con un final lleno de vueltas probablemente innecesarias y bastante erradas en ciertos casos, la batería de esta película se mantiene viva bastante tiempo. Los efectos de sonido, más una prolija dirección de fotografía no molestan como tampoco resaltan. Tristemente algunos efectos especiales quedan muy mal parados. Asimismo tanto el humor como el suspenso quedan a mitad de camino como una descarga fallida por falta de WiFi. Es una película de terror simple, predecible, que no daña a nadie más que a los protagonistas que son el cargador enchufado que necesita. Por cierto, como si fuera poco, hay una escena post-créditos. 2.0 en camino.
El Caso de Richard Jewell: Convertirse en un héroe. Clint Eastwood vuelve con su sentimentalismo a entregarnos una película biográfica basada en una historia real sobre el atentado terrorista en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Esta película, con momentos tan conmovedores que te golpean el pecho como la onda expansiva de una bomba, cuenta la historia del guardia de seguridad estadounidense Richard Jewell (Un estupendo Paul Walter Hauser), que salva miles de vidas de la explosión de una bomba en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, debido a un ataque terrorista. Es basada en una historia real, y como todo lo real, no todo es color de rosas, ya que es difamado por periodistas y la prensa al informar que él era el mismísimo terrorista. Esos momentos de impotencia y desazón están puestos en pantalla tan crudamente gracias a las actuaciones y un buen guion basado en un artículo de Marie Brenner publicado en 1997 llamado American Nightmare: The Ballad of Richard Jewell. Sin embargo Clint Eastwood y el guionista Billy Ray (Overlord -2018-, Captain Phillips -2013-) se toman bastante libertad en eso, lo que trae controversias allá en el país del norte. Primero con respecto a las controversias: el público, o principalmente los sectores de la prensa, no están de acuerdo en cómo retrataron a la periodista Kathy Scruggs, interpretada por Olivia Wilde, que defendió a su papel en una serie de tweets. Lo que pasa es que el personaje se ofrece a intercambiar sexo por información relevante ante un agente del FBI. Scruggs falleció en 2001 y según sus allegados ella tenía una carrera intachable. Más allá de eso, las actuaciones, incluida la de Wilde, son magníficas. También lo tenemos a Sam Rockwell como el abogado Watson Bryant, que le otorga la mirada más entusiasta y más cercana al público, a veces diciendo lo que nosotros pensamos de esos oficiales del FBI que intentan inculpar al protagonista. Esos hombres de la ley están liderados por el gigante Jon Hamm, del cual los periodistas no se quejaron si es que los cineastas se tomaron alguna libertad en su personaje. Por otro lado están los Jewell. Bobi, la madre del protagonista, es interpretada por una brillante Kathy Bates que fue nominada a los Golden Globes como mejor actriz de reparto por este film. Ella logra llenar de lágrimas la pantalla con uno de los monólogos de madre mejores vistos en el cine. Bobi puede recordar a cualquier madre que no sabe cómo proteger a su hijo de las injusticias del mundo. Y él, Richard Jewell, es el que sostiene toda la película con una actuación formidable de la sorpresa del año, Paul Walter Hauser, el cual si no es nominado como mejor actor en los premios Oscars, debe ser por razones más allá del talento. Se lo merecería. Él logra que te encariñes con el personaje, y hasta dudes de Richard, con ese paso en el campus que apreciamos al comienzo de la película. Hacia el final tiene escenas muy conmovedoras. Esas lágrimas, esa ira contenida, la impotencia que está al borde de la pantalla, todo está reflejado con tanta naturalidad y empeño en la actuación que los ojos del espectador estarán llenos de lágrimas. Puede recordar por momentos a Sully (2016), otro film de Eastwood, o hasta documentales como Making a Murderer (2015). Hay un gran comienzo, y con su clásico ritmo, Eastwood te mete de a poco en la trama que no tiene tanta originalidad, apoyándose solo en la gran historia verdadera que sufrió Jewell. La película te deja en claro que hubo casos anteriores en que, por ejemplo, un bombero ocasiona un incendio para salvar a todos y proclamarse héroe, entre otras historias verídicas. Esa duda existe, a pesar de que sepamos el final. Algo destacable de cualquier obra en la que tengamos noción del final y aun así el viaje te impacte. En lo que falla es en el vago, nada llamativo, estilo visual. No debería serlo, ya que con toda esa prolijidad la película te lleva a recorrer 2 horas de una historia espléndida. De todas maneras, Eastwood con poco hace mucho, como con un simple montaje paralelo entre una competencia de 200m y una pieza clave en la investigación. Lo triste, si es que con todo lo que sucede en la película no alcanza, es que esta obra si hubiese llegado años antes, tendría mucho más valor para cierta persona.
La Luz del Fin del Mundo: La ¿última? de nosotros. Una película escrita y dirigida por Casey Affleck sobre la relación entre padre e hija ante un mundo distópico donde una pandemia ha aniquilado a la mitad de la población mundial. Existen varias películas de relación entre padre e hijo/a en dónde deben enfrentarse al entorno destruido, o malvado, para sobrevivir como puedan. Entre ellas están Leave No Trace o The Road. Hasta el cómic Y: The Last Man pero siendo completamente lo contrario a La Luz del Fin Del Mundo. En ésta película de Casey Affleck no se queda en el camino en términos de calidad, sino que lucha por sobrevivir entre ellas. Con buena fotografía y una simple pero efectiva narración junto a buenas actuaciones, esta obra de Affleck es apreciable como también discutible. Debido a la relación entre su polémica vida personal y los temas tratados en la película. Aunque esté ambientada en un mundo distópico, obviamente aparecen muchos vínculos con la realidad. La historia es simple pero profunda y calma como los bosques en los que acampan. Desde el comienzo se aprecia esa tranquilidad y química entre los protagonistas con sólo un plano cenital del padre y la hija hablando dentro de la carpa. Con él, Casey Affleck, relatando un cuento a ella, Anna Pniowsky, que puede cobrar diferentes sentidos con el paso de la trama. Más aún cuando conocemos cuál es exactamente la epidemia que ellos están padeciendo. Sólo existen dos o tres secuencias de verdadera tensión, lo que la aleja de otras aventuras distópicas como el videojuego The Last Of Us o hasta el film A Quiet Place. La angustia aparece por momentos, con un último acto donde la cruda violencia explota luego de varias horas de diálogos y pensamientos. Sin embargo el film se centra más en el desarrollo de los personajes y en cómo encariñarse con ellos ante esta situación. La actriz Pniowsky, en su papel como Rag, es sincero, llenando los corazones con gentileza y estupendo talento para una niña de tan corta edad. A él ya lo conocemos. Casey Affleck ganó un Oscar con su actuación en Manchester By The Sea y acá podemos verlo en un registro parecido. Lo llamativo y quizá a la vez perturbador son los temas que suele hablar en estos casos, refiriéndose al trato con la mujer o a la relación entre seres humanos. Tanto en lo ético como en lo moral. Hay varias escenas en dónde son ellos dos hablando. A veces solo con un monólogo de él intentando explicarle a su hija cuestiones del mundo en el que vivimos. Algunas de estas pueden resultar vacías, sin tener peso en la trama del film, pero otras pueden cobrar un sentido diferente. Casey Affleck, en una entrevista, se refirió a que escribió el guion mucho antes de llegar a recibir acusaciones de abuso sexual por parte de una productora y de una directora de fotografía del documental “I’m Still Here”, su anterior película. Algo que se cerró con un pacto entre denunciante y la defensa. Pero la imagen de Affleck quedó manchada y esta película podría verse como un intento de “rehabilitarse”. De todas maneras el film, en el ámbito artístico, muestra mucho con poco; sólo necesita dos escenas intercaladas realizadas por un inteligente montaje, para dejarnos apreciar la profundidad de un padre. Con solo una escena y muy pocos planos un padre le cuenta a su hija un cuento ficcional, y relatos de la dura realidad, interpretados de manera perfecta. Esta obra puede tener diferentes aquiescencias para el público, viendo esto como un intento de Affleck para recuperar su imagen. Traerá discusiones o rechazo. Lo que es seguro es que en La Luz del Fin Del Mundo hay un gran vínculo con la realidad gracias a un buen trabajo técnico en fotografía, y edición. Al igual que las mencionadas actuaciones de los protagonistas. Con su ritmo lento pero apacible la narración nos sumerge a este drama de padre e hija.
Entre Navajas y Secretos: Afilado misterio a resolver. Un crimen, dinero, una familia disfuncional, divertidos personajes, gran elenco y un misterio intentando ser resuelto por un magnífico detective, son los cuchillos con los cuales el director hace malabares sin cortarse. El director Rian Johnson es mucho más que Star Wars: Episode VIII – The Last Jedi (2017). Con esta película Knives Out, que dirigió y escribió, demuestra que puede realizar una película elegante y atractiva como una daga, que apuñala como un cuchillo bien afilado. Una simple premisa de un crimen a resolver se convierte en un enredo intrincado cuando aparecen los otros elementos en cuestión, la familia rica con personajes estupendos y dinero, mucho dinero. Este film vuelve a traer el clásico género de misterio, a lo Sherlock Holmes, con vueltas de tuerca interesantes y un elenco magistral. Rian Johnson también trajo consigo Looper (2012) una película bastante original, y Brick (2005); algo que demuestra que es uno de los directores de estos últimos tiempos a tener en cuenta. Además de apreciar cómo usa antiguos trucos cinematográficos para aprovechar al gran elenco que reunió, en donde actores y actrices interpretan a personajes duros, atractivos, misteriosos, mentirosos y muy entretenidos. Hablamos de la familia disfuncional Thrombey que sufre un hecho trágico que involucrará a todos. Todos son sospechosos, y a la vez no. Con el faro del maestro Christopher Plummer estos actores y actrices se desempeñan en sus roles perfectamente. No hay tantos intercambios entre ellos, sino más bien cada uno brilla en su papel con pequeños momentos, que son suficientes para hacer mover la trama, lo importante de la película. No es una obra que se ve obnubilada por los protagonistas, sino más bien que los usa de tan buena manera que pasan desapercibidos en el buen sentido. Desde Katherine Langford, LaKeith Stanfield, Jaeden Martell, Toni Collette, Don Johnson, Michael Shannon y Jamie Lee Curtis hasta la sorprendente Ana de Armas, siendo la que ayuda al personaje de Plummer, un hilarante Chris Evans como la oveja negra de la familia, y un papel muy destacable para el misterioso detective privado Benoit Blanc de Daniel Craig. Sin estropear la trama, es una clásica historia de develar el misterio, con la habitual explicación de todo lo que sucedió hasta el final. Cada familiar oculta y demuestra sus caras ante los detectives. Algo que jugará con nuestras mentes, como con la de los demás personajes. Entre ellos hay muchas discusiones y charlas sobre dinero, hasta temas políticos bastante actuales como los inmigrantes. Es ahí donde el personaje de Ana de Armas cobra mucha importancia, cuando ninguna sabe si es de Uruguay, Paraguay o Ecuador. Hay humor con respecto a esa mirada estadounidense, como también hacia el tema de la ambición, las mentiras, y las dolorosas verdades. Las resoluciones de intrigas previas a la resolución final se dan a conocer bastante rápido. Algo astuto de realizar ya que varias han sido vistas en otras películas o novelas del género. Además mantiene al espectador atento, sin dejar de pensar un momento. Aunque el último acto puede resultar una forma retorcida de resolver el problema, todo cobra sentido gracias al humor y los personajes que conocimos a lo largo de dos horas y diez minutos que pasan rápidamente. Las pocas locaciones, un detective muy persistente que lleva la película como el mejor, y un misterio que no se logra descifrar hasta el final sirven como cuchillos muy filosos y bellísimos, con los cuales Rian Johnson hace malabares sin cortarse. Teniendo en cuenta que quizá últimamente los espectadores no quieren pensar demasiado en el cine, esta película quizá no reciba los halagos correspondientes. Esperamos equivocarnos. Hay bastante diálogo y explicación pero mezclado con situaciones cómicas y muy buen ritmo. Detalles que la hacen muy entretenida. Si te gustan las obras enigmáticas, donde la intriga es la pieza central sostenida por grandes actores y actrices, y una prolija puesta en escena, esto es lo tuyo sin lugar a dudas.
Boda Sangrienta: Yo me quiero casar ¿Y usted? Con la estupenda Samara Weaving como protagonista llega a los cines argentinos esta película de terror divertida y sangrienta, para verla hasta que la muerte nos separe. Las costumbres sociales, o de las familias en general, a veces incomodan o disgustan. No importa cuanto lo o la ames, a veces los suegros o cualquier familiar de tu pareja te caerá muy bien o muy mal. Esto es lo que sufrirá Grace (Samara Weaving) pero a niveles extremos. Esta película de los experimentados directores en cortometrajes de terror Matt Bettinelli –Olpin y Tyler Gillett (VHS, Devil’s Due, Southbound) toman la historia de los no tan experimentados guionistas Ryan Murphy y Guy Busick (Castle Rock, Urge) en donde Grace, luego de casarse, tendrá una noche de bodas tratando de salvarse de un juego macabro que la familia rica Le Domas ha empezado. Entre alguna que otra risa, la sangre abarca toda la pantalla, entregando cosas ya vistas pero sostenidas por buenas actuaciones. La clásica pregunta que te haces al ver el tráiler, o al empezar a ver Ready Or Not (Boda Sangrienta), es ¿Cómo termina en meterse la protagonista en ese juego de “Hide and Seek” (Las escondidas) tan macabro? Es acá dónde quizá enflaquece la película, pero a la vez no. La historia se apoya en cierto humor satírico para sostener algunos huecos narrativos. Puede resultar algo incómodo ese humor en ciertos momentos, pero en otros calza perfecto, y cuando empezás a acostumbrarte disfrutas el camino sangriento que te presenta el film. Las simples preguntas que te harás en relación a la historia son respondidas a lo largo del film, a veces sin llegar a ser satisfactorias. Mucho diálogo entrega información del pasado, pero es algo aceptable debido a que toda la película sucede en solo esa gran casa. Una sola locación casi siempre indica que es una película con fondos bastante limitados. La iluminación dura de candelabros y velas que rodean cada cuadro de escena marcan las sombras de estos personajes entretenidos. Actuados de manera magnífica en ciertos casos, como la protagonista Samara Weaving, (The Babysitter, Mayhem) sobrina de Hugo, que con sus ojos celestes gigantes y una cara muy demostrativa entrega un papel maravilloso, entrañable, manejando la película como quiere. Aunque quizá por momentos esa violencia no está tan bien justificada, hay que dejarse llevar por el humor enloquecido que existe ante esta gente rica desquiciada. Otros a destacar son la madre del recién casado, interpretada por Andie MacDowell, y el padre, Henry Czerny haciendo de un asqueroso suegro. Además de Adam Brody entregando una buena actuación. Esa mirada en contra a la institución matrimonial se aprecia elegantemente, y por momentos se quiere tocar la cuestión del círculo familiar, de “todo lo que haga tu familia te parece normal a vos”, porque creciste así, no conociste otra cosa más. Hasta que te encontrás con el “amor de tu vida” y pensás que todo puede ser diferente a ese infierno que es tu casa. Pero este tema es solamente acariciado ante toda la sangre y divertimento que existe en la película. Llegando al final todo se vuelve un caos cruel y bellísimo de engaños o de lealtad, depende como se mire, apreciándose esa mirada ante las relaciones familiares. Los crímenes que pasaron y pasan en esta familia rica de la cual nos reímos de ellos, y con ellos, se ven envueltos en toda esa puesta en escena que parece antigua, pero atrapada en un mundo actual. Al igual que las costumbres familiares. Lo absurdo quizá explote de manera extraña, pero cuando llegaste hasta ahí, el viaje ya sucedió y no te arrepentís de nada. Podés pedir divorcio luego, pero lo vivido tuvo sus buenos momentos.
Rambo – Last Blood: Chau, chau, adiós… Llegó la última película de Rambo con cierto toque nostálgico, algo sangrienta pero dejando un gusto amargo como despedida. Sinceramente el querido John Rambo se merecía más. En esta secuela, y última película de Rambo según su creador e intérprete Sylvester Stallone, John está retirado en su rancho familiar. Tiene cosas del “Oeste”, con su sombrero y caballo, pero eso se diluye con el paso del tiempo. Su descanso se ve interrumpido por un altercado con los carteles de México. Se deberá enfrentar con ellos mientras intenta descubrir dónde está su ahijada secuestrada. Es tan básica la trama que es difícil no contar algo que ya hemos visto en el pasado. Red de tratas, venganza sangrienta y usando sus habilidades veremos un desenlace. Así le decimos adiós a Rambo. Adrian Grunberg es el director de este film, quien no tiene mucha experiencia en largometrajes habiendo traído solo Get The Gringo con Mel Gibson, que no es mala pero no es nada destacable. En este caso se ve su experiencia adquirida en la serie Narcos, donde fue el asistente en dirección de muchos capítulos. Con «Rambo: Last Blood» muchas de las líneas de diálogos, la mayoría diríamos, están realizadas en castellano. Muchos mexicanos tienen lugar en este film, además de que Rambo nunca fue de hablar tanto. Algo, que por lo menos para nosotros, resultó extraño. Más allá de las tradicionales formas que tienen los estadounidenses de ver a los “latinos” o especialmente los mexicanos, este film está casi tan lleno de gore (sangre por doquier) como en una película de terror. Hay un desplazamiento de hueso que tranquilamente podría ser parte de alguna película del Juego del Miedo. Sin embargo, todo esto ocurre más hacia el final del desarrollo de la trama. Al principio es solo conocer a los personajes, de los cuales desgraciadamente no hay mucho que conocer. Aunque parece funcionar por momentos, la historia decae en situaciones típicas del género, con Rambo convirtiéndose en una especie de Liam Neeson en Taken. Hay algo de táctica, y esa aura siniestra partícipe de los traumas de John, pero aun así no pesa demasiado en la trama. Desgraciadamente. Matthew Cirulnick (Absentia) y Sylvester Stallone son los guionistas de esta película que deja con un sabor amargo tanto a los fans como a los que se interesaban por ver un film atrapante. Es solo gore, Rambo matando gente y con una de las mejores escenas sangrientas hacia el final. ¿Vale la pena todo el viaje de 1 hora y 30 minutos? El espectador tendrá que sacar sus propias conclusiones. Lo triste es que Rambo en el pasado destruyó un batallón completo de tropas vietnamitas, derrotó a los rusos en Afganistán y dañó la maquinaria militar birmana. Pero aun así en este caso entregan una historia bastante pequeña para un personaje gigante.
Historias de Miedo para Contar en la Oscuridad: Sustos de nostalgia. Guillermo del Toro es quien respalda esta hermosa, pequeña y simple película, con momentos espantosamente muy entretenidos que llega a nuestras salas el 26 de septiembre. Probablemente no le demos mucha importancia a los que producen ciertas películas porque son solo “los que ponen la plata” a veces. Así es, pero además suelen mostrar cierta calidad como por ejemplo A24 o Blumhouse hablando del terror. En este caso Guillermo del Toro fue el productor (y co-guionista), además de promocionar la película, siendo el que soporta este film que debía ser conocido. Del Toro tiene gran gusto cinematográfico, y esta no es la excepción. Así que se lo agradecemos. ¿Por qué? El film trae consigo varias cosas a destacar, con la simple premisa de niños adolescentes que deben enfrentar sus miedos para sobrevivir. Sí, suena a cualquier historia de terror de «Escalofríos» o Stephen King, u obviamente los libros de Alvin Schwartz. Además cosas que de niños veíamos o leíamos en el pasado. Ya eso es bueno, pero además hay buenas actuaciones, situaciones atrapantes y te entretiene durante todo el film. Con André Øvredal (The Autopsy of Jane Doe, Trollhunter) como director tenemos una película correctisima a nivel técnico, con los miedos de cada chico siendo representado de forma original, atractiva y atemorizante. Este joven elenco se destaca; con Stella (Zoe Margaret Colletti), Auggie (Gabriel Rush) y Chuck (Un gran Austin Zajur) que festejan Halloween tratando de defenderse del clásico malvado joven que irá a la guerra. Quién sería Tommy (Austin Abrams, que nació con cara de malo). Los jóvenes reciben la ayuda de Ramón (Michael Garza) quien tendrá una relación con Stella. Si, los clásicos personajes con sus clásicas tramas quizá sean el punto flojo del film, lo que no la hace la mejor película del año. No tiene que serlo. Es lo que intentan realizar los guionistas como Hageman (Trollhunters, Lego Movie, Hotel Transylvania) adaptando los cuentos de Alvin Schwartz, que apelan a la diversión y entretenimiento. Mientras que otros colaboradores como Marcus Dunstan y Patrick Melton (The Collection, Saw 3D) entregan lo más sangriento y “asqueroso” del film, lo que abre el espectro de apreciación. Entretenida, con personajes básicos se disfrutan de igual manera que cualquier otro personaje complejo. Con la historia de la antagonista interesante, aunque tradicional. En este film lo que se aprecia son las secuencias de miedos que logran el equilibrio de ser graciosa para los jóvenes y estremecedora para los más acérrimos fans del género. Hay situaciones muy asquerosas, que logran arrugar tu cara y hasta cerrar los ojos para no ver lo que ya sabemos que pasará y disfrutaremos. Hace tiempo que no aparecía un film así en pantalla. Acá también hay jumpscares, pero no son la base del miedo de este film, lo que se agradece. Estas historias de miedo tradicionales, dentro de esta trama principal, son traídas con originalidad y carisma a la modernidad. Desde esa mujer de cara pálida que abraza, Jangly Man que te persigue, todos los efectos y la iluminación gótica resultarán satisfactorios para cualquier espectador de cualquier edad. Te meterás en un pequeño pueblo con estos jóvenes para sentir temor, incomodidad y hasta algo de asco. Lo que realmente uno busca en un completo film de terror. Obviamente carece de la profundidad de otros films. Por afuera se verá que solo cuenta más que historias de miedo, y quizá la lucha por alguien que desaparece. Pero igualmente se aprecia la pérdida de la inocencia y con mayor fuerza el poder de las historias. Lo que se cuenta tiene un poder tan fuerte que si lo contás muchas veces se vuelve realidad. Las historias son métodos de salidas para muchos de todo lo que sufren. Esas palabras, en esta película, son peligrosas e intrigantes. Además hay ciertos giros interesantes, pero otros que quedan en el aire. En el desarrollo de la trama decae el ritmo intrigante, pero vuelve a traernos este mundo escalofriante cuando cada persona enfrenta sus miedos. Las historias contadas tienen tanto poder de nostalgia para el espectador que seguro no podrá evitar aunque sea sentir algo de cariño por esta hermosa pequeña película de terror clásico. ¿Habrá más? Esperaremos.
Ad Astra: Al infinito y más allá Esta película, maravillosa visualmente, merece ser vista con buena calidad, porque nos brinda un viaje por el espacio inolvidable, dramático y reflexivo. Comencemos por lo obvio. Si ya viste todas las películas espaciales del pasado; especialmente Solaris, Interestellar y Gravity; este filme quedará entre las mejores de estas sin duda. Ad Astra cuenta la historia de Roy McBride que debe realizar un viaje a través del sistema solar para tratar de descubrir la razón de la desaparición de su padre en una expedición y desentrañar un misterio que amenaza la supervivencia de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos. La primera mitad de la película es brillante en todo sentido; Narrativa, y visualmente. El director James Gray de The Inmigrant, The Lost City Of Z, We Own The Night, etc (también guionista, junto a Ethan Gross) realiza un trabajo glorioso en términos técnicos, como también con una historia algo innovadora. Mostrada con un ritmo, quizá agobiante por momentos pero, reflexivo y muy artístico. Ad Astra es de los últimos films más cinematográficos que se encontrarán últimamente. Aunque por momentos pareciera que toca los planos o movimientos de cámara que hemos visto en tantas películas del espacio, te sorprendes por la estupenda realización fílmica y la fotografía sobresaliente por parte de Hoyte Van Hoytema (que trabajó en Interestellar, Dunkirk, Her, entre otras) así que hablamos de palabras, o imágenes, mayores. Toda la primera mitad logra combinar de forma estupenda el colosal paisaje espacial, con una buena e intrigante historia, muy personal, de Roy McBride. Protagonista que está interpretado por un emocionante, sincero y creíble Brad Pitt, logrando una de sus mejores actuaciones, por su sutileza y llegada al público. que quizá se desploma cuando se devela el secreto de la trama. Es un momento emocionante, seguro, pero desde ahí el ambiente se vuelve más cerrado y más pensativo que antes. Los espacio se achican, la luz se oscurece, y la reflexión florece. El ritmo sigue siendo el mismo pero asimismo se siente más pesado. Ese cambio en la velocidad, que sí posee en la primera mitad, ya no existe hacia el final, otorgándole mucho menos espacio para actuar, pero mucho más para la introspección. Con una voz over, o “en off”, los pensamientos del protagonista son expresados ágilmente, pero como toda voz en off a veces puede llegar a sobreexplicar ciertas cosas que, para algún espectador, puede resultar confusa. El film completo es una obra sobresaliente con momentos de tensión, y un estilo exquisito. Combinación que celebrará el espectador. El tono meditabundo, de llevar a los humanos al espacio y lo que hacemos con eso, es escaso pero a la vez muy interesante de abordar. Luego tenemos la relación padre e hijo; en la de conocer cuál es el destino de cada uno, de cada ser o de la humanidad misma. El reconocerse a uno mismo, el ser anti ciertas actitudes humanas ¿Por qué nos hace querer buscar vida en otros planetas? ¿Para no sentirnos solos? ¿Es realmente necesario? Esta y muchas más preguntas que a ustedes se les ocurran serán (o no) respondidas en esta preciosa película que gravita entre lo muy atractivo visualmente, lo ralentizado de la narración, lo artístico y lo precioso del lenguaje cinematográfico.
Infierno en la tormenta: Nadando entre cocodrilos. La lucha de una hija y su padre por sobrevivir en una tormenta es traída por Alexandre Aja. La desesperación y cocodrilos hambrientos están a la orden del día. Una película de catástrofe llena de suspenso, un potente vínculo entre padre e hija y una profunda desesperación, te mantiene en el asiento completamente tenso. No solo es pochoclo, destrucción y sangre, hay una linda historia dramática en la relación de la hija y su padre. Ella, Haley (Kaya Scodelario) una nadadora, va a buscar a su padre Dave (Barry Pepper) a la casa de su niñez durante un huracán que azota la zona pantanosa de Florida. Con efectos especiales excelentes, un sonido abrumador y cocodrilos con apetito voraz, esta pequeña película de género puede ser una de las tapadas del año. El director Alexandre Aja es conocido por lo sangriento, repugnante y asqueroso huesos fuera de lugar, y sangre por doquier en sus películas. Desde Haute Tension (2003) hasta Pirannha 3D (2010) y una interesante remake de The Hills Have Eyes (2006). También tuvo una película dramática, y otra de fantasía pero no fueron tan conocidas. En este caso con Crawl (O “Infierno en la tormenta”) mezcla lo catastrófico con la aterradora supervivencia en la casa pantanosa. Los efectos especiales engloban la situación de manera maravillosa, con tanta lluvia y viento que sentís estar dentro del huracán. Como también la mezcla de sonido es fuertísima y potente digna de ser vista (Y oída) en un buen cine. Los gruñidos de los cocodrilos y los estruendos de las destrucciones exaltan al espectador, como los crujidos de huesos rompiéndose que arrugan la cara de cualquier público afortunado que haya pagado la entrada de un cine. Mientras las actuaciones mantienen a dos personajes bien escritos como son Haley interpretada por Kaya Scodelario, (Teresa de Maze Runner), demostrando que puede realizar un buen personaje escrito por los guionistas Michael y Shawn Rasmussen. Las situaciones y diálogos con su padre (Un buen Barry Pepper) le dan ese toque dramático a la película que se necesita para empatizar mucho más con los personajes y que todo lo que padecen estos protagonistas realmente te genere lástima y sufrimiento. Además del agregado de un perro (Perra mejor dicho) que obviamente entrega momentos de desesperación absoluta. Los lugares que se disponen a ser parte de este sufrimiento casi constante son excelentes, oscuros y solitarios en esa agua sucia de pantano. La trama simple, a pesar de no ser completamente excelente y habiendo situaciones de encierro algo forzadas, se mantiene entretenida en la hora y media de duración. Lográs encariñarte con los personajes, te mantenés tenso a lo largo del film, algo muy rescatable en este tipo de películas. Además de cierta dosis, de los ya mencionados, huesos salidos de lugar. Es una película divertida, pochoclera vinculada a los géneros mencionados, pequeña en sentido de locaciones, llena de momentos de peligros clásicos de este tipo de films, pero tan bien hecha en términos de destrucción y unión entre padre e hija, que merece ser vista y bien valorada.
El Muñeco Diabólico: Chucky es un amigo fiel. Chucky volvió a la pantalla grande actualizado y con un humor que entretiene y suaviza las muertes sangrientas. El muñeco maldito vuelve, pero sin Don Mancini, su creador. Esto pudo haber creado varias controversias para los fans acérrimos pero al final es solo una película. En este caso Chucky llega actualizado tecnológicamente. No hay rituales ni nada de eso. Esto es un futuro no muy lejano en donde una madre (Aubrey Plaza) le regala a su hijo Andy (Gabriel Bateman) un muñeco “Buddi”, sin saber los fallos técnicos que tiene generando su naturaleza siniestra. Lo interesante del film recae en el muñeco y en la historia contada por el guionista Tyler Burton Smith, dirigida por Lars Klevberg. Ambos siendo principiantes en esto del largometraje, pero salen bien parados, ya que Chucky trae consigo su clásico humor retorcido con algunos momentos y un buen uso de la tecnología, dándole quizá esa naturaleza que quizá un muñeco asesino no necesita, pero no es mal recibida. La sangre está pero no es exorbitante. Las muertes son muy entretenidas pero no aterran hasta la médula, y Chucky es malvado pero te encariñas bastante. Pareciera que el film se queda en el camino pero en sí ese camino es muy entretenido. Desde un comienzo donde conocemos al muñeco y nos lo presentan como un ser en conflicto consigo mismo y lo que aprende de los demás. Violencia, malas palabras, y todas las malas influencias de los otros personajes. Hasta por momentos te da más miedo el ser humano que el simple muñeco. Es atractiva esta nueva mirada hacia el muñeco como si fuera una especie de AI trastornado, con un final con algunos clichés pero muy satisfactorio y que cierra por todos lados. La iluminación es atractiva por momentos, con un uso de la cámara adecuado, hasta con la perspectiva de Chucky y utilizando las cámaras como diferentes puntos de vista. Los actores y actrices hacen un gran papel, desde el pequeño Andy con un Gabriel Bateman que ya está acostumbrado a gritar frente a un monstruo (Lights Out) hasta Brian Tyree Henry (Atlanta) quien hace de un policía que cada tanto va a visitar a su madre. Todos tienen un papel bien usado en la trama. Como también el casi «gemelo malvado» de Jack Black (Trent Redekop) que puede ser más asqueroso que Chucky. No están de relleno, importan, aunque podrían ser más profundos. Pero acá no venimos a ver personajes, sino al muñeco, la estrella del film. Mark Hamill es el encargado de la voz de Chucky, que suena tanto aterrador como tierno. Desde el comienzo casi que Chucky es el que sufre la película y reacciona como todos esperamos. Él luego empieza a aterrorizar pero no solo con cuchillazos, sino con un terror más bien ligado a lo psicológico. Esa vocecita, y la cantidad de referencias a Toy Story (Tanto como el nombre del protagonista, hasta una canción) hacen de esta película un hermoso chiste retorcido sangriento y agradable, donde el muñeco juega con nuestras mentes. Como solo Chucky podría hacerlo. Si hay algo que la película logra es no aburrir. Chucky quizá no asuste como antes, pero eso el director Klevberg lo compensa con una nueva mirada sobre el muñeco que sigue siendo igual de feroz que antes, combinado con una trama intrigante estructurada correctamente. Todos los elementos cumplen sus funciones como cada pieza del muñeco que forma a Chucky, quien controla todos los dispositivos electrónicos de una marca. Mezclando cosas de Terminator, Skynet, Black Mirror, Elon Musk con sus autos Tesla que se conducirían solos y la ya mencionada Toy Story. Probablemente esto haya sido un movimiento de marketing en donde querían “competir” con Toy Story, con un guion correcto y solo para reírse de esto mismo. Fue bien aprovechado, dando risas e impresiones gratificantes para el amante del terror no tan serio. Chucky siempre será nuestro amigo fiel.