Hell Fest Juegos Diabólicos: Festival de muertes ya vistas. Llega un nuevo slasher al cine que aterra a jóvenes en un parque de diversiones de terror. Nos metemos a ese tipo de parque con temática de terror junto a un grupo de amigas y amigos que a veces son insoportables. Ellos serán atormentados por un hombre enmascarado que los persigue toda la noche, y el cual comienza asesinando a alguien dentro de una atracción de terror. Así comienza la película, con una muerte no muy original y presentándonos a estos jóvenes charlando sin nada de especial en ellos, más que algún amorío que termina con una de las primeras muertes. Un simple y llano slasher que parece haber llegado años tarde. Natalie (Amy Forsyth) holgazanea con sus amigas Brooke (Reign Edwards) y la hasta a veces intolerable Taylor que interpreta Bex Taylor-Klaus, (a quien quizá reconozcan de The Killing). Ellas con sus respectivas parejas, Quinn (Christian James) y Asher (Matt Mercurio), además del interés de Natalie, llamado Gavin (Robby Attal) son invitadas a ir un parque de diversiones con temática de terror, lleno de nombres evidentes del género. Mientras ellos hacen chistes sobre los sujetos disfrazados que se cruzan, asustándose bastante pero sin que el espectador lo sienta igual, el enmascarado asesino se presenta. (Con una máscara creada por Tony Gardner, el mismo de las caretas de Scream y Happy Death Day). El homicida es el cual con solo su presencia puede incomodar al público, al igual que algunos chistes de los personajes que pueden ser vergonzosos. La máscara tiene tintes espeluznantes, en este sujeto que toma cada objeto que encuentra, desde un martillo de feria gigante, hasta un picahielos para realizar sus crímenes, algo que haría sentir orgullosos a asesinos como Jason Voorhees y Michael Myers. Pero no opten por el optimismo ya que las muertes no son insólitas como lo fueron las de ellos años atrás. Solo una de ellas es dónde se destaca el dolor del personaje. Las demás solo llenan huecos del guion. A pesar de ser 5 guionistas, con dos destacados como Seth M. Sherwood (Leatherface-2017) y Akela Cooper (Luke Cage y otras series), y otros tres habiendo escrito para televisión entre series y películas no muy conocidas, parece que no se divirtieron al exprimir la premisa de la película. Tenían un buen asesino y personajes atrapados en un lugar aterrador. Se necesitó un argumento más convincente, con un juego de “temer a lo real” más elaborado, ya que los personajes no cooperan con esto y el final, interesante, solo intenta realzar esta temática un poco tarde. Los “jump scares” pueden satisfacer a algunos, pero no acompañan el sentimiento que sentiríamos al entrar a una de estas fatales atracciones, ya que no logra crear un ambiente estremecedor constante. Sumadas las situaciones de separación de los personajes poco creativas y estables que arruinan ciertos momentos, básicamente el terror real no conmueve ni hace creer que podríamos estar ahí adentro. El director Gregory Plotkin además fue el editor de este film, y otras buenas películas como Get Out (2017), Happy Death Day (2017) y director de Actividad Paranormal: Dimensión Fantasma (2015). Él parece que se queda en el medio entre una película bien filmada y algo más arriesgado. Con más presupuesto que “Buscando El Terror” (2014), hace perder esa verosimilitud que podría alcanzar el film. En este caso se enfoca mucho más en ser una película directamente slasher, con algo de suspenso, humor para algunos, y momentos esperables. Sin dejar de ser divertida, siendo algo obvio para el espectador que va a ver este tipo de películas. Personajes vacíos, muertes, sangre y un asesino interesante.
Alfa: Quedarse extraviado 20.000 años atrás. La película de supervivencia que sucede a finales de la era del hielo, muestra el nacimiento de una amistad entre el hombre y un lobo, en una emotiva historia. La película nos lleva a una época en donde había que cazar para sobrevivir y donde el humano se movía en manada como los animales. Nos encontramos con esta tribu que va a cazar búfalos, y algo sale mal. La consecuencia es que un joven luchará contra el clima y animales salvajes para regresar a casa. Pero éste interesante protagonista también encuentra a un compañero lobo igualmente perdido y comienza una amistad que cambiaría a la humanidad. Comienza con el relato de Morgan Freeman otorgándole ese tono documentalista y que nos cuenta que nos adentramos a 20.000 años atrás, al final de la última era del hielo. Aquí seguimos a Keda (Kodi Smith-McPhee) y su padre, jefe de la tribu, Tau (Jóhannes Haukur Jóhannesson) el cual le trata de enseñar a su hijo los valores de la vida, de tener que matar a un animal para dar vida a su tribu. Keda, es el típico hijo presionado por ser algo que no quiere ser, un cazador. Por lo que en este trayecto de supervivencia, además de aventuras y una importante relación con un lobo, veremos ponerse en juego algunos valores. La historia como leen es clásica, con una narrativa que recuerda a películas como Life Of Pi (2012), La Era del Hielo (2002) o hasta Náufrago (2000). Albert Hughes es el director y encargado de la historia de esta película, con Daniele Sebastian Wiedenhaupt, guionista novato pero que logra una historia redonda, correcta y que emociona. Hughes nos trajo The Book Of Eli en 2010 para luego hacer un corto y un documental, llegando a este film Alfa. Aquí también trae su ambiente desolador e intentando darle humanismo al film en las acciones de los personajes. En este caso no hay tanta acción y tiros como aquel film de 2010, sino más bien aventuras naturales para sufrir y emocionarse. Especialmente cuando aparece el animal responsable del título, Alpha. El lobo es el encargado de ayudar a Keda, tanto física como afectivamente, además de apoyar el desarrollo del film. Por eso podría ser que el film ha sido vendido como familiar, aunque por momentos pueda resultar algo violenta. Para saber cómo “La humanidad conoció al mejor amigo del hombre” el recorrido es entretenido por momentos, con un aspecto visual maravilloso. En esto último es en lo que destaca el film recordando a la nombrada Life Of Pi, pero sin la excelsa belleza, sino más bien un correcto uso de efectos visuales, con paisajes bellísimos y cielos estrellados y contrastes con el sol que recuerdan a El Rey Leon (1994), hasta con la habitual incorporación de las malvadas hienas acechando. Todo esto gracias al experimentado director de fotografía Martin Gschlacht (Goodnight Mommy, Women Without Men). Los actores hacen un correcto trabajo, pero sin lugar a dudas el lobo se gana el protagonismo como solo un animal puede lograrlo. El joven actor Kodi Smith-McPhee ya trabajó en una película de relaciones y protecciones particulares, la llamada The Road (2009) con Viggo Mortensen. Además está el padre que Jóhannes Haukur Jóhannesson interpreta bien mostrando tanto su lado de líder como su debilidad. Con un diálogo entre ellos inventado para la película tienen algo de peso al principio y al final, pero luego el contexto de la era del hielo y los animales son los que inundan la pantalla. Lo visual es bellísimo. Lo emocional también. Aunque el ritmo quizá por momentos sea lento, y la narrativa sea bastante longeva, con el espectador ya sabiendo que vendrá después pero aun así disfrutando los resultados. Entretiene, conmueve, y te toca en el lugar justo, más aún si las películas con animales te sensibilizan hasta llegar al punto de las lagrimas.
Un Pequeño Favor: Con complicados beneficios. Llega a los cines una nueva película de Paul Feig, que en este caso dirige a Anna Kendrick y Blake Lively en esta comedia, con toques de misterio incluido. Si alguien esperaba una buena película donde coloquen a mujeres en protagónicos divertida e interesante, debían de esperar una película de Paul Feig. Él dirigió films exitosos como The Heat (2013) con Sandra Bullock y Melissa McCarthy, con quien también trabajó en la divertida película Spy (2015), y la nominada a dos premios Oscars Bridesmaids (2011) y ese paso en falso, para ciertos críticos, que fue Ghostbusters (2016) en versión femenina y varios capítulos de The Office, Arrested Development o Nurse Jackie, lo que lo hace confiable en el género humorístico, como lo demuestra en esta película Un Pequeño Favor. La trama escrita por Jessica Sharzer (American Horror Story) basada en una novela de Darcey Bell, empieza con una larga presentación de personajes, entre ellos conocemos a la protagonista Stephanie (Anna Kendrick), divertida, inocente, que vemos en su videoblog (En la novela es un blog) preparando recetas e informándonos que su mejor amiga Emily Nelson (Blake Lively) desapareció hace días. Entonces empezamos a ver como Stephanie hace lo posible para averiguar qué le pasó, a la vez que cuida a su hijo y al hijo de Emily. Todo rodeado de un ambiente sospechoso, donde reina la desconfianza. La película te abruma con elementos narrativos para confundirte y enredarte en esta maraña de sucesos de tono enigmático, en que los personajes ocultan algo, principalmente la chica que desaparece, Emily Nelson interpretada por una genial y frontal Blake Lively, chica rara sin dejar de ser divertida. Como también lo es Stephanie, con Anna Kendrick entregando un papel que quizá ya hemos visto en anteriores trabajos como Pitch Perfect o Up In The Air, pero con momentos que resaltan oscuridad, dramatismo y como siempre mucha empatía por este personaje. Ambas actúan brillante, mostrando una gran química entre ellas, con diálogos fluidos, elegantes en vestimenta y con un tempo de comicidad perfecta, que genera risas a cierto espectador o una simple sonrisa a otros. También está el actor principiante Henry Golding en su personaje de Sean, esposo de Emily y secundarios, como los otros padres/madres del colegio, una recepcionista, el policía, por dar ejemplos, que otorgan grandes gags para disfrutar. Pero ellas son las que otorgan una incógnita seductora tanto a la vista como mentalmente, rodeadas por música francesa y martinis. La trama recuerda a Gone Girl (2014) y The Girl On The Train (2016) mezclado con bastante humor, que se tiñe de negro por momentos; resultando ser de las películas más oscuras por parte de Paul Feig, que siempre impuso humor en sus films, pero que en este caso lo mixtura con temas bastante trágicos. El final resulta ser un rejunte de giros narrativos que ya hemos visto, apresurados por una trama que ya no podía estirarse más. Pasa de una simple y llana comedia con ritmo adecuado, a una especie de policial que recuerda a Spy pero sin la acción, o el mencionado film de David Fincher sin el drama desmesurado, pero habiendo escenas fuertes que a veces rozan la inverosimilitud. La revelación llega de forma conveniente lo que disminuye la calidad del resultado o el buen trabajo hecho anteriormente, donde se unían elementos de giros interesantes con personajes cautivadores, a pesar de lo absurdo de la trama, sin dejar de reírse de estos. A pesar de este final, es una entretenida película con grandes actrices dirigidas por un buen director riéndose de las convenciones del género, aunque a veces se desorbite un poco.
Criaturas Nocturnas: Un flamante engendro. Llega un drama de terror fantástico a los cines argentinos que abarca referencias conocidas del género pero que presenta originalidades interesantes. Una historia realmente cautivadora, mayormente hacia el final, trajo el primer largometraje dirigido y guionado por Fritz Böhm a quien habrá que seguir sus pasos. Este drama de terror fantástico nos entrega la historia de una joven llamada Anna, la cual tiene una infancia confinada. Empieza como si fuera Room (2005) pero más directa, con un padre interpretado por un genial Brad Dourif que custodia a la pequeña Anna. Él le cuenta una historia a Anna sobre una especie de monstruo, el Wilding (Título original de la película) el cual es la razón de porque ella está ahí encerrada tantos años de su vida. La película se enfoca más en el drama, relacionándose con el terror psicológico más que sustos y sangre. El comienzo es una elipsis constante de la hija creciendo por lo que vale aclarar que si no quieren ningún tipo de spoiler no deberían seguir leyendo, aunque igualmente el giro dramático se ve venir a lo lejos como un barco lejano acercándose a la costa. Durante el film la trama no recorre más que a Anna (Una estupenda Bel Powley) teniendo visiones mientras intenta tener una vida “normal”, sin estar encerrada. Siendo rara a veces, como si tuviera una mutación a lo X-Men escuchando cosas bastante lejanas. Estos cambios en su manera de ser los vemos con situaciones clásicas de una joven adolescente en Estados Unidos, con detalles antes vistos; fiestas en donde va la protagonista a sufrir la socialización obligatoria que otorga el mundo real, los bullys que molestan a un joven, en este caso hermano de la Alguacil Ellen (Liv Tyler) que rescata a Anna, y la relación dificultosa de Anna con él y demás particularidades que refieren a Carrie (1976) pero sin lo sangriento. El ritmo del film quizá sea algo lento por momentos, con un misterio bastante predecible, pero que luego al ser revelado el secreto que cubre la oscura niñez de Anna, las circunstancias que suceden resultan bastante originales. Como mencionamos, algo a rescatar es que sea la primera película del director, pero además hay que resaltar a la espectacular actriz Bel Powley como Anna, mostrando varias facetas con sus ojos gigantes expresivos, y compromiso con su personaje, habrá que seguirle el rastro como buen lobo cazador. También tenemos a Liv Tyler siendo Ellen, la alguacil que acompaña y ayuda a Anna, con ese tono tranquilizador pero cansino, a lo Arwen en El Señor de los Anillos. Y además al mencionado Brad Dourif como “Daddy”, el cual aparece al principio y hacia el final del film, pero cuando lo hace no queda para nada mal parado. El director no parece estar enfocado en el terror o lo gore de diferentes situaciones sino más bien en la adaptación de la joven Anna al mundo, a su cuerpo, y lo que le pasa, vinculado a la traumática niñez que tuvo. Ella es la que se destaca, ella es por la que vale la pena darle una oportunidad a este film, con su evidente y destacado arco de transformación. A pesar de tener efectos especiales malos que no molestan tanto, posee un maquillaje aceptable que acompaña la parte final del film lleno de originalidad que aumenta el ritmo denso que tuvo en el segundo acto de la película. Con un desenlace digno de poseer secuelas.
Sangre Blanca: Un cadáver une a padre e hija. Eva de Dominici y Alejandro Awada hacen lo posible para sacar a flote esta pequeña película que llega a nuestros cines. Cuando leemos la sinopsis o vemos el trailer esperamos apreciar una trama que recorre el camino del thriller, con toques de drama. Pero en este caso el suspenso está bastante dejado de lado, con ningún momento de tensión, y con un drama que se apoya en la relación ente el padre y la hija, la cual sufre un acontecimiento de vida o muerte. La historia se nos presenta en la frontera con Bolivia. Mayormente los exteriores fueron filmados en Tartagal o en la localidad Salvador Mazza de Salta, provincia de donde es oriunda la directora y guionista de este film Bárbara Sarasola-Day. Aquí comenzamos a ver a Martina (Eva de Dominici) y Manuel, el cual se siente muy mal y por eso se hospedan en un hotel. Allí descubrimos que ellos son mulas llevando cápsulas de cocaína dentro de sus cuerpos, pero Manuel muere debido a éstas y Martina debe lidiar con el cadáver. Con esta prometedora premisa el conflicto empieza a conformarse y Martina, con la presión de los traficantes, decide llamar a su padre Javier (Alejandro Awada) que nunca conoció. Sin embargo, dicha presión está hecha solo por una moto y un teléfono, pasando los primeros minutos de la película viendo a Martina drogándose, pasando el momento e intentando olvidar que tiene un cadáver en el hotel. Estas secuencias parecen desperdiciar tiempo valioso del film en dónde se podría haber ahondado en los aprietes de los traficantes para darle fuerza al género, o en conocer un poco más la historia de Martina, pero eso no sucede. El conflicto es débil, pudiendo resolverse solo con la llegada de Javier sin ninguna peripecia que sortear por parte de la protagonista más que su conflictiva relación con él. Pero dejando de lado que es posible realizar una obra cinematográfica sin que haya demasiados obstáculos para la protagonista en lograr su cometido, lo que sería algo no clásico, en este caso la película parece que le cuesta tomar un camino en concreto: sí usar el thriller para saber que va a hacer Martina con el cadáver, o sí adentrarse en la relación entre padre e hija que es más interesante pero no tan desarrollado. Cuando entra a escena Javier, esperamos una actuación descollante de Awada como nos tiene acostumbrados, pero en este caso no. Se quiere mostrar al personaje de Javier como misterioso, introvertido y calculador, y Awada en cada escena parece que estuviera recién levantado de dormir. Martina con su odio, miedo y desazón, sale bien parada en algunas escenas gracias a Eva de Dominici que hace lo posible por entregar algo de tridimensionalidad a un personaje plano. A pesar de que la fotografía es correcta, y resulta ser una película pequeña en presupuesto con pocas locaciones y personajes, estos elementos como un personaje que solo sirve para que tenga sexo Martina y luego llevarla de un lado a otro, o que los traficantes parezcan bondadosos en cierto punto, podrían haberse utilizado mejor. Dejando en claro que el suspenso, el peligro o inmediatez no están bien logrados, pongamos el ojo en la relación entre Martina y su padre Javier. Ella lo llama a él, extorsionándolo para que se quede. Él le facilita mucho las cosas a Martina, con un conocimiento en la materia bastante inusual, dejando el misterio (O falta de desarrollo) de quien es verdaderamente Javier. Nunca hay una charla profunda o extensa entre ellos, más que lidiar con el problema en sí, mientras Martina se droga e intenta resolver el tema de las cápsulas. Aunque esta trama quizá les resulte más interesante, con un final atractivo, no alcanza para hacer brillar a estos personajes poco elaborados. Es como si la directora se hubiese enfocado en la mala relación entre padre e hija, con la excusa de una trama bastante clásica (Lidiar con un cadáver), pero no utilizando bien el suspenso. Lamentablemente ésta película no llega ni a ser poética, ni dramática profundamente, ni muy entretenida, al estorbarse los géneros uno con el otro.
[REVIEW] El Depredador: Sangre, humor y amistad. En esta nueva secuela que llega a los cines, toma el título original de Depredador, y Shane Black lo carga de su toque de brutalidad y humor retorcido. Resulta que, los cazadores más letales de la galaxia o quizás del universo, regresan a la pantalla grande y a nuestra tierra porque un niño, muy inteligente, accidentalmente juega con sus artefactos. Y que además revela un conflicto interno entre los Depredadores que será más elaborado en el transcurso de la película. El niño tiene acceso a estos artilugios debido a que su padre es un soldado que tiene contacto con ellos al comenzar la película. El film comienza con naves espaciales y música que recuerda a Star Wars e irrumpe en la sala de cine. El soldado se queda con evidencia de que vio algo alienígena, porque sabía que el gobierno iba a querer controlar la situación. Que lo lleva a conocer a un grupo dispar de ex soldados y a una profesora de ciencias, que hacen lo posible para evitar el fin de la raza humana. Así empieza, con pura acción y sin parar un instante. Naves, destrozos, ágiles diálogos, con momentos de humor que pueden resultar por momentos incómodos, y en otros bien realizados. Desde el comienzo muestran el tono de la película y no nos engañan dejando en claro que este film no estará ligada al terror o suspenso como los previos films de Depredador, sino más a la acción/aventura. Aún así hay conexiones con la original como la camaradería, la pelea entre la bestia y el hombre, algunos momentos ingeniosos, especialmente en las armas de los Depredadores. Pero ¿Podrían haber hecho una película completamente nueva? Sí, porque aprovecharon el nombre y no está nada mal como una película sangrienta y divertida. Con aspectos que puede recordar a lo sucedido con aquella secuela de Jumanji: Welcome to the Jungle (2017). Igualmente logramos regocijarnos con este nuevo film pochoclero de Depredador por dos razone: El elenco y el director. En el caso del elenco, veremos muchas caras conocidas, comenzando por el niño, el joven protagonista y gran actor de Room (2015), Jacob Tremblay, quien interpreta a Rory McKenna un niño prodigio que es molestado por algunos estudiantes, pero a la vez tiene una especial conexión con los depredadores. El padre, Quinn McKenna, es Boyd Holbrook (Logan) el soldado más activo del film, y el que se une con el grupo militar que está integrado por Nebraska Williams interpretado por Trevante Rhodes (Moonlight), el ex Punisher Thomas Jane con su personaje con síndrome de tourette llamado Baxley, el cual junto con Coyle (Keegan-Michael Key), realizan los chistes más sinuosos del film. También tenemos a Augusto Aguilera (Chasing Life) dándole el toque latino con su personaje Nettles, y a Alfie Allen (Theon Greyjoy en GOT). Ninguno de estos personajes están del todo desarrollados, solo entregan humor y tiros cuando lo tienen que hacer, aunque quizá ofrezcan un poco de importancia a sucesos que pertenecen al último acto, al encariñarnos con algún de ellos. Además del lado de los villanos tenemos a Sterling K. Brown (American Crime Story, This is Us) como Traeger, quizá algo desaprovechado, pero en cada escena que aparece deja su marca. Y también está Casey interpretada por Olivia Munn (The Newsroom), un personaje bastante activo pero a la vez peculiar, ya que al ser una científica casi en todo momento está con un arma en las manos y corriendo riesgos importantes. Todos estos personajes tienen su humor negro y diálogos dinámicos gracias al director y guionista Shane Black (Con el co-guionista Fred Dekker de The Monster Squad y Robocop 3), al cual conocemos por grandes películas como Kiss Kiss Bang Bang (2005), Iron Man 3 (2013) y la subvalorada The Nice Guys (2016), además de interpretar a Hawkins en la película original Predator (1987). Es una ingeniosa película que logra momentos de humor sorprendentes, que depende del espectador si está interesado en este tipo de gracias o no. El último acto puede resultar desalineado por como venía la película, con efectos especiales que pueden resultar molestos, y bastante acelerado en el montaje llenando de cosas una película que resulta vacía en cierto sentido, insinuando hacia el final posibles secuelas. Si al público le gusta el humor mordaz, sarcástico, que hasta por momentos puede recordar a Deadpool, (Atentos a la escena de la noche de Halloween por favor) además de una buena dosis de acción, no estarán decepcionados con este entretenido film.
[REVIEW] Todos Lo Saben: Enredo familiar, condena descomunal. Un estelar elenco con un gran director y guionista conforman esta película que llega a los cines argentinos, un thriller desencadenado por el drama familiar. En este thriller mezclado con un drama familiar vemos el regreso de Laura a su ciudad natal a las afueras de Madrid. Ella vivía en Buenos Aires, con su hija, hijo y esposo, el cual no puede ir a España por temas laborales. Entonces Laura con sus dos hijos pudo asistir a la boda de su hermana. Sin embargo, sucede un corte de luz y con ello un acto muy desafortunado que revelará importantes secretos al pueblo, estallando un significativo conflicto familiar. Los primeros minutos nos presentan a toda la familia saludándose y celebrando el casamiento, con un paisaje hermoso y hogareño en aquel pueblo Torrelaguna de Madrid, España. Quizá dure más de lo merecido, a pesar de que cada uno de los encuadres los analicemos de más pensando quien será el infame personaje, si es que vimos el tráiler o leímos alguna sinopsis más completa. El guionista y director de esta película llamado Asghar Farhadi consigue cautivarnos en esta trama de enredos atravesados por un hecho horrible, dejándonos apreciar su experiencia valedora de grandes premios como las nominadas y ganadoras del Oscar como mejores películas extranjeras: Jodaeiye Nader az Simin (A Separation-2011) y Forushande (The Salesman-2016). Está sería el segunda película que filma fuera de Irán, siendo la primera The Past (2013). En este caso se adentra en otra cultura, sin mucha conexión a Irán, su país natal. Lo cual puede ser un factor que saque a la luz la articulación del guion en este film, habiendo algunos diálogos y escena que parezcan poco naturales. Como los engaños, puntos de giro e información que nos dan o no nos dan, siendo por momentos menos fluida que sus otras películas. Sin embargo lo mejor que logra Farhadi es la asociación de un elenco estelar, y que todos logren actuar perfectamente, con un tiempo en pantalla correctísimo. Enfocándonos en Laura (Penélope Cruz), hasta el tercero en discordia, Paco (Javier Bardem) con el cual tuvo una historia en el pasado y su esposo Alejandro (Ricardo Darín) quien no pudo viajar a España con ella. También tenemos a los hijos como Bea interpretada por Carla Campra y el niño actuado por Iván Chavero, (ambos participaron del film Verónica de Paco Plaza). Además tenemos a Bárbara Lennie (Petra) poniéndose en la piel de la pareja de Paco, la más directa e intrusa de la familia. También están Inma Cuesta, Ramón Berea entre otros y otras. Lo más destacable es la química entre Laura y Paco, la que representa la quinta colaboración entre la pareja de la vida real (Están casados desde el año 2010) Penélope Cruz y Javier Bardem después de Jamón, jamón (1992), Vicky Cristina Barcelona (2008), The Counselor (2013) y Loving Pablo (2017). Aunque por momentos haya huecos en el guion, específicamente en la logística del hecho delictivo en sí, la película es muy entretenida y seduce gracias a las actuaciones. Bardem colecta las mejores escenas, Penélope sigue pareciendo lo más natural posible brillando en pantalla, y con un Darín preciso que suma y no resta con su astuta actuación.
[REVIEW] La Masacre de Texas: Lo primero es la familia. Llega una película que muestra el origen Leatherface, con muy buenos directores a cargo, y mucha sangre que los amantes del género apreciarán. La figura e historia de Leatherface se fue formando mediante la presentación de varias películas, desde que se estrenó el original film de Tobe Hooper allá por el año 1974. No hubo resurrección de Leatherface a lo Jason Voorhes, o películas que expliquen la biografía del asesino, como las obras e Rob Zombie sobre Michael Myers. De todas maneras existió un The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning (2006) pero sirviendo como precuela para el film The Texas Chainsaw Massacre de 2003. Entonces llegó la hora de darle una digna película a Leatherface con la dupla de directores Alexandre Bustillo y Julien Maury los cuales nos dieron la bellísima y sangrienta À l’intérieur (2007). El comienzo es un clásico homenaje a la cena en la mesa rectangular de la película de Hooper (Y Kim Henkel), en donde los integrantes de la familia Sawyer explotan su locura al máximo. Desde los encuadres hasta los gestos de los personajes evocan a aquel clásico del terror. Vemos a un muy joven Leatherface siendo obligado por su familia a realizar una atrocidad. Sangre explícita asegurada. Con el paso de los minutos seguimos conociendo personajes como el policía Hal Hartmann y más a fondo a Verna, la madre de la familia Sawyer. Ambos desaparecen por momentos, para aparecer de mitad para adelante del film de forma más continua, siendo bien actuados por Stephen Dorff y Lili Taylor pero finalmente desaprovechados. Los que más aparecen en pantalla son los jóvenes del reformatorio. Uno de ellos siendo el hijo de Verna, el cual fue capturado debido al asesinato de una mujer en la casa Sawyer, vista en la película original de 1974 y siendo reconstruida para este film. Ya que desde el lanzamiento original de la película de Hooper, el lugar utilizado como la casa de la familia Sawyer ha cambiado por completo. Ahora si pasas por ahí es un campo abierto, sin ninguna indicación de que haya existido una allí. Los personajes están bien definidos, con locuras atractivas y entregando una incógnita no muy compleja de quien es en verdad Jed, el hijo de Verna. Las actuaciones sin esperar demasiado, podrían resultar satisfactorias, especialmente los pacientes que escaparon del reformatorio de muy escasa seguridad para luego ser perseguidos por el policía vengativo. Los jóvenes contienen una ira y locura que en algún momento tenía que explotar, y cuando eso sucede, el gore, la sangre a borbotones satisface al amante del género. Los protagonistas son James Bloor (Dunkirk) siendo Ike, Jessica Madsen (Tina & Bobby) que interpreta a Clarice, ambos presentando una pareja demente cautivadora. También tenemos a Jackson interpretado por Sam Strike (Timeless), y a Sam “Hodor” Coleman ( Wyllis en Game Of Thrones) siendo Bud, un muchacho gigante con mucha fuerza. Todos traumatizados por el trato en aquel reformatorio, además de poseer alguna deficiencia psiquiátrica. Además tenemos al personaje de la enfermera Lizzy interpretada por Vanessa Grasse (Roboshark) siendo una protagonista difícil de definir debido a que tiene la intención de ayudar a los pacientes, pero a la vez quiere escapar de ese grupo que la tiene cautiva después de ver las atrocidades que pueden hacer. Esta ambigüedad parece mal presentada por el guionista poco experimentado en el terror, y en largometrajes, debido a que Seth M. Sherwood solo tenía varios cortometrajes (Black Mass y Fruitcake) y una serie de comedia (The World Of Cory and Sid) antes de escribir este film. Aunque ahora parece que le agarró el gusto al género y está en post producción su próxima película en la que es guionista, llamada Hell Fest de Gregory Plotkin (Paranormal Activity: The Ghost Dimension). Leatherface sería primera película de la franquicia de Texas Chain Saw Massacre que no se filmó en los Estados Unidos. En cambio, la película fue filmada en Bulgaria por razones presupuestarias. Además fue la última película que produjo Tobe Hooper antes de su muerte el 26 de agosto de 2017 por causas naturales. Una vez Tobe Hooper dijo que lo que lo inspiró a crear Leatherface fue “la falta de sentimentalismo y brutalidad de las cosas” debido a las noticias que veía en Estados Unidos relacionadas a los sucesos como Watergate o la Guerra de Vietnam. Solo era “mostrar cerebros derramados por todo el camino“, lo que lo llevó a pensar “el hombre era el verdadero monstruo aquí, solo usando una cara diferente, así que puse una máscara literal sobre el monstruo en mi película”. Aun así se tiene conocimiento de que el creador de obra cinematográfica de la Masacre de Texas además tuvo como inspiración al asesino en serie Ed Gein. Teniendo en cuenta eso y el sentido común, es muy complicado creer en lo que nos presenta el guion con respecto a la transformación de un chico en Leatherface. Resulta poco verosímil o básicamente no tiene mucho sentido creer que el asesino se convierte debido a una traición de una mujer. O que solo el maltrato hacia los jóvenes en el reformatorio tenga un peso suficiente para dicho arco de transformación, pero el esfuerzo en mostrar algo más que solo órganos y mucha sangre está. Eso lo hace una película buena que se diferencia a las otros films que salieron después de la original. A pesar de que hay momentos bastante inverosímiles hasta para el género mismo, como una situación en particular que recuerda a Star Wars para librarse de la policía, los personajes son interesantes, como el oficial de policía que busca venganza y no se anda con rodeos, o los enloquecidos jóvenes personajes que aquí se interpretan que muestran hacerlo bastante bien. Además de un maquillaje y efectos sanguinarios que se representan de manera excelsa en escenas dramáticas. No es para nada una película aburrida, y no se enfoca en las víctimas inocentes clásicas del género, sino más bien en la locura y el ambiente lacerante que rodea a los personajes.
[REVIEW] El Justiciero 2: Y se va la segunda. “El Justiciero 2”, la secuela de la dupla Denzel Washington y Antoine Fuqua nos trae más fracturas, acción e intimidad, pero semejante a la primera. Que mejor que con el auge que hubo con John Wick y Charlize Theron con Atomic Blonde (2017) llegase el ecualizador de problemas, Robert McCall, interpretado por el siempre estupendo Denzel Washington. Lo bueno que tenía la primera película, que pueden ver en Netflix, era la simple estructura que la sostenía, con un ritmo que iba con la explicación del personaje. Luego, resolver algún problema de otra persona desconocida o conocida, para volver a explicar la situación del personaje, y otra vez resolver un problema. Todo atravesado por un trabajo a resolver que sirve como una trama principal que a la vez sostiene todo. Obviamente con una gran dosis de acción que no genera bostezos en el espectador, lo cual en esta nueva parte la fórmula no cambia. Sigue el mismo director, Antoine Fuqua, que luego de su gran éxito “Training Day (2001)” ha hecho películas con más acción descerebrada que profundidad, como “Olympus Has Fallen (2013)” o “The Magnificent Seven (2016)”. También continúa el mismo guionista Richard Wenk, quien se basa en los personajes de la serie de televisión homónima que duró de 1985 a 1989, creada por Richard Lindheim y Michael Sloan. En esta segunda parte Robert McCall (Denzel Wshington) sigue impartiendo su justicia a golpes y rompedura de huesos, otorgándole ayuda a los explotados u oprimidos seres humanos, pero ahora se volvió mucho más personal para él. La primera secuencia en un tren partiendo cabezas y huesos, marcando su cronometro y quedando frente a frente con el hombre al que fue a buscar, es el resumen de lo que uno espera de este film. Sin embargo “el justiciero” tendrá que resolver problemas más íntimos, lo que sería el aspecto que más aleja esta secuela con respecto a la primera. Anteriormente teníamos solo al personaje de Chloë Grace Moretz; ahora, en esta secuela, advertimos a actores y actrices como Orson Beam (Sam), Melissa Leo (Susan), Ashton Sanders (Miles) entre otros. Podría haber más desarrollo en ciertos personajes, pero el simple relato del abuelo Sam, el vínculo con su amiga Susan, y el padrinazgo con el joven Miles, son historias que ya hemos visto pero aun así son efectivas. Algunas más que otras. La crudeza de la violencia sobresale en la pantalla grande, con encuadres suntuosos por parte de Fuqua, que no tiene miedo en usar a su actor preferido, Denzel (en el cuarto film que colaboran juntos) para realizar tanto escenas de acción pura, como momentos oscuros y de introspección penetrante, que solo un actor como Washington pueden salvar. Sin embargo los villanos que Robert McCall debe derrotar podrían haber sido mejor desarrollados, para que el desenlace del film no decaiga, y tener antagonistas a la par de McCall. McCall tranquilamente podría ser parte de Los Simuladores pero mucho más agresivo, debido a la cantidad de sangre y fracturas que ha dejado, siendo este uno de los pocos factores de originalidad de la película. Además de una persecución en auto muy interesante, y del componente atmosférico que le otorga al clímax un toque diferente con respecto a la primera película. Siendo la primera secuela tanto para Antoine Fuqua como para Denzel Washington ambos salieron bien parados. No se arriesgaron, cumplieron con su cometido y con lo que saben hacer. Si les gustó la primera, “El Justiciero 2” también les parecerá interesante y muy entretenida.
[REVIEW] Latidos en la Oscuridad: Ladrón que le roba a secuestrador… Un interesante thriller se presenta en la pantalla grande con David Tennant y Robert Seehan. Quienes protagonizan una película que podría haber sido mucho más. Al comenzar quisiera aclarar que si ven la película sin nada de información previa, se sorprenderán mucho más. Ya hemos visto en anteriores películas que un par de ladrones entran a una casa a robar y se encuentran con algo completamente diferente. En este caso un joven se topa con una mujer secuestrada, atada y golpeada. Es ahí donde empiezan las peripecias que debe sufrir este chico llamado Sean Falco, al cual nos lo presentan como un aficionado fotógrafo sensible y cariñoso con su novia, además de afable con su madre. Pero no es lo que parece, es también un ladrón que junto a su amigo Derek Sandoval roban las casas de los dueños de autos que deben estacionar, en su trabajo de valet parking. No esperen el terror o angustia similar a Don’t Breathe (No Respires) de Fede Álvarez, sino que más bien está enfocada en el suspenso y una especie de persecución caótica de gato y el ratón entre el antagonista y el mencionado joven ladrón. Si uno aguarda ver este film con un prejuicio fundado en que el director de Latidos en la Oscuridad, Dean Devlin, fue un actor devenido a director (Geostorm) que a la vez fue el guionista de películas destrozadas por la crítica como Independence Day: Resurgence (2016) o Godzilla (1998) se puede llevar una grata sorpresa con esta película. Además el guionista en este film es Brandon Boyce el mismo de Apt Pupil (1998) un gran thriller sobre un joven que chantajea a su vecino después de sospechar que es un criminal de guerra Nazi. Lo cual puede sumar algo de buenas expectativas al espectador. Al comparar con otros films de secuestros y rescates podríamos decir que Latidos en la Oscuridad no es tan profunda ni tan policial como Prisoners (2013) de Villeneuve, no existe la desesperación de Llamada Mortal (2013) con Halle Bery, ni la acción de Búsqueda Implacable (2008) con Liam Neeson. Porque además no se trata de venganza, sino más bien de lo que realiza un joven común y corriente ante una situación semejante, siendo presentada por Devlin con esa simpleza y accesibilidad en la forma de contar una historia bastante predecible pero intrigante. Lejos está de la obra maestra Rear Window (1954) del maestro del suspenso Alfred Hitchcock, pero por instantes el film logra que la cámara desaparezca y estemos sufriendo junto al protagonista. Aún así está más cerca del film Cellular (2004) con Chris Evans, pero el guion de Boyce le agrega algunas cosas interesantes a esta fórmula que ya hemos visto en otras películas. Uno de los elementos muy bien utilizados es la tecnología, la cual resulta muy creíble siendo vital en ciertos puntos de giro que toma la trama. Desde celulares, computadoras, hasta la casa inteligente que posee el secuestrador Cale Erendreich. Luego durante la película muchos sucesos pueden ser bastante predecibles, con algunos momentos colmados de tensión pero que duran bastante poco, y teniendo en cuenta la duración del film (1 hora 50 minutos) eso parece un desperdicio. Sin embargo el ritmo desde que el robo empeora va en aumento, con emociones que se intensifican de a poco haciendo ágil el transcurso de la película. Lo que verdaderamente sostiene el film son los protagonistas y los actores que los interpretan. Empezando por el joven ladrón Sean Falco con el cual podemos identificarnos claramente resultando muy creíble al mostrarnos su impotencia ante la resolución del problema. Además siendo actuado por Robert Seehan (Love/Hate, Geostorm, Fortitude) resulta mucho más verosímil debido a su manera de mostrarnos esa desesperación en conseguir ayuda y al no poder creer el accionar de la policía, o los detectives. Es como si el protagonista luchara con el mismísimo guion, contra la mismísima trama que le ofrece, y eso lo hace extrañamente creíble. La otra pieza fundamental es el villano, con el cual sobresale su riqueza debido a que, además de conducir un gran auto, las escaleras que llevan al piso de arriba de su casa están iluminadas por pequeñas luces parecidas a las del cine. Sin embargo lo que auténticamente se destaca es su locura siendo interpretada de forma estupenda por David Tennant (Dr. Who, Jessica Jones, Broadchurch y muchas más series). Él tiene ese ingenio estratégico del asesino en serie metódico, pero aquí no siendo tan sutil. La razón de su locura es de los pocos misterios que hay en la película, lo que el guion desgraciadamente no satisface al ser revelado debido a la vaguedad de la explicación. Aun así la rivalidad entre estos dos es la relación que impulsa toda la película, y sin duda el componente más emocionante. Aunque lo interesante es el villano Cale Erendreich, el desarrollo de éste no está aprovechado debido a que solo se presenta su trauma de la niñez mediante flashes. Es decir, si vas a explicar el porqué de su locura (mediante una manera técnica bastante clásica) habría que hacerlo completo o por un motivo bastante más desarrollado. La falta de información, la escasez de detalles de Erendreich, unidos a una banda sonido deslucida hace caer parte del clímax de esta película, no siendo lo que quizá uno espera. Además el film malgasta el uso de las relaciones vinculadas al protagonista Falco presentadas en el primer acto de la película, ya que la novia, la familia y el amigo son explotados de manera simple por parte del antagonista en esta batalla entre ellos. Es decir, estos personajes secundarios parecen poco desarrollados a diferencia de los protagonistas, lo cual también hace flaquear la trama. A pesar de que Latidos en la Oscuridad presenta varios errores realizados por los personajes protagónicos en ciertos momentos de la narrativa, la película es muy atrapante, con buenas actuaciones y situaciones interesantes que valen la pena ver y juzgar por si mismos.