Tully: Como Charlize, digo… como mamá no hay ninguna. La dupla Diablo Cody y Jason Reitman (Juno) vuelve a entregarnos una película auténtica, con humor y profundidad con respecto a una madre desesperada (Charlize Theron) y las mentiras que nos decimos a nosotros mismos. La revelación del porqué del título de la película no llega hasta que estemos bien adentrados en el film. Pero, hasta que lleguemos a ese momento, apreciamos el rol de una madre que intenta controlar a su hijo Jonah con problemas mentales y a su hija Sarah. Todo esto mientras la mamá, llamada Marlo, lleva en su panza a su tercer hijo. Entonces su equilibrio mental se va desintegrando mediante los gritos y responsabilidades que resisten, mientras que su esposo Drew trabaja todo el día. Quizá les parezca una situación que ya hemos visto en el cine, pero en este caso la película se enfoca en la madre con un humor negro excepcional, divirtiéndonos hasta en sus momentos más sufridos. Además, la música alineada con las secuencias de montaje de ella llevando a los niños, o teniendo al bebé, o yendo de un lado al otro, es emocionante. Al comienzo también conocemos a otros personajes como el hermano, Craig, que es mucho más exitoso que ella y que le recomienda que consiga una niñera para cuidar al hijo recién nacido. Primero, ella se niega, pero al sufrir más momentos agobiantes -que a veces hasta te sacan una sonrisa-, decide llamarla ya que el pasado empieza a tocar la puerta: una ex compañera de cuarto de su juventud, problemas en el colegio de sus hijos y el excesivo trabajo que tiene la hacen sucumbir. La niñera es joven, rara y tendrá una relación especial con Margo. Vale destacar como es transmitida en la pantalla la desesperación que soporta la protagonista, desde la cámara, el guion y la actuación principal. Este trío lleno de talento trabaja muy bien. Como prueba, está Tully. El director y la guionista componen una dupla que ya hemos visto en películas como Juno y Young Adult, donde también vimos a Charlize Theron, la tercera pieza clave de este grupo. La guionista Diablo Cody sigue encontrando el humor en lo absurdo de manera excelente, habiendo una madurez desde aquel film mencionado, Juno del 2007, agregándole un giro narrativo lógico y notable. La actuación de Charlize Theron, con su sarcasmo y sutiles gestos, encaja perfecto en el estilo de escritura que tiene Cody, además de mostrarnos un cambio rotundo en su físico, lejos de aquella rubia que golpea a todos en Atómica (2017). Cabe remarcar que ya hemos apreciado su capacidad en la actuación y cambios físicos como en Monster (2003) de Patty Jenkins que le hizo ganar un Oscar. En Tully, ella tiene una relación especial con la niñera, interpretada por la espléndida Mackenzie Davis (Yorkie en San Junipero de Black Mirror), que desparrama buena energía, simpatía y belleza, existe una química impresionante entre ellas. El director Jason Reitman es la otra parte de este tridente, y no perdió su aptitud para dirigir estos conflictos personales. Junto a Cody, ambos crecieron en sus trabajos desde Juno. Aunque en la historia de Tully apreciamos algo de la anterior película de Reitman, Up In The Air (2009) que además de dirigirla la escribió. Lo relacionado es el tema de la adultez, los problemas del paso del tiempo y la edad que uno posee. Del desperdicio de momentos o de aprovechar lo que uno tiene. La simpleza y a la vez complejidad del tema que toca, es presentado a nosotros de una manera atractiva y enternecedora, creando un film extraordinario. Probablemente, falte desarrollo con respecto a los personajes secundarios, para entregarnos un film mucho más conmovedor y envolvente en ciertas escenas. Más allá de la vuelta de tuerca que puede ser algo sorprendente, esta comedia dramática presenta momentos entretenidos por doquier, representando lo que algunas madres tuvieron o tienen que sufrir. Al finalizar la película nos deja con ganas de llamar a nuestras mamás y decirles cuanto las queremos.
Deadpool 2: ¿Qué hacés leyendo este título? Deberías ir a ver la película. Llega la segunda parte del queridísimo Deadpool, con mucha más acción, estilo, profundidad y chistes que su anterior película. ¿Por qué tienen que ir a verla? Sigan leyendo por favor. La Deadpool de 2016 tenía ese aire fresco, sorpresas en términos de humor en un mundo de superhéroes donde él no específicamente es uno. ¿Alguien? Temía que esta secuela se derrumbe debido al cambio de director (Se fue Tim Miller, entró David Leitch). Podría haber sucedido un fracaso al estilo Kick-Ass, ¿no?, con una gran primera película pero sin éxito queriendo ser más oscura en la secuela. Pero, este no es el caso de Deadpool 2. Está muy lejos de serlo debido a que el factor importante de este film fue, es y será el señor Ryan Reynolds. Desde la publicidad que impone en todos lados poniéndose el traje de Deadpool, yendo de aquí para allá hablándonos a nosotros, al espectador, rompiendo esa pared con simpatía y humor, hasta su descollante actuación en esta secuela. No olvidemos que Ryan Reynolds, además de ser uno de los guionistas de la película, no es mal actor. Al menos se lo podría considerar un laburador nato, sino miren Buried (2010) sosteniendo él solo toda una película de 1 hora y 35 minutos. Intentaré contar lo menos posible de la trama, más allá de que Ryan “Deadpool “Reynolds nos lo pide, para no estropear las sorpresas. En sí los puntos de giro de la historia están vinculados a la locura de Wade Wilson, la cual es muy bien aprovechada para que en el transcurso del film los objetivos del protagonista vayan cambiando y produciendo así una película mucho más divertida. Todo esto basado en un arranque fuerte que duele como ese sentimiento de dolor que sentimos en la panza cuando no paramos de reírnos. Desde el 2016 sabemos que el personaje de Marvel, Cable, iba a aparecer en esta película, el cual no decepciona para nada. Él viaja en el tiempo para hacer algo, lo cual Deadpool intenta evitar. ¿No dije nada no? Prosigamos. En esta secuela, se reflexiona mucho más que en la primera el tema de ser héroe o no, de matar o no matar. El significado importante que evoluciona con respecto al anterior film es la profundidad. Los personajes están más desarrollados, especialmente los secundarios, además de Wade Wilson y el villano. Mucha más oscuridad y complicaciones atraviesan a los protagonistas. Además, existen apariciones excelentes, tanto del lado de los “buenos” como los X-Force que irradian humor, como el de los “malvados” que especialmente uno alegrará a algunos fanáticos. Las referencias que abundaban en la primera, son muchísimo mejores en esta segunda parte. Siendo el humor muy importante para Deadpool, estas referencias están mostradas de una manera graciosa y sorpresiva, con gran ingenio, elevando la ironía y el sarcasmo a límites insospechados. Las actuaciones son precisas. Josh Brolin convierte a Cable en algo tan querible como amenazador. Los viajes en el tiempo agregan una rama al mundo Deadpool ¿Y Marvel? ¿Avengers? ¿O nada que ver? Podría resultar muy importante. Asimismo Morena Baccarin como Vanessa, Zazie Beetz como Domino, Brianna Hildebrand de nuevo como Negasonic Teenage Warhead, el joven mutante interpretado por Julian Dennison el cual ya vimos en un gran film de Taika Waititi llamado Hunt for the Wilderpeople y hasta Karan Soni como Dopinder resaltan en las actuaciones de sus respectivos personajes. Todos estos personajes, todo este metahumor, atravesado por referencias y secuencias de acción impresionantes e hilarantes se produce gracias a la estupenda sintonía a la hora de escribir que tienen los guionistas como Rhett Reese, Paul Wernick y el mismísimo Ryan Reynolds, enriqueciendo todo lo que hicieron en la primera. Además como mencionamos sobresale la mano del nuevo director David Leitch (John Wick, Atómica) debido a las coreografías de las escenas de peleas, sin temblarle el pulso cuando los brillantes efectos especiales se destacan en la pantalla. También se emplea Jonathan Sela como director de fotografía quien ya trabajó con el director, trabajando muy bien la cámara en los momentos de acción, trayéndonos esa adrenalina a la hora de los golpes como lo hizo con Atómica y John Wick. Pareciera que Deadpool o Ryan Reynolds disfruta de tener todo este arenero para jugar solo y divertirse. Obviamente llama a algunos amigos para que lo ayuden, pero él arma los castillos de arena que luego destroza, mea y los vuelve a construir para volver a destrozarlos con una sonrisa y hacerte llorar. El humor requiere de sorpresa. Tener un personaje que se ríe de sí mismo, abre muchas puertas y es una gran manera de sorprender ya que nada se toma en serio, absolutamente nada. Desde el humor oscurísimo hasta el humor sonso, esta pieza cinematográfica pasa por todos los estados de llorar de la risa, hasta no saber por qué tus ojos se llenan de lágrimas. Completamente hilarante. Finalmente la escena post-créditos (¿La mejor de todas?) reconfirma el por qué Deadpool y Ryan Reynolds son lo mejor que le pasó al universo de los superhéroes. Es la frutilla del postre que te sirven en un viaje lleno de humor y locura. Es el moño de una caja de regalos llena de sorpresas. Es… es el mejor final de una estupenda película. Hola Sr. Deadpool, lo extrañábamos.
LOS EXTRAÑOS: CACERÍA NOCTURNA: Extrañamente divertida y aterradora. Llega a nuestro país una película de terror pequeña que cumple con las bajas expectativas, más extravagante que su predecesora, pero llena de placeres culposos para los amantes del subgénero Slasher. Se estrena en nuestro país una nueva película del director Johannes Roberts. Habíamos escrito sobre él con su film llamado A 47 Metros, la cual mientras estaba filmando se reunió con los productores de la película y le dijeron si podría leer un guion titulado “Prey At Night” (También denominada The Strangers 2, aquí llamada Los Extraños: Cacería Nocturna). Le gustó el guion y fue entonces cuando se preguntó si quería involucrarse en esta secuela tardía. Finalmente aceptó y le agregó su toque personal. En esta ocasión, la historia nos acerca a una familia compuesta por un padre (Martin Henderson), la madre (Christina Hendricks), el hijo (Lewis Pullman) y la hija (Bailee Madison) que sufren una crisis por la cual deben realizar un largo viaje. Al no tener dinero suficiente para permanecer en un hotel deberán pasar la noche en un aparcamiento de casas rodantes la cuales los dueños son los tíos de los jóvenes. Esa noche, la familia será atacada por tres extraños encapuchados adentrándonos en el clásico y macabro macabro juego del gato y el ratón. Como mencionamos esta es una secuela tardía de la película The Strangers de 2008. En aquella oportunidad estuvo a cargo de la dirección y guion el señor Bryan Bertino. En la nueva versión solo se encargó del guion junto con Ben Ketai (The Forest, Chosen, Start Up). Lo diferente de Los Extraños: Cacería Nocturna (The Strangers: Prey at Night o The Strangers 2) es que hay un poco más de escenas exteriores, con la utilización del estacionamiento de “trailers” /casas rodantes, mientras que en la anterior del año 2008 la mayoría de los sustos se generaban en solo una locación. Esto hace que esta secuela sea más rica en acciones terroríficas, haya una variedad estilística y un poco más de originalidad que la primera. Sin embargo no hay grandes sorpresas, ya que comienza casi igual a la anterior, con una chica misteriosa que golpea la puerta y pregunta por Tamara a lo que ellos responden que se habrá equivocado de lugar. También el problema con los celulares, intentar escapar y armas son otros de los ítems que se repiten o toman como referencia del anterior film. Lo más aterrador de la película son Los Extraños que vuelven con Dollface, Man In The Mask, y Pin-Up Girl instalados en este ambiente oscuro y espeluznante que nos presenta el director. La primera mitad puede resultar bastante cliché respecto a la presentación de personajes básicos, como la hija rebelde con una remera de Ramones, pero con actuaciones que no molestan. No esperen mucho de Christina Hendricks de Mad Men o de Martin Henderson de Smokin´Aces entre otras películas, ya que solo representan un mensaje de sacrificio parental bastante pobre. Existen escenas que son innecesarias que parecen solo llenar la falta de ideas para tratar de llegar a la hora y media de película. Sin embargo tiene ese tono ochentoso que nos genera un placer culposo para los amantes del género. Recordándonos a películas como La Masacre de Texas, o alguna de Carpenter, como también a más actuales como ser La Purga o The Houses of October Built. Se nota que al director le encantan los films Slasher clásicos, refiriéndonos al mencionado John Carpenter, y al jugar con varios films como The Fog, Christine y Halloween, además de usar esa banda sonora de los 80. Asimismo para crear ese ambiente oscuro tiene ayuda del buen director de fotografía Ryan Samul (Cold In July, Stakeland, We Are What We Are) También se presentan algunas secuencias que poseen un alto nivel dramático y estético, como la de la piscina, que confirman que los mejores minutos son los finales, con una serie de escenas divertidas y sangrientas mezcladas con una música que se adentra en el aire sangriento creando un desenlace con pizcas de sátira y originalidad que no vienen mal. A pesar de que los personajes estén mal desarrollados, tomando decisiones importantes con consecuencias graves y sin tanto cuestionamiento, y la primera mitad es bastante predecible y aburrida, la segunda mitad de la película es entretenida. Dónde lo que más miedo da es lo cercano que está a la realidad, más allá de tomarse algunas libertades del género que apreciarán los apasionados del terror y suspenso.
No Sigas Las Voces: Imitación de otras películas del género. Película de terror psicológico, atravesada por un drama personal, de Corea del Sur, donde un espíritu maligno imita las voces de los humanos cautivando los corazones de los personajes y los fanáticos del género. Una nueva película del sur de Corea llega a nuestras tierras. En este caso de la mano del director Huh Jung quien había llamado la atención en 2013 con un film de terror de bajo presupuesto llamado Hide and Seek, que fue un éxito de taquilla. Después de otro par de películas intermedias, aquí vuelve con Jang-san-beom o The Mimic, o un título mucho más directo como es No Sigas Las Voces. La historia es bastante original, aunque algunos pasajes recuerden a la estructura de cualquier película de terror, como por ejemplo The Wailing de Hong-jin Na pero sin ser tan destacable como esta última. En este caso el film No Sigas Las Voces narra la historia de una misteriosa criatura que vive en una montaña, donde Ji-Yeon (Yum Jung-ah) y su marido Min Ho (Parque Hyuk-kwon) acaban de mudarse, cerca del monte Jang, en una hermosa casa reformada que era de sus padres. Los dos tienen una hija y también está la abuela que sufre de Alzheimer. Mientras que el monstruo posee una habilidad aterradora, puede imitar las voces humanas para atraerlos. La película no se enfoca en lo policial mezclado con terror y lo fantástico, sino que éstos últimos dos géneros están conglomerados con el drama personal de esta familia. Especialmente la protagonista interpretada por Yum Jung-ah, que la recordarán quizá de otra gran película coreana como es Janghwa, Hongryeon (Dos Hermanas). Más allá de esto la trama de la película resulta confusa por momentos. La edición que se llevó a cabo en post producción pareciera que lo hicieron sobre un film de más de 2 horas, ya que hay varias subtramas de personajes que complementan la historia principal las cuales no están desarrolladas. Como la abuela con Alzheimer y su pasado en aquella casa. O la policía que no investigó tanto anteriormente, y ahora parece un poco más interesada por algún motivo. O la clásica bruja que sabe lo que pasa con la cueva donde está el monstruo pero que, por alguna razón, no habla claramente hasta casi la mitad del transcurso de la película. El director Huh Jung realiza un gran trabajo en la puesta de escena utilizando elementos vinculados al género de terror. Hay secuencias bastante originales llenas de un suspenso atemorizante que atraen al fanático del género. Todo esto vinculado a las correctas actuaciones, como la mencionada Yum Jung-ah, la protagonista que debe luchar con un pasado doloroso en el que perdió a su hijo, desaparecido cuando la abuela con Alzheimer lo cuidaba. Ella se enfrentará a aquella desazón que las personas sufren ante una pérdida semejante, luchando contra la evocación de ese dolor representado en otra forma. La intérprete trabaja en consonancia junto a la pequeña actriz Shin Rin-Ah, de sólo 8 años de edad, quien ha estado en algunas de las películas coreanas más importantes en los últimos años como The Last Princess o Memories Of A Murder. La niña realizando la mímica, mezclando su cara de inocente y a la vez inquietante, junto al impacto visual del director logran como resultado un film de terror de buena calidad donde resalta la edición de sonido. Los clásicos temas de la posesión, los malos espíritus, sacerdotes inquietantes, misteriosos bosques, y hasta un rito chamánico recuerdan a otros films de terror, pero están correctamente implementados sin decepcionar excesivamente. La película se basó en la leyenda coreana de Jangsan Tigre (el “Jang san beom” del título original, un ser sobrenatural que parece imitar las voces de sus seres queridos para atrapar a sus víctimas) para realizar esta cinta de terror psicológico. A pesar de que existan algunas acciones de personajes que no tengan sentido, aquí apreciaremos cómo se presenta el terror al olvido, el miedo de solo recordar lo que se necesita, pero sobre todo el pánico de decidirse a creer en una mentira.
El Reencuentro: Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena. Richard Linklater nos trae una película llena de sentimiento en lo concerniente al tema del heroísmo en la guerra, sin dejar de lado el humor y las charlas sobre la vida misma. La razón por la cual mandan a jóvenes a las guerras fue mencionada varias veces en el cine a lo largo de estos años. En esta película Richard Linklater se enfoca seriamente y con pizcas de humor en este tema, poniéndonos en la piel de un ex cuerpo de la armada. El de Larry “Doc” Shepherd, que 30 años después se reúne con sus viejos amigos y veteranos de Vietnam; Sal Nealon y Richard Mueller padre de un infante de marina, que ha sido asesinado en la guerra de Irak. La cuestión de la guerra es vista desde un punto de vista diferente gracias a la composición de estos personajes, guionados por Linklater y Darryl Ponicsan, quien fue el que en 2005 escribió la novela en la cual está basado este film. La misma titulada “Last Flag Flying” (Título original de la película) es una secuela de su novela de 1970 “The Last Detail“, que protagonizaron los mismos personajes pero en su juventud. Por esa razón, Last Flag Flying o El Reencuentro se ha descrito como una secuela no oficial de la adaptación cinematográfica de 1973 de su novela anterior, The Last Detail, la cual fue dirigida por Hal Ashby (Being There, In The Heat Of The Night), guionada por Robert Towne (Chinatown, Mission: Impossible) y que recibió 3 nominaciones a los Oscars, en Mejor Actor Principal con Jack Nicholson, Mejor Actor Secundario con Randy Quaid y Mejor Guion Adaptado con el mencionado Towne. Existen películas que recalcan las secuelas que dejaron las guerras, como en Deer Hunter (1978), American Sniper (2014) entre muchas otras. O el compañerismo entre camaradas de la guerra, como Rescatando al Soldado Ryan (1998) o Black Hawk Down (2001). Como aquí como en El Reencuentro, en que la amistad fluye gracias a las actuaciones de Steve Carell (Larry “Doc” Shepherd), Laurence Fishburne (Richard Mueller) y especialmente Bryan Cranston (Sal Nealon). La película comienza con Doc yendo al bar de Sal, sorprendiéndolo con su visita. Desde la primera escena podemos identificar a los personajes, la inmadurez e impetuosidad que circula en la sangre llena de alcohol de Sal, y la timidez de Doc. Cranston es el más natural y constante del film. Su personaje Sal, es el que más genera conflictos y soluciones entre los tres siendo obviamente el más entretenido y nutrido de la película. Él pone el humor en el desierto deplorable de Doc. Mientras que el reverendo Mueller es el que integra el tema de Dios y las creencia, además de servir como antagonista varias veces en la película. Mayormente el que reacciona a todos los temas que se discuten es Sal, mientras que Doc funciona como el que emplaza la trama base para que ellos tres salgan de viaje. Todos los tópicos que se tocan resaltan y revolotean alrededor de Doc. Linklater logra el dinamismo digno de sus películas, agregando una madurez extrema en los momentos más dolorosos del film, entregados con profundidad por la actuación de Carell. También involucra su clásico personaje inmaduro con Sal, que nos recuerda por momentos al Jesse de la trilogía “Before…”, o al grupo de jugadores de béisbol de la universidad en su última película “Everybody Wants Some!!” (2016). Además de que nos presenta varias secuencias de diálogos realizadas en trenes que las podríamos consideras metáforas del transcurso de la vida, o sobre el paso del tiempo que moldea nuestra forma de afrontar diferentes cosas, que hemos visto en films de Linklater como en Boyhood (2014). A pesar de todo el final queda ambiguo con respecto al tema que venía siendo discutido en el film. Logra poner en la mesa ese distinto punto de vista sobre la guerra, pero pareciera que en el desenlace el mensaje se desdibuja para quedar bien con ambos lados de la mirada. Aquí no nos aclararan el por qué van a la guerra, en esta película apreciamos la discusión de esa cultura tan impuesta en Estados Unidos que les parece heroico ir hacia allí a dar la vida luchando por su país, a pesar de “creer las mentiras que les dijeron”. El disentimiento ante este tema que vemos en los personajes a lo largo del film, se difumina al final con el atuendo de los amigos de Doc, y con aquella carta. Solo queda claro que hay que aferrarse a los buenos momentos para sobrepasar los malos, y no quedar atrapado en un abismo de tristeza.
Ready Player One: Apretá Start y quedémonos en el Oasis. Steven Spielberg adaptó este libro de Ernest Cline trayéndonos una gran cantidad de referencias pop actuales y de antaño, con mucha diversión en el mundo virtual, pero no tanto en el mundo real. Como la vida misma. En esta película de Steven Spielberg basada en un libro de Ernest Cline, nos adentramos en dos mundos. El real y el de los videojuegos llamado OASIS. El creador de este mundo de realidad virtual, Halliday, muere y lanza un video donde desafía a todos los usuarios de Oasis a encontrar el “Easter Egg” que le dará el control del sitio a quien lo finalice. El “jugador” deberá encontrar tres llaves, pasando diferentes pruebas para encontrar el mensaje oculto en esta realidad alterna. Habrá varias denominaciones que quizá deje afuera a una generación de espectadores, pero innegablemente esta es una de las películas de Spielberg en años que complace a una enorme cantidad de público. En el Oasis hay muchas referencias a la cultura pop tanto de estos últimos años, como también de décadas anteriores. Desde videojuegos hasta animes y a otras películas de Robert Zemeckis o Stanley Kubrick. En este universo todo es mucho más divertido, rápido y atrapante. Desde el comienzo con una carrera que nos recuerda a Trackmania, Bornout u otros juegos. Como encontrar varios personajes de videojuegos; personajes de Overwatch, o Street Fighter y muchísimos más en la batalla final. También a una película donde “el creador odia su propia obra” o el gigante de acero que hemos visto en los trailers. La sorpresa y excitación que más resuena en el fondo de nuestra caja de recuerdos es cuando vemos a estos personajes por primera vez, todos juntos, en la pantalla. Este entusiasmo disminuye al adentrarnos al mundo real ambientado en el año 2045. Allí conocemos al personaje principal Wade Watts que no es un protagonista complejo, sino que hace avanzar el film de manera correcta, pero el que realiza la mayor acción es Parzival su avatar en el mundo virtual. A veces lo que sería la realidad de la película se asemeja tanto a nuestra realidad como espectadores que parece igual de aburrida, repetitiva y predecible. Con personajes básicos, y una trama romántica sin nada fuera de lo común. Probablemente porque atrae mucho más esa realidad virtual de videojuegos y personajes divertidos que no queremos saber nada del mundo exterior. El director Spielberg de forma atrevida, con su ágil movimiento de cámaras y gran utilización de CGI (Imágenes generadas por computadora) crea el mundo del libro de forma brillante. Lo que sucede es que al salir del Oasis el elemento humano se pasa por alto. Sea Tye Sheridan (Wade Watts/Parzival) al cual conocemos de Mud (2012) o el Ciclope de X-Men Apocalipsis (2016), Olivia Cooke (Art3mis/Samantha) o el villano interpretado por Ben Mendelsohn (Sorrento) de Rogue One, ninguno se destaca. Lo mejor es Mark Rylance como Halliday/Hanorak, el creador de Oasis. Con sus remeras de videojuegos y los detalles y guiños para los gamers. El escritor del libro adaptado, Ernest Cline, ayudó al guionista Zak Penn a escribir el guion. El señor Cline ya tuvo un trabajo como guionista en el film Fanboys (2009), sobre fans de Star Wars, dando a entender que sabe lo que el fanático piensa y quiere ver. Gracias a él la película mantiene el sentimiento “gamer” de su best seller. Mientras que Penn escribió los guiones de películas como Avengers (2012) y X-Men 2 (2003), demostrando que tiene experiencia para incorporar varios personajes en una película. Spielberg trabaja con su clásico director de fotografía Janusz Kaminski el cual no parece destacarse como en otros grandiosos films que trabajaron: Rescatando al Soldado Ryan, War Horse, La Lista de Schindler. Lo más impresionante de ver son los efectos especiales realizados por un grupo gran de personas, como también de escuchar los efectos de sonido implementados de manera exacta. Todo esto rodea y atraviesa una historia llena de acción, con momentos de intriga y humor exitosamente amalgamados en este Oasis que golpea en nuestro corazón nostálgico. El pasado del protagonista quizá no esté muy desarrollado, algunos personajes resultan genéricos, pero los amigos de Parzival seguro les recordarán a algún compañero gamer con el que hayan jugado y con los cuales deberían ir a ver esta película. Las 2 horas 20 minutos que dura el film pasan como un auto a toda velocidad, pero parece no alcanzar para todo lo que quiere mostrar, o quizá solo el espectador desee que el mundo virtual que nos presenta Spielberg dure muchas horas más, al igual que el tiempo de jugabilidad de los videojuegos. Sea como sea, digan lo que digan, esta maravilla técnica es la mejor película sobre videojuegos que se ha realizado hasta el momento.
Más Fuerte Que El Destino: Es un héroe grande que pisa fuerte. Una película llena de humanidad, con grandes actuaciones, una delicada dirección y con emociones clásicas del drama pero sin dejar de lado los oscuros ángulos de la vida. El director de la nueva de Halloween que se estrena este año, David Gordon Green, sabe retratar los sucesos de la vida de forma natural y exquisita. Con Más Fuerte que El Destino lo logra de manera excelente. El cine norteamericano sabe tocar las teclas exactas para tocar una melodía triste y hacerte, como mínimo, tener tus ojos llenos de lágrimas a punto de escapar. EE.UU es un país golpeado por varios atentados en su historia, y han han utilizado el cine como catarsis para mostrar su “sobreviviente” de una tragedia, o el cómo los héroes emergen de estas situaciones trágicas. En esta película biográfica las situaciones clichés de “El hombre débil que con toda su fuerza trata de seguir adelante” no aburren porque se alcanza a empatizar con el personaje al estar bien elaborado desde el principio. Porque las situaciones que le suceden son tan realistas como dolorosas, todo esto ayudado por el excelente guion de John Pollono (Tyler en This Is Us) basado en el libro del protagonista de la historia, Jeff Bauman. Él es tomado como un símbolo de esperanza para todos los estadounidenses luego de sobrevivir al atentado en la maratón de Boston en el año 2013. Esa sí que es una responsabilidad gigante. El director logra todo esto al estar acompañado de estupendas actuaciones, como Jake Gyllenhaal que hace querible al personaje desde los pocos minutos de comenzar la película con su insistencia ante la mujer de su vida. El gran actor de Nightcrawler, Donnie Darko, Secreto en la Montaña, Prisoners y muchísimos más films, logra meterse en la vida y mente traumada de Jeff Bauman que sostiene la película, como sus piernas de titanio que lo sostienen a él. La mujer que lo acompaña, Erin Hurley, está interpretada por Tatiana Maslany, la mujer de las mil interpretaciones en Orphan Black, merecedora de muchos premios pero ignorada por muchos. Podríamos decir que al igual que Gyllenhaal. La razón por la cual Bauman va hacia la maratón es por ella. ¿Cómo no sentir algo de responsabilidad dentro de todo ese horror y confusión que fue la bomba? Eso es con lo que tiene que lidiar Erin, que recuerda a la pareja del recientemente fallecido Stephen Hawking, en la película La Teoría del Todo (2014). Erin se tiene que hacer cargo de todo, soportando a la familia y sus discusiones, y algunas acciones inmaduras de Bauman. Todo un caos es la familia de Bauman desde que es internado y durante el transcurso de la película. La que se destaca es la 2 veces nominada al Oscar por Tom & Viv (1994) y Damage (1992), Miranda Richardson que interpreta a la madre de Bauman llamada Patty. Ella es la alcohólica y madre soltera que trata de hacer lo mejor que puede con su hijo. Esa debilidad que oculta tras las bebidas seguramente Bauman lo habrá apreciado durante su vida, lo transcribió al papel, fue adaptado a una película y aquí lo vemos con claridad en pantalla. ¿Qué es ser un héroe? En esta época del cine en que los héroes vienen de otro planeta, o son modificados genéticamente, o tienen muchísima inteligencia, el ver a un joven en silla de ruedas sobreviviente de una masacre ¿lo hace héroe? Para mucha gente en Estados Unidos sí y esta película nos sumerge en esta disyuntiva. Las personas necesitan ese “modelo a seguir” que les recuerda o que les hace imaginar que podrían hacer eso, pero que la mayoría de las veces no realizan ni la mitad de lo que anhelan. Bauman lo sabe. Hasta para su familia él no debe mostrarse quebrado ante la situación que vive porque sino ellos caerán. Ese símbolo de esperanza que es para las personas no lo puede romper porque se sentiría culpable de lo que el ¿destino? le propuso. Pero durante el trascurso de la película, este sentimiento se ve resquebrajado por la inmadurez y hasta a veces egoísmo en él, lo que hace este film mucho más realista que otros dramas de tragedias. Cualquier pensamiento que tengamos mientras vemos a Bauman entrar a una cancha de Hockey o Béisbol, o él sufriendo al recordar aquella explosión es clarificada hacia el final del film. En el clímax vemos lo que la mayoría de las personas ve, desde la charla profunda y emotiva con quien lo rescató, hasta el hombre que lo frena en la salida del estadio de Béisbol. Cuando una persona se te acerca a decirte lo que generas en él, te produce un tipo de conexión inevitable. Eso es lo que intenta este film, que lo logra con creces.
El Hilo Fantasma: Enhebrados por el amor. El director y guionista Paul Thomas Anderson nos entrega a su manera una elegante y peculiar relación entre un diseñador y una joven, de una fuerte tenacidad, en los años 50´s en Londres. Hay personas solitarias que tienen un mundo singular, propio, que quizá es difícil de entender para el foraneo. Esta película se encarga de adentrarnos en la vida de un diseñador de ropa llamado Reynolds Woodcock, un señor muy meticuloso y con carácter fuerte que se enamora de una moza de un restaurante, llamada Alma, que se muestra inofensiva al comienzo, pero es mucho más que eso. Ella es la que comienza contándonos como Reynolds le dio todo y ella le dio lo que más deseaba él. Algo, que en el transcurso del film, intentamos entender al observar la relación de estos dos personajes. Lo más hipnótico de la película es el aclamado actor Daniel Day Lewis, nominado como mejor actor en los premios de la Academia, interpretando a Reynolds. Quién ya trabajó con el director en “There Will Be Blood” (por la cual ganó el Oscar a mejor actuación). El actor logra ponerse en la piel de este hombre prolijo, y obviamente muy detallista debido al trabajo que tiene. Mientras que Alma es interpretada por Vicky Krieps con esa aparente inocencia que acompaña al diseñador de forma única. Otra de las nominaciones al Oscar fue lograda por Lesley Manville que se pone en la piel de Cyrill, la mejor amiga de Woodcock. Esta triple relación de quizá celos y cariños hace recordar a la película de Hitchcock llamada Rebecca (1940) con la Sra. Danvers en el medio de una pareja. Esta extraña dupla Woodcock-Alma tiene tintes de una relación gótica, que quizá quede mucho más rara con el paso de los años. Él tiene un tema con su madre ya fallecida, mientras que ella logra tener algo de autoestima gracias a él, que con tanta prolijidad la viste con sus distinguidos diseños. El amorío se va tornando más oscuro, con las decisiones que se toman, en un ritmo que quizá no sea muy popular pero que ayudan a estructurar la película perfectamente. Los trozos de esta historia de amor se hilvanan de una manera excéntrica haciéndonos pensar si esto es romántico o no, quedando todo bordado de una belleza atractiva. El vestuario combinado con la dirección de Paul Thomas Anderson (ambos nominados a los Oscar) despliegan pura elegancia durante toda la película. El glamour junto con la música escrita por Jonny Greenwood (Nominado al Oscar como mejor música original) generan un ambiente melodramático digno de las películas de los años 50, especialmente en una discusión que tienen ambos personajes principales cuando están por comer. Con el complejo de Edipo dando vueltas, el fantasma de la madre de Reynolds, además de Alma y su particular forma de cuidarlo, esta película lleva al amor a un nivel más extraño psicológicamente, con una gran capacidad de mostrarnos los sentimientos de cada personaje. Todo esto gracias a la gran dirección de Paul Thomas Anderson y a las mencionadas actuaciones.
Lady Bird: El retrato sincero y profundo de una adolescente. Parece fácil hacer películas sensibles, pero hay que tener una percepción especial para captar diferentes temas de la vida y comunicarlas de manera que lleguen a lo profundo de tu ser y Greta Gerwig lo logra. Lady Bird consigue transmitirnos esa profundidad. En sí, es un film en el cual nos adentramos en la adolescencia de una joven Christine “Lady Bird” McPherson, en su último año del instituto. A pesar de que haya varios conflictos vinculados más a la cultura estadounidense, como el buscar universidad para huir de donde viven, también trata temas que ya hemos visto en films independientes, como el enfrentamiento con su madre, las rebeldías académicas, situaciones sentimentales con novios y compañeros de clase. Por lo cual el espectador, siendo una adolescente, una adulta que recuerda sus momentos del pasado y/o una madre, tendrá varios enfoques y situaciones con los cuales poder sentirse identificados. Pareciera exclusivo para mujeres, pero no. Quizá el género femenino simpaticé más en ciertos casos, pero esta película se enfoca en las relaciones personales atravesadas por un halo sentimental insondable. De manera elocuente las actuaciones dan vida a personajes bien escritos; empezando por la protagonista, la mencionada “Lady Bird” interpretada por Saoirse Ronan (Nominada en los Oscars 2018 como mejor actriz principal), la cual hace un trabajo perspicaz dándole al personaje una combinación de sensatez con inmadurez, logrando una apreciación singular hacia todo lo que la rodea. Lady Bird tiene similitudes con otra película llamada The Edge of Seventeen (2016). Ambas pueden ser comparadas debido a que hablan de situaciones similares, pero tratadas de diferente manera. En aquel film de Kelly Fremon Craig, había mucho más humor, más inmadurez con más agilidad, y también una gran actuación de parte de la protagonista (Nadine), en ese caso interpretada por la gran actriz Hailee Stanfield. Allí Nadine se inclinaba más a la extrovertida actuación por parte de Stanfield, mientras que con Lady Bird, Ronan utiliza la sutileza de sus gestos para transmitir mucho en la pantalla. Por el lado de los padres de Lady Bird se destaca la madre, con una gran actuación de Laurie Metcalf (Nominada a los Oscars 2018 como mejor actriz de reparto), interpretando a esa madre estricta pero con amor. Llena de ambigüedad y facetas que salen a la luz cuando ella y la hija dialogan o discuten. El hermano de Christine, al llamarse Miguel, da a entender que es adoptado por la familia. El padre interpretado por Tracy Letts, tiene una clásica relación padre e hijo con él. Con todo esto logramos valorar que Greta Gerwig (Nominada a los Oscars como mejor directora y mejor guion original) que ha trabajado como co-guionista en películas de Noah Baumbach, la calidad de diálogos y situaciones mundanas que alguna vez todos vivimos o apreciamos en los demás. Como la relación de la protagonista con los padres y el hermano, por ejemplo. Que está tratada de manera madura, con toques sutiles de humor como los hay en la vida en general. Consigue que lo reflexivo resalte durante el transcurso del film, logrando un gran debut en solitario para la directora y guionista. Tanto que el final de la película te deja expectante. ¿Cómo seguirá la vida de Lady Bird, con su manera sincera de ver el mundo plagado de disfraces emocionales? Esta película produce la sensación de que en esta ficción hay mucha más realidad y sinceridad que en la vida que nos rodea al terminar de ver la película.
La Forma del Agua: ¿Quién es el monstruo? Pasen y vean esta oda a la cinematografía gracias a la magnífica visión fantástica del señor Guillermo del Toro. Entremos en contexto; los años 60, una fábula de otro mundo teniendo como telón de fondo a la Guerra Fría. Aquí existe una operaria de limpieza que se enamora de un monstruo acuático recién llegado, entonces la vida de esta chica muda cambia rotundamente. La soledad, que la mayoría sentimos alguna vez, está plasmada de manera brillante con la presentación de la protagonista, Elisa. Desde la primera secuencia entramos en su intimidad, cuando nos presentan su rutina de manera directa y privada; ella es organizada tanto para autosatisfacerse en la bañera como hasta para limpiar sus zapatos. Y nos da su cuota de ternura al darle comida a su vecino de al lado, Giles, un pintor homosexual que intenta salir adelante con su trabajo. En él también vemos ese dejo de aislamiento y nostalgia, de querer ser joven y estar en pareja con un hombre que lo atiende en una cafetería. Elisa llega tarde a su trabajo en una instalación ultra secreta del gobierno. Pero tiene a su amiga Zelda que la ayuda a marcar su tarjeta de entrada a tiempo. Ella no para de hablar, aprovechando que Elisa no es de charlar debido a su mudez, ya que con su marido no tiene conversaciones. A pesar de que también vemos a Zelda como a alguien incomunicada con su pareja, y tiene que descargar sus palabras hacia alguien, ella es la que le entrega al film el toque de humor que hace muy llevadero el transcurso de la película. Estos tres personajes son interpretados por Sally Hawkins (Elisa), Richard Jenkins (Giles) y Octavia Spencer (Zelda), los cuales están nominados para los Oscars del 2018. Los tres son brillantes y nos dejan apreciar una química estupenda entre ellos, siendo más fácil para el espectador encariñarse con los personajes. La empatía que abunda en la película nos llega a nosotros como un río que inunda nuestros corazones. Llegamos a comprender lo que Elisa siente y realiza, debido al monstruo que hay del otro lado. ¿Quién es el monstruo? No me refiero al “hombre anfibio”, si no al oficial Richard Strickland interpretado por Michael Shannon. Strickland es el que mantiene cautivo al anfibio (Doug Jones) haciéndolo sufrir de manera dolorosa, puesto que quiere matarlo en aras de la seguridad y la supervivencia. En una subtrama aparece otro sujeto que quiere preservar y estudiar a la criatura acuática (en interés de la ciencia, el Dr. Robert Hoffstetler, papel realizado por Michael Sthulbarg). Vale nombrarlo ya que hacia el final todos estos personajes colisionan de manera categórica. En la película también tenemos el tema de la comunicación. Con la música, el baile, la comida y las señas, vemos como se empiezan a relacionar los personajes. Principalmente nos enfocamos en el ser anfibio de aspecto humano con Elisa, muda y enamorada. Dándonos a entender que el amor habla cualquier idioma. Una particular escena recuerda a lo bien que se llevaban Hellboy y Abe en una de los films del director. También apreciaremos cómo se hace escuchar la palabra de una mujer que no puede emitir ningún sonido de su boca. Cómo se comparte el amor, y la pura pasión entre dos seres completamente diferentes, pero a la vez iguales en el desamparo de la vida que “es solo el naufragio de nuestros planes”. ¿Cómo no hablar de Guillermo del Toro? El director y guionista (Junto a la co-guionista Vanessa Taylor) crearon este cuento de hadas para adultos. Ambos nominados a mejor director/guionista para estos Oscars del 2018. Del Toro logra compartirnos lo que sienten los personajes de una manera única y original. Es una historia de amor clásica, pero con una mezcla de géneros estupendo, teniendo como pilar lo fantástico, algo tradicional en el director pero que finalmente recibe el reconocimiento que merece. Sólo un fanático del cine como Del Toro pudo lograr esta maravilla de película llena de referencias a otras piezas cinematográficas que sacian la sed del cinéfilo. Hay momentos, situaciones y escenas que te harán recordar a películas como La Bella y La Bestia, Starman, obviamente el monstruo de The Creature From the Black Lagoon, Liberen a Willy, Amélie, y hasta Road To Perdition, debido a una escena con lluvia y sobretodos. Es el agua el elemento que unifica toda la estructura narrativa, utilizada en diferentes escenas y secuencias que fusionan diferentes géneros como el policial, el drama, hasta la comedia. Pero no olvidemos que el corazón, y los pulmones, de la película están llenos del agua que derrama el género romántico. Además de una diferente interpretación de la historia de Samson y Delilah (Sansón y Dalila). El guion está escrito como si desafiara la narración de los cuentos de hadas, o alguna clásica película de monstruos. Todas las nominaciones al Oscar que tiene esta película en el rubro técnico, componen perfectamente esta relación entre lo solitario, el deseo, el amor y la fantasía que nos brinda esta pieza cinematográfica. Desde la fotografía majestuosa y placentera, con contraste y ese tono verdoso del agua, de Dan Lautsen (Crimson Peak); el precioso diseño de ropa que le da credibilidad al entorno; la edición y la mezcla de sonido con esos gritos del monstruo y transiciones de lo afónico a lo sinfónico; música original de Alexandre Desplat (El Discurso del Rey, Argo) que se asocia profundamente con los sentimientos que afloran en pantalla y un diseño de producción que logra una puesta en escena increíble. La Forma del Agua, o fórmula, está integrada por una Historia de 2 personajes que Halagan los Ojos de los espectadores. H2O.