La Llamada 3: más de lo mismo con mejores efectos Una nueva secuela de esta recordada película de terror intenta insuflarle nuevos aires a una franquicia que, hay que reconocerlo, no tiene muchas vueltas para darle. Hay un problema grande con las películas de terror en el cine norteamericano y es que no sólo tienden a repetirse copiando los patrones del género al pie de la letra sino que también lo hacen entre las propias secuelas de una misma franquicia. Ya hace más de 20 años la clásica Scream se burló de estos convencionalismos al contar una historia que abundaba en lugares comunes al género slasher pero por lo menos incluía el detalle original de que todos los involucrados se daban cuenta de que todo lo que ocurrí seguía los parámetros y de esa manera reinventaban el género. Pero cinco años después, todas las películas ya comenzaban a parecerse a Scream, inclusive su dos secuelas poco felices. Lo mismo viene a ocurrir ahora con La Llamada que en su momento causó sensación por esas imágenes subliminales que atormentaban a los espectadores durante días, aunque hay que reconocer que la interminable versión del siempre detallista Gore Verbinsky no estaba a la altura de la original japonesa. Sin embargo, la taquilla le sonrió al director de Piratas del Caribe y por eso hubo una secuela de La Llamada que no tuvo tanta fortuna, algo muy explicable dado que también se trataba de una copia descarada (incluso con los mismos protagonistas) de la primera entrega. ¿Qué hacer en estos casos? Esperar una década e intentar de nuevo. A Scream no le funcionó con su secuela de 2011 pero no importa, porque Paramount Pictures confía en que haya toda una generación de adolescentes que no conocen la historia y a ellos va apuntada esta producción. Pero lo cierto es que la tela da para cortar un rato más. Ahora resulta que Samara, la joven que aparecía en cintas de VHS que se divulgaban al azar y luego le daba a los infortunados siete días de vida antes de ir por ellos, ha llegado al mundo virtual y el peligro se ha multiplicado por un millón. Claro, los guionistas aprovecharon la cultura de la viralización e hicieron digitalizar a Samara para darle un giro a la historia pero lo cierto es que el resultado pasa a ser el mismo de las otras veces: chica que ve el video y busca una manera de neutralizar a la villana que no sea copiando el video y pasándoselo a otra víctima potencial. En definitiva, esta nueva versión, dirigida por el español Francisco Javier Gutierrez (¡cómo pegan trabajos de director de películas de terror los ibéricos por estos días!) que no desentona con las anteriores, y que incluso es más entretenida que la laaaarga película de Verbinsky ya que cuenta con mayor dinámica. La fotografía del film es maravillosa y se podría llegar a decir que es el punto más fuerte del mismo ya que contribuye a crear atmósferas terroríficas en conjunción con la lluvia y la oscuridad que imperan en la mayoría de las escenas. El reparto, lejos de guarecerse en protagonistas de moda, incluye a estrellas como italiana Matilda Lutz, el correcto Alex Roe, Johnny Galecki (sí, el protagonista de The Big Bang Theory, irreconocible) y el siempre efectivo Vincent D´Onofrio, que cumplen sus papeles con convicción. En definitiva, la película asusta, tiene un buen trabajo de dirección, fotografía y actuaciones pero es una copia casi exacta de las anteriores, por lo que si usted quiere asustarse otra vez con lo mismo puede ir con comodidad; y si no la vio ni sabe de qué se trata, se puede recomendar sin problema alguno.
La Gran Muralla: "made in China" pero bien El gigante asiático ya no se contenta con llevarse a los futbolistas: ahora va por las estrellas más taquilleras de Hollywood para competir de igual a igual en el mercado mundial. La influencia de China en el mercado cinematográfico mundial ya no es una “sensación” sino una realidad palpable que en el término de un año ya ha llevado a varios cinéfilos a ver películas que ni siquiera saben que cuentan con estos capitales. Películas como Misión Imposible Nación Secreta, Warcraft, Star Trek Sin Límites o La Espada del Dragón son algunos de los ejemplos que tiene detrás a empresas como Alibaba Pictures o China Film Group y que se suman a los intentos norteamericanos por entrar en el gigante asiático con Transformers 4 o la última James Bond. En esta ocasión, tenemos un caso como el de Carlos Tevez en el que una película de la mencionada China Film Group necesitaba de una estrella como Matt Damon y por eso contrató al actor de las películas de Jason Bourne para que estelarice la última película del laureado Zhang Yimou, junto con el chileno Pedro Pascal (Game of Thrones, Narcos) y el siempre efectivo Willem Dafoe. En este caso, la historia narra las desventuras de un grupo de hombres liderados por Wiliam (Damon) y Tovar (Pascal) que buscan en la lejana China el “polvo negro” que puede desbalancear una guerra en favor del que lo tenga. Por supuesto que se trata de la pólvora pero los chinos son celosos de sus posesiones y por eso, el grupo, diezmado, debe refugiarse en una cueva donde son atacados por una extraña criatura a la que vencen a gran costo. Los aventureros muy pronto descubrirán que ese monstruo es apenas la punta de lanza de un mal mayor que amenaza no sólo a China sino al mundo entero, y deberán unirse a sus enemigos para La película respeta todos los cánones de las películas de Yimou, con peleas impresionantes, en esta ocasión contra monstruos muy bien construidos digitalmente y efectos que los hacen verosímiles al ojo. En este punto, la animación alcanza muy buenos niveles y eso le suma puntos a un film que termina contando la misma historia de siempre. Matt Damon despliega su carisma interpretando a un personaje que va evolucionando y que crea muy buena química con la generala Lin Mae que interpreta la actriz Tian Jing. La fotografía de Stuart Dryburgh y Xiaoding Zhao es maravillosa, algo típico en las producciones chinas, que se lucen, en especial los trajes de los soldados chinos que, muy coloridos, provocan un verdadero espectáculo visual engalanado por las coreografías y acrobacias varias. De esta manera, La Gran Muralla se convierte en un buen espectáculo para pasar el fin de semana y que gustará incluso a esos que son reticentes a ver películas de artes marciales generadas en un país que cada día está más cerca de transformarse en el nuevo Hollywood.
Vigilia: la vida es sueño... ¿o no? El debut en el largometraje de Julieta Ledesma brinda al espectador la posibilidad de participar en una fantasía onírica que por momentos le hará dudar de su propia percepción. No es fácil engañar a los espectadores y eso algunos cineastas lo saben muy bien, y saben cómo manipular la vista para que, en cierto momento, surja la duda. Y eso es lo que genera esta “Vigilia”, el debut cinematográfico de Julieta Ledesma, que hasta este momento había realizado el mediometraje “¡Al fin, mi vida!” y el corto “El Plan Perfecto”, y con esta experiencia construyó este relato en el que lo único que importa es saber cómo sigue. La historia cuenta cómo Santiago regresa a su hogar desde un lugar muy cómodo para él y a su llegada quiebra el delicado equilibrio emocional de sus padres: Ernesto, su progenitor, lo rechaza y su madre directamente no lo reconoce. A pesar de esta actitud, Santiago decide quedarse en la chacra familiar, que parece alejada de todo lo conocido, y cuyo único habitante amigable es Arón, su perro, que se está volviendo cimarrón. El resto de este experimento cinematográfico se revela como un ejercicio constante de Ledesma por forzar al espectador a dudar de lo que está viendo. ¿Es esto una historia lineal? ¿Es un sueño u ocurre esto realmente? Una atmósfera onírica prima en las imágenes que se van sucediendo, una tras otra, hasta que algún suceso hace temblar la trama. Y en esto, la directora se encarga de que las imágenes se queden bien grabadas en la retina como una en la que perro mata a una cabra, y que llevan a preguntarse cuánto de real y cuánto de ficción hay en el plano. Asimismo, la realizadora abre la puerta de la imaginación al obligar al espectador a figurarse qué es lo que están viendo los personajes, en planos cerrados en los ellos parecen percibir situaciones o visiones que alteran su propio mundo interno. Sin embargo, en la mayoría de los casos, dichas visiones quedan fuera del alcance del espectador y eso contribuye a aumentar la angustia por averiguar qué es lo que está sucediendo, por terminar de armar un rompecabezas al que siempre le falta una pieza. Y, entre tantos planos por los que preocuparse, Ledesma le hace un lugar a la psicología, con personajes que emprenden acciones que llevan a preguntarse qué nivel de estabilidad mental ostentan. Para terminar, destacar que tanto la fotografía como las actuaciones son otros de los puntos fuertes de un film que no sólo roza lo onírico sino que cruza la línea y vuelve una y otra vez…
Batigolazo La secuela de La Gran Aventura LEGO llega tres años después como una más que correcta continuación que además cuenta con el protagónico del justiciero más famoso del mundo. Cuando la firma LEGO –que hasta hace unos años estaba al borde de la quiebra- optó por “venderse al sistema” y comenzar una fructífera relación con las franquicias más redituables del mundo, muy pocos imaginaron que esos acuerdos iban a concluir en una interminable serie de dibujos animados basados las versiones cúbicas de esos personajes. Lo cierto es que, fruto de tantos intentos televisivos, Warner Bros. apostó a lo grande con La Gran Aventura LEGO, una sorpresa cinematográfico que se estrenó en 2014 y generó legiones de admiradores alrededor del mundo y que ahora tienen una secuela a su disposición. Eso sí, como para que este nuevo film sea apto para los iniciados y los “nuevos”, esta secuela puede verse como un episodio diferente y está protagonizado por la revelación de la anterior entrega: nada menos que Batman. Lo cierto es que el legendario justiciero se robó la película anterior por lo que su elección –y la gran cantidad de películas directo a DVD que se han lanzado al mercado durante estos tres años con gran éxito- han terminado de definir esta suerte de “bati-estudio de mercado”. La película, dirigida por Chris McKay, no cuenta con esa analogía entre el mundo LEGO y el real que habían establecido Chris Miller y Phil Lord –los nuevos reyes de la comedia norteamericana, capaces de despacharse con dos entregas de “Lluvia de Hamburguesas” y otras tantas “Comando Especial”- en la película original, pero eso se debe a que el ritmo frenético de esta aventura no lo permite y no porque no se busque esa profundidad. La historia cuenta cómo el Joker, el enemigo más emblemático del encapotado, se lleva la desazón de su vida al descubrir que Batman no lo considera ni siquiera en el top 5 de sus problemas. Con el corazón roto, el villano pergeña un plan maestro para destruir la ciudad y demostrarle al murciélago que está equivocado. Este planteo tan simple se ve enriquecido por la simple razón de los productores del film han decidido meter todos y cada uno de los momentos más significativos del personaje a lo largo de sus casi 80 años de vida. De esta manera vemos desfilar a la mayor cantidad de villanos del comic de todas las películas del personaje, un repaso por todas las producciones cinematográficas estrenadas hasta el momento (Batman v Superman incluida) y una serie interminable de gags que a veces no respetan el espacio entre una risa y la otra, No está bien tratada la inclusión de Robin en la trama (sí, a esta altura de los acontecimientos, siguen haciendo chistes sobre la sexualidad del Joven Maravilla aunque de bajo tono para que los chicos no los entiendan) pero eso puede ser un punto a pasar por alto a favor de el abanico de posibilidades que abre su aparición. En definitiva, LEGO Batman: La Película es una muy recomendable opción para pasar una tarde a pura risa en compañía de los más chicos, o (¿por qué no?) con los amigos del Bati Fan Club.
Rápido y Furioso (para los negocios) El regreso de Vin Diesel a uno de los papeles que marcó su carrera se produce sin riesgos: es una remake no oficial de la otra franquicia que lo llevó a la fama. La cosa viene así: en 2001 Vin Diesel saltó a la fama con Rápido y Furioso, su primer gran éxito. Un año después, llegó xXx, el otro gran personaje que lo perfiló como actor del género de acción. Sin embargo, algo pasó (probablemente la exigencia de un alto cachet) en ese punto ya que ninguna de las dos franquicias volvió a contar con su presencia y el rapado actor, en cambio, comenzó a deambular entre filmes de justicieros como Un Hombre Diferente y Niñera a Prueba de Balas. Quizá hubo un momento de reflexión en la vida de Diesel (Mark Sinclair para los que creen que nacer con ese nombre es lo mejor que les puede pasar en el mundo) en el que vio que se acercaba peligrosamente al cenit de su fama sin haberse convertido en un referente de su generación y por eso bajó sus pretensiones y retomó los rieles de su carrera, como la taquilla manda. De esta manera, desde 2009 en adelante ya hubo cuatro (cinco con la que se estrena este año) secuelas de Rápidos y Furiosos, dos más de Riddick y, a quince años de su estreno, una nueva xXx, franquicia que tuvo una secuela en 2005 protagonizada por el ex rapero Ice Cube. En esta nueva entrega, los productores no quisieron deja absolutamente nada librado al azar y por eso encararon la historia desde el clásico punto de vista del renegado que termina ayudando al gobierno de su país por las malas. Claro que, a diferencia del papel de lobo solitario que había interpretado en la primera entrega, el Xander Cage de Diesel necesita un equipo de lo más variopinto que lo acompañe. De esta manera, la película se convierte en una suerte de versión no oficial de Rápidos y Furiosos, que incluso toma la delantera al estrenarse antes que la nueva secuela de dicha franquicia. El director es D.J. Caruso, un profesional salido del ámbito de a TV que suele realizar films por encargo como Soy el Número Cuatro y Control Total entre otras, y acá no desentona con sus trabajos anteriores: todop muy correcto, hasta ahí nomás. Eso sí, el estudio le puso a Caruso todos los recursos a su disposición, y por eso el film tiene a los personajes de otras películas en cameos (no vamos a revelar nada sobre eso), hay cámaras para retratar la acción desde todos los ángulos posibles, chicas muy bellas y hasta la presencia de Neymar Jr. como un posible candidato a suceder a Diesel (¿?). En definitiva, xXx es un film de acción, hecho y derecho, con muchas explosiones, tiros y bombas y que, a pesar de que no agrega absolutamente nada nuevo, es divertido de ver un sábado a la noche.
Moana, un mar de aventuras: una ola de buen gusto La nueva película de Disney para este verano retoma el concepto de las princesas pero alejándolo bastante de los estándares tradicionales y agregándole grandes dosis de aventura. Con bastante atraso, llega por fin a las pantallas locales Moana, la última producción de Walt Disney Studios que en los últimos tiempos no paran de anotar golazos de taquilla con muy recomendables productos animados. En esta ocasión, la película llega con el aliciente de que sus creadores son responsables también de otros grandes éxitos de la compañía como Alladin, La Sirenita y La Princesa y el Sapo; y eso le pone un peso extra a esta producción que debe alcanzar a las dos primeras en calidad y, por sobre todo, en cantidad. Puestos a calificar al filme, su desarrollo respeta la típica estructura de aventuras de princesas (una joven debe demostrarle a sus mayores que está a la altura de las circunstancias y por eso emprende un largo viaje de crecimiento) que, sin embargo, encuentra la frescura en un cambio radical del escenario en el que se lleva a cabo la acción: el mar abierto. Moana es una princesa, sí, y adolescente, como Mérida y Jazmin, pero vive en una isla de la Polinesia que se ve en peligro cuando una antigua maldición llega al "reino" que alguna vez será suyo. Por eso, y en contra de los consejos paternos, la joven se hará a la mar en busca de un semidiós que dio origen a este maleficio en una aventura y luego desapareció. De esta manera, la princesa convence al poderoso Maui de unirse a ella en su viaje, y él, a regañadientes, promete ayudarla a convertirse en una experta navegante como lo fueron sus ancestros. Juntos atravesarán el océano en un viaje lleno de acción, en el que se encontrarán con enormes y feroces criaturas e imposibles desafíos. Por supuesto que el camino a cumplir la misión, la princesa descubrirá lo que siempre anheló: su propia identidad. El cambio de aire le da a esta película una suerte de originalidad que no es tal pero que funciona en lo estético, al tiempo que los diseños de los personajes, muy trabajados desde lo artístico, le agregan un nivel de calidad imponente. Cabe recordar que Zootopia, la anterior producción de Disney se convirtió en una de las 5 películas más taquilleras del 2016, por lo que el estudio calcula cuidadosamente sus movimientos. El desarrollo del film, a su vez, es vertiginoso y una vez iniciada la acción ya no para, enfrentando a Moana con su familia, el semidiós Maui, piratas y monstruos marinos, entre otras criaturas, con lo que el aburrimiento pasa a ser un concepto ajeno cuando se paga la luz. Pero el punto más alto de Moana es cómo se toma en broma el género y genera momentos paródicos. "¿Cómo no me dí cuenta de que eres una princesa? Eres una niña que viaja sola con un animal místico", le dice Maui a la protagonista en un tramo del film, como para ejemplificar por dónde viene la mano. En definitiva, después de la decepcionante "Sing", los niños (y grandes) se merecen una buena película animada para alejar el calor y Moana es algo mucho más que refrescante.
Nieve Negra: guión gris La coproducción argentino española protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Ricardo Darín abunda en lugares comunes y un desarrollo previsible que no presenta novedades. La nueva película de Ricardo Darín, esa con la que celebra sus 60 años, no es de las más memorables. Si bien cuenta con una puesta en escena muy bien realizada, y con actuaciones sólidas, el principal problema de esta "Nieve Negra" es que su argumento está construido de tal manera que, una vez establecidos los personajes, el espectador se da cuenta exactamente como vienen las cosas y, peor, puede prever el final. La película es una co producción argentino- española que cuenta con la primera colaboración entre Darín y Leonardo Sbaraglia–que iban a ser la pareja protagónica de Nueve Reinas pero por problemas de agenda- y está dirigida por Martín Hodara, ex asistente de dirección de Fabián Bielinsky que también ayudó a Darín a cumplir con su primer trabajo como director en La Señal, film que dejó inconcluso Eduardo Mignona. Lo cierto es que Horada da muestras de conocer el oficio pero se pierde en una serie de eventos temporales que no deja lugar a la intuición del espectador. La historia narra cómo después de varias décadas en el exterior, Marcos (Sbaraglia) regresa a la Argentina junto a su mujer embarazada, Laura (Laia Costa), para iniciar los trámites de sucesión de su padre. Los obstáculos de Marcos para cumplir con su objetivo y cerrar un negocio millonario son dos: por un lado su hermana Sabrina (Dolores Fonzi) permanece internada en una clínica psiquiátrica desde hace varios años, y el otro es la negativa de su hermano Salvador (Darín) a vender las tierras. En el medio se mezcla el aparente asesinato accidental de un cuarto hermano, ocurrido cuando todos eran niños y cuyo culpable sería Salvador, quien fue abandonado por su padre a su destino en la fría cabaña. Desde entonces, el hombre se ha convertido en un ermitaño que sobrevive cazando animales para vender y comer. Y acá viene un apartado especial, el personaje de Salvador marca otro hito en la carrera de Darín ya que se adoptó un aspecto de dejadez que se contrasta notablemente con su forma de expresarse. Para darse una idea, verlo en pantalla es como sacarlo del set de filmación, caracterizado como un pordiosero, e irse a tomar un café en Recoleta. No termina de cerrar y quizá en esto se basa la crítica de Augusto Tartúfoli que provocó la divertida reacción del actor en Intrusos. En definitiva, Nieve Negra no es de las mejores muestras en la filmografía de Darín aunque puede interesar quienes siguen a este actor, a Sbaraglia, a Federico Luppi o a Dolores Fonzi, que se limita a una aparición de dos minutos como mucho.
Invasión Zombie: ¡muertos bien vivos! El género zombie continúa su expansión como la misma peste que representa y por eso llega a la Argentina una producción coreana que le ha encontrado una nueva vuelta de tuerca. Hay películas de zombis de todo tipo y color: a las clásicas norteamericanas, también se le suman los británicos, los dinamarqueses y ahora también los orientales que tienen su propia impronta. Y es que, aunque no lo parezca, el cine de terror surcoreano tiene lo suyo y hace ya diez años que hizo pie en el país con la recordada El Huésped y desde entonces, una sucesión de muy buenas obras han llegado, filtradas por las distribuidoras locales, a las pantallas argentas. En esta ocasión, la obra en cuestión es esta Invasión Zombie (o Tren a Busan) que llega al país con cierto retraso y muy buenas recomendaciones de los fanáticos a nivel global como las que recibió en Cannes y en el festival de Sietges, en la que se exhibió con un éxito arrasador. Obviamente los fanáticos van a querer saber qué tienen de original estos muertos vivos, y que justifiquen el alto costo de las entradas de cine. Lo cierto es que, siguiendo los parámetros de otras películas del género y del mismo continente como El Grito (The Grudge), los infectados no demoran mucho en revivir tras una agónica muerte y luego lo hacen con un movimiento que contorsiona su anatomía de una manera que los hace terroríficos. Además, la velocidad con la que se mueven estos "no tan muertitos" (y que hace recordar en ocasiones a clásicos como "Exterminio" o "Guerra Mundial Z"), una horda puede devorar a un contingente de desprevenidos pasajeros de tren en cuestión de minutos, y eso es precisamente lo que ocurre con un desprevenido empresario que ha decidido llevar a su hija con su madre y se encuentra en medio del trayecto cuando estalla una epidemia zombi a lo largo y ancho de su nación. Claro que, el hombre no está solo y por eso, a pocos minutos de comenzada la acción, ya logra juntar a un grupo de personas delo más disímil pero al que la seriedad de la situación obliga a actuar coordinadamente para evitar ser canibalizados. El director Yeon Sang-Ho, que viene del ámbito de la animación, demuestra todo lo que aprendió en ese género con actores de carne y hueso en un ejercicio cinematográfico constante y frenético, que no da respiro durante dos horas de película. La cámara se mueve de todas las maneras posibles dentro de los vagones del tren KTX que debe atravesar 450 kilómetros de territorio y el realizador logra colocar a los protagonistas en varias situaciones de riesgo de las él logra salir bien parado merced a un manejo sensato del suspenso y desenfrenado de la acción. Los protagonistas, muy bien elegidos, inspiran en el espectador emociones de todo tipo, al punto de desear que sobrevivan o se los coman los zombis contorsionistas. Invasión Zombi se convierte en una muy buena opción para este fin de semana (y los que vienen) por supuesto, pero por sobre todo en un gran exponente que demuestra que el cine asiático tiene una potencia que todavía no ha terminado de madurar pero que si así lo desea puede destronar al desgastado Hollywood de las remakes y los superhéroes en un abrir y cerrar de ojos.
Aliados: Es-can-da-lo... ¡Es un escándalo! Llega a las pantallas locales esta película de espionaje que significó el fin del matrimonio del actor y Angelina Jolie. Y viéndola, se entiende el porqué. Tras ver Aliados, que por fortuna no es una adaptación cinematográfica de la novela adolescente de Cris Morena, se confirma que la maquinaria cinéfila se apoya en tres patas fundamentales: las estrellas taquilleras, la venta de pochoclo y los escándalos que buscan llevar más gente al cine. En este último caso, y dependiendo del reconocimiento del que gocen los involucrados, hubo varios ejemplos el año pasado como fueron los de la "China" Suárez con Benjamín Vicuña (que resultó ser cierto) y el de Lali Espósito con Martín Piroyanski (que no había manera de hacerlo creíble) y de esta manera la primera película se convirtió (sin méritos) en la cuarta más vista del año del cine nacional, y la segunda apenas figuró en el top 20. Bajo esta suerte de "demanda", llega a las pantallas locales Aliados, la nueva película de Brad Pitt que fue la causa de su largo matrimonio con la actriz Angelina Jolie por una supuesta infidelidad de éste con su coprotagonista, la francesa Marion Cotillard. Lo cierto es que esta película cuenta con méritos propios para ganarse la confianza del espectador, y el escándalo sólo le viene bien para levantar un poco las expectativas sobre la taquilla. Entiéndame bien: no se va a encontrar con una nominada a los premios Oscar pero va a pasar un muy buen rato con las canchereadas de Brad Pitt en su tercera película ambientada en la segunda Guerra Mundial en siete años, y la belleza a prueba de épocas de la Cotillard, que en esta ocasión debería donarle un tercio de su sueldo a su vestuarista. La historia comienza en Casablanca en 1942 cuando el agente de inteligencia Max Vatan (Pitt) hace contacto con la líder de la resistencia francesa Marianne Beausejour (Cotillard) para urdir un plan contra la cúpula nazi local. Pero, de una relación profesional, ambos pasan al plano amoroso y la relación se extiende más allá de los territorios ocupados, hasta Gran Bretaña, donde una situación de vida o muerte surgirá en la pareja y pondrá a prueba su amor por ellos y por la hija que han tenido. Aliados es, entonces, una película de Robert Zmeckis que llega a la calificación de "buena", con la que pasar un buen rato, y que tiene tanto acción para ellos como escenas amorosas para "ellas" gracias a un muy buen filtro de cámaras que hacen parecer a Pitt de 30 y tanto años de nuevo. En lo referente a la cinematografía, la película cuenta con una muy buena fotografía que se destaca tanto en las escenas de Casablanca (y que no buscan emular a ese clásico de ninguna manera) como así también de los bombardeos de la Luftwaffe a Londres y ahí vamos de nuevo al tema principal de esta crítica: donde debía destacarse el lucimiento del director, los productores prefirieron –acaso ante la escasa repercusión de las últimas películas del director de "Volver al Futuro"- resaltar el escándalo. No hay que culparlos del todo: de la misma manera, hace 12 años, cuando Brad Pitt dejaba a Jennifer Aniston por la Jolie, un film malísimo como Sr. Y Sra Smith hacía una de las taquillas más importantes del año.
Belleza Inesperada: un drama de lo más previsible El nuevo film dramático de Will Smith solamente confirma algo que todos ya saben pero él no termina de entender: lo suyo es la acción con frases divertidas. Hace 20 años, Will Smith era el rey absoluto de la taquilla: podía hacer de un film lleno de clichés como Día de la Independencia y de otro regular como Hombres de Negro un éxito tras otro y hasta inspirar a Marcelo Tinelli a copiarle coreografías para una apertura de VideoMatch. Pero en toda carrera hay una visagra y la buena estrella de Will se terminó cuando rechazó el papel de Neo en The Matrix y aceptó el de Jim West en Las Aventuras de Jim West, uno d elos más grandes fracasos del cine de los últimos 20 años. Desde entonces, la filmografía de Smith se balanceó entre alguna que otra secuela de sus trabajos previos y otros films olvidables. Pero a comienzos de esta década, Will incursionó junto a su hijo (que más que hijo es un clon suyo) en la recordada En Busca de la Felicidad, que lo volvió a colocar en el panteón de actores y le abrió las puertas (en todo caso se las abrió el mismo con su productora) de films mas "serios". De esta manera, Will siguió probando con papeles más jugados como el de "Siete Almas" y "Focus"mientras seguía facturando con algún que otro tanque. De esta manera, llega a los cines locales esta "Belleza Inesperada", una película que nadie debe estar esperando porque no figura en los rankings de películas con más expectativas a nivel nacional y que tampoco aporta nada nuevo. La historia es la de tres ejecutivos de una agencia de publicidad que deciden vender el negocio pero se encuentran con un severo escollo: Howard (Smith), el dueño de las acciones mayoritarias se ha "retirado" luego de una tragedia personal y no quiere saber nada con la vida. Dispuestos a enfrentarlo con la realidad, los ejecutivos deciden contratar a una actriz (Mirren)y a algunos de sus alumnos para que hagan reaccionar a Howard a cualquier precio, incluyendo la opción de hacerlo pasar por loco. Sin embargo, una idea tan trillada como esta no sólo no incorpora nada nuevo (por más que a la mona la vistan de seda...) sino que cuenta con el deslucimiento de casi todos los intérpretes, salvo por Helen Mirren a la que no hay con qué darle y que realiza una gran interpretación. En definitiva, Belleza Inesperada es así, inesperada debido a lo poco atractivo de su propuesta.