El Esgrimista: Good Bye Lenin(grado) ¿Una película de posguerra sobre un hombre perseguido en la Unión Soviética o la historia de un joven profesor que busca comenzar una vida nueva? Las premisas son tan contradictorias como validas para el film que llega a nuestros cines este Jueves. Durante la ocupación nazi en Estonia en la segunda guerra mundial, la mayoría de los hombres fueron enlistados en el ejercito que se enfrentaba a los aliados. Esa es la historia de Endel Nelis (Märt Avandi), un talentoso esgrimista que, tras el fin de la guerra consigue escapar hacia Leningrado, pero tras ser perseguido por la policía secreta de la Unión Soviética escapa hacia el pequeño pueblo de Haapsalu, donde mantiene un perfil bajo trabajando como profesor de educación física. La historia comienza de una manera bastante desoladora, nuestro protagonista vive en alerta, atemorizado por la posibilidad de ser capturado, y tiene grandes dificultades para lograr algún tipo de conexión con sus alumnos. Hasta que un día decide comenzar a enseñar esgrima, a pesar de las recomendaciones de los camaradas a cargo de la escuela, quienes no lo consideran una disciplina pertinente para el proletariado. De aquí en mas comenzamos a percibir que la historia logra aprovechar muy bien la temática que la rodea, ya que, como en un duelo de esgrima, nuestro protagonista va desplazándose hacia adelante o atrás a medida que sus decisiones repercuten en los demas. Sus clases de esgrima atraen a muchos niños, con los cuales de a poco va formando un vínculo, pero a su vez esta decisión altera a sus camaradas, quienes deciden investigar su pasado. Entre el amor, la amistad y la responsabilidad con sus alumnos Endel va intentando encontrar un equilibrio que le permita seguir con su vida, mientras que su pasado lo persigue hasta dejarlo entre la espada y la pared. El director Klaus Härö sabe crear una atmosfera de tensión y angustia aun cuando el “enemigo” casi no está presente durante la mayor parte de la cinta a la vez que construye un gran héroe protagónico (junto con la guionista Anna Heinämaa) cuya valentía va creciendo de manera sostenida durante el film a medida que su compromiso con sus alumnos lo va forzando a confrontar todos sus miedos iniciales en un emotivo climax. Uno de los puntos más altos es el elenco. Los alumnos de Endel generan una gran dinámica que le da a la película mas humor del que esperaba, en especial con la pequeña Marta, (Liisa Koppel). Pero Märt Avandi es quien más reconocimiento merece, ya que logra un retrato real de un hombre cuyas pasiones y frustraciones son creibles, y se hace fácil empatizar con él, aun en un film al cual una de las críticas que se le puede hacer es el retrato casi caricaturesco que hacen de las autoridades soviéticas, a pesar de que su participación es nula, en una historia con tanto peso dramático en el temor de Endel para con estos sujetos. El Esgrimista rompe un poco con el estereotipo lento y tristón del cine de posguerra europeo. Si bien la trama no vuela ni es super alegre, tenemos bastante romance y humor que agrega liviandad considerando el contexto de la historia. Es eficaz en su simplicidad, prolija, cuenta con buenas actuaciones y es una buena elección para quien quiera adentrarse de a poco en el cine del este de Europa.
Nadie nos Mira: Ni ser ni estar. Julia Solomonoff nos trae un relato de un inmigrante que, a pesar de encontrarse en una situación muy particular, nos impregna con un realismo y facilidad para empatizar con su infortunio, y tras ver pasar a un sublime Guillermo Pfening por una prueba de fuego tras otra quedaremos casi tan agotados como él de la vida en la Gran Manzana. Nico (Guillermo Pfening) vivía en Argentina, joven, rubio y buen mozo, era un actor con una exitosa tira en television en la cual su presencia era vital. Asi no es como conocemos a Nico al comienzo de Nadie nos Mira, tras tomar la decision de abandonar el pais para escapar de una tortuosa relacion con Martin, (Rafael Ferro) el productor de su programa, llega a Nueva York con la promesa de trabajar en la película de un talentoso director mexicano. Sin embargo, tras poco mas de un año, la pelicula se atrasa, Nico consigue trabajos a medio tiempo para llegar raspando a fin de mes mientras que su cómoda vida en la Argentina se va alejando tan rapido como sus posibilidades de alcanzar el éxito como actor. Nico cuenta con cierto soporte de su amiga Andrea, (Elena Roger) quien termina dandole trabajo de niñero mientras que intenta persuadirlo de no ceder ante los constantes llamados de Martín pidiéndole que vuelva a la serie. Si bien todo lo que hace Guillermo Pfening en la película funciona por lo que mas adelante entraremos en detalle, en esta relación (así como en la mayoría de las relaciones que tiene Nico) es donde el film brilla más. Amigos, enemigos y completos extraños hacen despertar en nuestro protagonista su honestidad brutal, orgullo ciego y angustia incontrolable que a su vez lo lleva en muchas ocasiones a cavar mas hondo en la propia tumba de su “experiencia”, y cuando parece que las cosas empiezan a mejorares cuando sus errores tienen los peores resultados. Solomonoff no busca presentarnos un típico relato del inmigrante en busca del sueño americano, muy alejada de eso, la historia no recurre a golpes bajos para enaltecer a un protagonista perfecto con mala suerte, el personaje de Nico tiene muchas fallas e inseguridades humanas, y a medida que estas se expresan y van acumulando el espectador comienza a sentir el peso de esta travesía en la cual el viento ya no sopla para ningún lado, a pesar de ciertos alivios mundanos que va encontrando en el camino en amistades, reencuentros y un par de intentos cercanos al tan deseado éxito artístico, el relato va llevando perfectamente el camino a una encrucijada final en la cual Nico decidirá sobre su futuro. Rafael Ferro y Elena Roger son puntos muy altos en cada uno de sus roles, pero al fin y a cabo la estrella es Guillermo Pfening, a quien su actuación le valió el premio a Mejor Actor Internacional en el Tribeca Film Fest. Pfening realmente nos lleva a fondo con un personaje que, si bien esta muy bien escrito por Julia Solomonoff y Christina Lazaridi, cuesta imaginarse que muchos actores hubieran podido sacarle tanto jugo a Nico. En conclusión, Nadie nos Mira es un retrato intimo, conmovedor y muy realista sobre los sueños, la identidad y el sentido de pertenencia. Tiene una de las mejores actuaciones que veremos este año en el cine argentino y realmente vale la pena.
Pinamar: El canto de las sirenas. Federico Godfrid dirige está cinta emotiva y encantadora, en la cual brilla el dúo protagónico de Juan Grandinetti y Agustín Pardella. Todos conocemos la costa argentina durante el verano, en temporada alta cuando los grupos de amigos y las familias numerosas llenan las playas y los centros de las ciudades costeras. Pero el ambiente colmado y paradisíaco para algunos dista de cómo vemos las playas y el bosque durante el film de Godfrid. Un ambiente silencioso y casi desolador sobre el que se erigen grandes torres con departamentos solo habitados en temporada alta que aportan al vacio del cual percibimos que Pablo, (Juan Grandinetti) intenta escapar cuando emprende viaje con su hermano Miguel (Agustín Pardella) hacia la ciudad costera con el objetivo de esparcir las cenizas de su madre en el mar y vender el viejo departamento de veraneo de su infancia. Desde un primer momento percibimos cierta tensión entre los hermanos que parte de la oposición de sus personalidades. Miguel es el más chico, extrovertido, ruidoso e inquieto, propone a su hermano quedarse a aprovechar un par de días en el departamento y pasarlo con amigos, a lo que Pablo, de carácter taciturno y mas estructurado, se muestra reticente en un principio. Sin embargo, tras su llegada los tramites se atrasan, ciertos recuerdos y reencuentros los hacen dudar de sus intenciones y hasta la aparición de su antigua vecina Laura (Violeta Palukas) genera un conflicto entre los dos hermanos. La historia nos lleva por varias etapas a medida que la confusa mezcla de sentimientos entre la dolorosa perdida, el salto a la madurez, peleas y reconciliaciones fraternales y el amor hacen evolucionar a estos personajes por los cuales automáticamente sentimos cercanía y empatía. Federico Godfrid (La Tigra, Chaco; 2008) claramente sabe cómo quiere contar esta historia que, con ayude de un guión perfectamente estructurado por Lucia Möller, toma el género coming-of-age (películas sobre adolescentes/adultos jóvenes llegando a la madurez) y lo utiliza en un clima sin sobre-actuaciones dramáticas ni comedia forzada para aligerar la situación, en el cual tenemos las dosis justas de humor y drama como para que la propia atmósfera vaya aumentando la tensión y avanzando la trama. El film cuenta además con una fotografía excepcional a cargo de Fernando Lockett (Oscuro Animal; 2016), la cual le va dando a la ciudad cierta mística y encanto a partir de lo gris y solitaria que la podemos notar en un principio. Los actores protagónicos se llevan gran parte de los méritos del film, Juan Grandinetti (El Prisionero Irlandés; 2015) no tiene dificultades en ser el ancla del espectador, el cual comienza firme y sobrio para luego ir mostrando un lado con más soltura, confianza y vulnerabilidad. A su vez, Agustín Pardella (Como una novia sin sexo; 2016) da una similar muestra de sensatez y seriedad a medida que la historia avanza, con lo cual sentimos que las personalidades “opuestas” en un principio de los hermanos van entrelazándose y brindándose mutuamente apoyo para lo que el otro necesita, si bien no siempre es explicito. Violeta Palukas (Infancia Clandestina; 2011) brinda vitalidad y personifica a un interés amoroso que también es creíble y evita caer en ser un simple personaje unidimensional. Pinamar es una historia sencilla en la cual todos los eslabones funcionan, sus personajes son reales, los conflictos son palpables y la temática general es actual y relevante, tiene un gran director y esplendidos protagonistas que la convierten en una película muy bien lograda.
Guardianes de la Galaxia Vol. 2: Crónica de un viaje turbulento. James Gunn nos lleva en otro viaje, esta vez no tan prolijo como el anterior, con ciertas decisiones audaces que no dan el resultado deseado. Sin embargo un elenco repleto de carisma y una historia que al menos se mantiene entretenida tras casi 2 horas y media nos dejan satisfechos y esperando a lo que se viene. Tras el sorpresivo hit que resulto ser el volumen 1, las expectativas estaban por los cielos para este film, podríamos decir que era bastante difícil replicar el humor, banda de sonido y magnetismo de los personajes tan bien logrado anteriormente mientras que al mismo tiempo el producto final sea novedoso en un tiempo en que las películas de superhéroes parecen seguir las mismas formulas sin importar el estudio. De movida podemos decir que Guardianes de la Galaxia Vol. 2 no logra cumplir con dichas expectativas, en gran parte por la falta de una trama concreta, la cual intenta reemplazar con conflictos de identidad y relación familiar para un par de personajes (los cuales son de lo mejor que tiene el film, pero no logran distraernos por completo de la ausencia de dirección en la historia) y luchas con grupos como los Soberanos o los Ravagers. El segundo problema es un poco más complicado de explicar, ya que también es una de las cualidades características y más positivas de estas películas, el humor. En este caso los chistes y frases son mas, los gags llenan desde las escenas de acción y hasta aparecen en ciertos momentos dramáticos, y no siempre tienen el efecto deseado. Incluso algunos de los que despiertan más risas en la sala son parte de los trailers y clips que venimos viendo hace meses, lo cual le quita el efecto sorpresa necesario en esta situación. Ahora podemos enfocarnos en los aspectos positivos y que hacen de este un film que vale la pena ir a ver. En primer lugar, el film suma puntos por darnos algo que no viene logrando con frecuencia las películas de este género: Un buen antagonista, y si tuviera que posicionarlo en el ranking de Marvel, es el mejor tras Loki, una amenaza real que sube las apuestas pero al mismo tiempo tiene una personalidad magnética con la cual cuesta no simpatizar incluso cuando vemos su lado más perverso, pero como es un spoiler, no vamos a dar a conocer su identidad. Hay que agregar, si bien ya hablamos sobre los problemas de la trama, que esta secuela expande muy bien sobre lo que quedo establecido tras la primera, prácticamente todos los personajes principales continúan desarrollando sus relaciones personales entre si, a la vez que suman de manera interesante sub-tramas con personajes como Yondu (Michael Rooker) y sus Ravagers, Nebula (Karen Gillan) y Mantis (Pom Klementieff). El elenco pareciera tener mejores actuaciones en general esta vuelta. Especialmente hay que destacar a Chris Pratt, quien esta vez se encarga de darle profundidad dramática al personaje de Peter Quill durante todo el transcurso de su arco en relación paternal con Ego (Kurt Russell) y Yondu. Kurt Russell se roba gran parte de la película, su presencia y carisma impregnan cada escena en la que aparece y ya que hablamos de la manifestación humana de un planeta me parece que muy pocos hubieran podido hacerlo funcionar. El otro viejito que nos hace reír, llorar y nos deja hipnotizados cada vez que maneja su flecha-silbadora es Michael Rooker, cuyo Yondu pasa de ser un buen personaje secundario de la primera parte a una de las mejores partes de esta. Zoe Saldana (Gamora) y Karen Gillan convierten a una de las pocas historias flojas del Volumen 1 en una sub-trama que va creciendo en intensidad durante toda la película. Por último, como alguien que cuando era niño veía a Dave Bautista (Drax) hacer que peleaba con otros hombres en bañador durante su carrera como luchador profesional, estoy tan feliz como sorprendido de verlo como una de las partes más entretenidas a pesar del poco uso que recibe su personaje en el film. El Soundtrack vuelve a ser exitoso y encaja bien con los momentos de la película, en especial “Father and Son” de Cat Stevens. Groot bebe es una máquina de ternura que le va a hacer a Disney mucho dinero en venta de cualquier juguete que puedan fabricar con su forma, no cuenta con mucha participación en más que un puñado de escenas, pero lo que tenemos es suficiente. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 tal vez no sea la secuela perfecta pero es entretenida, tiene grandes actuaciones, guiños por doquier para los fanáticos y una nueva oportunidad de ver un grupo de personajes que película a película se vuelven más entrañables.
Dia Del Atentado: Recreando lo real. Peter Berg vuelve a elegir a Mark Wahlberg para protagonizar su último film basado en una historia verídica, el atentado de la maratón de Boston en 2013. Como es de esperarse es un drama mezclado con thriller policial y altas dosis de patriotismo estadounidense. El 15 de Abril de 2013, durante una de las maratones más populares del mundo, en Boston, los hermanos Dzhokhar y Tamerlan Tsarnaev detonaron dos bombas en los metros finales de la carrera dejando tres muertos y cientos de heridos. La historia del film se centra en el accionar de la policía de Boston durante el atentado y sus esfuerzos para identificar y capturar a los agresores. Este tipo de films generalmente sirve para que Hollywood despliegue su patriotería por sus salas de cine y las del resto del mundo con una pieza de propaganda que generalmente se hace larga y cae en el golpe bajo en su búsqueda de emoción. Y si bien esta película cae en algunos de esos clichés y otro tipo de problemas, también nos entrega una historia en la que la tensión crece constantemente, las escenas de acción están muy bien ejecutadas y un gran elenco eleva personajes con cierta falta de desarrollo. Comencemos por lo positivo, Peter Berg y Mark Wahlberg hacen buenas películas juntos, tras El único superviviente (2013) y Horizonte Profundo (2016) ya se conocen de memoria y en sus colaboraciones sale a luz lo mejor del otro. Berg lleva a la perfección el ritmo de un film de 130 minutos con un puñado de escenas de acción, (las pocas que hay son las mejores la película) que se pasan volando, especialmente con la decisión de cambiar el foco directamente a los policías y los hermanos tras el primer acto, dándole una atmósfera de thriller de persecución clásico pero efectivo y estimulado por la gravedad del hecho que ameritaba dicha persecución. Por el lado de Mark Wahlberg, quien encarna al sargento Tommy Saunders, (un personaje ficticio basado en varios policías que participaron en los rescates e investigaciones del atentado) un oficial degradado que lucha con un problema crónico de rodilla mientras intenta recuperar su puesto previo al cumplir un “castigo” trabajando durante la maratón. Y esta vez Mark nos muestra no solo su lado simpático de tipo duro, malhablado y chistoso al que nos tiene acostumbrado sino que entra de lleno en el terreno dramático como pocas veces lo vimos en su carrera y se roba escenas en las que comparte pantalla con John Goodman y Kevin Bacon. Por otro lado, la película tiene varios problemas en relación con los antagonistas, quienes a pesar de tener un arco muy significativo dedicado a ellos y su situación familiar, nunca llegan a ser más que extremistas cuya justificación personal para realizar actos tan dañinos nunca se esclarece. Aún dejando opiniones mas políticas de lado, esta película carece de cierta crítica o al menos explicación para el accionar de estos hermanos, para no quedar en que simplemente son fanáticos islámicos, sobre todo teniendo en cuenta las escenas que se utilizan para mostrar el vinculo familiar. Aún así, Berg tiene pequeños momentos en los que refleja cierta crueldad e inutilidad de algunas de las fuerzas de seguridad, lo cual de a poco lo aleja del jingoísmo del que venía siendo acusado con films anteriores. En una especie de limbo esta el humor en este film, no es abundante ni está presente en las escenas más sensibles, pero más bien en parte durante la investigación y especialmente durante el mismo clímax de la película, y si bien estas líneas le agregan cierta liviandad a partes del film y son dichas con un timing de comedia perfecto, generalmente por Wahlberg, J.K. Simmons y Goodman junto con algún policía, no estoy seguro de que las escenas de mas tensión se hayan beneficiado con el uso de esa liviandad. Además del ya mencionado Mark Wahlberg, también destacan en sus roles John Goodman como el comisario de la policía Ed Davis y Kevin Bacon como el agente del FBI Richard DesLauriers, quienes a pesar de gozar de tanta participación tienen varios intercambios con Wahlberg . Además, Michelle Monaghan, quien personifica a Carol Saunders, la esposa de nuestro protagonista, también entrega una actuación dramática que nos recuerda a su participación en True Detective (2015). En conclusión, Día Del Atentado está hecho a medida de los fanáticos de las películas estadounidenses bien patriotas en las que los malos son bien malos y hay mucho balazo volando por doquier, pero para el que no busca eso en particular, el film igualmente resulta entretenido, emocionante, tiene un gran elenco e incluso cuanto menos es informativo sobre uno de los atentados más importantes de los últimos años.
La Vigilante del Futuro: Poco mas que un festín para los ojos. La esperada adaptación del anime y el manga protagonizada por Scarlett Johansson entrega una película extremadamente atractiva visualmente con una historia suficientemente interesante para entretener de principio a fin. En un futuro utópico, prácticamente toda la humanidad se implanta partes del cuerpo robóticas cual cirugía plástica para “automejorarse”. En la ciudad ficticia New Port City, una joven despierta en un nuevo cuerpo robótico y sin tener memoria de quién es, Hanka Robotics (la empresa que trasplantó su cerebro a este nuevo cuerpo) le informa que sufrió un accidente causado por terroristas que dejo todo el resto de su cuerpo insalvable, de aquí en mas esta especie de cyborg es utilizada por una división de seguridad del gobierno bajo el nombre “La Mayor”(Scarlett Johansson). Un año después, comenzando a sufrir desgastes que la hacen ver extraños errores en su programación y aun sin tener recuerdos verdaderos de su pasado que la hacen cuestionar si le queda humanidad, la Mayor tendrá que liderar a su división en la búsqueda de Kuze, un misterioso hacker que está eliminando empleados de alto rango de Hanka. Durante esta misión, la mayor descubrirá detalles que la obligan a cuestionar sus lealtades y decidir qué tipo de acciones la definirán. Esta historia parece ciencia ficción de formula, y hay que reconocer que lo es en gran parte, especialmente para alguien que no vio el film animado de 1996 como quien les escribe. Pero hay que reconocerle una cualidad en las que el film excede todas las expectativas: Lo visual. Desde el diseño de producción y vestuario que hace que cualquier escena merezca ser revisitada varias veces para apreciar el cuidado con el que este mundo derrocha originalidad y fluidez, hasta el ejercito de artistas de efectos especiales, cuyo éxito es esencial en un film de este estilo, aun si la historia y sus personajes no tuvieran ningún tipo de fallas. Desde una hermosa secuencia inicial que nos muestra el proceso de creación de la mayor hasta el salto final, cada escena de el film, incluso simples diálogos entre personajes, tienen un atractivo estético que, cuando menos, mantiene la atención del espectador (en lo cual vemos la mano del director Rupert Sanders, ya que este es uno de los mejores aspectos de su película anterior, Snow White And The Huntsman). Si bien la historia se mantiene entretenida con muy buenas escenas de acción y actuaciones que como mínimo cumplen con su cometido y tiene un par de gratas sorpresas, el ritmo de la historia es un poco desparejo, sin demasiado en juego excepto por cierta búsqueda de identidad en la cual tampoco se hace suficiente foco. Las escenas se suceden una tras la otra sin establecer un antagonista palpable, ni desarrollar en profundidad las temáticas de apropiación cultural, perdida de humanidad con el avance de la tecnología y soledad que, si bien vemos la superficie de algunas de ellas, no tienen una moraleja final que nos deje contemplando el significado de lo que acabamos de ver. Especialmente tras la controversia de poner a una actriz no-asiática en un papel que aparentemente lo requería (llamado ironicamente White-Washing), la película podría haber hecho un mejor esfuerzo en referirse a estas situaciones que, sin entrar en detalles, los espectadores que no estaban de acuerdo con el casting de Johansson estarán aun mas insatisfechos con el “White-Washing” mismo que realiza la película. En cuanto al elenco hay tres actuaciones a destacar, en primer lugar Scarlett Johansson(Avengers) logra por sus propios medios intensificar la soledad de su personaje, e incluso tener ciertos movimientos “robóticos” que exaltan esta falta de humanidad sin caer en la caricatura. En segundo lugar la francesa Juliette Binoche (El Paciente Ingles; 1996) y su Dra. Ouélet nos traen una cercanía con La Mayor que generan algo así como una relación madre-hija que tal vez tenga el mayor condimento emocional de todo el film. Finalmente el danés Pilou Asbæk (Euron Greyjoy en Game of Thrones) es Batou, el compañero de La Mayor, y trae la mayoría de humor al film desde la ironía, ademas de ser el otro mayor pilar de la protagonista ya que durante sus conversaciones cargadas de honestidad y comprensión con la mayor ambos personajes ganan en profundidad. En conclusión, Ghost in the Shell: La Vigilante del Futuro es una buena película de acción, con un mundo futurista creado casi a la perfección y que se ve mejor que probablemente cualquier cosa que nos quede por ver este año, aunque para quienes esperaban la profundidad, oscuridad y giros anticipada por conocidos que habían leído el manga o visto el anime, tal vez no sea todo lo que esperaban.
Elle: Lujuria por Vivir. Paul Verhoeven e Isabelle Huppert nos traen un minucioso retrato de una mujer en constante lucha por el control enmascarado como un magnético thriller. Vidrio rompiéndose, sonidos de pelea, un gato observando a su dueña siendo violada por un atacante; estos son los primeros momentos de nuestro film, si eso es perturbador y desconcertante más aún lo es la reacción de quien será nuestra protagonista, Michele LeBlanc(Isabelle Huppert), quien se levanta, barre los vidrios rotos, toma un baño y sigue su rutina diaria con una aparente frialdad que pone en marcha un ciclo de dudas en la mente del espectador sobre las impredecibles acciones de Michele que solo irán en crescendo con el transcurso de la película. Michele está a cargo de una compañía de desarrollo de videojuegos junto con su socia Anna(Anne Consigny), la mayoría de sus empleados son hombres jóvenes que la aborrecen o le temen. Su hijo, Vincent(Jonas Bloquet) es un bueno para nada que solo mantiene trabajos en negocios de comida rápida y para colmo esta por tener un hijo con su novia criada por gitanos Josie(Alice Isaaz) a quien Michele detesta. Su madre la empuja constantemente a que enfrente un terrible trauma de su niñez causado por su padre, pero los consejos de la anciana pierden toda validez cuando Michele la encuentra con hombres de la edad de su nieto y como si todo esto fuera poco Michele desarrolla una atracción mal vista moralmente cuanto menos por su vecino casado(Laurent Lafitte). No hace falta señalar que la vida de nuestra protagonista ya es bastante complicada para cuando la conocemos, tal vez su inacción ante el ataque se deba a lo agotada que la tiene la rutina que lleva, quizás aún siga en estado de shock, o incluso podemos vislumbrar la posibilidad de que su atacante le diera una razón de ser, y la frágil indefensión a la que se vio expuesta le hace sentir viva por primera vez en mucho tiempo. Tal vez todas estas posibilidades sean correctas, tal vez ninguna, lo cierto es que el personaje de Michele, con todos sus matices y su profundidad, dan lugar a todo tipo de planteos y dudas durante el transcurso del film, ya que su conflicto interno en cada una de las relaciones que establece es palpable, y por ende el estado de incertidumbre se transmite al espectador de principio a fin, en especial a medida que el incidente aislado de la violación se convierte en una serie de perversos ataques que se repiten constantemente. Por parte de Verhoeven el director vuelve a explorar el mundo de las mujeres y su sexualidad en forma cruda y realista, pero necesaria tratándose de un tema cuya discusión esta en auge desde hace unos años. El ritmo prácticamente no decae con varios momentos en los que alterna con humor negro que mantiene cierta incomodidad y tensión en el ambiente por su naturaleza bastante oscura (en particular el episodio en torno al nacimiento del nieto de Michele). Tanto el guión, por David Birke y basado en la nivela “Oh…” de Philippe Djian, como la fotografía a cargo de Stephane Fontaine (Captain Fantastic;2016) son puntos fuertes del film también. En cuanto al elenco, Jonas Bloquet y Judith Magre, hijo y madre de Michele respectivamemte, destacan en su labor de generalmente darle un poco de humor al films desde sus caracterizaciones de personajes patéticos que no se pueden valer por si mismos y necesitan la constante ayuda de Michele. Laurent Lafitte mantiene una gran química con Huppert en todas las cambiantes facetas de los vínculos de sus personajes, los cuales cambian también a la vez que sus sentimientos mutuos. Sin embargo si hay una labor que destacar es la de Isabelle Huppert, quien lleva la película en sus hombros con gracia y facilidad y nos entrega uno mas para su lista de papeles perfectos. Huppert camina en la cuerda floja interpretando a una mujer que se muestra sobria, entera y por momentos falta de emociones, pero humanizándola y dándole profundidad con gestos casi imperceptibles que logran hacernos simpatizar hasta con las acciones que parecen egoistas o erroneas de Michele. Para finalizar, Elle es un film que posee a uno de los personajes mejor logrados de los últimos años a cargo de una de las mejores actrices de esta generación, con temáticas actuales y relevantes, y cuyo caudal narrativo merece mas de una visita al cine para disfrutarlo por completo.
T2 Trainspotting: ¿Qué estuviste haciendo por 20 años? Sin llegar a lograr el atractivo de la original, la secuela de Danny Boyle narra satisfactoriamente un nuevo capítulo sobre las desoladoras crisis de mediana edad que sufren nuestros protagonistas luego de sobrevivir su salvaje juventud retratada más de veinte años atrás. “Sos un turista en tu propia juventud”, comenta Sick Boy a Renton en una de las líneas que mejor retratan lo que genera este anticipado film. Y nosotros somos el otro turista en esta travesía, porque cualquier fanático que haya visto Trainspotting varias veces ya sabe cómo piensan Renton, Spud, Sick Boy y Begbie, cuáles son sus miedos, a que aspiran y que es lo que nunca quieren ser, es por eso que al reencontrarlos veinte años después la primera sensación que nos invade es la decepción. El tiempo avanza para todos, pero el problema recae en que eso parece ser lo único que se movió hacia adelante en la vida de nuestros personajes, y si bien el final del primer film no auguraba un futuro muy brillante para ninguno a excepción de Renton, el estado en el cual encontramos a nuestros personajes, sumergidos en remordimientos y nostalgia por no haber podido mejorar su situación en lo mas mínimo, parece dar comienzo a un dramón del cual somos salvados por el humor siniestro que caracteriza a estos films. Esta vez nos encontramos con un Mark Renton (Ewan McGregor) cuyos problemas de salud e inminente divorcio lo hacen volver de Amsterdam (su hogar por los últimos veinte años) a un Edimburgo desconocido, suturado por el turismo masivo y un nivel de organización que no se corresponde con los recuerdos de Mark. Spud, o Daniel,(Ewen Bremner) sigue luchando contra su adicción a la heroína, la cual le dificulta mantener un vínculo con su ex Gail y su hijo, además de no poder acomodarse al huso horario de verano. Sick Boy, o Samuel, (Jonny Lee Miller) maneja el bar de mala muerte que heredó de su tía al mismo tiempo que extorsiona a acaudalados hombres a los cuales filma siendo sodomizados por su novia, Veronika (Anjela Nedyalkova) para poder sustentar su adicción a la cocaína. Mientras tanto Francias “Franco” Begbie (Robert Carlyle) finalmente se aguantó los 20 años en prisión, a pesar de que Mark nos aseguraba lo contrario en sus narraciones durante el primer film, pero debido a ciertos incidentes con sus abogados, no está dispuesto a aguantar más, y tras hacerse apuñalar por un compañero un tanto torpe, se fuga del hospital. Así, a medida que la vuelta de Mark despierta tanto recuerdos entrañables, como antiguos rencores y sentimientos de venganza, el espectador transita un viaje un tanto similar, un ejercicio sobre la nostalgia en el cual no solo pesan las imágenes, música, visitas a caras conocidas e historias que rememoran los “felices” tiempos previos al desenlace del primer film, sino que también apunta a la introspección del espectador, que han estado haciendo quienes a la salida del film lo convirtieron en un fenómeno cultural con el cual identificarse. El Choose Life (Elige la vida) del primer film es uno de los monólogos modernos más celebres del cine, irónico, astuto e inteligente, y tal vez sin llegar a ese nivel pero aun manteniéndose muy interesante y relevante (una definición que se puede utilizar para describir la gran mayoría del film) el nuevo monologo mantiene astucia e inteligencia pero viene con una dosis potente de remordimiento y tristeza en la voz de McGregor. En cuanto al elenco, los cuatro protagonistas que se mantuvieron de la original parecen haber estado tachando los días durante 20 años porque su conocimiento de los personajes y dominio para hacerles pequeñas modificaciones a sus personalidades ya establecidas son excelentes. Carlyle mantiene la amenaza constante en Begbie, pero se deja ver el efecto que causo su tiempo en prisión y la falta de contacto con el mundo exterior, su naturaleza ya no se puede cambiar, pero por lo menos vemos cierta humanidad inexistente en la primera entrega. McGregor tal vez sea el que menos cambio, su personaje requiere mantener similitudes al Renton del primer film para lograr el funcionamiento de ciertos momentos recreados con exactitud. Lee Miller nos muestra un lado más calculador y precavido de Sick Boy, cuyo rencor para con Mark no se termina de ir por más aventuras nuevas puedan compartir. Nedyalkova como Veronika muestra ser una gran adición para contrastar este nuevo mundo con los recuerdos que no pueden abandonar los muchachos. Finalmente Bremner se luce con un Spud que tiene el arco más interesante de todo el film, y extrañamente, al que menos importancia se le da durante los primeros actos. En cuanto a Boyle, quienes no tengan mucha afinidad con su estilo no le encontrarán demasiado disfrute a menos que conozcan en detalle y hayan disfrutado el primer film, si bien algunas secuencias como la del boliche, el pub o la casa de Sick Boy están soberbiamente ejecutadas, gran parte del film carece del sabor y el impacto narrativo que tenemos en la retina. La historia prácticamente no sirve por si sola para quien no haya visto Trainspotting. La banda sonora aporta al condimento emotivo y con algunos remix interesantes de las canciones más emblemáticas del exitoso soundtrack original más temas de Queen y The Clash logran hacerlo una adquisición infaltable para la colección de cualquier cinéfilo. En conclusión, T2: Trainspotting logra capturar varios aspectos de la original que la hacen una adición, a mi parecer, ineludible para los fanáticos de la serie, pero no se puede decir lo mismo de quienes no la conozcan en profundidad, ya que se toparan con una historia que depende fuertemente de la familiaridad con los personajes.
Monster Trucks: Comercial de Camiones. Lucas Till protagoniza esta película infantil que se queda corta en casi todos los aspectos que pueden llegar a ser interesantes, y cuya única justificación para no ser una película de TV es su enorme (y desaprovechado) presupuesto. Tripp Coley (Lucas Till; MacGyver) es un joven que vive en un pequeño pueblo de Estados Unidos, donde todo es controlado por la compañía petrolera Terravex, que da empleo a la mayoría de los habitantes. Cuando la empresa intenta destruir un desconocido ecosistema subterráneo para continuar con sus excavaciones, tres extrañas criaturas salen a la superficie y todas son capturadas menos una, la cual escapa hasta el desarmadero de autos en el que trabaja Tripp. La criatura es una especie de pulpo con cabeza de tiburón y una viscosidad que lo hacen parecer hecho de gelatina negra. Cuando Tripp lo encuentra, intenta matarlo, pero al descubrir que es inofensivo lo deja vivir (y con eso me refiero a que lo utiliza como motor para su camioneta cuando descubre que sus tentáculos pueden hacer girar las ruedas) y lo apoda Creach. Con la ayuda de Meredith (Jane Levy; Don’t Breathe) ,una compañera de escuela que intenta ayudarlo con sus estudios a pesar de los maltratos bastante constantes del protagonista, intentaran regresar a Creach y las criaturas capturadas a su ecosistema, mientras Terravex los buscará y hará todo lo posible por ocultar la existencia de los monstruos. En papel la película tiene potencial, por lo menos en la superficie, su elenco cuenta con actores de gran nivel, tiene un buen equipo a cargo con experiencia en films familiares y tienen una criatura que, a pesar de no ser la más atractiva estéticamente, es simpática y le agrega momentos de humor a la historia. Monster Trucks tiene dos grandes problemas: en primer lugar, su tema principal son los camiones monstruo, esos que tienen enormes llantas y vemos cada tanto saltando por los aires en alguna película o programa estadounidense, pero en este caso su atractivo no es tal excepto por una persecución en la cual el camión trepa un edificio y va saltando de techo en techo. El interés que podría despertar un auto en una película infantil (Cars es un buen ejemplo) es truncado cuando la criatura viva que da poder al auto no es vista casi nunca durante todas las escenas en las que predominan los camiones o las persecuciones y en su lugar solo podemos percibir emociones de el frente de una antigua camioneta Dodge y la cara poco expresiva de nuestro protagonista. El segundo problema recae en que la historia parece cortada a la mitad en casi todo, la relación entre Tripp y Creach carece de desarrollo alguno y un vinculo, que tendría que ser el combustible emocional de la historia a la Elliot y E.T. parece más algo totalmente circunstancial. A su vez el conflicto principal con la corrupta empresa petrolera que a su vez es el principal sustento del pueblo no recibe ningún tipo de conclusión, y así, todos los intentos de hacer a esta película interesante para una franja etaria mayor a los 10 años son abandonados (aunque tal vez los productores se dieron cuenta de lo contradictorio que resulta apuntar a las compañías petroleras cuando el film es una larga publicidad de camionetas 4×4). A pesar de esto, el film se destaca en su elenco, con no solo buenas actuaciones tanto de Lucas Till, quien logra ser interesante a pesar de que por momentos parezca que tiene parálisis facial y no puede sonreír, Jane Levy, a la cual es muy difícil ver en esta decepcionante película luego de sus colaboraciones con Fede Alvarez , Rob Lowe, quien se luce como un imbécil caricaturesco a cargo de Terravex y finalmente Barry Pepper, el sheriff del pueblo y padrastro de Tripp, cuyos intercambios con el joven se llevaron las pocas carcajadas del público. Para finalizar, Monster Trucks no se asemeja en nada a las clásicas historias de un joven y su perro/criatura fantástica que busca imitar el director Chris Wedge (La Era de Hielo), pero tampoco tiene la profundidad y calidad a la cual nos tienen acostumbrados muchos films infantiles de los últimos años. Pero si lo que buscan es echarse una siesta de 104 minutos en la sala de cine mientras tienen que cuidar a su hermano/sobrino/etc., Monster Trucks tal vez sea lo que están buscando.
Contratiempo: La asfixiante atención a los detalles. Mario Casas protagoniza este thriller español en el que no se puede confiar en nadie, y los idas y vueltas de sus testimonios llenan de duda y dejan a los espectadores al borde del asiento de principio a fin. Adrian Doria (Mario Casas) es un empresario que, tras ser acusado del asesinato de su amante Laura Vidal (Bárbara Lennie), contrata a Virginia Goodman(Ana Wagner) la mejor preparadora de testigos del país, quien tendrá que recomponer en una carrera a contrarreloj los testimonios de Doria y develar los misterios que lo pusieron en esta situación. El problema se remonta meses atrás, cuando los amantes están regresando con sus respectivas familias luego de una nueva escapada romántica, tanto la vida de joven emprendedor exitoso que lleva él como la de condecorada fotógrafa que lleva ella resultan de ensueño mientras transitan la desierta ruta montañosa de un pequeño pueblo español. Todo esto se pone de cabeza cuando tras cruzarse un ciervo ambos chocan con un auto cuyo joven conductor fallece al instante, este es el primero de los múltiples contratiempos que encontrara Doria en sus intentos por salir airoso de sus predicamentos, esta película hace un sublime trabajo de ir desperdigándolos lentamente para irlos cerrando, unos más forzadamente que otros, satisfactoriamente para el final del film. La historia lleva a cabo un interesante juego entre el tiempo presente en el que Doria y Goodman repasan lo sucedido y el pasado, en que el crimen cometido y la forma en que se va desarrollando se modifica constantemente a medida que las aventuradas deducciones de Goodman exprimen los detalles necesarios por parte de Doria para ir tapando los hueco del relato del acusado. Como buen thriller basado en la búsqueda de un asesino los giros abundan, y por lo ingeniosa y prolija que es la historia a veces se tropieza con sus propios pies sobre explicando ciertos puntos que a fin de cuentas no hacían mas por el desarrollo de la trama que agregar otra variable sobre la cual hipotetizar, y con la abundancia de sospechosos y acciones a la cual prestarle atención lo intrincado de estos giros puede abrumar al espectador. El elenco cumple con creces, desde un Mario Casas que nos tiene acostumbrados a sus papeles de galán pero que aquí brinda un personaje que arranca abrumado y sensible pero comienza a mostrar capas de perversión, furia, desesperación y termina siendo quizás el más amenazante de todo el film. Ana Wagner es el otro punto fuerte, su retrato de Virginia Goodman es hipnótico, de carácter intuitivo y firme, logra una química impecable con Mario Casas mediante sus intercambios en los que el control de la situación es disputado meticulosamente por ambos como en un juego de ajedrez. Jose Coronado cumple en su papel de padre de la victima que incansablemente busca la verdad hasta caer mediante la desesperación en una cruzada personal que lo hará perder casi todo intentando encontrar a los asesinos. La ya mencionada Bárbara Lennie también se destaca mediante una exposición de varios tipos distintos de personalidad que son retratados en los relatos de Doria y Goodman. La bellísima fotografía de Xavi Giménez (El Maquinista) crea una atmosfera atractiva y pacífica en un momento para dar lugar a la reclusión y desesperación en el siguiente con suma facilidad, y ayuda a que el ritmo no decaiga. El director Oriol Paulo logra en este, su segundo largometraje, una cadencia justa que no se apresura pero tampoco se ralentiza, y al mismo tiempo que el film, forma un rompecabezas casi perfecto en el que es muy difícil que el espectador se distraiga. Contratiempo será sin dudas un punto alto para las grandes producciones del cine Iberoamericano este año, y sin lugar a dudas merece que los amantes del suspenso le den una oportunidad a partir de este Jueves 23.