Loretta Sage (Sandra Bullock) es una escritora famosa , autora de una serie de novelas románticas en las que se su personaje central es una paleontóloga que se pasa el tiempo descubriendo secretos de carácter mítico y que en sus investigaciones, es secundada por un aventurero de gran físico, melena rubia, musculoso y galante. La autora está un poco harta de escribir estos libros y sabe que no son gran cosa, pero el negocio editorial no se puede detener y con poca convicción participa de las giras de promoción que le organizan. La agente de prensa que tiene claro que su representada está podrida de todo ese show le agrega a la presentación un ingrediente extra que es la presencia de Alan (Channing Tatum), el modelo de las portadas de los libros. Con eso se asegura que las lectoras de los libros alimenten su fantasía de ver a la pareja y todo el asunto sea un éxito. La película empieza justamente con la presentación del último libro de Loretta y vemos que Alan, el modelo vistoso de las tapas de los libros está enamorado de ella y un poco se cree el personaje que representa aunque no tiene realmente ninguna habilidad. A la salida de esa presentación, donde tanto Bullock como Tatum despliegan sus dotes para la comedia, la escritora es secuestrada. El autor del secuestro es nada menos que Fairfax (Daniel Radclife), un multimillonario heredero de una conglomerado mediático que al ser desplazado por su hermano en los negocios familiares se dedica a darle rienda suelta a sus ansias de aventuras y quiere encontrar la ciudad que en su último libro, descubre Loretta. Las novelas de Loretta tienen mucho de erotismo soft y algo de información real, porque la autora fue efectivamente investigadora de esas cuestiones en el pasado. Una vez secuestrada, la representante y el modelo de la tapa de los libros acuden a un experto en rescates de gente secuestrada, es decir una versión real del personaje de Tatum. Y allí entra en escena Brad Pitt. La ciudad perdida es una comedia de aventuras pensada para todo público y que aprovecha el carisma y las virtudes de su elenco para entretener durante casi dos horas que dura. Se nota que el equipo se divirtió filmando en paisajes paradisíacos mientras contaban esta aventura liviana, que es muy posible que los espectadores olviden mientras comen pizza a la salida de la sala o mientras recorren los pasillos del complejo donde esté la sala en la que la vean, pero que seguro disfrutarán porque la película tiene presente que la comedia de aventuras tiene que hacer pasar bien al público por el precio de una entrada. LA CIUDAD PERDIDA The Lost City. Estados Unidos, 2022. Dirección: Aaron Nee y Adam Nee. Intérpretes: Sandra Bullock, Channing Tatum, Daniel Radcliffe, Brad Pitt, Oscar Nuñez, Da’Vine Joy Randolph, Patti Harrison, Raymond Lee, Bowen Yang, Joan Pringle, Héctor Aníbal, Sli Lewis, Adam Nee, Omar Patin y Marcy Jarreau. Guion: Dana Fox, Oren Uziel, Adam Nee y Aaron Nee. Música: Pinar Toprak. Fotografía: Jonathan Sela. Distribuidora: UIP (Paramount). Duración: 112 minutos.
El hombre del Norte es una de las películas más esperadas de este año. Su director Robert Eggers salta con esta producción de películas de bajo presupuesto y elenco reducido a una película manejada por una de las más importantes productoras de Hollywood y algo así como noventa millones de dólares para gastar. Si con La Bruja logró un éxito entre los amantes del cine de terror y luego con El faro sorprendió por sus recursos expresionistas, ahora tuvo durante el rodaje a muchos posibles espectadores preguntándose acerca de que se iba a tratar esa «película de vikingos» que estaba preparando. Ahora llegó y sabemos que es un relato de venganza. Un niño ve a su padre, el Rey Cuervo (nada que ver con Tinelli o San Lorenzo) ser asesinado por su tío. El pibe huye de sus pagos mientras los esbirros del asesino lo buscan, enfrenta una marea embravecida mientras murmura: «Volveré para matar al traidor, vengar a mi padre y rescatar a mi madre». Tras el impactante prólogo, la película da un salto en el tiempo y nos encontramos a Amleth (Alexander Skargard) convertido en un fiero guerrero que asalta aldeas con otros tantos muchachotes y rompen todo lo que encuentran mientras gritan enfurecidos. Más o menos lo que las series y las películas nos han dicho que hacían los vikingos antes de tener fábricas de muebles de diseño y emborracharse mientras hablan de Kierkegaard. Pero entretenido con las ordalías que acomete con sus compinches, el joven Amleth no olvida que tiene una promesa que cumplir que lo corroe por dentro. En todas las películas de venganza sabemos que todo va a terminar mal para el protagonista, salvo que sea Liam Neeson. Así que en una de esas destrucciones masivas que le gusta llevar adelante se topa con una novedad: la que era su tierra ya no le pertenece más al tío, otro sujeto ha invadido el reino y el asesino del padre de Amleth se instaló en un confín del mundo al lado de un volcán con la mujer y dos hijos. A esta altura, el espectador ya sabe que el otro hijo de la madre de Amleth era hijo del traidor pero la familia se agrandó. Sin dudarlo mucho, nuestro protagonista decide que es el momento de vengar lo de su padre y rescatar a la madre, así que se hace pasar por esclavo en venta y se suma a una embarcación que se dirige a ese lugar desolado en que se ha instalado la familia usurpadora del trono que ahora está viviendo de la compra y venta de esclavos y otras cuestiones igualmente edificantes que no se aclaran demasiado. En el viaje se encuentra con nuestra compatriota (ponele) Anya Taylor-Joy que no hace de argentina (porque claro, en la época en que se desarrolla todo esto América no había sido «descubierta»), sino que hace de Olga que es medio bruja y domina ciertos poderes de la mente. Olga y Amleth pegan onda enseguida y todos sabemos que va a llegar el momento en que pasará algo entre los dos, pero todavía falta porque el protagonista está obsesionado con lo de la venganza. Antes de seguir digamos que si les suena el nombre Amleth es porque parece que William Shakespeare se inspiró en las desventuras de este personaje de las leyendas nórdicas para escribir su Hamlet, dicho lo cual hay que decir que la película está claramente inspirada en las obra del británico y eso se va a ver más claramente cuando el vengador se asiente las tierras de el asesino y se relacione con su madre la reina Gudrúm (Nicole Kidman), que le mete intensidad a su personaje y la hace parecerse a Lady Macbeth. Eggers se toma dos horas quince para contar la historia de la venganza de Amleth y hay que rescatar que entre las referencias que dio cuando se empezaba a filmar esta película, el director habló de Conan, el bárbaro, aquella película que dirigió John Millius y que fue uno de los primeros éxitos de Arnold Scharzenegger. Así que tenemos uno de los más sólidos y sorprendentes directores de los últimos tiempos, que mezcla a Conan con Shakespeare, leyendas nórdicas, brujas, Odin y todos los personajes que habitan el Valhalla vikingo. La mezcla salió muy bien. Vayan a las salas a comprobarlo, que es donde se debe ver el cine. EL HOMBRE DEL NORTE The Northman. Estados Unidos, 2022. Dirección: Robert Eggers. Intérpretes: Alexander Skarsgård, Anya Taylor-Joy, Nicole Kidman, Claes Bang, Gustav Lindh, Ethan Hawke, Björk, y Willem Dafoe. Guion: Writers: Robert Eggers y Sjón. Música: Robin Carolan y Sebastian Gainsborough. Fotografía: Jarin Blaschke y Louise Ford. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 136 minutos.
El prólogo de esta película de Matías Lucchesi (El Pampero, Ciencias Naturales) es un momento muy divertido en el que Carlota (Mercedes Morán) participa de un magazine de la tv Italiana sobre ciencia. El cruce con un típico conductor poco informado con la paleontóloga sudamericana es el resultado de un descubrimiento asombroso de una criatura mítica habría realmente existido y que Carlota asegura que estarían en la provincia de Mendoza, el lugar en donde el extraño animal vivió en algún momento de un lejano pasado. Después de ese momento de lucimiento de Morán, la película se instala en el lugar de la investigación y cambia el tono absolutamente. Carlota maneja una investigación en el medio de la nada y maneja a su equipo con un estilo particular y a ese lugar llega Constanza (Natalia Oreiro), otra paleontóloga como Carlota, que es enviada por la fundación que le viene pagando el trabajo Carlota para saber cómo se está gastando la plata y si realmente esa osamenta que se encontró justifican la inversión. La relación entre ambas no puede empezar peor, las dos son profesionales, las dos tienen personalidades fuertes pero Constanza tiene una misión que, rápidamente se advierte, para Carlota es una molestia. De todas maneras los problemas de ambas no se agotan en que la quieran investigar sus inversores, sino que hay además problemas locales. Las rojas es un western, con un guión del director y de Mariano Llinás, que se entregan al juego del género a pleno, ayudados por un elenco sólido que se compromete de lleno en hacer que la cuestión funcione. No hay muchas vueltas ni complicaciones innecesarias. El villano local se llama Freddy (Diego Velázquez) es un personaje oscuro y sibilino que quiere quedarse con el hallazgo paleontológico y el territorio donde se desarrolla la investigación. Constanza y Carlota empiezan mal pero a largo de la película la joven investigadora va a ir mostrando a través de sus acciones que su posición inicial va cambiando. No se puede contar más sin arruinar la experiencia del espectador, vayan a las salas a ver este western contemporáneo, con mujeres como protagonistas, que respeta todas las reglas del género y le agrega algunas sorpresas que valen la pena. LAS ROJAS Las Rojas. Argentina, 2021. Dirección: Matías Lucchesi. Intérpretes: Mercedes Morán, Natalia Oreiro, Diego Velázquez y Alberto Leiva. Guion: Mariano Llinás y Matías Lucchesi. Fotografía: Ramiro Civita. Dirección de arte: Gonzalo Delgado. Sonido: Catriel Vildosola. Edición: Pablo Mari y Pablo Barbieri. Musica: Hernán Segret. Producción: Rizoma, Patagonik y Cimarrón / Natacha Cervi, Juan Pablo Galli y Hernán Musaluppi. Distribuidora: Star Distribution. Duración: 92 minutos.
Tercera entrega de la maltrecha franquicia surgida de la marca Harry Potter. Eddie Redmayne vuelve a ponerse en el papel de Newt Scamander, el experto en animales fantásticos que llegó a escribir un libro que aparece nombrado en alguno de los libros de la saga. Porque sí, JK Rowling se sacó de la manga este spin off que funciona como precuela de la historia central que se contaba en los siete tomos del joven mago. El nuevo proyecto se centraba en Newt, pero en realidad el tema central de esta historia es la de Dumbledore (Jude Law) y su enfrentamiento con Gellert Grindelwald. Quienes son seguidores de Potter saben que el viejo Dumbledore, director de la academia de magia donde transcurren las aventuras originales, venció a Gellert Grindelwald y así llegó a su posición en el mundo de la magia. De entrada, JK Rowlling avisó que el proyecto de Animales fantásticos se iba a extender a lo largo de cinco películas, así que estaríamos por la mitad de todo. Todo esto que acabamos de contar ocurrió antes de la pandemia, así que entre el Covid y otras complicaciones, pasaron casi cuatro años desde la segunda y algo mediocre película de la saga, así que casi nadie se acuerda dónde estábamos realmente. A los problemas del mundo se agregaron problemas personales que derivaron en la separación de la historia de Johnny Deep, quien había dado vida a Gellert Grindelwald (que en la primera había sido interpretado por Collin Farrell) por problemas de casi cancelación. Justamente, sobre cancelaciones debería tratar Animales fantásticos, ya que la propia historia tuvo expresiones desconsideradas sobre el colectivo LGTB+. Lo de las declaraciones desafortunadas de la historia derivaron en varios enojos y el alejamiento de una de las actrices principales de la segunda entrega, que aparece medio a desgano en esta tercera pese a que se suponía que era el interés amoroso de Newt Scamander, nada menos. Todos esos problemas y atrasos terminaron produciendo la aparición de Mad Migkkelsen. Si el villano central de Animales fantásticos fue interpretado en cada película por una actor diferente, así no hay espectador que aguante. Bueno, llegamos a la parte de la crítica en que hay que hablar de la película en sí y dejar de darle vueltas al tema. En esta tercera entrega, Dumbledore y sus fantasmas son protagonistas exclusivos además, claro, de Gellert Grindelwald el villano de quien Dumbledore estuvo enamorado y mantuvo una relación. Ahora el ex se ha vuelto el enemigo, el hombre que quiere destruir la convivencia entre el mundo real y el de la magia. Durante más de dos horas la película trata de volver interesante algo que ya parece agotado y que además se supone que va a tener dos entregas más para contarnos algo que ya sabemos. La trama salta de ciudad en ciudad mareando al espectador que por momentos tiene que ponerse a pensar donde se está desarrollando la historia, hay personajes abandonados, hay “conveniencias” de guión a cada rato y todo se vuelve bastante confuso incluso el momento en que los magos tienen que votar por quien va a ser el que gobierne su mundo. Lo mejor de esta entrega está en manos de Jude Law y Mikkelssen que parecen ser los únicos que parecen tener claro lo que tienen que hacer. Anotemos como curiosidad que en esta entrega de Animales fantásticos: los secretos de Dumbledore hay pocos animales fantásticos, pero también que una de las mejores escenas tiene a una de esas especies como protagonista. Habrá que ver cómo le va en las salas a esta tercera parte de la saga para saber si van a insistir con las dos películas que faltan. ANIMALES FANTÁSTICOS: LOS SECRETOS DE DUMBLEDORE Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore. Reino Unido, 2022. Dirección: David Yates. Guion: Steve Kloves, J.K.Rowling. Intérpretes: Eddie Redmayne, Jude Law, Katherine Waterson, Ezra Miller, Jessica Williams, Mads Mikkelsen, Alison Sudol, Dan Fogler, Fiona Glascott, Callum Turner Victoria Yeates. Fotografía: George Richmond. Música: James Newton Howard. Duración: 142 minutos.
Mezcla de documental y ficción intimista C´mon, Cmon, siempre adelante es una singular propuesta de Mike Mills con un Joaquin Phoenix en un registro varios cambios más abajo que en Guasón, para empezar. Johnny (Phoenix) es un periodista y productor que se encuentra desarrollando un documental sobre lo que los adolescentes esperan del futuro de su país y del mundo en general. Los momentos de estos reportajes cuentan con la particularidad de ser reales, es decir que el mismísimo actor hizo esas entrevistas producidas en distintas ciudades de los Estados Unidos. Johnny entonces va de aquí para allá entrevistando hasta que un llamado interrumpe su rutina laboral, su hermana Viv (Gaby Hoffman) necesita que su hermano cuide de su pequeño hijo por un viaje que tiene que hacer. No es que sean una familia muy unida que digamos, por unos flashbaks intensos el espectador se entera que ambos hermanos tuvieron que ocuparse de su madre en una fase terminal de demencia senil y esa parece haber sido la última vez que se vieron. Quiere decir que el periodista acostumbrado a ir por el mundo solo, de repente tiene que ocuparse por unos días de Jesse (Woody Norman) su sobrino. La relación entre ambos no es fluida, de hecho el niño con sus cuestionamientos, movimiento constante y sus preguntas sobre el pasado y los interrogantes sobre por qué no se ven tanto, llegan a poner al frío periodista al límite de la paciencia. De a poco va quedando claro que los dos hermanos en el pasado vivieron situaciones que no fueron particularmente agradables. Johnny acepta el encargo por unos días y lo que iba a ser un encuentro corto se alarga en el tiempo y el tío y el sobrino terminarán viajando a distintas ciudades, mientras la madre del chico se encarga del tema que la ocupa. El viaje de la mujer es para atender a su marido con problemas psiquiátricos que ha tenido un bajón en su tratamiento. El clima de la película, a pesar de lo fuerte que parece así contado, no es para nada sórdido y lo que logran Phoenix y Norman es de gran interés. Filmada en blanco y negro y sostenida en su tono bajo, la película de Mills logra sortear las variables fáciles y se mete en el tema de la paternidad y las relaciones de familia evitando el facilismo y el golpe bajo. No es una apuesta segura y pone al espectador a prueba al sostener el relato unido entre la historia familiar y los reportajes a gente real que dejan sus ideas sobre el futuro. Para los que extrañan el cine adulto y sin CGI, el filme es una buena oportunidad para saber si queda espacio en las pantallas para propuestas de tono más mesurado y sensible. C’MON C’MON: SIEMPRE ADELANTE C’mon C’mon. Estados Unidos, 2021. Guion y dirección: Mike Mills. Intérpretes: Joaquin Phoenix, Gaby Hoffmann, Woody Norman, Scoot McNairy, Molly Webster, Jaboukie Young-White, Deborah Strang y Sunni Patterson. Fotografía: Robbie Ryan. Edición: Jennifer Vecchiarello. Música: Bryce y Arron Dessner. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 109 minutos. Apta para mayores de 13 años.
La Fase 4 del conocido MCU (Universo Cinematográfico de Marvel) está a toda marcha y desde el inicio de la pandemia, el asunto del universo expandido de los personajes de ese sello abarca plataformas y pantallas de cine. Se supone que todo está combinado con uno o varios personajes de las franquicias. Morbius es, para los no iniciados, un personaje lateral que ha oficiado como enemigo nada menos que Spiderman. El proyecto viene complicado desde que se anunció su realización, atrasos, problema de agenda y una vez terminada, no se estrenó enseguida ya que según se supo no terminaba de convencer. El asunto es que desde el inicio Jared Leto fue el elegido para darle vida a Michael Morbius y es quizás lo único que funciona y está bien de la nueva película de Marvel que es incluso más irrelevante que Venom, que ya de por es bastante débil. Morbius es un personaje que carga con una enfermedad en la sangre y desde chico sufre pero se pone en la cabeza solucionar su tema de salud y de paso mejorar su vida y la de su amigo Milo (Matt Smith), un chico con el que se hace amigo en los días en que compartían sus días como pacientes hospitalarios. De alguna manera Michael y sus estudios científicos lo llevan a ganar el Nobel de medicina, pero el rebelde les dice a los de la academia que se guarden el premio, porque en realidad su investigación aún se encuentra en pleno desarrollo. Lo cierto es que Morbius investiga la cura para su condición manipulando elementos genéticos de vampiros. Por supuesto que la idea original del científico se va por el incierto camino de los tomates y se termina transformando en una especie de vampiro superpoderoso, así que enterado su amigo de la infancia, se toma el potaje y entonces tenemos dos vampiros sueltos por la ciudad y luchando por un interés amoroso interpretada por Adria Arjona. No tenemos nada con las películas clase B pero en este caso, se trata de un enchastre difícil de entender, con una actuación ajustada de Leto, que esta vez y se ajusta a lo que necesita el personaje y no agota al espectador con sus despliegues desaforados. Los problemas seguramente surgieron a la hora de la edición, donde claramente destrozaron el relato y dejaron retazos de lo que debería haber sido una película de origen. Lo que queda después de ver la historia de este científico Emo torturado es que la única razón para filmar Morbius es agregar un villano al universo de Spiderman. Quizás las únicas ventajas de esta película –con peleas que apenas se entienden y los efectos especiales son bastante molestos- es llegar al momento de las escenas post créditos y vincular a través de la aparición de Michael Keaton para adelantar una alianza de villanos en próximos relatos. Los fanáticos del asunto seguramente van a ir a las salas sin importar lo que digamos, pero el resto, si no siente la necesidad imperiosa de ver todo lo que se relaciona con esta clase de películas pueden evitarla y verla alguna tarde en su casa desde alguna señal de cable y listo. MORBIUS Morbius. Estados Unidos, 2022. Dirección: Daniel Espinosa. Intérpretes: Jared Leto, Matt Smith, Adria Arjona, Jared Harris, Al Madrigal y Tyrese Gibson. Guion: Matt Sazama y Burk Sharpless, basado en el comic de Roy Thomas y Gil Kane para Marvel. Fotografía: Oliver Wood. Edición: Pietro Scalia. Música: Jon Ekstrand. Distribuidora: UIP (Sony). Duración: 104 minutos.
El negocio de la religión y de los telepredicadores es el tema de Los ojos de Tammy Faye y es apasionante, para los que alguna vez pasamos los sábados a la mañana viendo a Jimmy Swaggart tomándolo en broma (pongan en donde dice Swaggartal Club 700 o a cualquiera de esos santurrones), pero la película no es nada del otro mundo, ni parece tener ideas propias ni una mirada irónica ni nada más allá de que está bien hecha. La comediante Sarah Silverman dijo alguna vez que los que se burlan de la Cienciología lo hacen porque el líder se llama Ronald y es todo muy contemporáneo. Los pastores de las iglesias evangélicas ni siquiera inventaron una nueva religión, simplemente llevaron ese estilo soliviantado de predicar a las salas de estar o a las cocinas de los espectadores. Tammy Faye fue una de las mejores predicadoras, también fue la esposa de Jim Bakker -también muy famoso en ese ámbito- y ambos elevaron el asunto de predicar desde la televisión a lo más alto de las cumbres del show religioso. La película arranca en los 50 del siglo pasado, cuando la niña Tammy Faye logra ser tomada en serio por los seguidores del templo donde su madre tocaba el piano por tener un ataque y “hablar en lenguas” (como la chica de El exorcista, ponele). La madre de Tammy creía que su hija se la pasaba actuando, pero los fieles no la conocían tanto a Tammy y se creyeron que la pequeña era una enviada del señor. Años después, Tammy va a conocer a Jim Baker (Andy Garfield) mientras ambos estudian para ser predicadores. La fascinación entre ambos fue instantánea y en poco tiempo salen a recorrer los caminos para predicar, con su estilo impetuoso y con ella, que introduce unos títeres con los cuales pretende fascinar a los niños y que ellos lleven a los padres al templo. Pero allí aparece entonces el poder de la televisión, se meten como relleno de algunos predicadores que ya estaban, pero el poder de la pareja es asombroso y arrasan. Se meten en el mundo de las iglesias evangélicas predicando la palabra de Dios y tirando postas del tipo: “El señor no quiere a los pobres”. Lo mejor de Los ojos de Tammy Faye es esta primera hora vertiginosa en la que la pareja asciende y crea un imperio mediático basado en las donaciones de los fieles a su culto. Están en la televisión de Estados Unidos, llegan a tener la cadena PTL Satellite Network y crean incluso una especie de Disneylandia evangélico -recordar que en CABA, supimos tener “Tierra Santa” de la mano del sindicalista del comercio Armando Cavallieri-. Por supuesto que toda esa montaña de dinero sostenida en la fe de todos sus feligreses terminó derrumbándose y todo se transformó en una enorme estafa. Pero no solamente por las estafas económicas, sino porque Jim además de sostener el matrimonio con Tammy y tener dos hijos con ella, también tenía un secretario con el que tenían una relación bastante. El centro de la película es Tammy y su espíritu invencible que la lleva a tratar de cambiar ciertos postulados de las iglesias evangélicas a que la pastora hable en vivo, en su show, con un enfermo de SIDA cuando las iglesias en realidad veían a la enfermedad cómo un castigo divino para los “desviados” y la sociedad que los apaña. Cuando el drama se desata, el relato pierde algo de ritmo pero no importa demasiado, porque la realidad es que es un vehículo para el lucimiento de Jessica Chastain. Desde el primer plano tremendo con el que abre el relato hasta el final, la vemos en distintas fases y décadas. La película es solo para fanáticos de las biopics o de las fábulas sobre el sueño americano. En manos de un director con ideas propias sobre el mundo, seguramente hubiera sido mucho mejor todo. LOS OJOS DE TAMMY FAYE The Eyes of Tammy Faye. Estados Unidos, 2021. Dirección: Michael Showalter. Guion: Abe Sylvia. Intérpretes: Jessica Chastain, Andrew Garfield, Vincent D’Onofrio, Cherry Jones, Sam Jaeger, Fredric Lehne, Gabriel Olds, Chandler Head, Mark Wystrach, Lindsay Ayliffe y Dan Johnson. Música: Theodore Shapiro. Fotografía: Mike Gioulakis. Distribuidora: Disney (Searchlight Pictures). Duración: 126 minutos.
De los creadores de El hombre de al lado y El ciudadano ilustre entre otros títulos, llega Competencia Oficial y la mirada habitualmente vitriólica y misántropa de la que han hecho gala en sus anteriores películas, esta vez se dirige al mundo del cine con lo cual se meten a jugar en ese universo que es el de las películas hechas sobre el mundo del cine, es decir “Cine dentro del cine”. Un poderoso industrial decide celebrar su vida y su obra con una serie de eventos y entre ellos está el de dejar su huella en el mundo del cine, pero no se trata solamente de meter plata en la producción de cualquier cosa. Este multimillonario español se ve a sí mismo como un mecenas, así que convoca a Lola Torres (Penélope Cruz) una directora de gran fama en el mundo del cine arte. Lola es arriesgada, es temperamental, de sexualidad fluida y puede dar de sí lo mejor para filmar una película que deje en la historia el nombre del empresario. Su idea es filmar un libro de mucho prestigio que se llama “Rivalidad” y que cuenta la historia del enfrentamiento entre dos hermanos. Para protagonizar la película son convocados Félix Rivero (Antonio Banderas) e Iván Torres (Oscar Martínez) dos actores que por supuesto le van a agregar su propia rivalidad a la ya existente en la historia que van a protagonizar. Félix es una estrella vanidosa, millonaria, atenta a la frivolidad, está rodeado de todo lo que las estrellas necesitan, es un poco machista y no le importa nada entender de qué se trata lo que van a filmar. A Félix le alcanza con saber la letra. En cambio Iván es un maestro de actores, tiene prestigio, es culto y le gusto demostrarlo, se asume como actor del método al estilo Brando, odia la banalidad y el desparpajo de su co protagonista lo enerva. La película se enfoca en los ensayos de preparación que la directora le propone a sus dos estrellas y en los que por supuesto va explotar al máximo las diferencias. A favor de Competencia Oficial hay que decir que los tres protagonistas se entregan con gracia a la mirada de Kohn y Duprat sobre el mundo del cine. En contra, algunas cosas que pasan se ven venir aunque otros giros y chistes son efectivos. Lo cierto es que algunos planos y situaciones están pensados para el público cinéfilo, así que la película avanza hasta el momento del giro que lo cambia todo en la historia. En fin, un estallido de egos expuesto en la pantalla que provoca una vorágine que va de la comedia al drama, con el habitual sello de los directores. COMPETENCIA OFICIAL Competencia Oficial. España/Argentina, 2021. Dirección: Gastón Duprat y Mariano Cohn. Intérpretes: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Oscar Martínez, José Luis Gómez, Nagore Aranburu, Irene Escolar, Manolo Solo, Pilar Castro y Koldo Olabarri. Guión: Andrés Duprat, Gastón Duprat y Mariano Cohn. Fotografía: Arnau Valls Colomer. Edición: Alberto Del Campo. Distribuidora: Star (Disney). Duración: 114 minutos.
Raya (María Belkin) y Victor Frenkel (Vladimir Friedman) llegan a Israel ya mayores, se los nota abrumados, estamos en septiembre de 1990, vienen desde lo que sabemos que en unos meses dejará de ser la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El estado de Israel los recibe aunque no es que esté pasando por una situación próspera, porque están en guerra y en cualquier momento Sadam Husein puede bombardear el país. Los primeros días de estadía son de puras sorpresas, no todas agradables, y de búsqueda. Voces de oro es una pequeña película que ha pasado por distintos festivales y tiene la virtud de ir directo al grano y de contarnos la inserción de la pareja rusa en su nuevo país. Ambos son actores de doblaje, Victor ha puesto la voz para darle vida al Spartaco de Kirck Douglas o a Dustin Hoffman en Kramer Vs Kramer, porque en la Unión Soviética eran estrellas del doblaje y personajes influyentes en el mundo del cine, pero ahora cargan con esa mochila entre los exiliados rusos pero con la fama no alcanza y de alguna manera hay que pagar el alquiler y la comida. Raya va encontrar un lugar en un sitio de sexo telefónico, primero con miedo y luego con cierta maestría se convierte en Margarita y hace estallar de placer a los inmigrantes rusos que llaman a la hotline. A Victor se le hace un poco más complicado y va a deambular por la ciudad repartiendo volantes para el municipio hasta que un amigo productor le hace poner la voz para un aviso de lo que hay que hacer si Saddam llega a mandar misiles. La rutina de esos rechazos lo va volviendo cada vez más hosco, mientras que su mujer se va acomodando en su papel de musa de onanistas telefónicos. La llegada de los inmigrantes rusos crea nuevos nichos económicos, algunos oficiales y otros que bordean lo ilegal. Repartiendo los volantes municipales Victor se encuentra con un videoclub (sí, ya sé que los centennials no saben de qué estamos hablando) especializado en público ruso y por supuesto, para ese público las voces de Ray y Víctor son para los emigrados un recuerdo de los días felices de su juventud, así que ahí anda el actor de doblaje, volviendo a su viejo amor poniendo esta vez su voz a éxitos del nuevo Hollywood. La película avanza mostrando las dos actitudes disímiles ante la nueva vida que de alguna manera desgasta a la pareja, cada uno tendrá su propia forma de adaptarse y la historia deja espacio para celebrar al cine clásico, el arte y contar esa adaptación de los rusos inmigrantes a su nueva realidad. VOCES DORADAS Golden Voices. Israel, 2019. Dirección: Evgeny Ruman. Guion: Ziv Bercovich, Evgeny Ruman. Intérpretes: Vladimir Friedman, María Belkin, Evelin Hagoel, Uri Klauzner. Música: Asher Goldschmidt. Fotografía: Ziv Berkovich. Duración: 88 minutos.
Un encuentro fortuito en un vuelo Roma – Buenos Aires que se suspende por un paro de pilotos, une al músico uruguayo Iván (Alan Daicz) con Michelle (Florencia Raggi), una actriz argentina de fama mundial. La pareja echa chispas con la primera mirada y la espera de que se supere el conflicto gremial hace que ambos pasen la noche en un hotel. En el hotel se celebra una “Noche Americana”, porque esperan el arribo de una delegación de gringos por una convención sobre aceite de oliva. Iván está pasando por una separación y recibe insistentes mensajes de audio de Erika, su ahora ex novia, además de hablar con su madre que los espera después de seis meses de no verlo. Pero mientras esto pasa en la vida de Iván, la estrella argentina puso sus ojos en él y la mesa está servida para que el joven y la explosiva Milf, que también está pasando por una crisis que se revelará más adelante, unan sus soledades para enredarse en un tórrido romance de una noche. Durante los primeros minutos se va planteando esta situación, pero luego aparece en escena Gabriel (Luis Cao), un conocido de Iván. Gabriel es mimo y personal de seguridad del hotel (!?) y en la Noche Americana se disfraza de Michael Jackson (escondan a los niños). Lo cierto es que el personaje rápidamente se revela como un tipo peligroso, un poco pervertido, que se ocupa entre otras cosas de conseguirle a los pasajeros cosas fuera de la ley. Así, Michelle le pide a Iván que le consiga porro y le dice que cuando lo tenga vaya a verla a su habitación, el dealer por supuesto es Gabriel que maneja la seguridad del hotel y controla todo con cámaras de seguridad. Pintó la fiesta y pese a que nunca se muestra muy vivaz, Iván golpea la puerta de Michelle con el alijo de marihuana y entre el fumo y el bourbon, la actriz y el músico terminan entregándose a la lujuria. Hasta ahí Noche americana es una buena candidata a comedia soft porno, pero luego la película da un viraje. Michelle está en crisis con su pareja por una situación turbia que involucra a la hija de la actriz con el padrastro. Gabriel y un socio del hotel le hackean el teléfono a Michelle y el relato cambia de tono. Ahora tenemos un policial con un toque de humor negro con poca gracia desde lo humorístico y sin consistencia desde el punto de vista de la trama policial. Una solución podrá haber sido apretar el acelerador y mandarse a fondo, pero lamentablemente esto no pasa. Florencia Raggi es lo mejor de la película junto a Rafael Ferro, que la apuntala haciendo del marido y abogado de la actriz, pero el resto naufraga un poco por culpa del guión y cierto intento de sofisticación de parte del director, que entre sus logros anteriores tiene haber sido parte responsable de la serie “La casa de papel”. Una oportunidad perdida y una pena por Raggi, que se merece un protagónico en algún proyecto que esté a su altura. NOCHE AMERICANA Noche americana. Argentina, 2020. Dirección: Alejandro Bazzano. Guion: Rodrigo Spagnuolo. Fotografía: Felipe Alba. Edición: Sebastián Dubé. Música: Gabriel Casacuberta. Con: Florencia Raggi, Alan Daicz, Rafael Ferro, Luis Cao, Sofía Lara. Distribuidora: Buena Vista-Disney. Duración: 93 minutos.