Muerte en el Nilo venía sufriendo sufriendo retrasos, no solamente por la pandemia sino que por la participación de Armie Hammer, que está cancelado por acusaciones de violencia de género…. y canibalismo (¿?). Lo cierto es que intentaron reemplazarlo pero ya se había filmado demasiado y la producción no estaba muy dispuesta a gastar más plata del presupuesto. Disney compró Fox y dicen que las películas que fueron encargadas por esa productora fueron descuidadas intencionadamente, según algunos de los que conocen las internas de Hollywood. Es la segunda película que Kenneth Branagh dirige sobre uno de los famosos libros de Agatha Christie, luego de Asesinato en el Expreso de Oriente. El director y actor británico dijo que su intención es generar un universo nuevo a partir de las historias que escribió la autora inglesa, en donde el detective belga Hércules Poirot es el protagonista exclusivo, con su habilidad infalible a la hora de descubrir los secretos de los crímenes que se le cruzan o que le proponen resolver. Sumido en esta idea de crear su propio universo sobre el personaje que ya ha tenido otras versiones -la más divertida fue sin dudas la de John Guillermin en 1978 con Peter Ustinov, aunque muchos crean que es mejor lo que hizo Albert Finney-, arranca con una historia en la Primera Guerra Mundial, donde se explican algunas cuestiones sobre el detective para pasar a continuación a la trama en sí de la novela. Muerte en el Nilo es una historia de amor, deseo, traiciones y una millonaria asesinada nada menos que durante su luna de miel. Linnet (Gal Gadot) es millonaria, vivaz, espléndida y soltera, pero una noche de verbena se encuentra con su mejor amiga que le presenta a su novio y Linnet cae a los pies del galán y meses después la vemos casarse con el galán de su ahora ex amiga. Brannagh es buen director y sabe lo que tiene que contar. Si bien la película tiene un buen elenco, esta segunda película de la nueva saga de Poirot no tiene tantas estrellas como la primera ni la trama tiene tanta tensión pero tenemos varios paisajes lujosos, un viaje en barco por el Nilo, intentos de asesinato en las pirámides. Al terminar la travesía se van a acumular una cantidad importante de cadáveres, porque el poder del amor puede ser devastador como ya lo anuncia el mismísimo Poirot en el prólogo. La película es lujosa y entretenida, no tendrá mucha tensión y la resolución es bastante anticipada por cualquiera que tenga algo de relato policial encima, pero no es culpa del director, porque en realidad en este caso la falla viene de origen. Si les gustan los policiales tradicionales y quieren pasar un rato en el cine, vayan, porque esta clase de películas es mejor verlas en pantalla grande. Si se van a poner exquisitos esta no es su película. Y hay que agregar sobre el Poirot de Brannagh, el personaje se encuentra en un punto medio entre el entusiasmo de Ustinov y la actitud de “ahora van a ver lo que hace un actor en serio” que se notaba detrás de la actuación de Finney. Si logran armar ese universo, quizás nos terminemos convenciendo de la nueva versión del sabueso infalible, pero por ahora a este Poirot le falta un golpe de horno y es un poco pomposo. Habrá que ver si la taquilla y Disney le dan un futuro o el intento no pasa de estas dos películas. MUERTE EN EL NILO Death on the Nile. Reino Unido/Estados Unidos, 2022. Dirección: Kenneth Branagh. Intérpretes: Kenneth Branagh, Gal Gadot, Armie Hammer, Emma Mackey, Annette Bening, Tom Bateman, Ali Fazal, Russell Brand, Sophie Okonedo, Letitia Wright y Dawn French. Guion: Michael Green, basado en la novela de Agatha Christie. Fotografía: Haris Zambarloukos. Edición: Úna Ni Dhonghaíle. Música: Patrick Doyle. Distribuidora: Disney (20th Century Studios). Duración: 127 minutos.
Licorice Pizza es una película feliz, vital, viva. Una película que respira, que se agita y que transmite toda esa vitalidad al espectador. ¿Quién iba a pensar que P. T. Anderson iba a traernos un coming of age? Anderson se olvida de toda esa estilización que todos le reconocen y se pone a contar una historia que roza de alguna manera su propia biografía, que finalmente no es otra cosa que una clásica película de “chico busca chica”. Gary Valentine (Cooper Hoffman) tiene 15 años y conoce, de entrada nomás, a Alana Kane (Alana Haim). A los pocos minutos, le está diciendo a uno de sus amigos que acaba de conocer a la mujer con la que se va a casar. Alana tiene algunos años más que Gary y desde el momento en que se conocen, siente una atracción especial por el adolescente que es bastante grande de cuerpo para la edad que dice tener al comienzo. Ambos se vuelven inseparables aunque no anden siempre juntos. Gary la va a contratar como “acompañante” adulta para una gira de presentaciones en la que la madre de Gary no puede acompañarlo. El adolescente es actor y tuvo algún éxito televisivo, lo cual lo hace andar de gira con una actriz mayor y varios actores de la edad de Gary y además, se van a embarcar en algunos negocios. El protagonista es emprendedor y carismático, nadie puede decir que es un genio pero se las arregla para crear negocios propios que funcionan bastante bien. En ese devenir de intentos y fracasos Alana lo acompaña, varias veces les preguntan si son novios y ella insiste en que no lo son. La película avanza con ritmo desenfrenado por momentos, pero también tiene cierta deriva, como la vida misma, y allí aparecen historias en los que se ven envueltos juntos pero también por separado. Aparecen Sean Penn haciendo de una especie de William Holden desenfrenado, Tom Waitts, Bradley Cooper que interpreta a un personaje real (Jon Peters), que si realmente es como lo muestran, no sería de extrañar que aparezca en algún documental de alguna plataforma y así van pasando los primeros años de la década del ´70 del siglo XX. Una banda de sonido que se apoya en grandes temas de esos años y P. T. Anderson sabe cómo usar esa música de la mejor manera. Todas esas apariciones resaltan las extraordinarias actuaciones de Haim y de Cooper Hoffman, que es el hijo de Philip Seymour Hoffman. Curiosamente, los dos protagonistas debutan como actores en esta película, aunque Alana tiene un grupo musical con sus hermanas que se llama simplemente Haim (no se priven de escucharlas). Otra curiosidad es que la familia de Alana en la película es su familia en la vida real. Leer en las redes sobre esta película es toparse con una serie de idioteces y de prevenciones de ciertas almas de cristal a las que la diferencia de edad entre los protagonistas les molesta y a los que ciertos toques de humor le parecen “brotes racistas”. Ni siquiera vale la pena detenerse en eso. La verdad es que no debe haber mejor manera de pasar dos horas y un poco más que sentándose en una butaca para disfrutar de una película que es pura felicidad y belleza. LICORICE PIZZA Licorice Pizza. Estados Unidos, 2021. Guion y dirección: Paul Thomas Anderson. Intérpretes: Alana Haim, Cooper Hoffman, Sean Penn, Tom Waits, Bradley Cooper, Benny Safdie, Joseph Cross, Christine Ebersole, Mary Elizabeth Ellis, Skyler Gisondo, Harriet Sansom Harris, John Michael Higgins, Moti Haim, Donna Haim, Este Haim, Danielle Haim, John C. Reilly y Maya Rudolph. Fotografía: Michael Bauman y Paul Thomas Anderson. Edición: Andy Jurgensen. Música: Jonny Greenwood. Diseño de producción: Florencia Martin. Distribuidora: UIP (Universal-MGM-Focus). Duración: 133 minutos.
Después de un año difícil, Julian Lemar (Diego Peretti) un escritor consigue una casa aislada donde poder recluirse a escribir una nueva entrega de su saga que trata de un asesino serial conocido como “Escorpión”. La historia es leída incluso por la paqueta propietaria de la casa (Carola Reyna) que le asegura a la mujer de Julián que allí seguramente van a estar cómodos y que en una semana pasará para asegurarse de que vaya todo bien. El comienzo de Ecos de un crimen nos muestra al coche de la familia (Julián, su esposa, una nena y un bebé) metiéndose por un camino que da vueltas atravesando el bosque. Desde ese momento queda claro que es la esposa (Julieta Cardinali) la que va a organizar la vida hogareña en ese retiro, mientras el protagonista, inmerso en su mundo y con actitudes inquietantes, busca la forma de poder escribir un nuevo libro. Julián mientras tanto no termina de concentrarse y esa misma noche se corta la luz y llega una mujer (Carla Quevedo) huyendo de su esposo (Diego Cremonesi), que aparentemente ha matado al hijo de ambos y ahora la persigue a ella. El retiro deseado se transforma en una pesadilla. El clima de la película está marcado por un guión que transmite un clima inquietante y se encarga de enganchar al espectador con clichés y citas distintas películas del género. Si el comienzo es una referencia clara a El resplandor, otros momentos del guión de Gabriel Korenfeld parecen remitir a otros clásicos de reconocida eficacia. La banda de sonido está pensada para acompañar la historia y transmitir la tensión necesaria. Cristian Bernard (76-89-03, Regresados) venía preparando otra película cuando lo llamaron y alguien le dijo que nada mejor para un director cuyo proyecto se retrasa que hacer algo como Ecos de un crimen, una película de gran producción, con ambiciones de ser popular y a la vez mantener un tono personal. El director demuestra ser un conocedor del cine clásico y no se puede negar que pone todo su conocimiento en la planificación de esta película, filmada en épocas de Covid, lo que seguramente le agregó complejidad al asunto. El elenco se presta al juego de una clase de cine que no suele hacerse en la Argentina, un thriller que amenaza con volverse una historia de terror. Peretti es un protagonista que parece a punto de estallar y todos se suman al juego. Ecos de crimen es un thriller psicológico que busca inquietar y que en cada giro trata de mantener al espectador en permanente atención hasta el último segundo. Los más avezados encontrarán el truco, en todo caso, cualquier cosa que contemos arruinará la experiencia de los que tengan ganas de ver una película argentina que se atreve a un género y a un estilo que nuestra cinematografía parece despreciar. ECOS DE UN CRIMEN Ecos de un crimen. Argentina, 2022. Dirección: Cristian Bernard. Intérpretes: Diego Peretti, Julieta Cardinali, Carla Quevedo, Diego Cremonesi y Carola Reyna. Guion: Gabriel Korenfeld. Música: Pablo Borghi. Fotografía: Andrés Mazzon. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 84 minutos.
Fue en Cannes, en pleno festival, cuando a Jessica Chastain se le ocurrió que era hora de que hubiera una película de acción al estilo de las que hace Stallone con todos los viejos héroes del cine de tiros ochentero. Enseguida puso manos a la obra, se juntó con la gente que estaba dispuesta a poner el dinero y llamó a Simon Kinberg, el director de X-Men: Dark Phoenix (ouch!) y busco alguien que escribiera un guión. El resultado es Agentes 355. Mace Brown (Chastain) es una agente de la CIA que se encuentra en París con un compañero para llevar adelante una misión que no parece que vaya a tener muchos problemas, al menos ese es el clima que ambos agentes parecen manejar, pero por supuesto todo se complica. El asunto es así: unos colombianos están decididos a dejar el negocio de las drogas para entrar a otra liga y directamente dominar el mundo al mejor estilo de los villanos de James Bond. El instrumento con el piensan lograrlo es un disco rígido que tiene la clave para entrar a manejar todo lo que se les ocurre, desde sistemas eléctricos a radares militares, pero en el comienzo del relato el artefacto es robado y pone en marcha a distintos interesados en tener el aparato. Por eso, además de Mace y su compañero de la CIA también andan por ahí Marie (Diane Kruger), que es de los servicios de inteligencia alemanes y también Khadijah (Lupita Nyong’o) del MI6 británico y Graciela (Penélope Cruz) que es una espía colombiana (acaso Bond no tuvo una agente boliviana en Quantum of solace?). El grupo se va a relacionar primero como antagonistas, pero luego a fuerza de giros de guión, se une para salvar el mundo. A favor de la película juega el grupo de actrices a las que les sobra el talento para meterse en estos personajes, que la trama sea hasta el último tercio muy entretenida y que las escenas de acción están mucho mejor que el pastiche que filmó Simon Kinber en aquel desastre que fue la última película de los X-Men. Otro punto a favor es que un poco a contramano de lo que ocurre con el género de acción, Agentes 355 no es “canchera” ni tiene humor metido a la fuerza, como ocurre por ejemplo con muchas de las películas de Marvel. Agentes 355 es entretenida, que no intenta ser otra cosa, en la que un grupo de grandes actrices se divierten haciendo de espías. Es posible que el guión tenga algunas “conveniencias”, pero ¿qué película del género no se toma ciertas libertades? El final es más o menos abierto, como para proponer una segunda película en la que pueda participar Marion Cotillard que finalmente se quedó afuera de esta cuando empezaban a filmar. AGENTES 355 The 355. Estados Unidos/China, 2022. Dirección: Simon Kinberg. Intérpretes: Jessica Chastain, Penélope Cruz, Diane Kruger, Lupita Nyong’o, Fan Bingbing, Sebastian Stan, Edgar Ramirez y Jason Wong. Guion: Theresa Rebeck y Simon Kinberg. Fotografía: Tim Maurice-Jones. Música: Junkie XL. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 124 minutos.
Volvemos a Woodsboro a recrear los horribles crímenes que un par de estudiantes de preparatoria llevaron a cabo allá por 1996. La franquicia creada por Wes Craven se fue volviendo reflexiva sobre el género slayer y con altibajos fue sumando películas. Scream (como la primera de todas) vuelve al pueblo y otra vez un grupo de jóvenes está bajo la mira de un cuchillero. Los sobrevivientes de las películas anteriores van apareciendo de a poco porque son necesarios. ¿Y por qué son necesarios? Porque ésta nueva película es una recuela, ni precuela, ni una secuela más. Los fans, que a la vez parecen ser las víctimas del nuevo asesino, teorizan sobre el tema de las películas que siguieron a la original y van agregando nuevas reglas a las que ya había creado Craven. La principal es que todo siempre está ligado a la historia original, como se puede ver en en todas las otras franquicias. Hasta las series que se desprenden de Star Wars son deudoras de aquella primera película de George Lucas, esto no lo dicen en la película, pero es un ejemplo claro de lo que está pasando en el mundo de los universos expandidos en el que vivimos. EL relato se se aferra a esa regla y no tardan mucho en ir apareciendo las caras conocidas de las películas anteriores. El primero en sumarse es Dewey (David Arquette) ahora es un ex policía. Los seguidores de la franquicia reciben la primera información importante que es que la pareja de Dewey con Gale Weathers (Courtney Cox) no funcionó. Así que estamos con los nuevos protagonistas -sobre los que no contaremos el secreto que ocultan-, y a ellos se suman Dewey, Gale y Sidney Prescott (Neve Campbell) para desatar el nudo de esta nueva historia. La apertura es impactante y hay varias muertes bizarras muy divertidas, pero casi no hay terror en esta nueva Scream y si mucha teoría sobre qué es lo que necesita una franquicia para seguir existiendo. Los fans exigen no ser considerados “tóxicos”, los nuevos asesinatos buscan ser más efectistas que los de las películas anteriores. Son casi dos horas de película para volver a iniciar la franquicia, algo que seguramente los fans harán posible pagando la entrada para volver a ver otra vez la misma historia, que es lo que hacemos desde niños, desde que pedimos que nos vuelvan a contar los mismo o repitiendo una y otra vez la misma película. Mientras sigamos pidiendo ver siempre lo mismo, no duden que el cine hará posible ese deseo. Aunque cada copia se vaya desdibujando y en el fondo, ya ni podamos distinguir el original, de las secuelas, precuelas, recuelas o como quieran llamarlo. Si las vieron todas las anteriores películas de Scream no necesitan que nadie les diga que necesitan ver esta, pero por si no quedó claro, vayan que se van a divertir pero quizás no se asusten tanto. SCREAM Scream, Estados Unidos/2022). Dirección: Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett. Guion: Guy Busick, James Vanderbilt y Kevin Williamson. Intérpretes: Courteney Cox, Neve Campbell, David Arquette, Jack Quaid, Jenna Ortega, Melissa Barrera, Marley Shelton, Kyle Gallner, Dylan Minnette, Mikey Madison, Jasmin Savoy Brown y Mason Gooding. Música: Brian Tyler. Fotografía: Brett Jutkiewicz. Duración: 114 minutos. Distribuidora: UIP. Calificación: Solo apta para mayores de 16 años. Estreno en salas.
En el comienzo de Yo, traidor vemos a los Ferradas a punto de vender su empresa, “Buen Mar”. Máximo (Mariano Martínez) es el hermano menor del grupo familiar y quien guía las negociaciones, mientras que su padre (Jorge Marrale) y su hermano Darío (Sergio Surraco) son un poco arrastrados a una venta turbia. Para el benjamín de la familia, el acuerdo le permite explicitar su rechazo a la actividad pesquera, que dice odiar además de sentir que la empresa no es para él. El grupo comprador es una corporación estadounidense, que encuentra en Máximo un buen aliado para que la venta de la empresa se lleve a cabo rápidamente. El resultado de la operación tiene como beneficio que el protagonista recibe una cuantiosa parte de la venta, mientras su su padre se retira y su hermano mayor, con quien no se llevó nunca bien por razones que no vamos a revelar, básicamente lo expulsa del grupo familiar acusándolo de traidor. El enriquecido abogado se va a la Patagonia para cerrar el trato y allá empieza mostrar sus ambiciones, que como mínimo, parecen no tener techo. Todo empieza cambiar para Máximo cuando en el Sur conoce a Covides (Arturo Puig), que es el hombre de la corporación en la zona. El operador maneja todo y rápidamente le ofrece al ex heredero de “Buen mar” ser el apoderado de la nueva empresa que manejará los temas de la actividad en la región y Máximo sube la apuesta explcitando su deseo de ser Secretario de Pesca. Todo este comienzo tiene un buen desarrollo y Mariano Martínez se ve convincente en la piel del codicioso Máximo. El relato luego comienza a complejizarse, con la trama política del lugar y la aparición de la hija de un pescador que tiene un viejo barco con el que trabaja para las empresas de la zona, una mujer con la que el protagonista se siente inmediatamente atraído. Todos estos elementos sientan las bases de una historia que se encamina al desastre y el tono seco que maneja la puesta va desandando el camino hacia la tragedia. Yo, traidor entonces, se asienta en la Parábola del hijo pródigo del Nuevo Testamento de la Biblia, así que lo que pudo ser una historia al estilo de la serie “Succession”, se vuelve una fábula moral. A favor de la película se encuentra el sólido elenco que rodea a Mariano Martínez, particularmente está muy creíble Arturo Puig encarnando a un hombre todopoderoso y algo demoníaco. Lo que juega en contra de esta nueva película de Rodrigo Fernández Engler (Soldado Argentino solo conocido por Dios, Cartas a Malvinas) es que en tiempos de relatos sobre el poder, en donde los potenciales espectadores ya están habituados a esa clase de historias y saben que para llegar a ciertas cumbres es necesario entregar el alma, por sí solas las parábolas bíblicas ya no son suficientes y hasta suenan ingenuas. YO, TRAIDOR Yo, traidor. Argentina, 2022. Dirección: Rodrigo Fernández Engler. Guion: Rodrigo Fernández Engler y Mario Pedernera. Intérpretes: Mariano Martínez, Arturo Puig, Jorge Marrale, Osvaldo Santoro, Mercedes Lambre, Sergio Surraco y Francisco Cataldi. Fotografía: Diego Arroyo. Directora de arte: Carolina Vergara. Edición: Martín Sappia. Sonido: Hernán Conen. Duración: 105 minutos.
“King’s Man: El origen”, de Matthew Vaughn Por Jorge Bernárdez - 4 enero, 2022 Estreno en salas. Kingsman: el servicio secreto fue una verdadera sorpresa cuando se estrenó en 2015. Matthew Vaughn encontró la fórmula perfecta para darle al público una película de espías que saqueaba, una vez más, a Bond, James Bond. Pero eso no es novedoso, desde la primera década de su existencia 007 ha sido saqueado, parodiado, copiado y eso lo mantuvo imperturbable a lo largo de los años, quizás porque los mismos productores supieron tomar cosas de otras películas como cuando en pleno éxito de Star Wars Roger Moore terminó viajando al espacio y hasta usaron la música de Encuentros cercanos del tercer tipo como “cita” en un momento de la película. El asunto es que aquella primera Kingsman, que contaba con Taron Egerton, Colin Firth y Samuel L. Jackson, entre otros, fue un inesperado hit de esa temporada y se caía de de maduro, ese éxito llevó a una segunda parte que no fue ni la mitad de lo buena que había sido la primera. Pero siempre hay posibilidades de sostener una franquicia si uno se pone a pensar un poco y eso hicieron los responsables de todo el asunto, que optaron por volver a los orígenes y más allá. El resultado de este intento de sostener Kingsman es este estreno que se produjo mientras estábamos todos buscando turrones y bebidas para pasar la Nochebuena. King’s Man: El origen es el resultado de esa búsqueda. La agencia de espionaje que está por encima del resto de las agencias de espionaje “oficiales” tuvo su origen en los días previos a la Primera Guerra Mundial. Ralph Fiennes (El duque de Oxford) arranca la película perdiendo a su mujer delante de los ojos del hijo y la madre, antes de morir, le hace prometer que evite que el hijo se vea mezclado en situaciones bélicas. El duque intenta por todos los medios cumplir con esa promesa, pero es bueno, estamos en las primeras décadas del SXX, Inglaterra tenía colonias por todos lados y era una de las potencias de la época, así que el hijo del duque ignorante de la promesa de su padre, se cría aprendiendo las artes de la lucha y sueña con participar de alguna manera de ese espíritu bélico que coloreaba esos años. Bueno, ese es el planteo inicial y lo que sigue deberá descubrirlo el espectador si se anima a ir a una sala para ver esta extravagancia que es aún peor que la segunda entrega de la saga. La película tiene escenas de acción y giros dramáticos sorpresivos, pero se vuelve un poco anodina y larga, por no hablar de las libertades que se toman con la historia real de las cuales es particularmente irritante para el que sepa algo de un personaje real como Rasputín. Algunos dirán que es una película de aventuras y yo les diré que por más de aventuras que sea sería bueno que se respetaran los hechos históricos tal como fueron. Y sí, acúsenme además de aburrido. Fuera de los problemas de ritmo y que los giros dramáticos intervienen en la comedia de lo que era el espíritu las películas originales, Ralph Fiennes, Gemma Arterton, Daniel Brühl y Djimoun Hounsou se meten en los personajes y manejan con solvencia un guión que no les da mucho de donde agarrarse. De todas maneras la escenas de acción están hechas con solvencia y si buscan nada más que eso, vayan tranquilos. KING’S MAN: EL ORIGEN The King’s Man. Reino Unido, 2021. Dirección: Matthew Vaughn. Guion: Jane Goldman, Matthew Vaughn, Karl Gajdusek. Intérpretes: Ralph Fiennes, Harris Dickinson, Djimon Hounsou, Gemma Arterton, Rhys Ifans, Charles Dance, Tom Hollander, Matthew Goode, Daniel Brühl, Aaron Taylor-Johnson, Stanley Tucci, David Kross, Alison Steadman. Música: Dominic Lewis y Matthew Margeso. Fotografía: Ben Davis. Duración: 131 minutos.
Hace apenas una semana se estrenó Spiderman: sin camino a casa, cuyo guion parece haber sido escrito por el fandom de los seguidores de Marvel y eso la transformó en una caso extraño de película, acerca de la cual no había que esforzarse mucho para saber qué iba a contar ni cuántas sorpresas contenía. En todo caso, lo que faltaba ver era en qué momento iban a ocurrir las cosas que las redes sociales habían anticipado. Ahora llega Matrix: Resurrecciones y se convierte en otra “película evento”, esos films que son artefactos culturales que sobrepasan el fenómeno cinematográfico ampliamente. Pero vayamos al hecho en sí, Matrix fue en el momento de su estreno una película rupturista que entregó nuevas imágenes. En aquel comienzo pasaban cosas que nunca habíamos visto en una pantalla y los hermanos Wachowsky lograron así una especie de status de directores de culto. ¿Era una buena película? Quedó en la historia y con eso alcanzó para hacer dos entregas más. La segunda no estaba mal en sus momentos de acción pero mostraba una especie de disloque en lo que hacía a la parte filosófica o como quieran llamar las monsergas que nos volcaban desde la pantalla. La tercera parte fue directamente una especie de rave, con altas dosis de imaginería religiosa. Básicamente no se entendía nada. Ahora “los Wachowsky” son “las Wachowsky” y sus carreras lucen irregulares. Si bien han demostrado ser visionarios en cuestiones estéticas, nunca volvieron a convocar grandes audiencias y su serie para Netflix “Sensei 8” fue un experimento fallido. Con ese panorama, cómo no iban a sucumbir frente a las presiones de los fans y de la industria para volver a su marca registrada de hace 20 años. Vuelve Neo, vuelve Trinity, vuelve Morfeo y van a contar la misma historia pero con leves variantes. En el camino, de paso nos vuelven a mostrar imágenes de la primera entrega y nos cuentan un poco qué pasó en estos 20 años. Neo es programador de juegos de video y la empresa recibe la oferta de volver sobre el primer juego y hacer otra trilogía. No hay forma de negarse a semejante proposición porque sus socios de Warner, que a la vez es la empresa la película que estamos comentando, “van a hacerlo con o sin nosotros”. Un personaje se queja a los gritos durante un tiroteo del constante reciclaje y dice que antes todo era mejor y original. A esa altura, Matrix: Resurrecciones dialoga con ella misma como producto y de paso nos dice los que estamos sentados en la butaca que sabe que esto es como regurgitación de un pastiche del pasado, pero que nosotros, el público, somos parte del problema, así que mejor que no finjamos indignarnos. La novedad esta vez es que lejos de concentrarse en las escenas de acción, la película va para el lado que las anteriores películas ignoraron o dejaron un poco al costado, es decir, la relación amorosa entre Neo y Trinity. La química entre Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss está intacta y eso ayuda a que la trama romántica cobre sentido, mientras que todo el resto siguen siendo pantallas de un juego que se repite una y otra vez. ¿Es divertida? Bastante. ¿Funciona? Si, pero en el medio meten un parloteo pseudo científico con dejos filosóficos que deja bastante que desear. ¿Llegarán a tener una nueva trilogía? Quién sabe, igual hay franquicias menos prestigiosas que siguen sumando entregas, así que todo puede ser. MATRIX: RESURRECCIONES The Matrix Resurrections. Estados Unidos, 2021. Dirección: Lana Wachowski. Guion: Aleksandar Hemon, David Mitchell y Lana Wachowski. Intérpretes: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Neil Patrick Harris, Yahya Abdul-Mateen II, Jada Pinkett Smith, Jessica Henwick, Priyanka Chopra, Jonathan Groff, Ellen Hollman, Brian J. Smith, Max Riemelt, Lambert Wilson y Andrew Caldwell. Música: Johnny Klimek y Tom Tykwer. Fotografía: John Toll y Daniele Massaccesi. Distribuidora: Warner Bros. Duración: 148 minutos.
Tras una larga trayectoria en el mundo de la fotografía dedicada a retratar en producciones especiales a estrellas de Hollywood, José Cicala decidió que era hora de probarse como director de cine y darle a su frondosa imaginación y a su amor por el cine la oportunidad de mostrarse en ese mundo. Después de Sola, La sombra del gato es la segunda película que se estrena en el año de Cicala y vuelve a mostrar gran capacidad de convocatoria ya consiguió para este relato que se sumen a la aventura desde Maite Lanata a Danny Trejo pasando por Miguel Angel Solá y Luis Machín. Lo que arranca como una historia en un ámbito rural y con una chica que vive en una casa en el campo con su padre y una serie de personajes que conforman su grupo familiar, deriva en pocos minutos en otra cosa. La madre de Emma (Maite Lanata) murió, pero su padre al que todos conocen como “Gato”, creó alrededor de la chica un mundo que la protege y la estimula en sus aventuras. Emma registra en un diario todo lo que pasa en su vida, se inventa una serie de aparatos que usa como cámara para hacer sus películas caseras. La realidad es que la casa está en el medio de la nada y Emma no conoce Internet ni tiene forma de conectarse con el exterior, salvo por una radio AM, hasta que por un accidente llega a sus manos un celular. La conexión con el mundo de repente deja de ser la consecuencia de vivir en el medio del campo. Emma descubre que su madre vive y que todo ese mundo que la protege en realidad la tiene prisionera. Sabiendo esto, la chica se escapa de la casa y va a buscar a la madre que vive en una mansión tenebrosa donde además de vivir la familia materna, funciona una especie de instituto psiquiátrico sacado de alguna película de terror de los estudios Hammer. El director del hospicio es el abuelo de Emma, interpretado por Miguel Angel Solá. En el reencuentro de Emma y su madre es todo felicidad, hasta que Emma va encontrando ciertas pistas de que algo no anda bien en ese lugar. Gato sale del campo para ir a buscar a su hija y a ese viaje se suma Sombra (Danny Trejo). En el hotel del pueblo cercano al hospital hay un conserje transexual, hay un enano, hay situaciones disparatadas y el relato se va a haciendo más gótico y más confuso. Hay algo inasible sobre el bien y el mal. También algo de vampiros, diálogos grandilocuentes y una leve promesa de que esto es solo el comienzo de un relato mayor pero habrá que esperar y ver si se concreta. LA SOMBRA DEL GATO La sombra del gato. Argentina, 2021. Dirección: José Cicala. Guión: José María Cicala, Griselda Sánchez y Gustavo Lencina. Intérpretes: Danny Trejo, Maite Lanata, Guillermo Zapata, Monica Antonópulos, Miguel Angel Solá, Rita Cortese, Griselda Sánchez, Roberto Peloni, Candelaria Molfese y Luis Machin. Director de Fotografía: Martín E. Nico. Música: Nahuel Maeso y April May June. Director de Sonido: Pablo Gamberg. Montaje: Juan Mansueto. Vestuario: Gustavo Alderete. Colorista: Laura Viviani. Maquillaje: Soledad Horan. Duración: 87 minutos.
Aceptando que la épica Fase 3 de Marvel tocó altas cimas de emotividad para mucha gente, en lo que fue la culminación de las aventuras del grupo de superhéroes que formaron The Avengers, las películas que se han conocido después de aquellas han tenido que lidiar con una vara extremadamente alta. Como era lógico, la responsabilidad mayor recae en Spiderman que era el personaje más conocido y popular de Marvel antes de que explotara el resto de la banda en el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU). Spiderman ya había tenido varias películas con dos protagonistas diferentes (Toby McGuire y Andrew Garfield) pero ahora tenía una nueva encarnación, que primero apareció en una de las películas de Los Avengers y después llegó a tener dos producciones. Tom Holland metido en el traje de Hombre Araña tuvo la responsabilidad de protagonizar la primera entrega después de Avengers: Endgame. Los acontecimientos de Spider-Man: Lejos de casa se desarrollaron inmediatamente después de que Tony Stark se inmolara por salvar a la humanidad. Fue una película de tono ligero, con un villano que no estaba a la altura de los que ya se habían visto y en la que Peter Parker no hacía otra cosa que rehuir las responsabilidades que le cabían como superhéroe. Ahora llega Spiderman: sin camino a casa, que arranca exactamente donde terminaba la anterior y que arrastra en los primeros minutos el mismo tono, pero lentamente va tomando cuerpo otra cosa. Peter Parker (No es spoiler porque se vio en el trailer) acude a ver al Dr Strange (Benedict Cumberbatch) para pedirle un hechizo que haga que el mundo se olvide que él es Spiderman, pero algo sale mal y el solo intento de realizar este hechizo abre puertas a universos paralelos. Ese evento fallido produce que villanos que se participaron de las películas anteriores aparezcan en este universo. Peter, su novia MJ (Zendaya) y Ned se tendrán que esforzar para volver a poner todo en su lugar. Cualquier cosa que contemos fuera de este arruinaría la experiencia del espectador que va a encontrar en las más de dos horas y media lo que imaginó todo este tiempo. Y un poco más. Para los entendidos el tema del Multiverso y las realidades paralelas es algo que viene de los comics y que esperaban ansiosos ver en el cine. Esta nueva película de Spiderman es la etapa final de un proceso de maduración que tenía que hacer el personaje al que hasta acá vimos con diferentes mentores y tratando de ser héroe y adolescente al mismo tiempo. Ahora se ve el arco narrativo completo. Claro que para que eso ocurra el personaje deberá atravesar situaciones dramáticas y tomar decisiones personales. La duración de la película está aprovechada al máximo y el espectador no se va a defraudar, porque en términos de posibilidades, el relato desarrolla todo lo que se podía esperar. Los villanos regresados del pasado hacen su performance, mostrándose en distintas facetas, desde la confusión por volver a la vida hasta el intento de volverse aún más poderosos que los fueron antes. Octupus (Alfred Molina), El Hombre de arena (Thomas Hayden Church), Electro (Jamie Foxx) y sobre todo el duende verde (Willem Defoe), se lucen en una película que está llena de homenajes a la saga pero también de pistas sobre cuál será el futuro del héroe y de la Fase 4. Spiderman: sin camino a casa es una película divertida y emocionante que vale la pena que se vea en las salas de cine. Y hay que quedarse hasta que terminen todos los créditos porque hay dos escenas extras que no hay que perderse. SPIDERMAN: SIN CAMINO A CASA Spider-Man: No Way Home. Estados Unidos/Islandia, 2021. Dirección: Jon Watts. Intérpretes: Jon Favreau, Marisa Tomei, Benedict Cumberbatch, Tom Holland, Willem Dafoe, J.K. Simmons, Jamie Foxx, Alfred Molina, Benedict Wong, Martin Starr, Angourie Rice, Zendaya y Jacob Batalon. Distribuidora: UIP. Duración: 148 minutos.