Un drama sobre las relaciones de pareja de Guadalupe Yepes El film es un relato acerca de las distintas posibilidades que se pueden lograr para contar un mismo argumento y así encontrar matices que expresen la emoción de los encuentros y desencuentros en una relación sentimental. Vanesa (Gilda Scarpetta) y Joaco (Alejandro Catalán) son una pareja que está pasando por una ruptura dada por una infidelidad. Sin embargo, aún tienen proyectos que los mantienen relacionados. Por un lado, la escritura de una película y por el otro, el de un cortometraje. Este último será el que plantee lo que ha sucedido con la pareja. A partir de ahí, la relación de ambos se presenta nuevamente con los cual terminan más próximos de lo que esperaban, al mostrar el proceso creativo de la escritura. Todo ello, los hará replantearse el vínculo. Resulta interesante que el relato se centre en un encuentro de pareja, en este caso de una situación posterior a una separación, replanteada de diversas maneras. La ficción del cortometraje permite mezclar el contenido del cortometraje y el proceso creativo en una comunicación constante. Si bien resulta atractivo este procedimiento, tiene algunos aspectos que no potencializan el ritmo de las conversaciones y los giros de cada nueva situación, sobre todo en lo relacionado a la intensidad de cada nuevo encuentro. El diálogo es el elemento central que lleva a la historia del pasado de cada uno de los protagonistas, y los motivos de la separación. No obstante, hay una tendencia a dejar muy claro la situación de lo que ha sucedido y los conflictos sentimentales que podrían sobredimensionar el drama de los personajes. Las decisiones estéticas en cuanto al estilo visual contribuyen a la intensidad del drama. Sobre todo, al estar concentrados en cada nuevo encuentro de la pareja. Sin embargo, el uso del plano fijo y el zoom implican un tratamiento muy relacionado a lo teatral. Finalmente, Corte (2022) es una historia centrada en dos personajes con su vínculo sentimental, que logra puntos altivos en varias situaciones, y así se convierte en un relato sobre la interacción de una pareja.
El misticismo de Malgorzata Szumowska y Michal Englert La película enviada al Oscar por Polonia en 2021 es un relato enigmático y al mismo tiempo una metáfora social, a partir de un personaje que puede dilucidar lo oculto en un grupo de personas. Zhenia (Alec Utgoff) es un masajista extranjero que llega desde el Este, de una ciudad cerca de Chernóbil y tiene cualidades relacionadas a lo místico transmitidas por su madre en el pasado. Trabaja en un barrio donde sus residentes son de alto poder económico y con problemas personales ocultos, que Zhenia con su estilo personal, ayudará a resolver. El protagonista se relaciona con las mujeres, en particular con María (Maja Ostaszewska), Ewa (Agata Kulesza) y Wika (Weronika Rosati); y también con los hombres, como el caso del esposo de Wika (Lukas Simlat), llevándolos través de sus sueños a un bosque lleno de niebla, de luz y de oscuridad con su particular tratamiento. Resulta atractiva la atmósfera que se construye a lo largo del relato, con espacios rígidos que forman figuras geométricas equilibradas y movimientos de cámara lentos con colores que enfatizan la monotonía del ambiente. En ese espacio rutinario y gris surge el tono de fantasía con la mirada disruptiva de Zhenia, como si su mundo interior -y la relación con el recuerdo de su madre- coparan la imagen de la película. Nunca volverá a nevar (Sniegu Juz Nigdy Nie Bedzie, 2020) presenta también una parábola social. La ayuda para los individuos de alto poder económico viene de un extranjero de una posición social menor, siendo él quien trae el conocimiento. En ese punto es también una película sobre la migración y las relaciones sociales con estos individuos. Vínculos de soledad y silencio a través de los cuerpos. Otro elemento importante es la relación que tiene Zhenia con la naturaleza. Los problemas del ser humano con el medio ambiente surgen a través de ese vínculo expresado cuando el protagonista camina entre las casas del barrio privado como si caminara en el bosque de sus sueños, y tiene una interacción con los postes de luz, dando a entender su conexión con lo sobrenatural. El misterio acerca de la identidad del personaje cierra el círculo de una película que deambula entre lo real y la fantasía, en un límite atractivo y emotivo.
Un documental sobre el paso del tiempo de Laura Linares Retrato de Elida Baldomir, quien fuera prisionera política y guerrillera tupamara, desde la memoria y el paso de los años. Elida Baldomir, tiene 76 años, ha sido prisionera política y guerrillera tupamara. Vive en el Palacio Salvo, en Montevideo, Uruguay, en un departamento y en compañía de su gata Mía. Tiene una hija que no vive con ella y que ve de manera esporádica. Además de la persona encargada de la limpieza, no tiene más visitas y vive encerrada, mirando televisión, durmiendo y comiendo y observa el exterior desde su ventana. Toma una gran cantidad de medicamentos y camina con la ayuda de una silla ortopédica. Sin embargo, se enfrenta al problema de tener que ir a un geriátrico, algo que no desea. Deberá decidir qué hacer y pensar que será de su vida. Durante ese tiempo irá contando lo que fue estar prisionera y los eventos que le sucedieron. Finalmente, se encuentra con otros prisioneros políticos que tienen una vida similar a la de ella. Es interesante que la película se construye desde el espacio, en este caso desde el departamento de Elida, que junto con los objetos que la rodean, muestra la vida que lleva a partir de las actividades cotidianas que realiza. Un énfasis sobre el detalle con planos muy cercanos y contemplativos. Y de ese modo, se forma la relación del espacio de encierro en el que está y lo que fue su vida en la prisión. La relación visual entre dos lugares diferentes, pero que tienen a su protagonista en una situación similar. La oscuridad está muy presente y la mirada distante del mundo exterior desde su ventana. Desde un registro íntimo, la cámara irrumpe en el mundo privado de Elida, y hace de ella la protagonista con su voz y su cuerpo. La compañía del gato se vuelve una presencia peculiar, se convierte también en protagonista. Marca la soledad de Elida, pero también es parte de la estética visual del relato. En ese punto también se forma una relación entre el paso del tiempo y lo material. Y hacen que el relato no solo sea sobre Elida, sino también sobre un grupo de personas. Las paredes de los lugares abandonados y de la prisión, muestran el paso de los años y lo que sucedió ahí, y así enfatiza en los objetos de Elida. Pero también de los demás ancianos que fueron presos políticos y que muchos viven solos o en geriátricos, rodeados por sus propios objetos que llevan consigo. El cuerpo es también un elemento importante. La relación de lo que fue la tortura en el pasado con un cuerpo ya anciano y que habla de la vejez a la que se enfrentan todos ellos, muestra que los años quedan marcados en el rostro y en los movimientos. El tema de la vejez es un elemento que subyace a la historia principal. La soledad y el miedo, la mirada de una etapa de la vida y el terror que eso produce, surge como un ambiente inevitable. Marquetalia (2022) llega a capturar de la memoria con un personaje de marcada emoción, con una cámara que indaga en su mundo privado para dar cuenta de sus anécdotas de supervivencia.
Documental sobre la ceguera de Graciela de Luca Un relato sobre la superación de las dificultades y la integración y al mismo tiempo, la historia de una familia y de un hogar desde el retrato de una pareja de ciegos. Daniel de Santiago sufre de retinosis pigmentaria desde que era niño, por lo que ha ido perdiendo la visión hasta quedar ciego. Vive en Buenos Aires junto a Natalia Luján con quien tiene un hijo, Tomás. Ella sufre de retinopatía del prematuro desde la infancia y también ha ido perdiendo la visión. Daniel y Natalia han logrado tener una vida familiar, caminan por la ciudad con un bastón, y se dedican al deporte. Natalia juega goalball, que es un juego diseñado para ciegos y que a ella la ha llevado a ser parte de la selección nacional. Daniel juega al fútbol para ciegos en el club Huracán, aunque tiene un problema de salud que lo ha tenido alejado de las canchas: espera un trasplante de riñón y se encuentra en lista espera. Debido a ello debe realizarse diálisis pero, a pesar de eso, jugará un partido más con sus compañeros. Es interesante la emotividad y proximidad que se produce con el personaje de Daniel. Si bien él y Natalia, son los protagonistas. Daniel se encarga de adentrarnos en su familia y en sus estilos de vida. De igual manera, el documental es un relato informativo sobre la manera en que personas como Daniel y Natalia se integran en la sociedad. El uso de la tecnología del celular y la computadora, que está diseñada para quienes no pueden ver las pantallas. El deporte también está pensado para que puedan desarrollar sus habilidades. Así mismo ellos se encargan de contar la mirada de la sociedad que ha ido cambiando frente a los ciegos, y la forma en cómo han salido adelante desde que se conocieron y tienen una vida independiente. Es atractiva la mirada de la película, siendo directa y concreta a partir de primeros planos y una cámara testigo que sigue de cerca a los protagonistas, generando que ellos, al igual que los demás personajes de su condición, se muestren de manera natural y de marcada emoción. También Los que no quieren ver (2021) hace un trabajo sobre el recuerdo, los padres de Daniel aparecen en material de archivo y a partir de ahí nos adentramos en la relación con sus padres y con sus hijos, en este caso la relación de Daniel con su hijo, Tomás. En este punto el fútbol se convierte en un elemento importante para mostrar los sueños y las motivaciones de Daniel, la figura del estadio de fútbol del club Huracán se muestra hacia el final, desde un estilo onírico y que está para completar su historia. Finalmente, lo emotivo termina por ser lo principal, y surge al mostrar el destino de la pareja, dejando en claro que los ciegos tienen sus propios estilos de vida (con elementos positivos, como es el caso del desarrollo de los sentidos) y que también tienen dificultades, aspiraciones y sueños, como cualquier otra persona presente en la sociedad.
El aprendizaje culinario de Barbara Topsøe-Rothenborg La realizadora Barbara Topsøe-Rothenborg dirige esta película danesa sobre la amistad, el paso del tiempo, la familia y las nuevas oportunidades. Desde la mirada de tres amigas nos adentramos en una situación particular que les producirá un cambio en sus vidas, en esta historia atractiva que tiene a la cocina como un elemento importante y con el ritmo propio de un espacio gastronómico. Marie (Kristen Olesen), Vanja (Kristen Lehfeldt) y Berling (Stina Ekblad) son tres amigas unidas desde muy jóvenes. Muchos años después siguen juntas pero no han conseguido reunirse. Cada una tiene un drama familiar, asociado a sus vidas matrimoniales y a las relaciones con sus hijos. Sin embargo, Marie debido a la infidelidad de su marido Henrik (Peter Hesse Overgaard), entra en una crisis personal y vuelve a reunirse con Vanja y Berling. Deciden entonces irse de viaje a un club de comida en Apulia, Italia. Ahí tendrán la oportunidad de replantearse sus vidas y a la vez, enfrentarse a los cambios de la edad adulta. En aquel lugar conocerán a Alessandro (Michele Venitucci) quien las orienta en el tema gastronómico y las impulsa a continuar, al igual que los demás personajes que conocerán mientras aprenden a cocinar. Si bien tiene un inicio dedicado al conflicto y al comienzo de la aventura a partir del viaje a Italia, resulta interesante la manera en cómo la película se va convirtiendo en un relato atractivo al aumentar el drama y a la vez las escenas de comedia. Una receta perfecta (The Food Club/Madklubben, 2020) hace que sus protagonistas vayan pasando por distintos matices. De esta forma el lugar donde aprenden de cocina se convierte en un lugar de descubrimiento y aprendizaje personal. Las imágenes turísticas y culinarias comienzan a ser parte del drama junto a las relaciones con las demás personas y parejas que comparten la estancia en el club de comida. La interacción entre los personajes organiza el tono emotivo de cada situación. El relato plantea metáforas sobre todo, con el paso del tiempo. La edad mayor, que está presentada como el inicio de una nueva etapa, se relaciona con elementos naturales, en especial con el clima. El sol y la lluvia sirven también para enfatizar lo que está sucediendo. De igual manera, el lugar donde aprenden a cocinar tiene problemas de cortes de luz, haciendo de la oscuridad y de la luminosidad, elementos de descubrimiento y cambio. Las conversaciones que ocurren durante la ausencia de la luz trae revelaciones sobre el pasado de las tres protagonistas. Lo mismo ocurre con lo gastronómico, se convierte en motivo de unión, amistad y superación. Las actuaciones de las tres protagonistas marcan el ritmo y la emotividad que la historia necesita, en este relato sobre el avance de la edad y los cambios que eso conlleva.
La película sigue el trabajo del dramaturgo Emilio García Wehbi (creador de El Periférico de Objetos) y es la puesta en escena de una obra de teatro. Pero a la vez es la preparación de varias instalaciones de arte y, al decir esto, uno se encuentra frente a muchas obras, a muchas preparaciones como un juego de cajas rusas donde todo se divide y se multiplica de manera creciente y circular. Una libertad que nos hace recordar a los postulados del dadaísmo y hasta el cine más vanguardista de Jean-Luc Godard, donde lo importante es la imagen sonora y visual por un lado y el texto escrito por otro. Como si vinieran de manera anacrónica en un juego de opuestos. Los intertítulos acompañan a la imagen, crean un orden pero tienen su propia identidad. Y entonces el orden preconocido se rompe, se crea una estructura “desordenada” que se entrega al desgaste de la repetición. El cuerpo descubierto con toda su noción sexual explícita y encubierta, siempre en vista de ser su propia sinfonía. Incluso sin ver los cuerpos, los sentimos con un intenso uso del fuera de campo para mostrar que todo se expande siendo el gesto mucho más grande. Desde luego también está el gesto político y aquí su toque surrealista. Pone el cuerpo como su propia ideología, como el único capaz de gestar su propia revolución al mismo tiempo que va multiplicándose. Al final todos los cuerpos juntos son los elementos para construir una imagen potente y directa. Si bien estamos ante un material documental con su cámara inestable y que se pasea entre los actores, hay una línea fuerte de ficción, en la manera en como están las imágenes unidas entre sí. El corte abrupto, los ruidos, las formas en que compone sus cuadros, la alusión al cine mudo y por sobre todo los bloques oníricos como pequeños relatos oscuros, sirven de separadores y de igual forma funcionan como un postulado estético de suspenso y tensión que se respira en toda la película. Un film que está para experimentarse, que responde a nuestros sentidos y no a ser una obra previsible sino entregada a una batalla por su propia obsesión.
El mundo imaginario de Shirley Jackson con Elisabeth Moss Se trata de un thriller psicológico sobre la figura de la escritora Shirley Jackson que indaga en las relaciones de pareja, la fantasía, la imaginación y, sobre todo, la maternidad en un contexto específico. Rose (Odessa Young) y Fred Nemser (Logan Lerman) son una joven pareja que se acaban de casar y llegan a la casa de la escritora Shirley Jackson (Elisabeth Moss) donde se van a hospedar. Al mismo tiempo, Fred (Logan Lerman) trabaja con Stanley Hyman (Michael Stuhlbarg), el esposo de Shirley, en el campus de la Universidad Bennington College, ya que se está preparando para ser profesor, y en ese camino, Rose, aún estudiante, lo acompaña. Ambos tienen una relación muy unida entre ellos pero al llegar a la casa, la relación de la joven pareja se desestabilizará. Shirley es un personaje particular, reconocida por sus relatos que, sin embargo, tiene dificultades para relacionarse socialmente y para estar en el mundo exterior. De igual manera tiene una relación de gran tensión con Stanley, quien se convierte en un personaje misterioso y solitario. Ella ha decidido escribir una novela y en ese camino tendrá una relación cercana con Rose, ya que ella y Fred serán un elemento importante de inspiración. Desde el inicio Shirley (2020) plantea la idea de lo sensorial como elemento desestabilizador. Todo se une en la particular relación que se va a desarrollar entre Shirley y Rose. Cada una desde su mirada del mundo, terminarán por influir en la otra. La película lo plantea por lo planos detalles, por el sonido que desestabiliza la armonía, mostrando la idea de lo oscuro y ‘de cuento de terror’ que subyace en todo lo que va a suceder. Así la película dirigida por Josephine Decker se muestra como un thriller psicológico, al utilizar una cámara en mano que sigue a los personajes desde la mirada obsesiva sobre los rostros, centrándose en los ojos y en todo aquello que permita acercarse a lo que se vuelve difícil de dilucidar. La casa de grandes dimensiones se convierte en un personaje más. Las habitaciones de las dos parejas y el living son espacios que marcan aquello que el espectador irá descifrando y que tiene que ver con la conexión entre las dos parejas. De igual manera el escritorio de Shirley y su máquina de escribir. Espacios que traen las peleas y las conversaciones, y despiertan la violencia entre cada personaje. Los sueños y las visiones de Shirley sobre la novela que está escribiendo marcan el aspecto de oscuridad, ya que las pesadillas de la protagonista de su novela se entremezclan con el mundo real, con un estilo onírico que se presenta en toda la historia. Finalmente, es un relato sobre la figura femenina y la literatura en un contexto histórico, que sirve al mismo tiempo para hablar de las relaciones entre mujeres, de la maternidad y de la oscuridad de la creación.
Las integraciones culturales por Mika Kaurismäki El director finlandés, hermano de Aki, realiza un relato emotivo sobre la amistad, el amor y la construcción de una familia. Cheng (Chu Pak Hong) y su hijo Niu Niu (Luca Suan), llegan desde Shanghái a una zona rural de Finlandia, buscando a una persona. Se detienen en un parador donde los recibe Sirkka (Anna-Maija Tuokko). Sin embargo, ella no logra entender el nombre de la persona que están buscando y tampoco los lugareños. Mientras intenta encontrar alguna pista, Sirkka les ofrece quedarse en una habitación de una casa. Cheng muestra que es chef profesional y ante la llegada de turistas chinos, se vuelve una novedad para el lugar. El negocio crece y se desarrolla una relación entre ellos, y también con Niu Niu, que tiene una relación particular con su padre. De esa forma, también se va develando aspectos del pasado de Cheng en una historia que involucraba a la persona que está buscando. Al mismo tiempo, surgen los problemas por ser extranjero y no tener papeles. La gente del lugar, guiados por Romppainen (Kari Väänänen ) y Vilppula (Vesa-Mati Loiri) descubren lo importante de la comida oriental y sus efectos curativos, y deciden buscar una solución para que Cheng pueda quedarse. La solución también estará en el vínculo que desarrolla con Sirkka con quién comienza a armar una nueva familia. Es interesante cómo la película lentamente lleva hacía la historia central. Lo que parece un relato de la búsqueda de una persona, se convierte en la historia de un personaje que debe adaptarse a un nuevo lugar y finalmente, quedarse ahí. Al inicio las pistas dan a entender que se trata de un drama sobre las dificultades del extranjero que llega a un espacio nuevo y, sin embargo, se da un giro hacia un relato positivo y de integración. Y la cocina se convierte en un elemento importante. Con la actividad que le da una verdadera profesión a Cheng, le da un ritmo atractivo y sugerente a la quietud inicial del film y a los interrogantes sobre su protagonista. Las imágenes gastronómicas son un elemento que une y al mismo tiempo, que está para mostrar el aspecto de la cultura oriental y el trasfondo profundo que lleva consigo. De igual manera, la presencia del espacio y la naturaleza potencia la atmósfera de Un amor cerca del paraíso (Mestari Cheng, 2019). El bosque con sus renos le otorga un matiz onírico, así mismo todo el paisaje de Laponia finlandesa se muestra como una expresión de la vida de sus personajes y sus estilos de vidas. El lenguaje también se vuelve importante. Esto a partir de los personajes secundarios, que dentro de sus aspectos particulares se convierten en elementos de ayuda para Cheng, lo que al inicio podía ser un drama sobre la diferencia del extranjero, los personajes secundarios son los que, desde el humor y sus vidas costumbristas, simbolizan la amistad. Finalmente, es una historia de amor, la posibilidad de la unión entre dos personajes que desde el inicio se muestran dispares, y justamente esas diferencias los van aproximando hasta generar un vínculo. Además, la metáfora de una familia que se reconstruye, a partir de personajes que han tenido sus historias dramáticas en el pasado y se encuentran sin saber que sus vidas podían transformarse.
El documental de Fermín Rivera sobre Rodolfo Walsh Desde un estilo que mezcla material de archivo y recreación de ficción, se consigue hacer un retrato con sus diferentes matices sobre la vida y obra de Rodolfo Walsh. R.J.W. (2021) es un relato dramático que muestra desde la vida de Walsh un tema mucho más amplio, para convertirse en un film sobre la escritura, la memoria y la historia de Argentina en un periodo histórico determinado. Rodolfo Jorge Walsh nació en Lamarque y pasó su infancia en Rio Negro, fue a un internado irlandés, intentó ingresar al Liceo Naval, se casó con Elina Tejerina y estuvo dedicado a la traducción, así como a la escritura, sea esta literaria o periodística. Admiró a Jorge Luis Borges y así su escritura tuvo un estilo particular, como también está presente en sus textos Roberto Arlt. Tuvo una obra de ficción y también una periodística, además de su actividad militante, escribió cuentos y obras de ficción, relatos policiales y desarrolló la crónica periodística, siendo su obra más importante Operación Masacre (1957). Es interesante que el documental plantee una voz en off que represente a Rodolfo Walsh y sus escritos. La forma de asociarla con el material de archivo y las recreaciones, deja que la representación misma hable sobre la vida del personaje. De esta manera se enriquece el uso simbólico de la ficción para conseguir lo documental. Incluso cuando se les da a las recreaciones de ficción el aspecto de material de archivo. La película también recrea, sobre todo, la vida de un escritor. Si bien tuvo participación política en su vida, se trata de retratar la vida de un personaje que estuvo abocado a la escritura, lo que fue su trabajo literario en sí y con ello también mostrar que su obra y vida terminaron al mismo tiempo cuando fue detenido y desaparecido por la última dictadura militar. Los entrevistados (Patricia Walsh, Juan José Delaney, Silvia Adoue, Roberto Baschetti, Juan Forn y Jorge Lafforgue) le dan un ritmo y matiz distinto -y necesario- al relato, sobre todo para profundizar sobre la obra y el camino que tuvo para dedicarse a la escritura. La mezcla de voces le da una progresión dramática al film de Fermín Rivera (Huellas y memoria de Jorge Prelorán) que agiliza el paso de un tema a otro, generando así un estudio sobre su manera de escribir y los distintos aspectos de su vida. Finalmente, es atractivo el uso de figuras simbólicas. El inicio con los muñecos y el avión de juguete que también aparece al final para concluir el relato, potencia la misma idea de las recreaciones. Todo se enfoca en seguir desde las imágenes la forma de la escritura de Rodolfo Walsh, quien trataba de decir más con poco y siempre revelar una verdad oculta en los textos que escribía. La película se convierte en un retrato emotivo sobre la literatura de un escritor. Y también señalar el material de archivo histórico, que es de gran impacto, y deja en claro que se trata de un relato sobre la memoria y sobre la historia de aquellos años oscuros de Argentina.
Un film sobre la migración y la búsqueda de superación de Evgeny Ruman Una película atractiva que utiliza la voz como elemento principal para generar el drama y la emotividad desde una historia sencilla. A finales de los años 80 y después de la caída del Muro de Berlín, la Unión Soviética permitió que muchos judíos soviéticos emigren a Israel. Es 1990 y Víctor (Vladimir Friedman) y Raya (María Belkin) Frenkel, dos voces doradas del doblaje en ruso emprenden ese viaje. Al llegar se encuentran que tienen que adaptarse al nuevo lugar. El doblaje en ruso no es necesario y entonces tendrán que buscar otros trabajos. Además, tienen que aprender hebreo, pero se les hace difícil el idioma y requieren de un traductor. En ese contexto, Raya (María Belkin) encuentra un trabajo en una línea erótica. A pesar de su edad, se presenta y el requisito es que hable ruso, con lo cual demuestra aprender mucho y ser versátil para hacer la voz de mujeres de distintas edades. Sin decirle nada a Víctor (Vladimir Friedman), comienza a ganar dinero y a disfrutar de su trabajo. Por otro lado, Víctor (Vladimir Friedman) intenta ser actor y volver al radioteatro, pero sólo consigue trabajos más burocráticos hasta que encuentra un videoclub para público ruso que, de manera rudimentaria, hace doblaje de las películas. Sin embargo, nada saldrá como esperan, ambos se involucran demasiado en sus trabajos y eso les producirá una crisis en su vida de pareja. Resulta interesante el estilo que construye Voces doradas (Golden Voices, 2021) a partir de un relato que busca generar proximidad con los personajes. Desde una estética muy marcada y elaborada, entre el uso de la imagen, el sonido y la música, con planos bien cuidados y compuestos, logra generar un relato íntimo con momentos de humor negro. Es atractivo centrarse sobre las dos personalidades de sus protagonistas y entrelazar sus dos formas de ser con relación al paso del tiempo y a lo que significa el amor para cada uno. Por un lado, Raya (María Belkin) y la búsqueda de la aventura, al cambiar su estilo de vida en lo personal. Por contraste, la obsesión por la perfección y el regreso a la vida antes de Víctor (Vladimir Friedman). Todo se enfoca también hacia una historia de amor en personas de mayor edad. Sin duda la voz es el personaje principal y que funciona de hilo conector para producir el drama y la emoción. Además se vuelve más llamativo que sea utilizada en una época como los años 90, cuando era el tiempo de los VHS y los teléfonos aún no eran digitales ni se solía tener celulares. Así mismo el lenguaje hablado, y la dificultad del idioma para comunicarse, sirven para adentrarse en el tema de la migración. En ese punto la emotividad que llega de una mirada al pasado y que a la vez tiene mucha actualidad, se centra en un momento histórico donde la proximidad de la destrucción está latente, el ataque químico a Israel está próximo, y la tensión política se percibe en el ambiente donde habitan. Del mismo modo, está el cine como un elemento presente. Y en ese punto el espacio de la sala de cine se vuelve importante. Es el lugar de los recuerdos, un espacio de refugio. No obstante, el cine como elemento artístico está a lo largo de la película, y presentado en la figura de Federico Fellini con quien tienen una foto en su juventud, en un momento que marcó la carrera de ellos dos. La foto la llevan siempre con ellos. Al mismo tiempo “La voz de la luna” (1990), la última película de Federico Fellini está al final y de manera simbólica para mostrar el inicio de la nueva vida que van a comenzar. Voces doradas es una película de personajes atractivos, que trae recuerdos de películas de Aki Kaurismaki en el uso de historias de pareja de mayor edad que deben lidiar con sus mundos cotidianos, pero dentro de un contexto histórico mucho más grande e importante. Muchas veces, como en este caso, relacionado a la migración y cuestiones políticas según el lugar en el que se encuentren.